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Melodía a la luz de la Luna por Eric_Nightcry

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Cuantas extrañas coincidencias irrumpen en nuestras vidas cambiándolas por completo?

Seguramente muchas…

Mas hablando de coincidencias extrañas y cambios descomunales, en mi cabeza despierta una historia que hasta el momento, creí haber olvidado.

Dejadme pues que esta historia os cuente antes de que en los mares del olvido se pierda…

Todo sucedió en Inglaterra, a mediados del siglo diecisiete.

A modo de resumen os contaré brevemente lo referido a nuestro protagonista.

Jacob Allan Grenidal, apodado simpáticamente por la mayoría de la gente que lo conocía, como Jake, aun que sus padres no usaban ese mote cuando se descontentaban con él…

Nació en Londres el 12 de Agosto de 1658, hijo de una familia adinerada y bien estante, tomó el mas exquisito té en las más elegantes mansiones. Con doce años, ganó el respeto de algunos de los músicos más celebres del momento con su habilidad para tocar el piano, la cual muchos calificaron de virtuosismo. A los quince años era ya buscado por algunas muchachas de las familias vecinas, pero ninguna satisfacía por completo a su caprichoso corazón.

En tiempos de ahora, Jacob cumple ya los diecinueve años y es un joven de belleza delicada y exquisita, con el cabello dorado y los ojos turquesa. Pero sigue rechazando a todas las doncellas que sus padres le ofrecen…

Pero… Dejemos que la historia fluya y nos sorprenda con los múltiples secretos escondidos en sus páginas…

 

Cómo de costumbre, Jacob leía plácidamente en el banco delante de su casa, al llegar el anochecer. Una rara costumbre que adquirió desde los cinco años, cuando esperaba hasta tarde frente a su casa hasta que su padre regresaba del banco.

Así pues, como todas las noches, Jacob pasaba lentamente las páginas de su libro en el silencio de la noche.

Pero en toda historia en la que un apuesto joven lee solo en la oscura noche de Londres, algo perturba su lectura…

De repente, oyó una extraña melodía, a la vez que bella…

Sin poder resistirse, la siguió. Más no provenía de ninguna casa, la única que encontró era la de los Laren, una vieja mansión situada al pié del bosque.

La rodeó hasta llegar al pié del bosque, la melodía se hacía cada vez mas y mas intensa.

Se quedó quieto, al lado de un árbol. Se había codeado con los mejores músicos de Inglaterra, pero esa melodía podría ablandar al más duro corazón.

Desde detrás del árbol pudo ver el autor de esa bella melodía. Era una joven en camisón blanco, de su misma edad, con el pelo largo, oscuro como la noche, y unos ojos verdes penetrantes.

Sus pálidas manos bailaban al unísono tocando un violín.

<< Debe ser la hija mayor de los Laren >> Se dijo a sí mismo.

Durante largo tiempo se quedó a escuchar su melodía. Así cómo cada día, a media noche, ella tocaba, y él, se escondía entre la frondosa naturaleza a escucharla.

Hasta que el día llegó…

-          Padre, Madre, he encontrado a la doncella con la que voy a casarme! – Dijo Jacob.

Ambos se levantaron y abrazaron a su hijo.

-          Y quién es la afortunada? Es de buena familia? – Dijo el padre

-          Es la hija mayor de los Laren.

-          Buena elección! Si señor! La Dote será muy suculenta!

Al padre de Jacob, que le movían más la ambición y el dinero que el amor que su hijo sentía, le organizó una cita en casa de los Laren.

En tres días, todo estaba listo para conocer a su futura esposa…

Jacob se presentó en casa de los Laren a media tarde. Le abrió la puerta una joven de su edad, vestida con ropajes de montar y el pelo recogido dentro del sombrero. Sus ojos eran verdes…

-          Bienvenido seáis, mi nombre es Cristina, soy la hija mayor de los Laren, pero apuesto a que vos ya lo sabíais…

-          Enchanté. Jacob Allan Grenidal, a su servicio. – Dijo besándole la mano.

