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Lo que deja la marea por yaoiana

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Notas del capitulo:

Feliz Navidad¡¡¡¡, espero que celebren mucho esta fecha¡¡¡

Aqui les dejo la conti también como relago.. muchas gracias por leer y comentar   *0*

navi

 

-          A las sabandijas les encanta mantenerse en el suelo

 

-          Si lo dices por ti, no lo dudo *mirándolo fieramente*

 

-          Te crees mucho porque Sesshoumaru te defendió?

 

-          No necesito su ayuda para enfrentar a un tonto como tu

 

 

El oji ámbar se levanto molesto, con intenciones de callar a ese joven, pero luego recordó su beca… si hacia algo como eso, su beca estaría en riesgo…

Suspiro, recogió sus cosas y fue a sentarse en su asiento.  Cuanto comenzaba a odiar a las personas petulantes como  Naraku.

 

-          Así debes comportarte pobretón  *sonriendo cínicamente*

 

-          Imbécil  *susurrando por lo bajo*

 

 

Las clases terminaron al fin, miro el reloj y noto que iba retrasado para su trabajo; organizo sus cosas con prisa y cuando se disponía a salir del salón alguien lo detuvo.

 

 

-          Adonde vas con tanta prisa Takuma? Acaso huyes?

 

-          No tengo tiempo para desperdiciarlo en ti Onigumo y no te preocupes, otro día te pateare el trasero * saliendo del aula*

 

 

Sesshoumaru quien vio la escena tan solo rio estrepitosamente, aquel joven llamaba mucho su atención, algo no muy común en el.  Lo contemplo con la mirada y sonrió cálidamente… aquel año seria muy interesante.

 

 

-          Maldición… llegare tarde de nuevo, Kouga me regañara  *buscando su bicicleta*

 

-          Inuyasha¡¡

 

-          Miroku… hola… lo siento, mañana hablamos, se me hace tarde para ir a trabajar

 

-          Que tal si yo te llevo? Además, me mostrarías donde trabajas

 

-          No te incomoda?

 

-          Claro que no, quiero conocer en que trabaja mi mejor amigo

 

 

Inuyasha se monto en la ostentosa limosina,  mirando sorprendido los lujos de esta.  Su amigo lo miraba divertido, fijándose en cada facción que hacia su nuevo amigo.   

Después de algunas indicaciones por parte del peli plata, llegaron al restaurante; ambos entraron y se sentaron.

 

-          Miroku, espérame aquí, tengo que ir a cambiarme

 

-          Esta bien, te espero

 

 

El oji turquesa inspecciono el lugar con la mirada; era un sitio ameno y muy bien decorado, ahora sentía mucha más curiosidad por la vida de su amigo y aquel sitio donde laboraba.

Estaba ensimismado viendo aquel lugar que una gruesa y varonil voz lo exaltaron.

 

 

-          Disculpe, desea ordenar?

 

-          Ehh… yo  *mirando atentamente al sujeto*

 

-          Jefe… el viene conmigo

 

-          Ahh Inu, pensé que aun no llegabas, no te vi entrar… es amigo tuyo?  *mirando a Miroku*

 

-          Así es, es Miroku Miyagi,  mi único amigo en la academia

 

-          Mucho gusto, soy Giichi Kouga  * perdiéndose en aquellos ojos azules*

 

-          Mu… mucho gusto  *sonrojado y estrechándole la mano*  

 

-          Inu, tráele algo a tu amigo,  hazlo por cuenta de la casa

 

-          Si, gracias jefe  *yéndose a la cocina*

 

 

Miroku se sintió nervioso ante la abrumadora presencia de aquel sujeto, no sabia porque se sentía así,  a el no le atraían los hombres, pero este personaje lo cohibía y hacia sentir apenado… cual seria la razón para ello?.

 

 

-          Así que amigo de Inuyasha… espero que lo ayudes mucho, él tiene una vida un tanto complicada como para que tenga mas problemas en el colegio

 

-          Si, no me imagine que su vida fuese así   *mirando hacia el suelo*   el ver a mi amigo así, creo que me ha quitado una gran venda de los ojos.

