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Secretos de un alumno y un profesor por Masterred 2

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Capítulo 7 – La temida “escena de cama”.


 


 


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Nowaki no estaba, así que no habría problema en tocar un poco…


Se sentó frente a aquel piano que había visto todas y cada una de las lecciones que él le dio a Nowaki. Acarició las teclas de marfil un momento y comenzó a tocar una melodía que solo él y Nowaki conocían, pues la había compuesto para el menor.


Tocó... y tocó... y tocó...


No pudo evitarlo; comenzó a llorar. Recordó todas y cada una de las veces en que lo regañó, en que le sonrió... Aquella primera y última noche que pasaron juntos...


La melodía se detuvo bruscamente, y ahora Hiroki se encontraba llorando amargamente.


Pero su suerte definitivamente no estaba de su lado, porque por estar llorando no se dio cuenta de que Nowaki estaba detrás de él, observándolo en silencio. Viendo todo el dolor que su amado profesor destilaba…


Sin poderlo evitar abrazó al castaño, sobresaltándolo. Hiroki se quedó mudo unos segundos:


_ Nowaki… ¿Q-qué estás haciendo…? _Hiro intentó deshacer el abrazo.


_ Hiro-san…  _Nowaki lo apretó más contra él.


_ ¡Suéltame! ¡No me toques! _el profesor lo empujó con todas sus fuerzas pero no conseguía apartarlo_ ¡¿Por qué no te largas a abrazar a Tsumori?! ¡Déjame!  


_ Hiro-san… _ susurró en su cuello. El castaño notó que se sonrojaba al sentir el cálido aliento del más alto en su piel.


Siguió pateando, empujando, tratando de soltarse de algún modo. Gritándole que se largara a abrazar a Tsumori, que después de todo esa era la única persona en la que él confiaba...


Pero un beso de Nowaki lo detuvo. El más alto le presionó los labios y lo besó apasionadamente, hasta quitarle el aliento……………………………………………………………


 * * *


_ ¡Nowaki…! _Hiroki se incorporó en la cama de un salto, jadeando.


Cuando se vio en su habitación, con las sábanas por el piso y sobre todas las cosas: solo, entendió que sólo había sido un sueño.


_ Sólo… fue un sueño… _suspiró. Se pasó una mano por el cabello desordenado y procedió a recoger las sabanas y las almohadas del piso.


Había sido tan real… Nowaki, sus brazos fuertes, su voz, su boca…


Hiro se sonrojó. Qué vergonzoso el admitir que había despertado un poco acalorado de su sueño...


_ ¡Qué tontería! _refunfuñó mientras apoyaba la cabeza en la almohada.


Aún podía saborear las emociones que había experimentado en el sueño; ¡cómo se atrevía Nowaki a abrazarlo! Descarado, ¡si quería abrazar a alguien que abrazara a Tsumori…!


Los cabellos castaños se desparramaron contra las almohadas cuando se acurrucó y estrujó las sábanas entre sus manos. Había hecho bien en resistirse, aunque sólo hubiera sido un sueño.


¿Pero por qué ése tipo de sueño? ¿Tanto le había afectado lo que Nowaki le dijo antes de dejarlo solo ésa noche?


“Estoy harto de que acuses de mentiroso a la única persona en la que he confiado desde que tú te fuiste…”  había dicho.


Trató de convencerse de que no debía importarle… pero… pero…


¡Al diablo! ¡Sí que le importaba y mucho! Porque Tsumori era un sucio mentiroso y no dejaría sin aclarar el asunto con Nowaki. Si era necesario repetírselo mil veces al más alto lo haría, claro que lo haría. ¡O dejaría de llamarse Kamijuo Hiroki! 


“¿Pero y si no me cree pese a todo…?”  Ante esa desalentadora posibilidad el profesor volvió a abrir los ojos y dio una vuelta en la cama. Después de todo Nowaki no parecía muy dispuesto a entrar en razón y… Tsumori había podido tejer todas sus mentiras gracias a que él le dejó el camino libre primero. 


“Pero por otro lado, yo no sabía que Tsumori iba a armar toda esa historia sobre mi muerte… Me fui para hacer un bien, no para hacerle daño a Nowaki…”  pensó y volvió a revolverse entre las sábanas.


Sin poder evitarlo, evocó la imagen de Nowaki. Lo imaginó años atrás, cuando sonreía más a menudo, cuando tocaba el piano para él, cuando apoyaba la cabeza en su regazo para descansar...


Escuchaba muy quedamente el sonido del tic-tac de los relojes de la casa, pero lo que más escuchaba era la voz del más alto en su cabeza resonando una y otra vez: “En un tiempo, recuerdo que me sentía así… como si todos se hubieran ido… Primero tú, luego Aikawa, luego mi padrastro. Me sentía abandonado…”.


Se sentó en la cama. El único culpable de la transformación de Nowaki no era Tsumori ni sus mentiras. La culpa era solamente suya.


“Si yo hubiera estado junto a él cuando le pasaron todas ésas cosas…” pensó. “Nowaki me necesitaba más que nunca, y yo le di la espalda creyendo que estaba haciendo bien las cosas…”.


Cómo no iba a confiar en Tsumori... Había cometido un terrible error...


Debía pedirle perdón a Nowaki. Aunque ya fuera demasiado tarde, y aunque requiriera de todo su valor y tuviera que dejar de lado su orgullo. Además, la fiesta de té de Himeko era la ocasión perfecta para ello…


“¿Aún seré capaz de recuperar al viejo Nowaki…?” pensó. Al ocurrírsele aquello, el corazón de Hiroki latió con fuerza.


* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *


 


Esa tarde…


 


Himeko cambió de parecer sobre qué sitio ocuparía su fiesta de té unas 20 veces; y Nowaki tuvo que llevar el mantel, las tazas, la tetera y los invitados de peluche a rastras por todo el jardín hasta que su hijita se decidió.  


Al fin ella eligió un estratégico lugar entre unos arbustos de florecillas y dio por finalizada la búsqueda tendiendo el mantel a cuadros bajo la sombra de un pino:


_ Soportas esto muy bien… _se rió Hiroki por lo bajo, mientras procedía a poner las tazas y las cucharas.


_ Es que no tendrá cinco años para siempre… _sonrió Nowaki acomodando a los invitados de peluche_ Una mañana se levantará y ya no tendrá mas ganas de tomar el té conmigo… _explicó.


Hiroki observó a los otros dos invitados “de carne y hueso” además de el y Nowaki. La niñera de Himeko y el jardinero –un chico rubio y bastante más joven que la niñera- ocuparon su lugar a un lado del mantel.


El profesor agradeció que los pasteles no fueran imaginarios y disfrutó de la pequeña fiesta de té más de lo que había esperado. Cuando todos hubieron tomado té y comido pasteles a gusto la niñera le propuso a Himeko jugar a las escondidas:


_ Nosotros jugaremos… _anunció el jardinero refiriéndose a él y a la niñera.


_ Yo iré en un minuto mi amor… _Nowaki le dio un beso en la frente a Himeko.


_ ¿Jugarás también…? _Himeko recogió un oso de peluche y miró con ojos brillantes al profesor.


_ Sí, claro. Enseguida voy… _prometió Hiroki “apurando” su taza de té.


La niñita corrió en dirección a un árbol cercano, seguida de cerca por los otros dos participantes que se tomaron de la mano con disimulo.


Nowaki los observó en silencio mientras jugaban, con una sonrisa perezosa. Mientras tanto, Hiroki tragaba saliva y sudaba intentando encontrar una frase con la que comenzar:


_ Una mujer mayor con un chico joven… _comentó_ Es un tanto extraño, ¿no crees?


_ No es la primera vez que veo algo como eso y tú tampoco… _Nowaki se desperezó un poco.


Hiro entendió que se refería a ellos.


_ Es verdad… _suspiró.


Siguieron en silencio un rato. El viento despeinó a Hiroki, que clavó la vista en el suelo antes de comenzar a hablar otra vez. Lo mejor era ir directo y sin vueltas al asunto:


_ Nowaki… Emm… _carraspeó_ Estuve pensando mucho anoche… Y quería decirte que entiendo que estés tan enojado conmigo…


Nowaki lo miró directamente. No sonreía. Ni siquiera se movía un músculo de su cara:


_ ¿Cómo dices? _preguntó.


_ Digo que tienes toda la razón del mundo para…  odiarme. _ésa palabra le había costado.


_ Yo no te odio.


_ Primero déjame terminar de hablar, ¿sí? _Hiroki trató de huir de su mirada azul_ Cometí un error al abandonarte así esa noche. Y lo lamento…


Nowaki lo miró con ojos muy abiertos:


_ ¿Te arrepientes de lo que pasó entre nosotros esa noche…? _preguntó.


_ ¡No! ¡No me arrepiento de haber dormido juntos esa noche, yo…! _respondió el profesor de inmediato y luego se sonrojó por la respuesta tan enérgica_ ¡Quiero decir…! ¡No me entendiste, me refiero al haberme marchado de aquí sin decirte nada…!


El rostro del más alto se endureció:


_ Entiendo. _dijo. Luego le dio la espalda para seguir observando jugar a Himeko_ ¿Qué hay de tu supuesta carta…?


_ La carta ya no importa… _Hiroki hizo a un lado su orgullo_ No importa nada de lo que dije anteriormente. Me marché y tú me necesitabas… sólo eso importa…


Nowaki no le respondió. El profesor deseó arrojarle una taza de porcelana en la cabeza pero no se atrevía a dañar el hermoso juego de té.


