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Regreso de un amor pasado por LycanZero

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Notas del capitulo:

me acerco mas *w*

Como se mencionaba antes, el tipo de joya indica el poder que uno tiene como encarnación de bestia. Las cuatro principales representaban a los cuatro elementos y los cuatro puntos cardinales… las joyas: Zafiro era Fuego proveniente del punto Sur; Esmeralda era Agua proveniente del punto Este; Rubí era Viento proveniente del Oeste; y Diamante era Tierra proveniente del Norte. Sin embargo por como transcurren los años, décadas y siglos cada portador de estas bestias la ha ido modificando haciéndola capaz de nos solo utilizar un elemento primario sino que, sutilmente, utilizan otros quitándose así todos los puntos vulnerables.

Pero hay algo que a Sakura le remueve en sus adentros, aquellos jóvenes de Suna, no presentaban un chakra en especifico, cada uno mostraba un nivelado poder de tres chakras fusionados. El rubio poseía viento, agua y fuego, el pelinegro poseía fuego, viento y rayo. Cosa que era sorprendente, ya que al no haber estado una quinta gema cardinal el rayo pasó a ser un elemento secundario, pero había algunos que todavía lo consideraban como uno de los principales elementos con el que se formo la tierra.

-“Esos dos chicos presentaban dos elementos iguales… viento y fuego… lo que los distingue es son el agua y el rayo… el agua es representante de la tranquilidad, alguien que mide las habilidades de su oponente y no se precipita al atacar, todo un analista de batalla… por otro lado está el rayo representante del poder y la destrucción, mide la calidad de su oponente pero no tiende a analizar sino solo a atacar con deseos de desaparecer a su enemigo”- Sakura estaba muy pensante, cosa que era muy extraña puesto que ella solo se limitaba a seguir el destino que se le había enseñado.

Se metió a su habitación de donde saco objetos médicos y algunas medicinas, a pesar de ser tan joven, ella podía utilizar los jutsus médicos a la perfección también estaba el Taijutsu y Genjutsu, su punto débil era el Ninjutsu. Sus “padres” le entrenaron desde pequeña, sabiendo que ella tenía capacidad para utilizar dichas técnicas shinobis. Ya que todos los que poseían gemas, por alguna extraña razón, se veían en la imposibilidad de utilizar el chakra para otra cosa que no fuera la invocación.

-“Ambos tienen elementos que chocan, sin embargo ellos resonaban en armonía… pero si el tal Sasuke puede utilizar el rayo, da a significar que este es un quinto elemento y por lo mismo tiene que tener su gema, pero no hay quinta joya… ¿Cómo se podrá hacer para utilizar este elemento al máximo poder?"- sin tocar se metió a la habitación de Yoru, dispuesta a curar sus heridas, el susodicho ya estaba consiente pero no se atrevía a mirarle, le había fallado.

-Princesa… yo…

-Curare tus heridas y te perdonare por esta vez… es la primera y última vez que me fallas… ¿entendiste?- Sakura se sentó en la lateral de la cama de Yoru, este solo asintió y quito su camisa para que su princesa le curara, su mayor herida estaba en la cabeza pero era mejor que de una vez se quitara todo para que Sakura no esperara mucho tiempo.

-Me sorprende todo el daño que te causaron- la joven entrelazo sus delicados dedos en las hebras negras de su fiel súbdito para poder ver mejor la herida; por alguna razón este sintió un leve cosquilleo en el estomago, algo nuevo para él. La pelirosa con maestría le cerraba la herida con su chakra y unos cuantos ungüentos que tenía en el botiquín.

-Me confié… juro que no volverá a pasar- dijo mientras observaba a la chica cubrirle la cabeza con vendajes.

-Eso espero… es la primera vez que me fallas, por eso te perdone… per no habrá una segunda ¿Comprendes?- termino con la cabeza y ahora debería revisar el cuerpo de Yoru- recuéstate- ordeno, la orden fue acatada de inmediato. Sus manos fueron y vinieron desde el pecho hasta el vientre, a Yoru le estaba fascinando el tacto lo cual era imperdonable… era su princesa quien le estaba curando; no tenia porque pensar en cosas… sucias.

-Parece que tienes solamente dos costillas rotas… nada que una buena cantidad de chakra  pueda soldar- presiono él en costado derecho y el chakra verde comenzó a penetrar la piel y empezar a soldar los huesos.

