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Secretos de un alumno y un profesor por Masterred 2

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Capítulo 6 – Hiro y Nowaki, escritores.


 


Este capítulo tiene un pequeño homenaje a Antique Bakery, vi el anime hace poco y me gustó muchoooo ¡quiero tener el manga! ¡Kyaaa!


 


En la mañana…


 


Hiroki subió apresurado las escaleras y entró en la sala de profesores jadeando:


_ ¡Siento llegar tarde! _se apresuró a decirle a Miyagui, que estaba estirado sobre su silla fumando tranquilamente.


El pelinegro le sonrió:


_ Relájate, kamijou… La época de exámenes ya casi acaba, así que no tenemos tanto trabajo como siempre… _le comentó.


Hiro dejó su portafolio a un lado y se quitó la bufanda. Cuando fue a sentarse a su escritorio Miyagui lo interceptó;


_ ¿No has escuchado lo que dije? ¡No hay prisa por ponerse a trabajar! _le dijo animadamente_ ¿No te apetece echarte una siesta? Tienes ojeras…


_ ¡Profesor! _Hiroki lo apartó del camino con un empujón_ ¡Sea más profesional, por favor!


_ ¡Pero qué carácter! _se quejó Miyagui_ Se nota que no dormiste nada…


Hiroki no contestó mientras sacaba una pila de exámenes sin corregir de un cajón. En efecto, había dormido mal porque por un lado había estado escribiendo la continuación para Akihiko hasta muy tarde, y por el otro…


_ Te peleaste con Nowaki. _dijo Miyagui de repente.


_ ¿Qué? _Hiro salió de sus pensamientos y lo miró.


_ Eso. _Miyagui le dio otra pitada a su cigarro con toda la calma del mundo_ Estás molesto porque te peleaste con tu novio de nuevo ¿no es así, Kamijou?


El castaño volvió la vista a sus exámenes:


_ Usted qué sabe… _gruñó por lo bajo, pero aun así Miyagui lo oyó.


_ ¡Kamijou, no te das cuenta de que yo lo se todo sobre ti! _exclamó entre ofendido y divertido.


Miyagui apagó el cigarrillo y se acercó a él por detrás. Aprovechando que el castaño estaba sentado le puso ambas manos sobre los hombros;


_ ¿¡Qué hace!?


_ ¡Quédate quieto! _le pidió el pelinegro_ Adivinaré… Ummmm… veamos…


Hiroki estaba tan cansado y mortificado que se dejó tocar. “Así podré golpearlo el doble de fuerte cuando acabe…” pensó.


Miyagui comenzó a masajearle los hombros rítmicamente:


_ Cuerpo tensionado… Expresión macabra… _enumeró. Le tocó el entrecejo_ Frunces el seño con una presión capaz de aplastar una lata de refresco…


_ ¿Y bien…? _se impacientó Hiroki.


_ No parecen celos. Más bien es… ¿falta de sexo? _Hiroki se puso rojo y Miyagui contuvo la risa_ No, tampoco es eso… ¡Aja! Parece que hizo algo que te molestó mucho. ¿Es eso?


El castaño parpadeó un par de veces, sorprendido:


_ Vaya… Es muy bueno… _admitió.


_ Lo sé, lo sé… _Miyagui se pasó una mano por el cabello, sonriendo_ Tengo un don…


_ ¡O tal vez sean poderes mágicos! _exclamó Hiro.


_ Quizá…


El castaño lo miró fijamente con un codo apoyado sobre el escritorio:


_ O quizá lo que hizo fue leer la tarjeta del paquete que está sobre mi escritorio antes de que yo llegara… _dijo.


En efecto, las grandes letras en la tarjeta escritas con marcador negro delataron a Miyagui: “”Perdón por hacerte enfadar… Firma: Nowaki”.


El otro profesor, lejos de avergonzarse, se rió:


_ ¡De acuerdo, me has descubierto Hiroki! _se carcajeó_ La verdad es que me encontré con Nowaki esperándote en la puerta de la universidad, y le prometí que te daría su pequeña “ofrenda de paz”.


_ Ya veo…


_ ¿No lo vas a abrir? Tengo curiosidad por saber de qué se trata…  _confesó el pelinegro.


_ ¡Pero qué molesto! _se quejó Hiroki, aunque de todas formas tomó el paquete entre sus manos y tiró de la cinta.


Cuando rasgó el envoltorio y abrió la caja se encontró con seis encantadores…


_ ¿Pasteles? _observó Miyagui.


_ Pasteles. _corroboró Hiroki observando el obsequio.


¡Tonto Nowaki! ¡Cómo se atrevía a pedirle disculpas así como si nada!


Además le había comprado un regalo, sólo conseguía hacer que se sintiera culpable por haberlo regañado…


¡Qué tontería! ¿Culpable? ¡Nunca!


_ ¿Me darás uno verdad? _pidió el profesor detrás de él_ Recuerda que hice de mensajero…


Hiroki sacó un pastel para comer él y le pasó la caja completa a Miyagui:


_ Coma los que quiera… _dijo y volvió la vista a los exámenes con cara de “no me importa nada”.


Miyagui tomó la caja entre sus manos:


_ Vaya manera de tratar un obsequio… _resopló antes de seleccionar un “choux a la creme” y morderlo.


Hiroki le respondió con un gruñido:


_ Los problemas no se solucionan regalando pasteles, se solucionan yendo de frente y pidiendo disculpas… _sentenció.


_ Pues si hubieras llegado un poco más temprano te lo habrías encontrado y podrían haber hablado de frente todo lo que quisieran…


El castaño se giró y lo fulminó con la mirada;


_ ¿¡O sea que yo tengo la culpa de él meta la pata?! _exclamó.


_ ¡Hey, cálmate Kamijou! No la tomes conmigo… ¿Qué fue lo que hizo para que te molestaras así? Apuesto a que no es tan grave…


_ Olvídelo… No tiene caso… _murmuró volviendo el cuerpo sobre sus exámenes.


Le dio una mordida a su pastel, mientras que Miyagui ya comenzaba a comerse otro:


_ Por lo menos se ve que se siente bastante mal. Porque te compra pasteles muy caros... _comentó leyendo la etiqueta de la caja_ ¿”Antique”? Me pregunto si será esa nueva pastelería que tanto comentan mis alumnas…


Hiroki no le respondió, estaba empeñado en terminar de corregir sus exámenes y en pensar qué le diría a Nowaki cuando se lo encontrara en el departamento.


No tenía ganas de hablar con él, sólo quería arrojarle un libro o dos. Se lo merecía por meter sus narices en lo que no le correspondía…


Aunque viéndolo de otra forma; él había accedido desde un principio a que Nowaki lo ayudara a pensar ideas. Y quizá, sólo quizá… Lo que escribió no estuviese tan mal… hasta quedaba bien con la historia…


Suspiró y se levantó, abandonando el pastelito a medio comer sobre las hojas:


_ Voy a buscar un poco de café… _anunció.


Cuando ya iba a salir sintió que Miyagui lo abrazaba por detrás;


_ Si quieres vengarte de él engañándolo, estoy disponible Kamijou… _susurró con sensualidad en su oreja_ Casualmente también estoy peleado con la persona con la que salgo…


_ ¡Profesor!!! _Hiroki lo empujó  y le hubiera arrojado un libro en la frente de no ser porque no tenía ninguno al alcance.


