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Dragonia por kaleido_dance

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Notas del capitulo:

Me resulta muy facil escribir este fic realmente, tiene una trama interesante pero sobre todo me dejo llevar por las posibilidades de los personajes, allen me gusta bastante si xd

Aon y Allen

 


Aon volvió pocas horas despues de marcharse aquella mañana, en la cama de la sala de inciación estaban Kyon y Allen, todo estaba en penumbra pero pudo distinguirles abrazados entre las sábanas, la voz del joven amante se oía murmurar suavemente.

-¿Como te encuentras? - Preguntó el heredero al acercarse a la cama para besar a ambos.

Kyon alzó la vista y se sonrojó al encontrar su mirada, Allen le explicó que el pequeño no se encontraba muy bien.

-Le estaba contando la historia de como me convertí en tu amante...ya casi llego a la parte de cuando nos conocimos.-

El mayor se sentó tambien a su lado, y envolviendo la cintura de su compañero le besó los labios con fervor.

-Sabes que esa es la parte que mas me pone...-

-Continuaré, pues...- Le dijo al niño con una sonrisa un tanto tímida.


Cuando la preparación sexual esta lo bastante avanzada, ya queda muy poco que aprender que no nos enseñen los Amos mas tarde, cuando dominas lo basico en preliminares entonces es el momento de entender la complejidad de un acto sexual y las consecuencias del mismo.
El resto de enseñanzas no eran tan relevantes, y en verdad eran bastante sencillas para jovenes talentosos y atractivos como nosotros, la dansa y las artes del cuerpo se me daban especialmente bien, mi figura cada día era mas esbelta y bien formada, rápidamente me volví el mas alto de la promoción, y mi aspecto delicado se mantenía con una frescura impecable, todos tenían altas expectativas puestas en mí.
Pero lo más dificil de las asiganturas sexuales era deshinibirse, cada uno de los aspectos de tu comportamiento intimo era evaluado duramente, delante de otros, a veces desconocidos. Tan era el mejor de todos, su erotismo nos superaba a todos de lejos, y cuando dormíamos juntos muchas veces practicabamos preliminares, él intentaba que yo me soltara, que disfrutara por encima de todo sin importarme quien estuviera mirándome, lo haciamos delante de varios espejos y siempre me obligaba a mirarme a mí mismo, para controlar los movimientos que hacia y las caras que ponía.
Era muy sensual estar allí desnudos, nos frotabamos simulando el coito y nos dabamos sexo oral mutuamente, el me metía los dedos y yo a él, nos besabamos y acariciábamos durante horas. A veces llamábamos a algun sirviente para que nos trajera comida, agua o cualquier tontería, él entraba en la habitación mientras fingíamos estar haciendo el amor, le dejabamos mirar sin detenernos ni un instante. Así poco a poco fuí soltandome, y al final era uno de los mejores de la clase del maestro, él nos hacía demostraciones con sus aprendices, pero a pesar de estar ya acostumbrados a tanto erotismo, un acontecimiento nos hizo sentirnos como el primer día de clase, armamos un gran revuelo en las habitaciones, todos estaban nerviosos y ajetreados preparandose para la noche de presentación en la fiesta estival de la torre del heredero menor.
Normalmente los herederos menores no tienen amantes propios hasta que alcanzan la independencia, entonces se celebra una reunion donde los amantes libres mas codiciados y los aprendices de amante agasajan al joven heredero para conseguir su favor, este heredero ya puede perder la virginidad con alguien inferior, pero no lo hará con cualquiera sino que esa noche escogerá al mejor postor, y decidirá quien se convertirá en su amante primerizo, el primero y mas importante. Normalmente les cuesta decidirse en la primera noche, por lo que va escogiendo varios para entretenerse en las noches siguientes, y luego de varias semanas se declara quienes formaran parte de su haren privado, y esos hombres Iran a vivir con él en su torre real. Solo puede escoger cinco amantes en su harén, pero si está interesado en más puede dejarlos como amantes de la corte, o si los desea solo para él los nombrará sirvientes especiales, y vivirían tambien en la torre. Este tipo de fiestas de agasajo de los herederos eran muy comunes, y representaban una gran oportunidad de darse a conocer para los aspirantes, pero la estival era la más esperada, duraba varios dias y se habían oído historias de orgías interminables y legendarias. Aquella sería incluso más especial por ser la primera del joven Aon, estaría el solo, rodeado de los mejores amantes del palacio, y de los futuros mejores tambien.

