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Secretos de un alumno y un profesor por Masterred 2

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Capítulo 10 – Hiroki confiesa su amor


 


 


 


 


Hiroki metió la computadora portátil en un bolso y tomó su abrigo de todos los días, listo para ponérselo y salir del departamento. Tenía planeado encontrarse con Akihiko en la cafetería enfrente al trabajo de Nowaki para discutir los detalles finales de la historia...


Sin embargo, antes de colgarse el bolso al hombro y tomar las llaves, le dirigió una mirada de reojo a Nowaki, que se había sentado en el sillón de la sala para vigilar mejor cada uno de sus movimientos…


_ ¿Aún estás molesto, verdad? _le preguntó sin más rodeos_ Porque voy a encontrarme con Ahikiko…


Nowaki se miró los pies, sin sonreír siquiera un poco:


_ No es eso… _mintió.


_ Nowaki, tú no sabes mentir muy bien que digamos. _sentenció el profesor cruzándose de brazos.


_ ¿Por qué no puede seguir siendo Aikawa la que corrija los capítulos y te de las nuevas instrucciones? _preguntó.


_ Ya te lo dije, Aikawa tiene otros deberes además de andar persiguiendo a Akihiko para que trabaje. Ahora que volvió es mejor que lo haga él así se responsabiliza de una vez con su trabajo y podríamos avanzar más rápido con la historia… _explicó el profesor_ Además quiero tener la satisfacción de gritarle aunque sea una sola vez por todo esto…


_ Ummm…


_ Sabes que te pediría que me acompañes, Nowaki… Pero no puedes faltar con tus responsabilidades en el hospital. _le recordó.


_ Sí. Lo sé… _suspiró el más alto_ Me estoy portando de una manera muy infantil, pero no puedo evitar estar celoso de cada hombre que se te acerca… _se justificó.


_ Tonto… _gruñó Hiroki al tiempo que buscaba unas monedas para el autobús_ Mejor concéntrate en llegar a tiempo a tu trabajo en el hospital, los celos no te ayudarán a convertirte en doctor… _lo regañó.


_ Está bien… _suspiró Nowaki aceptando la derrota. Luego se puso de pie y fue hasta donde él estaba para abrazarlo por la espalda_ Que te vaya bien, Hiro-san…


_ Sí... _tartamudeó el profesor, que no se esperaba llegar a un acuerdo tan rápidamente_ Cuídate tú también, Nowaki.


_ Lo haré. Y cuando nos veamos mañana… _el más alto acarició con sus manos el vientre del profesor_ …te haré una revisión completa, para vigilar que no te haya hecho nada.


Hiroki se sonrojó furiosamente antes de empujarlo y darle un pequeño golpe en el costado:


_ ¡Idiota! ¡Siempre pensando en cosas innecesarias, debería darte vergüenza!!!


Nowaki se apartó riendo alegremente y el profesor pasó por su lado refunfuñando. Al salir del departamento cerró de un portazo.


* * * * * * * *


 


Hiroki divisó al escritor apenas llegó a la cafetería. Éste estaba sentado a un lado –en la sección fumadores- bebiendo café tranquilamente:


_ ¡Akihiko! _lo llamó mientras se acercaba a él a paso rápido.


_ ¡Hiroki! _Akihiko se levantó con una sonrisa y dejó a un lado su cigarro_ Qué gusto verte de nuevo… ¡Aouch!


Antes de que el escritor reaccionara, el demonio Kamijou le había propinado un golpe en la cabeza;


_ ¿Y eso por qué fue? _le preguntó, sorprendido.


_ ¿Cómo que por qué??? _Hiro pasó a su lado y se sentó en la silla reservada para él_ ¡Por dejarme todo este trabajo de escritor que te corresponde hacer a ti e irte de vacaciones, sin consultarme! ¡Por eso!


_ Pero nunca antes me habías pegado así… _se quejó el escritor.


