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¡A los Dioses les flipa el Lemon! por kaleido_dance

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Notas del fanfic:

Bueno...esta es mi historia más pervertida hasta ahora, el titulo se sale!! XD aunque el primer capi es un poco depre...pero en sí es una historia divertida

Notas del capitulo:

Este capitulo lo estoy escribiendo pocas horas antes del primer examen se selectividad...es peligroso, lo sé, pero cuando la inspiración llama a tu puerta...

 

esper que os guste mi pervertida historia y que leais mis otros fics!!!

I

Amor

 

    Esta es la historia de mi vida.

Yo era un esclavo ateniense, Kalei (el hermoso), apenas tenía 15 años y vivía bastante mal, no es que a los esclavos todo el mundo nos tratara mal , pero dependiendo de quienes fueran tus amos y de lo guapo que fueras podías pasarlo fatal.

Yo, para mi desdicha era MUY guapo, hermoso, una belleza de chico, mi cuerpo despertaba en quien me mirara una atracción y deseo incontrolables, y que obviamente yo no podía evitar, y ello me causaba muchos “problemas”.

Nací en el seno de una familia espartana en el año 918 a.c., pero luego durante las guerras nos conquistaron los ejércitos de Agammenón y mi familia fue repartida entre los hombres del ejercito, a mis hermanas se las llevaron unos hombre horribles, pobrecitas ellas, a mi madre se la llevó un viejo espantoso, y a mi padre lo mataron.

Yo tuve un poco más de suerte, me vendieron en un mercado de esclavos donde me compró un hombre bueno y apuesto, demás está decir que yo, entre las muchas cosas que hacía de limpieza y demás satisfacía los más pervertidos deseos de mi amo.

No lo pasaba nada mal, él era bueno conmigo, me alimentaba bien y me trataba con cariño, pero su mujer le obligó a venderme porque no soportaba que estuviera yo por allí, sabía que su marido me hacía “cosas”, y en cambio a ella ni se la miraba. Entonces fui a parar a la casa de mi segundo amo, un aristócrata respetable de cara a la sociedad, con una familia hermosa, una mujer fiel y unos hijos trabajadores, pero en casa era una bestia.

 Yo no era el único esclavo había un chico mayor que yo, llamado Fileas(Amigo), con quien nos llevábamos muy bien, éramos como dos hermanos y nos consolábamos mutuamente, ya que en aquella casa nadie nos trataba bien. El don de la familia siempre me llevaba a todos lados a donde iba, y así en cuanto tenía la oportunidad se divertía conmigo, con mi cuerpo adolescente y hermoso, sin ningún cuidado, me hacía lo que se le antojaba, y dejaba que sus amigotes jugaran conmigo también, iba por todos lados presumiendo de su juguete.

Su mujer lo sabía perfectamente así que para vengarse hacía lo suyo con Fileas, otro más que era tratado de cualquier manera, sin ningún respeto ni cuidado. El hijo mayor también solía divertirse conmigo, era el que peor me lo hacía pasar, especialmente violento y nada amable, a veces parecía olvidarse de que yo también tenía vida y sentimientos ya ni le importaban. La niña era la única que más o menos nos tenía algo de cariño, era pequeña y solía pedirme que la llevara a dar paseos o que jugara con ella. ¡Ay, pobre niña si supiera las cosas que le hacían a su amigo Kalei!

En fin, Fileas y yo éramos maltratados y violados día sí y día también.

 

Pero a la noche en nuestra pequeña habitación de esclavos nos amábamos y nos dábamos mutuamente el cariño que nadie más nos daba, yo lo amaba, no imaginaba mi vida sin él.

Un día en que Fileas, mientras acompañaba a la señora al mercado, encontró una moneda de oro en el suelo, y con ella compró un par de conchas marinas e hizo con ellas dos collares idénticos.    

-Ten, Kalei, uno para ti y uno para mí, si algún día nos separan, nuestros recuerdos quedarán en estas conchas por siempre, y así estaremos juntos en nuestros corazones aunque estemos lejos.-     

 -¡Fileas, si algún día nos separan juro por todos los dioses del olimpo que removeré cielo y tierra para encontrarte, aunque seamos viejos, no pararé hasta acabar mis días junto a ti…!-  

 Fileas y yo nos amábamos.

 Un día la mujer del señor nos descubrió a mi y al hijo mayor en el cobertizo de los caballos, él me estaba montando como una bestia, me había puesto una brida, el bocado en la boca me apretaba la lengua y me hacía daño, me pegaba con un pequeño látigo mientras me penetraba con furia. Cuando hubo acabado me dejó allí tirado, sobre la paja, y su madre, que lo había visto salir muy sudado del cobertizo, entró y me encontró a medio vestir y con el cuerpo magullado. Allí donde me vio me abofeteó y me insultó.     

 -Tú y tu amigo no sois más que escoria, mi familia se está pudriendo por dentro por vuestra culpa, iros a un burdel si tanto os gusta esto…-

 Aquella noche Fileas y yo hablamos sobre el asunto.      