Miyagui estalló en sonoras carcajadas:


_ Jajaja ¡Sólo estaba bromeando, Hiroki! ¡Debiste de ver tu expresión de susto!


El sonrojo tiñó levemente las mejillas del castaño;


_ ¡Madure de una vez! _le gritó.


_ ¡Cálmate, cálmate! _Miyagui tomó aire_ Recuerda que le prometí mi ayuda a Nowaki para que lo perdonaras, no me gustaría que intentara golpearme otra vez… Aunque…


Miyagui se acercó una vez más a Hiro y con el pulgar le limpió un pequeño rastro de crema que tenía en la comisura de los labios:


_ Eres tan lindo cuando te enfadas… Que no sé si podré cumplir mi promesa…


Hiroki recompuso su cara de susto, y Miyagui volvió a reírse:


_ ¡No puedo creerlo, volviste a caer Hiroki!  _se burló.


Pero cuando levantó la vista vió que la expresión de susto de Kamijou no era por él. Era por…


_ ¡Shinobu…! _exclamó al verlo parado en la puerta, observando la escena.


Shinobu echó fuego por los ojos, dio media vuelta y se alejó a paso rápido, sin dar tiempo a Miyagui de explicar nada.


_ ¡Shinobu, espera! ¡Espérame, puedo explicarte! _Miyagui salió tras él_ ¡Sólo estaba jugando…! ¡Shinobu!


Hiro observó al profesor salir corriendo detrás de “su niño”. Suspiró fastidiado pensando que, importantes o no, todas las parejas del mundo tenían sus problemas.


 


*************************************************


 


 


  Nowaki dio un respingo al escuchar el ruido de llaves en la cerradura. Su Hiro-san había venido algo más temprano que lo acostumbrado, sin darle tiempo a terminar de hacer la cena…


Lástima, con las ganas que tenía de complacer a su Hiro-san con una buena comida…


Reuniendo valor, fue hasta la sala de estar y se plantó allí, dispuesto a sobrevivir a la ira de Hiro-san. Cuando la noche anterior había terminado de atender las emergencias del hospital, se había parado a pensar en lo que pasó y se había sentido mal por haber escrito ése capítulo y enviarlo a Ahikawa sin permiso. Quería disculparse con Hiro, pero sabía que antes debía afrontar las consecuencias y recibir uno o dos libros en la cabeza.


Sin embargo, cuando Hiroki abrió la puerta y lo vio allí parado no hizo ningún comentario al respecto de lo ocurrido:


_ Hola… _saludó_ ¿Sigues despierto…?


_ Sí, claro… Estaba haciendo la cena…  _explicó el ojiazul, bastante desconcertado.


_ Oh… _Hiroki le dio la espalda y colgó su abrigo en el perchero_ ¿Tengo tiempo de bañarme? 


_ ¡Sí, por supuesto! Pero…


_ ¿Qué era la emergencia de anoche? _preguntó Hiro.


_ Em, bueno pues… Un niño pequeño tuvo un accidente andando en bici. Una fractura expuesta…


_ ¿Se pondrá bien…?


_ Sí, el niño estará bien… Fue un accidente feo pero ya está fuera de peligro…


_ Que bien…


Nowaki lo observaba ir de aquí para allá guardando el portafolios, colgando la bufanda, quitando libros del paso. No sabía cómo empezar;


_ ¿Recibiste el regalo que te envié? _preguntó.


_ Sí, gracias… Estaban deliciosos… _Hiroki sacó la caja del potafolios y se la dio a Nowaki_ Te guardé algunos para tí…


_ Ah, gracias… _Nowaki tomó la caja y observó cómo Hiro pasaba junto a él sin siquiera mirarlo._ ¡Hiro-san, espera!


_ ¿Qué quieres? _el castaño no lo miró.


_ ¿Sigues molesto conmigo, no? Por eso te haces el indiferente ¿verdad? _Nowaki dejó la caja de pasteles a un lado_ Me estás castigando…


_ No es eso…


_ ¡Sí, que lo es! _protestó el más alto_ Hiro-san, te pedí disculpas…


_ Ya lo sé, por algo recibí tu regalo… _lo esquivó Hiroki.


_ ¡Lo que te estoy preguntando es si aceptas mis disculpas!


_ ………


Ante su silencio, Nowaki trató de acercarse a él pero Hiroki se apartó rápidamente:


_ Hiro-san…


_ ¡No me pongas esa vocecita triste! _le advirtió frunciendo el seño_ ¡Ni esa cara! No pienso sentirme mal por no aceptar tus disculpas cuando fuiste tú el que metió la pata.


_ Lo sé… No debí haber hecho eso… _Nowaki se miró los pies_ Pero el tiempo para escribir el capítulo se te acabaría, y perdías tiempo batallando con Akihiko para que cambie la instrucción… _explicó.


_ Podrías haberme enseñado el capítulo antes de enviárselo… _le recordó el castaño.


_ ¡Hiro-san lo hubiera borrado!


_ ¡Otra vez con eso! _se enojó por fin Hiroki_ ¡Se acabó, voy a ducharme! ¡Termina de cocinar y luego hablamos…!


_ Pero… _Nowaki iba a detenerlo, pero cambió de opinión y lo dejó marchar.


Oyó azotarse la puerta del baño. Suspiró, algo triste. No pudo hacer las pases con Hiro-san como pensaba.


Se había prometido la estrategia de siempre: darle la razón a Hiroki, explicarse, aguantar un par de golpes y luego todo estaría bien, podría darle un beso y cenarían juntos como siempre…


“Hiro-san lo habría borrado”. ¿Por qué seguía insistiendo con eso? Por eso no había podido darle la razón a Hiro-san, le dolía que no apreciara su trabajo… ¡Después de tanto entusiasmo que había puesto al escribirlo!


_ ¡Tal vez quieras leer lo que escribí anoche para tí en la historia! _oyó que le gritaba Hiroki desde el baño.


Nowaki no hizo más preguntas. Abrió el portátil de Hiroki y buscó el capítulo correspondiente. Al parecer el castaño había seguido escribiendo luego de su capítulo…


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Jajajaja Miyagui clarividente… jajaja


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Minutos después…


 


Hiroki salió del baño secándose el cabello con una toalla. Se había puesto ropa limpia y unos vaqueros; quería estar cómodo antes de continuar batallando con Nowaki;


_ ¿Y bien? _preguntó al llegar a la sala de estar. Nowaki estaba sentado en un sofá, inclinado sobre el computador_ ¿Lo leíste?


Nowaki se volvió hacia él con el seño fruncido:


_ ¿Cuándo lo escribiste? _le preguntó.


_ Anoche. _Hiroki dejó la toalla a un lado.


_ No me gusta, Hiro-san… Bórralo. _le pidió.


_ Imposible. Ya está en poder de Akihiko, se lo envié anoche por correo electrónico…


Nowaki se levantó y a punto estuvo de tirar el aparato al suelo:


_ ¡Pero… pero…! _protestó con ojos muy abiertos_ ¡Me haces ver como un malvado!   