-          Pasad, os lo ruego.

Ambos entraron dentro de la grandiosa mansión y se dispusieron a tomar el té.

-          Unas pinturas exquisitas. – Comentó Jacob

-          Las realiza mi hermano menor, tiene gran talento.

-          Sin duda.

Cuando finalizaron con el té dieron una vuelta por la mansión y charlaron sobre varias cosas.

Hasta que…

-          Veo que sois aficionada a la monta… - Dijo Jacob.

-          Oh, si, disculpad que vaya tan descuidada…

Al acabar la frase, se quitó el sombrero y una larga melena pelirroja cayó sobre su espalda.

Al verlo, Jacob quedó petrificado delante de la mujer que iba a ser su esposa pero a la que él no amaba, entonces, quién era la mujer del violín y el pelo negro?

Siguieron paseando largo rato hasta que llegaron a la sala común, donde había un gran piano de cola.

-          Dada vuestra fama, porque no deleitáis a esta dama con alguna pieza?

-          Será un placer.

Jacob empezó a tocar con su indiscutible maestría, aun que no la amaba a ella, sabía perfectamente como ser un caballero.

Mientras tocaba se pudieron escuchar gritos y alguien corriendo por el pasillo de arriba.

-          Maestro!!!

Un joven, de pelo negro y largo apareció por las escaleras a todo correr, sujetaba un violín en la mano y se acercaba hacia ellos.

-          Lo siento Maestro, no me acordaba que teníamos ensayo, estaba pintando y yo…

De repente se calló al ver la escena, Cristina y Jacob lo miraban atónitos.

-          Hoy no es Martes, verdad?

-          No. – Contestó su hermana.

-          He vuelto a despistarme… Seguid con lo vuestro.

Se giró y empezó a caminar.

-          Aguarda un momento. – Dijo Jacob.

-          Si?

-          Sabes tocar correctamente el violín?

-          Si señor…

-          No me trates de señor, tenemos la misma edad, no?

-          Tengo diecisiete años.

-          Aparentas más… Quieres seguir mi ritmo?

-          Adelante.

Ambos empezaron a tocar, el joven chico demostraba una maestría impresionante con el violín.

A cada movimiento que Jacob hacía, él lo envolvía con una melodía suave y refinada, hasta que Jacob…

Empezó a atar cabos, la piel pálida, los ojos verdes penetrantes, el pelo largo y negro, el violín…

La mujer que escuchaba cada noche a escondidas, la mujer de la que se había enamorado perdidamente… Era ese joven de dieciséis años…

Cuando acabaron de tocar, el chico exclamó:

-          Tocáis muy bien!

-          Tu maestría con el violín es sin duda alguna más que la mía con el piano.

-          No exageréis!

De repente, Cristina cogió a su hermano por los hombros y lo empezó a empujar hacia las escaleras.

-          No estorbes a los mayores! Ve a tus aposentos.

-          De acuerdo! Pero no me empujes!!

Dicho eso, subió hacia su habitación y se oyó como la puerta se cerraba.

-          Disculpad su entusiasmo, es joven aún.

-          Para nada, ha sido interesante.

Los dos rieron un largo rato. Cristina lo llevó a la biblioteca, donde le enseñó los libros de poesía que más le entusiasmaban.

Como empezaba a hacerse tarde, Cristina acompañó a Jacob a la puerta.

-          Un placer.

-          El placer es mío.- Dijo Jacob besándole la mano.

-          Esta es vuestra casa, venid cuando queráis.

Jacob hizo una leve reverencia y Cristina cerró la puerta.

Cuando Jacob se giró, vio al hermano menor de Cristina jugando con un perro negro en el jardín de la casa, mientras la luz del atardecer brillaba con fuerza.

Lentamente, se acercó a él.

-          Veo que también tenéis perro.

El chico se sobresaltó y se levantó rápidamente.