_ Pues ya desarrollé esa habilidad, así que cuida tus payasadas de ahora en adelante. _le advirtió el profesor colgando su abrigo en el respaldo.


Akihiko se sentó otra vez frente a él:


_ ¿No estás siquiera un poco feliz de verme? _bromeó mientras sacaba un pequeño paquete_ Me das ésa bienvenida, y yo que te traje un regalo…


_ ¿Para mí? _Hiro tomó entre sus manos el paquete_ Es pesado…


_ Ábrelo. Si no te gusta te dejaré arrojármelo en la cabeza. _le propuso el escritor.


El castaño rasgó el paquete y descubrió una bola de cristal con nieve adentro.


“Ésta es la típica baratija que se vende en las tiendas de recuerdos…” pensó el profesor haciendo una mueca.


_ Misaki me advirtió de que no te gustaría… _dijo Akihiko_ Pero no había tiendas de libros en la playa.


_ ¿Qué? No, no es eso. Gracias, Akihiko… _ mintió el profesor y luego la agitó un poco para ver la nieve moverse dentro_ Es muy decorativa. Y un buen proyectil…


_ Aproveché para comprar varias cosas, y Misaki tomó algunas fotos que quiero mostrarte. Hasta adoptamos un conejo como mascota y… _el escritor se detuvo al ver la cara de pocos amigos de Hiro_ Bien, pensaba deleitarte con las románticas anécdotas de mi viaje, pero creo que estás más preocupado por la historia. ¿Quieres que trabajemos en ella primero?


Hiroki suspiró, aliviado:


_ Sí, por favor…


_ De acuerdo. _Akihiko apagó su cigarro_ Veamos qué tienes hasta ahora.


El profesor sacó la computadora portátil y dejó que Akihiko leyera la historia en silencio, ya que no había tenido oportunidad de corregir los últimos capítulos encargados por Aikawa.


_ No están nada mal… _el escritor sonrió, complacido_ No esperaba menos de ti, Hiroki…         


_ Nowaki me ayudó. _aclaró el castaño con un leve sonrojo.


_ Pues hacen una buena pareja de escritores. Prometo cumplir con mi parte del trato por supuesto, cambiaré todos los nombres una vez que la historia esté finalizada…


_ Muy bien… _Hiroki le dio un sorbo a su café_ Akihiko… ¿qué le pasará al Nowaki de la historia? No se lastimó mucho al caerse, ¿verdad?


_ No, sólo necesitábamos que se diera un golpe… _explicó el escritor sacando una hoja de papel de una carpeta.


_ ¿Necesitábamos?


_ Sí, me refiero a que la historia lo necesita para que las siguientes instrucciones tengan sentido y encajen bien. _le entregó la hoja de papel_ Ten, éstas son las instrucciones finales…


Hiro las leyó rápidamente y en silencio. Luego suspiró;


_ Hay algunas cosas que me costarán bastante… _le advirtió al escritor.


_ Pídele ayuda a Aikawa. O a Nowaki…


_ ¿Tsumori tiene que hacer todas éstas maldades que detallaste aquí…?


_ Sí. No olvides que es el villano de nuestra historia. _le recordó.


_ Akihiko, es… es demasiado lo que hay que escribir. No sé si podré con todo, y ya se me están acabando las ideas… _Hiroki dejó la hoja a un lado y se masajeó las sienes_ Además estoy cansado de escribir…


_ Haz un esfuerzo, Hiroki. Ya son los últimos capítulos… _lo consoló Akihiko_ Te propongo algo: si para el día anterior a la entrega no se te ocurre nada, ven a mi casa y juntos le escribiremos el final. ¿Eso te parece bien?


