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Como cualquier mortal. por Nadine Eliser

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Notas del capitulo:

Aqui traigo el segundo capitulo!!!. Espero que les guste.

—Que… ¿Qué haces, Mat?

Fred entro para descubrirlos de ese modo, interrumpiendo, al parecer de Mat, con su absurda turbación.
Se detuvo anonadado en la puerta revolviéndose con nerviosismo.
Mat tenía acorralado contra una mesa a un niño de doce años. Fred lo conocía, se llamaba Ian y asistía a su misma escuela. El niño apoyaba su peso en una mano para no perder el equilibrio y con la otra se aferraba al pecho de Mat, jadeante, sonrojado… y no era para menos. La camisa abierta y caída dejaba al descubierto su pecho y hombros sobre los que Mat se movía con libertad, a sus anchas.

— ¿Se te ofrece algo?—Le pregunto Mat. Su voz fría enmascaraba la irritación.
— ¿Estas loco?—Apenas salio de su estupor, Fred entró y cerro la puerta con seguro a sus espaldas, sin dejar de observarlos ni un momento—Esto es un salón de clases ¿Y si viene alguien? ¿Y si…? Ian es solo un niño, ¿Cómo conseguiste que accediera a…?

Mat alzo una ceja, pero su respuesta no fue necesaria porque Fred había reparado ya en las lágrimas del niño y las marcas en sus muñecas.

—El no accedió—Sonrió Mat dándole la razón a sus pensamientos. Miró a Ian y lo apartó de si. El niño estaba tan perturbado que a pesar de que Mat no puso en el gesto demasiada fuerza, se tambaleo y calló. Sus ojos, muy abiertos, no se apartaban de Mat—Bueno, no accedió al principio, pero apenas comencé a besarlo me respondió.
— ¡¿Lo amenazaste para que accediera?!—Fred cruzó la habitación hasta él en un par de pasos, furioso.

Mat, burlándose de su irritación, movió con agilidad la muñeca mostrándole la cuchilla que sostenía.
—Rayos, por mas retorcidos que sean tus planes no tienes porque involucrar a un niño, ¿Qué culpa tiene Ian? No tienes idea de lo terrible que debe ser
Todo humor y burla se desvaneció de la mirada de Mat sustituido por ira en su manifestación más pura.
—Son ustedes los que no tienen idea—Dijo con presunta calma.

Ian y Fred retrocedieron, pero para Mat era ya demasiado tarde, una vez abierta la puerta de los recuerdos no se puede simplemente cerrarla sin ver el interior, por que las imágenes escapan sin tregua y se arremolinan en tu mente. Es así con las cosas mas fuertemente ocultas dentro de nosotros mismos, las realidades que olvidamos para sobrevivir.

Mat parpadeó y pudo verlo con claridad otra vez

<< Fue dos años después de que me acogiera bajo su protección.

—Sucede algo, señor Allan? – Pregunté. Su cruel risa me desconcertó; Nunca había escuchado ese sonido áspero con características de negro presagio.

—Nada Mat— Respondió. Venía horriblemente borracho. — ¿Que edad tienes ya? ¿Diez? ¿Once?

Atemorizado por su voz me apresure a contestar

—Nueve.

— ¡Va!—Allan me miró —Eres muy pequeño aun ¿Cuándo vas a crecer lo suficiente, eh?

 

No entendí a que se refería pero él no tardo en mostrármelo. Se acercó sin darme tiempo a reaccionar y sentí sus labios tomar los míos con brusquedad. El repulsivo olor del alcohol me dio ganas de vomitar, ¡Gracias a Dios pude contenerme! Permanecí quieto mientras Allan intentaba separar mis labios con su lengua. Al cabo de un momento se retiro, me miró y cruzó mi rostro con una bofetada que resonó por toda la extensión bajo el puente, donde nosotros estábamos.