-          Eh… Si. Perdonad, antes no me he presentado como es debido, me llamo Gilbert.

-          Tanto gusto, Gilbert. Mi nombre es Jacob.

-          Ya sé quien sois, os casareis con mi hermana, no es así?

-          Bien… Probablemente así sea.

-          Os advierto que es sumamente mandona.

-          Y que mujer no lo es?

Ambos rieron juntos un rato, hasta que Gilbert se sobresaltó.

-          Excusadme, tengo que ir al mercado a comprar más té.

-          En ese caso, permite que te acompañe, Gilbert.

-          Llamadme Gil, por favor.

-          Bien, Gil, entonces no me trates de usted, y llámame Jake.

Ambos se dirigieron hacia el mercado. A cada paso que daban, la confusión de Jake seguía aumentando, como era posible que se hubiese enamorado de un chico? Y lo mas grave del caso, era que no estaba haciendo nada para remediarlo.

-          Cuéntame cosas sobre ti Gil, después de todo, no sé nada de tu vida.

-          No hay mucho que contar, la verdad… Curso mis estudios, toco el violín, me apasiona el arte y los animales… Nada interesante.

-          Y hay alguna chica en tu vida?

Gil se sonrojó de golpe.

-          Eh, si… Supongo que si. Aun que aún no se lo he dicho.

Sin saber como, ni por que, el corazón de Jake empezó a latir muy fuerte, hasta el punto de causarle dolor…

-          Eso… Esta muy bien. Deberías decírselo cuanto antes. – Dijo esbozando una sonrisa.

-          Y que hay de ti Jake? Eres feliz?

Su corazón dio orto vuelco, era la primera vez que alguien se interesaba por su felicidad, por él, y no por su dinero, físico o estatus social.

-          La verdad… No sé contestar a esa pregunta.

Su cabeza daba vueltas… En que clase de sueño había estado viviendo? Siempre procuraba no decepcionar a los demás dando todo de si mismo… Pero, acaso se había prestado atención a él mismo?

-          Es fácil, o eres feliz, o no.

-          No creo que sea tan sencillo.

-          Entonces ven. Corre!

Gil le cogió por la mano y empezaron a correr, hacia el bosque.

-          Espera! Y el té? – Dijo Jake siendo arrastrado.

-          Puede esperar!

-          Se hace de noche, deberíamos volver!

Gil siguió tirando de él hasta que llegaron a un precipicio.

Ambos estaban jadeando…

-          Que es este lugar?

-          Mi lugar favorito del mundo. Mira… - Dijo Gil apuntando al horizonte.

Poco a poco, la luna salió e inundó todo el valle con su luz. Los animales empezaron un canto silencioso, algo hermoso para el que sabe pararse a escuchar.

-          Hace algún tiempo… Vine aquí con intención de saltar al vacío.

Jake quiso decir algo pero Gil le hizo un gesto para que esperara.

-          Sentía que mis padres no me querían, que mi hermana lo era todo para ellos, así que vine aquí… Pero cuando iba a lanzarme, la luna salió y los animales cantaron, justo como ahora, era como si me dijesen que la vida es demasiado hermosa, que el tiempo curaría mis heridas… Desde ese día, vengo aquí a menudo.

-          Por que me enseñas esto?

-          Por que por el motivo que sea el que provoque que no seas feliz… Siempre hay un mañana, y estos pequeños momentos.

-          Gracias… Eres el mejor cuñado que pueda haber. Dime Gil, que hay de esa chica que te gusta? La conozco?

-          A decir verdad… Tampoco yo sé quien es ella.

-          Como es posible que te enamores de alguien que no sabes quien es? Es inaudito!

-          Es que me da miedo acercarme a ella…

-          Entonces, si no sabes quien es… Como sabes que estas enamorado de ella? Y si no te gusta como es ella en realidad?

-          Es algo difícil de expresar… Hace algunos meses, que una chica viene cada noche a mi casa, cuando toco el violín en el jardín de detrás, y… No sé, creo que si viene cada noche es que yo puedo gustarle un poco, no? Y me hace feliz que venga cada noche a escucharme, es nuestro momento.