_ Pues…


_ Oh, espérame un segundo. _el escritor abrió su celular_ Misaki está llamando, ya regreso…


El de ojos violetas se alejó para atender el celular, dejando al profesor solo unos momentos. Algo que no le importó demasiado a Hiroki, ya que no estaba dispuesto a perder más tiempo…


Con expresión decidida, tomó la computadora y empezó a escribir otra vez…   


 


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A Hiroki aún le temblaban las manos y tenía los ojos llenos de lágrimas cuando algunas sirvientas escucharon sus gritos de auxilio y fueron a socorrer al más alto. El jardinero dejó de podar unas rosas y corrió hasta donde él estaba para ayudarlo a levantar a Nowaki y llevarlo dentro de la casa, donde por fin recuperó la conciencia.


El profesor casi se le fue encima cuando lo vio abrir los ojos y quejarse un poco de dolor. Faltó poco para que lo besara y abrazara de emoción, pero por suerte las sirvientas lo sacaron del cuarto para que el doctor a cargo pudiera examinar sus heridas. Hiroki tuvo que conformarse con un suspiro de alivio, y esperó pacientemente a que lo dejaran entrar a verlo…


Mientras tanto fue a ver a Himeko, que no había llegado a ver a Nowaki tirado en el suelo e inconsciente, pero aún así estaba asustada y permanecía acurrucada en los brazos de su niñera. El jardinero también estaba allí, Hiroki supuso que:


1)      Estaba tan preocupado como los demás sirvientes por la salud de Nowaki.


2)    Había aprovechado la confusión para pasar algo de tiempo con la niñera de Himeko.


Cualquiera que fuese la razón, Hiroki no estaba de humor como para andar preocupándose por esas cosas…


_ ¡Hiroki! _exclamó la niña al verlo. Acto seguido saltó del regazo de la niñera y fue hasta él para abrazarlo.


El profesor la alzó en brazos;


_ No estés asustada, Himeko. Tu papi estará bien, el doctor está con él ahora mismo… _le dijo tratando de sonreír y verse tranquilo.


_ Pero… Baby no hace ésas cosas… _Himeko estaba extrañada_ Él es bueno…


_ Sí, lo sé. Sólo fue un accidente… _el castaño le besó la frente y se sentó con ella en el regazo, mientras su mente iba a toda velocidad.


La verdad era que él también estaba sorprendido por la reacción del animal…


Desde el principio –aunque lo intimidó el tamaño del animal- le había parecido un caballo muy manso. Y Nowaki no le habría dado nunca un caballo que no estuviese adiestrado, menos hubiera permitido que su pequeña hija anduviera a su alrededor, ni que le acaricie el pelaje tan de cerca…


El jardinero volvió a colocarse en la cabeza el sombrero de paja:


_ Voy a ver si puedo hacer que “Baby” se calme y regrese al establo… _anunció.


_ ¡Ten mucho cuidado, por favor! _le pidió la niñera de Himeko.


_ Te acompañaré. _dijo Hiro levantándose.


La niñera y el muchacho lo miraron, sorprendidos;


_ No es necesario, además puede llegar a ser peligroso. _le advirtió el jardinero.


_ No hay problema, si el caballo sigue estando agresivo me mantendré alejado. _insistió el profesor, dejando a Himeko en brazos de la niñera_ Vamos.


_ Pero… _el jardinero iba a decir algo, pero repentinamente calló y siguió a Hiroki hacia el jardín.


_ ¡Ten cuidado, Hiroki! _le gritó Himeko cuando se alejaron.


Mientras caminaban por el jardín, el jardinero intentó persuadirlo un par de veces más de que no era necesario que lo ayudara, que regresara, que era peligroso, que Nowaki la tomaría contra él si algo le ocurriese. Hiroki lo ignoró totalmente y caminó decidido hacia el animal, que lejos de seguir agresivo estaba parado bajo un árbol.


Estaba tan tranquilo como antes y al ver al profesor ni siquiera se inquietó, por lo que el jardinero lo tomó por las riendas y tiró suavemente para que el animal avanzara:


_ Vamos, Baby… _le dijo, y el caballo obedeció tan manso como siempre.