Suspiró y se arrodilló para estar más cómodo. Quizá sí se merecía el silencio de Nowaki…


_ Sé que carece de sentido pedirte perdón a éstas alturas… _susurró clavando la mirada en su taza de té vacía_ Pero aún así lo lamento, Nowaki… Espero que algún día puedas perdonarme por no haber estado junto a ti cuando Ahikawa murió, o cuando…  


_ Está bien. _el más alto lo interrumpió y se encogió de hombros_ No tenías manera de saber que pasarían todas esas cosas…


El castaño apretó los puños. Nowaki lo estaba lastimando con su indiferencia ¡y él que le estaba pidiendo perdón! ¡Cómo se atrevía…!


Tú lo lastimaste primero…” le recordó una pequeña voz interior.


_ ¡En verdad pensé que te hacía un bien al marcharme...! _se desesperó_ ¡Cometí un grave error!


Nowaki seguía en silencio. Un mechón de cabello proyectaba una sombra sobre sus ojos azules. El castaño se rindió;


_ Está bien, no me respondas nada ahora. Éstas cosas requieren tiempo… _susurró_ Si hay algo que pueda hacer para compensártelo solo tienes que decirlo... Voy a jugar con Himeko.


Ya iba a levantarse, cuando Nowaki volvió a hablarle:


_ Hiroki… Lo que me dolió no fue eso. _le aseguró.


_ ¿Disculpa…?


Nowaki lo miró a los ojos y el profesor advirtió que estaba enfadado;


_ Cuando descubrí que estabas vivo… _dijo con firmeza_ Lo primero que hice fue pensar en por qué te habías ido. Pero más allá del motivo… lo que no puedo entender es cómo pudiste olvidarte de mí tan fácilmente, Hiroki…


El castaño estaba tan sorprendido por lo que había escuchado que no supo qué responderle. Aún así el más alto no esperó a que dijera nada para seguir hablando:


_ Te fue tan sencillo marcharte y te olvidaste de mí como si nada, pese a todo el tiempo que pasamos juntos… ¡Creí que yo significaba algo más para ti!


_ Nowaki, por favor, no digas eso… _suplicó el castaño.


_ Si te hubieras ido por alguien hubiera tenido sentido para mi, aunque me doliera... _afirmó estrujando el mantel a cuadros sin darse cuenta_ Pero ni siquiera eso has querido responderme. ¡Yo simplemente no puedo entenderlo! _exclamó.


_ ¡Basta! _Hiroki le dio una bofetada_ ¡¿Cómo me dices esas cosas, en serio me crees tan cruel?! _le gritó.


Nowaki se tocó la mejilla donde había recibido el golpe;


_ Yo me culpaba por lo que había pasado…  _le respondió. Luego se irguió y miró a los ojos del profesor_ ¡Llegué a creer que era el culpable de que hubieras muerto! 


Hiroki lo contempló boquiabierto. La situación se le estaba yendo de las manos, incluso lo había golpeado. Pero lo que Nowaki acababa de decir era… era…


_ ¿Q-qué dices…? _balbuceó.


_ Creí que al confesarte mis sentimientos te había asustado… y que por eso te habías ido. _le contó Nowaki tratando de disimular el dolor que los recuerdos le provocaban_ Si yo no te hubiera dicho nada, no te hubieras marchado de mi lado nunca, y ésos ladrones no se habrían topado contigo…


El castaño se cubrió el rostro con las manos;


_ Por qué pensaste algo tan horrible… _murmuró. Sentía que los ojos se le llenaban de lágrimas y luchaba por contenerlas. ¡Cuánto debió de haber sufrido su Nowaki!


_ No me cabía otra explicación. _aseguró el más alto simplemente_ Por suerte Tsumori estuvo allí para evitar que yo me suicidara…


Hiro se limpió los ojos enérgicamente. No planeó que la conversación fuera tan lejos, no tenía ensayada una respuesta para lo que Nowaki le estaba diciendo… Sólo podía ir de frente y decir la verdad;


_ Nowaki… Pensé que me olvidarías rápidamente cuando me fuera, que sólo sufriría yo… _confesó_ Pero fue egoísta pensar eso… ¿La herida se abrió también para ti, verdad?


El ojiazul bajó la vista:


_ Hiroki… _murmuró_ No tiene caso que lo hablemos ahora…


_ ¡Claro que tiene caso! _le aseguró_ ¡Yo pensé en ti cada día de mi vida…!


Sin pensárselo dos veces, sacó el reloj de plata de su bolsillo y se lo enseñó. Nowaki abrió muy grandes los ojos;


_ ¿Ese es…? _el ojiazul tomó el reloj en sus manos_ No puedo creer que aún exista…


_ Fue mi tesoro más valioso durante todos éstos años. _le contó_ Pasé por muchas necesidades económicas, pero me negaba a venderlo… Y una vez me puse como loco cuando Miyagui lo sacó de entre mis cosas sin avisarme… _recordó sonriendo tristemente.


Nowaki apretó las antenitas de plata del reloj y las alas se abrieron. Las agujas marchaban, el reloj aún funcionaba…


_ Siempre que lo observaba pensaba en ti…  _admitió el profesor.


_ ¿En serio… en serio has pensado en mí…? _murmuró el ojiazul apartando la vista del reloj para mirar a Hiroki.


Hiroki tragó saliva:


_ No he pensado en nadie más… _afirmó.


El ojiazul lo contempló en silencio un momento, como si quisiera descubrir algún signo, alguna señal de que Hiro le estaba mintiendo… Pero el profesor estaba siendo totalmente sincero, por mucho que le costara.


Al final bajó la mirada y sin decir una palabra volvió a dejar el reloj en la palma de Hiroki. Luego se levantó y caminó en dirección a Himeko para participar del juego como prometió, abandonando al mayor sin dedicarle una sola mirada siquiera.


El profesor se quedó a solas, sentado en el mantel en compañía de los animales de peluche y algunas muñecas sonrientes. Miró el reloj en la palma de su mano y suspiró tristemente, deseando como muchas otras veces que se pudiera volver el tiempo atrás…


Olvidar el presente…


Regresar a la época en la que todo estaba bien…


“¿Por qué las cosas no pueden ser como en el pasado, Nowaki…?” se lamentó.


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En la mañana…


 


El sol de la mañana se colaba por entre las cortinas de la habitación. Hiroki dormía boca abajo, abrazado a su almohada y sin saber que Nowaki lo observaba fijamente.


Una sonrisa se dibujó en los labios del más alto. Su Hiro-san era tan lindo cuando dormía… Era casi una adicción contemplar su hermoso rostro relajado, sus largas pestañas que lo hacían ver adorable y lo mejor: sus hombros desnudos que asomaban bajo la sábana.


En efecto, Hiroki estaba desnudo y se había dormido así, sin ropa, debido a que la noche de pasión que ambos habían compartido lo había dejado exhausto…


Nowaki se inclinó sobre el y lo besó suavemente en la nuca, ése punto tan sensible de la anatomía del profesor que él conocía tan bien. Luego jugó a apartar los mechones de cabello castaño que coronaban su nuca con la nariz, y acarició suavemente su espalda cubierta de sábanas:


_ Hiro-san… Despierta, Hiro-san… _le habló suavemente_ Te traje el desayuno a la cama…


_ Mmmhh… _Hiro sólo se retorció un poco y luego siguió roncando como si nada. 


El más alto al no obtener resultados procedió a acomodarse nuevamente en la cama –aunque ya estaba vestido- y se dedicó a acariciar con deleite el cuerpo de su Hiro-san…


Primero peinó el cabello castaño con sus dedos…


Luego pasó los nudillos por la piel de los hombros perfectos y desnudos…


Después la suave curva de la espalda…


Y más tarde delineó la forma de los glúteos que se insinuaban bajo la sábana…


_ ¡Nowaki! ¡Pervertido! _gruñó el profesor sacudiéndose la mano de Nowaki_ ¡No hagas tan temprano cosas que no vienen al caso…!


El ojiazul le sonrió con una sonrisa de “buenos días”;


_ Solo pensé en despertarte de una manera diferente, Hiro-san… _se excusó.


_ ¡Hmp..! _Hiroki se sonrojó y le dio la espalda al tiempo que se acurrucaba_ ¿No estarás intentando aprovecharte de mí porque hoy entro más tarde a dar mis clases, verdad…?


_ No. Pero son pocas las veces que tengo a Hiro-san desayunando conmigo y no a las corridas porque llega tarde… _respondió el más alto_ Es algo que me hace muy feliz, y quiero disfrutarlo al máximo…


_ ¿Eso implica toquetearme mientras duermo…? _refunfuñó poniéndose rojo.


_ Sólo un poquito… _bromeó el más alto tratando de abrazarlo.


_ ¡Nowaki…! ¡Quieres parar un momento, vas a tirar ésa bandeja…! _protestó Hiroki que no pudo evitar el ser atrapado por los brazos de Nowaki.


_ La bandeja no importa ahora, Hiro-san… _el más alto se puso sobre él y le besó el cuello con besos húmedos y tibios.


_ Mmmm… N-Nowaki… _el castaño se sonrojó ante tanto “cariño” matutino_ ¿En serio te hace tan feliz tenerme aquí… contigo…?


Nowaki paró de besarlo un momento para mirarlo con una dulce sonrisa;


_ Creí que había dejado en claro eso anoche apenas terminaste de hablar por teléfono con el profesor Miyagui… _repuso.


