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Secretos de un alumno y un profesor por Masterred 2

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Capítulo 3 – Las 1eras instrucciones


 


Los cojines del sofá, los libros, las revistas, algunos adornos… Todos los objetos de la sala de estar supieron lo que era “volar” aquella noche:


_ ¡Hiro-san deja que te explique!! _suplicó Nowaki con la esperanza de que la lluvia de objetos que caían sobre su cabeza cesara. La guía telefónica le hizo un pequeño chichón en la cabeza y cuando vio que Hiroki alargaba la mano hacia los libros más pesados se ocultó detrás del sofá de un salto.


_ ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! _gritaba Hiroki, preso de la histeria y totalmente rojo de la vergüenza_ ¡Eres un atrevido! ¡¿Qué derecho tienes para andar espiando mis cosas?!


_ ¡Hiro-san, escúchame!!! _pidió el ojiazul_ Yo no estaba espiando, sólo quería saber cómo terminaba la historia… ¡En serio!


_ ¿Cómo que “querías saber cómo terminaba”? _pensó un momento_ ¡¿Ya la leíste toda?! ¡Dímelo, Nowaki!!!


Nowaki no asintió pero de todas formas Hiroki lo supo: Nowaki había leído la historia de principio a fin, y ahora estaba buscando el final en su computadora. ¿Pero cómo sabía que estaría allí?


El castaño pensó en toda la historia, en las escenas de cama, los besos, las confesiones de amor… y le dieron ganas de llorar de frustración.


_ Oh no…  ¡Qué vergonzoso! ¡Qué vergonzoso! _exclamó al tiempo que se cubría la cara con las manos_ ¡No lo soporto!!!


Hiroki corrió y se encerró en la habitación dando un portazo:


_ ¡Hiro-san! _lo llamó el más alto  mientras se levantaba.


Fue hasta la habitación y trató de abrir la puerta. Estaba con llave;


_ Hiro-san, por favor…  _lo llamó.


_ ¡Lárgate! ¡Seguro que estás riéndote de mí! _le gritó desde dentro y se notó que tenía el rostro cubierto con  algo; quizás una almohada.


_ No, no me estoy riendo Hiro-san… _afirmó el más alto_ Por favor, abre la puerta. Yo puedo explicarte…


_ ¡Fuera! ¡No me mientas! ¡Seguro te hace mucha gracia el hecho de aparecer en una de las novelas de amor de Akihiko!!!


_ ¡No me estoy riendo Hiro-san! De verdad… Me pareció algo muy tierno…


Silencio. Hiroki no le respondió así que continuó hablando:


_ Yo había leído la historia ése día que regresé del hospital y te encontré durmiendo en el sofá… _contó_ Las hojas estaban tiradas en el suelo así que las recogí. Pero vi que nuestros nombres aparecían en algunas hojas y las leí, no pude evitarlo…


Hiroki seguía sin contestarle. Nowaki se recostó en la puerta y suspiró:


_ Enseguida supe que era algo que había escrito Akihiko, y como sé que él siempre le preguntaba a Hiro-san su opinión sobre lo que escribía las volví a poner en el suelo y no te pregunté nada al respecto…


_ ¿Por qué no? _se oyó por fin la voz de Hiroki_ Dejaste que yo te mintiera…


_ Creí que si te pedía explicaciones tal vez pensarías que estaba celoso de Akihiko de nuevo… _confesó el ojiazul.


_ ¿Y cómo supiste que encontrarías la continuación de la historia en mi computadora?


_ Yo simplemente lo deduje. Hoy mientras trabajaba en la florería llegó una mujer pelirroja y encargó un ramo; me llamó la atención que fuera para ti y dejó un mensaje para la tarjeta: “Gracias por aceptar hacerse cargo de terminar la historia de Akihiko… ¡Me ha salvado la vida!”. Entonces supe por qué estabas tanto tiempo escribiendo en tu computador…


Hiroki volvió a quedarse mudo por unos segundos;


_ Aún así no estuvo bien que espiaras mis cosas… _afirmó con voz grave.


_ Lo sé, perdóname Hiro-san… _dijo Nowaki, arrepentido_ Quería darte las flores luego de que te ducharas, como una gran sorpresa y ahí contártelo todo… Pero no pude con mi curiosidad por saber cómo acababa la historia y acabé arruinándolo…


Silencio. Nowaki trató con un tono más amistoso:


_ Pero Hiro-san debe entender que la historia me pareció muy interesante y aunque estoy algo molesto con Akihiko por darte esa gran responsabilidad, moría por saber el final… _se excusó_ Me alegra que el Hiro-san de la historia esté a salvo…


Pasaron unos minutos. Cuando Nowaki ya estaba comenzando a pensar que esa noche tendría que dormir en el sofá la puerta se abrió y apareció Hiroki, con el pelo húmedo revuelto y las mejillas rojas:


_ Todavía no llego al final de la historia… _dijo apenas en un susurro, mirándose los pies y con una mano apoyada en el marco de la puerta.


_ Lo sé… _dijo Nowaki, mirándolo con dulzura_ Pero me alegra, así podré ayudarte a pensar ideas…


_ Pero… La verdad es que me da mucha pena escribir esa clase de cosas… _confesó cerrando los ojos_ No sé si podré hacerlo…



_ Claro que puedes… _el ojiazul lo estrechó entre sus brazos y le besó la frente_ Hiro-san es una persona increíble…


 



 


Más tarde en la cocina…


 


_ Entonces… ¿Hiro-san ya me perdonó…? _preguntó el de ojos azules mientras lavaban los platos.


_ Más o menos… Aún estoy molesto, aunque fue culpa mía haber leído hasta tarde esa noche y dejar las hojas tiradas por ahí… _dijo el castaño mientras buscaba un jarrón para las flores de Akikawa.


Nowaki dejó los platos escurriéndose y fue junto a él:


_ ¿Por qué Akihiko no terminó la historia el mismo? _preguntó.


_ Tuvo que atender unos compromisos… _mintió Hiroki_ El muy idiota… _murmuró.


_ ¿Qué…?


_ Nada, nada… _carraspeó_ Que tengo plazos para escribir cada capítulo, porque Akikawa debe controlarlos y darme su aprobación antes de enviárselos a Akihiko…


_ ¿Quién es Akikawa?


_ Es la mujer que me envió las flores… Decidí aceptar el trabajo de Akihiko en parte por ella, me dio pena que fuese a tener problemas en su trabajo por culpa de ése irresponsable…


_ Comprendo… ¿Y Akihiko no te dijo cómo debía seguir la historia?