_ ¡Espere!  _el castaño se acercó al animal y comenzó a tocar la silla.


_ ¡No vuelva a subirse! _le advirtió el jardinero, sobresaltado.


_ ¡Claro que no, no soy tonto! _gruñó Hiroki soltando la silla. Cuando la retiró se llevó una sorpresa_ ¡Mire!


Debajo de la silla de montar había un montón de largas espinas, especialmente ubicadas para que cuando alguien se sentara se incrustaran en el lomo del animal. Hiroki retiró las filosas púas con la mano y contempló el lomo de “Baby” lleno de pinchazos:


_ Parecen espinas de naranjo… _corroboró el jardinero al verlas_ ¿Pero cómo llegaron ahí?


_ Alguien preparó esto para mí… _murmuró Hiroki_ ¡Tengo que avisar de esto a Nowaki!


Antes de que el muchacho pudiera responderle algo, Hiroki salió corriendo en dirección a la casa otra vez.


*  *  *  *  *  *  *


 


Cuando el médico por fin se hubo retirado y dado todas las indicaciones necesarias, Hiroki pudo entrar a ver al más alto. Una de las sirvientas le puso en las manos una cuchara y una pequeña botella de medicina;


_ Se niega a tomar nada, tal vez usted lo convenza… _le dijo muy bajito para que Nowaki no la oyese.


El profesor entró en la habitación y cerraron la puerta detrás de él:


_ ¿Hiro-san?  _Nowaki giró la cabeza sobre la almohada apenas escuchó sus pasos.


_ Sí. _Hiro se sentó a su lado y contempló su cabeza vendada y la montaña de almohadas acumuladas detrás de las caderas_ ¿Qué te ha dicho el médico?


Nowaki resopló, fastidiado;


_ Dice que me golpeé muy fuerte cerca de los riñones, por lo que deberé hacer reposo un tiempo. Me prohibió caminar por un par de días y cuando empiece a hacerlo deberé usar primero un bastón…


_ Ya veo… ¿Y el golpe en la cabeza?


_ Es sólo un chichón. Ya sanará solo, no hacía falta que me vendara la cabeza… _el ojiazul lo observó detenidamente y estiró el brazo para tocarle el cabello_ ¿Tu estás bien? ¿No te hiciste daño?


Hiroki apartó bruscamente la mano de Nowaki de su cabello, y se levantó de la cama:


_ Medicina. _anunció vertiendo el líquido de la botella en la cuchara_ Tómatela.


_ Dije que no quería medicinas. Saben horrible… _se quejó el más alto_ ¿No puedo tomarlas un poco más tarde…?


_ No seas un crío. Tómatela de una vez. _le exigió el profesor frunciendo el seño_ Si vas a hacer estupideces como la de recién, sabes que después debes afrontar las consecuencias. _le recordó.


_ ¿Estupideces? ¿Fue una estupidez el querer rescatarte?


_ No quiero hablar de eso ahora… Tómate la medicina.


_ No.


_ ¿Ése es el ejemplo que le quieres dar a tu hija…? _Hiroki hizo un gesto con la cabeza, para indicar que Himeko estaba entrando en ése momento a la habitación.


_ ¡Papi! _exclamó la pequeña corriendo hacia él.


_ Hola, mi amor. Ven a darme un gran abrazo ¿quieres? _la invitó Nowaki, sonriendo ampliamente.


La niña no necesitó que se lo repitieran otra vez; saltó a la cama y le echó sus bracitos al cuello:


_ Tuve miedo, papi… _llorisqueó ocultando la cara en el cuello del más alto.


_ Tranquila, Himeko. Papi está bien… _Nowaki la abrazó y retorció una de sus trenzas_ Sólo necesita descanso y muchos abrazos. No te preocupes.