 

Solté un jadeo. Allan me había golpeado otras veces, pero jamás con tanta fuerza e insensibilidad. Mi boca se llenó con el regusto metálico de la sangre que mas tarde asociaría siempre con Allan. Fue uno de los tantos momentos que pase junto a él que, al recordarlos, siempre volvían a dolerme como si se repitieran una y otra vez.

 

—Coopera, pequeño Mat—Me advirtió y volvió a tomar mi boca. Esta vez no tuve ni siquiera el valor de intentar resistirme, estaba asustado, y su lengua intrusa no encontró impedimentos para explorar mi boca en su totalidad, ni mi cuello, ni mi pecho… Pero invariablemente la sensación me resultaba desagradable.

 

Lo único que ame de aquella noche en que por primera vez Allan insinuó lo que quería de mí, fueron sus ojos: consumidos por el deseo, fijos en cada detalle de mi cuerpo. Aun hoy en día sueño a veces los ojos y me pregunto si Allan no fue en realidad mi primer amor. A pesar de esa desagradable noche, hubo otras que no fueron tan malas.

 

Probablemente fue ese amor infantil lo que me hizo tan difícil tomar la decisión definitiva. >>




Mat sacudió la cabeza

—Yo no soy como Allan—Contestó—Soy peor…y mejor, también.
— ¿A que te refieres?— preguntó Fred.
— Allan usaba la violencia y las amenazas, era su único método. Solo fue un delincuente más al fin y al cabo. Yo soy diferente, la victima debe caer en la trampa por propia voluntad—Abriendo los brazos como para ofrecer un abrazo, Mat llamó a Ian.
Después de una mínima duda, el niño se levantó y corrió hacia él.
— ¿Qué ?—Fred les miró desconcertado— ¿Cómo?
—Debes conseguir que el mundo gire según tus intenciones—Miró a Ian—Bésame.
Nervioso, el niño se alzó y buscó sus labios como un pez boqueando por agua.
—Buen chico—Le dijo Mat acariciando su cabello.
Fred, por supuesto, vio todo aquello con una prudente suspicacia, sumado al hecho de que aun no se acostumbraba al hecho de ver a dos chicos hacer esas cosas entre ellos y apoyaba mucho menos que constantemente Mat arrastrara gente normal a esa condición.
— ¿Que intensiones?, ¿Que estas planeando ahora?
La respuesta era simple, pero Mat no tenía ánimos de explicarlo y aquí las cosas se hacían a su manera.
—Acompáñame —Sugirió a Fred—Pondré mi plan en marcha ahora mismo, te quedaras mas tranquilo cuando compruebes que no cometeré ningún asesinato…Por el momento.

Pero su amigo no estaba dispuesto a abandonar el tema así simplemente. No comprendía como Mat podía soportar siquiera la idea de hacer ese tipo de cosas a un niño, algo absurdo, sin duda. Creía que era su deber ayudar a Mat a centrarse en el buen camino.

—Hacer a los demás lo que Allan y Keín te hicieron a ti, ¿no te produce culpa?
— ¿culpa? –Mat le dirigió una mirada cruel—En lo absoluto. Así es la vida. Haré lo que haga falta para lograr mi propósito. Nunca volveré a ser un idiota al que personas como Allan y Keín puedan utilizar a su antojo. Juro que destruiré a Keín tal como me ocupe de Allan. ¡Le ganare!
— ¡¿Ganar qué?!—Insistió Fred.
Mat terminó de acomodar el uniforme del tembloroso niño.
— ¡Vamos ya!—ignoró por completo a Fred y tomó la mano de Ian conduciéndolo hacia la salida. Con un suspiro, su amigo decidió seguirlo.