_ Me va dando instrucciones a medida que avanzo… Ya cumplí la primera: que el profesor esté a salvo de los bandidos que se supone debían matarlo… _contó_ Pero no tengo idea de lo que sigue. Me reuniré con Akikawa este fin de semana, y ella hablará con Akihiko para preguntarle…


Se quedaron en silencio un momento. Hiroki oliendo las bonitas flores que le había obsequiado Akikawa, y Nowaki secando los platos.


De repente, éste último empezó a reírse;


_ ¿De qué te ríes…?


_ ¡Me da mucha gracia que Tsumori sea el villano malvado de una historia! _se carcajeó_ Parece que Hiro-san no ha estado hablando bien de él a Akihiko… Jajaja!


Su Hiro-san se puso rojo y frunció el seño;


_ ¡Yo no le dije nada sobre Tsumori a Akihiko! _se quejó_ ¡Él se lo ha inventado todo…!


Iba a salir de la cocina refunfuñando otra vez, pero Nowaki lo atrapó por la cintura:


_ Hiro-san mentiroso, mentiroso… _canturreó como si fuese un niño_ ¿Tu mamá nunca te enseñó que no debes hablar a espaldas de la gente…?


_ ¡Ya te dije que yo no dije nada!!! _se quejó Hiroki tratando de huir del abrazo.


Nowaki se sentó en una silla de la cocina, junto a la mesa, arrastrando a Hiroki con él:


_ Necesitas que te den un pequeño castigo… _murmuró obligando al castaño a sentarse en su regazo.


_ ¿Qué? ¡Nowaki no juegues conmigo! _Hiroki estaba cada vez más sonrojado. Trató de apartar las manos de Nowaki sin éxito_ ¡Dejame que me vaya! Mmm… No… S-suelta…


El más alto había apartado con la mano los mechones que coronaban la nuca de su Hiro-san y comenzó a besarlo justo allí, intercalando besos húmedos y suaves roces con los dientes. Hiroki se estremeció entre sus brazos y gimió bajito:


_ Casi había olvidado lo sensible que Hiro-san es aquí… _susurró lamiendo un hombro sedoso.


_ Nowaki, por favor no… No aquí… _le pidió Hiroki tratando de no dejar escapar más gemidos.


Las manos de Nowaki se encargaron de aflojar la bata que aún llevaba puesta; la prenda resbaló por los hombros dorados, descubriendo la espalda;


_ Nowaki…


_ Shhh… _Nowaki acarició la piel con sus labios_ No hay de qué avergonzarse Hiro-san… Nadie nos puede ver, somos sólo tu y yo…


El ojiazul continuó acariciando la suave piel, besando, describiendo pequeños círculos con la lengua;


_ Ahhh… Mmm… _Hiroki se mordió los labios cuando trazó una línea a lo largo de su espalda y tuvo que aferrar las manos que lo sujetaban por la cintura para no derrumbarse.


_ Hiro-san… Hiro-san… _susurró en su oreja_ Quítate la ropa para mí… Quiero llevarte a la habitación…


En menos de un segundo Hiroki recuperó toda su timidez y se puso de pie de un salto;


_ ¿Q…qué? No puedo creer que me digas ésas cosas tan vergonzosas!!! _gritó mientras se acomodaba histéricamente la bata_ ¡Eres un descarado! ¡Eres un…!


Nowaki se puso de pie y acalló sus protestas con un beso apasionado:


_ Por favor, Hiro-san… _le acarició el rostro con los pulgares, mirándolo a los ojos.


Era imposible negarse a esa mirada…


El castaño se sonrojó hasta las orejas, pero igual volvió a buscar la boca de Nowaki. Mientras se besaban llevó las manos hasta el nudo de la bata y odiándose por dejarse convencer tan fácil la desató, dejándola caer a sus pies.


El ojiazul le sonrió, y Hiroki sostuvo su mirada con ojos muy abiertos:


_ Hiro-san, eres muy hermoso… _contempló su dorada desnudez_ Y todo mío…


_ Cállate… ¡Hey! ¿¡Qué haces!? _Nowaki lo alzó en brazos y lo acostó sobre la mesa_ ¡Nowaki, dijiste que me llevarías a la habitación!


El más alto se rió picaronamente:


_ Mentí…


*-*-*-*-*-*-*


Días más tarde…


_ Le envié la continuación de la historia a Akihiko por correo electrónico… _dijo Akikawa mientras tomaban café aquella tarde_ Me dijo que la historia iba muy bien, que era un buen comienzo…


_ Qué bien…


Se encontraban en el café que estaba frente a la florería de Nowaki. Para Hiroki era nueva la sensación de una persona leyendo y controlando cada cosa que escribía, por más que ésta fuera sólo una chica simpática y amigable…


Para distraerse miró enfrente. Nowaki justo se hallaba en la vereda acarreando varios canastos con flores de una sola vez.


“Se ve tan apuesto con delantal…” pensó y enseguida se reprendió a sí mismo por andar pensando cursilerías. El ojiazul volvió la mirada hacia donde él estaba y lo saludó con la mano y Hiroki (con un poco de rubor en las mejillas) devolvió la mirada a la taza de café.


_ ¿Por qué elegimos éste lugar para reunirnos? _preguntó.


_ ¡Porque el empleado de la florería de enfrente es tan apuesto!!! _le respondió Akikawa entre risitas.


Hiroki sintió una punzada de celos pero se tranquilizó pensando en que debía comportarse bien con ella; al fin y al cabo trabajarían juntos algún tiempo…


_ ¿Qué sigue ahora…? _el castaño cambió de tema_ Me refiero a la historia…


_ Aquí mismo tengo las instrucciones… _Akikawa sacó un pequeño cuaderno de su bolso_ Se las leeré… Parece que debemos reencontrar a los personajes principales.


_ ¿Ya…? _Hiroki levantó las cejas_ ¿No es muy pronto? Es decir… Creí que una parte del “relleno” de la historia era relatar lo mucho que sufren estando alejados y esas cosas…


_ Sí, lo es. Pero más adelante… _dijo Akikawa_ Ahora debe dar un salto en el tiempo: 6 años…


_ ¿Seis? ¿Y para qué seis?


_ No lo sé, supongo que por algo debe de ser… _la joven pelirroja se encogió de hombros_ Tal vez Akihiko se lo diga más adelante… Pero deben estar separados ése lapso de tiempo.


_ Muy bien… _Hiroki suspiró pesadamente_ Esto es tan difícil… Yo no soy un escritor, y además tengo muchos exámenes ésta semana…


_  Sr. Kamijou, debe confiar un poco más en sí mismo. Lo está haciendo muy bien… _afirmó Akikawa con una gran sonrisa.