Hiroki recordó la manera en que le había hecho el amor la noche anterior y comprendió el comentario. Desvió su ruborizada cara;


_ Es verdad… Anoche me lo dejaste bastante claro… _murmuró y se estremeció sin querer bajo las sábanas, lo que hizo que los ojos de Nowaki brillaran de deseo.


_ Te ves tan lindo así, Hiro-san… Enredado con las sábanas y todo ruborizado… _comentó, lamentándose por haberse vestido.


_ ¡No me veas de ésa forma, ya me imagino lo que estarás pensando pervertido!!


Nowaki volvió a sentarse a su lado:


_ Tranquilo Hiro-san… No dejaré que hagas nada con el estómago vacío… _se rió y le pasó una tostada untada con manteca_ ¿Quieres café y leche?


_ Sí… Gracias… _el castaño aceptó la tostada y se quedó observando al más alto en silencio, mientras éste preparaba el café.


Nowaki se percató de que lo miraba fijamente:


_ ¿Ocurre algo Hiro-san…? _preguntó_ ¿Prefieres que tengamos sexo primero y desayunemos después?


_ ¡Idiota! _Hiroki le arrojó la tostada con manteca_ ¡Sólo estaba pensando en la historia! _le gritó con una vena en la cabeza.


 


::::::::FLASH BACK DE LA NOCHE ANTERIOR::::::::


 


_ Es algo tan triste… _comentó Nowaki mirando la pantalla de la portátil.


Estaba apoyado sobre un codo leyendo la historia que Hiro había seguido mientras él cocinaba la cena.


Al otro lado de la mesa estaba Hiroki, preparando un té;


_ Sí… _respondió_ Pedir perdón es algo que siempre duele…


_ ¿El Nowaki de la historia lo perdonará? _preguntó el ojiazul levantando la vista.


El castaño se quedó en silencio unos segundos:


_ No lo sé… _dejó la taza sobre la mesada y se quedó observándola_ La verdad es que llegué hasta allí y me estanqué… No sé qué hacer para que le pruebe a Nowaki que sólo ha pensado en él. _admitió.


_ Comprendo… _Nowaki cerró el computador.


_ Pensé que mostrarle el reloj de plata sería suficiente, pero tiene… ¿Cómo lo llamaría…?


_ ¿”Gusto a poco”? _finalizó el más alto por él.


_ Sí, exacto. Necesitamos una prueba más importante que ésa. _puso el agua a calentar_ ¿Pero qué podrá ser…? Pasará un tiempo antes de que algo se nos ocurra… 


Nowaki dejó el aparato en su lugar y aprovechó el estar de pie para colocarse detrás de Hiro-san:


_ Ya se te ocurrirá algo, estoy seguro. _le masajeó los hombros.


_ Mmm… ¿Por qué estás tan seguro?


_ ¿Por qué no lo estaría? _sonrió y acercó la cara al oído del castaño_ Hiro-san es una persona increíble…


Hiroki se estremeció al sentir el rostro de Nowaki tan cerca. El más alto jugaba a tocar el cabello que caía sobre su cuello con la nariz y le masajeaba los hombros rítmicamente;


_ Tonto… _murmuró muy bajito.


El más alto le tomó el mentón y giró su cabeza suavemente para darle un dulce beso en los labios. El profesor no se resistió y permitió que su Nowaki lo besara un largo rato…


_ Hmmm… _cuando acabaron de besarse, las mejillas de Hiro estaban muy rojas_ E-espera creo que mi celular está sonando…


:::::::::::::::::END FLASH BACK::::::::::::::::::::::


 


Nowaki se limpió la manteca que tenía en la comisura de la boca con el dorso de la mano:


_ Dicen que la almohada en buena consejera… _comentó.


_ ¿Sí? Pues a mí no se me ocurrió nada… _se quejó el profesor.


Se quedaron en silencio unos segundos. Hiroki tomaba café y comía tostadas tranquilamente, pero al más alto se le acababa de ocurrir una idea;


_ Hiro-san… ¿Qué tal si…? _pensó un momento las palabras correctas_ ¿Y si el Hiro-san de la historia expresa lo que siente no con palabras sino con…? Ya sabes…


_ ¿Ya sabes qué…?


_ No con palabras sino con hechos… _terminó Nowaki.


_ No te entiendo. _repuso el profesor terminando el café.


_ Bueno… Para citar un ejemplo cercano: Hiro-san me dijo que anoche le había dejado muy en claro lo feliz que estaba… _dijo_ Aunque no lo expresé precisamente con palabras…


Hiroki captó el mensaje;


_ ¿¡Puedes parar un segundo?! ¡No has parado de hablar del tema desde que me desperté! _gruñó.


_ Pero… Lo digo en serio… _se entristeció Nowaki.


_ Mira, Nowaki… _comenzó a decir muy serio_ No es que yo no aprecie tu idea, pero no escribiré la escena de cama hasta que las instrucciones no lo digan. ¿Comprendes?


_ Sí, está bien… Comprendo. _el ojiazul se quedó mirando la tostada a medio comer que sostenía_ ¿De verdad te apena tanto escribir ese tipo de cosas conmigo, Hiro-san…?


Hiroki pensó la respuesta un momento:


_ N-no lo tomes como algo personal, Nowaki… _dijo muy bajito y sin mirarlo a los ojos_ Sólo… Me apena…


Nowaki se sirvió más café;


_ Está bien, Hiro-san. _sonrió suavemente_ No me expliques nada si no quieres…


_ No puedo decir el por qué en realidad… _le aseguró.


_ No importa… _Nowaki le tomó el mentón con una de sus grandes manos_ No insistiré más, lo prometo. Y a Hiro-san se le ocurrirá algo mejor de seguro…


Antes de que el castaño respondiera lo besó suavemente. Y Hiroki suspiró en su boca, feliz y aliviado, ya que había conseguido patear la escena de cama para más adelante...


**********


* * * * * * * * *


O al menos así lo creyó, porque a media mañana –cuando el ojiazul ya estaba en el hospital por cuestiones sorpresivas como era la costumbre- Akikawa llamó anunciando buenas y malas noticias.


La buena: Akihiko regresaría pronto.


La mala: Había que apurar la historia así que le dio nada menos que tres instrucciones más a Hiroki, entre las que estaba la temida escena de cama.


 


Hiroki colgó el teléfono con una expresión un tanto macabra… ¿Tan pronto tenía que escribir aquello…?


Ya que el tiempo para escribir se agotaba, no podía pensar en otra cosa. Para seguir rápidamente la historia debía tomar la sugerencia de Nowaki: que el Hiro de la historia se disculpe con “hechos”, no con palabras…


Se sentó en el sillón de la sala y se dispuso a prender el aparato.


“No hay problema, yo puedo manejarlo…” reflexionó tratando de pensar con calma. “Al menos estoy solo, ¿verdad…? Puedo hacerlo si no tengo público mientras escribo, ¿verdad…? ¿verdad…?”


Sólo tenía nada más que un poco de tiempo antes de partir hacia la universidad a dar sus clases, pero se convenció de que podía hacerlo en ése tiempo así que temblándole un poco las manos, comenzó a escribir la introducción. Hiro-san se daría un baño primero… sí, ése era un buen comienzo, uno muy relajante, correcto...


Las teclas hacían ruido a medida que avanzaba en la historia. Luego… luego… Se envolvería en una bata y saldría del baño para encontrarse con Nowaki, quien estaba esperándolo para hablar con él.


“No puede ser, estoy comenzando a sudar…” pensó el profesor mirando fijo la pantalla. “¡No debo ponerme así, ni que fuera tan difícil! Puedo hacerlo, hasta podría disfrutarlo…” se convenció.


Escribió un par de renglones más y consultó el reloj de pared. ¡Maldición! ¡Si no se apuraba llegaría tarde! ¡Qué inoportuna era Ahikawa con sus avisos!


Muy bien… Entonces…


“Nowaki tomó en sus brazos a Hiroki y… y… ………………”


Kamijou Hiroki estaba totalmente frustrado. Las ideas no venían a su mente, estaba totalmente en blanco y se había puesto nervioso en vano… No podía solo con eso, necesitaba ayuda…


Pero no podía llamar a Nowaki en medio de su trabajo, y menos para eso… ¿Qué haría?


Pensó con calma y luego apagó el computador. Arrancó una hoja de un cuaderno y escribió a toda velocidad con las mejillas rojas:


 


“Nowaki: ¡No te emociones! Ahikawa llamó y me dijo que debíamos apurar un poco la historia ya que Akihiko regresará pronto de su viaje. Para continuar más rápidamente tomé tu idea y comencé la escena de… bueno ya sabes de qué.


Ya comencé el capítulo, continúalo hasta donde puedas. Llegaré tarde, no me esperes a dormir. Firma: Hiroki.”


 


Luego se levantó, se cambió y antes de irse dejó la nota y el computador sobre la mesa de la cocina para que Nowaki pudiera verlos cuando volviera.


Ése día Kamijou Hiroki se quedaría haciendo algunas horas extras para dejar a Nowaki trabajar tranquilo…


 


* * * * * * * *


Horas más tarde…


 


Nowaki sacó las llaves de la pequeña maleta de viaje que siempre llevaba y abrió la puerta del departamento. Encendió las luces y colgó su abrigo;


_ ¿Hiro-san…? _llamó.