A Jake se le paro el corazón de golpe… Pues no era una chica la que iba a escucharle todas las noches, si no él! Le pareció una situación estúpida, puesto que sentía celos de lo que él mismo representaba para Gil, y a la vez se sentía aliviado de saber que Gil le amaba… Pero era realmente a él?

En ese momento, de alguna forma, los dos se amaban, pero el único que conocía la clave para romper ese malentendido era Jake, pero algo dentro de él le impedía hablar, contarle a Gil que era él el que acudía cada noche… Era mejor el silencio.

 

Pasaron los meses, y la boda estaba cada vez más próxima, cada noche, Jake iba a ver a Gil, el que nunca se atrevía a acercarse…

Una noche, Jake cometió una osadía… Lanzó una rosa con una carta, acto que hizo que Gil parara su canción, y a él le diera tiempo a salir corriendo.

Gil leyó con entusiasmo la carta…

Tan grácil melodía, tu cuerpo, tu piel, tus ojos… No he podido evitar enamorarme de ti. Mas es sólo este instante del día el que me da la vida, cuando compartimos nuestra melodía a la luz de la Luna…

Te Amo.

Gil no cabía en si de gozo, que más daba quién fuese esa muchacha? Alguien con esa letra delicada, con esa ligereza al escribir, esas palabras tan bellas… Tenía que mostrar eso a alguien… Tenía que compartir su felicidad con alguien…

Tal vez… ¿Con su mejor amigo y cuñado?

 

El día siguiente, Jake vino a la casa de los Laren cómo ya era costumbre, sólo que esta vez, abrió Gil, ya que su hermana estaba montando.

-          Jake! Pasa, tengo que contarte algo!!

-          Tranquilo, a que viene tanto entusiasmo?

-          Ven, siéntate…

Ambos tomaron asiento.

-          La chica que te dije… Yo también le gusto, ayer me dejó una carta!

-          Oh… - Dijo Jake totalmente sorprendido.

-          Es genial… Soy tan feliz…

-          Pero, aún no la conoces ni la has visto nunca… Porque nunca la has visto verdad?

-          No, pero mañana hablaré con ella, lo tengo claro.

A Jake se le heló la sangre…

-          Bien… Es una buena noticia.

Si en algo era bueno, era en el excelente subterfugio que caracterizaba a su familia.

-          Dónde esta tu hermana?

-          Montando.

-          Oh, es una lástima, debo ir al conservatorio, me acerqué unos instantes a saludarla, pero veo que no llegaré a tiempo, podrías prestarme tu escritorio?

-          Por supuesto.

Jake, se sentó y escribió una breve nota, la metió en un sobre y la selló.

-          Serías tan amable de dársela a tu hermana?

-          Claro.

-          Bueno Gil, me retiro ya, sé bueno.

-          Cuídate…

Al cruzar la puerta de la entrada, Jake se paró un momento a mirar el sol, ese tono anaranjado del amanecer, que advierte que el día muere…

-          Sí, al igual que el día muere, muere también mi alma, yaceré junto a alguien que para mí nada significa, y nuestras noches… pronto no serán más que un recuerdo…

Salió corriendo hacia su casa, pues lo del conservatorio sólo fue una burda escusa, se encerró en su habitación y tocó el piano, lo tocó hasta el día siguiente, sus padres estaban de viaje… Sólo podía tocar para evitar ir al encuentro nocturno con Gilbert, y tocó, la triste melodía a la luz de la Luna, sabiendo que cerca, un violín lo acompañaba…

Gil estuvo toda la tarde frenético, no podía esperar a la noche… Su hermana entristeció al saber que su amado había estado en la casa durante su ausencia, aunque las hábiles palabras de Jake plasmadas en la carta lograron contentarla.

