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Dragonia por kaleido_dance

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo!!! estoy actualizando bastante pronto esta vez, pero es que llevo cierto adelanto con este fic, me ecantan los enredos entre amantes que hay en esta historia, quisiera explicar los detalles de cada personaje pero tampoco quiero irme por las ramas, ya la parte de Allen se me esta llendo de las manos!! pero es tan sexy, me encanta Allen, y Tan...todos....son tan monos...

 

este capitulo es tan intenso, tiene mucho lemon...es fuerte y dramático, uno de mis favoritos, nada que lo disfruteis!!!

IX

Amante de Dragonia

 

 

 

 

Al despertarme por la mañana en aquella cama tan delicada, me sorprendí al descubrir a mi lado al hermoso heredero de Dragonia.

 

Estaba durmiendo tan plácidamente que no quise ni pensar en despertarlo, apenas una parte de las sabanas le cubrían, sus largas piernas relajadas y su torso musculado eran suavemente acariciados por los rayos de sol que entraban por el tragaluz de la cristalera.

Sus cabellos negros se desparramaban por la almohada y de su boca abierta caía un hilo de babas que le daba un aspecto adorable, nunca habría dicho que aquel joven casi estuvo a punto de someterme la noche anterior.

 

 

Sentía el cuerpo ligero y algo sucio, incluso me dolía el trasero un poco, había recibido algunos golpes y arañazos y Aon me había metido dos dedos con cierta brusquedad. Con sigilo me levanté para ir al lavabo, allí intenté reponerme lavandome la cara a conciencia, y cepillando mi largo cabello hasta que estuvo perfecto, luego me puse una suave túnica blanca para no parecer tan vulgar y volví a la habitación a la espera de que el principe se despertara.

 

Pero al abrir la puerta él ya estaba esperandome, se había incorporado y apoyaba su espalda en el cristal de detras de la cama, tenía un aspecto un tanto desastroso pero atractivo.

 

-Buenos días, Allen.- Me dijo al verme.

 

Con una mano me indicó que fuera a sentarme a su lado. Fuí sin pensarlo, sonrojándome ligeramente por su fija mirada.

 

-¿Por qué te has ido tan cauteloso al lavabo tu solo...? ¿te has estado peinando todo este rato...y porque te has puesto esto...?- parecía divertido por mi aspecto mientras intentaba deshacer todo mi trabajo, con un movimiento rápido me quitó la túnica sin ningún cuidado y me alborotó el cabello que tan bien había peinado.

 

 

Quise quejarme pero él me cogió de la mandibula para robarme un beso. Su comportamiento tan brusco y poco delicado era increíble, me hizo recordar la violencia de aquella noche.



-Ven, te enseñaré a comportarte como un verdadero hombre, vamos a darnos un baño...-

 

Desnudo se levantó con energía y llevandome de la mano nos fuimos otra vez hacia la habitación del día anterior, donde seguramente estarían Ethien y Tan.

 

Me acordé de lo que había pasado allí y mis temores por Tan volvieron a agobiarme. Pero allí parecía estar solamente el amante mayor, tumbado en la cama sin más ropa que la sabana blanca.

 

-Buenos días....¿y el pequeño de ayer?- Aon se acercó hasta su compañero sin ocultar ninguno sus verguenzas.

 

 

-Está en el lavabo, creo que no se encuentra muy bien, puede que nos hayamos pasado con el licor...- El hombre miró al heredero con una sonrisilla complice.

 

Preocupado me fui al lavabo para ver que pasaba, allí me encontré al pequeño Tan junto a la taza del vater, estaba un poco rojo y no sonrió al verme.

 

-Tan, ¿como te encuentras...te ha sucedido algo malo...? -

 

 

Me acerqué a él, estaba desnudo y temblaba ligeramente asi que lo cubrí con una toalla que le iba muy grande, me miró con los ojos llenos de lágrimas y me temí lo peor.

 

-No me siento nada bien....Allen...quiero irme a mi habitación....-

 

Tenía un suave olor a alcohol y su cara estaba bastante roja, le ayudé a levantarse cogiendolo con fuerza, me lo llevé a la habitación otra vez y le puse la túnica de la noche anterior. Aon y Ethien estaban murmurando cosas en voz muy baja, parecían tranquilos y relajados.

 

-Es normal que esté así...ha bebido mucho...se que no debería haberselo permitido pero parecía gustarle asi que le dejé.-

 

Ethien parecía un tanto divertido por el aspecto del niño, se acercó y le mordió una de las orejas enrojecidas. Aon por su parte se fue unmomento y volvió con un sirviente que se llevó en brazos al niño.

 

-He pedido que lo llevaran de vuelta a las habitaciones de aprencices y lo cuidaran durante hoy, recibirá el mejor trato posible y mañana estará como nuevo.- Con una sonrisa me abrazó para volver a relajarse conmigo sin más.

 

 

-Tal vez debería ir yo tambien para ciudarle....- Me sentía fatal por él, aquella noche tendría que haber sido increíble y despertarse de esa forma no era la mejor manera de acabar.