-¿Has visto al amo Aon alguna vez Allen?- Me preguntó pocos días antes de la fiesta, mientras reposabamos en un baño de leche y rosas.

-No lo Se....la verdad es que a mi todos me parecen iguales...-reflexioné.-Supongo que si los viera a todos juntos podría decir quien es quien, pero asi por separado jamas les distingo, pero no me importa demasiado, cuando pasan cerca me inclino tanto en la reverencia que nunca puedo ver su cara del todo....dicen que son guapos pero ni idea...-

-¿Y que harás cuando estemos allí y él te hable o algo...? ¿harías el amor con él esa noche?- Me preguntó intrigado, pero parecía como si él mismo tambien se preguntara que haría en ese momento.

-No lo habia pensado aun...talvez porque asumo que ni se fijará en nosotros, y tampoco sabría si entregarme tan ligeramente, supongo que si el intentara seducirme le pediría que respetara mi castidad.-

Tan se me acercó en la bañera, me abrazó con cuidado, intentando no arruinar nuestras mascarillas faciales besó mis labios dulcemente, sus ojos parecían tristes.

-Allen, me gustas, se que no podemos estar juntos al ser rivales, pero me gustas tanto que desearia ser yo tu primer amor...estar en la escuela contigo cada día me hace muy feliz....- su voz se quebró en un sollozo y me estrechó con mas fuerza, intentando no llorar, pero sus palabras me conmovieron mucho.

-Tambien tu me gustas, Tan...aunque alguno de los dos sea escogido, tendríamos un poco de libertad tambien para tener alguna aventura fuera ¿no? Serás mi amor secreto por siempre....o puede que nos escoja a ambos...o puede que a ninguno...- Sin importarme la mascarilla besé sus labios temblorosos con fervor, su cuerpo suave cada vez incitaba más mis deseos de hacerle el amor. -Haré lo que sea para estar cerca de tí...-

Incluso hoy sigo queriendo a Tan como alguien aún más cercano que un amigo, aunque lo nuestro nunca sería posible.


El esperado día llegó. La fiesta tendría lugar durante el solsisticio de verano, y se alargaria los dias y noches que el principe deseara. Para tal acontecimiento se nos vistió y preparó a los 6 aspirantes a amantes de la forma más exquisita posible, con trajes oficiales y los más finos cosméticos para impresionar al amo. Los amantes más maduros tenían cada uno ya un estilo propio, sus propios trajes y una discreción elegantísima, pero nosotros debíamos ir allí para ser admirados sin apenas tocarnos, llevabamos casi la misma indumentaria todos, ibamos vestidos de rojo oscuro y nuestro maquillaje era dorado, segun la tradición, los amantes virgénes deben evocar la sangre. Todos los amantes mayores eran tan hermosos y sensuales que al verlos nos quedamos profundamente impresionados. Entramos por la puerta principal de la torre del heredero Aon, atravesamos un vestibulo ostentosamente decorado, y luego de pasar a una habitacion de cristal, accedimos al jardín privado del joven amo. Fuimos anunciados por nuestro maestro tutor de la escuela, y entramos silenciosamente en formación, mientras sentíamos como eramos observados minuciosamente.
El jardin era muy amplio y estaba suavemente iluminado por farolillos de tenues colores, se oían acordes de arpa muy sutiles como si en verdad no estuviera tocando nadie sino que esos acordes salieran solos de las cuerdas de tanto en tanto, como si se cayeran. En el centro habia un precioso estanque delimitado con piedras y flores y exoticas plantas acuaticas, había numerosos árboles pequeños esparcidos por el jardín, algunos estaban en flor y otros dejaban colgar sus ramas llenas de hojas dansantes en la brisa, todo resultaba demasiado romantico para ser real. Al fondo se erguía un altar finamente decorado y envuelto en flores y sedas, parecía un pequeño templo en medio del jardin, donde estaban reunidos algunos hombres jóvenes y en el centro nos esperaba el heredero. Al pasar debíamos saludar con una inclinacion y tímidas sonrisas a los amantes que estaban por el jardín y nos miraban con curiosidad. El altar estaba completamente cubierto de cojines y mantas, me recordó a la habitación donde hacíamos clase con el maestro de artes sexuales.