_ Y medicina. _aprovechó Hiro_ Medicina que estabas a punto de tomar, ¿no es así Nowaki?


Nowaki aceptó la derrota y se tragó la medicina sin chistar, disimulando lo mejor que pudo la mueca de asco.


_ Así me gusta. _se dio por satisfecho el castaño, cerrando la botella y dejándola sobre una mesa.


_ Creo que tendremos que dejar nuestro paseo para más adelante, mi amor… _le dijo el ojiazul a su hija_ Papi no se puede levantar de la cama hasta que el doctor lo diga…


_ Mmmm… ¡Entonces tendré que traer las cosas del paseo aquí con ustedes!!


_ ¿No es un poco tarde para comer golosinas? _sugirió la niñera desde un rincón.


_ Bueno, supongo que por ésta vez haremos la excepción… _sonrió Nowaki_ No hemos comido nada en toda la tarde a causa de todo éste lío… ¿No crees, Hiro-san?


Hiroki asintió sin sonreír en lo más mínimo;


_ Si tú lo dices… _suspiró sentándose a un lado de la cama.


_ Ven, Himeko. Vamos a buscar ésa canasta, creo que la dejaron afuera en el jardín… _la invitó la niñera.


Cuando las dos salieron de la habitación y cerraron la puerta, Nowaki tomó al profesor de la mano:


_ ¿Qué te sucede, Hiro-san? _le preguntó acariciando su mano_ ¿Por qué estás tan molesto conmigo?


Hiroki apartó su mano bruscamente y miró hacia otro lado;


_ No es que esté molesto contigo… Sólo… _tomó aire_ Realmente me preocupé cuando te vi tirado en el suelo y con ésa herida en tu cabeza…


_ Pero ya estoy bien… No tienes de qué preocuparte…


_ ¡Claro que tengo de qué preocuparme! _exclamó Hiro más molesto que nunca_ ¿Por qué hiciste eso?


_ ¿Hacer qué?


_ ¡Ir detrás de mí!


_ ¿Hubieras preferido que me quedara a un lado, viendo cómo te tiraba y pisoteaba un caballo? _se extrañó el ojiazul.


_ ¡Sólo dime qué hubiera pasado si te lastimabas de verdad! ¿No pensaste en Himeko?


Nowaki sólo estaba más y más confuso. No alcanzaba a entender por qué protestaba Hiroki exactamente;


_ ¿Me estás diciendo que estuvo mal ir a rescatarte…? _preguntó.


_ Sí. ¡Eso es lo que estoy diciendo…!


_ Es una completa estupidez, no lo entiendo para nada…


_ ¡No es una estupidez, Nowaki! Entiende que no debes preocuparte por lo que a mí me pase… _le pidió, bajando un poco la voz_ Yo… yo sólo soy un problema más para ti…


Nowaki abrió muy grandes los ojos:


_ ¿Cómo dices ésas cosas? ¿Un problema para mí? _exclamó_ ¡De qué estás hablando!


_ ¡Hablo de esto! _Hiroki le enseñó las espinas que traía en su bolsillo_ Esto es lo que había debajo de la silla de “Baby”…


_ No puede ser… Por eso se puso de esa forma cuando te subiste… _Nowaki examinó las espinas y luego suspiró, lleno de angustia_ Esto es obra de Tsumori…


_ Yo pensé lo mismo. _dijo el profesor.


_ ¿Pero cómo pudo tener tiempo de hacerlo? Si apenas lo eché de la casa, él se fue… _reflexionó el más alto_ ¿Crees que tenga algún cómplice?


_ No lo sé. _Hiro dejó el resto de las espinas sobre la mesilla junto a la cama_ Sólo se que no hace demasiado tiempo que volví aquí contigo, y ya estoy comenzando a causarte problemas otra vez…


_ Hiro-san, no pienses así por favor. No dejes que esto te afecte. _le pidió Nowaki_ Es Tsumori el que está tratando de hacernos daño, no tiene nada que ver contigo…


El castaño permaneció callado, esquivando su mirada;


_ ¿Hiro-san? Háblame por favor… _le suplicó al no obtener respuesta_ Dime lo que piensas…


_ Quiero decirte que… en cuanto vea que te recuperaste, volveré a marcharme. _declaró.


