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Secretos de un alumno y un profesor por Masterred 2

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Capítulo 9 – Tsumori reaparece en la historia

 

 

 

 

 

 * * * * * * * * * * *

 

¿Cómo había podido ser tan infantil? ¿Cómo…? ¿En qué demonios estaba pensando cuando golpeó así a Tsumori?

 

Todo eso pensaba Hiroki, tratando de recostarse mejor contra la sólida madera...

 

Ahora, a causa de no haber actuado como un adulto, estaba encerrado allí con la oreja pegada a la puerta y tratando –en vano- de escuchar algún fragmento de lo que hablaban allá afuera…

 

:::::::::::::::::::::::::::FLASH BACK::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

 

 

El rubio se paró en seco al ver una silueta a un costado del sillón. Estaba de espaldas y sostenía un libro en una mano…

 

Hiroki se dio la vuelta y la luz iluminó su rostro por completo…

 

Tsumori abrió la boca en una “O” perfecta, y el abrigo se le cayó de las manos. El profesor tenía los ojos muy abiertos y aunque no estaba tan sorprendido como el rubio, igual dejó caer el libro de cuentos al piso.

 

El recién llegado se tambaleó y dio un paso atrás. Su piel tenía el color de la nieve, como si estuviera viendo a un fantasma:

 

_ ¿T-tú…? Pero… _tartamudeó_ ¡No puede ser! ¡Es imposible!!!  

 

El profesor se obligó a volver en sí y fue el primero en reaccionar;

 

_ ¿Te sorprende verme, Tsumori…? _preguntó con el seño fruncido.

 

Tsumori seguía sin contestarle nada, sólo pestaneaba y abría y cerraba la boca como un pez ahogándose. No podía creer lo que veía… ¿¡Hiroki con vida?! ¿Estaba alucinando acaso? O podría ser que… ¡No, imposible! ¿Los tres hombres que contrató para que mataran a Hiroki lo habían estafado???  ¡Se negaba a aceptarlo, a creerlo!! Si eso era así entonces todo se iría al demonio… ¿Por qué demonios había vuelto? ¡¿Por qué!?

 

Mientras la cabeza de Tsumori seguía sacando conclusiones a toda velocidad, Hiroki se impacientaba. Cada segundo que el rubio dejaba pasar, era una fracción más de tiempo que el castaño tenía para recordar todo el mal que ésa persona frente a él había causado…

 

Con la ira acrecentándose dentro de él, el profesor le aferró el cuello de la camisa a Tsumori y lo sacudió:

 

_ ¡Contéstame, maldita sea! ¿Te sorprende verme verdad?? _le gritó_ ¡Apuesto a que estabas muy seguro de que no volvería!! ¿¡Verdad?!

 

Unas cuantas sacudidas alcanzaron para que el rubio se despabilara y se sacudiera las manos del profesor con un golpe;

 

_ ¡Quítame las manos de encima, profesor mediocre!!! _le gritó y luego le dio un empujón que Hiroki no tardó en devolverle, solo que con más fuerza y más rabia esta vez.

 

Para cuando Nowaki bajó las escaleras –alertado por un criado de que Tsumori había vuelto de su viaje- tanto el profesor como el rubio habían tenido tiempo suficiente de tirarse al suelo para golpearse, arañarse y rodar por toda la alfombra aferrándose de los cabellos del otro;

 

_ ¡Basta! ¡Deténganse los dos!! _exclamó tomando a Hiro de la cintura y tirándolo con fuerza para que soltara los cabellos rubios de Tsumori_ ¡Paren de una vez!! ¡Alto!

 

_ ¡Suéltame! _rugió Hiroki cuando Nowaki los separó y lo cargó al hombro como si fuese una bolsa de patatas_ ¡Nowaki, bájame ahora mismo!!!

 

El más alto se apresuró a salir de la sala de estar con el profesor a cuestas, dejando a Tsumori sentado en el suelo y limpiándose un poco de sangre que tenía en el labio.

 

_ Lo siento, Hiro-san… _se disculpó brevemente Nowaki, al bajarlo y depositarlo en el suelo_ Espérame aquí un momento. _le pidió.