La primera parada fue el casillero de Mat. Fred pudo comprobar como había preparado con excesivo cuidado todos los implementos que necesitaría en el interior de una bolsa de gimnasia. Caminaron hasta los baños, y exactamente como anunció antes de entrar, Mat salio diez minutos después siendo del todo irreconocible. Lentes de contacto oscuros, pelo castaño dorado y ondulado. Su piel; por lo menos dos tonos más oscura que antes y peinado como un buen chico. Ni siquiera la expresión lo delataba: era amable y sincera. En resumen, irreconocible.
La escuela era lo bastante grande para que un muchacho tan guapo pasara más o menos desapercibido; Nadie se cuestionaría su presencia.
Mat cogiò a Ian de la mano y comenzó a hablarle como si fuera su hermano mayor. Con una sola mirada hostil sobre su hombro advirtió a Fred que se mantuviera lejos.
El patio estaba desierto salvo por un gran grupo de palomas y algunos estudiantes que se agolpaban ya en la puerta de salida esperando el fin de la jornada. Mat arrastro a Ian a través de el sin prestarle demasiada atención.
El timbre sonó con precisión milimétrica indicando el fin de la jornada y los chicos de primaria comenzaron a salir entre bullerio y risas. La figura del muchacho rubio con sus impactantes ojos azules no tardo en aparecer, rodeado por varios chicos y chicas que trataban de llamar su atención. El muchacho sonreía.

— ¡ahí esta Sei!—Gritó Ian, emocionado jalando de su mano en esa dirección. Mat sonrió con “amabilidad”—¡¡Mira Sei!!—Le gritó Ian. El chico lo miró—Traje a mi hermano.
—Ya voy—Gritó en respuesta el muchacho saludándonos a ambos con la mano.
Sei sonrió y, algo apresurado, repitiendo una y otra vez disculpas trato de desembarazarse del grupo que lo rodeaba. Tuvieron que esperar a que se resignaran (disgustados) a dejarle marchar.

Sei llego hasta ellos corriendo (algunas palomas volaron asustadas abriéndole paso)
— ¿Donde estabas? Te busqué entre clases— Sei miro a Ian directo a los ojos y este último no pudo contener su turbación, apretó su mano en busca de apoyo.
—Como su hermano mayor me hago responsable— Con un guiño juguetón, Mat acudió en su ayuda. Por lo menos Ian no se había sonrojado al recordar lo que habían estado haciendo. —Me lo robe un rato para que me ayudara con mi tarea, el profesor fue muy amable en permitirlo.
— ¿Ah si?—Sei fijo en Mat la atención, sonriente— Suena interesante. Mi hermano nunca hace esas cosas, ¡Exagera tanto con “la importancia de la educación”! ¿Puedo preguntar donde estuvieron?
Mat estuvo apunto de soltar una carcajada tras recomponerse de la sorpresa, La amabilidad y alegría de Sei ocultaban una enorme desconfianza.
—En mi salón—Contestó —Ian me hablado mucho de ti, Sei.
— Me avergüenzas… ¿Como te llamas? Estoy seguro de que Ian me lo a dicho antes pero lo olvide—Continuaba viéndolo a los ojos. ¡Rayos! Mat nunca se había detenido a pensar cuan insinuante podría resultar su mirada acechante, sensual y zagas como un felino. Eso debería estar prohibido para un niño tan pequeño.
—Stephen—Respondió sin titubeos, no se equivocaría en algo tan estupido como eso— Puedes decirme Steve.
—Bien, Steve. —Sei cogiò su brazo y se pego a el, mirándole en postura decreciente. ¿Avergonzado?, ja!, llevaba un enorme cartel de “¡Viólame!” y lo hacia a propósito— ¿Nos llevas a comer helado?
Mat, por primera vez, creyendo que no soportaría mucho más su jueguito, apartó la vista de Sei y miró a Ian preguntándole en silencio.
—Si…un helado estaría bien—Parecía mucho mas inseguro ahora que un minuto antes.
—De acuerdo, los llevare a un lindo lugar —Echaron a andar.
Caminaron en silencio un buen trecho.
— ¿Que edad tienes?—Le pregunto Sei monopolizando su atención otra vez y pegándose más a su brazo.
—16. —Mat decidió tontear un poco con un comentario que apuntara a reprobar la actitud de Sei. —Eres demasiado joven para mí.