Después de la cena, Gil salió al bosque, como de costumbre, esa noche tocó cómo nunca lo había hecho, aunque nadie lo escuchara…

Al día siguiente…

-          Jake…

-          Si?

-          Al final… Al final ella no vino anoche, creo que le debo parecer un cobarde…

-          Eh… Puede que ella no quiera estar contigo, me explicaré, y si ella es sólo una simple doncella de otra casa? Seguramente pensará que no es merecedora de tu amor.

-          A mi me daría igual…

-          O también podrían ser mil cosas, que ella no pudiera acudir anoche, que te vea cómo un amor imposible, o un amor prohibido…

-          Amor prohibido?

-          Si, no has pensado que es posible que sea un chico en vez de una chica?

-          Eh… Una vez lo pensé, pero no creo, los hombres no acostumbran a ser tan sensibles.

-          Y si fuese un hombre, que se te declaró y decidió retirarse antes de ocasionarte problemas?

-          Pues, pues… Supongo que eso estaría mal…

Algo se derrumbó dentro de Jake…

-          Estaría mal para mucha gente, pero no para mi, sé que me vas a odiar por esto, pero si fuera hombre… No me importaría.

En ese momento Jake enmudeció… así que era posible…

-          Eh… No te voy a odiar por eso… Si me guardas el secreto, si tu hermana fura un hombre tampoco me importaría. – Gran mentira por supuesto.

-          De… de verdad?? Sabes que si el párroco nos escuchara decir eso, nos quemaría en la hoguera no?

-          Si, pero, no se va a enterar, será nuestro pequeño secreto.

Y ahí empezaron a cambiar las cosas… Gil dejó de ir cada noche al bosque, y Jake… Jake rezaba cada noche por lo que estaba a punto de hacer.

 

Llegó el mes de la boda, y cómo era costumbre, dos semanas antes de la boda, se hizo una cena con las dos familias, en este caso en casa de la novia, una cena agradable, sin muchos incidentes, aparte de los chistes del padre de Cristina, sin gracia aparente…

-          Jake, por qué no nos tocas algo? – Dijo Cristina.

-          Oh, podrían hacer un dúo con Gilbert no es así? – Dijo la madre de Jake.

-          De acuerdo. – Contestaron ambos a la vez.

Jake se puso delante del piano y respiró hondo.

-          Toco y tu sigues? – Sugirió Jake.

-          Bien.

Jake empezó a tocar, mas para la sorpresa de todos, Gil no tocó, se quedó pasmado mirando a Jake, que centraba su mirada en las teclas, esa melodía… Era la melodía que cada noche tocaba el en el bosque, la melodía que él mismo compuso, la melodía que sólo él y la persona que él amaba conocían…

Gil empezó a seguir las notas de Jake, ambos compenetrándose de una manera inimaginable, transportándose a ese mágico bosque que tantos buenos momentos les había dado.

Sin darse cuenta de  la melodía que estaban creando…

Al finalizar, se hizo el silencio, se miraron a los ojos, y observaron a los demás.

Todas las mujeres de la sala, lloraban, y los hombres, tuvieron que sentarse y abandonar el humeante puro.

Fue Cristina la que aplaudió primero, luego se le unieron los demás. Los aplausos duraron algunos minutos, en los que ambos saludaron sin poder mirarse a los ojos.

La noche transcurrió entra halagos y comentarios de admiración, pero ni Jake habló con Gil, ni viceversa…

Cuando la familia de Jake se marchó él sólo pudo mirar de refilón a Gil antes de cerrar la puerta detrás de él.

Gil, muy desconcertado, subió al estudio y se sentó delante del escritorio… Todo era demasiado confuso…

Hasta que vio una carta delante suyo en el escritorio, era la carta que le escribió Jake a su hermana el día que ella se ausentó.

La tomó entre sus manos y la leyó. Nada importante desde luego…

Nada a simple vista… Nada… Excepto que… La letra de Jake era exacta a la letra de su amante…

Demasiadas coincidencias…

Gil corrió hacia fuera de la casa en dirección a la de Jake. Aún era temprano…

Llamó a la puerta con insistencia. Fue la criada la que abrió.