 

_ ¡¿Me dejarás aquí?! _Hiroki no recibió ninguna respuesta, sólo el ruido de la puerta que se cerraba en sus narices, aislándolo por completo de la sala de estar_ ¡Nowakiiii!!!! _comenzó a patear y golpear la puerta.

 

::::::::::::::::::::::::END FLASHBACK::::::::::::::::::::::::::

 

 

 

¿Por qué no se había comportado como un adulto? ¡Maldición! ¡No podía oír nada! Sólo unas cuantas frases cortadas y gritos.

 

“Nowaki se oye realmente enfadado…” pensó. Prácticamente no dejaba hablar a Tsumori, que había entrado en un patético llanto:

 

_ ¡Eh! ¡Contesta de una vez, Tsumori! _oyó por fin_ ¡Creí que tú eras mi amigo! ¡No puedo creer que me hayas hecho esto! _ exclamó Nowaki.

 

_ Nowaki, yo solo pensaba en tu felicidad… ¡Te lo juro! _sollozó el rubio.

 

Tsumori, al ser tomado por sorpresa, estaba tan acorralado que no podía inventarse casi nada para defenderse...

 

_ ¿Hiroki…? _una vocecilla hizo que Hiro diera un salto.

 

Al volverse vió a Himeko parada tras él, restregándose los ojitos y llevando a rastras un osito de peluche. El castaño se apartó de la puerta y se arrodilló frente a ella:

 

_ ¿Te has levantado? Ya es muy tarde para estar despierta, Himeko… _le recordó con una sonrisa suave.

 

_ ¿Qué está pasando…? ¿Mi tío ya volvió de su viaje…? _preguntó la pequeña.

 

_ Eeemmm… Sí, así es… _tartamudeó el profesor_ Ahora mismo tu papi está hablando con él, lo saludaras mañana… ¿Está bien?

 

Himeko asintió:

 

_ Tengo miedo de subir las escaleras sola. Está oscuro, Hiroki… _explicó.

 

Hiroki se olvidó por completo de la conversación entre Nowaki y Tsumori y la alzó en brazos;

 

_ No te preocupes, yo te acompañaré y te leeré el cuento que te prometí… _le prometió_ ¿Te parece bien?

 

_ Sí… _Himeko le echó los bracitos al cuello y se recostó en su hombro cuando el profesor empezó a subir las escaleras.

 

* * * * * * * * * * * *

 

 

 

Más tarde…

 

 

 

El profesor le leyó a Himeko el cuento que había prometido y luego de darle las buenas noches la tapó correctamente con las sábanas y se quedó acariciándole el cabello hasta que se quedó dormida…

 

_ Hasta mañana, pequeña… _susurró mientras apagaba la luz de una vela.

 

Antes de irse contempló su dulce carita dormida y por un momento se apareció ante él el rostro de Nowaki, cuando de niño se quedaba dormido en su regazo.

 

La imagen lo hizo sonreír y se reprendió mentalmente por andar pensando en tonterías cuando los asuntos de real importancia –la llegada de Tsumori por ejemplo- eran otros.

 

_ ¿Qué es tan divertido…? _susurró Nowaki a su lado.

 

Hiro dio un respingo, no lo había oído entrar:

 

_ N-nada… No deberías aparecerte así, tan silencioso. Mira si llego a despertar a Himeko… _le reprochó.

 

Nowaki no le hizo caso y pasó junto a él para darle un besito en la frente a su hija. Luego los dos salieron silenciosos del cuarto y cerraron la puerta;

 

_ De verdad quería oírte contar ése cuento… _comentó el más alto.

 

El castaño sonrió a medias:

 

_ No te preocupes, antes de darme cuenta volví a prometerle lo mismo… Y también prometí salir a pasear con ustedes mañana…  _suspiró_ No pensé que yo fuera tan fácil de convencer…

 

_ Es que Himeko es una experta en eso… _se rió el ojiazul.

 

Hiroki lo miró extrañado. Hace un rato estaba peleando con el rubio y ahora estaba como si nada hubiese pasado…   

 

_ ¿Por qué me miras así…? _preguntó Nowaki al ver el seño fruncido del profesor.