_ ¿Qué dices?


 _ Lo siento. Pero no quiero arriesgarme a que Tsumori te haga más daño… _le dijo con toda la firmeza que pudo_ Ya lo he decidido, si permanezco aquí lo único que lograré será complicarte la vida.


_ ¡No te dejaré ir a ninguna parte! _Nowaki le aferró el brazo_ ¡No quiero, no lo aceptaré!


_ ¡No intentes amenazarme de nuevo! _Hiroki trató de zafarse de su agarre_ Yo sé que sigues siendo una buena persona, ya no me creo eso de que cerrarás la escuela si me voy…


_ ¡Iré a buscarte, ya te lo dije! _le aseguró el ojiazul.


_ ¿Y dejarás a Himeko aquí? ¿Sola? _el profesor trató de sonreír un poco_ No te imagino capaz de eso. No podrías separarte de ella aunque quisieras…


_ Tampoco quiero separarme de ti. No otra vez. _dijo Nowaki, aferrando con más fuerza la ropa de Hiroki.


_ Lo siento… _el profesor dejó que una cortina de cabello le tapara lo ojos_ Pero no sé qué mas hacer…


_ Yo sí se qué hacer.


Nowaki le aferró la ropa y lo jaló con fuerza, tirándolo a su lado en la cama;


_ ¿Q-qué estás haciendo? ¡Nowaki, no! ¡Te harás daño! _Hiroki trató de que el más alto no se moviera de su lugar.


_ ¡Déjame! _Nowaki se incorporó, pese a su agudo dolor de espalda y se echó sobre él al tiempo que le aferraba las muñecas.


 _ ¡Nowaki, basta! ¡No lo hagas más difícil! _le pidió. El ojiazul le había echado todo su peso encima, inmovilizándolo y separándole las piernas con su propio cuerpo.


El profesor se retorcía y pateaba el aire, quería zafarse y a la vez no se atrevía a hacer daño a Nowaki porque sabía que no estaba en condiciones para recibir golpes.


_ Quédate quieto, Hiro-san. No te molestes en resistirte. _le advirtió el más alto, comenzando a besarlo en el cuello. Luego soltó una de sus muñecas para poder desprenderle la camisa con su mano libre_ Y de todas formas no creo que quieras hacerlo…


Hiroki no podía creer lo que estaba ocurriendo, Nowaki era cruel con él otra vez y pensaba tomarlo a la fuerza. Lo peor era que no deseaba resistirse más, el dolor en su corazón era demasiado…


Nowaki había terminado de desprender los botones de su camisa y se dedicaba a acariciar la suave piel, mientras tanto besaba lentamente los pezones rosados:


_ Mmm… No, por favor… _cuando comenzó a lamerlo allí se le escapó un gemido y arqueó la espalda.


_ Soy el único que puede hacerte sentir así… _murmuró el ojiazul acariciando la piel con los labios_ Voy a demostrarte cuánto me deseas. No eres capaz de estar sin mí...


El profesor lo sintió desprender también sus pantalones y cuando deslizó su mano bajo la tela comenzó a llorar. “No quiero que éste sea el último recuerdo que tenga de Nowaki… No quiero que nos separemos de ésta forma…” pensó mientras las lágrimas empezaban a correr por sus mejillas.