 

-Entiendo que estés preocupado, pero no puedes plantar al heredero de Dragonia, Allen...te quedarás un rato más, luego podrás ir a donde quieras, pero antes debes complacerme.-

 

Aon me abrazó y acarició mi rostro, Ethien me acarició también y me sentí alagado entre dos hombres tan atractivos, aunque la imagen de Tan me preocupaba enormemente las palabras del amo eran ciertas y mi deber era cumplir los protocolos. Despues de todo lo que habíamos hablado posiblemente Tan tambíen debió haber pasado una noche agradable con Ethien y no debería preocuparme por nada.

 

 

-Vamos a darnos un baño juntos... los tres solos antes de volver a la fiesta de hoy...-

 

Ethien nos arrastró hasta el pasillo y nos metimos en otra habitación donde había una pequeña puerta que conducía a un gran baño con una pequeña piscina en el centro. Todo era muy blanco y elegante allí, abrieron los grifos mientras nos introducíamos con cuidado para no resbalar y nos sentamos en unas tarimas que había en el fondo.

 

Se estaba muy bien allí, el agua estaba fresca pero no del todo fría y entraba una agradable luz por las ventanas, las cortinas blancas cuidaban la intimidad, y sin que me diera cuenta Aon y Ethien ya se estaban besando. Intenté no mirarles pero era demasiado erótico y no pude contener mi erección.

 

Lo peor fue que luego entraron unos sirvientes trayendo té y pastas para desayunar allí mismo. Nos sirvieron mientras yo intentaba taparme con las manos muy sonrojado y los otros dos no se despegaban mas que para respirar.

 

Cuando se fueron intenté concentrarme en el té y fundirme con la superficie blanca del marmol, deseando que todo pasara rápido para mí, de pronto me sentía un idiota.

Aon y Ethien habían dejado de tocarse y estaban murmurando cosas en voz muy baja, se reían por lo bajo y me recordaron a mí y a Tan cuando hablábamos sobre las cosas que nos gustaría que nos hiciera el maestro de sexo.

 

-Allen, ¿te quedarás hoy también, no? Sabes que hoy será el día más intenso de la Fiesta...no querrás perdertelo...- Ethien se me acercó por detrás con cuidado, me cogió por la cintura y se frotó contra mi trasero haciendo que el agua a nuestro alrededor murmurara agradablemente.

 

-Hoy tengo clase, y debería irme lo antes posible...no es que quiera decepcionar al príncipe pero si permanezco aqui mucho más, podría perjudicar mi credibilidad...-

 

 

Me puse muy nervioso de pronto, estaba allí solo, estabamos desnudos y ellos eran unos sementales con mucha influencia, Ethien ejercía en Aon una perversión que jamás hubiera imaginado, era como si le incitara a buscar sexo constantemente.

 

Lo ví claramente en sus ojos, el contacto que habíamos tenido la noche anterior no era tan fuerte aquella mañana. El heredero también se me acercó demasiado, rozaba sus pectorales humedos con los míos, estaban los dos muy excitados y no se cortaron a la hora de frotarse contra mi piel.

 

-No digas tonterías, yo soy el heredero de Dragonia y doy mi credibilidad a quien yo quiera, puedes estar tranquilo conmigo...-

 

Sin esperarse a mi respuesta me cogió del pelo y me robó un beso increíblemente voraz, se me calló la taza y el té de desparramó sobre el marmol callendo un poco dentro del agua. Me acorraló contra el borde y con una mano masturbó nuestros miembros juntos bajo el agua.

 

-Aon no te pongas violento tan pronto por la mañana.- Le regañó Ethien, mientras se colocaba detrás de él y deslizaba sus manos hacia la entrepierna del joven, pero para mi sorpresa no se acercó a la parte delantera sino que parecía más interesado en su trasero. Aon soltó mi boca para quejarse.

 

-¡Te he dicho mil veces que no te me acerques cuando estoy con otros...!-

 

 

Pero Ethien era más robusto y fuerte que él y con facilidad le tapó la boca y lo dominó en un abrazo muy bien preparado, su mano se mantuvo entre las nalgas de Aon y me sorprendí al sentir como su cuerpo se estremecía violentamente.

 

-Si quieres que el Chico te adore tendrás que enseñarle como eres en realidad...dejale que sepa cuanto te gusta que te traten como a una putilla....-

 

Nunca hubiera imaginado que presenciaría nada igual, Aon sometido por otro hombre, intentaba librarse de él, pero sabía que no iba a conseguirlo, yo estaba justo debajo de ellos contra el bordillo y podía sentir la gran fuerza de aquella persona.

 

Ethien retiró su mano del agua un momento para coger mi cabeza y hundirme ligeramente, junté aire a conciencia sabiendo lo que esperaba de mí.

 

El volvió a meter sus dedos en la entrada del principe mientras yo me metí su glande como pude en la boca, chupé el miembro enorme del mayor mientras masturbaba el de Aon, y luego cambié sin dejar de contemplar impresionado como los dedos varoniles entraban y salían con violencia del dilatado ano del heredero. Salí a coger aire y me sorprendí al ver el rostro del amo, ya no luchaba por librarse sino que disfrutaba con la intrusión y mis atenciones.