_ ¡Y tú en tú capítulo me hiciste ver como un idiota dominado! _contraatacó Hiroki.


_ Yo no soy así. _se quejó.


_ ¡Yo tampoco! _respondió el castaño_ ¡Y te merecías una cucharada de tu propia medicina!


_ ¡Pero yo no soy… no soy…!


_ ¿Un idiota celoso? _completó Hiroki por él.


_ No lo soy… _afirmó Nowaki ya no muy convencido. De repente comenzaba a recordar las escenas de celos que había hecho frente a Akihiko y el Profesor Miyagui._ ¡Pero de todas formas no debiste haberme relatado así como un malvado y mandárselo a Akihiko sabiendo que me iba a molestar! ¡No es justo!


_ ¡¿Justo?! ¡Si tú hiciste lo mismo! _Hiroki le arrojó una revista.


_ Yo no dejé como un idiota al Hiro-san de la historia, ¡hice que la culpa fuera de Miyagui!


_ ¡Me da igual! ¡Eres un entrometido! _gritó el castaño arrojándole un libro.


_ ¡Creí que me dejarías ayudarte! _protestó el ojiazul esquivando el golpe.


_ ¡No necesitas hacer cosas heroicas por mí, mocoso! ¡Yo puedo arreglármelas solo!


_ Tal ves no tanto como Hiro-san cree, ¡porque a Ahikawa le gustó más lo que yo escribí que todas las protestas y quejas que…! _Nowaki no terminó la frase porque Hiroki comenzó con la artillería pesada: libros, enciclopedias, cuadernos. Todo voló por el aire, incluso los cojines y un zapato que estaba perdido por allí, y los dos jóvenes egoístas seguían discutiendo y peleando, y no pararon hasta que la vecina de abajo golpeó el techo con la escoba y les gritó que se callaran y la dejaran dormir.


Al final Nowaki se sentó en un extremo del sillón para palparse el chichón que un diccionario le había hecho, y Hiroki se sentó el apoyabrazos del otro extremo, cruzado de brazos y con los labios apretados del enojo.


Ninguno decía nada. La sala de estar estaba hecha un desastre, con los libros y cojines tirados en el piso, y las revistas abiertas que habían aterrizado sobre el sillón y la mesilla del centro.


Hiro suspiró:


_ Nunca nos vamos a poner de acuerdo… ¿verdad? _dijo bajito.


Nowaki no respondió. Hiroki lo espió por encima del hombro;


_ Sabes que ya no podemos echarnos para atrás y borrar los capítulos que escribimos. Porque Akihiko ya los tiene en su poder… _dijo.


_ Lo sé… _respondió Nowaki.


Volvieron a hacer silencio. Hiroki se miró sus pies desnudos y contempló el desorden de la sala:


_ No me gusta que nos peleemos por culpa de Akihiko y sus encargos… _suspiró.


_ A mi tampoco me gusta… _respondió Nowaki_ Creo que…  sí estoy un poco celoso después de todo. Muy celoso. Akihiko hace cosas comos estas todo el tiempo, pero si yo meto la pata recibo más libros en la cabeza que él… _se quejó.


_ El también ha recibido algunos libros a veces… _protestó Hiroki no muy convencido de lo que decía. La verdad era que Nowaki tenía razón_ Lo siento… Siento haberme enojado…


_ Está bien, Hiro-san… Yo te hice enojar después de todo… _propuso el más alto, conciliador.


_ Pero tienes razón en lo que dices… Akihiko me obligó a continuar escribiendo su historia, y sin embargo no me enojé con él tanto como lo hice contigo... Discúlpame…


_ No te preocupes… _Nowaki sonrió_ Tal vez si soy un idiota celoso…


_ Y tal vez yo sea un idiota dominado… _concluyó el castaño apoyando la cara sobre una mano y suspirando tristemente.


_ No es culpa tuya si te extorsionan…


Hiroki se encogió de hombros:


_ ¿Eso fue lo que trataste de escribir, verdad? Para que el Hiroki de la historia no se viera mal, hiciste que lo extorsionaran…


_ Algo así…


_ No quedó tan mal…


Silencio. Nowaki dejó de tocarse el golpe que tenía en medio de la frente y observó a Hiroki, encorvado en el extremo del sillón y sentado en el apoyabrazos:


_ El Nowaki de la historia se comporta de esa manera… porque sufrió mucho extrañando a su Profesor… ¿verdad? _reflexionó_ Como Hiro-san cuando yo me fui a los Estados Unidos…


El castaño no contestó por un rato;


_ Lamento haber vuelto a tocar ese tema y haber abierto ésas heridas otra vez… _dijo sin volverse a verlo_ No se qué me pasó…


_ Está bien… Ahora lo entiendo… _Nowaki se acercó a él gateando en el sofá_ Hiro-san, se sentía muy desolado en ese entonces…


_ Nowaki…


_ ¿Las heridas nunca cierran verdad Hiro-san…? _susurró.


Hiroki lo miró por encima del hombro. El ojiazul sintió que se le encogía el corazón al ver su mirada angustiada y sus dulces ojos tristes. Cuando el castaño no pudo reprimir un sollozo, no se detuvo a pensar en lo que hacía y lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia él en un abrazo cálido y reconfortante.


El castaño permitió que lo abrazara y se dejó rodear por los brazos de su Nowaki, pegándose a él lo más que pudo. Su trasero resbaló del apoyabrazos y se deslizó sobre el regazo del más alto, que hundió la cara en su cuello y lo besó cariñosamente cerca de la nuca.


Permanecieron así largo rato, hasta que Nowaki presintió que su Hiro-san ya se sentía mejor y se atrevió a hablar;


_ Hiro-san… No podemos dejar que ellos dos sigan peleados… _sugirió con una sonrisa_ Debemos reconciliarlos…


_ Creo que sí… _Hiroki se acomodó mejor sobre el regazo del más alto_ Nowaki…


_ ¿Mh? _el ojiazul se había distraído aspirando el perfume de su pelo.


_ En realidad… Lo que escribiste estaba muy bien… _confesó_ Me refiero a la manera de redactar y eso… No pensé que tendrías tan buenos dotes de escritor…


_ No fue nada en realidad… Sólo lo escribí con ganas y entusiasmo y quedó así…


_ Lo que quiero decir es que quiero que me sigas ayudando. _afirmó Hiroki poniéndose un poco rojo_ Aceptaré todas tus ideas y… sugerencias…


Nowaki sonrió ampliamente:


_ Será un placer ayudarte, Hiro-san…  _declaró.


El castaño se giró un poco y Nowaki aprovechó para rodearle la cintura con sus brazos. Hiroki observó el chichón en su frente y se sintió mal:


_ ¿Te duele? _preguntó.


_ Un poco… Casi nada… _sonrió Nowaki restándole importancia.


_ Ya veo… _Hiroki se giró del todo y colocó una rodilla a cada lado del cuerpo del ojiazul, quedando frente a frente_ Creo que puedo hacer que te sientas mejor…


Antes de que Nowaki pudiera preguntarle algo, Hiroki lo besó suavemente en la frente, cerca del golpe. A continuación le besó una mejilla, rozando antes la piel con sus labios:


_ Hiro-san… _le advirtió Nowaki_ Estás jugando con fuego, ¿sabes…?