_ ¿Pero cómo los reencuentro…? Han estado separados mucho tiempo y Nowaki aún cree que él está muerto… _dijo y luego se rió un poco_ Estoy refiriéndome a los personajes de una historia como si fueran personas reales ¿no es gracioso?


Akikawa se rió un poquito:


_ También le pasa a Akihiko, es natural en los escritores creo… _le contó_ Pero volviendo al tema, si me lo permite tengo una sugerencia…


_ Claro, adelante…


_ Yo adoro las casualidades; como en la vida real, nos encontramos a personas que no veíamos desde hacía años en los lugares menos pensados: estaciones de gasolina, supermercados, etc… _dijo_ ¿No sería bonito que se encontraran por pura casualidad?


_ Sí, eso creo…


_ ¡Pero no le estoy sugiriendo que se encuentren en supermercado! _aclaró entre risas_ Tenga en cuenta que nos dirigimos a lectores que son muy románticos, debe idearlo de una manera como decirlo… Que haga emocionar y “soñar volando en una nube rosa”…


_ ¿Soñar volando en una nube rosa…?


_ Lo siento, ésa es una expresión de chica… Me refería a que no debe olvidarse de ser romántico, ¿comprende?


_ Comprendo…


Akikawa miró la hora en su reloj:


_ Debo irme, debo atender algunos otros asuntos. _anunció.


_ De acuerdo, la acompañaré. _Hiroki dejó dinero sobre la mesa para pagar el café.


_ No hace falta Sr. Kamijou… ¡Además quiero pasar por delante de la florería caminando para ver de cerca a ése muchacho tan apuesto!


_ Ejem… _Hiroki carraspeó. Era hora de decirle la verdad_ Si quiere puedo presentarlos…


_ ¿Se conocen?


_ Sí, es que vivimos juntos… _tartamudeó_ Somos… pareja…


El castaño se esperaba alguna cara de decepción o que se disculpara por andar diciendo que Nowaki le parecía apuesto delante de él; pero la reacción fue otra más propia de Akikawa:


_ ¿¡De verdad?! Kyaaaa!!! _exclamó riendo_ ¡No puede ser! ¡Se verían tan lindos juntos en la portada de alguna novela de amor!!!! Kyaaa!!! Sí, presénteme con él quiero verlo de cerca por favor!!!


Hiroki se puso rojo –no sólo porque la idea de salir en la tapa de un libro junto con Nowaki, sino porque también toda la gente se volvía a mirarlos con el escándalo que armó la chica- y salió del café seguido por Akikawa.


Juntos cruzaron a la vereda de enfrente, para que conociera a Nowaki:


_ Encantado… _dijo el ojiazul con su habitual sonrisa_ Aunque ya nos habíamos visto el otro día cuando compró las flores…


_ Sí, es cierto… ¡Y usted se ofreció tan generosamente a llevárselas a Hiroki personalmente! Ahora entiendo por qué… _dijo Akikawa y miró a Hiroki con ojitos brillantes_ ¡De modo que el Nowaki de la historia está inspirado en él! ¡Es tan romántico…!


En eso sonó su celular y luego de leer el mensaje Akikawa se despidió una vez más de ambos:


_ Debo marcharme o llegaré tarde… _estrechó las manos de Nowaki_ Ha sido un placer conocerlo Nowaki…


_ Igualmente… _sonrió el ojiazul.


Akikawa ya iba a irse cuando se volvió a Hiroki:


_ ¡Casi lo olvido! ¡Hay una instrucción más que olvidé decirle!


_ ¿De qué se trata?


_ Parece que la última vez que el Hiroki de la historia oyó hablar de su Nowaki, se enteró de que estaba casado y tenía hijos… _dijo Akikawa.


_ ¿Qué? ¡No puede ser! _se extrañó Hiroki_ No suena como las historias de amor de Akihiko, debe haber un malentendido…


_ Quizá haya una explicación… _se despidió la pelirroja_ ¡Pero no olvide mencionarlo cuando escriba!


Se alejó agitando la mano. Hiroki y Nowaki la observaron mientras se alejaba;


_ Es muy simpática… _opinó el más alto.


_ Eso creo; pero ya comenzaba a pensar que iba a pedirme que nos besáramos sólo para que ella pudiera vernos… _se quejó el castaño.


_ ¿Y eso qué tiene de malo? A mí no me molesta besar a Hiro-san cada vez que tengo oportunidad… _dijo Nowaki sonriendo pícaramente.


_ ¿Estás loco? _Hiroki frunció el seño, pero no pudo evitar el color en sus mejillas_ ¡No voy a ponerme “cariñoso” en medio de la calle, y menos en tu lugar de trabajo!


_ Pero si me estarías haciendo un favor… _se excusó el ojiazul_ Si me ven besándote, ¡entonces ya no tendré que ser acosado por tantas colegialas…!


 _ Idiota, te lo mereces por ser tan… tan…


_ ¿Por ser tan apuesto? _se rió Nowaki.


_ ¡Yo no iba a decir eso!!! _protestó el castaño poniéndose aún más rojo. La verdad era que había estado a punto de decir eso…


_ ¿Entonces por qué estás tan celoso…?


_ ¡No lo estoy! _protestó. Luego suspiró largamente_ Sólo estoy molesto porque parece que tendré mucho trabajo escribiendo… ¡Y Akihiko ha tenido las ideas más extrañas de todas para la historia!


Nowaki le acarició una mejilla  y lo miró con dulzura;


_ Tranquilo Hiro-san, no te angusties… _lo consoló_ Iremos de a poco, y yo te ayudaré…


Luego, viendo que se acercaba un grupo de colegialas, le tomó el mentón y robó un beso de la boca de Hiroki…


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


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“Años después…


Miyagui entró en la amplia biblioteca de aquella escuela. Era mediodía y la luz entraba a raudales por las ventanas gigantescas.


“Éste es un sitio ideal para leer…” pensó el profesor mientras caminaba, “tal vez sea el mejor sitio que hay en ésta escuela, el resto se cae de a pedazos…”.


Como si el edificio le hubiera leído la mente, un pedazo descascarado del techo se desprendió y le cayó sobre el hombro, llenando su impecable ropa de un blanco polvillo.


_ ¡Maldición! _murmuró_ ¡Éste lugar se está cayendo! _le comentó a Hiroki que se hallaba inclinado sobre un escritorio, leyendo.