Pero Nowaki se detuvo al escuchar sus sollozos… El profesor lloraba muy quedamente,  cubriéndose los ojos con su mano libre mientras pequeñas gotitas rodaban por su cara y se fundían con su ropa y sábanas;


_ Hiro-san… Yo… Lo siento… _se disculpó soltando su otra mano_ No sé que me pasó…


Hiro sólo siguió llorando, se veía tan triste e indefenso que Nowaki se apuró a acomodar toda su ropa:


_ Perdóname, perdóname por favor… _el ojiazul se sentía de lo peor, no entendía cómo pudo estar a punto de hacer daño a Hiro-san.


Cuando hubo abotonado toda la ropa de Hiroki se incorporó un poco:


_ No puedo soportar la idea de perderte otra vez, Hiro-san… _le confesó, mirándose las manos_ Por eso, perdóname…


El profesor dejó de llorar un momento y se incorporó también. Estaba a punto de decirle algo cuando el más alto emitió un quejido de dolor;


_ ¡Maldición, mi espalda…! _se quejó frotándose la zona donde se había golpeado, que había comenzado a darle puntadas otra vez.


_ ¡No debes estar en ésta posición, el médico te lo advirtió! _lo regañó Hiroki, tomándolo por lo hombros y empujándolo para que se sentara otra vez_ Así, siéntate y ya no te levantes… ¿Has entendido?  


_ Sí, ya entendí… ¡Cuidado! _Nowaki se dejó caer sobre la pila de almohadas, arrastrando al profesor con él.


El castaño se quedó allí, aferrado a sus hombros y se dio cuenta de que sus caras estaban muy cerca otra vez… así que lentamente llevó una de sus manos a la nuca del más alto, donde ensortijó con los dedos los oscuros mechones de cabello.


 Nowaki lo abrazó por la cintura y Hiro se inclinó un poco más sobre él, tratando de no causarle dolor mientras separaba los labios y buscaba su boca para unirse en un dulce beso... Un pequeño momento de calma y un dulce consuelo entre tantas decisiones difíciles, entre tanta angustia…


Cuando el beso se terminó los dos se separaron un poco y se miraron a los ojos:


_ Hiro-san… ¿Acaso me odias…? _preguntó el ojiazul.


Había tanta tristeza en su mirada que Hiroki se sintió tentado de besarlo otra vez para reconfortarlo:


_ ¡No! ¿Cómo voy a odiarte? _se molestó_ Yo no te odio, Nowaki…


_ Entonces… ¿Por qué siempre estás tratando de alejarte de mí?


Esa pregunta fue suficiente para que Hiroki abandonara todo su autocontrol. Ya no soportaba más el esconder sus sentimientos, no podía más con el papel de adulto que da siempre el ejemplo. No podía aguantarlo por más tiempo…


_ ¡Nowaki…! _sollozó sintiendo que su corazón se partía en dos.


Sin pensarlo siquiera, le echó ambos brazos al cuello y lo abrazó con fuerza. Nowaki lo abrazó a su vez y pudo sentir como el corazón del profesor latía rápidamente:


_ Nowaki, yo… no te odio. _murmuró contra su cabello, que estaba empezando a empapar con sus lágrimas_ Te amo…


El más alto aferró su ropa, sin poder creer que estaba escuchando ésas palabras. Pero Hiroki sollozaba contra su pelo y las repetía una y otra vez, dejando de lado todo su orgullo:


_ Te amo, Nowaki. ¡Te amo…! _repitió mientras lloraba_ ¿No lo entiendes? Te amo más que a nada en el mundo…


_ Hiro-san…    


_ Por eso es que siempre me alejo de ti... ¡Por eso es que te abandoné aquella vez…! _confesó_ Tenía miedo… de que lo que lo que yo sentía por ti te arruinara la vida…  


_ ¿Qué te hizo pensar así? _Nowaki le tomó el rostro y limpió sus lágrimas con los pulgares. 


_ Era lo que pensaba entonces… _Hiro acarició sus grandes manos_ Yo quería que te casaras, que tuvieras hijos, que tuvieras todo lo que tu padrastro iba a dejarte…


_ Querías que fuera feliz, ¿verdad…? _le preguntó el más alto.