Hiroki no atendió a la advertencia y poniendo sus manos sobre los hombros de Nowaki lo besó también en la barbilla;


_ Hiro-san… _Nowaki pronunció su nombre en un susurro y sus manos levantaron la ropa y comenzaron a acariciar la suave piel de su espalda.


El castaño lo beso en los labios y Nowaki le correspondió el beso, dejando que su Hiro-san lo empujara sobre el sofá y se sentara sobre sus caderas.


En el momento en que la cabeza del más alto se apoyaba en el sofá, Hiroki dejó sus labios un momento para mirarlo a los ojos:


_ Nowaki, quiero que sepas… Que si me molesto contigo es porque te quiero… _dijo y volvió a besarlo, antes de que Nowaki le respondiera algo que lo apenara.


***********  **********  **************  ***************


 


 


 


_ ¿Akihiko piensa regresar pronto…? _preguntó Hiroki esa tarde.


Estaban en la sala de estar disfrutando de unos pasteles que había traído Ahikawa y revisando las instrucciones y los capítulos por hacer.


_ No, aún no… Lo siento… _se disculpó Ahikawa_ Creo que después de esto me tomaré unas vacaciones… Andar persiguiendo a Akihiko para que trabaje es muy agotador… _confesó.


Nowaki sirvió té en todas las tazas y dejó la tetera a un lado:


_ Si regresara antes de lo previsto, ¿él terminaría de escribir la historia? _preguntó.


_ No creo… El preferiría que ustedes la terminen, así es el mismo estilo desde el comienzo hasta el final… _ Ahikawa probó un poco de té y sonrió a Nowaki_ Gracias, Nowaki. Está delicioso…


Hiroki le hizo un lugar al más alto a su lado y esperó a que se sentara antes de hablarle a la chica;


_ Bien, ¿qué sigue ahora? _preguntó. 


_ Veamos, Hiroki ya está viviendo con Nowaki otra vez y sin Tsumori a la vista… _la pelirroja leyó un rato las hojas que tenía en la mano_ “Añadir una pelea para que la historia tenga algo picante y crear intriga sobre quién fue la esposa de Nowaki”, ésa fue la instrucción anterior…


_ ¿Entonces…?


_ ¡Hay que comenzar a reconciliar a la pareja principal!


_ Ya me lo temía… _murmuró Hiroki antes de tomar un poco de té.


Nowaki sonrió ampliamente:


_ ¡Yo tengo mucha curiosidad por saber quién fue la esposa del Nowaki de la historia! _confesó.


_ Fue Ahikawa. _le respondió Hiroki antes de morder un pastel.


_ ¡Sr. Kamijou!  _se quejó Ahikawa_ ¡No estropee el suspenso!


_ ¡Ah, por favor! _Hiroki dio vuelta los ojos_ “Himeko es una niñita pelirroja con trenzas” Es bastante obvio… Yo pienso que ya deberíamos aclararlo en éste mismo capítulo.


_ Está bien, pero… ¡Hiro-san yo sí estaba disfrutando del suspenso…! _puchereó el ojiazul a su lado_ ¿Nowaki realmente es el padre de Himeko…?


_ Ésa sí que es una pregunta interesante… No lo había pensado… _Hiroki clavó la mirada en Ahikawa.


_ ¡Ah, no! ¡Ni crean que se los diré! _la chica guardó las hojas en su bolso_ Si lo hago disminuirá la calidad de su trabajo porque se apresurarán en llegar a escribir las mejores partes y descuidarán el resto… ¿Bien, alguna pregunta?


_ ¿Cómo cuál? _Hiroki levantó las cejas_ Está muy claro lo que debemos escribir…


_ ¿Tiene que haber sexo de reconciliación? _preguntó Nowaki de lo más fresco.


Hiroki casi se tira el té en los pantalones:


_ ¡Nowaki!! _protestó dándole un codazo en las costillas y poniéndose rojo.


_ ¡Auch! ¿Qué pasa? 


_ Es difícil de decidir… ¿Con o sin sexo? _meditaba Ahikawa en voz alta.


_ ¡¿Es en serio?! _Hiroki la miró pestañeando sorprendido.


_ ¡Por supuesto! Muy pronto deberán escribir otra escena de cama… _repuso Ahikawa con una gran sonrisa, para horror del castaño_ Pero ahora que lo pienso debe ser una reconciliación lenta, de a poco y sin sexo…


Hiroki se desplomó sobre el sillón;


_ De acuerdo… _suspiró.


_ Digo sin sexo porque queremos crear tensión, así los lectores esperarán con más ansias todavía la “reconciliación oficial”, es decir, la escena de cama… ¿Entienden?


_ ¡Claro! _Afirmó Nowaki con una gran sonrisa


_ Me quiero morir… _Hiroki se tapó la cara con un cojín.


_ Muy bien, los dejaré trabajar… _Ahikawa se levantó_ ¡Esperaré con ansias el siguiente capítulo! ¡Mucha suerte!


Ahikawa se despidió de ambos y se marchó. Nowaki volvió a sentarse junto a Hiroki en el sofá, con la computadora portátil ya en sus manos:


_ ¿Qué te parece si empezamos la reconciliación con una pequeña “ofrenda de paz” por parte de Nowaki? _le propuso alegremente a Hiroki.


_ Me parece bien… _le respondió el profesor, mientras sufría pensando en el momento en que tendría que escribir otra escena subida de tono.


“¿Qué es peor; que Akihiko la escriba por mí otra vez… o escribirla con Nowaki en privado…?”  Pensó. Las dos opciones le subían la sangre a las orejas...


 


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Era un día espléndido a pesar del viento. No había ni una sola nube el cielo…


Nunca había visto el cielo tan azul…” observó el castaño. “Me recuerda a… los ojos de Nowaki…” pensó sonrojándose un poco.


Esa mañana se había obligado a sí mismo a levantarse temprano para aprovechar la mañana, y había valido la pena, sus pulmones se llenaban de puro aire fresco…


Nowaki… Nowaki…


Recordó sus ojos brillantes de ira la tarde anterior, y se sintió un poco angustiado. ¿Con qué cara lo miraría cuando se encontraran a la hora del almuerzo? ¿Seguiría actuando de esa forma tan fría e impredecible? ¿Qué le diría…?


“Tengo tanto miedo que no quiero verlo…” reflexionó buscando una sombra donde sentarse. Un momento, ¿miedo? ¿Un hombre adulto como él? ¡Qué tontería!


Nowaki no le daba miedo. Además, él no había hecho nada malo ni algo de lo que tuviera que avergonzarse. Fin de la cuestión.


El césped se agitaba a causa del viento cuando distinguió una de las estatuas con forma de ángel. A sus pies se extendía una sombra muy apetecible…


Sin pensárselo dos veces se sentó y sacó papel y pluma. Debía comenzar a escribir la supuesta carta que “Miyagui enviaría” a la escuela para justificar su ausencia.


El rostro de piedra del ángel le sonreía con complicidad. Qué estatua más hermosa, debió de haber costado una fortuna…


A propósito, ¿qué hacía una estatua de ésas dimensiones en medio del jardín?  Y del otro lado de la casa había otra estatua más. No se imaginó que Nowaki tendría unos gustos tan poco discretos para los ornamentos de jardín.