El castaño no levantó la vista del libro que leía;


_ Ya se estaba cayendo hace seis años, cuando vinimos a dar clases aquí por primera vez… _le respondió_ Y nunca te habías quejado…


_ Antes era diferente, cuando me ofrecieron trabajo aquí pensé que irían mejorando la escuela con el tiempo… _dijo sacudiéndose los últimos rastros de polvillo_ Pero está tan abandonada…


El castaño ya no le respondió. Sólo cambió de página en su libro:


_ Debe ser genial darle clases al hijo de algún noble… _suspiró Miyagui, sonriendo_ O hasta a uno de los hijos del Rey…


_ Bah. Se necesitan muchas recomendaciones… _gruñó Hiroki.


_ Aún así debe valer la pena… Serías tan respetado, y tendrías privilegios y lujos como por ejemplo una cama decente… _enumeró_ No como nosotros que dormimos aquí mismo, en esta escuela tan humilde y con una paga miserable…


_ Eso es porque somos profesores humildes, de una escuela humilde ubicada en las afueras de un pueblucho… _le recordó Hiroki_ Pero al menos la biblioteca es estupenda…


Miyagui suspiró:


_ Para mí una biblioteca amplia y con el techo cayéndose no es ningún consuelo… _dijo_ Por mucho que me guste leer poesía…


_ Como digas… _dijo Hiroki volviendo a su libro.


Se quedaron en silencio unos momentos. Miyagui mirando por la ventana a la gente que iba y venía. Pensaba en lo mucho que había crecido ése pueblo…


Cuando él y Hiroki llegaron, hacía seis años, era sólo un puñado de casas. Pero desde que el Rey había organizado un torneo de caballeros cerca de allí por la mano de su hija mayor, la princesa Risako; el pueblo había crecido como nunca, tenía su propio mercado, algunos nobles habían escogido los hermosos bosques que había alrededor de la ciudad para construir sus propiedades y vivir allí con sus familias y sirvientes… ¡Incluso el Rey en persona iba allí por asuntos de negocios de vez en cuando!


_ ¿Cómo se siente ser el profesor del hijo de un noble? _le preguntó de repente a Hiroki_ ¿Tenías muchos lujos cuando eras profesor de Nowaki?


Hiroki se sobresaltó:


_ Yoo… err… Bueno, pues… _carraspeó_ Supongo que sí… Pero ya ha  pasado tanto tiempo que no recuerdo, pero puedo decirte que mi paga era mucho más alta…


_ Entiendo… _Miyagui lo miró de reojo_ Pero de todas formas tu mayor satisfacción no era la paga, era estar junto a Nowaki ¿verdad?


Una sombra de tristeza cruzó por el rostro del profesor. Hiroki inclinó la cabeza hacia adelante y una  cortina de cabello le cubrió los ojos.


Por unos segundos se odió en silencio por haberle contado a Miyagui sobre Nowaki;


_ Creí haberte pedido que no tocaras ése tema… _dijo en voz baja_ Cuando te lo conté al llegar aquí no lo hice con la intención de que lo mencionaras en cada conversación que tenemos…


_ Lo lamento… _se disculpó Miyagui_ Pero no es verdad eso que dices, no lo mencionamos en cada conversación que tenemos… Apenas si hablas de él…


_ Te lo conté porque somos amigos, ya no hace falta volver a mencionártelo. Dejé todo en el pasado, como debía… _afirmó_ ¿Por qué tú no puedes hacer lo mismo?


_ Porque soy tu amigo, Hiroki. Y estoy preocupado por ti…


_ ¿Preocupado por qué? _el castaño cerró el libro y se puso de pie.


Miyagui se demoró en responderle;


_ Siempre cuando duermes, mencionas el nombre de tu antiguo alumno en sueños… _le contó_ Y lloras dormido…


Hiroki se quedó de piedra;


_ ¿C-cuánto tiempo llevo haciendo eso…? _susurró, temblando.


_ Lo haces todo el tiempo… _Miyagui se le acercó_ No había dicho nada al respecto porque pensé que te avergonzaría, pero es obvio que no te es fácil superar lo que pasó… ¿Verdad, Hiroki?


Hiroki trató de evitar las lágrimas, pero éstas se agolpaban en sus ojos sin tregua. Toda la angustia que había intentado ocultar estalló al mismo tiempo, y se cubrió la cara con las manos. Todo era cierto, Nowaki aún estaba en sus sueños. Pensaba en él a cada momento, mientras miraba el reloj de plata que aún conservaba como recuerdo…


Miyagui no dijo una sola palabra. Se le acercó y lo abrazó, luego le pasó un pañuelo para que se secara las lágrimas;


_ ¿Por qué no puedo hacer las cosas bien, Miyagui…? _sollozó mientras los espasmos del llanto lo estremecían_ Me alejé de él porque era lo correcto, y aquí estoy llorando como un idiota…


_ No eres un idiota…


_ ¡Sí que lo soy! No dejo de repetirme las razones por las que me marché de su lado y se que hice lo correcto… ¡No entiendo por qué lo extraño tanto! ¡Aún luego de seis… snif… seis años no puedo olvidarme de él!!!


Miyagui le dio palmaditas en la espalda:


_ Hiroki, compartiste muchos años de tu vida con él… ¿Cómo no ibas a extrañarlo…?


El castaño lloraba y lloraba sin poder contenerse. Ocultó más la cara en el pecho de Miyagui:


_ No está bien que yo lo extrañe, Miyagui… _dijo secándose las lágrimas con el pañuelo_ El tiempo me ha demostrado que hice bien las cosas, porque lo último que supe de él es que estaba casado y tenía hijos… ¿Crees que hubiese podido tener algo de eso si yo me quedaba con él…?


Miyagui no respondió por un rato. Pensaba en lo valiente que había sido Hiroki al decidir marcharse, sólo por el bien de una persona amada. Renunciar a los lujos y a la paga tan buena como profesor e irse a enseñar con él a esa escuela era lo de menos para el castaño… Sí, de verdad que era fuerte y valiente…


_ Ya, Hiroki… _lo consoló_ El dolor se te pasará algún día, te lo prometo…


_ Ojala tengas razón… _Hiroki se apartó, ya más calmado pero aún temblaba por los espasmos del llanto.


La verdad era que él no creía que el dolor fuera a pasársele nunca. “Tú quisiste esto…” le reprochó una pequeña voz interior “cuando te despediste de Nowaki aquella noche, elegiste abrir una herida que sabías no cerraría nunca, idiota…”


_ Parece que te dio hipo… _se rió Miyagui.


_ No te burles de mí, estúpido… _le advirtió Hiroki con su habitual carácter. Pero sonreía.