 

_ ¿En dónde está Tsumori? Ahora es mi turno de hablar con él… _exigió.

 

Nowaki dejó de caminar y se apoyó en una ventana:

 

_ Tendrás que esperar un poco para eso… yo… _hizo una pausa_ Lo eché de la casa…

 

_ ¿Qué hiciste qué? _Hiroki estaba boquiabierto.

 

_ No te preocupes por él, tiene en dónde quedarse. Un tío le heredó una enorme casa en el centro de la ciudad… _le explicó_ Estará bien. Sabe cuidarse solo…

 

_ De acuerdo, p-pero… ¿Por qué..? _tartamudeó el profesor_ ¿Es porque lo golpeé? ¡No pensaba en volver a hacerlo, lo juro!

 

_ No, no fue por eso, Hiro-san… _le aclaró_ Yo sólo estaba demasiado molesto como para seguir hablando con él… Tenía miedo de hacer o decir algo de lo que pudiese arrepentirme después ¿entiendes?

 

_ Entiendo… _Hiroki se miró los pies_ ¿Qué fue lo que te dijo...?

 

_ Muy poco. Cuando empezó a llorar fue cuando le pedí que se fuera. _Nowaki se pasó una mano por los ojos_ Pero sí confesó que había escondido tu carta, y cuando le pregunté por qué me había mentido sobre tu muerte… él…

 

_ ¿Qué dijo?

 

Nowaki lo observó fijamente, y Hiroki pudo darse cuenta de que seguía enojado por mucho que quisiera disimularlo:

 

_ Me dijo que lo había hecho por mi bien. _le dijo, tratando de que no sonara demasiado a un reproche_ Últimamente estoy comenzando a odiar esa frase…

 

Hiro tragó saliva, sin saber que contestar. Aun así quería preguntar una sola cosa más que se le había ocurrido hacía unos momentos;

 

_ Nowaki, si Tsumori tenía su propia casa… ¿Por qué estaba viviendo con ustedes aquí?

 

_ Se ofreció a ser profesor de Himeko, y a mí me pareció que no habría problema luego de todo el tiempo que estuvo conmigo… _Nowaki devolvió su mirada a la ventana, por donde se podía ver el jardín envuelto en sombras_ Además sabe mucho de matemática, podría encargarse de ese aspecto y dirigir a otros profesores.

 

_ ¿Cómo lo hacía yo…? _preguntó el profesor con voz trémula.

 

_ Sí… Supongo que algo así… _Nowaki pestañeó un par de veces_ ¿Por qué me preguntas eso, pasa algo malo?

 

Hiroki estaba conmocionado por lo que acababa de descubrir, al fin entendía –por lo menos un poco- qué había movido al rubio para armar toda esa historia. Se tapó la boca con una mano;

 

_ I-increíble… Increíble… _murmuró, asustando más a Nowaki que trató de tomarlo en sus brazos.

 

_ ¿Qué ocurre, Hiro-san? _preguntó, pero el profesor se apartó bruscamente.

 

_ Increíble… _volvió a repetir_ Tsumori quiso tomar mi lugar desde el principio y yo lo permití. Dejé que te causara todo ese daño…

 

“¿Alguna vez dejaré de sentirme culpable…?” se preguntó.

 

_ Hiro-san…

 

_ Nowaki, lamento todo esto… _dijo al tiempo que se frotaba frenéticamente los ojos, luchando contra las lágrimas. Lágrimas de rabia y reproche a sí mismo.

 

_ No fue tu culpa, Hiro-san. _le aseguró el más alto_ Yo fui quien confió en todo lo que el me dijo…

 

_ Pero yo debía cuidar de ti, protegerte… _protestó el castaño, alejándose más y más_ No debí dejar que él te lastimara, no debí haber permitido que…

 

Nowaki le aferró una muñeca y lo jaló contra su pecho, donde acalló sus palabras con un beso suave y dulce:

 

_ No quiero que sigas pidiéndome perdón… _le dijo, una vez que sus bocas se separaron_ Yo ya te perdoné, Hiro-san.