El maestro se retiró para dejarnos en manos de Aon, él se encontraba en el centro del altar, rodeado de cinco apuestos hombres jovenes y hermosos que le agasajaban, al acercarnos se puso de pie y le observé detenidamente, era la primera vez que podia mirarle a la cara. Su rostro era uno de los más atractivos que había visto nunca, perfecto en cada línia, serio y maduro, pero relajado en aquel entorno nos sonrió amablemente. Sus cabellos eran casi tan largos como mi pelo, pero el era totalmente moreno, sus ojos eran igualmente de un negro tan profundo como la noche mas oscura, y resaltaban como joyas sobre una piel tan blanca como suave y tersa. Sus labios rosados nos hablaron, me fijé en sus blancos dientes.

-Bienvenidos- inclinó ligeramente su cabeza sin dejar de mirarnos complacido. Sentí como sus ojos me penetraban y me ruboricé como nunca lo había hecho hasta ese momento. Nos inclinamos en la reverencia más profunda que nos habían enseñado, arrodillandonos hasta tocar nuestro menton con la rodilla, con la vista clavada en el suelo y una mano cruzando nuestro pecho, todos a la vez.

Extendiendo su mano nos invitó a pasar al altar, entramos con sigilo intentando no llamar demasiado la atencion ni ofender a nadie y nos sentamos entre los cojines mezclandonos con los demás amantes. Tan y yo fuimos al fondo de todo, me senté junto a un hombre que de cerca me pareció mucho más mayor que cualquiera de los que estaban en aquel jardín, era alguien a quien no me esperaría, pero su rostro era tan altivo y cordial como apuesto. su piel ligeramente morena y sus ojos azules hipnotizaban como lo haría una flor exótica, su cabello completamente blanco me recordó a mi maestro y sentí un deseo impetuoso por aquel hombre tan interesante, esperaba ser capaz de robarle un beso aunque fuera.
Pero para mi sorpresa, quien le robó un beso fue Aon, se había acercado por detras de nosotros y se sentó junto a él, se le acercó de una forma intima y dulce, le besó con cariño en los labios, y luego me miró directamente. Sentí como me ardía la cara y por un instante desee que los cojines me tragaran.

-¿Como te llamas?- Me preguntó Aon directamente, abrazandose al hombre maduro, se podía apreciar entre ellos una diferencia de edad considerable, y aun más respecto a mí. Tardé mucho en contestar, me sentí idiota y torpe en todos los sentidos posibles.

-A...me llamo Allen...- Me sonrojé tanto que ellos se rieron un poco, y tan se me acercó para ver que ocurría. También empezaron a hablar con él. A nuestro alrededor, el resto de amantes estaban tambien muy relajados y hablando entre ellos y con los aprendices. Había cinco jovenes de lo más hermosos allí reunidos, algunos no eran tan jovenes y parecian de la edad de Aon o un poco mayores, pero la mayoria eran recién graduados, todos parecían familiarizados en el ambiente y desprendían un encanto abrumador. En especial destacaban dos jovenes que se notaba que era gemelos, estaban juntos y parecía imposible diferenciarlos, su piel era la más morena que hubiera visto nunca, ambos parecían estar cubiertos por una fina capa de oro que resultaba hipnótica, resaltaban enormemente entre los demas de piel blanca, y sus ojos eran de color miel. Tenían el cabello dorado y no demasiado largo pero liso y brillante, les cubría parte del rostro y les daba un aire misterioso que rompían con sus traviesas miradas. Parecían muy entretenidos tonteando con un par de aprendices y otros amantes mas mayores que les miraban embobados. A su alrededor nadie más parecía estar pendiente de Aon, y Tan y yo estabamos acaparando toda su atención. No sabía si considerarme afortunado o simplemente más espabilado que el resto.