 

Me miró un segundo con ojos suplicantes sin dejar de gemir un instante antes de volver a hundirme la cabeza para que siguiera chupando. Ethien ya estaba forzando su glande contra la entrada, aún estaba algo estrecha pero con una mano mantuvo su pene firme hasta introducirse del todo.

 

Era la primera vez que veía un coito tan de cerca, me estaba excitando muchisimo estar allí con ellos. Yo movía mi boca sobre el pene de Aon intentando no tragar demasiada agua mientras las embestidas me aplastaban contra la pared.

Salía a la superficie para coger aire y volver a bajar, pero entonces Ethien alzó una pierna de Aon y le hizo ponerse casi fuera del agua, se aguantaba apenas de puntillas y con sus manos mientras era penetrado sin piedad por el mayor.

 

 

Yo me quedé un poco al margen, impresionado por la violencia y el aspecto del amo Aon, me pregunté si estaría disfrutando aquello, sus gemidos llenaban el lavabo pero no supe si eran de placer o dolor, el pene de Ethien era bestial y lo metía entero, sus musculos estaban en tensión y sus movimientos agitaban el agua.

 

Me sentí un poco torpe pero volví a lamer la virilidad de mi amo que ya no estaba bajo el agua, sus testículos se sacudían con violencia asi que intenté masajearlos suavemente mientras me penetraba hasta la garganta.

No duró mucho más y pronto sentí como su esperma me bajaba hasta el estomago, mientras él chillaba con su masculina voz, era increíble estar allí, pero Ethien no parecía querer acabar.

 

Subió la otra pierna de Aon y lo dejó a cuatro patas junto al te y las pastas mientras lo sacudía sin descanso. El miembro de Aon se volvió pequeño pero no dejó de gemir en ningún momento. Yo comencé a mastubarme mirandolos, Ethien le pegaba en el trasero y cogía sus caderas con tanta fuerza que me costaba creer que realmente estuviera tratando así al príncipe.

Pero entonces el hombre se detuvo un momento, se inclinó sobre el heredero y lo volteó para dejarle boca arriba, le mordió la boca con un apasionado beso y le pellizcó los pezones hasta dejarselos rojos, luego me cogió a mí por el cuello y me hizo subir y sentarme sobre la cara del príncipe. Aon me cogió y separando mis nalgas me lamió la entrada igual que había hecho la noche anterior.

Gemí y me dejé llevar por su lengua mientras seguía masturbandome, Ethien estaba otra vez entre sus piernas, embistiendolo dentro del agua, salpicando todo el baño con grandes cantidades de agua. Me sentí tan afortunado de estar allí, no podía dejar de pensar en Aon, en como su lengua me penetraba deliciosamente, con violencia, sus genitales se sacudían y yo lo veía todo sin parar de masturbarme ni un segundo, hasta correrme escandalosamente sobre su pecho.

 

Luego me tumbé a su lado agotado y tembloroso mientras él seguía sacudiéndose por las embestidas de Ethien. Nos besamos dulcemente y lo abracé mientras él aguantaba los ultimos golpes, y le oí chillar cuando se corrió dentro de su trasero.

 

Luego Ethien nos abrazó también exhausto, y con cuidado nos volvió a meter en el agua, sentandonos en la tarima. Aon se quejó por el dolor de su entrada y dió varias bofetadas en el rostro de su compañero mientras este see reía, ni siquiera se molestó en defenderse sino que se acercó para besarlo tiernamente.

 

-Sigues siendo un niño para mí...Aon...no hace falta que busques más amantes, quedate conmigo y te daré todo lo que necesitas... -

 

-¡¿Que sabes tú lo que necesito?! ¡Siempre haces conmigo lo que tú quieres...no se porque aún te dejo estar cerca de mí! ¡Ahora seré el señor de Dragonia y haré que te destierren...no, te mandaré encerrar en un calabozo y cada noche llevaré a mis perros para que te violen igual que haces tú conmigo....!-

 

El príncipe había perdido los nervios y estaba gritandole a su amante de toda la vida sin recordar que yo también estaba allí y que había presenciado todo. Ethien se reía muy tranquilo, de pronto me miró y se me acercó para hablarme de cerca.

 

-¿Que te ha parecido el secreto del futuro señor de Dragonia...verdad que está más sexy cuando se deja dominar por alguien con más experiencia...?-

Me acarició el trasero con lujuria.

- Sabes que ahora que eres íntimo del principe puedes pedirme lo que quieras a mí como maestro, puedo enseñarte un par de cosas ahora mismo si quieres, no tienes porque reservarte para este principe tan debilucho y poca cosa....seguramente prefieras estar con un hombre de verdad...-

 

 

Pero Aon se acercó también para separarnos, empujó a su compañero y me cogió de brazo para irnos al otro lado de la piscina. Se acercó a mi oído para hablar intimamente.

 

-Lamento que hayas tenido que presenciar todo esto...yo no soy así en verdad. Creo que será mejor que te vayas ahora, hoy no estarás seguro aquí y tengo ciertos intereses en tí.- nuestros cuerpos estaban muy juntos y en el agua nos rozabamos con una suavidad exquisita. El me besó dulcemente, varias veces sin querer separarse de mí.