_ Salgamos un momento, ya no tenemos que dar más clases por hoy… _propuso el de pelo negro_ ¿Quieres venir al mercado conmigo? Compraré algo de comer…


_ Luego te alcanzo… _Hiroki volvió a tomar el libro que leía_ Quiero estar un rato a solas y terminar éste libro…


Miyagui no buscó discutirle y salió de la biblioteca pensando en cómo se sentiría estar enamorado…


A él nunca le había pasado nada similar a lo que leía en tantas poesías, jamás había sentido ése sentimiento tan especial por el que Hiroki ahora sufría.


Sin embargo, pese a haber escuchado ya la triste historia de amor de su amigo, aún deseaba saber cómo se sentía…


Un sentimiento que era capaz de hacerte abandonar todo por ésa persona, de sacrificarte por amor, de hacerte hacer locuras…


“El amor debe ser un sufrimiento delicioso…” pensó mientras salía a la calle.


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_ ¡Hiro-san! ¡Hiro-san! _exclamó Nowaki desde la habitación.


Hiroki paró de escribir un momento y dejó la computadora a un lado:


_ ¿Qué pasa…? _preguntó estriándose en el sofá.


Afuera, la lluvia seguía cayendo. La ola de calor había acabado por fin y ahora llovía. Las gotitas golpeaban en los cristales de las ventanas.


Aún no se me ocurre cómo reencontraré a los personajes de la historia…” pensó “veamos… una casualidad romántica… ¿Qué podría ser…?”


El castaño le dio un sorbo a su té verde con miel. El descenso brusco de temperatura y la combinación de los constantes gritos a sus alumnos –era época de exámenes- le habían provocado un poco de dolor de garganta.


Nowaki entró en el living con una sonrisa de oreja a oreja:


_ ¡Mira lo que hallé, Hiro-san…! _El ojiazul le enseñó lo que traía.


Al principio Hiroki no reconoció el objeto, pero luego…


_ ¿Es mi máscara para dormir? _el castaño tomó el antifaz entre sus manos y lo examinó de cerca_ ¡No puedo creer que aún exista! Debe tener un montón de años…


El antifaz de dormir había sido amarillo con detalles en naranja, pero el paso de los años había desteñido los colores.


Nowaki se sentó junto a él en el sofá:


_ Recuerdo que la compraste para mí… _dijo Hiroki tratando de sonar indiferente.


El ojiazul asintió:


_ La encontré en el fondo del armario, mientras buscaba algo de abrigo para esta tarde… _le contó y luego sonrió_ Hiro-san… ¿Te acuerdas que tenías puesta esta máscara cuando nos dimos nuestro primer beso?


Las mejillas del profesor se tiñeron de rubor;


_ Corrección, tú me robaste un beso mientras yo dormía, que no es lo mismo… _carraspeó.


Nowaki se encogió de hombros y se recostó contra él;


_ Aún así… Fue muy romántico ¿no crees Hiro-san?


Hiroki se ruborizó aún más:


_ Sí… L-lo fue… _confesó_ ¡Pero no empieces a decir “te acuerdas de esto” o “te acuerdas de aquello” porque me hace sentir viejo!! _le advirtió tratando de parecer enojado.


_ ¿Por qué no te la pruebas? _propuso Nowaki con una sonrisa.


_ No creo que me quede… _Hiroki examinó el antifaz_ El elástico se estiró demasiado y ya no me ajusta…  _miró a Nowaki_ Seguro que a ti te queda bien, porque tienes la cabeza grande…


_ ¿Crees que mi cabeza es grande…? _se quejó Nowaki pero dejó que el castaño le colocara el antifaz.


_ Ya está… _Hiroki se lo acomodó correctamente para que le tapara los ojos_ Te quedó perfecta…


_ ¡No veo nada, Hiro-san…! _se rió el más alto.


_ Eres un crío… _le reprochó el profesor entre risas.


_ Hiro-san… _Nowaki lo abrazó_ ¿Qué tal si recreamos nuestro primer beso? Pero al revés…


Hiroki paró de reír;


_ ¿D-de qué hablas? ¡No empieces con cosas cursis, estoy trabajando en la historia…! _le advirtió.


_ Sólo ponte encima de mí y bésame… _propuso el ojiazul sin oír sus protestas_ Será divertido, Hiro-san. Quién sabe, tal vez te inspires…


_ ¡No! ¡No voy a hacer eso nunca! _protestó pero Nowaki ya había atrapado su cintura y lo jalaba para ubicarlo sobre él_ ¡Nowaki, déjame ir mocoso! 


El más alto se recostó con Hiroki sobre su pecho. Lo abrazó:


_ Por favor, Hiro-san… _se subió el antifaz para descubrir sus ojos azules_ Sólo será un minuto…


_ ¿Y luego me dejarás en paz? _gruñó el profesor. Nowaki asintió_ Bien…


El castaño le acomodó el antifaz, no quería que Nowaki viese el color que había subido a sus mejillas. Se inclinó sobre el más alto, que ya estaba recostado en el sofá.


El cabello lacio le cayó a los lados de la cara y Nowaki soltó una risita:


_ ¿Qué pasa?


_ Tu pelo me hace cosquillas, Hiro-san…


_ Idiota, quédate quieto se supone que estás dormido…  


_ Lo siento…


Hiroki al fin unió sus labios con los de Nowaki y lo besó suavemente. Se reprendió mentalmente por estar temblando tanto…


“¡No debo ponerme nervioso! ¡He hecho esto muchas veces!!” se repetía.


El ojiazul separó sus labios y correspondió el beso. Levantó sus manos y le acarició la cadera, su lengua se encontró con los labios de su uke y los lamió con suave deleite.


Al final Hiroki se relajó sobre el amplio pecho del más alto y acabó besándolo más tiempo del que planeaba, tocándole el cabello con sus dedos, oyendo su respiración suave… 


Cuando el profesor se dio cuenta de que llevaba besándolo un buen rato, se apartó un poco y le descorrió el antifaz a Nowaki:


_ Mmmm… _Nowaki se saboreó_ Hiro-san, tus labios saben a miel…


Hiroki se sonrojó otra vez, recordando el té que había tomado hacía unos minutos. Ocultó la cara en el cuello de Nowaki;


_ Esto es tan vergonzoso… _se quejó y sus dedos estrujaron la camisa del ojiazul.


_ ¿Por qué Hiro-san? _Nowaki le acarició la espalda.


_ Porque… Ahora tengo ganas de… de seguir besándote… _confesó, rojo hasta las orejas.


