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She's my twin sister por Suke-Chan

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Notas del capitulo:

Holaaa~
Gracias por los reviews! La verdad no los esperaba tan pronto, pensé que iba a subir el segundo cap antes de que cualquiera comentara ^^

Bueno... Ah! Necesito ayuda(? si alguna me puede explicar como poner más nombres de personajes... Porque cuando intenté poner dos, me dejó solamente uno :/ No entiendo nada (?

Gracias de nuevo ^^

Ahora sí, al fic ^^

Despertó en la enfermería con una fuerte jaqueca, a su izquierda estaba Draco apresando su mano mientras la miraba con el rostro torcido en una mueca de preocupación, a su derecha Harry Potter también la miraba pero con curiosidad, al igual que Hermione y Weasley.

- Sabía que esa estúpida tarta tenía huevo.- Observó quejándose quedamente.

- Tu y tu estúpido vegetarianismo, Alex. Casi me matas del susto.- Le regañó Draco.

Su hermano se había creído la mentira, pero no los otros que aún la miraban de la misma forma. No tenía que ver con los ingredientes de la comida, su desmayo había sido por la conexión mágica que aún la unía a Potter de una manera casi imperceptible. Había leído al respecto, pero por Morgana si ese chico era su alma gemela estaba claro que estaban en problemas a menos que su relación mejorara. El alma gemela no necesariamente lleva a una relación romántica y eso es claro, pero ella no pensó que terminaría siendo íntima amiga del niño de oro por ese motivo.

- ¿Y ustedes tres que hacen aquí?

- Perdón por preocuparnos.- Objetó Harry rodando los ojos.

- ¡Merlín! Cálmate estúpido Potter, no ves que mi hermana está débil.

- Tu cerebro está débil Draco.- Dijo mientras se sentaba.- Estoy perfectamente y creo que un round de insultos me despertará.

Las risitas ahogadas de los otros tres no pasaron desapercibidas por los gemelos, y el chico los miró con desprecio mientras ella lo hacía divertida.

- Potter, creo que tu preocupación es innecesaria. Sólo fue algo que comí, eso es todo. A menos que te hayas entusiasmado con mi tregua.

Silencio. Draco que reía burlonamente a lo que Harry le envió una mirada asesina.

- Mi hermana es demasiado para ti Potter.- Pronunció con suficiencia.

- ¿Ya le buscas intenciones románticas para conmigo? No lo celes tanto dragón.

Los dos se enrojecieron hasta las orejas e iban a objetar, pero Madame Pomfrey llegó a ver como se encontraba. Después de algunas indicaciones y de entregarle una planilla con los platillos que podía comer (no le habían hecho un menú especial, sino una lista con los alimentos que ella consideraba apropiados para sus hábitos alimenticios) todos se fueron juntos, Draco y ella tomados de la mano.

- Aquí nos separamos.- Dijo el con un suspiro.

- No te preocupes por mi, soy fuerte.- Dijo golpeándose el pecho teatralmente.

- No es eso lo que me preocupa.- Suspiró otra vez.- Adiós.

Ella se giró, aun sorprendida por las palabras de su hermano y miró a los otros tres que la esperaban a los pies de una escalera. Fue detrás de ellos y comenzaron a subir.

- Esto... Alex.

- Sin preguntas Harry. No lo sé.

Una vez en la torre Gryffindor, se sentaron en uno de los sillones frente a la chimenea y se miraron largamente. La primera en abrir la boca fue Hermione.

- Así que... ¿En que colegio estabas?

- Durmstrang. Un infierno.

- Pensé que era sólo para varones.- Dijo Ron sorprendido.

- Tienen una división para las mujeres que son lo suficientemente poderosas o inteligentes. A las que se les da bien la magia oscura que enseñan. Hay diferentes niveles de enseñanza, pero como eramos pocas, las clases se daban todas juntas, era nivelarse con las mayores o ser castigadas.

- ¿Castigadas?.- Cuestionó Hermione preocupada.

- Imagínalo... O mejor no. Un director, 15 profesores y 20 chicas. Además del alumnado masculino. Tenían permitido hacer lo que se les diera la gana con nosotras si no cumplíamos con las exigencias de las clases, por eso eramos demasiado unidas. A veces hasta nos castigaban a todas por el error de una, así que ni bien entraba una chica nueva se le ayudaba a nivelarse.