 -Esta tarde oí que ella amenazaba al señor, le dijo que si no nos vendía ella se suicidaría y él sería repudiado por mal esposo. Tengo miedo, Fileas, no quiero que nos separen…te amo…no quiero perderte…-

Me abracé a su cuello y lloré. El me besó muy tiernamente, su boca era la más dulce de todas las que había probado.       

-No temas –Me dijo –aunque nos separen no dejaremos de buscarnos, ya no queda nada en este mundo que me importe más que tú…eres todo lo que me queda, no podría vivir alejado de ti, vayas a donde vayas yo te encontraré…Kalei, mi pequeño y hermoso Kalei…-

acariciándome suavemente me recostó en nuestra humilde cama, besó mis cabellos rubios y me miró a los ojos con su preciosa mirada negra.      

 -Te amo, no te imaginas cuanto te amo…jamás amaré a nadie más que a ti…-

con estas palabras acarició mis labios, los mordió tiernamente y me desnudó. Me dolía el cuerpo luego de lo que me había hecho el hijo mayor, pero no me importó, las manos de Fileas eran mágicas, sanaban todas las heridas y me hacían sentirme sobre una nube tersa y suave. Me aferré a sus cabellos castaños mientras devoraba su boca dulce, dulcísima…

Él me tocó muy lentamente, susurrándome palabras bonitas en el oído, me entristecí pensando que talvez aquella fuera nuestra última noche juntos. Envuelto entre sus caricias y besos lloré como pocas veces había llorado antes. Él lloró también, pero no dejó de decirme cuanto me amaba. Lamió mi cuello despacio, procurando no hacerme daño, lamió mis pezones rosados y gemí para él, quería que supiera que sus caricias eran lo mejor que había sentido nunca.

Odiaba mi propio cuerpo por no ser virgen, por dejar que otros lo tomaran cuando querían y yo sin poder evitarlo, ojalá hubiera podido regalarle mi virginidad, lo único que pudo haber tenido un poco de valor en mí. Fileas se dirigió a mi entrepierna y me lamió con cuidado, lo hacía tan bien, se sentía tan cálida su boca, tan dulce…

Pero no quería que se ensuciara los labios por mi indecencia, le hice para y lo volví a besar, pidiéndole que se introdujera en mí, me abrí de piernas y lamí sus dedos para que me acariciara la entrada, muy suavemente introdujo el primer dedo para luego atreverse con los otros.

Ya cuando no pudo esperar más me penetró, con suavidad se movió dentro de mi, haciéndome sentir todo el placer que no me habían dado ni el hijo mayor ni sus amigos, ni su padre, ni los amigos de su padre…me sentí tan bien que nuevamente se me escaparon las lágrimas pero esta vez de felicidad, por poder tener a alguien que me amara con aquella pasión y ternura. A pesar de todo, aquel momento, en aquella cama pobre de la pobre habitación, fue el más feliz de mi vida…     

 

A la mañana siguiente nos llevaron al mercado primero a mí y después a él, contuve mis lágrimas con todo el coraje que había acumulado durante los 17 años que llevaba de vida, le juré  que lo encontraría aunque se me fuera la vida en ello. Aferré entre mis manos el collar con la concha, no me atrevía a llevarlo puesto por miedo a que me lo quitaran, y para mis adentros recé porque no me comprara nadie. Como era de esperar se peleaban por mí, se hizo una puja y un hombre gordo y horrible me llevó a su casa, no tenía familia, tan solo un montón enorme de riquezas y oro. Ni bien llegamos me dejó muy en claro lo que quería de mí.       

 

 -He tenido suerte, chico, pocas veces se ven cosas como tú en esta vida…harás todo lo que yo te diga, tienes prohibido salir de la casa, contestarme o hablar sin que yo lo diga y por las noches me complacerás en lo que yo desee. Ahora tomaré un baño y tú me lavarás. –

 Me llevó al cuarto de baño donde había una fuente enorme de agua caliente, yo nunca había visto nada igual, quedé sorprendido y él me desnudó allí donde estaba. me obligó a entrar en la fuente y luego de desnudarse él, entró y se sentó en un escalón de piedra. El agua no era profunda, me arrodille ante él y le lavé los pies, luego las piernas y la enorme barriga, me daba mucho asco, él sonreía mirándome.       

-Deja la esponja – Me ordenó –Lo harás con las manos.

 Aquello me dio más asco todavía, pero lo peor fue cuando cogió mi mano y la puso en su entrepierna, me obligó a masturbarlo pero me negué. Había decidido que nadie más haría conmigo lo que quisiese, ahora yo sería el dueño de mi cuerpo y haría con él solo lo que yo quisiera. Me aparté todo lo que pude pero él se me echó encima y me hundió en el agua, intentando ahogarme.

 Me levantó la cabeza tirándome del pelo y por fin pude respirar, pero cociéndome por los brazos me hizo arrodillarme y sin poder defenderme me penetró por detrás sin ninguna piedad. Aquello me enfureció de tal forma que no pude controlarme y con todas mis fuerzas me solté de sus manos y lo empujé, haciéndole caer fuera de la fuente y golpeándose la cabeza con un bloque de mármol.

