Parecía como que me encontraba en un sueño, el éxtasis era tal que podría decir que veía su cuerpo desnudo envuelto en una nube de humo. Si pecho bajaba y subía suavemente y arqueaba la espalda con cada caricia que le propiciaba a su entrepierna, su pequeña boquita entre abierta y ese leve rubor en sus mejillas solo me hacían encenderme más, era una de las escenas mas eróticas que había presenciado, y me concentré solo en eso, en el placer que su cuerpo me hacia experimentar. No pude soportarlo más y acomodándome entre sus delgadas y blancas piernas le penetre despacio, disfrutando de la sensación. Apretó las sabanas con sus manos y comencé a moverme, afuera y adentro una y otra vez, rápido, y es que lo único que quería era acabar. Sentía que explotaría en cualquier momento, y es que ya no podía soportar escuchar esos dulces gemidos que salían de sus labios. Su cuerpo se agitaba cada vez más al igual que el mío, mis caderas chocaban una y otra vez con su cuerpo, cada vez más fuerte, cada vez más adentro, y eso solo me hacia querer mas...
-Matty~~- jamás pensé que lo escucharía decir mi nombre de esa forma y me puse tan caliente como jamás pensé estarlo, aceleré todo lo que pude el movimiento de mi cadera y le masturbe al mismo ritmo. Se retorcía del placer bajo mi cuerpo y un pequeño hilo de saliva se escurrió por la comisura de su boca, sentí llegar el final y me corrí dentro. El orgasmo que experimente me hizo sentir realmente satisfecho, pero al ver en su rostro esa leve sonrisa toda mi satisfacción se fue al carajo.
Nunca en todo el tiempo que llevaba de conocerlo lo había visto sonreír, y que lo hiciera para mí me hizo sentir culpable. Y es que realmente yo no merecía ese regalo tan especial de su parte...si tan solo supiera que lo que acabo de hacer fue solo por despecho...
Temblé y Salí de él rápido, me acomode la ropa, ni siquiera quería mirarlo, pero no podía dejarlo así, lo vestí, acomode su ropa, sin verlo a los ojos me fui lo más rápido que pude de la habitación, sin decir ninguna palabra.
Mi corazón latía rápido...Pero qué rayos había hecho?! Y es que todo el día no había pensado con claridad...había sido un día normal, hasta que Mello me había dicho que tal vez sentía cierta débil atracción por Linda, y todo mis sentimientos se desbordaron...quería golpearlo, quería matarlos a los dos! Esa rabia que pocas veces experimento apareció y dominó mi mente por completo...una parte de mi quería hacerles mucho daño y la otra no volver a saber del tema nunca más...
Me sentía herido, solo y abandonado, lastimado....pero no tenía derecho a lastimar a alguien más, mucho menos si ese alguien había estado allí para escucharme. Para consolarme.
Near nunca fue bueno con los sentimientos, pero era muy bueno escuchando. Siempre que me sentía molesto o triste podía ir y contarle todo a él. Este día no había sido la excepción, intente resolverlo solo, pero solo termine medio ebrio en un rincón de mi habitación y aun con la frustración revolviéndome el estomago. Necesitaba desahogarme, contarle a alguien todos mis planes de acecino, para no llevarlos a cabo. Así que fui a su habitación y entre sin tocar, acomodaba un montón de fichas en pequeñas torres.
-Matt, como consigues ponerte en ese estado etílico sin ser descubierto?-
Me dijo sin siquiera voltear a verme.
-L no está en el país- fue todo lo que respondí antes de prácticamente desplomarme a su lado, tirando una torre completa de fichas en el proceso.
-Oh, ahora comprendo- sin emoción alguna en su rostro comenzó a reconstruir la torre.
-Near....al parecer, Mello se a enamorado- volteo a verme por un segundo y siguió con lo suyo.
-Mmm eso es tan poco probable...te molesta?- pregunto otra vez sin aparentemente prestarme atención.
-Sí, se alejara de mí, me olvidara, me quedare solo- Suspire y sin poder evitarlo una lagrima traicionera se escapo de mis ojos.
-Alejarse de ti?...Mello no es tonto, si así fuera, no estaría siquiera entre los primeros 10- Termino la torre y me vio a los ojos, con esa mirada vacía que siempre ha tenido. Me estremecí, no sabía como tomarme aquello.
-Near...- no supe que decirle.
-Si él se aleja yo estaré aquí, y volveré a vencerlo otra vez...- trataba de entender sus palabras a pesar de que mi mente estaba un poco difusa por el alcohol, pero mi cerebro se detuvo por completo cuando comenzó a acercarse hacia mí y coloco su pequeña mano sobre la mía, la apretó suavemente se acerco a mi rostro y serró los ojos respirando contra mis labios, se sonrojo levemente... y le bese.
Le bese con desesperación como si hubiera deseado ese beso por años, quería demostrarme a mi mismo que podía seguir sin él, sin Mello.
Near me jalo de mi playera hacia él y yo le abrase, me acomode sobre él y deslice mis manos sobre su cuerpo, deleitándome con la saliva y los gemidos ahogados que escapaban de su boca. Near se estremecía y temblaba con cada caricia, suspiraba gemía y no hacía más que enloquecerme. Baje besando su cuello y cuando lamí y mordí su pezón mientras mi mano apretaba la punta de su entrepierna supe que ya no habría marcha atrás.
Ahora que me encuentro en mi habitación otra vez, me siento como el hombre más tonto del planeta...y me planteo la posibilidad de que Mello este mejor sin mí.
Tocan a la puerta, el ruido es fuerte y casi ensordecedor, tapo mi cara y unas cuantas lágrimas descienden por mi rostro.
-Matt! Abre carajo! - Es Mello, y no tengo la fuerza ahora para verlo a la cara. -Abre tonto! Quiero hablar contigo!- Me levanto y camino hacia la puerta; jamás podre negarle nada y él lo sabe, me he dado cuenta cuando al abrirla me sonríe de lado, con esa mirada que siempre me ha dirigido solo a mí. -Eres mío Jeevas pase lo que pase siempre serás mío- Me empuja y caigo al suelo, el cierra la puerta y camina hacia mí.
Sé que siempre seré suyo soy consciente de ello, eso no me atormenta. Pero deseo con toda mi alma que él sea mío también. Solo mío.