El más alto sonrió, infinitamente feliz porque Hiro-san le había dicho esas palabras. Le tomó el rostro entre las manos y le sonrió;


_ Puedes besarme todo lo que quieras, mi dulce Hiro-san… _dijo_ Me hace muy feliz que me digas cosas como ésas... Sé lo mucho que le cuesta a tu parte orgullosa…


El castaño volvió a ponerle el antifaz correctamente y luego se recostó sobre su pecho. Nowaki lo abrazó y le besó la frente;


_ Cuando menos me lo espero, Hiro-san hace algo muy dulce por mí… _susurró.


Pronto, Hiroki y Nowaki se estaban besando otra vez. Era agradable poder besarse y acariciarse, sin necesidad de ir más allá… Sólo querían estar un rato juntos, tocarse, sentir que se querían. No siempre se trataba de ir a la cama, y eso era algo que Hiroki amaba de su pareja, aunque nunca se le cruzara por la cabeza admitirlo…


Nowaki le acariciaba el cabello con una de sus manos grandes, tan cálidas. Luego bajó por su espalda y le rodeó la cintura, lo giró y lo colocó bajo él para acunarlo mejor.


Hiroki ya iba a retirar la máscara para dormir del rostro de Nowaki, pensando en lo irresponsable que era dejar la historia de Akihiko para ponerse “cariñoso” con su pareja, cuando se le ocurrió algo…


_ ¿Qué ocurre, Hiro-san? _preguntó Nowaki al ver que el castaño miraba fijamente el antifaz en su mano.


_ Creo que me has dado una idea… _dijo_ ¡Ya sé cómo van a reencontrarse los personajes de la historia!


*-*-*-*-*-*-*


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“Miyagui compró un poco de pan y fruta en uno de los puestos del mercado y lo comió mientras paseaba por allí…


Mientras masticaba una manzana y pensaba en Hiroki, oyó un alboroto a sus espaldas: unos hombres tenían acorralado a un jovencito contra una pared…


_ ¡Hey! ¡¿Qué está pasando aquí?! _irrumpió Miyagui.


Los hombres apenas lo vieron se alejaron corriendo, llevándose la mochila del niño, que estaba tirado en el suelo. Tenía el cabello castaño muy claro y se veía muy frágil allí tirado:


_ ¿Te encuentras bien…? _el profesor lo ayudó a ponerse de pie_ ¿Te golpearon?


_ No… Sólo me empujaron y me caí, me robaron todo lo que tenía… _cuando levantó la cara para mirar a Miyagui, éste notó que tenía los ojos llorosos.


_ Has tenido un buen susto, no deberías andar solo por ahí… ¿En dónde están tus padres?


_ ¿Qué se cree que soy? ¿Un crío de cuatro años…? _se quejó el jovencito pasándose frenéticamente la mano por los ojos. Recogió un sombrero del suelo y luego de sacudirle el polvo se lo puso y se caló hasta los ojos.


_ No es eso… Es que siendo tan pequeñito y con un rostro como ése deberías tener más cuidado…


El jovencito lo miró alzando las cejas:


_ ¿Qué tiene mi rostro…? _preguntó.


“Nada… Es que eres muy lindo…” pensó Miyagui. Luego sacudió la cabeza intentando apartar esa idea. ¡¿En qué rayos estaba pensando?!


_ Ejem… _Miyagui carraspeó y extendió el brazo_ Por cierto, soy Miyagui…


_ Shinobu… _el castaño estrechó la mano del profesor, que se tragaba a la suya_ Gracias por ayudarme…


_ No es nada, no pude impedir que te robaran… _se lamentó_ ¿Llevabas mucho dinero?


_ Lo suficiente para irme de la ciudad… _dijo Shinobu, algo incómodo_ ¿Me devuelve mi mano…?


_ ¡Lo siento! _Miyagui soltó la mano del jovencito, avergonzado por haberla estrechado más tiempo del necesario_ ¿Debes viajar urgente? _buscó en uno de sus bolsillos_ Puedo prestarte algo de dinero…


_ No, olvídelo… _Shinobu empezó a caminar_ Volveré a mi casa y mañana volveré a intentarlo…


_ ¿Intentar qué…?


_ Fugarme… _dijo el castaño como si fuese la cosa más normal del mundo_ Acabo de escaparme de mi casa…


Miyagui lo alcanzó caminando rápidamente:


_ ¿Qué? ¿No eres algo pequeño para eso? _exclamó.


_ ¿Y a usted qué le importa?


_ Demasiado insolente para ser tan pequeño… _se burló Miyagui_ Me importa porque acaban de robarte todo, ¿no deberías considerar eso una señal?


_ Creo que no es tan fácil como pensé que sería… _Shinobu se encogió de hombros_ Pero aún así no deseo seguir viviendo en mi casa, créame, tengo mis razones… _suspiró.


_ ¿Tan malo es? _el profesor le ofreció una manzana que Shinobu aceptó.


_ Es una vida muy monótona y aburrida… Sin emociones… _relató_ Quiero algo más para mí que lo que me ofrecen allí.


_ Si me permites una sugerencia, nada de eso suena tan mal como para arriesgarse tanto… _dijo Miyagui.


Shinobu, en vez de enojarse se rió:


_ ¿Por qué se está tomando tantas molestias en convencerme?


El profesor se encogió de hombros;


_ Ni yo mismo lo sé, Shinobu…


En ése instante sus miradas se encontraron. Shinobu bajó la vista, sonrojado. El profesor pestañeó, tratando de aclarar lo que pasaba por su cabeza en ésos momentos:


_ Escuche… _comenzó a decir Shinobu_ No soy de por aquí, y ya que tendré que volver a mi casa de todas formas… ¿Le molestaría enseñarme la ciudad…?


_ Sería un placer… _respondió Miyagui, sonriente.


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


 


 


 


Horas después, en la noche…


 


Miyagui entró en la escuela corriendo. Buscó a Hiroki y lo halló durmiendo en una de las improvisadas camas que usaban los profesores de esa escuela.


Sin pensarlo dos veces, lo tomó por los hombros y lo sacudió;


_ ¡Hiroki! ¡Hiroki despierta!!! _lo llamó.


_ ¡¿Qué pasa?! _Hiroki casi le da un puñetazo en la nariz_ ¿¡Qué demonios es esto de entrar corriendo y despertarme a los gritos?!


_ ¡Lo siento! ¡Es que es algo urgente y debo decírtelo! _Miyagui lucía muy agitado y excitado_ Necesito que me hagas un enorme favor…


El castaño se lo quitó de encima con un empujón, refunfuñando:


_ ¿Qué quieres? _gruñó, deseando que Miyagui acabara pronto para poder volver a dormir. Se alisó el blanco camisón que usaba para dormir con un gesto de fastidio_ Desapareces todo el día, luego me despiertas a los gritos y encima me pides que te haga un…


_ Debes acompañarme al baile de máscaras del Rey… _lo interrumpió.