- Eso es horrible. ¿Cómo lo permitía tu padre?

- A mi nunca me pasó, siempre lograba defenderme en los castigos o zafarme de ellos. Es fácil teniendo mi voz y mi inteligencia. Además de ser hija de quien soy, Karkaroff no se arriesgaría a que mi padre tuviese un motivo para patearle el trasero.

- ¿Por eso te sacó de allí?- Preguntó Harry que se había limitado a escuchar.

- No precisamente. Mamá lo sabía, y nunca quiso que yo cursara allí, pero mi padre estaba demasiado orgulloso de mis poderes como para no presumirlos en un colegio como ese.

- ¿Entonces por qué estás aquí?

- ¿Que tantos prejuicios tienen?

- No muchos, son de gente ignorante.- Opinó Hermione.

- Unos pocos, y respecto a personas que no vienen al caso.- Dijo Ron.

- Nunca me inculcaron ninguno.- Se encogió de hombros Harry.

Respiró profundamente, estaba a punto de contarles algo demasiado preciado, una parte de sí misma que no era pública por ahora. Estaba segura de que algo sucedería, esperaba que no principalmente porque luego de aquella manifestación mágica entre ella y Harry, cualquier rechazo por parte de este la destrozaría.

- Bueno... Creo que puedo confiar en eso. Obviamente esta información es absolutamente secreta y no debe salir de ustedes tres, porque me obligarían a cortarles la lengua y metérsela por el trasero.

- ¿La amenaza era necesaria?- Preguntó Ron pasando saliva.

- Posiblemente no, pero créanme que seré más misericordiosa que Draco.- Suspiró para infundirse valor.- Cuando entre a Durmstrang no conocía a nadie, pero instantáneamente todas buscaban simpatizar conmigo para nivelarme rápidamente, por los motivos que ya conocen. Entre las primeras que se me acercaron estaba Joanne, era un año mayor que yo y muy inteligente también. Era simpática, un poco débil de salud y algo complicada para expresarse sinceramente. Nos hicimos amigas y... De un momento a otro me vi disfrutando demasiado de su compañía. Traté de alejarme de ella, buscando compañías masculinas entre el resto del alumnado. Siendo quien era, muchos me trataban como a un objeto al que presumir y otros me tenían demasiado respeto. Unos pocos me veían por una simple persona, lo que soy y llegué a congeniar con ellos. Uno de ellos, por lo que descubrí después se había enamorado de mi e intenté corresponderle. Obviamente no funcionó y a los pocos meses terminé con la relación que llevábamos, eso había arruinado nuestra amistad, a pesar de que el noviazgo que llevábamos en ese entonces era casi como eso. Aun hoy me siento demasiado joven para cualquier cosa de las que pasaron... No con él, claro.

» Cuando nos separamos me di cuenta de por qué no había logrado corresponder a aquellos sentimientos. Algo que me había negado a mi misma durante esos meses, faltaban pocas semanas para volver a casa y tenía que decir algo al respecto. Una noche me acerqué a la cama de Joanne y la desperté. Salimos a escondidas y nos refugiamos en un las duchas compartidas de nuestro dormitorio. Ahí se lo dije, me había dado cuenta de que estaba enamorada de ella. Eramos aún muy jóvenes, más yo y no comprendíamos, no veíamos más allá de aquello que teníamos. Nos separamos para volver con nuestras familias, pero nos escribíamos regularmente.

» Al comienzo del segundo año, comenzamos a dejar de escondernos para algunas cosas. Siempre podían vernos tomadas de las manos, o recargadas la una en la otra bajo la sombra de algún árbol. Pocas personas podían ver lo que en realidad era y a la mayoría no le interesaba en absoluto. Medio año transcurrió tranquilo y para las vacaciones los padres de Joanne me invitaron a pasar una semana con ellos antes de navidad. Disfruté como nunca esos días, los pasábamos volando por el campo o leyendo tranquilas en su biblioteca. Manteníamos ciertos protocolos frente a los demás para que no se dieran cuenta de nada, pero creo que no funcionaron como esperábamos. Al llevarme de regreso a casa, ambos padres de Joanne se presentaron ante los míos. Tuvieron una larga charla mientras que Draco, ella y yo tomábamos té en el jardín. En un momento estábamos riendo y al siguiente estaba siendo cruciada sobre el pasto. Sentía el llanto de ella a mi lado, pero cuando estiré la mano para tocarla, un pie me lo impidió.