-Solo os quedareis esta noche ¿verdad?- Preguntó Aon muy interesado en mi cabello, mientras jugaba con un mechón que pendía sobre mi mejilla derecha. Miré a Tan, como si necesitara ayuda para recordar lo que nos habían dicho antes de ir allí, sabía muy bien porque lo preguntaba, la primera noche era más tanquila y formal, pero las siguientes se convertirían en orgías reales. Por la forma en que nos miraban los dos, seguramente estarían pensando en lo delicioso que debía ser desvirgarnos aquella misma noche, especialmente a Tan, por un momento imaginé su tierno rostro lloroso y gimiendo agonizante entre los brazos de Aon. Me excité solo de imaginar lo increíble que serían las siguientes noches en aquel jardín, pero sabía que no tendría oportunidad de verlo siquiera.

-Nos quedaremos hasta mañana, si así lo deseais...aunque tambíen nos dijeron que eramos libres de irnos cuando creyeramos conveniente...- Compartí con Tan miradas complices para fingir desinteres.

-¿Porqué ibais a querer dejar la fiesta?- Sugirió el amante mayor- Os trataremos con mucha delicadesa, ¿verdad Aon?- El hombre acarició el pequeño rostro de Tan con una mano, podía coger toda su mandibula y acercandola hacía sí le miró más de cerca, Tan se sonrojó pero sonrió timidamente con sus grandes ojos verdes, creí que el hombre iba a devorarle los labios rosados pero se contuvo.

-Sí, aquí todos somos desconocidos en verdad, primero deberíamos conocernos mejor ¿no, Ethien?-

Tan y yo comenzamos a incomodarnos ligeramente, sabía que nos estabamos metiendo en la boca del lobo.

Ethien soltó el rostro de mi amigo y se abrazó al heredero, sin dejar de mirarnos los dos, parecía que estuvieran cavilando sobre como deberían cocinarnos para mantener todo el sabor.

-Pero esta noche en verdad vosotros sois el entretenimiento principal, por lo que sé deberíais bailar algo para nosotros ¿no?-

El rostro de Aon se iluminó al oir la propuesta de su compañero. Tan y yo nos sonrojamos.

-¡Atencion todos! -Aon alzó su voz dirigiéndose al resto de asistentes a la fiesta.-¡Los aprendices me han confesado que tienen preparado un baile para nosotros! Dejémosles un poco de espacio, porfavor.-

Todos comenzaron a hablar entusiasmados, excepto mis compañeros que nos miraron con cierto odio mientras se levantaban muy sonrojados sin saber muy bien que hacer. Tan y yo fuimos a reunirnos con los demas mientras los amantes se colocaban todos al fondo junto con Aon, expectantes.

-Va, tranquilos, bailemos el cortejo de las libelulas, ese sale siempre bien.- Nos animó Tan. Se acercó al músico que tocaba el arpa dentro del altar y le dijo que melodía tocar, cuando estuvimos colocados, comenzamos a movernos al ritmo de la música. Aquel baile era sencillo y todos lo conocían bien, podíamos hacerlo incluso con las túnicas tan rígidas del protocolo para ceremonias, y con la luz suave de los farolillos conseguimos deslumbrar al público. Sentí la mirada de Aon siguiendo mis movimientos atentamente, le sonreí con picardía tras un giro especialmente atrevido, y le ví murmurar algo en el oído de Ethien, quien tambien me miraba.