 

Hiroki sollozó bajito, y el más alto le acarició el cabello con suavidad;

 

_ Pero yo nunca me perdonaré, Nowaki… _murmuró, y el ojiazul lo rodeó con sus brazos, acunándolo.

 

El profesor se dejó abrazar y aunque hizo su mejor esfuerzo no pudo evitar que unas lágrimas se le escaparan y corrieran por sus mejillas, así que ocultó la cara en el cuello del más alto.

 

_ No digas eso, por favor. Los dos caímos en su trampa… _susurró en su oído Nowaki_ Yo ya era lo bastante adulto como para cuidarme solo. No debí confiar en él…

 

Hiroki quiso protestar otra vez pero el ojiazul posó suavemente un dedo en sus labios, y le sonrió;

 

_ Olvidemos esto por ahora. _le propuso_ Ya no llores, por favor…

 

Luego apartó una lágrima que corría por su mejilla con el pulgar, y con los labios besó una que había resbalado cerca del cuello. El profesor se sonrojó un poco con ése gesto, que le había provocado cosquilleo:

 

_ Qué mono… _sonrió Nowaki al ver su cara_ Te has sonrojado…

 

_ Tonto… _protestó Hiro dándose la vuelta_ ¡Deja de decirme esas cosas tan vergonzosas, quiero decirte algo importante…!

 

_ ¿De qué se trata? _posó el mentón en su hombro.

 

_ Haré cualquier cosa, lo que sea y no descansaré hasta haberte compensado por todo el daño que te hecho. _afirmó_ ¿Entiendes?

 

_ Hiro-san, pero ya te lo dije… _protestó el ojiazul.

 

_ ¡No me contradigas! Solo dime si te ha quedado claro… 

 

Nowaki sonrió, dándose por vencido ante la obstinación del castaño. Con cuidado lo rodeó otra vez con sus brazos y lo pegó a él:

 

_ Está bien, Hiro-san. Como tú digas… _susurró en su oreja_ Pero ya me habías prometido eso antes, ¿recuerdas?

 

_ Pues te lo prometo de nuevo. _gruñó Hiro, aceptando el abrazo.

 

Se quedaron en silencio unos momentos. Nowaki lo mantenía apresado en sus brazos y mecía suavemente a la luz de la luna, entibiándole el cabello con su respiración.

 

Hiroki cerró los ojos y suspiró bajito, estaba muy a gusto entre sus brazos fuertes…

 

_ Perdona por no haberte creído desde el principio… _dijo el más alto_ Tú quisiste advertirme sobre Tsumori y no quise escucharte…

 

_ No importa, Nowaki…

 

_ Sí importa. Es mi turno de disculparme ahora… _protestó el ojiazul_ ¿Me perdonarás Hiro-san…?

 

El castaño se permitió una pequeña risa, y giró en los brazos de Nowaki para quedar frente a él;

 

_ Creo que es lo justo, ¿no? _se burló antes de inclinarse y besarlo delicadamente en los labios. Luego tomó la mano del más alto y la apretó entre las suyas_ Ahora deja de hacer tonterías… y ven a mi cuarto antes de que alguien nos vea…

 

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

 

 

 

En la tarde del día siguiente, Nowaki dio todas las instrucciones necesarias a los sirvientes para que organizaran el paseo que le había prometido a su pequeña hija, que no dejaba de seguir a Hiroki y se colgaba de sus mangas y su ropa;

 

_ ¿A dónde iremos, papi? _preguntó una vez que consiguió que Hiroki la cargara en sus brazos.

 

_ No lo sé… A dar una vuelta por ahí, ya veremos cuando salgamos mi amor… _el más alto ajustó correctamente las riendas de su caballo_ ¿Seguro que estarás bien montando solo, Hiro-san?

 

El profesor acomodó el sombrero en la cabeza de pequeña, que se había desinflado con tanto corretear y saltar:

 

_ ¡Claro que estaré bien! Por qué no iba a estarlo, yo se perfectamente cómo andar a caballo y he leído mucho sobre el tema… _presumió.

 

_ Aún así te daré a nuestro caballo más tranquilo, por si acaso… _Nowaki le guiñó un ojo_ Una vez se comió las flores del sombrero de Himeko, pero es muy manso y obediente.