_ ¿Qué dices? _Hiroki alzó las cejas_ ¿Cuál baile de máscaras? ¿No son eventos demasiado exclusivos como para que tú te invites?


_ Sí, pero… Verás… _Miyagui miró para todos lados, buscando a algún otro profesor en los alrededores, y agradeció que Hiroki fuera el único que se dormía tan temprano.


Prosiguió:


_ Debo contarte en dónde estuve ésta tarde…


 


:::::::::::::::::::::::::::::::::::::: FLASH BACK :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


 


Cayó la tarde y con ella los pájaros, que se instalaron en sus nidos y comenzaron a cantar.


Miyagui y Shinobu estaban recostados en un gran árbol, ubicado en uno de los hermosos jardines que rodeaban la ciudad.


El más joven suspiró de gusto;


_ Cuanta paz… _dijo mientras cortaba unas flores silvestres_ Estos bosques son muy bonitos…


_ Sí, lo son… _Miyagui miró a un costado_ ¿Qué hará toda esa gente reunida allí?


_ No es más que un día de campo… _dijo Shinobu_ Un día de campo del rey, y toda esa gente son su séquito de sirvientes…


_ Ah, ya veo… _Miyagui contempló el increíble despliegue de manteles y bocadillos_ Debe de ser divertido probar algo así, con tanta gente a tu alrededor atendiéndote…


_ ¡Sí, divertidísimo! _dijo Shinobu, sarcástico_ Todos diciéndote como te debes vestir, comportarte y qué debes comer…


_ Jeje, algo me dice que no te cae muy bien la vida que hacen los ricos, Shinobu… _se rió Miyagui tocándole el cabello.


El castaño tomó una flor y le sacó los pétalos uno por uno:


_ Es que me parece todo tan aburrido… _se quejó.


Se quedaron en silencio un momento. Miyagui observaba al más joven sin decir una palabra. No podía entender por qué le parecía tan encantador y lindo alguien a quien había conocido hacía cosa de unas horas…


Además era casi tan joven como muchos de sus alumnos; 


_ Dicen que el hijo menor del Rey es realmente lindo… _comentó el profesor por hacer conversación.


_ ¿Ah sí?


_ ¿Nunca lo has visto?


_ No, nunca… _dijo Shinobu, y de repente estaba muy rojo_ Miyagui…


_ ¿Sí…?


_ Gracias por enseñarme la ciudad hoy… _le dijo y una vez más lo miró con sus bellos ojos grises.


_ Por nada… _Shinobu estaba arrodillado frente a él y el profesor se inclinó hacia delante, hipnotizado por sus ojos grises y su bello rostro sonrojado.


“De verdad que es lindo…” volvió a pensar.


_ Seguramente no volveré a verla, porque cuando vuelva a mi casa me castigarán por haberme ido sin decir nada… _se lamentó.


Ambos se dieron cuenta de que sus rostros estaban muy cerca. Quizá demasiado…


El profesor miró los finos labios del jovencito, su rostro adorable y sonrojado, y descubrió que quería besarlo…


_ Shinobu… ¿Qué es lo que me has hecho? _preguntó acariciándole una mejilla. Descubrió que era lo más suave que había tocado en su vida_ ¿Acaso me has hechizado…?


_ No sé… _Shinobu se inclinó hacia delante, valiente como era, y besó al profesor en los labios. Fue un beso tímido, rápido, digno de un niño inexperto. Pero fue suficiente para que Miyagui abandonara toda la cordura que tenía y lo atrajera hacia él para besarlo una vez más.


Shinobu le echó los brazos al cuello y se sentó en su regazo, temblado levemente y con las mejillas encendidas, se dejó besar por aquel hombre que era un completo extraño para él… Pero que en las pocas horas que habían pasado juntos lo había enamorado sin remedio.


Miyagui lo besó con suavidad y paciencia, le acarició el cabello… Lo oyó gemir bajito dentro de su boca:


_ Shinobu… ¿Qué estamos haciendo? _susurró cuando se separaron sus rostros segundos después_ Apenas somos unos desconocidos y eres mucho más joven que yo…  No estoy seguro de qué tan bien está esto…


El castaño resopló sorprendido por el calor que le habían provocado los besos de Miyagui. Las mejillas le ardían cuando se decidió a contarle la verdad:


_ Miyagui, hay algo que aún no le he dicho… _murmuró_ ¿De verdad no sabe quién soy yo…?


_ ¿A qué te refieres? ¿Me dijiste tu nombre real verdad?


_ Sí… Soy Shinobu… _dijo y lo miró a los ojos_ Soy el hijo menor del Rey…


_ ¿¡Qué?! _la boca de Miyagui quedó abierta en una “O” perfecta.


_ ¡Por favor no se enfade! _le suplicó_ ¡Tenía mis motivos para no decírselo!


Miyagui trató de sosegarse un poco. ¿El hijo menor del Rey? ¡Dios del cielo! Podría ir a la horca si se descubría que había estado teniendo “intimidad” con el hijo más pequeño de los reyes. ¿Cómo había llegado Shinobu a escaparse? De verdad que debía de ser rebelde el muchachito…


_ ¡Te das cuenta de los problemas que podrías haberme causado si te descubrían!!! _exclamó.


_ Sí, lo sé… Lo lamento… _Shinobu se apartó de él y se puso de pie_ Aproveché el día de campo que organizaron mis padres para escaparme, no quería que nadie quedara involucrado pero luego usted me salvó de esos ladrones y… y…


_ Shinobu, debes volver a tu casa… _dijo Miyagui con voz grave_ O castillo… Lo que sea… 


_ No, por favor… Usted no entiende… _suplicó Shinobu con lágrimas en los ojos_ ¡Odio ser un príncipe! No soporto vivir confinado en un castillo, y ahora el Rey quiere obligarme a casarme…


Shinobu se echó a llorar de una forma tan inesperada que Miyagui no supo qué hacer. Toda su ira se desinfló y lo invadió la culpa por haberlo hecho llorar.


“Maldición…” pensó mientras se le acercaba y lo tomaba entre sus brazos:


_ Ya… Shinobu…  _lo meció suavemente y sin pensarlo dos veces se puso a besar las lágrimas que se deslizaban por su rostro_ No llores más… Pero entiende, me puedo meter en muchos problemas por estar contigo…


Shinobu levantó el rostro hacia él;


_ Por favor, dígame la verdad… _le pidió_ ¿Sintió algo por mí hoy…?


