Ahí estas como siempre, sonriéndole a todos. Me pregunto si alguna vez dejarás de sonreír. Tus sonrisas por lo general van para otras personas casi nunca para mí. Pero en el momento en que me dedicas una sonrisa, siento como si flotara en el aire. El mundo puede acabar mañana y no me importa si consigo verla una vez más.
No pareces darte cuenta de lo mucho que significas para mí. Ni si quiera te das cuenta de cuánto te quiero a pesar de que te lo estoy gritando con cada acción que hago. En esos momentos es cuando te odio. Y te odio más por saber que no puedo dejar de amarte. ¿Sabes lo qué es el amor? ¿Sabes lo que es sufrir por él? ¿Sentir que te mueres por dentro a pesar de que sigas vivo y qué quisieras acabar con tu vida para dejar de sentir? No lo sabes.
Algunas veces parece como si me quisieras. Me miras y me sonríes. El mundo deja de existir para nosotros y no le haces caso a nadie más que a mí. Por tu mirada pareciera como si hablaras con alguien especial para ti y la forma en que me tratas también dice eso.
Para ti yo solo soy tu amigo. No importa todo lo que platiquemos, todo el tiempo que este a tu lado, que tengamos tanto en común, sé que eso no basta para ti. ¿Está mal que te ame así como lo hago? ¿Es esto un castigo? Es una idea que me pasa por la mente tantas veces.
Lo peor es que últimamente has estado evitándome. Por más que intento acercarme al final ambos nos sentimos incómodos. Los días pasan y nadie hace nada por arreglarlo. De repente llegas muy feliz y a la vez preocupado queriendo hablar conmigo. Te escucho como siempre sin imaginar que me costaría mi corazón.
Me pides totalmente apenado la disolución del compromiso. Tienes miedo de lo que te diga puedo verlo en tus ojos. No sabes que yo aceptaría cualquier sufrimiento a cambio de tu felicidad, aunque eso signifique partirme el alma.
Para tu sorpresa acepto de buena manera y firmo los papeles. Te prometo que yo seguiré siendo tu amigo y que estaré a tu lado siempre. Eres tan egoísta pero así te amo.
Los días pasan y tú ni si quiera te preocupas por cómo me siento por haber terminado. ¿Terminado? ¿Cómo se termina algo que ni si quiera empezó? Aun así te sigo a donde me pides, te escucho y te doy consejos. Un día simplemente llegas a decirme emocionado que estás enamorado. A mí se me rompe el corazón pero como soy buen actor escondo mis sentimientos bajo una máscara de falsa felicidad por ti.
Me dices que estás preocupado porque no sabes si ella te corresponde o no. Quieres invitarla a salir pero sientes que los nervios te carcomen cada vez que la ves. Te digo que tienes que vencer tu miedo, que estoy seguro de que ella te corresponderá.
Pasan los días y cuando voy hacia el jardín puedo ver que se la estas presentando a los demás. Les hablas de lo amable y carismática que es. Es muy bonita lo acepto. Tiene un cabello rubio que le cae en cascada hasta la cintura, es delgada y de piel blanca.
No me doy cuenta de que te has percatado de mi presencia
-Wolfram, que bueno que has venido. Ella es Selene, es de quien te he estado hablando – dices totalmente emocionado.
-Bienvenida – respondo conteniendo las lágrimas. Ella voltea y sonríe amablemente y me deja admirar sus ojos verdes – Lo siento, tengo algo importante que hacer.
Camino de vuelta al interior del castillo. En cuanto estoy fuera de su vista salgo corriendo hacia mi habitación. Ahí ya no puedo contener las lágrimas y me tiro en la cama. Después de un buen rato me tranquilizo si se le puede llamar así. Saco de un cajón una hoja de papel y una pluma y empiezo a descargar toda mi frustración y mi dolor en ella.
¿Es tan difícil amarme? ¿Qué es lo que tiene ella que no tenga yo? ¿Es por el color de su cabello? Porque si es así yo también lo tengo rubio. ¿Es por el color de sus ojos? Porque si es así yo también los tengo verdes.
¿Por qué no simplemente destruyes mi vida con tus manos y me quitas este sufrimiento? Tu egoísmo me lastima. Siempre crees que ves por los demás cuando siempre ves por ti mismo. Sé que te prometí que estaría siempre contigo pero esto me está destruyendo.
Cada vez que creo que soy capaz de olvidarte, de hundir estos sentimientos en lo más profundo de mi ser, de ser capaz de estar a tu lado tan solo como amigos llegas entrando como siempre triunfante a meterte de nuevo en mi corazón. Por más que me resisto un simple gesto tuyo me enamora de nuevo. Ya no soy dueño de mi voluntad.
¿Puedes dejar de mirarme así como lo haces? Sé que piensas que no me doy cuenta pero lo hago. Me das a entender otras cosas que la verdad no quiere pensar para solo ilusionarme.
¿Puedes dejar de decirme lo bien que me veo? ¿Cuánto te gusta cómo se me ve tal cosa? Me hace pensar que pones interés en mí. Que ves cada uno de mis movimientos y vives pendiente de mi vida. La única razón por la que cada día intento verme mejor es para llamar tu atención.
Siempre queriendo llamar tu atención. Qué patético me he de ver. Todos se dan cuenta de lo que siento excepto tú.
¿Puedes dejar de sonreírme? Esa maldita sonrisa tuya. No tienes una idea de cuánto la detesto. Hace que me tiemble el corazón, que sienta mariposas en mi estómago, que me ruborice hasta las orejas y ponga una sonrisa boba. Hace que todo se me olvide y me desconcentre todo el día. Que no pueda dejar de pensar en ella. Que me ponga nervioso y me den ganas de gritar de felicidad. Hace que sienta que por una vez eres mío.
Tu sonrisa es lo que me enamora más de ti. ¿Pero sabes? Tu sonrisa no es tan bella como crees. Es especial, es seductora, es arrogante, es lo que hace que la gente caiga a tus pies. Pero si no lleva dedicatoria y tan solo sonríes porque estás feliz no es tan especial.
Perdóname por pensar que un día serías mío. No volveré a entrometerme en tu camino, lo prometo. Lamento causarte tantos problemas. Lamento haberte obligado a algo que no querías. Lamento culparte de mi dolor cuando sé que es mía.
Cumpliré mi promesa. Veré como te casas con ella y tienes una familia que es lo que tanto quisiste. Y si no funciona aquí estaré por siempre esperándote aunque la verdad no creo nunca que vengas a mí.
Aquí estaré cuidándote desde la sombra, ayudándote en lo que pueda hasta que me alcancen las fuerzas y sople mi último aliento. Hasta el día en que ambos encontremos la muerte. Ese día espero que lo último que vea sea tu sonrisa.