Al no recibir respuesta comprendió que su amado no se encontraba allí. Seguramente aún estaría en la universidad. Lástima, mañana no tenía que trabajar pero Hiro aún debía madrugar para ir a la universidad…


En fin, ¿qué prepararía para cenar? Se dirigió a la cocina y ya iba a abrir la heladera cuando vió el papel en la mesa:


_ ¡Una nota de Hiro-san! _se alegró. La leyó con la esperanza de que dijera algo romántico y que lo pusiera muy feliz pero…


                                  


“Nowaki: ¡No te emociones! Ahikawa llamó y me dijo que debíamos apurar un poco la historia ya que Akihiko regresará pronto de su viaje. Para continuar más rápidamente tomé tu idea y comencé la escena de… bueno ya sabes de qué.


Ya comencé el capítulo, continúalo hasta donde puedas. Llegaré tarde, no me esperes a dormir. Firma: Hiroki.”


 


Lo que realmente le provocó la nota fueron ganas de reír; ¡Hiro-san estaba en problemas! No había podido con la escena de cama él solo y le daba tanta pena que había preferido hacer horas extras con tal de no estar presente al momento de escribir. Picado por la curiosidad se sentó y encendió el aparato.


Hiroki había escrito una introducción muy interesante, sin duda… pero no había podido con el resto. El más alto se frotó las manos y comenzó a escribir con rapidez.


Como dijo el legendario Akihiko Usami: “prácticamente se escribió sólo…”.


La imaginación de Nowaki alcanzaba perfectamente para la misión encomendada por Kamijou; pero el ojiazul no estaba dispuesto a dejar a su pareja fuera de la diversión…


Cuando hubo escrito un par de párrafos, se detuvo justo en el lugar en que el Nowaki de la historia le decía cosas pervertidas en el oído a Hiroki y dejó un guión abierto, para que Hiro escribiera algo allí.


Sonrió, satisfecho con su juego. Guardó el documento y luego de comer algo rápido se fue a dormir, no sin antes de responder a la nota de Hiroki:


 


“Hiro-san: Continué la historia por ti. Revísala, tal vez quieras agregarle algo…


Por cierto, mañana temprano no trabajo así que no podré despertarte para  que vayas a la universidad. ¡Te amo mucho…! Firma: Nowaki”


 


Dejó la nota y el computador en el living, para que Hiroki lo viera apenas entrara.


Su último pensamiento antes de cerrar los ojos fue imaginar la cara sonrojada de Hiro-san cuando abriera el documento…


 


* * * * * * * * * 


Un par de horas más tarde, cuando Hiroki llegó al departamento…


 


_ ¡E-ese idiota…! _rabió en voz baja para no despertar al más alto.


Tenía hasta las orejas rojas de enojo y de pena. ¡Y encima la escena no estaba terminada!


Abrazó un cojin. Se había tomado la molestia de leer la historia antes de ir a dormir para encontrarse con la pequeña sorpresa de Nowaki…


“¡Maldito mocoso, quiere hacerme participar a la fuerza! ¡Cómo se atreve!, pensó mientras estrujaba el cojin con sus manos. ¿¡A qué cree que juega?! ¡¿No era que no ibas a insistirme más…!?” 


Y si conocía a Nowaki –y lo conocía- el más alto no seguiría la escena a menos que obtuviera una respuesta de él…


_ Ya qué… _refunfuñó. Tomó otra vez el computador y escribió como respuesta a las palabras del Nowaki de la historia: “¡no me digas cosas tan pervertidas…!”.


Con eso bastaría. Y además le serviría como advertencia a Nowaki para que no se pasara demasiado con las cosas que escribía…


_ No participé, ¿de acuerdo? _pensó en voz alta al tiempo que apagaba la computadora_ Sólo escribí un renglón, es todo… Eso no es participar…


* * * * * * *


 


En la mañana…


 


_ Kamijou, ¿puedes ir por papel para la copiadora…? _Miyagui encendió un cigarro.


Hiroki dejó de corregir exámenes para suspirar con fastidio;


_ ¡Pero si fui por papel hace solo un momento! _respondió_ Es su turno y estoy ocupado ahora mismo…


_ Vamos Kamijou, si voy por papel a mitad del libro que estoy copiando, ¡luego olvido por qué página voy! _llorisqueó el otro profesor.


_ Es la excusa más tonta que ha dicho… _gruñó el castaño inclinándose sobre los exámenes otra vez.


_ Luego iré dos veces seguidas por papel, ¿sí Honey?


_ No. Y no intente engañarme, sé que quiere que me vaya por un rato para ponerse cariñoso con ése estudiante de primer año… _le advirtió.


_ ¿Cómo sabes que…? _Miyagui carraspeó_ ¿Y por qué estás tan nervioso?


_ Yo no estoy nervioso, usted lleva molestándome y poniéndole trabas a mi trabajo toda la mañana. _le respondió Hiroki antes de beber un sorbo de café.


La verdad era que sí estaba algo inquieto. Se imaginaba que al volver Nowaki siguiera sin terminar el documento, esperando a que él escribiera su parte…


O peor, que aún estuviera escribiéndolo… y le pidiera opinión a medida que avanzaba…


¡Peor aún! Le pediría –con una sonrisa irresistible y brillante- que interpretaran por la noche lo que acababa de escribir…!!


¡O quizás el entraría por la puerta y Ahikawa estaría sentada en el sofá controlando en voz alta todo lo que…!


_ Kamijou, deja de fruncir así el seño… _Miyagui lo trajo de vuelta a la tierra_ Te saldrán arrugas en la frente, ya te lo dije...


_ Como sea… _Hiroki consultó su reloj_ Termine con eso pronto, su clase ya va a empezar. _le advirtió.


Miyagui hizo un par de pucheros más y luego salió, cabizbajo, de la sala de maestros.


“Idiota, Miyagui…” pensó Hiroki volviendo a escribir enérgicamente sobre los papeles, dibujando notas en rojo. Dio un salto cuando sonó su celular; y al mirar la pantalla tragó saliva: Nowaki era el que llamaba.


¿Qué debería hacer? ¿Dejaba que sonara? ¿Atendía y le decía que estaba en  plena clase? ¡Oh no, ya iban tres tonos! Nowaki empezaría a preocuparse si no contestaba rápido…


_ ¿Hola?


_ ¡Hiro-san!! _saludó Nowaki del otra lado, y Hiroki pudo notar que sonreía.


_ Mira, Nowaki…  Déjame aclararte que tu pequeño jueguito de anoche no me causó gracia, si vas a escribir la escena escríbela hasta el final y si no, no la hagas, ¿está bien? _el castaño elevó un poco la voz.


_ Pero…


_  ¡Y si llamas para pedirme que participe escribiendo algo de esa escena de nuevo…!


_ Llamaba para decirte que acabo de terminarla, Hiro-san… _le informó el ojiazul con toda calma.  


Hiroki se enderezó en la silla;


_ ¿E-en serio? _balbuceó.


_ Sí. _Nowaki parecía sorprendido.


_ Ah… Eh… Qué bien. _reaccionó al fin_ Eso es genial…


_ ¿Sí, verdad? Ahora sólo tienes que añadir las partes finales de la conversación y nada más. Podrás seguir con la historia como hasta ahora… _festejó el ojiazul.


_ Sí… _Hiroki sonrió y se recostó en su silla, aliviado_ Gracias por escribir ésa parte por mí, Nowaki. Me facilitaste mucho la tarea…


_ De nada, Hiro-san… ¿Estabas ocupado?


_ No, de hecho estaba terminando de corregir unos exámenes. Pero ya casi acabo… _le contó.


_ ¿Entonces estás libre unos minutos? _Nowaki volvía a sonreír detrás de la línea.


_ Sí. Eso creo… _respondió Hiro tomando su taza de café otra vez y llevándosela a los labios_ ¿Por qué?


_ ¿No quieres… que te lea lo que acabo de escribir…? _propuso con una risa pícara, que solo consiguió hacer que el castaño se tirara el café en los pantalones.


_ ¿¡Qué?! ¡¿Ahora?!


_ Dijiste que estabas libre unos minutos…


_ ¡Pervertido! ¡No quiero hablar de cosas como ésas por teléfono, y menos en mi lugar de trabajo!!! _Hiroki no sabía si estaba más horrorizado por la idea o por la mancha de café en sus pantalones.


_ Pero si estás en tu descanso puedes, ¿no? _el ojiazul volvió a sonreír ampliamente_ Además te lo ganaste tú solito cuando me atendiste de esa forma al teléfono…


_ ¡Maldito mocoso!! ¡Ya verás, voy a colgarte y no pienso responderte una llamada en todo el mes!!!


_ Si me cuelgas, le mando el capítulo a Ahikawa sin que lo controles… _le respondió el más alto.


_ ¿Desde cuándo me chantajeas tanto??? _Hiro estaba histérico_ ¿Lo aprendiste del Nowaki de la historia o qué???


_ Comenzaré a leer en 6… 5… 4…


_ ¡Espera, espera un segundo Nowaki!!! _Hiroki se puso de pie  y casi tira la silla donde estaba sentado.


_ 3… 2…


Hiroki salió de la sala de profesores, atravesó los corredores a paso rápido y apenas sí llegó a tiempo al baño, donde se encerró y se sentó en el excusado luego de bajar la tapa:


_ Pervertido, no sabes cuánto te odio ahora mismo… _refunfuñó muy bajito_ ¡Que sea rápido!


_ Será rápido, Hiro-san… _prometió Nowaki.