Cuando se recostó a los pies del ángel su espalda dio contra algo frío y duro. ¡Una placa de bronce! La estatua tenía algún tipo de inscripción. Picado por la curiosidad corrió las flores frescas que tapaban el mensaje y leyó:


“A nuestro bien amado Kamijou Hiroki.  Siempre lo recordaremos.”


Decían las letras grabadas. Más abajo estaba la fecha de su nacimiento y otra fecha más que correspondía a su supuesta muerte.


El profesor se quedó helado y por unos instantes él también se asemejó a una estatua. El viento le alborotó el cabello, ni siquiera pestaneaba…


Qué descubrimiento más escalofriante, era como estar delante de su propia tumba. ¿Nowaki había puesto la hermosa estatua allí en su honor…? ¿Quién más sino? ¿Su padrastro? ¿Había sido idea de Tsumori para dale más “realismo” a su muerte? ¿A quién demonios enterraron en su lugar?


Miles de preguntas pasaban por su cabeza otra vez. Posó la mirada en el rostro de piedra del ángel y por un momento pensó en todo el dolor que Nowaki habría experimentado a su muerte. Frunció el seño. ¡Iba a matar a Tsumori! ¡Lo iba a moler a golpes, lo iba a descuartizar, lo iba a… a…! 


Algo lo distrajo de sus pensamientos. A los pies de la estatua había flores frescas, recién cortadas. ¿Pero quién le pondría flores? No podría haber sido Nowaki, si éste ya sabía desde hacía tiempo que no estaba muerto… ¿verdad?


Miró hacia todos lados. Creyó haber escuchado que alguien cantaba cerca de allí. Una vocecilla infantil. ¡Himeko!


A lo lejos distinguió a la pequeña hijita de Nowaki. Himeko se estaba trepando tambaleante a un árbol y en un momento dado resbaló y dio un gritito al quedar sujetándose con un solo brazo de una rama.


_ ¡Himeko! _Hiroki corrió tan rápido como le dieron las piernas y llegó justo a tiempo para que la niña se soltara y se cayera sobre él.


¡BONK!


“Deja vù…” pensó el castaño al sentir el dolor y recordar a Nowaki cayendo sobre él cuando era niño y vivía trepado a los árboles. Con toda la delicadeza que pudo se sacó a la niña de encima y se puso de pie.


_ Himeko, ¿qué crees que estabas …? _comenzó a darle un sermón pero se detuvo al ver su mirada temerosa. Recordó que era apenas una niña pequeña, así que probó en un tono más amable_ Disculpa. ¿Qué estabas haciendo subida allí arriba? ¡Es peligroso!


Himeko buscó en el bolsillo de su vestidito y le enseñó a Hiroki un pichón;


_ Estaba jugando y me lo encontré a los pies del árbol. Allí sobre esa rama está su nido y quería devolverlo… _explicó con timidez.


Hiroki miró el pichón en sus manos y suspiró:


_ Ven. Deja que te ayude… _propuso.


El profesor lo alzó en brazos y la ayudó a llegar hasta la rama que quería. Himeko dejó al pichón en el nido y sonrió:


_ ¡Ahora su mamá podrá encontrarlo! _comentó cuando Hiroki la devolvió al suelo.


_ Eso espero… De todos modos, ¿no debería estar contigo una niñera? _preguntó este.


_ Oh… Es que ella… _Himeko se retorció su trenza_ ¡Está con el jardinero!


_ ¿Qué? ¿Y te dejó sola en el jardín? _Hiroki frunció el seño_ ¡Qué irresponsable de su parte! ¡Iré ya mismo a buscarla!


_ ¡No! ¡Espere! ¡No la moleste! _la niñita lo detuvo tironeando de su ropa.


_ ¿Por qué no? Si yo no hubiera andado cerca te habrías caído de ese árbol… _le explicó con toda la paciencia del mundo_ ¿Qué es tan importante como para dejarte sola por ahí?


Himeko sonrió divertida y se acercó a él para decirle un secreto:


_ ¡Es que ella y el jardinero son NO-VI-OS…! _canturreó.


El castaño la observó unos momentos y decidió controlarse. “Después de todo no es asunto mío si Nowaki contrata a niñeras poco efectivas…” trató de convencerse.


_ Está bien… No diremos nada… _suspiró y esbozó una sonrisa.


_ ¿Quiere ayudarme a juntar flores…? _le propuso Himeko dispuesta a transformarlo en participante de sus juegos_ Ése ángel de ahí aun no tiene…


Hiroki asintió y acompañó a la pequeña hijita de Nowaki a juntar flores para ponerle a la estatua que se hallaba del otro lado del jardín. Al parecer era una especie de ritual infantil muy divertido…


La observó de lejos mientras recogía margaritas para ella. Himeko bailaba, perseguía mariposas y su vestido se inflaba como un pastel a causa del viento.


“Es curioso… Por más que lo intento no le encuentro ningún parecido con Nowaki…” pensó. Luego se reprendió por pensar esa clase de cosas. ¿Qué intentaba decir acaso? De seguro se parecía más a su madre y por eso no hallaba lo parecidos… ¡Sí, eso era!


Himeko le hizo señas para que se acercara con ella a la estatua en forma de ángel y dejara allí sus flores.


Se arrodilló junto a ella y dejó las flores que había reunido sobre la hierba:


_ ¿No se ven bonitas…? _la niña unió a las margaritas de Hiroki unas campanillas que ella había conseguido.


_ Sí, se ven muy bien… _a Hiroki le conmovió que Himeko le pusiera flores a sus estatuas_ ¿Y haces esto todas las mañanas?


_ ¡Claro! ¡Todos los días les dejo flores frescas a mi mamá y al otro Ángel! _respondió Himeko, orgullosa, y abandonó al profesor para perseguir una mariposa.


El profesor la observó con sorpresa mientras se alejaba. ¿A su mamá? ¿Qué había querido decirle con eso? ¿Acaso ésa estatua no era suya también? ¿Podría ser de…?


Miró las flores frescas a los pies de la estatua y las apartó con disimulo ya que tapaban la placa metálica. Leyó una y otra vez.


El mensaje era exactamente igual al suyo, sólo cambiaban los nombres. En vez de Hiroki decía…


Ahikawa…” leyó y re leyó. Así que ella había sido la madre de Himeko y por lo tanto… la esposa de Nowaki.


El castaño la recordaba vagamente, pero en su mayoría eran recuerdos agradables y no pudo evitar la punzada de dolor...


Siempre fue una gran amiga de Nowaki, desde pequeños, hasta que la llevaron a una escuela para señoritas. Una gran aficionada de las novelas de amor, y la última vez que había visitado a Nowaki estaba transformada en una joven muy bella.


Pobre Ahikawa, ni siquiera pudo conocer a su linda hijita… Pero en cierto modo, Hiroki se alegró de su descubrimiento. Nowaki sí había tenido una buena esposa, como él hubiera deseado, al menos por un tiempo...


_ ¿Te acuerdas de Ahikawa, verdad…? _preguntó una voz a sus espaldas.