Entonces entré en pánico, su sangre se esparció rápidamente por el suelo empapado, no sabía si estaba vivo o muerto pero no me importó, lo único que quería era escapar de aquel lugar, y encontrar a Fileas.

Me vestí tan rápido como pude y cogiendo todo el oro que podía llevar en una bolsa de cuero, guardé entre mis ropas un puñal y salí de la casa. Casi corriendo procuré dirigirme a la casa de mi anterior amo, pero él había salido y su hijo también, en la habitación encontré a la señora, cuchillo al cuello la amenacé con matarla si no me decía donde estaba Fileas. Ella dijo que se lo habían llevado unos montañeses para pastorear ovejas, no sabía hacia donde se lo habían llevado pero lo más probable era que vinieran de la región del norte.

Desgraciadamente mientras intentaba escapar volvieron su marido y su hijo y me capturaron. Me golpearon y perdí la consciencia, al despertar era de noche y yo me encontraba en una celda, esperando a que amaneciera para que me decapitaran.    

 

 En el frío y duro suelo de aquella celda, aferré en mi mano el collar que me había dado Filias, pensé en él, volví a sentir sus caricias en mi piel, y lloré.  

 En mitad de la noche una vocecilla me despertó, de ardía la cara de tanto llorar y no veía bien, pero pude distinguir un jovenzuelo sentado junto a mi. Me miraba sonriente y me acariciaba la frente.   

 -Oye, despierta –Me susurró –Kalei, despierta, he venido a ayudarte. –

Me incorporé en el suelo y lo miré mejor, era un chico precioso, de rubios rizos, piel morena y ojos azules, llevaba una túnica blanca, y en sus espaldas sobresalían dos alas blancas, enormes. Me quedé perplejo contemplándolo, no podía creer lo que veía, y él ante mi sorpresa se me acercó y me besó con delicadeza. Fue como revivir, aquel beso me devolvió la vida que los golpes y el llanto me habían quitado.     

 -Soy Amor, el Dios Amor, hijo de Venus, he venido a ayudarte Kalei. yo he visto cuanto has sufrido, cuanto has amado a Fileas y cuanto daño os han hecho. Los dioses bendecimos vuestro amor y os ayudaremos a reencontraros.-  

 Estas palabras me llenaron de alegría, aquello no podía ser real, simplemente no podía ser real.    

-Pero yo soy un asesino, he matado a un hombre…-    

 -Aquel hombre merecía lo que le hiciste –

acarició mi rostro mientras me miraba con ternura, su voz era música para mi corazón

–Eres un buen chico, Kalei, sabemos que eres honesto, rezas tus plegarias cada día y amas con pasión y coraje a Fileas. Mereces volver a encontrarle, mereces ser feliz a su lado. –  

  Ya no dijo nada más, con su mano me cubrió los ojos, sentí sus labios sobre los míos y su lengua en mi boca, me envolvió con sus brazos y alzó vuelo. Cuando pisamos tierra otra vez Atenas ya no estaba, frente a nosotros se extendía un frondoso bosque, él me sentó entre sus piernas en la hierba húmeda de la noche. se acercó a mi oído y me susurró:   

-Los dioses te ayudaremos, pero tú tendrás que agradecernos, sino nos enfadaremos contigo y te abandonaremos a tu suerte…lo único que debes hacer para tenerme contento es darme tu cuerpo por una noche, mañana partirás y yo te indicaré el camino…los dioses amamos a los hombres, queremos sentir lustra piel tibia y mortal, vuestro aliento cálido, vuestro corazón mortal…-

 me besó con ternura, dejé que recorriera mi cuerpo con sus manos divinas, desnudándome, abrió sus alas y nos cubrió con ellas. Su lengua recorrió mi piel, sus manos me hicieron olvidar el dolor de horas atrás, reviví en mi mente la sonrisa de Fileas y sonreí lleno de alegría, mi corazón desbordaba esperanza y felicidad. Amor se acercó a mi oído.    

-Eres mucho más hermoso cuando no lloras, regálame una sonrisa…-  

Obedecí su petición, lo abracé con pasión mientras reía entre sus brazos, él me besaba y yo sonreía.   

Me penetró suavemente, mientras me besaba, le regalé con mi voz más provocadora y con mi sonrisa más dulce. Cuando me vine él lamió mi semilla de mi vientre, me acurruqué en su pecho y él me cubrió con sus alas, aquella noche dormí con una sonrisa en mis labios, en los brazos de un Dios.

 

 

 

Notas finales:

Seré muy pervertida pero en las clases de griego me imagino a los dioses y se me cae la baba, sobre todo si son como este AMOR....

 

Y tambien que quieren? con esa peli de la guerra de troya donde todos los heroes esta super buenos...aquiles, patroclo, hector, paris, eneas...

 

Dejen reviews y si teneis alguna pregunta sobre mitología no os corteis!!!


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