 


Y así nada más le leyó a su Hiro-san toda la escena de un solo tirón, sin descuidar el tono sensual de su voz, ni el ritmo de la narración… Hiroki se sintió un poco avergonzado al principio, por lo que cerró los ojos y los apretó con fuerza, a medida que se le coloreaban las mejillas y las orejas. Pero no tardó en imaginarse una por una las escenas que Nowaki describía y cuando quiso darse cuenta estaba empapado de sudor y algo agitado, pero ya no era por los nervios…


_ ¿Y bien? ¿Qué te pareció…? _preguntó el ojiazul.


_ ……………


_ ¿Hiro-san…?


Hiroki se lamió los labios antes de articular palabra:


_ S-sí. Estuvo bien… _tartamudeó_ Quiero decir, está bien… muy bien…


_ ¿No hay nada que quieras agregarle o algo que desees corregir?


_ No. _Hiroki se levantó_ Me voy. Debo dar mis clases. _anunció.


_ De acuerdo. Cuídate… _lo despidió Nowaki.


_ Sí, claro.


El castaño colgó y salió del baño para enjuagarse la cara con agua fría e intentar quitar la mancha de café de sus pantalones. Se miró al espejo y contempló sus mejillas rojas…


“¿Acaso me… acaloré…?” pensó y se sintió furioso consigo mismo por dejar que una simple lectura recitada lo pusiera así. Cuando regresó a la sala de maestros y Miyagui le preguntó si había corrido una maratón o algo así, le respondió con un gruñido y sólo se sentó a terminar de corregir sus exámenes; tratando de apartar de su mente los pensamientos vergonzosos…


***********************


 


 Hiroki volvió del trabajo para la hora de cenar. Cuando entró y sintió el olor a comida recién hecha no se extrañó mucho;


_ ¿Nowaki…? _lo llamó.


_ ¡Hiro-san!!! _el más alto asomó la cabeza con una gran sonrisa, aún tenía las manos ocupadas con la sartén y el cuchillo de cocina_ Bienvenido…


El profesor no respondió y entró en la cocina con él. Se dio cuenta de que el más alto llevaba un delantal blanco que ya había manchado con jugo de verduras.


“Se ve tan guapo de delantal…” pensó sonrojándose. “¡Maldición, en qué estoy pensando!! ¿¡Por qué me dejo influenciar por las cosas que escribe éste tonto?!”.


_ ¿Te fue bien hoy Hiro-san…? _preguntó Nowaki mientras mezclaba la preparación_ Estás un poco silencioso…


_ ¿Umn…? Me fue igual que siempre, sólo arrojarle objetos pesados a mis alumnos y corregir exámenes… _comentó.


Nowaki se rió un poco, pero no se volteó a verlo. Hiroki lo miró con curiosidad… ¿por qué el más alto no sacaba del tema de la historia? ¿Acaso no pensaba pedirle disculpas por la broma de esa mañana?


“¿Por qué iba a disculparse?, ¡seguro que le pareció muy divertido hacerme enojar…!” pensó y frunció el entrecejo una vez más. En ése momento Nowaki volvió a hablarle;


_ Todavía me falta un rato para terminar la cena, Hiro-san… _sonrió_ Si quieres aún tienes tiempo de ducharte… _le propuso.


_ Errr… Sí, seguro. Ya voy… _Hiroki comenzó a caminar hacia el baño_ Oye, respecto a la historia…


_ ¡Ah sí! Dejé tu computadora portátil sobre la cama, así puedes escribir las partes finales cuando terminemos de comer... 


_ Oh, claro… Bueno, iré a bañarme. _dijo y se retiró a la habitación.


Allí encendió el aparato y volvió a leer lo que Nowaki había escrito... y de nuevo sintió que un extraño temblor se apoderaba de él y las mejillas se le coloreaban.


De acuerdo, lo admitía… la escena de cama lo había afectado…


Pero no tanto como para ir a pedirle algo de “acción” esa noche al más alto. ¡Jamás! Nadie con un orgullo como suyo le daría esa satisfacción a Nowaki, además era sólo cuestión de tiempo para que lo buscara. ¿Verdad?


Abrió la llave de la ducha y se quitó la ropa. Mientras se enjabonaba el cuerpo escuchó que abrían la puerta del baño;


_ ¿Hiro-san? _Nowaki asomó la cabeza a través del vapor.


“Ajá… Aquí está, tan puntual como siempre…”  pensó el profesor detrás de la cortina de baño.


_ ¿Qué quieres, Nowaki…? _se hizo el des interesado.


_ ¿Se nos acabó la salsa de soja? No puedo encontrarla… 


¿¡Qué demonios…?! ¡¿La salsa de soja?! Hiroki trató de recuperarse de su aplomo:


_ E-estoy seguro de que compré la semana pasada… _tartamudeó_ ¿Ya buscaste en el estante de arriba? Seguro que la puse allí…


_ ¡Ah, sí! Seguro que está allí… ¡Gracias Hiro-san! _Nowaki cerró la puerta y se marchó tan rápido como había venido.


El castaño se quedó bajo el agua, confundido y algo disgustado. ¿Y la rutina de siempre? ¿Qué pasó con la costumbre de Nowaki de correr la cortina de baño sorpresivamente y lanzarse sobre él sin preguntar antes?


De repente se sobresaltó. ¿Acaso la única noche en que estaba bien dispuesto para el sexo, Nowaki no tenía ganas…?


“No debo apresurarme en sacar conclusiones, tal vez anda algo despistado esta noche pero nada más…” pensó envolviéndose en una toalla. “Ya se le pasará… y vendrá a buscarme”.


Sin embargo, Hiroki se equivocó como nunca antes lo había imaginado. La cena transcurrió sin ninguna anormalidad (aunque lo que Nowaki había preparado estaba delicioso) y lo mismo para el postre. El más alto no pareció notar que había cenado vestido con la bata de algodón que tanto le gustaba, y hasta se había ofrecido para lavar los platos así Hiro podría terminar de escribir la historia cuanto antes y acostarse temprano.


Cuando el castaño se llevó la computadora a la sala de estar y se recostó en el sillón para poder escribir, Nowaki pasó varias veces por su lado como si nada y para lo único que se le acercó fue para darle un beso en la frente y desearle buenas noches:


_ Mañana trabajo, así que me iré a dormir temprano… _le anunció con la sonrisa de siempre.


_ ¿Tan temprano? _se sorprendió el profesor_ ¿No vas a… a…?  


_ ¿A qué Hiro-san?   


Hiroki se pensó dos veces lo que estaba a punto de decir;


_ ¿… a ver un rato de televisión? _preguntó.


Nowaki volvió a sonreír y lo despeinó con los dedos;


_ No, hoy estoy cansado… _respondió_ Hasta mañana, que duermas bien Hiro-san…


_ Sí… Tú también, descansa.


El ojiazul caminó hasta la habitación y Hiroki lo oyó acostarse y apagar la luz.


¿Eso era todo? ¿Un beso en la frente y un “estoy cansado”?? ¡Maldita sea! ¿Acaso iba a dejarlo con las ganas así como así?


“Pero el no sabe que tengo ganas…” pensó. No, no quería admitir que esa noche tendría que ser él que… el encargado de… 


_ Maldición… _murmuró.


Cerró el aparato con un gruñido. Al fin el capítulo estaba terminado. Hora de dormir un poco…


Apagó las luces una por una y fue a la habitación, donde el más alto roncaba con la cara enterrada en la almohada. “¿¡Cómo pudo haberse quedado dormido tan rápido?!” pensó, furioso con Nowaki y con si mismo por no saber qué hacer en ésa situación.


Se puso la gastada playera que usaba para dormir y abrió la cama. Programó el despertador y se recostó pensando en qué debería decir la próxima vez que eso pasara… “¿Nowaki, mi amor, tengo ganas?”,  o “¿Qué tal si lo hacemos ahora?”, y también estaba: “¡Tómame, Nowaki!!!”.


Suspiró, sintiéndose un idiota total –ni siquiera tenía sueño- y desechando todas las opciones anteriores, ya que ninguna le parecía acorde con su personalidad. Se estaba comenzando a preguntar si el exceso de orgullo no estaría comenzando a sabotear su vida sexual, cuando Nowaki se atragantó un poco con sus propios ronquidos y se retorció bajo las sábanas.


Hiroki lo observó cambiar de posición para dormirse de costado –de espaldas a él- y se dio cuenta de que se había medio despertado. Sin pararse a pensarlo dos veces, el profesor se incorporó y le tocó un hombro. Luego le dio unas palmaditas;


_ Oye, Nowaki… _susurró con un poco de rubor en las mejillas.


_ ¿Sí? _Nowaki reaccionó casi de inmediato al toque de su mano y se dio la vuelta rápidamente para atraparlo en sus brazos y tumbarlo bajo él.


_ ¿Qué estás haciendo? ¡No me asustes así! ¡Qué te pasa! _se sobresaltó Hiro.


_ Estaba comenzando a perder la esperanza… _se rió el ojiazul, que de dormido no tenía nada_ Creí que de verdad ibas a irte a dormir así nada más.


_ ¿De qué estás hablando? _el profesor se retorció un poco en señal de protesta, pero Nowaki lo besó en los labios y le apresó los brazos antes de explicarle.


_ Quería que me buscaras al menos una sola vez… _confesó.


Hiroki pestañeó un momento antes de entender del todo. Luego se sonrojó hasta las orejas y se puso echo una furia:


_ ¡Eres un…! ¡Suéltame, idiota! ¡Has herido mi orgullo, no voy a dirigirte la palabra en todo el mes!!! _protestó intentando empujar al más alto que ya comenzaba a besarlo en todo el cuello_ ¡Déjame, suéltame maldito! ¡Nowaki!!!