Hiroki se volvió y descubrió a  Nowaki parado detrás de él:


_ Claro que me acuerdo de ella… _le respondió clavando la mirada en la estatua otra vez_ Y ahora que lo pienso… Himeko es idéntica a ella…


El más alto se arrodilló junto a él y acarició las flores con una sonrisa;


_ Sí… ¿Y acaso no es dulce? _comentó_ Pero el jardinero querrá arrancarse los cabellos cuando vea las campanillas arrancadas y los canteros vacíos otra vez.


Hiroki no se dejó engañar por el intento de Nowaki de sonar chistoso. Lo percibía, el ojiazul estaba triste mientras recordaba a su esposa:


_ ¿La amabas mucho…? _le preguntó casi en un susurro.


_ ¿A Ahikawa? _Nowaki suspiró con tristeza_ Era una buena esposa, y una gran amiga… Pero sólo estuvimos casados unos cuantos meses, hasta que Himeko nació…


El castaño frunció el seño. No era eso lo que le había preguntado; pero decidió que era mejor conformarse con ésa respuesta y no provocar de más el dolor de Nowaki.


Ya iba a levantarse cuando el ojiazul lo detuvo:


_ ¡Hiroki, espera! _lo llamó y ensayó una disculpa_ Siento mucho lo que pasó ayer yo… no sé que me pasó…


El castaño lo observó con cautela. Hubiera esperado de todo menos una disculpa:


_ Está bien. _dijo con aire altanero_ Disculpas aceptadas.


_ No volverá a pasar…


_ Eso espero. Olvidaré lo ocurrido, entonces…              


“Parece que se cansó de jugar al señor frío y orgulloso…” pensó Hiroki con satisfacción.  


_ Tengo algo para ti, como ofrenda de paz… _Nowaki sacó de sus ropas un libro y se lo entregó.


_ ¿Qué es esto? _el profesor tomó entre sus manos el libro. Era un ejemplar viejo y algo estropeado.


_ Es de tu vieja colección… _le explicó el más alto_ Cuando me dijeron de tu muerte Tsumori recuperó todas tus cosas para mí. Entre ellas los libros que llevabas contigo.


Hiroki abrió muy grandes los ojos y se puso de pie de un salto;


_ ¿O sea que recuperaste todos mis libros? ¡¿Todos?! _exclamó.


_ Sí. Todos.


_ ¿Y por qué no estaban en la biblioteca?


_ Los tenía en una sección aparte, junto con tu ropa y tus cosas… _resumió el ojiazul_ Claro que ahora que estás “vivo” de nuevo, hice que trasladaran los libros a la biblioteca otra vez.


Hiroki apretó el libro contra su pecho. ¿Qué podía decir? ¡Estaba encantado con todo eso! ¡Todos sus libros, recuperados sanos y salvos…!


_ ¿En verdad todos mis libros están en la biblioteca ahora mismo? _preguntó por última vez.


_ Sí, eso dije… _Nowaki se puso de pie.


_ ¡¡Gracias!! _Hiroki se le fue encima y le rodeó el pecho con sus brazos.


El gesto había sido tan repentino que Nowaki se lo quedó mirando unos momentos, pestañeando sorprendido. Cuando Hiroki se dio cuenta de lo que hacía su rostro enrojeció y se apartó bruscamente:


_ L-lo siento… es que… ¡esto es tan maravilloso! _se disculpó atropelladamente_ Me alegró mucho que mis libros estén a salvo, aquí y… y…


Para su alivio Himeko distrajo la atención de Nowaki corriendo hacia ellos:


_ ¡Papi! _saltó a sus brazos como era la costumbre.


_ ¡Himeko! _Nowaki la alzó en brazos con una gran sonrisa_ ¿En dónde está tu niñera? ¿Acaso estabas sola?


_ Es que… _Himeko miró con complicidad al profesor.


_ ¡Es que es un secreto y no te lo podemos decir! _respondió Hiroki por ella.


Nowaki lo miró confundido y el profesor se encogió de hombros. Himeko ocultó la cara en su pecho y rió;


_ ¿Así que le andas guardando secretos a tu padre, Himeko? _Nowaki le hizo cosquillas. 


_ ¡No, papi!! _Himeko se retorció entre los brazos del más alto, riendo_ ¿Podemos invitar a Hiroki a tomar el té mañana? _propuso.


Nowaki borró su sonrisa un momento, pero la recompuso de inmediato;


_ Claro mi amor, puedes invitar a quien tú quieras… _respondió besando su frente_ Mira, allá está tu niñera…


_ ¡Ire a buscarla! _propuso Himeko_ ¡Adiós Hiroki!


_ ¡Adiós! _saludó el profesor, luego se dirigió a Nowaki_ ¿Por qué pusiste esa cara? Si sabes que a mi también me gusta el té…


_ Lo siento, sólo estaba sorprendido... _el ojiazul se pasó una mano por el cabello_ Las fiestas de té de Himeko suelen ser bastante exclusivas. Le has caído muy bien en poco tiempo…


_ Ya veo… _Hiroki la observó a lo lejos, de la mano de su niñera_ Es una niña encantadora… y muy lista también…


_ Sí, lo es. Es igual a su madre… _Nowaki le sonrió por primera vez desde que Hiroki estaba en su casa_ Y estoy seguro de que disfrutarás el delicioso sabor de su té imaginario…


Hiroki se permitió sonreírle también:


_ Seguro que sí…  _carraspeó_ Bien, hasta luego. Tengo… ya sabes… Tengo mucho que leer… _se despidió.


_ Claro. Adiós…


El castaño caminó hasta la casa, pero antes de entrar se volvió. Observó a Nowaki jugar con su hijita en el jardín mientras pensaba en lo que le había dicho:


“Los tenía en una sección aparte, junto con tu ropa y tus cosas…”  


Tal vez había querido restarle importancia al comentario, pero él lo había oído perfectamente. Nowaki tenía todas sus cosas guardadas celosamente, ¿para recordarlo tal vez…?


Entró en la casa a paso rápido. Si él hubiese estado en el lugar de Nowaki, tampoco se habría atrevido a tirar nada que fuese suyo… Querría conservar todas sus ropas, su perfume, sus libros…  


“¡En qué estoy pensando!” se quejó mentalmente “Nowaki es un tonto por andar guardando cosas de una persona a la que supuestamente ya no volvería a ver, ¡y yo soy aún más tonto por andar pensando éstas cosas…!”


Siguió caminando por el pasillo hasta llegar a la biblioteca. Se sentó un momento en el sillón y antes de dedicarse a la lectura consultó su reloj de bolsillo en forma de insecto. Ése reloj de plata lleno de brillantes, que Nowaki le había obsequiado hacía ya muchos años…


El profesor se puso rojo… y apretó el pequeño reloj contra su pecho.


¿Cómo podía opinar tan tranquilo de las cosas que hacía Nowaki? Si él también había guardado celosamente ése regalo durante todos los años hasta ése día, considerándolo su tesoro más valioso…


Para no sentirse tan tonto, Kamijou Hiroki localizó sus libros y se dedicó de lleno a leer.


 


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Esa noche…


 


Nowaki entró en la biblioteca, vestido sólo con la ropa de dormir y una bata. En un sillón se hallaba recostado Hiroki, leyendo atentamente.