 

Con gran esfuerzo se detuvo para decirme unas ultimas palabras:

- Tendrás noticias mías dentro de poco, vete ya. -

 

Me empujó con suavidad hasta la escalera, salí con cuidado y me puse una bata, me giré para mirarle antes de irme y él me guió un ojo antes de irse junto a Ethien otra vez.

 

No tenía ni idea de la hora que era pero volví corriendo a la habitación donde había empezado todo allí recogí mi ropa, pero encontré un sirviente y le pedí que me dejara algo menos formal para ponerme.

El me dió una túnica discreta y me ayudó a vestirme y a adecentarme, luego me acompañó hasta la puerta y me indicó el camino para volver a la escuela.

 

Fuí corriendo por los pasillos y jardines, por suerte no llegaba demasiado tarde y pude hacer clase normalmente.

Pero mi mente estaba en otra parte, no podía dejar de pensar en Aon, todo lo que había pasado aquella noche y esa mañana, no podría quitarmelo de la cabeza hasta volverle a ver, solo recordar su voz hacía que mi cuerpo se estremeciera y mi entrepierna me delataba constantemente.

 

Tan debía estar en la habitación, descansando, y yo ni me acordaba de él apenas, no podía oir lo que los profesores explicaban, y no me importó en absoluto que mis compañeros murmuraran a mis espaldas, seguramente todos me tendrían envídia, pero así era la vida de un amante.

 

Al mediodía cogí mis cosas y me fuí a mi habitación, allí cerré la puerta y me masturbé en el suelo, ni siquiera pude llegar a la cama. Dije su nombre 14 veces mientras me corría sin pensar en nada más.

Luego pasé la tarde en la cama, dando vueltas y soñando despierto con lo que me estaría perdiendo en ese momento, me imaginaba a mi mismo con él en una escena como la de aquella mañana, él me violaría una y otra vez sin que yo pudiera resistirme...

 

Me masturbé sin parar ese día, ahogando mis gemidos en la almohada, me sentía sucio y vulgar, por la noche hice llamar a mi sirviente preferido, Lin, era el único a quien dejabamos participar en nuestros juegos con Tan, y sabía que estaba loco por mí.

 

Le dije que entrara conmigo en la cama y le obligué a darme sexo oral hasta correrme en su boca, luego yo se lo hice a él imaginandome el cuerpo increíble de mi amo Aon.

Le pedí que se quedara a dormir conmigo y lo hizo, pero fuí incapaz de pegar ojo y me dediqué a pervertirle constantemente, le metí los dedos y lamí todo su cuerpo, le dí cachetes en el trasero y mordí sus pezones, mientras me corría en su boca una y otra vez.

 

A la mañana siguiente nos levantamos tarde y decidí no Ir a clase tampoco, por el contrario fuí a ver a Tan, pero mis fantasías desaparecieron en cuanto lo ví.


Su habitación estaba totalmente a oscuras, todo estaba muy desordenado y olía a sudor, sentí un sollozo proviniente de la cama, y me acerqué con sigilo, pero no me atreví a encender ninguna luz, simplemente me deslicé dentro de las sabanas y abracé con cariño a mi amigo.

 

-Tan...¿como te encuentras...? -

 

Sus sollozos se incrementaron y él hizo un ademán para echarme.

 

-¡Déjame en paz Allen...no tienes ni Idea....tu siempre eres el favorito de todos...! ¡No tienes ni idea de lo que es ser inferior....!-

 

-Calmate, Tan....sino tengo ni idea entonces tienes que contarme....Tan....tranquilo....-

 

Intenté abrazarle más fuerte para que no me echara de allí, besé su frente sudorosa y limpié su rostro lleno de lágrimas.

 

 

-Aquello fue un Error....no debí haber ido...no debí habervenido a este palacio nunca....yo jamas seré elegido como amante de nadie...¡nadie va a quererme nunca...! - Su cuerpo blandito y suave se sacudía con los espasmos del llanto.

 

 

-Eso no es cierto Tan....yo te amo, sabes cuanto me gustas....eres la persona que mas quiero en este mundo...y el amo Aon está interesado en tí, fuimos los únicos escogidos ¿recuerdas? dentro de poco acabaremos esto y viviremos en la torre del heredero como unos príncipes...y podremos hacer el amor cuando queramos....tu y yo...-

 

 

Poco a poco dejó de temblar, se giró hacia mí y se escondió en mi pecho para llorar.

 

-Allen sino estuvieras conmigo yo no sería nada....yo...nadie se fijaría en Mi...tu estabas allí....pero soy un tonto y un inutil...yo...yo solo quiero ser como tú....-

 

-No es verdad, Tan...eres el más tierno que he conocido nunca, si yo fuera el principe te escogería a tí sin pensarlo, y te amaría cada día....eres tan dulce y tan inocente....-

 

Continuó llorando hasta quedarse dormido en mi pecho, no podía entender lo que le sucedía del todo, ¿estaría celoso por no haber podido estar con Aon? ¿se avergonzaría por haber bebido tanto y haber sufrido una resaca tan dura?

