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You Complete Me por Nami Sonozaki

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Notas del fanfic:

Bueno pues este es mi primer Fic espero que les guste aunque no quedo como quería, creo que me salio muy cursi y meloso pero bueno aceptare cualquier crítica

asi que a leer...

Su mirada, neutra e inexpresiva, se posaba sobre la ya obviamente acostumbrada escena. Y es que todos los días parecían seguir siempre la misma rutina. Y sin más por hacer y tras suspirar tan resignadamente se dio la tarea de recoger y ordenar cada una las  piezas usadas para realizar sus fetichistas construcciones, aunque en cierta forma admiraba la inusual dedicación que su rubio y oji-azul  compañero dedicaba cada día para destruir una por una las maquetas elevadas por el menor.

 

Era ya prácticamente su rutina diaria, y es que todos los días se presentaba el hecho de  que debían realizar algún trabajo, investigación, prueba, etc. y el sin absolutamente nada de  emoción se dignaba a hacerlo porque, después de todo, que mas podía  hacer solo realizar, como el responsable chico que era, las tareas encargadas por sus respectivos profesores y como era costumbre el chico cumplía con las ordenes acatadas y  aun con su neutra expresión era aclamado tanto por el adulto encargado como por sus bulliciosos compañeros al resultar como siempre el primero de todos, la mejor calificación, el más destacado, era gran cantidad de elogios los que recibía por parte de los mencionados excepto, ya acostumbradamente, por uno, el único que nunca en su vida pensaría en alabar a su compañero por dichos meritos pues el igualmente aspiraba a poder ser algún día el mejor, el número uno, aunque tal vez ese día se encontrara muy lejos de la realidad pues era un hecho casi imposible de cumplir con tal codiciado sueño sin embargo esto no impediría que el obtuviera al menos un desquite en contra de quien se interponía con tal expectativa.

 

Así, día a día, el joven rubio oji-azul buscaba la manera de fastidiar al parasito de pálida piel. En un comienzo con simples miradas fulminantes que si bien nunca lograron intimidar a su destinatario si lo lograban con el resto de sus compañeros, pasando después a agresiones  verbales, igualmente ignoradas por el chico alvino y al final no pudiendo soportar tan insolente osadía por parte del menor llego a desquitar su ira mediante agresiones directas, heridas graves y por supuesto dolorosas  pero no importaba cuanto se esforzara en ello nunca lograría causar una sola expresión de molestia por parte de su víctima, siempre recibiría como respuesta un molesto y por supuesto desquiciante silencio.

 

Esto continúo por un determinado tiempo hasta que, cansado de recibir reprimendas por parte de los mayores, prefirió frenar sus venganzas físicas y sustituirlas con algo más punzante para su mente y no para su cuerpo. Fue así que comenzó con su ahora ya acostumbrada costumbre de arruinar todo aquello que el menor que esmerara en construir desde sus siempre imponentes edificaciones a base de cartas, dados o fósforos, hasta sus fetichistas rompecabezas pero sobre todo y quizás lo más importante para Near: una buena relación con Mello, poder trabajar juntos, ser uno solo, ayudarse para completar cualquier desafío que pudiera presentarse más sin embargo esto parecía algo absurdamente ridículo para el mayor que se esforzaba con gran coraje en demostrar al menor que nunca se necesitarían, o mejor dicho, él jamás necesitaría de su ayuda.

 

Near casi daba por terminada su tarea de recoger cada una de las piezas regadas en la habitación, guardaba cada una en el respectivo lugar de siempre para al día siguiente volver a ocupar su tiempo en construirlas y que obviamente esperaran su final por parte de su agresivo compañero.

 

Habiendo recogido los restos de los edificios de juguete fijo su atención en un ahora deshecho rompecabezas el cual se dirigía a reacomodar, ahora en cuclillas comenzó ágil y velozmente a completarlo. Tan solo quedaba una pieza fuera del marco de este cuando se dio cuenta que igualmente no quedaría completo, hacía falta una de las piezas del centro. Busco a su alrededor, bajo los estantes, las alfombras pero, no encontró esa última pieza. Probablemente ya no podría encontrarla así que prefirió dejarlo como estaba, incompleto, se puso en pie nuevamente y salió fuera de aquella sala para encaminarse a su habitación, no era realmente muy tarde pero ya sentía sus ya de por si nulas fuerzas casi desfallecer.