Ni siquiera levantó la cabeza cuando Nowaki lo saludó:


_ Buenas noches. ¿No pararás de leer siquiera para dormir un poco?


_ Hola. _respondió Hiroki automáticamente_ Creí que era dueño de hacer lo que quisiera con mi “ofrenda de paz”…


_ Por supuesto que sí.


_ Y para que sepas me detuve el tiempo suficiente para comer, darme un baño y cambiarme de ropa… Luego dormiré. _le aclaró_ ¿Qué haces aquí?


_ Vine a buscar algo que leer antes de dormir… _el ojiazul tomó un libro al azar de una pila cercana.


_ Oh… Qué bueno… _el castaño cambió de página.


Nowaki se frotó los brazos con gesto teatral;


_ ¡Está helado aquí dentro! _se quejó_ ¿Y sólo estás leyendo con la luz de una vela?


Hiroki levantó la mirada del libro y miró su vela consumida casi por completo:


_ Bueno, pues… _balbuceó, pero antes de que dijera algo más Nowaki mandó a llamar unos sirvientes y éstos encendieron el fuego de la elegante chimenea. En segundos toda la habitación se iluminó y se extendió un apetecible calor.


Nowaki se sentó en el otro extremo del sillón y abrió su libro;


_ Mucho mejor… _murmuró pasando las páginas.


_ Lo siento. _se disculpó Hiroki_ Creo que estoy tan acostumbrado a hacer “economía” que olvidé que podía pedirles que encendieran el fuego…


_ No hay problema. Solo recuerda pedírselo a los sirvientes la próxima vez o te congelarás aquí adentro…


_ Sí… Gracias.


Nowaki lo miró con una sonrisa divertida;


_ Lindo pijama… _se burló.


Hiroki se acomodó mejor la bata para ocultar el ridículo pijama amarillo que traía puesto:


_ Lo encontré bajo la almohada y me tomé la libertad de usarlo… _replicó con gesto ofendido_ Aunque no lo creas esto está mejor que el viejo camisón que traje para dormir.


_ ¿También hacías economía con las prendas de vestir?


_ No es que me pagaran tanto como para comprar ropas nuevas cada vez que lo requería… _le contó_ Pero no sabía en dónde más podía trabajar… y no había otro lugar al que ir…


Nowaki deseaba reclamarle que si se hubiera quedado junto a él no habría tenido esa clase de problemas, pero calló. Se había prometido comportarse correctamente y eso haría. Devolvió la vista a su libro –aunque no tenía ganas de leer nada en absoluto- y Hiroki hizo lo mismo.


Una sirvienta entró luego de tocar:


_ El té que ordenó, señor Kamijou… _anunció dejando la taza sobre la mesilla junto a él.


_ Sí, gracias…


La chica se retiró discretamente y Hiroki se llevó la taza a los labios;


_ ¿Qué me estás viendo? _le preguntó al más alto, que lo observaba con disimulo.


_ Nada…


_ ¡Es un té solo!! _le aseguró con una vena en la cabeza.


_ Sí, claro. Lo que digas… _el ojiazul volvió a fingir que leía.


_ ¡Eres molesto! _se quejó el castaño dejando la taza_ Debería tirarte el té en los pantalones por molestarme mientras leo.


_ No serías capaz. _ser rió el más alto_ Además ésta es mi casa y por lo tanto mi biblioteca, si no te gusta ve a leer a tu cuarto.


_ Provócame lo suficiente y verás cómo soy capaz. _contraatacó Hiro.


_ Me pregunto si tendrás una respuesta igual de buena para responder a la pregunta que quiero hacerte…


El castaño lo miró con el seño fruncido:


_ De qué se trata… _preguntó con desconfianza.


_ ¿Qué hacías en el baile de máscaras del Rey?


Silencio. Hiroki se veía venir algo malo, pero no tenía ninguna respuesta preparada para ésa pregunta… Carraspeó;


_ Nada.


_ ¿Nada…? _Nowaki alzó las cejas.


_ Yo no estaba haciendo nada. Sólo acompañé a un amigo…


_ ¿Qué clase de amigo? _inquirió Nowaki sintiendo una nueva punzada de celos.


_ Oh, no es nada… La verdad ni siquiera era mi amigo… _mintió Hiroki y ensayó un obvio tono de sarcasmo_ Sólo era una persona que me ofreció mucho dinero a cambio de ir con él al baile y luego pasar la noche en su cama…


Ésta vez fue Nowaki el que cambió su expresión y frunció el seño;


_ Eso no ha sido gracioso… _se quejó.


_ Para mí sí que lo fue. ¡Debiste ver tu cara! _Hiro se permitió una risa triunfal, que se extinguió ante el siguiente comentario de Nowaki.


_ Yo vi cómo tu amigo se iba del baile acompañado por el joven príncipe… _dijo muy serio_ Tú y yo somos los únicos testigos de la desaparición del príncipe Shinobu ¿te das cuenta de ello?


La sonrisa de Hiroki estaba congelada. Cada vez más nervioso, el profesor se obligó a reaccionar y a responder por Miyagui:


_ ¿¡Ya se lo has dicho a alguien más?! _exclamó.


_ ¡No! ¡No se lo he dicho a nadie!


_ Si le cuentas a alguien lo que viste… ¡me encerrarán a mí por ser cómplice! _Hiroki dejó el libro para jalarse el cabello_ ¡Y luego me torturarán noche y día hasta que les diga en dónde está Miyagui! ¡Y yo ni siquiera lo sé! ¡Yo solo…!


_ ¡Hiroki, Hiroki! ¡Cálmate! _Nowaki le puso las dos manos sobre sus hombros y lo hizo sentarse otra vez_ ¿Me crees capaz de algo semejante? Yo nunca te delataría…


_ ¿Por qué no? ¿Acaso quieres otro recurso para chantajearme…?


_ ¡No! Lo que quiero saber es una cosa… _el ojiazul hizo una pausa_ El príncipe Shinobu… ¿Se fue por propia voluntad verdad?


Hiroki se miró las manos y respondió casi en un susurro:


_ Sí. Así fue… _dijo_ No lo secuestró un pervertido como dicen todas las versiones…


_ ¿Y fuiste a despedir a tu amigo?


_ Algo así… _el castaño sintió de repente un poco de nostalgia, la verdad era que echaba de menos a Miyagui_ Yo traté de que entrara en razón, pero no lo logré. Creo que de verdad estaban muy enamorados…


_ Comprendo.


Hiroki recogió sus piernas y las abrazó:


_ Miyagui era un amigo muy especial para mí… Me rescató cuando aquellos ladrones me secuestraron y desde entonces a sido mi único amigo, aunque era muy molesto e inmaduro algunas veces. _confesó sonriendo a medias_ Por favor, promete que no le dirás a nadie lo que viste. _le pidió.


_ Lo prometo, Hiroki. No diré nada…


_ Gracias...


El más alto se acomodó mejor en el sillón y lo miró fijamente:


_ Recuerdo que esa noche, cuando te encontré en el baile de máscaras, estabas llorando…


El castaño dio un respingo y se puso tan rojo como una cereza:


_ E-es que… Bueno, me dio un poco de nostalgia verte luego de tantos años y además tocabas en el piano las canciones que te enseñé de niño… _enumeró hablando más y más atropelladamente cada vez_ No soy de piedra después de todo…


Cuando alzó la vista para ver a Nowaki, lo encontró sonriendo dulcemente y escuchándolo apoyando la cabeza en una mano.