No me importaba nada de todo aquello, él era mi amigo, y si Aon quería tenerme entonces me llevaría al pequeño Tan conmigo, yo cuidaría de él.

 


Acaricié su cabeza hasta quedarme dormido yo también, por la noche le pedimos a Lin que nos trajera la cena y nos quedamos los tres allí hasta tarde, luego intentamos dormir para ir a clase al día siguiente como si nada hubiera ocurrido.

 


Pero aquel día el maestro de la asignatura de sexo no parecía de tan buen humor como siempre, y trató a su aprendiz con cierta rudeza, quedamos todos un poco impresionados por aquella clase.

Pero lo que más me intrigó es que al salir nos despidió a todos, me lanzó una mirada un tanto intrigante y le ordenó a Tan que se quedara.

 

El pequeño parecía saber lo que ocurriría y clavó la vista en el suelo mientras todos nos íbamos, era obvio que había sucedido algo grave sin que yo lo supiera, asi que no me iría como si nada sin saber.

 

Esperé fuera a que mis compañeros se hubiesen marchado y entré en una de las habitaciones contiguas, me acerqué a una puerta de cristal que daba justo a la sala de clase y espié por una rendija, podía ver todo mas o menos bien y oír lo que dirían.

 


El maestro estuvo unos minutos mirando a su alumno, los dos estaban de pié junto a la puerta, el ambiente era tenso y violento por alguna razón.

 

-Tan, creo que sabes muy bién lo que voy a decirte...¡mírame cuando te hablo!- Alzó su rostro con una mano cogiéndolo del cuello, y con la otra le golpeó fuertemente. Tan se cayó de lado entre los cojines, y se cubrió temiendo que le volviera a golpear.

 

-¡No...no pude evitarlo...! -Chilló entre lágrimas sin atreverse a mirar al maestro.

 

Yo no podía entender nada de lo que estaban diciendo pero me temí lo peor.

 

-¿Que no pudiste evitarlo...? ¿quieres decir que no te importa nada lo que hagan contigo, verdad...? ¡No eres más que una mala puta en este palacio! -

 

Se echó sobre él, y abriendo su túnica le golpeó en el trasero tan fuerte que el niño soltó un grito aterrador que en seguida fué sofocado por la mano libre del maestro mientras volvía a azotarlo.

 

Tan lloraba intentando alejarse, y yo me sentí impotente detras del cristal, deseaba entrar allí y salvar a mi amigo pero temía que me descubrieran espiando a un maestro.

 

El maestro pareció enternecerse por el llanto del pequeño y lo envolvió en sus brazos mientras acariciaba su cabeza.

 

-Sabes que yo no quiero ser cruel contigo, sabes que te adoro Tan...es sólo que no puedo tolerar que lo hicieras...mi hermano y yo....Ethien solo busca aprovecharse de niños como tú...-

No me sorprendió saber que Ethien y el maestro eran hermanos, se parecían demasiado, pero ardía en deseos de oír más, necesitaba saber que había pasado para que aquello fuera tan importante, en el fondo lo supe pero no podía creerlo, simplemente no quería creerlo.

 

-Yo....creo que estaba borracho...no sabía lo que ocurría...no pude evitarlo...-

 

Tan continuaba llorando, temblaba y sollozaba en brazos de su verdugo sin sospechar que yo estaba oyendolo todo.

El maestro dejó al niño en el suelo y se quitó su túnica lentamente, sin dejar de mirarlo, luego con cuidado le quitó la túnica a Tan de la misma forma, a pesar de que él intentara detenerlo.

 

-Entonces fuiste allí, te relajaste, bebiste más de la cuenta...y sin poder evitarlo cometiste el peor error de tu vida.-


No podía creer lo que oía, Tan...no, no podía ser cierto, necesitaba saber más. El maestro se estaba masturbando mientras acariciaba los cabellos de Tan.

No podía creer que aquello estuviera pasando, nuestro maestro iba a aprovecharse de un alumno.

 

-No...no creí que fuera a pasar nada malo....Allen se fué con Aon...yo....¡mmhgf! -

 

De repente el maestro le metió todo su miembro en la boca, de una sola vez, y movió su cabeza a gusto mientras continuaba riñendole.

 

-No quiero oír tus excusas...ahora no tienes ningún valor....no tienes credibilidad ni decencia...yo me encargaré de castigarte por tu lascivia, por tu lujuria, por tu falta de entereza...-

 

Mientras decía esto volvió a azotarle el trasero sin piedad, Tan chillaba y sus gemidos eran ahogados por el pene del maestro que le bajaba hasta la campanilla y apenas le permitía respirar.

Luego salió de golpe y se corrió en su carita, sin darle tiempo a recomponerse. Supe que lo peor aún estaba por llegar, cuando el maestro se corría de aquella forma, era para luego durar más tiempo.

 

Así que lo siguiente que hizo fue atar las muñécas del niño detras de su espalda y aplastando su cabeza contra la alfombra le hizo alzar el trasero, aguantandose sobre las rodillas temblorosas.