Miyagui miró sus ojos grises y llenos de lágrimas. Suspiró, ¿debía ser sincero?


_ Sí, Shinobu… _dijo al fin_ Lo cierto es que nunca he sentido algo como lo que sentí hoy por ti…


_ Tampoco yo… _afirmó el castaño_ Creo que me he enamorado de usted, Miyagui…


El profesor lo besó. Todo estaba mal: era apenas un niño, era un desconocido, era el hijo más pequeño del Rey…


Y sin embargo se sentía tan bien tenerlo entre sus brazos y besarlo…


“¿Esto es amor…?” la pregunta quedó suspendida en la mente del profesor.


_ Shinobu… _suspiró_ Creo que debo dejarte ir…


_ ¿Miyagui, no entiende lo que pasa? ¡Es el destino el que no ha unido! _afirmó Shinobu con un renovado entusiasmo_ ¡Debemos volver a vernos!


_ ¿Pero cómo…?


_ El rey está organizando un baile de disfraces y máscaras… _le explicó Shinobu_ Irá mucha gente importante, podemos encontrarnos allí…


_ No creo que inviten a un profesor mediocre como yo a semejante evento… _le señaló Miyagui.


_ Yo le haré llegar invitaciones con mi mensajero de confianza… _Shinobu parecía cada vez más entusiasmado trazando el plan_ Disfrácese para que nadie lo reconozca y póngase una flor roja en el ojal para que yo pueda reconocerlo entre la gente…


_ Pero…


_ Lo esperaré Miyagui… _Shinobu se puso de puntillas y lo besó en los labios suavemente_ Prométame que no me fallará…


_ Te lo prometo, Shinobu… _Miyagui sonrió, incapaz de creer que se había metido en toda esa locura_ Nos volveremos a ver aunque sea lo último que haga…


Shinobu se alejó en dirección al día de campo, donde los sirvientes estaban recogiendo todo lo usado. Iba a tener muchos problemas en cuanto lo vieran, pero el astuto muchachito ya iba ensayando varias excusas mentalmente.


Nada le importaba ahora, ni el más aburrido de los castigos. En su mente sólo había lugar para un solo pensamiento: Miyagui.


 


:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: END FLASH BACK:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


 


Cuando Miyagui acabó su relato, Hiroki estaba boquiabierto:


_ ¿Me estás pidiendo que te acompañe a encontrarte con el mismísimo hijo del Rey…? _exclamó con el seño fruncido_ ¿¡Estás loco?! ¡No voy a hacer eso!


_ ¡Por favor, Hiroki! _Miyagui juntó las manos como si rezara_ ¡Recuerda que somos amigos…!


_ Sí, somos amigos pero no por eso me arriesgaré a que el Rey nos condene a la horca… _sentenció volviéndose a cubrir la cabeza con las sábanas.


_ Hiroki, escucha… Sé que es arriesgado, pero debo verlo de nuevo o me volveré loco… ¡Tengo que encontrarme con él! Promete que al menos lo pensarás…


_ ¡No! _gritó desde debajo de la sábana_ ¡Estás demente Miyagui! ¡Tú te metiste en éste lío así que ve sólo!


 _ ¡No quiero aparecer solo por ahí…! _se quejó_ ¡Necesito tu apoyo Hiroki por favor, por favor, por favor!


_ ¡Eres insoportable!!! _vociferó el otro profesor haciéndose un ovillo bajo las sábanas_ ¡No lo haré! ¡Yo no te ayudaré!


_ Hiroki, vamos… _Miyagui lo abrazó a través de las sábanas para poder tenerlo quieto_ Nunca antes me he sentido así por alguien… Y créeme que me frustra bastante que ése alguien sea el hijo más pequeño del Rey. ¿Pero qué más puedo hacer?


_ Ni creas que me convencerás con ése tonito de voz… ¡No puedes engañarme! _le respondió Hiroki.


_ ¿Qué tal si es amor…? _le preguntó y dejó que la pregunta flotara entre ellos unos instantes.


Se hizo silencio. Hiroki gruñó bajo las sábanas:


_ Es obvio que leer tanta poesía te ha cocinado el cerebro… _bufó y se destapó_ Está bien… Lo haré…


_ ¡Sí! ¡Gracias Hiroki! _Miyagui lo abrazó_ ¡Eres el mejor!


_ ¡No te emociones tanto! _le advirtió Hiroki, rojo de la mortificación_ Sólo lo hago porque te debo un favor muy grande… ¡sólo por eso!


_ ¡Bien, excelente! _Miyagui lo besó en una mejilla y Hiroki le arrojó una almohada como respuesta_ ¿Ves que cuando lo pretendes eres una buena persona?  _se burló.


_ ¿Y eso qué quiere decir…? _el castaño se cruzó de brazos con una vena en la frente_ Prométeme que sólo entraremos a la fiesta, lo buscarás, le dirás lo que tengas que decirle y luego nos largamos… ¿Está bien?


_ Sí, lo prometo… _dijo Miyagui tratando de abrazarlo una vez más_ Gracias Kamijou, ¡eres increíble!


_ ¡Quítese! ¡No quiero más abrazos! _Hiroki lo empujó_ ¡Qué molesto!


Miyagui lo abrazó por fin y le tiró todo el peso de su cuerpo encima. Ambos cayeron sobre la vieja cama que crujió con el peso de los dos:


_ ¡Es que estoy tan feliz, Hiroki! _exclamó el pelinegro con ánimos de molestarlo_ ¡Te quiero, te quiero tanto!!!


_ ¡Ahhh! ¡Suélteme de una vez! _Hiroki estaba histérico_ ¡Eres un inmaduro ya entiendo por qué te enamoraste de un niño!!! _le dio un cadazo en las costillas_ ¡Miyagui!!!


En ése momento la puerta se abrió y entraron dos profesores más que venían de tomar unas copas. Al ver la escena –Hiroki con ropa de cama y Miyagui sobre él abrazándolo- se quedaron boquiabiertos:


_ Ejem… perdonen… _se disculpó uno de ellos_ Veo que están ocupados vendremos a dormir después…


El otro dio un brinco, festejando;


_ ¡Te dije que había algo entre ellos! _le reclamó al otro_ ¡Y tú dijiste que estaba loco, deberíamos haber apostado dinero!!!


La cara de Hiroki tenía el tono de una cereza:


_ ¡Esperen! ¡É-esto no es lo que parece! _gritó pero los dos profesores ya cerraban la puerta y se alejaban a paso rápido_ ¡¡¡¡¡¡¡MIYYYYAGUIIIIII!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


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