-Perdón las molestias- fue lo único que soltó aquel joven de ahí en adelante. El silencio reino después de eso, nadie decía nada; las pequeñas cortaduras que el joven pelinegro tenia se desaparecerían a la mañana siguiente sin duda alguna, gracias al poder de Cerberos por lo que Sakura solo se dedico a desinfectarlas.

-Ya esta… descansaras los siguientes dos días… después te encomendare tu siguiente misión- cuando se paró de la cama un impulso llevo a Yoru a levantarse cogerla del brazo, jalarla hacia su cuerpo y luego juntar sus labios con los de la joven. Sakura estaba más que sorprendida por la acción de su sirviente, lucho para zafarse pero este la tenía bien agarrada, después de unos momentos inútiles de lucha, la pelirosa fue correspondiendo al beso. Yoru penetro la virginal cavidad bucal de su princesa con su lengua, pequeños y sonoros gemidos fueron soltados por la chica, que después reacciono, uso más fuerza en sus brazos y empujo al pelinegro con fuerza para luego darle una bofetada que podría jurarse sonó por todo el escondite. Eso fue más que suficiente para hacer reaccionar a Yoru de la acción que había hecho.

-¡¡¡DISCULPE MI ATREVIMIENTO!!!... ¡¡¡JURO QUE NO SE QUE ME PASO!!!- había bajado de la cama y se había reverenciado ante Sakura a tal punto de que su frente tocaba el suelo. La pelirosa estaba recobrando el aliento, Yoru le había robado casi todo el aire con aquel pasional beso.

-Esto… jamás sucedió, bórralo de tu memoria… y aparece frente a mí en dos días- fue lo único que la joven dijo antes de salir de la habitación. Cuando Yoru por fin estuvo solo se arrimo a la pared más cercana y se comenzó a pegarle con sus puños.

-¡Eres un estúpido!... ¡¡un grandísimo estúpido!!- se reprendía a sí mismo, pero debía aceptar que el beso le había gustado, había probado los carnosos labios sabor cereza de su princesa.

Sakura caminaba a paso apresurado a la habitación que siempre utilizaba para pensar, aquel cuarto oscuro donde se hallaban las estatuas de la que fuera su mejor amiga en el pasado y el de su amor. Camino directamente a la estatua de la mujer, se sentó en uno de los escalones y recostó su cabeza en la estatua, sus dedos remarcaban sus labios. El beso, su primer beso le había sido arrebatado por su hombre de más confianza. Sin embargo había sido algo rico e inolvidable, pero ¿Qué era ese sentimiento? ¿Por qué tan solo pensar en ello causaba el rápido palpitar de su corazón?

-Amiga… hermana ¿Qué debo hacer?... ¿Qué es esto que siento?... ¿No sé como desaparecerlo?- se cubrió su cara con sus manos, sentimientos confusos se le estaban apareciendo en todo su ser y no sabía lo que significaban.

En Konoha, Minato estaba meditando lo sucedido tenía que ayudar a su hijo de alguna manera pero no podía hacerlo solo, necesitaba del único y fiel amigo que siempre estaba con él en sus momentos difíciles además de que su hijo estaba tan involucrado en esto como él, Fugaku Uchiha, su rival y fiel amigo desde que ambos fueron asignados en el mismo equipo cuando se convirtieron en Genin. Un pequeño golpeteo le hizo volver a la realidad.

-Adelante- se acomodo en su asiento, sabía muy bien quién era.

-Minato… ¿Qué pasa?- Fugaku entro tranquilamente pero se sentía intranquilo; Minato nunca mandaba a un ANBU para entregarle un mensaje. Un simple mensaje de que fuera a su oficina.

-No he dicho nada… para que te alteres así- defendió el rubio.

-Te conozco, tu mirada muestra preocupación… además nunca envías a un ninja preparado y de alto nivel… para un simple mensaje- buena deducción, debía aceptarlo el Hokage; Fugaku era el que mejor le conocía, bueno tal vez después de Kushina.

-Siéntate… lo que te voy a contar… será difícil de creer- Minato comenzó el relato, no olvido ni un detalle de la historia que le había contado su rubio hijo. El pelinegro estaba de lo más sorprendido (como la mayoría de los que habían oído la historia), pero su rostros se mantenía tranquilo aunque por dentro estaba que no se la creía.