 

-           Me alegro que un joven de tu estatus no sea enceguecido por el dinero  *sonriéndole*  poco a poco se que Inuyasha te ira enseñando que no todo en la vida es dinero

 

-          Jefe… que tanto le dice a mi amigo… espero que no lo este molestando  *llegando rápidamente a la mesa*

 

-          Hhaha… claro que no, bueno, ahora que estas aquí me iré a atender la administración… nos vemos Miroku   *marchándose*

 

-          Disculpa a mi jefe, a veces se pasa de amable

 

-          No te preocupes, me pareció muy simpático  *sonrojándose*

 

 

Inuyasha miro el sonrojo en las mejillas de su amigo pero no le presto atención, pensó que tal vez tendría calor por el día tan acalorado que hacia.  Le sirvió la bebida a su amigo, yéndose a trabajar cuando entraron mas clientes.

 

 

-          Miroku… si quieres puedes ir a tu casa… yo me tardo, salgo de aquí a las 9 de la noche, no quiero dejarte esperando tanto

 

-          Esta bien,  pero prométeme que otro día me invitas a tu casa… si?

 

-          Jjaja, por supuesto

 

 

Miroku se despido del jefe de Inuyasha y de este, quedándose de encontrar mañana en la escuela.  El oji ámbar tan solo sonrió al verlo marchar… cuando le alegraba tener una amistan como la de Miroku en esos tiempos de dificultades.

Giro su vista y pudo notar como los ojos de su jefe no se alejaban de la puerta.

 

 

-          Jefe… no me diga que le gusto mi amigo?

 

-          Bien, no te lo diré

 

-          No sabia que te gustaran los hombres

 

-          Aun desconoces muchas cosas de mi Inuyasha *sonriéndole mientras se iba hacia su despacho*

 

-          Vaya… esto no me lo esperaba

 

 

Al llegar a su casa vio todo en penumbras, aquello le dio un mal presentimiento; corrió hasta la habitación de su madre y la vio recostada, respirando dificultosamente.

Miro el empaque de pastillas de su madre y lo vio vacio,  se maldijo en ese momento,  había olvidado dejarle el dinero a su madre para que comprara más medicina.

 

La tomo en brazos y al salir paro un taxi indicándole que lo llevara al hospital.  Estaba angustiado, las recaídas de su madre por su pulmonía podían ponerla en peligro de muerte… si ella llegase a faltar… moriría con ella.   Vio como la internaban y lo dejaban a el en la sala de espera; luego de algunas horas, pudieron estabilizarla y lo hicieron pasar.

 

 

-          Madre… como te encuentras?  *tomando la mano de su madre*

 

-          Ya me encuentro bien hijito… no te preocupes

 

-          Porque no me recordaste acerca de los medicamentos?...  si tu me faltas…  me quedare solo  *llorando*

 

-          No llores hijo, estoy bien, aquí a tu lado

 

-          Sii

 

-          Que horas son?

 

-          Las tres de la  mañana *mirando su reloj*

 

-          Pero… llegaras tarde al colegio

 

-          Eso no importa…  quiero que estés bien madre

 

-          Pero no quiero que faltes al colegio

 

-          No te preocupes, pediré aquí una constancia y la entregare allá en el momento que entre  *tranquilizando a su madre*

 

-          Esta bien cariño

 

 

Espero a que le dieran de alta a su madre; la llevo hasta casa y le preparo el desayuno y por ahí derecho el suyo mismo. 

 

 

-          Hijo, no te preocupes por mi, no quiero que te retrases aun mas

 

-          Tranquila, ya estoy prácticamente listo,  desayuno y alisto mis cosas

 

-          Pero hijo, no has dormido nada desde ayer

 

-          Eso es lo de menos… come antes de que se enfríe

 

Luego de atender a su madre, se apresuro a tomar el bus y llegar al colegio.   Eran más de las 7:30 de la mañana, por lo cual llegaría a la segunda hora.