 

Al entrar a su habitación se dirigió a paso torpe y lento hasta su cama sintiéndose ya casi una presa del sueño sin embargo, antes de ceder al tan acogedor descanso un pensamiento cruzo por su mente, “Una pieza, es tan solo una única e insignificante pieza, porque ha de importarme tanto, no es el único puzle que tengo tan solo podría remplazarlo pero, porque de pronto me interesa tanto, será que él lo hizo a propósito para causarme este disturbio…”

 

Así entre palabras y cuestiones internas el menor cayó en un profundo sueño aún con la duda dentro de sí. Despertó algo temprano comparado con otras ocasiones, se dirigió a darse una necesaria y reconfortante ducha para relajar un poco sus inquietudes mentales, al terminar de arreglarse, impecablemente de blanco como siempre, se encamino nuevamente a la que era su habitación favorita para cumplir sus habituados pasatiempos, al cruzar una esquina alcanzo a ver que alguien más recién salía de dicha sala.

 

No fue necesario esforzar demasiado su visión para caer en cuenta de quién era aquella persona. Así es se trataba de su rubio compañero, con su típica y recelosa mirada quien yacía fuera de aquella habitación aparentemente esperándolo. Decidió recorrer la poca distancia que lo separaba de donde se encontraba el rubio, sin prisa y evitando su mirada pues no quería causar alguna reacción desastrosa, aun era demasiado porque madrugaría tanto, alguien enserio era dedicado en su trabajo.

 

Se encontraba esta vez frente a él, mirándolo muy tímidamente, se decidió a pronunciar algunas palabras para romper el tenso ambiente.

 

-Hola- entono casi a modo de susurro-

 

El mayor no respondió, tan solo lo miro fijamente un momento  y desvió su vista a un lado.

 

-veo que hoy llegas temprano aunque todavía no he hecho nada pero descuida seguramente después de la primera clase podrás desquitarte conmigo… - sus palabras se vieron interrumpidas cuando por fin el otro se decidió a hablar

 

-El rompecabezas, que piensas hacer con él- finalmente se hizo escuchar aunque near sin comprender muy bien que buscaba explicar contesto como su mente le permitía.

 

-ah, pues no lo sé…no me servirá de mucho, le falta una pieza así que tendré que armar otro-

 

-y porque?- inquirió dudoso y desafiante

 

-Pues porque no sirve de nada, si no puedo completarlo porque debería consérvalo-

 

-Así, tan fácilmente te rindes, Near- una expresión casi triunfante se dibujo en el rostro del rubio

 

- rendirme…

 

-sí rendirte, enserio yo esperaba un poco mas de voluntad de tu parte- aun mantenía su tranquila expresión

 

-No entiendo lo que dices, si es verdad no puedo seguir armando un rompecabezas que está incompleto pero no por eso me estoy rindiendo tan solo…

 

-Necesitas ayuda

 

-eh… que dices

 

-No puedes completarlo por ti mismo, así que necesitas ayuda…- el rubio mantuvo fija su vista en el menor mientras buscaba en uno de sus bolsillos, cuando al parecer encontró lo que quería extendió su brazo hacia él y el alvino casi en un reflejo también extendió su mano hacia él para recibir aquello que quería entregarle. Fue grande su sorpresa al ver que aquel pequeño objeto entregado era nada más ni nada menos que la pieza que le hacía falta a su rompecabezas. Miro con cierta extrañeza al otro sin embargo apenas hubo entregado aquel objeto el mayor se giro para alejarse de su compañero y retomar su camino.

 

Near aun con la sorpresa en sus adentros tan solo pudo responder con un ligero “Gracias”, Mello aunque obviamente alcanzo a escuchar aquella palabra no contesto como era de esperarse. Sin entusiasmo en su expresión externa, pero si interna, Near se aproximo al interior de la habitación hasta donde se encontraba abandonado aquel juego tan adorado por él. Se posó  suavemente en cuclillas sobre el suelo, se acerco hasta su rompecabezas y coloco esa última pieza que tanta falta hacia. En su expresión se formo una tierna y tímida sonrisa, mientras sus pensamientos aun seguían ocupados recordando lo antes acontecido.

 

“Mello… Gracias por tu ayuda”

 

 


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