-Lo que tú quieres decir que mi hijo y el tuyo son… reencarnaciones… almas… antiguas de… guerreros que convocan bestias- como siempre, magnifica historia pero poco creíble; sin embargo Fugaku confiaba plenamente en su mejor amigo. Además de que el origen de los Uchiha era algo confuso, ya que menciona a un hombre de grandes poderes y manejo de chakra, lo que es un total misterio es como obtuvo el asombroso Dojutsu del Sharingan.

-Así es, ahora mira esto… es un reporte que me llego de la aldea de la roca donde cuentan… la muerte de Orochimaru a manos de una pequeña niña- como un lector amante de los libros el líder Uchiha estaba revisando con detenimiento aquel reporte… una niña… una joya… y una bestia.

-Esto es… asombroso- un segundo toque interrumpió la conversación. Con un “adelante” por parte de Minato entro un joven de 19 años, ojos y cabello negro, la piel tan blanca como la nieve… se parecía a Sasuke… una copia barata de Uchiha Sasuke.

-Perdón la interrupción, Hokage-sama… pero vengo a ver para que me solicita- dijo el joven con mucho respeto.

-Me alegro que hayas venido, Sai… quiero que te encuentres con mi hijo, dentro de dos días… cuando Tsunade-hime haya llegado a la aldea… la prioridad que has de tener es de protegerla y cuando te encuentres con mi hijo la prioridad de proteger cambiara a un pelirrojo llamado Gaara, hijo del Kazekage ¿entiendes?- la voz de Minato era firme y llena de seriedad.

-Claro… pondré todo lo necesario a partir de hoy… y cuando Tsunade-sama llegue partiremos- con esto el joven Sai se retiro. Y los líderes de los clanes más poderosos de Konoha se adentraron en su plática sin tener nociones del tiempo.

Era de noche, pero aun así dos siluetas negras se movían por la espesura de un bosque, brincando de árbol en árbol si cruzar palabras desde hace unas horas. Quieran apresurarse a llegar a su destino para así poder descansar. En esta ocasión no había luna ni el manto estrellado ya que unas nubes de color negro se posaban en todo el bosque.

-Itachi apresuremos el paso… si se suelta una tormenta tardaríamos mas en llegar a la aldea oculta de la cascada- Deidara le veía con tranquilidad, el mutismo era algo incomodo para el pero sabía que si permanecían en silencio y concentrados podrían ir más rápido a su destino.

-¿Quieres una carrera?- dijo por fin el pelinegro algo divertido.

-¿Quieres apostar algo?- una sonrisa picara surco el rostro del rubio.

-¿Que quieres perder?- respuesta tipo pregunta a una pregunta, algo confuso pero divertido para ambos.

-Quien pierda hará lo que el otro le diga- soltó por fin el rubio; el Uchiha asintió y levanto tres dedos de su mano izquierda, poco a poco fue bajando cada uno de sus dedos, hasta que se hizo un puño, en ese momento los dos salieron a una velocidad inhumana. Solo se oía el crujir de las ramas al sentir el peso de los shinobis en ellas. Tardaron un poco en llegar a lo que sería el frente de una gran cascada, Itachi había sido el primero en llegar solo por unos cinco segundos. Media unos cincuenta metro de largo y de ancho eran treinta o veintitantos.

-Los está esperando- un ninja con la banda de la aldea oculta de la cascada se acerco a ellos desde unos arbustos. Ambos chicos le miraron y saludaron con una pequeña reverencia de la cabeza- síganme por favor- los tres ninjas caminaron un trecho camino que había oculto entre los árboles, después se metieron a lo que sería una caverna en donde había unos pequeños posos de agua. Se adentraron en ellos y nadaron unos cuantos metros, cuando encontraron la salida estaban en un pequeño lago que estaba frente a la pequeña aldea.

-¿Podemos hablar con el líder?- Itachi salió de lago y luego utilizo un pequeño jutsu de fuego del que salió una brisa caliente que le seco al instante, lo mismo hizo después con Deidara quien le agradeció puesto que el agua estaba algo fría.

-Síganme por aquí… el líder los está esperando- aquel shinobi se adelanto mientras que Deidara e Itachi caminaban tranquilamente observando sus alrededores.

-Por cierto Dei… gane, espero estés listo para servirme- comento el Uchiha sensualmente en el oído de su compañero, logrando que este se sonrojara hasta el extremo.

-I… Itachi… das miedo


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