Los tres rieron, pero la respuesta de Sei siguió la misma línea.
— ¡Vamos! Hoy en día, ¿alguien piensa realmente en eso?
—Deberían. Yo lo hago al menos. ¿Que edad tienes? ¿Once? ¿Doce?
—Doce. Los cumplí hace un mes.
—Oh—Mat acentuó su sonrisa. La fecha calzaba, ahora estaba casi seguro de que se trataba de la persona correcta.
—Sei —Ian parecía avergonzado de interrumpir —¿Nos dieron alguna tarea?.
Algo renuente, Sei abandono la verde mirada de Mat para centrarse en su amigo, la única muestra de su irritación fue un ligero cambio en su postura y el gesto de apartarse el pelo de la cara. Ambos casi imperceptibles que Mat pudo notar porque eran justamente a lo que prestaba atención en ese momento.

Mientras los chicos conversaban, Mat revisó con algo más de cuidado la actitud de Sei, la forma en que este mentía, con absoluta maestría. A pesar de su edad, Sei hacia el universo girar a su alrededor con facilidad. Sabia como confundir y como aprovechar esa confusión. Descarado, aunque su interlocutor fuera alguien mucho mayor.

— ¿Todo bien?—Le pregunto Sei de pronto.
—Si—Dijo Mat acelerado, sin querer se había perdido en sus pensamientos. — ¿Porque la pregunta?
—Por como me mirabas—sonrió Sei. —Es dulce. Puedes mirarme cuanto desees, incluso…
—Ya… ya llegamos—Anunció Ian. Si fuera por Mat y Sei, seguían de largo sin darse cuenta.
”Pobrecito” pensó mat refiriéndose a Ian “en esta escena sobra”
Sei chasqueo la lengua molesto por la interrupción, pero se había dado a entender con bastante claridad y casi de inmediato recupero la sonrisa.

— ¿Y que?—Murmuró –Aun así me consentirás con un helado.
— A ti y a Ian—Respondió Mat
— No. Se que lo comprendes: Ian es la excusa. —Aseveró Sei. Luego le dedicó una hermosa sonrisa que le impido contestar –Te lo agradezco.

Eligieron una mesa y se sentaron. Mat llamó a la chica que atendía con un gesto. Era una bonita veinte añera con buenas proporciones.
Cuando se acercó, Sei la mió sin una pizca de simpatía, pero ella no lo noto. Estaba pendiente de Mat.

—Hola preciosa—Saludó él correspondiendo la mirada con intensidad – ¿como te llamas?
—Lisette —Murmuró
—Lissy…Hermoso nombre. Es un placer conocerte.
Ella se sonrojó un poco y se revolvió nerviosa, igual que una colegiala. Mat sabía que algunas personas consideraban eso encantador. A él le parecía estupido.
—Que… ¿Que puedo ofrecerles?—Preguntó.
—Tres helado dobles. El mió de chocolate. ¿Y ustedes chicos?
Sei miró a Mat y se relamió los labios. Si lo que pretendía era conseguir su atención. Lo hizo. Y de pronto este último se encontró preguntándose que sabor tendrían sus perfectos labios…
—Vainilla. —Dijo Sei dando a Mat un enorme sobresalto, como si hubiera escuchado sus pensamientos. El chico lo noto y se explicó conteniendo la risa—el Helado. Vainilla para mí, por favor. Es mi favorito.
A pesar de que ese último dato era innecesario, quedaría grabado a fuego en la memoria de Mat.
—Yo de piña —Agregó Ian. Mat otra vez se había olvidado de él.
Lisette, ajena a la tensión del ambiente, se permitió acariciar el cabello de Sei.
—Es un hermoso niño—Comentó. Sei no dijo nada al respecto, solo bajo la cabeza, sumiso, permitiendo el contacto, pero la chica no le agradaba y a Mat aquella conducta le parecía muy sospechosa. —Ahora traigo sus helados.
—Gracias Lissy.
—Si. Gracias Lissy—Repitió Sei arrastrando ligeramente las palabras.