Le metió un cojín en la boca y con el cinturón de su túnica se dedicó a azotarle los genitales mientras se masturbaba nuevamente.

 

 

Ni siquiera se molestó en dilatarle antes de poner su glande justo en la entrada, y con una fuerte embestida se introdujo en su prieto ano, violentamente y sin piedad le estiró del pelo mientras violaba su tierno trasero una y otra vez, salía del todo para volver a colocarse en la entrada y volver a empujar hasta el fondo.

Los gritos de Tan eran tan agudos y desesperados que sino hubiera tenido la boca tapada no habría podido soportarlo, pero entendí porqué el maestro se puso tan violento aquel día.

 

 

Me descubrí a mi mismo llorando por él, ¿como pude dejarle con aquel hombre? Me sentí culpable por lo que había sucedido aquella noche, yo estuve con Aon a punto de perder la virginidad tambien, pero el se apiadó de mí y me respetó, pero si yo hubiera estado en el sitio de Tan tal vez sería yo quien estaría sufriendo en aquel momento esa violación.

 

Los gemidos de Tan se suavizaron ligeramente, el maestro lo estaba abrazando mientras movía sus caderas sobre el trasero de mi compañero, le soltó las muñecas y le quitó el cojín de la boca.

Salió un instante para voltearlo sobre la alfombra y volver a penetrarlo de frente, con su pelvis sobre las fuertes piernas del mayor.

 

Aquel castigo se había suavizado hasta convertirse en un acto delicioso, los dos gemían dulcemente, Tan aún sollozaba, pero se besaban y se abrazaban con sus cuerpos sudorosos.


Yo no podía dejar de pensar en lo que aquello significaba, Tan ya no era virgen, el maestro lo estaba demostrando allí mismo, todo había sido mi culpa, ya no podríamos ser amigos ni estar juntos con Aon, nada sería igual ya....

No pude soportarlo y me fuí, en un lavabo cercano me lavé la cara e intenté calmarme para hacer como si nada hubiera ocurrido y volví a clase.

 


Despues de aquella fiesta todo era diferente, nunca hubiera imaginado todo lo que estaba sucediendo, en la clase siguiente Tan vino también, tenía una mirada triste y los ojos enrojecidos pero no me atreví a mirarlo mucho más y finjí estar concentrado en la clase.

 

Pero de pronto algo que no me esperaria comenzó a alborotar a los alumnos, todos nos alteramos y mi corazón se aceleró de una forma increíble.

No estabamos del todo seguros pero parecía ser que había llegado alguien a la escuela, pasó por una galería que había al otro lado del jardín que había junto a nuestra clase, algunos dijeron que por su silueta debía de ser alguien de la familia real.

 

El profesor intentó calmarnos a todos, pero luego de unos minutos apareció en la sala otro maestro que se le acercó y le susurró unas palabras al oído. Luego me miró y dijo:

-Allen, tienes permiso para salir 15 minutos.-

 


Me puse muy rojo y me temblaron las rodillas al levantarme, sentí como todos me miraban, y rápidamente me fuí con alquel maestro intentando mantener la postura, como si no sospechara nada.

 

Recorrimos el pasillo a paso ligero hasta detenernos frente a una gran puerta de madera blanca, eran supuestamente para salas especialmente importantes. El hombre se giró y muy serio me dijo:

-Estás a punto de encontrarte con el heredero, no sabemos lo que quiere de tí pero tendrás que comportarte de manera ejemplar como nunca lo has hecho, si el heredero se ofende por lo mas mínimo serás expulsado, así que piensa bién antes de actuar. -

 

Luego se giró y abrió la puerta, allí me anunció y haciendose a un lado me empujó hacia adentro antes de marcharse cerrando la puerta tras de sí.

 


-Hola, Allen.-

 

Era él. No pude decir nada, me quedé mirandole sin saber que hacer o que decir durante 1 minuto entero, pasaron por mi cabeza mil imagenes, mil cosas, por un segundo me sentí morir, pero aparté la vista rápidamente al darme cuenta de que le estaba faltando el respeto.

 

Me dejé caer en la reverencia más profunda que hubiera hecho nunca, tocando el suelo con la nariz, senti como unas lágrimas caían hasta la alfombra.

 

-Levantate, no eres un sirviente.-

Me ordenó él, ligeramente indignado. Me levanté temblando y como pude me limpié la cara sin atreverme a mirarle.

 

-No estarás llorando....ven aqui, creo que te he dicho hola, al menos podrías saludarme también.-

 


Me sentí un idiota otra vez, pero cuando fuí a decir ‘hola’ se me salieron las lagrimas y me cubrí la cara con las mangas de mi túnica. Sentí como se levantaba del sofá y venía hacia mí, me quitó las manos de la cara y me limpió con un pañuelo.

 


-Te dije que tendrías noticias de mí, hay algo importante de lo que debemos hablar.-

 


Me cogió de la mano y me llevó al sofá para que me sentara a su lado, aquel estaba resultando un día demasiado fuerte para mi sensible temperamento.