Al acabar nos aplaudieron agradablemente y Aon se volvió a levantar para anunciar que nos invitaba a probar la mejor cocina de Dragonia en agradecimiento por el agasajo. Entraron varios sirvientes con fuentes y botellas de cristal de diversos colores. Nos sentamos todos en circulo para degustar los pequeños platos, informales para la occasion pero exquisitos y únicos como no había probado en mi vida. Aon y su compañero volvieron a sentarse junto a nosotros. Nos felicitaron al oído con un escueto beso en la mejilla a ambos. En ese momento si que me sentí superior, Tan y yo estabamos atrayendo toda la atencion del joven heredero, casi sin proponernoslo, pero allí estabamos, a su lado eramos el centro de atencion. Luego del beso, notamos como todos los demás nos miraban, tal vez no nos odiaban por ello pero sí que temieron por nuestra presencia, empezabamos a ser una amenaza real para los amantes.

Antes incluso de comenzar a comer, se sirvieron las bebidas, había diferentes vinos, pero los aprendices no habíamos bebido apenas, y otras botellas de diferentes colores que contenían licor y cosas más fuertes parecía que las estaban guardando para más tarde. Empezamos a beber, y todo el mundo parecía estar ya más animado, si al llegar solo se hablaba en voz baja y discretamente, ahora ya no importaba nada de protocolos ni formalidades y se alzaban gritos y carcajadas por todo el altar.

-Antes habíais dicho que aqui eramos todos desconocidos...pero vosotros os veis demasiado unidos...¡eso es sospechoso!- Indagó Tan, despues de un par de copas entre plato y plato, parecía muy animado.

Aon y Ethien se miraron riendo por la acusacion del pequeño aprendiz.

-Es verdad, ya nos conocemos...supongo que igual que vosotros, Ethien y yo somos amigos de infancia, bueno, yo era joven, él no.- Todos reímos, menos Ethien, quien se hizo el enfadado para pellizcarle una mejilla a Aon como castigo.

-Eres tan atrevido a veces, un día te castigaré de verdad...Pero la verdad es que Aon y yo somos más que amigos, yo cuidé de él toda su vida, y lo seguiré haciendo durante algunos milenios más, ¿verdad, pequeño Aon?- Envolviendolo en un abrazo, le cogió el rostro con fuerza, obligandole a alzar la boca para morderle los labios.

Nunca hubiéramos imaginado ver al joven heredero de aquella forma, siempre nos lo habían pintado como a un hombre inalcanzable, una imagen divina a quien tendríamos el privilegio de adorar y agasajar con nuestro cuerpo, pero viéndole reir y jugar de aquella forma nos pareció mucho más cercano y natural.

-¿Sois amantes acaso?- Me atreví a preguntarles.

-Aún no...primero debo celebrar una ceremonia de enlace, pero eso será cuando haya escogido a los cinco afortunados...-

-Querrás decir cuatro...yo ya soy afortunado ¿verdad mi pequeño Aon?-

-Eso ya lo veremos...quizas esta noche aparece alguien más afortunado, y si sigues llamandome ‘pequeño Aon’ se te acabará la fortuna muy pronto...-

Volvimos a reir, pero parecía que aquel tema debía dejarse para la intimidad.

Aon nos hizo señas para que nos acercaramos a él un poco más, y con cierta cautela nos dijo:

-Despues de comer, la fiesta se pondrá un poco espesa, podríamos irnos a un sitio más tranquilo para conocernos mejor...-

Aquello hizo que mi corazón se desbocara, su mirada parecía confirmar mis más ardientes sospechas, Tan y yo asentimos con sonrisas complices mientras apurabamos el fondo de la copa intentando no llorar o reirnos.

Seguimos comiendo, hablando y riéndonos durante un par de horas muy cortas, alguien se puso a cantar y bailar en medio de la mesa, en un rincon se estaban besando los gemelos rubios y varias personas a su alrededor les animaban mirandoles embobados. La fiesta comenzaba a desmadrarse y Tan y yo estabamos cada vez más nerviosos.
Aon me acarició la espalda y casi me caigo del susto.