» Los padres de Joanne habían pedido concertar un matrimonio entre nosotras, su estatus social no era muy elevado, por lo que les convenía que su hija se uniera a una Malfoy. Mi padre desconocía toda esta situación y sintiéndose avergonzado me había atacado. Creo que si no fuera por la intervención de mi madre estaría muerta. Lucius me insultó, me mortificó psicológicamente durante semanas y luego tomó la decisión. Lo mejor sería que me alejara de ella, “habiendo tantas brujas en el mundo, de sangre y linajes más puros que el suyo.” era lo único que me gritaba cada vez que discutíamos al respecto. Nos reunimos padres e hijas una vez más y ese fue el final. Se hicieron los tramites pertinentes de inmediato y... Aquí estoy.

Sintió los brazos de Hermione sobre sus hombros y la mano de Harry sobre la suya.

- Eso es horrible. Tu propio padre...- Medio sollozo la castaña.

- Lo esperaba Hermione, pero tiene una razón completamente diferente para reaccionar así. No le molesta mi sexualidad, después de todo él también tiene sus actividades que cree secretas, lo que más le disgusta es que no podría darle nietos.

- No es razón para tratarte así.- Se quejó Harry.

Ron no había pronunciado palabra, se notaba que aún estaba procesándolo y con tono inocente preguntó.

- Entonces eres... ¿Ho-homosexual?

- No, aún me atraen los hombres, pero son contados casos y aún así me siento incómoda con ellos.

- Ah.

A partir de allí el silencio reinó. Harry le lanzó un par de miradas comprensivas que entenderían todos más adelante y Hermione la abrazó aún más fuerte.

- Creo que deberíamos ir a dormir. Y considero necesario repetirles que mantengan esto en completo secreto, no pensaba contarlo al menos en un tiempo...

- No te preocupes.- Dijeron los tres a la vez.

- Puedes confiar en nosotros.- Dijo Harry con una sonrisa.

- El que seas la hermana de Malfoy no cuenta ahora.- Dijo Ron, a lo que se llevó una mirada de reproche de parte de Hermione.

- Anda, vamos a la cama.- Dijo la castaña.- Todos.- Terminó mirando a los otros dos.

Así se dirigieron cada uno a sus dormitorios. Esa fue la primera noche y la confesión estaba hecha. A pesar de que ella no se lo había propuesto, había confiado en tres desconocidos, les había dado su alma. Para ella, era un sentimiento nuevo.

Se acostó cerrando las cortinas de su cama, se removió intranquila por lo que insonorizó a su alrededor y buscó unas cartas en su baúl. Se recostó y comenzó a leer la última nota que había recibido de Joanne.

“Querida Alex:

Los castigos se han vuelto regulares. Supongo que tu padre tiene que ver en esto, pero no te culpo. Mis padres están haciendo los trámites para sacarme de aquí también. Siento mucho lo que ha pasado, y tengo que repetírtelo: NO ES TU CULPA, mis padres quisieron aprovechar la situación, pero no esperaban esa reacción de Lucius y jugaron mal sus cartas.

Espero seas consiente de que esto que siento, está manchado ya y no hay vuelta atrás ahora. Siempre guardaré los momentos vividos en mi corazón, como mi tesoro más preciado y espero que algún día, libres de todos, nos encontremos a rememorarlos. Una taza de tu te favorito estará esperándote siempre.

Tuya, Joanne D'Valois”

Lloró y lloró. Como siempre que la leía. Gritó de dolor, mientras este se extendía por su pecho y luego de toda esa agonía, sin darse cuenta, se quedó dormida.

Notas finales:

Que les parece?
Es triste, pero era una reacción normal. Lucius al igual que yo, considera a Alex una nena. No que no sepa quien es, sino que la ve muy joven para cualquier tipo de relación, además de que se debe haber imaginado cualquier cosa.

Espero sus reviews ^^
Y no decepcionarlas con el resto del fic ^^

Byeeee~ se cuidan ^^


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