_ Nada de eso, Hiro-san… _el ojiazul subió la playera de Hiroki y descendió bajo las sábanas para besarlo también allí_ Tú mismo dijiste que era temprano para irse a dormir. _le recordó.


_ ¡Te odio! ¡No me toques, sal ya mismo de ahí!! _Nowaki se metió bajo su playera y lo besó cerca del ombligo_ ¿¡En dónde estás tocando?! ¡Nowaki!!!!!


 * * * * * * * * * * *


AUTORA: En fin, mientras éstos dos realizan el “tierno acto de amor”, las invito a leer lo que Hiroki escribió en su computadora esa noche… ^____^ 


 


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Hiroki caminó hasta su habitación como todas las noches. No deseaba ir a leer a la biblioteca, ni comer, ni nada… Lo único que hacía era darle vueltas y más vueltas a su conversación con Nowaki.


¿Por qué le había dado la espalda…? Él había hecho un esfuerzo por abrir su corazón y dejar de lado todo su orgullo pero Nowaki…


_ Ahhh… Déjalo ya, Hiroki… _murmuró al doblar en un pasillo_ No tiene caso el querer arreglar las cosas… _pensó en voz alta.


Se frotó la nuca con gesto atormentado… Necesitaba dormir, o al menos hacer el intento de descansar…


Apenas entró en la habitación una criada tocó a la puerta:


_ La cena está servida, señor… _anunció cuando Hiro abrió la puerta.


Al castaño se le encogió el estómago de sólo pensar en verle la cara a Nowaki. Negó con la cabeza;


_ No cenaré hoy, gracias.


_ ¿Desea que le traiga algo…? _preguntó la chica.


_ No, gracias… _dijo distraídamente. Aunque cuando la chica se volvió para marcharse la detuvo_ ¡Espera!


_ ¿Sí, señor?


_ Podrías… Emmm… _tartamudeó. Se sentía raro estar dando órdenes después de tantos años_ ¿Enviar a alguien para que me prepare el baño, por favor…?


_ Por supuesto, señor. De inmediato… _sonrió la chica.


En pocos minutos la criada regresó con algo de ayuda extra y en un momento prepararon el baño para el profesor, dejándolo listo para usarse. Luego de preguntar si deseaba algo más, las criadas se marcharon tan rápido como habían llegado.


Hiroki cerró la puerta de la habitación y tragó saliva. Bien, después de todo Nowaki había puesto a esas chicas a su disposición, así que no estaba mal que les pidiera cosas ¿no?. Y sería un desperdicio asignarle semejante habitación con un baño tan espléndido si no iba a utilizarlo ni una vez, ¿verdad?


Sin ánimos para darle más vueltas al asunto, se dirigió al baño luego de quitarse los zapatos y la camisa. No estaba acostumbrado a que hicieran cosas de más por él, y menos después de cinco años en esa escuela tan pobre en la que había vivido pero… 


_ Vaya… _el profesor dejó de pensar un momento para contemplar el lujoso baño preparado solo para él.


No es que fuera la primera vez que lo veía, pero lucía el doble de elegante todo iluminado con velas y con la tina llena de agua caliente. A un lado había un cuenco lleno de pétalos de rosa y un estante lleno de frascos de vidrios de todos los tamaños y formas. Contenían sales de colores, aceites para masaje, esencias y perfumes muy caros.


Estuvo un rato leyendo las etiquetas y al final se decidió por uno que contenía esencia de rosas. Echó unas gotas en el agua y luego tomó un puñado de pétalos y también los dejó caer en la tina.


Se desnudó y luego de untarse el cabello con aceite de almendras se sumergió en el agua caliente, suspirando de gusto. Su cuerpo se relajó y desapareció el dolor en su cuello.


“En verdad estaba estresado…” pensó, sonriendo con placer y aspirando el perfume que emanaba de las sales y los pétalos de flores.


Cerró los ojos y trató de relajar también su mente; pero no podía apartar a Nowaki de sus pensamientos, por más relajado que estuviera…


Esa tarde le había confesado cuánto había pensado en él todos ésos años, que nunca podría haberlo olvidado aunque hubiese querido... Y enseguida volvía a su mente la cara triste de Nowaki, y volvía a pensar en todo el dolor por el que el más alto había pasado… y…


_ ¿Qué es lo que me pasa…? _el profesor se frotó el cuerpo y estiró las piernas en la tina. ¿Por qué seguía insistiendo con eso? No podía quejarse de la actitud de Nowaki… y si quería obtener su perdón necesitaría más tiempo. No podía pretender que las cosas se arreglaran en una sola tarde…


Pero, ¿cuánto tiempo le quedaba antes de que Tsumori reapareciera y complicara las cosas…? Cielos…


 


* * * * *


Esa noche se quedó en el agua hasta que ésta se hubo enfriado demasiado como para permanecer en la tina. Se enjuagó el cabello correctamente y luego se secarse el cuerpo se envolvió con una esponjosa bata que habían dejado para el invitado.


La prenda era muy suave y luego de ajustarse el cinturón, Hiroki se entretuvo apagando una por una las velas que iluminaban el cuarto, contando las flores que decoraban los azulejos del piso, guardando en su lugar todo lo que había utilizado…


Con un bostezo se retiró del cuarto de baño, dispuesto a pasar una buena noche de sueño. Abrió la puerta que separaba el cuarto de su habitación, y lo cierto era que no recordaba haberla dejado tan a oscuras…


De todos modos se encogió de hombros y caminó directo hacia la cama, pero una voz lo detuvo a mitad de camino:


_ Hiroki…


El profesor se detuvo en seco, hubiera reconocido esa voz en cualquier parte. Levantó la vista e intentó acostumbrar sus ojos a la oscuridad:


_ ¿Nowaki…?


El intruso en ésa habitación descorrió una cortina, dejando entrar la luz de la luna. Hiroki pudo verlo claramente a la luz blanca y se sorprendió al encontrarlo sólo con unos pantalones y descalzo;


_ ¿Qué haces en mi habitación a éstas horas? _le preguntó, mientras pestañeaba sorprendido.    


Nowaki se apartó de la ventana, pero sus ojos azules seguían brillando con la luz:


_ Quería verte… _explicó simplemente y comenzó a caminar hacia él.


_ ¿A-acaso querías hablar de algo…? _Hiro aferró el escote de la bata con una mano y se miró los pies. De repente había cruzado por su cabeza una ligera idea sobre las intenciones del más alto.


No se equivocaba, Nowaki lo tomó por los brazos en cuanto estuvo frente a él;


_ Ya hubo suficientes palabras entre nosotros, Hiroki… _dijo, observándolo fijamente con sus ojos azules_ ¿No lo crees…? 


El castaño experimentó un temblor por todo su cuerpo, los nervios se apoderaron de él. Por supuesto, comprendía perfectamente lo que Nowaki pretendía hacerle esa noche, pero… ¿era correcto dejarse llevar así simplemente, sin haber aclarado nada todavía? ¿Estaría listo para eso después de tanto tiempo?


Quiso apartarse un poco de él, pero Nowaki no se lo permitió. Lo jaló hacia él nuevamente y con un brazo atrapó su cintura, mientras que con la otra mano le levantaba el rostro hacia él, obligándolo a verlo a los ojos:


_ Si en verdad has pensado en mí todos éstos años, ahora es el momento de demostrarlo… _susurró.


_ P-pero… Yo… _balbuceó el profesor y fue todo lo que pudo decir.


Nowaki apresó su boca y lo besó apasionadamente, quitándole el aliento por unos instantes. Hiroki quiso protestar un poco pero el más alto le presionó los labios y consiguió que los separara un poco, comenzando a besarlo más intensamente al tiempo que lo estrechaba contra él.


El castaño terminó cerrando los ojos y se dejó besar por un momento. No podía evitarlo, Nowaki lo arrastraba…


_ Nowaki… espera, no podemos… _jadeó en cuanto se separaron_ No estoy listo todavía…  Mmmm… _Nowaki volvió a callar sus protestas con sus besos, ésta vez dispuesto a ir más lejos.


Le acarició el rostro, pasando los pulgares por las mejillas sonrojadas. Más tarde enredó los dedos en el cabello húmedo de Hiroki, mientras éste suspiraba dentro de su boca:


_ Nowaki… Espera un segundo… _gimió débilmente el profesor tratando de apartarse un poco. Nowaki le besó la frente, una mejilla, la comisura de los labios_ Nowaki…


_ Shsss… Calla Hiro-san, es demasiado tarde… _murmuró mientras le echaba la cabeza hacia atrás y lamía su cuello_ Ya no te voy a dejar escapar…


La bata resbaló por los hombros del profesor, y el más alto aprovechó para posar allí también sus labios, saboreando la deliciosa textura de su piel.


Suspiró con deleite, al tiempo que lo abrazaba;


_ Quizá ya era demasiado tarde cuando te vi allá en el baile de máscaras… _confesó cerrando los ojos.


A Hiroki lo sorprendió tanto ése comentario que no se percató de que Nowaki ya había tomado el nudo de su bata y lo desataba hábilmente. En un segundo la prenda se deslizó por su cuerpo con el roce de una pluma y quedó a sus pies, hecha un esponjoso montoncito.