Cuando la chica se dio la vuelta para marcharse, Sei movió por casualidad su silla, que casualmente estaba enredada en un cable que pasaba desde los parlantes al flujo de corriente, y casualmente este se levanto por el movimiento unos cuantos centímetros. Entonces la chica tropezó y calló. Había estado tan distraída con Mat que no reaccionó suficiente de prisa para evitar el golpe anteponiendo sus manos, de modo que fue a estrellas directamente su cara contra el concreto, con un ruido sordo. Sei soltó una risita ahogada que no pudo contener, pero cuando Mat lo miro su expresión era atenta y preocupada.

—¡Por Dios!—exclamó el niño—¡Hay que pedir ayuda!, ¿y si le paso algo malo?.
Su hipocresía era impresionante.
“Así que eres esa clase de chico, Sei” Mat asombrado se acerco a Lissy para darle la vuelta y ayudarla, le prestaba, sin embargo, tan poca atención que fue necesario que Ian les hiciera notar lo mal que estaba.

—Su nariz sangra—Exclamó asustado
—Oh, cierto—murmuró Sei—Que asco.
A pesar de que la chica no le caía en lo absoluto bien, la actitud de Sei le recordó tanto a Keín que estuvo a punto de voltear para regañarle. Eso por un lado, porque por otro le pareció curiosamente adorable.
—Todo esta bien—Mat se levantó y abrazó a su “hermanito” Ian. —Solo fue una caída, se recuperara muy pronto.

Aunque lo cierto es que la chica estaba medio desvanecida, y era probable que tuviera la nariz rota, además su frente sangraba también. Mat miró a Sei con gravedad, retándole a desobedecer.

—Ve por ayuda—Le indicó.

El niño obedeció al momento. Unos segundos después, volvió junto a dos encargados de la tienda que ayudaron a la chica a levantarse y se la llevaron al interior. Un instante después, salió un tipo feo y llenó de granos que ofreció atenderlos en lugar de la chica. Mat repitió la orden y tomaron asiento para esperar.

—Tranquilo, Ian, ella estará bien, lo prometo. —Seguía diciendo Mat mientras arrullaba Al niño. A Sei no le importaba y tampoco a Mat. Lo sabían, pero ambos mantenían esa pantalla de turbación y preocupación. En la mirada que cruzaron, sin embargo, despertó una especie de conexión. Igual que hace tanto tiempo.

Comieron en silencio y con calma, tomándose su tiempo. Ian lloriqueaba aun, pero Mat había determinado ignorarlo. Solo existía para él Sei que comía lentamente el helado provocándole a sabiendas. Sus lamidas eran suaves, leves, insinuantes. Su expresión, su pose, eran una clara invitación…

De pronto, Sei pareció recordar algo. Y su mágico encanto cambio de pronto, volviéndolo vulnerable.

— ¡Demonios! —Murmuró — ¡Tengo que irme!
— ¿Pasa algo malo?— Mat le miró preocupado.
— Nada…Nada —contestó Sei, pero sus ojos insinuaban miedo y lagrimas tratando de escapar. —Solo que mi hermano me esta esperando.
— ¿Tu hermano?— Mat no pudo evitar preguntar — ¿Como se llama?
Sei lo miró de soslayo.
— Se llama Keín—Contestó —Bueno, nos veremos otro día.
— Ten cuidado en el camino—Dijo Mat despidiéndose con un gesto. Algo reacio a dejarle ir solo cuando se veía tan asustado — ¿Quieres que te acompañe a casa?
— No hace falta, prometo que estaré bien... Fue un placer conocerte. —Sei le sonrió. — Pasa a verme otro día.