 

-¡Amo Aon...lo...lo siento mucho...no quería ofenderle! es solo....es que...es que no me esperaba esta visita...estoy un poco suscepible ahora mismo...-

 

Me miró con una sonrisa tenue y cálida, él estaba muy relajado, y yo apenas podía mantenerme recto a su lado, sin temblar.

Llevaba la típica túnica negra que llevan los herederos, un cinturón azul oscuro envolvía su fina silueta y en el cuello se podía apreciar una túnica interior de color dorado.

 

Iba muy bien peinado y desprendía un perfume serio, sin duda ese era su aspecto formal de heredero y no el aire relajado que llevaba la otra noche en su torre.

 

-Quiero que dejes de disculparte y que me escuches, he venido para hablar de algo importante contigo y con tus maestros.-

 


Me sentí muy inmaduro al notar su tono tan varonil y ligeramente serio, de pronto desaparecieron de mi cabeza todas la imagenes de sexo y fiesta que daban vueltas desde el día anterior.

 

-Creo que ya sabes que la fiesta se extendió estos días, y que seguramente ya haya escogido a todos mis amantes, pronto tendré que hacer la anunciación y enlazarme con alguien para estar listo para mi madurez...-

 

Se me acercó, a medida que hablaba su voz sonaba más suave, casi susurrando, sin dejar de mirarme, sentí que yo era todo lo necesitaba en aquel momento, y no podía negarme a mi amor.

 

El me acarició el pelo junto a mi rostro igual que hizo durante la fiesta cuando recién nos conocimos, pero esta vez no estaba tan nervioso, y él era muy diferente, estaba tan serio, tan cerca, su aliento me embriagaba, deseaba besarlo y desnudarlo... El se acercó más a mi oído.

 


-Aunque aún seas un aprendiz, quiero que estés entre mis amantes Allen, quiero ser el primero en probar tu cuerpo y el único que pueda tocarte.-

 

Con una delicadeza extrema me besó el lobulo de la oreja, me ardía toda la cara, no sabía que debía contestar a aquello, no podía negarme ni decir nada, esa era la voluntad de mi majestad y yo debía sentirme afortunado.

 

-¿querrás pasar el resto de tu vida conmigo, y complacerme día tras día, formar parte de mi familia y entregarte a mí por encima de todo?-

 

Esta vez no hice nada por ocultar mis lágrimas, sentía tantas cosas en aquel momento, me di cuenta de que amaba a aquel hombre más a nadie, incluso más que a Tan, pensar en Tan me partía el corazón, pero a la vez me sentía tan afortunado de poder estar cerca del amor de mi vida.

 

 

Acaricié su rostro con manos temblorosas y acerqué mis labios a los suyos, era tan delicioso y atractivo mi amo, yo sería su amante y haría por el lo que fuera...

 

 

-Sí, si quiero alteza mía, ahora ya no me pertenezco ni tendré más derecho que complaceros en vuestra voluntad divina...-

 

Sabía las palabras que los maestros nos habían enseñado a utilizar cuando el heredero se dirigiera a nosotros, pero la voz me fallaba, apenas podía articular ya

- y..... y mi corazon....no buscará más consuelo que el Que....el que....nnh...vos...querais ofrecer....ofrecerme....-

 

Aon me besó para que no siguiera esforzandome en aquel discurso tan empalagoso, secó mis lagrimas con su mano, pude sentir como sonreía mientras me besaba dulcemente, no recordaba haberme sentido más feliz en mi vida, y supe que el también se sentía dichoso en aquel momento.

 

Nos besamos largamente, no sabría decir cuanto tiempo, aquellos 15 minutos quedaron muy lejos, en verdad estabamos él y yo solos, el resto del mundo importaba muy poco. Sin pensarlo me encontré a mi mismo sobre su pecho jugando con sus largos cabellos negros mientras él me hablaba suavemente.

 

 

-Ahora todo cambiará para tí, podrás seguir estudiando si lo deseas, preferiría que te graduaras antes de venir conmigo, pero lo harás de una forma diferente, yo rediseñare tu curso y a finales de este año estaremos juntos si lo haces todo bien. Eliminare las asignaturas de sexo, yo te enseñaré todo lo que debas saber, y cada día te reunirás conmigo a las 5 para tomar el té, también asistirás a mis fiestas privadas y a las ceremonias que yo te invite. A partir de ahora no dormirás más aquí, sino que tendrás una habitación especial cerca de mi torre, y te asignaré varios sirvientes para que no te falte de nada, ya lo he preparado todo para que tengas allí lo que necesites. Ahora que serás mi amante deberás cuidar tu aspecto y tus compañias en todo momento, eres un amante real, no uno cualquiera y eres superior a todos tus compañeros aquí.-

 

 

Con una de sus masculinas manos alzó mi barbilla para mirarme fijamente.

 

-Cuando llegue el momento yo te desvirgaré, y hasta entonces nadie podrá tocar ni uno solo de tus cabellos sin mi permiso...-

Me besó muy suavemente sin dejar de mirame, asentí sumisamente, maravillado por la belleza de su rostro, deseando que no apartara su vista nunca más.