Toco la puerta de su salón,  al pasar le mostro la nota al profesor de turno y este le pidió que tomara asiento.

Pudo notar las miradas encima de si, mas no les presto atención y se sentó en su puesto;  la tercera y cuarta clase pudo aguantarlas pero poco a poco el cansancio lo venció,  quedándose dormido.

 

Sesshoumaru, se percato del estado de Inuyasha, lo movió disimuladamente pero este no despertaba.  Lo tomo de un brazo y lo llevo por su cuello… se excuso ante el maestro, diciendo que estaba enfermo y por eso lo llevaría a la enfermería.

Abrió sus ojos pesadamente y se sorprendió al no verse en el aula de clases; miro todo el lugar y denotó que era la enfermería.

 

 

-          Como es que…

 

-          Yo te traje *respondiendo la pregunta de Inuyasha*

 

-          Taisho?... porque me trajiste a la enfermería, no estoy enfermo

 

-          Eso ni tu te lo crees, mírate estas pálido, con ojeras y  no pude despertarte en clases  

 

-          No pude dormir bien, eso es todo

 

-          Entonces debiste quedarte en casa

 

-          No puedo hacerlo… si lo hago puedo perder mi be…  * guardando silencio a lo ultimo* de todas formas… no estoy enfermo, aun así, gracias por tu ayuda

 

-          Puedes contarme que te sucede?

 

-          Ya te di las gracias, es todo lo que tengo por decir

 

-          Porque eres tan esquivo?

 

-          No confió mucho en la gente y mucho menos en los niños ricos

 

-          Creo que estas generalizando mucho, no todos somos así

 

-          Quien me asegura que tu no eres así?

 

-          Yo te lo aseguro Inuyasha

 

-          Mmm… creo que puedo darte una oportunidad….   bueno, lo que pasa es que  no he dormido desde ayer porque mi madre estuvo hospitalizada… contento? 

 

-          Lamento escuchar eso

 

-          Bueno, ahora ya lo sabes… deberías volver a clases

 

-          Sabes Inuyasha, eres muy rebelde creo que me pensare el prestarte los apuntes de la clase en la que te quedaste dormido  *sonriendo imponentemente*

 

-          Tsk… lo ves, ya empiezas a ponerte pesado

 

-          Hhahaa, de acuerdo, luego de clases de los presto

 

-          Gracias Taisho

 

-          Sesshoumaru… desde ahora llámame por mi nombre  

 

-          Pero no somos amigos

 

-          Pero ya dimos el primer paso para serlo

 

 

El menor tan solo sonrió, aquel joven la perecía sumamente interesante e imponente, esperaba llevarse bien con el y quien sabe… a la final ser buenos amigos así como lo era de Miroku.

Luego de tomarse un energizante que le ofreció Sesshoumaru, juntos regresaron al salón, siendo observados especialmente por un par de ojos chocolate y otros carmín.

Aquellas dos mujeres lo miraban con odio y de forma despectiva, pero como siempre, las ignoro olímpicamente… ya se estaba acostumbrando.

 

-          Estos son los apuntes que te dije

 

-          Gracias Tai…. Sesshoumaru, te debo una

 

-          No es nada,  nos vemos mañana

 

-          Si

 

Decidió desatracarse ahí mismo, sabia que en el trabajo no le daría tiempo, además, no quería abusar de la amabilidad de su jefe.

Justo cuando terminaba, fue interceptado por dos mujeres, no podía negar que eran llamativas pero sus miradas de odio le advertían que eran problemas.

 

 

-          Disculpen señoritas, necesitan algo?

 

-          Claro que si, necesitamos que te alejes de Sesshoumaru… con tu pobre perfil tan solo lo opacas  *decía la oji carmín*

 

-          Mmm… bueno,  lamento decirles que no soy yo quien lo busca y si no quieren que él este conmigo, pues díganselo a él y problema solucionado  * recogiendo sus cosas*

 


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