-¿estás bien Allen...? pareces un poco agobiado.-

-¡No es nada! supongo que nunca había estado en una fiesta tan animada...tampoco había bebido tanto nunca...-

Aon se rió, a nuestro lado pude ver que Tan y Ethien se estaban besando, me sorprendio tanto que casi vuelvo a caerme. Aon me cogió y se acercó a mi oído.

-Tal vez te sentirías mejor si vamos a un sitio más tranquilo...-


Ya no podría escaquearme de ninguna forma, Tan estaba un poco rojo y su expresion no podía ser más tonta, a nuestro alrededor comenzaban a jugar a cosas indecentes donde la gente se pasaba tragos de alcohol boca a boca, y se acariciaban sobre la ropa con los ojos vendados.

Ethien y Aon nos condujeron a traves del jardín hacia una habitación alejada, allí cerró la puerta tras nosotros y encendió una pequeña lamparilla junto a la cama, una de esas grandes camas adoseladas y envueltas en sedas. Nos sentamos los cuatro comodamente, el amante mayor había traido varias botellas de licor.

-¿Habeis probado licor alguna vez?- Nos susurró con una inquisidora mirada mientras abría dos botellas.

-¡Llevo toda la noche probando cosas nuevas...!- sentenció Tan con su vocecilla infantil, gateando sugerentemente se acercó a Ethien y cerrando los ojos abrió la boca delante de él para que le echara un trago dentro.

Me sonrojé al verlo así, su túnica comenzaba a caersele, el cinturón estaba muy flojo ya y se le abría por debajo y en los hombros, sus piernas asomaban blancas, y tenía el cuello totalmente expuesto. Aon y Ethien parecían maravillados con él y le miraban de arriba abajo sin discreción alguna. Ethien le dio la otra botella a Aon y me hicieron señas para que yo tambien fuera hacia allí para probar.

-Sé que no deberías beber siendo menor, Allen, pero soy el heredero de Dragonia y tendrás mi permiso esta noche. -me susurró cuando me senté delante de él. La habitación estaba muy tranquila, a lo lejos se oía el alboroto de la gente en el altar, pero allí solo estabamos nosotros, sus ojos negros me absorvían como la noche. Tenía las piernas abiertas y estaba apoyado con la espalda en la cabecera de la cama, su túnica tampoco estaba del todo bien ya, y en el centro de su pecho podía entreverse ligeramente su piel blanca. Me acerqué aún más, medio gateando, mirandole de frente, me detuve entre sus piernas, a escasos centímetros de su cuerpo y cogí la botella que tenía en su mano. Acerqué el pico y aspiré el olor del líquido, era fuerte pero dulce, seguramente de frambuesa o algo similar. y mirandole fijamente alcé el brazo y di trago. Era más dulce de lo que imaginaba, y me calentó la garganta al pasar, sentí un ligero mareo al instante, una sensacion que me relajaba de dentro hacia afuera.

A mi lado Tan se había lanzado sobre Ethien nuevamente y le devoraba la boca, podía verlo muy excitado, demasiado, sabía que aquel hombre le estaba volviendo loco, nos recordaba mucho al maestro y Tan sentía debilidad por los hombres adultos y fuertes.

Pero debía concentrarme en Aon, él tambien bebió, y con su mirada supe que me estaba dando permiso para acercarme más, mé incliné sobre él, alzando el trasero me dejé caer sobre su pecho, y con cuidado introduje la mano en la abertura de su traje, acariciando su piel. Él abrazó mi cintura sin dejar de mirarme, sentí su dulce aliento, el corazón estaba a punto de estallarme en el pecho, sentí sus latidos tambien acelerados. No podía creer que el principe me hubiera escogido aquella noche, era el más afortunado de todos, estaba a punto de besarlo, pero pareció impacientarse demasiado y él mismo me cogió por la cabeza y juntó su boca con la mía. Estaba tan caliente y tan dulce, moví mi lengua torpemente pero supe que sería mejor dejar que él me hiciera, acarició mis labios con los suyos y me llenó con su saliva, me soltó para cogerme por los gluteos y subirme sobre su falda.

-¡Amo Aon...!- Me sorprendí de su atervimiento, pero me sentía tan halagado que no podía alejarme de su rostro.