_ Sí… Estaba dispuesto a sacrificarlo todo por ti. Hasta mi propia felicidad…


Nowaki suspiró largamente, y esbozó una sonrisa apenas:


_ Pues te voy a decir algo, Hiro-san… _le acarició el cabello_ Yo sólo puedo ser feliz si estás a mi lado… es la única manera.


_ Nowaki, no me digas eso…


_ Cuando te fuiste te llevaste un pedazo de mí. _insistió el ojiazul_ Justo cuando pensaba que nunca podría llenar ése vacío que dejaste, apareciste otra vez en mi vida. Ya no vayas a ninguna parte, complétame otra vez…


_ Pero…


_ Yo también te amo, Hiro-san. Por favor, no me dejes ahora. _le suplicó.


Hiroki volvió a abrazarlo y ocultó la cara en su cuello;


_ Te he extrañado tanto todos estos años… _murmuró contra su piel_ Si fuera por mí nunca me apartaría de tu lado, pero… ¿qué haremos con Tsumori?


_ No lo sé. Pero, ¿por qué piensas que la única solución es marcharte? _el más alto le acarició la espalda_ Eso es lo que él quiere…


_ Ya te lo he dicho… No sé qué mas hacer.


Se quedaron en silencio unos momentos. Hiroki estaba convencido de que no había nada más que decir… pero el más alto pensaba diferente:


_ Dime una vez más lo que sientes por mí… _le pidió al profesor.


_ ¡Ya te lo dije muchas veces! _se quejó éste, que ya comenzaba a recuperar su orgullo de nuevo.


_ No importa, dilo otra vez. Dímelo siempre, a todas horas… _le obligó a alzar el rostro hacia él_ Nunca me cansaré de escucharte…


A continuación lo besó, tan suave y dulcemente que el profesor no tuvo más remedio que ceder y volver a decirle ésas palabras:


_ Te amo, Nowaki…


_ Yo también te amo. Y creo que vale la pena luchar por esto que sentimos… _dijo.


_ Tendremos que mantenerlo en secreto, ¿sabes…?


_ No importa. Lo único que importa es que estemos juntos. Sólo eso.


Hiroki se recostó en el pecho del más alto y se quedó allí, disfrutando de las caricias del ojiazul en su cabello y oyendo los latidos de su corazón.


“Quizás por ésta vez… No sea tan malo luchar por quedarme junto a él…” pensó cerrando los ojos.


*  *  *  *  *  *  *


 


Pero mientras Hiroki y Nowaki estaban en la habitación, Himeko permanecía en el jardín buscando la canasta con los dulces y las golosinas.


Una vez más su irresponsable niñera la había dejado sola para ir a ver a su novio aunque solo fuera un rato más…


_ ¡Ahí está!! _el sol casi se metía por completo cuando localizó la canasta. Ésta había salido volando cuando “baby” enloqueció y casi había tirado a Hiro.


Mientras acomodaba un poco el contenido –que se había revuelto un poco durante el aterrizaje- le pareció que algo había tapado el poco sol que aun quedaba.


Una persona había salido de atrás de un árbol y proyectaba una sombra sobre ella:


_ Hola, pequeña Himeko… _la saludó el rubio_ ¿Quieres ir a dar un paseo con el tío Tsumori…?


 


* * * * * * *

Notas finales:

Bien, hasta acá llegué. Semanas difíciles me esperan con todos los exámenes finales y eso... U.U

La historia avanzará más rápido a partir de ahora! No pararé hasta terminar este fic... ^___^

Espero les haya gustado, Tsumori y Hiro iban a mantener una interesante y reveladora conversación  como idea original, pero luego de ver varios reviews me di cuenta de que lo que querían... era que se pelearan con unñas y dientes!! XD disfruté cambiar y escribir ésa parte! Jaja

Nos vemos más adelante, besotesss!! =3 


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