 

-Ahora te dejaré con uno de los sirvientes, irás a preparar tus cosas para irte, yo hablaré con tus maestros.-

Cambió su postura, y su tono por algo más formal mientras se preparaba para incorporarse del todo. Nos pusimos de pie y me acompañó hasta la puerta, allí me abrazó contra la pared y volvió a besarme vorazmente.

-Estaré esperandote esta tarde Allen, no llegues tarde, y no quiero que te maquilles...me gustas así como eres...-

 


Me costó la vida separarme de e´l, pero fuera me esperaba un joven moreno y elegante para acompañarme a mi habitación, Aon me miró de reojo antes de volver a cerrar la puerta.



Me fuí a la habitación y preparé todas mis cosas, ordené todo y me arreglé un poco, estaba tan nervioso que no podía quedarme quieto y me chocaba constantemente contra los muebles, el Chico se había quedado esperando fuera y cuando hube acabado me ayudó con las bolsas.

 

Pero antes de irme quise pasar por la habitación de Tan a dejarle una nota, aunque probablemente nos volveríamos a ver ese mismo día ya que teníamos un monton de cosas de las que hablar, sin embargo me lo encontré a medio camino, el parecía agitado.

 

-¿A donde vas..?- Su pequeño rostro se veía triste y confuso, le costó recuperar el aliento y se notaba que había venido corriendo.

 


Le pedí al sirviente que llevara todo a la nueva habitación y que luego me esperara en la puerta del ala norte. Cogí a Tan de la mano y entramos en su cuarto, cerré la puerta tras nuestro paso mirando por si alguien nos había visto.

 


-¿Ha sido Aon....? ¿El te ha dicho que te fueras...? -

Sus ojos verdes estaban brillantes y enrojecidos, aquel estaba siendo un día muy duro para él.

 


-Tan, Aon....él me ha escogido para ser su amante...me ha pedido que me mudara cerca de su torre. Sé que es un poco repentino pero no puedo negarme...y no debes preocuparte, seguiré viniendo a clase y pasaremos tiempo juntos como siempre...-

 

 

Su cara se llenó de lágrimas y se abrazó a mi para llorar, parecía llevar mucho rato intentando no hacerlo, pero en ese momento tan tenso no pudo reprimirse más y se dejó caer a mis pies, temblando.

Recordé las imagenes de aquella mañana y sentí mucha pena por él.

 

-No llores Tan, todo será como siempre, y seguiremos estando juntos...-

 

-No lo entiendes Allen....hay algo...hay algo que no te he dicho...-

Le costaba hablar pero intentó mirarme a los ojos decidido a confesar, yo estaba en el suelo junto a él, sin soltarle ni un instante, pero no quise que continuara con aquello y besé sus labios suavemente.

 

-Ya sé lo que ha pasado en la fiesta...oí como te regañaba el maestro esta mañana...-

Yo tampoco pude mantener mi entereza y me abracé a su cuerpo intentando calmarme para continuar.

-Nunca voy a perdonarme por haberte dejado solo con aquel hombre...y entiendo que puedas odiarme por todo esto, ha sido todo muy injusto...hubiera preferido que ninguno de los dos hubiese ido a esa fiesta...-

 

-No, Allen, no fue tu culpa, yo fui un tonto...siempre lo hago todo mal, en cambio tú, tú lo has conseguido, serás el amante de Aon...tendrás la vida que siempre quisimos...pero Yo...me expulsarán de la escuela, me lo ha dicho el maestro, ya no tengo derecho a seguir aqui...-

Su llanto se intensificó y me abrazó más fuerte

-Ya no podremos estar juntos nunca Allen...todo ha sido por mi culpa....-

 

-¡No! ¡no digas eso nunca! ¡Ahora yo seré un amante real y podré pedir lo que quiera....y te pediré a ti, pediré que vengas conmigo también para ser mi sirviente y viviremos juntos con Aon...será lo que siempre hemos deseado! -

 

Su pequeño rostro pareció iluminarse por mis palabras, intentó limpiarse las lágrimas y me besó tambien,

 

-Daría lo que fuera por poder ser tu sirviente Allen, y estar contigo...-

 

-Hoy mismo hablaré con Aon, nos encontraremos esta tarde y le pediré que me deje tenerte conmigo...ya verás que todo va a salir bien.-

 

Le hice levantarse, y arreglando su cabello lo llevé hasta la cama.

 

-Intenta relajarte ahora, no pienses en lo que dijo el maestro, no pienses en nada, luego yo vendré y te diré lo que Aon decida.-

 

 

Volví a besarlo, sabiendo que Aon me había prohibido compartir mis labios con otro, pero aquella posiblemente sería la ultima vez, valía la pena.

 

Luego lo cubrí con una manta y me alejé sin miramientos para que no se hiciera más duro, aquella tarde se decidiría todo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Uf que capitulo tan intenso de verdad, me encanta...bueno espero saber si os a gustado o no jeje yo estoy lo escribo por mi amor a dragonia espero que lo disfruteis

 

muy pronto el siguiente capitulo!! que pasara con Tan y Allen???


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