-¿Tienes miedo, Allen?- Acarició mi mejilla, sin dejar de besar mis labios, su respiración se aceleraba, aquello me estaba enloqueciendo, ya no eran practicas con Tan, él me deseaba, yo le deseaba tambien pero tenía miedo si.

-Aon, tal vez simplemente le abrumes con tanta belleza...- Ethien se acercó también a ellos, cogiendo el rostro del heredero lamió sus labios con lujuria delante de mi, Tan se me acercó también y me susurró:

-Relajate Allen, no sucederá nada, Aon te ha escogido....demuestrale quien eres...-

Me abrazó con cuidado y me besó dulcemente, su boca sabía a licor tambien, con cuidado llevó sus manos a mi cinturón de tela y lo deshizo completamente para luego abrir mi túnica delante de los mayores.

Dejé que me besara y me acariciara el pecho con sus manos, sus palabras me habían sorprendido pero tenía razon, intenté relajarme y dejar que Aon disfrutara con mi cuerpo. Me estaban mirando los dos con deseo. Yo me giré hacia Tan y le quité tambien lo que quedaba de su túnica, nos besamos y nos acariciamos delante de ellos, pero podía sentir debajo de mi trasero como la virilidad del heredero se despertaba. Etien a su lado tambíen se había abierto su túnica, debajo no llevaba nada y asomaba un miembro grande y vigoroso, se lo masturbó suavemente mientras nos miraba. Pero Tan al verle no pudo contenerse y me dejó para besarle apasionadamente otra vez.

Me centré en Aon, y al verle tan sugerente me decidí a abrir tambien su túnica, él se dejó hacer. Sentí su piel caliente y sudorosa, su suavísimo pecho, de pectorales duros y hermosos, y sentí como se me llenaba la boca de saliva al ver sus pezones completamente rígidos, esperando a que yo los devorara. Acerqué mi rostro y aspiré el olor de su perfumado cuerpo, era tan increible que me dolía la entrepierna por mi propia ereccion. Chupé sus pectorales con devoción, mirandole a los ojos descaradamente, él me miraba y me acariciaba la cabeza. Volvió a beber de la botella de licor, pero antes de tragar me obligó a alzar la cabeza y con un beso me hizo tragar a mi todo el líquido. Luego yo bebí y le dí a él tambien, nos chorreaba la bebida por el menton y el cuello y me reí como un tonto por sus juegos. El sonrió al verme, nos besabamos vorazmente ya, su olor me embriagaba, su sabor me enloquecía, me bebía su saliva como si fuera más licor, era el heredero de Dragonia pero en aquella cama conmigo no era diferente en nada. Su mirada me decía todo lo que haríamos juntos, sabía que iba a desvirgarme y a pervertir mi cuerpo, pero más aún, sentí que iba a amarme durante el resto de nuestras vidas.

-Amo Aon...me gustas...me gustas demasiado...- susurré en su oído, el me besaba un tanta pasión como no había sentido nunca.

-Allen, tu tambien me gustas, pequeño...y aunque sé que esta noche no podré hacerlo, tarde o temprano serás mio.-

No podía creer que estuviera alli de verdad, los efectos del alcohol y la suave luz de la lampara me mareaban, casi pensé que podría estar soñando, pero los gemidos de Tan me devolvieron a la realidad, ya estaba desnudo y entre los brazos del amante mayor se masturbaban mutuamente. Temí por él, quería advertirle, estaba borracho y demasiado excitado, pero esperaba que pudiera proteger su inocencia a pesar de todo.

Aon se me acercó al oído otra vez.

-Vamos a otra habitación, tengo ganas de descansar un poco.-

No me atreví a contradecirle, pero aquello se nos estaba yendo de las manos, sentí impotencia al alejarme de Tan, sabía que debía protegerle, pero no pude hacer nada por quedarme a su lado.

 

 

Notas finales:

espero que s haya gustado!!! en el siguiente mas Aon y Allen!! lo haran esa noche o no??? jajaja ya lo veremos!


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