“¡Por qué habré dicho eso…!” se reprochó el profesor mentalmente. ¡Había justificado su vergonzoso comportamiento la noche del baile, diciendo cosas aún más vergonzosas! ¡Por qué no inventó algo más ingenioso!!!


Hiroki sintió que podría salirle humo de las orejas de un momento a otro. Se sentó lo más lejos posible de Nowaki y se tapó la cara con un cojín:


_ ¡No te burles de mí, no quería decir eso!!! _se quejó deseando con todas sus fuerzas que la tierra se lo tragara.


_ No me estoy burlando… _le aseguró el más alto sin dejar de sonreír suavemente_ Me pone feliz escucharte decir eso de mí…


_ ¡Y te recuerdo que no dejabas de molestarme y perseguirme por todos lados! _lo acusó, haciendo que por fin el más alto se riera a carcajadas.


_ Es que te veías tan bien con tu disfraz verde y tu cabello rubio… _se justificó_ Parecías una ilusión…


_ ¡De todos modos! ¡No entiendo por qué eres el único que puede hacer preguntas aquí!!! _exclamó el castaño tratando de cambiar de tema.


_ De acuerdo, pregúntame algo entonces. _propuso Nowaki con toda la calma del mundo.


Hiroki se destapó la cara y lo miró fijamente;


_ ¿De verdad no te parece extraño que los ladrones no se llevaran el anillo que me obsequiaste…?


Nowaki resopló y abandonó su sonrisa:


_ Otra vez con eso… _volvió la vista al libro que trataba de leer.


_ No me pongas esa cara, ¡piénsalo un momento! _le pidió_ Yo aparezco muerto a un lado del camino por resistirme a un robo, ¿pero incluso después de matarme no se llevan el anillo que seguramente vale más que todas mis cosas y mis libros juntos?


_ Hiroki…


_ Yo creía que me habían robado todo lo que traía, pero aquí está todo… _reflexionó en voz alta_ Si Tsumori recuperó todas mis cosas para ti entonces…


_ ¿Qué estás sugiriendo ahora? No has parado de acusar a Tsumori desde que te encontré. _le cortó el más alto.


_ Yo no estoy acusando a nadie. Sólo te estoy preguntando si no te parece extraño todo el asunto, no puedes negar que hay cosas que no cierran del todo… _vió como Nowaki se levantaba_ ¿Adónde vas…?


_ A dormir. Es tarde… _repuso Nowaki_ Puedes quedarte leyendo toda la noche si gustas.


Hiroki suspiró fastidiado. Nowaki era un cabeza dura:


_ No. Me ire a dormir yo también… _respondió y se levantó_ Por cierto, eres un idiota… _comentó mientras se alisaba la bata.


_ ¿Por qué? ¿Porque no quiero escuchar nada de lo que dices?


_ Exactamente. _Hiroki caminó detrás de él hasta que salieron de la biblioteca.


_ Es que estoy harto de que acuses de mentiroso a la única persona en la que he confiado desde que tú te fuiste… _Nowaki cerró la puerta detrás de ellos.


Hiroki lo contempló en silencio. Ésa afirmación lo había herido…


Trató de recordarse que se había ido lejos por voluntad propia, nadie lo había echado. Si alguien ocupaba el lugar de “persona de más confianza” en el corazón de Nowaki, bien. Lo iba a aceptar con naturalidad, como el hombre adulto que era. Y sin embargo le dolía…  


El pasillo estaba oscuro, sólo entraban algunos rayos de luz de luna que hacian que los ojos del más alto brillaran más que nunca. Hiroki se frotó los brazos:


_ Nowaki… Eso que me dijiste la otra noche, de que todos se habían ido de tu lado menos Tsumori… _comenzó a decir.


_ Siento el haber dicho eso… _Nowaki se miró los pies_ Pero en un tiempo, recuerdo que me sentía así… como si todos se hubieran ido… Primero tú, luego Aikawa, luego mi padrastro. Me sentía abandonado…


Hiroki lo miró con tristeza;


_ Lo siento, no debí habértelo preguntado. No tenías que explicarme nada… _se disculpó y dio media vuelta_ Buenas noches, Nowaki.


_ Hiroki… _lo llamó el más alto.


Antes de que se diera la vuelta Nowaki colocó las manos sobre los hombros del castaño y lo acercó a él:


_ Buenas noches… _murmuró en su oreja y luego lo beso suavemente en la nuca.


Hiroki sintió los labios tibios del más alto y se estremeció. Fue un beso rápido, suave, pero alcanzó para ponerle la piel de gallina al profesor.


Sólo reaccionó cuando Nowaki se apartó de él y comenzó a caminar hacia su cuarto;


_ ¡¿P-por qué hiciste eso…?! _le reclamó con las mejillas rojas a más no poder.


_ Para que puedas dormir bien, Hiro-san… _respondió el ojiazul sin volverse a verlo.


Nowaki dobló en un pasillo y se perdió en la oscuridad. El castaño sintió que ya no tenía más fuerzas como para discutirle el que lo llamara de ésa forma, y también comenzó a caminar hacia su habitación.


“Hubiera preferido que siguieras jugando al señor orgulloso, Nowaki…”  pensó antes de entrar.


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Hiroki Kamijou escribió rápidamente los últimos renglones y luego guardó el capítulo;


_ ¡Si, sí! ¡Está quedando muy bien…! _festejó.


Nowaki, que se hallaba en la cocina haciendo algo de comer, no pensaba lo mismo;


_ ¿Sólo le dio un beso en el cuello? _preguntó.


_ En la nuca. _le aclaró el profesor.


_ ¡Pero eso es tan aburrido! _Nowaki volvió de la cocina para sentarse a su lado y tomar el computador portátil entre sus manos_ Por qué no mejor intentas algo como esto…


Nowaki regresó hasta la parte de la biblioteca y efectuó algunas correcciones;


_ Ya está, mucho mejor. Léelo Hiro-san… _le pidió.


El profesor tomó el computador en sus manos y leyó en voz alta;


_ Nowaki recostó al profesor sobre el sillón y lo besó apasionadamente para después… _Hiro siguió leyendo un par de renglones más en silencio y se detuvo cuando las orejas se le tiñeron de rubor_ ¡Nowaki!!! _se enojó.


_ ¿Qué pasa? ¿No te agrada?


Hiroki tomó un cojin y golpeó con éste al ojiazul:


_ ¡Pervertido! ¿¡Te entra por un oído y te sale por otro verdad?! _le gritó_ ¡Nada de sexo hasta que yo te lo diga! ¿¡Entendido!?


_ ¡Sí, está bien…! ¡Entendido Hiro-san! _Nowaki trató de frenar los golpes_ Volveré a la cocina a preparar la cena y te dejaré trabajar tranquilo…


_ ¡Eso espero! _Hiroki dejó el cojin a un lado y esperó a que el más alto se fuera_ Pervertido… _murmuró mientras colocaba el computador portátil en su regazo otra vez_ Bien, sigamos escribiendo…


 


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