El ojiazul paseó la mirada por todo su cuerpo, desnudo a la luz de la luna. Hiroki sólo pensaba en cubrirse, todo rojo y apenado, pero Nowaki se lo impidió y lo tomó en sus brazos para evitar siquiera que lo intentara. Sintió temblar a Hiroki bajo su abrazo y sonrió suavemente:


_ Hiro-san… Eres tan hermoso…  _murmuró en su oído_ Te he deseado tanto…


Estrechó aquel cuerpo aún suave y cálido por el baño reciente; pensando en que había tenido la oportunidad de estar con niños más jóvenes. Damas y jovencitos que suspiraban por él y estaban dispuestos a pasar una noche de placer sin exigir nada a cambio pero… él solo quería a Hiroki…


Quería su cintura tan estrecha y delgada… la textura de sus labios… su pelo sedoso…


Deseaba su cuerpo maduro… sus hombros perfectos… lo dorado de su piel…


En todo esto pensaba mientras iba descendiendo por el cuerpo del profesor, acariciando con los labios, trazando un camino de besos por el pecho, el estómago, las caderas… Su pelo se encargó de erizar la piel del castaño al rozarlo por debajo del ombligo, los muslos, las piernas…


_ Nowaki… Ahmm… _Hiroki, sorprendido por la rapidez con la que su cuerpo respondía a las acciones del más alto, permanecía de pie disfrutando las caricias de Nowaki que se arrodilló frente a él para tocarlo cada vez más abajo.


En un momento dado el profesor aferró el cabello de Nowaki con las manos, cuando éste comenzó a darle placer oral. Los gemidos por parte del castaño no se hicieron esperar, y tampoco la respuesta de su cuerpo, que se revolvía ansioso bajo las caricias osadas de su lengua.


Jadeó alto cuando le sintió rodear su miembro con la lengua, empezando entonces a mover sus caderas contra él, cada vez más desesperado.


Nowaki le aferró las caderas con sus grandes manos y lo empujó aún más dentro de su boca, aumentando el ritmo cada vez más hasta que el castaño no pudo contenerse y se corrió casi enseguida adentro de su boca:


_ Ahhh… N-nowaki… _gimió con las mejillas encendidas. No pensaba acabar de esa forma, tan…


_ Eso fue rápido… _Nowaki completó lo que Hiroki estaba pensando.


EL ojiazul se incorporó y volvió a apresarlo entre sus brazos para contemplar su rostro acalorado y sus mejillas rojas. Hiroki bajó la mirada, apenado:


_ L-lo siento… _gimió.


_ No te preocupes. _Nowaki le besó el cabello_ Tenemos toda la noche…


Sin más preámbulos lo cargó en sus brazos y lo llevó a la cama, donde lo depositó con suavidad. Luego terminó de quitarse la única prenda que traía puesta, y dejó el pantalón de su pijama abandonado en el piso junto a la bata de Hiroki.


El profesor pudo contemplarlo unos segundos antes de que Nowaki se inclinara sobre él y le robara más besos. Recorrió con una mirada fugaz sus brazos fuertes, su abdomen bien formado y su cuerpo que ya no era el de un niño, ni el de un adolescente…


Cuando el más alto se pegó a él y Hiroki pudo sentir sus músculos que se apretaban contra su cuerpo, se dio cuenta de que él también lo deseaba. Quería pertenecerle a Nowaki ésa noche más de lo que había pensado.


El más alto comenzó a tocarlo una vez más, sus manos por todo el cuerpo del profesor, explorando, sintiendo… Hiroki cerró con fuerza los ojos y ocultó el rostro en el cuello de Nowaki al darse cuenta de que estaba excitado otra vez, aunque hacía poco que se había venido:


_ Hiro-san, mírame… _le pidió el ojiazul_ Quiero ver tu rostro…


_ ¡No!


_ Por favor… _le insistió al tiempo que lo tomaba de la barbilla_ Quiero ver la cara que pones mientras te hago mío…


_ ¡Ni lo sueñes! _se quejó el profesor aún más avergonzado por las palabras que  Nowaki le acababa de decir. 


_ Vamos… Quiero ver tus ojos… _sonrió y con un poco de esfuerzo logró despegar la cara de Hiroki de su cuello. Sin dudarlo un segundo lo besó en los labios y al separarse le sonrió dulcemente_ Hiro-san …


Hiroki no quería mirarlo a los ojos. Permaneció esquivando la mirada azul de Nowaki, mientras éste lo besaba en todo el rostro y le acariciaba un hombro sedoso con los nudillos de la mano.


En un momento tocó con las yemas de los dedos los labios del profesor, que estaban húmedos y tibios. Sus dedos permanecieron allí unos segundos, saboreando la textura de su boca, y cuando estuvieron bien húmedos Nowaki descendió con su mano por toda la anatomía del profesor, hasta llegar al sur de su cuerpo;


_ ¡Nowaki…! Mmm… N-no… _se incorporó en la cama al sentir que lo acariciaba justo allí, en la entrada a su cuerpo_ Detente…


El más alto acercó la cara al cuello del profesor y susurró en su oído:


_ Mójate para mí, Hiro-san… _Nowaki acarició y frotó, hasta que los primeros vestigios de humedad comenzaron a aparecer_ Quiero beberte Hiro-san…


_ ¡No me digas cosas tan pervertidas! _enrojeció el profesor, tratando de no mirarlo a la cara.


_ Yo creo que te gusta que te diga cosas como ésa… _comenzó a besarlo detrás de la oreja_ Estás todo húmedo… _le señaló.


_ D-detente! Por favor… Ah-ahh… _Hiroki se dejó caer sobre las sábanas, retorciéndose y sin poder parar los gemidos que escapaban de su boca.


Pronto comenzó a acompañar los movimientos de la mano del más alto con las caderas, cuando Nowaki le levantó las piernas por encima de sus hombros y comenzó a tocarlo más íntimamente aún, no se resistió, dejándose hacer.


Nowaki se deleitaba viendo la expresión en su rostro, oyendo sus gemidos, contemplando el suave movimiento de su cuerpo desnudo.


Introdujo un dedo y enseguida otro más; pudo sentir que el profesor se tensaba un poco con la brusca intrusión, pero cuando hubo comenzado a acariciarlo rítmicamente pareció acostumbrarse al masaje, y el más alto continuó con sus acciones hasta que la habitación se hubo inundado de sus sollozos de placer.


Solo entonces retiró su mano y se inclinó sobre él para besarlo suavemente en los labios;


_ Date la vuelta… _le pidió apartándole los cabellos que tenía adheridos al rostro.


Hiroki sintió que hasta las orejas se le ponían rojas, pero obedeció y antes de recostarse boca abajo aferró una almohada, a la cual se encargó de estrujar con sus manos cuando Nowaki reanudó los besos y caricias por todo su cuerpo.


El ojiazul lo besó en la parte de atrás del cuello, en los hombros, y trazó una línea a lo largo de toda la espalda con la punta de la lengua, dirigiéndose a los glúteos;


_ Sss… Ahhh… Nowaki, no es necesario q-que lo hagas… _protestó débilmente.


Cuando el más alto le separó suavemente las piernas y se ubicó entre ellas no pudo seguir protestando y ocultó la cara en la almohada que aferraba.


Nowaki comenzó a besarlo suavemente por todas sus piernas, acercándose de a poco a su entrada;


_ Mmmh..! _Hiroki se tapó la boca con una mano cuando sintió que le separaba los glúteos y comenzaba a besarlo cada vez más y más cerca.


Nowaki saboreó la humedad de su cuerpo besando, lamiendo, acariciando con sus labios, ayudándose con los dedos para tener un mejor acceso a la zona. El profesor ocultó la cara en la almohada y la mordió al tiempo que se retorcía de placer, sentía la calidez de la saliva de Nowaki que se extendía por toda su zona íntima;


_ N-nowaki, ahh… Para, por favor… _logró decir entre gemidos. Tenía las mejillas rojas y el cabello revuelto_ Voy a… ¡Ah! ¡ah!


Cuando el más alto empezó a describir círculos alrededor de la carne rosada no pudo seguir pensando y sólo se concentró en estrujar  la almohada que sostenía bajo él, arqueando la espalda y gimiendo de placer mientras Nowaki le hacía  el amor con su boca.


El más alto aumentaba el ritmo a cada segundo, subiendo la intensidad hasta que el castaño sintió que su lengua entraba en él y se corrió salvajemente sobre las sábanas, temblando de placer…


Permaneció unos momentos recostado. La mente en blanco, saboreando las últimas oleadas de placer que recorrían su cuerpo. Cuando abrió los ojos se encontró con Nowaki acostado a su lado, mirándolo divertido. Lo primero que hizo el castaño fue fruncir el entrecejo:


_ Pervertido… _le reclamó, sonrojándose nuevamente.


El ojiazul se inclinó sobre él y sin dejar de sonreírle lo besó en la frente aún húmeda, para después buscar sus labios y besarlo suavemente.


Hiroki le rodeó el cuello con los brazos y se incorporó, pegándose a él  para corresponder su beso, esta vez con toda su pasión: mordisqueó sus labios, sintió su lengua y saboreó su propio néctar deleitándose totalmente;


_ Tú no te has venido ni una sola vez… _susurró al sentir la excitación de Nowaki rozándose contra su vientre.


Sin darle tiempo a que le respondiera algo, empujó al más alto con suavidad sobre la cama y se subió sobre él para tocarlo y acariciarlo por todo su cuerpo, realizando  pequeños recorridos con la yema de los dedos.


Sintió erizarse la piel blanca y sonrió:              


_ La venganza es dulce... _le susurró al pelinegro en su oído.