-          Señorito Laren, que…

-          Puedo hablar con Jacob?

-          Por supuesto, veré si está disponible.

Dicho eso cerró la puerta, Gil estuvo unos minutos dando vueltas delante de la casa, hasta que el sonido del picaporte lo hizo detenerse en seco.

Jake salió de la casa con un extraño aire de culpa en la cara.

-          Jake!! Se puede saber?!

-          Cálmate Gil, sentémonos.

Ambos se sentaron en los bancos del paseo central, dónde nadie pasaba a esas horas.

-          Jake, explícame todo esto.

-          Es sencillo Gil, Justamente fue en uno de estos bancos, escuché tu canción, y me enamoró, he escuchado a los más exquisitos compositores, pero me parecieron vacíos de emociones al lado de esa melodía. Así que decidí cada noche escucharla, perdidamente enamorado de ti… Aunque para ese entonces, aún creía que eras una mujer, por eso me precipité en pedir la mano de ti hermana, pensé que eras tú.

Cuando al fin me di cuenta de que eras tú del que me había enamorado y no tu hermana, mi mundo se vino abajo, pensé que sería desdichado a su lado, viéndote cada día… Fue una tortura para mí… Hasta que en el mercado… Me dijiste que una joven venia cada noche a escucharte, y que estabas enamorado! Fui feliz en ese momento, pero a la vez tuve miedo, miedo a que me rechazaras si sabias que era yo, pero recientemente, me dije a mí mismo, que de alguna forma tenias que saber la verdad, tenias que saber que mi corazón te pertenecía a ti, y no a tu hermana, yo… simplemente no sé qué hacer, y estás en todo tu derecho a odiarme, puesto que lo que he hecho no tiene justificación alguna. Lo siento.

Hubo un silencio…

-          Jake…

-          Por favor Gil, no quiero oír esas palabras…

-          Escúchame, por favor…

Gil cogió aire.

-          Sé que lo que voy a decir me va a costar el cielo, pero… Te correspondo.

-          Es… Es eso cierto? – Dijo Jake con los ojos abiertos.

-          Si, y ya te lo dije una vez, nunca pensé que fueras tú, pero… Creo que en algún lugar de mí, te quise aún y pensando que quien me había enamorado era otra persona, me siento honrado que alguien cómo tú me ame, y creo que no puedo pedir más, que la persona que amas te corresponda…

-          Gil, yo… Gracias, de verdad…

-          No tienes por qué darlas…

-          Eh… Gil, puedo… Puedo… besarte?

-          Estamos en medio de la calle…

Jake lo cogió por la mano y se lo llevó a un estrecho callejón.

-          Mejor?

-          Jake… Nunca he besado a nadie…

-          Ni yo, excepto a tu hermana, y no es que me agradara mucho…

Jake poco a poco se fue acercando a Gil, sus respiraciones se aceleraron, al igual que sus corazones, y al fin, después de tantos meses, sus labios se tocaron, moviéndose poco a poco, con dulzura, abrazándose, sabiendo que lo que hacían estaba mal, pero que su amor podía superar cualquier barrera. Sus labios se movieron acompasados, se acoplaban perfectamente los unos con los otros como si de sus instrumentos se trataran, formando un tipo de música inaudible, pero fuerte y tenaz, una música que les cambiaria la vida para siempre.

-          Gil, huye conmigo, nos iremos lejos, a vivir una vida juntos…

-          Si… Si tú estás a mi lado, no me hace falta nada más.

Y esa misma noche, partieron, sin apenas nada más que algo de dinero, el violín y ropa.

Más eso era lo de menos…

Cada uno llevaba el amor del otro, y nadie podría cambiar eso.

 

 

Notas finales:

Si os ha gustado me alegro u montoooon, si kereis k suba las otras k tengo decidmelo valeee??

(Aviso k son kilometricas.....)


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