 

_ Y come manzanas también. _comentó Himeko señalando al animal_ Se llama “baby”…

 

Hiroki contempló al hermoso caballo que tenía en frente, blanco con manchas grises, y tragó saliva al ver que de “baby” no tenía nada:

 

_ Es enorme… _comentó, alzando a Himeko para que acariciara el brillante pelaje.

 

Nowaki se encogió de hombros, sonriendo;

 

_ Era sólo un bebé cuando Himeko lo nombró… _explicó.

 

_ Ya veo. _el castaño dejó a la niña en el suelo.

 

_ ¡Olvidé mi muñeca! _anunció ella antes de correr hacia la casa otra vez.

 

El más alto esperó a que su hijita se alejara para aferrar la cintura del profesor, que en ése momento estaba acomodando la canasta con los dulces y las golosinas:

 

_ Si te da miedo ir solo, puedes cabalgar conmigo… _susurró en su oído para luego darle un beso en el cuello.

 

_ ¡Nowaki! _Hiro le dio un empujón, con su cara toda sonrojada_ ¡No digas tonterías, además tienes que llevar a Himeko contigo! _le recordó.

 

_ Pero la niñera nos acompañará. Himeko y tú pueden turnarse para ir conmigo…

 

_ Idiota, haces que me vea como si muriera por ir pegado a ti a todas partes. _gruñó Hiroki con cara de pocos amigos.

 

_ Es que es cierto: mueres por ir pegado a mi a todas partes… _lo provocó el ojiazul. Cuando Hiro le dedicó un segundo gruñido se rió un poco_ Te ves lindo cuando te enojas, pero si te pones de mal humor durante el paseo tendré que besarte… _le advirtió.

 

_ ¡Ya deja de decirme cosas como ésas a estas horas! _el profesor ajustó la silla de su caballo y acomodó las riendas, listo para subirse_ Te demostraré que puedo cuidarme y andar solo ahora mismo…

 

Sin embargo apenas se sentó en la silla el animal relinchó como nunca antes lo había hecho y se alzó sobre sus patas traseras, intentando tirar al profesor que se aferró a las riendas por puro instinto, salvándose de ser arrojado al suelo.

 

_ ¡Hiro-san, cuidado!! _gritó Nowaki al ver que el caballo relinchaba y se retorcía furioso.

 

Todo ocurrió muy rápido, en sólo un instante el caballo de Hiro salió corriendo dando patadas y saltando, tratando de tirar al castaño que aferraba las riendas sin saber qué mas hacer. Nowaki se subió a su propio caballo y fue hasta donde él estaba, sin acercarse del todo:

 

_ ¡No te sueltes Hiro-san! _le gritó.

 

_ ¡No aguanto más, me voy a caer! _el caballo de Hiroki no dejaba de patear en todas las direcciones y al profesor comenzaba a fallarle la fuerza en sus brazos.

 

Nowaki pudo acercarse por fin y aferró la ropa de Hiro para jalarlo bruscamente hacia él, justo cuando una patada de “baby” alcanzaba a su propio caballo, haciendo que el animal se asustara y los tirara a ambos al suelo.

 

_ ¡Cuidado!!! _el más alto rodeó a Hiroki con sus brazos y lo protegió del fuerte golpe.

 

Aterrizaron los dos sobre el pasto con un golpe, y los dos animales se alejaron galopando…

 

El profesor sintió un fuerte dolor en todo el cuerpo, pero como cayó casi encima de Nowaki fue el primero en intentar incorporarse:

 

_ ¿Estás bien…? _le preguntó al más alto, pero no recibió respuesta alguna.

 

El ojiazul estaba tirado de costado, los ojos cerrados, y no se movía en lo absoluto…

 

_ ¿Nowaki? ¡Nowaki, despierta! _Hiro lo giró suavemente para que quedara sobre su espalda. Sentía que el corazón iba a salírsele del pecho, y las manos le temblaban cuando contempló su rostro pálido y la herida en la sien_ ¡Contéstame! ¡Auxilio, por favor! ¡Nowaki!! ¡Nowaki!!

 

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