_ Hiro-san…


El profesor le tomó la cara entre las manos y lo besó, lamiendo y mordisqueando sus labios. Luego sus manos comenzaron a bajar por todo su cuerpo, paseando sus caricias primero por los hombros, también se encargó de frotar los brazos, deteniéndose para hacerle cosquillas ahí donde la piel era más fina.


Continuó  bajando por toda la anatomía del más alto y él mismo no pudo evitar sonrojarse al acariciar y frotar el amplio abdomen. Recorrió con ambas manos el pecho desnudo del ojiazul, apreciando cada centímetro de esa tibia y blanca piel...


Se inclinó y dejó que el cabello le resbalara a los costados de la cara y cayeran sobre la piel desnuda; al instante la sintió erizarse, sus labios recorrieron despacio esa delicada zona provocándole un cosquilleo al más alto:


_ Ahhh… Hiro-san… _Nowaki arqueó la espalda_ Detente…


Nowaki levantó las manos y aferró las caderas del profesor, contemplándolo en silencio y sintiendo sus manos por todo su cuerpo. Lo deseaba tanto, ardía en deseos de tomarlo en sus brazos y hacerlo suyo… 


Hiroki leyó perfectamente ése deseo en sus ojos azules, así que se deslizó hacia atrás y ayudándose con su mano trató de guiarlo dentro de él pero…


_ ¡Ah…! _el castaño profirió un pequeño quejido de dolor y enseguida se cubrió la boca con su mano.


_ ¿Estás bien…? _Nowaki se incorporó un poco.


_ S-sí… Estoy bien… _balbuceó Hiroki_ Sólo espera un momento…


El castaño tragó saliva. No había contado con que sentiría dolor debido a su falta de actividad sexual… Además estaba tan húmedo por las caricias de Nowaki que no pensó en que tendría problemas.


Cuando quiso intentarlo de nuevo, sintió una segunda punzada de dolor y el ojiazul lo detuvo; 


_ Espera… _susurró dulcemente_ Deja que te ayude…


Con toda la delicadeza del mundo lo tomó en sus brazos y lo hizo girar, haciéndolo quedar bajo él:


_ N-nowaki… _Hiroki quedó tendido en la cama, sus piernas aún separadas y el más alto ubicado entre ellas.


Nowaki le tomó el mentón;


_ Shhh… Tranquilo, Hiro-san… Seré amable… _con la yema del pulgar le acarició los labios_ Deja que te ame esta noche… _le pidió.


Hiroki bajó la mirada:


_ ¿P-por qué… estás interesado en amarme…? _susurró_ Luego de lo que yo te hice… Luego de que sufrieras tanto…


No pretendía arruinar la atmósfera ni mucho menos, pero esa pregunta no podía seguir guardándosela por más tiempo… Si Nowaki aún sentía algo de cariño por él, aunque sólo fuese una pequeña chispa, quería saberlo…


_ Hiro-san… _Nowaki juntó sus cabezas, hasta que su frente y la de Hiro se tocaron_ Sé que hay una razón por la que hiciste lo que hiciste, y si aún no estás listo para decírmela yo esperaré… _dijo_ Es lo que decidí esta tarde…


Hiroki levantó su cara y lo observó sorprendido. Nowaki continuó:


_ Pero he pasado tantos años extrañándote, deseando que estés conmigo como lo estabas en mis sueños que… No puedo mantenerme apartado de tí un solo día más, sólo por estar enojado. _confesó_ No puedo hacerlo sabiendo que estás tan cerca, durmiendo bajo mi mismo techo… Quiero tenerte ahora, lo demás puede esperar…


Al castaño se llenaron los ojos de lágrimas y cuando el más alto lo abrazó para besarlo y tenderlo sobre la cama, dejó salir un sollozo adentro de su boca. Estaba tan feliz…


Nowaki comenzó a penetrarlo despacio, tomándose todo el tiempo del mundo para no lastimar al castaño, que se quejaba débilmente a medida que iba sintiendo el duro empuje en su cálido interior. Éste aferró las manos a los hombros del pelinegro, flexionó las rodillas, tratando de relajarse ante la invasión.


Finalmente dejó salir un quejido que se mezclaba con un grito de placer. Su cuerpo se acostumbraba poco a poco; echó la cabeza hacia atrás mientras sentía cómo se dilataba ante la penetración. Levantó un poco más el cuerpo para ayudar al más alto, que se detuvo cuando sintió que estaba todo dentro de Hiroki.


Una oleada de placer lo recorrió y estrechó al profesor contra su cuerpo. Haciendo un esfuerzo sobrehumano lo apartó y le acarició su rostro, empapado por el sudor:


_ ¿Estás bien...?  _le susurró.


Hiro abrió los ojos y le sonrió;


_ S-sí... _gimió bajito y abandonó sus hombros para rodearle el cuello.


El profesor lo contempló un momento, ambos se miraron a los ojos y en ése momento, el castaño entendió que esos ojos azules nublados de placer eran del viejo Nowaki. Su pequeño y dulce alumno… Su Nowaki… Lo había recuperado. Y éste pensamiento lo hizo temblar de felicidad.


Volvieron a besarse. Y esta vez Nowaki comenzó a moverse lentamente. El castaño liberó un gemido adentro de su boca y comenzó a imitar sus movimientos con las caderas.


El ojiazul aferró mejor sus codos y se entregó al placer. Un placer que hace mucho tiempo que no experimentaba. El placer que encontraba sólo en el cuerpo de su profesor...


Los gemidos de Hiroki se mezclaban con sus gritos a medida que los movimientos de ambos se volvían más frenéticos y desesperados. Le rodeó la cintura con sus largas piernas mientras el sudor empapaba sus cuerpos y le pasó una mano por el cabello negro salvajemente despeinado:


_ No cierres los ojos... _le pidió.


_ No lo haré... _prometió Nowaki. Sintió contracciones dolorosamente placenteras en las ingles; supuso que ya el orgasmo lo estaba electrizando y no pasaría mucho antes de vaciarse por completo.


El ojiazul aceleró sus movimientos y Hiroki curvó la espalda al tiempo que ambos alcanzaban la cima del placer, estremeciéndose al sentir la cálida esencia de Nowaki que lo inundaba por dentro…


_ Ahhhhh… Te… quiero… Nowaki… _suspiró Hiro desvaneciéndose sobre la almohada.


*************


 Horas después…


Hiroki suspiró bajito contra el pecho del más alto. Aún sentía en su cuerpo un poco de languidez y las últimas oleadas de placer que recorrían sus piernas.


Se habían amado de forma intensa, casi con desesperación durante las horas transcurridas, hasta que sintieron que sus cuerpos no podían más y cayeron exhaustos unos en brazos del otro.


Ahora estaban acurrucados en el centro de la cama –que increíblemente había alcanzado para los dos- y Nowaki lo mantenía preso en sus brazos, como si temiera que fuera a marcharse otra vez, como lo había hecho en el pasado…


Pero el profesor no tenía la menor intención de levantarse de la cama y menos de marcharse de allí. Sabía que a medida que descendía de las nubes del placer lo rodeaba la realidad –que desgraciadamente no era tan placentera-, y que por la mañana lo asaltarían cientos de preguntas sin respuesta como: ¿por qué no se resistió con más firmeza? ¿Cómo haría ahora para librarse de Nowaki? ¿Debía alejarse de nuevo para no causar problemas? ¿De verdad quería marcharse otra vez…?


Cambió de posición otra vez y se pegó mejor contra el más alto. No tenía ganas de pensar en eso por el momento, sólo quería estar así con Nowaki en lo que quedaba de la noche…


_ No te apartes… _se quejó el ojiazul ya medio dormido.


_ No me apartaba, sólo no quería que estuvieras incómodo. _murmuró Hiroki_ No me voy a ir a ningún lado esta noche, Nowaki… _le aseguró.


Nowaki lo estrechó contra él y le peinó el cabello húmedo con los dedos:


_ Aún así creo que ataré a la pata de la cama por si acaso… _bromeó.


_ Tonto… Como si pudiera levantarme fácilmente con tanto… _el más alto lo calló besándolo en los labios.


Y no dejó de besarlo hasta sentir que sus protestas morían en su boca. Luego le tomó el mentón y lo miró a los ojos;


_ Hiro-san… _susurró_ Tampoco para mí ha habido nadie más en todo éste tiempo… _confesó.


Hiroki bajó la mirada, avergonzado:


_ No tienes que decir algo así para quedar bien conmigo, Nowaki… _le aclaró poniéndose rojo_ ¿Y cómo te diste cuenta de que no he estado con nadie desde que nos separamos? ¿Es porque no pude…? Ya sabes… Hacer “eso”.


El más alto le puso un dedo en los labios y sonrió;


_ Respecto a lo segundo: me di cuenta de eso apenas te tomé en mis brazos. Estabas temblando tanto, que por un momento pensé que eras otro Hiro-san y no el que me amó aquella noche hace cinco años…


_ De acuerdo, buena respuesta. ¿Y respecto a lo primero…?


Nowaki se puso serio:


_ Y respecto a lo primero, debo decirte que te equivocas. No lo dije para quedar bien contigo, es la verdad…


_ Pero Ahikawa… y tú se casaron, ¿no es así? _preguntó el castaño.


_ Sí… Pero eso fue todo. _el ojiazul se incorporó en la cama y se sentó antes de continuar hablando.


_ ¿Q-qué? _Hiroki lo observó con ojos muy abiertos_ Pero… ¿Himeko…?


_ Himeko no es mi hija, Hiro-san…


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