Luego dio la vuelta y se marcho corriendo.
¿Habría dejado traslucir el rostro de Mat la enorme turbación que sentía?
Así que si. Era definitivo. Aquel era el mismo niño, su primo, el hermanito de Keín, el hermanito de la persona que mas odiaba en el mundo.

Se pregunto con rabia que habría echo Keín para tener a Sei tan aterrorizado solo por regresar a casa un poco tarde.
—Parecía asustado—Dijo Ian—Yo se que su hermano no le pega, pero a veces lo mira de una forma muy extraña… A mi si me pego una vez, decía que estaba demasiado cerca de de Sei. Hace eso con cualquier nuevo amigo de Sei. Todos lo saben, por eso si les preguntas negaran incluso que lo conocen. Ninguno de ellos se atrevería a enfrentar a Keín. Yo no se que le hace, pero Sei antes se ponía a llorar cada vez que desobedecía a su hermano, como si él fuera un Dios que puede saberlo todo. Después faltaba varios días a clases. Cuando volvía su mirada parecía vacía y le costaba un poco volver a sonreír como siempre. Creo que lleva tanto tiempo con eso que ahora puede sonreír aunque este muriéndose. Nadie se daría cuenta. Yo mismo no me doy cuenta, ni los profesores, ni nadie. —Movió la cabeza con tristeza.

— ¿Que hiciste para que Keín te dejara juntarte con Sei?—Preguntó Mat.

Tenía la vista baja y los puños apretados. Fred se unió a ellos sentándose en la silla que antes ocupaba Sei.

—Pues… No fue cosa mia. Después de la golpiza que me dio, hizo parecer que había sido un accidente y que él no había echo nada más que tratar de ayudarme… ¡Yo estaba confundido!, ¡yo debería agradecerle! Todos le creyeron a él. yo quiero mucho a Sei. Entonces trate de seguir hablándole…pero Sei me ignoraba, me trataba como a un animal o peor cuando estábamos solos. Entonces lo deje en paz. Un día Salí de clases y me encontré con la sorpresa de que Sei y su hermano me estaban esperando. Keín me metió al auto por la fuerza y me amarró sin que Sei hiciera nada más que seguir mirando por la ventana, para avisarle si venia alguien — Empezó a llorar —Me sentí traicionado y ultrajado y…

Las palabras se atoraron en su garganta mientras el llanto se desbordaba. Mat y Fred cruzaron una mirada y el primero abrazó a Ian maldiciendo a Keín por dentro. Creyeron que no continuaría, pero Ian los sorprendió respirando profundo para proseguir. Lo hacia porque comprendía que era algo muy importante para Mat, pero también porque por fin estaba prestándole atención.

—Me llevaron a su casa. Keín me saco del auto sin cuidado, como si fuera una cosa. Sei otra vez no dijo nada. Keín me llevo a su habitación y empezó a hablarme mientras miraba por la ventana, Dijo que esos meses Sei había estado realmente deprimido, que al parecer iba a tener que ceder un poco, y prefería que fuera yo, porque a su parecer “no era un peligro”. Entonces hizo pasar a Sei y se lo dijo. El no cabía en si de felicidad, abrazó a su hermano, y después me abrazó a mí.

—Sei quería estar contigo, pero te trataba mal solo porque Keín opinaba otra cosa—Repitió Mat. –Esta bien Ian… Se que no esta bien que te pida esto. Pero anota todo lo que puedas recordar sobre Keín. Tomate tu tiempo… Te juro que me ocupare de él. Como que me llamo Mat.

Fred asintió con la cabeza y se acercó para poner una mano en su hombro.

—Me has hecho cambiar de idea. Te apoyare en esto. Pero quiero que me cuentes tú también quien es Keín. Y cual es tu relación con él.

Mat asintió.
—Gracias…A ambos.

Notas finales:

Gracias por leer. Si tienen algun comentario, critica o sugerencia, por favor comenten!. Comentar es agradecer... Y como es la primera historia que subo jamas eh recivido un review u.u


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