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SECRETO A UNA VIDA por Alhen Lawliet

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Notas del capitulo:

Espero que les guste, jejeje el título tiene que ver con un libro que había leído Ryuuzaki, el cual invente yo... preo si hay un titulo parecido... es pura coincidencia O.0 ok?

- ¿Jamás has tenido motivo para sonreír? Pero… para sonreír no se necesita un motivo.

- ¿No? ¿Y la felicidad no es un motivo?

- Eh… si… pero…

- Si no se es feliz que sentido tiene sonreír.

Aquello le hizo pensar. Sayu no solía hacer eso a menos que fuera de su interés o importante, pero las palabras de su “nuevo” hermano, le hicieron reflexionar.

- ¿No eras feliz?

- …

Aquel silencio le hizo creer a la chica que aquel pelinegro no hablaría de aquel asunto. Ella era curiosa y no le gustaba quedarse sin que le dieran la información que deseaba, pero en ése tiempo, ella aprendió que aveces si una persona quiere callar algo es por que no desea pensar en ello por que o le duele o no tiene el animo de compartirlo con alguien más.

Entonces, decidió cambiar el tema. Ella le sonrió.

- ¿Hay algo que te guste hacer?

- …

Eso lo dejó pensando. ¿Algo que le gustaba hacer? Resolver casos interesantes que desafíen su intelecto, eso le gustaba o ¿no?.

- ¿Te gusta leer?

Le preguntó la chiquilla. Ryuuzaki quedó pensando y entonces le respondió.

- No suelo leer mucho.

- ¿Algo?

- mmm… creo, que una vez… leí un libro que me interesó mucho.

- ¿Cómo se llamaba?

- No recuerdo muy bien, creo que se llamaba “La rosa escarlata”.

- ¿La rosa escarlata? ¿de qué trataba?

- Era… un detective que investigaba un crimen que parecía indescifrable… que se enamoró…

- Eso suena… raro.

- Lo se… pero no se por qué… siempre quise entender a ése detective.

- Yo creo…

Ryuuzaki se le quedó viendo un rato, en lo que la chica parecía pensar algo, como si se hubiera acordado de algo y entonces, como si hubieran accionado un botón, ella saltó y chasqueó los dedos en un modo triunfante mientras sonreía.

- ¡Ya lo tengo!

El pelinegro se sorprendió mucho al escuchar eso. Miró con curiosidad a la chica.

- Cerca hay una Biblioteca, posiblemente ahí se encuentre ese libro.

- Quizás…

- Entonces, ¿Qué esperamos? ¡vamos!.

La chica tomó la mano del azabache y lo arrastró literalmente de la habitación y casi tirándolo por las escaleras por la prisa que parecía llevar. Se acercaron a la puerta de salida al tiempo en que Sayu le gritaba a sus padres.

- ¡Papá, mamá! Saldré con Ryuuzaki a comprar un libro, regresamos al rato.

Y con eso, salió con el pelinegro que deseaba que aquella niña no lo obligara a correr, no estaba del todo acostumbrado a caminar, mucho menos a correr. Pasaron por una calle, cruzando la esquina y recorriendo unos cuantos puestos y casas, llegaron a una biblioteca pequeña y algo antigua. Al entrar, la campanilla que colgaba de la puerta, anunció su llegada. Ryuuzaki observó todo el lugar y con asombró recorrió con la mirada cada rincón del lugar que tenía libros y libros por doquier. Algunos antiguos y otros más nuevos.

Un hombre anciano salió de una habitación al fondo, tenía su cabeza calva, con una ligera barba blanca, casi encorvado, vistiendo un saco gris y un pantalón negro, en su cuello colgaba enredada una bufanda a cuadros de color rojo y negro.

- ¿Qué se les ofrece?

Preguntó con amabilidad a los dos presentes. Su voz se escuchaba algo desgastada pero aún con fuerza. Sayu habló.

- Buscamos un libro que se llama “La rosa escarlata”, ¿La conoce?

- ¿La rosa escarlata…

Se quedó pensando un momento.

- ¡Ah! Si. La conozco. Es una novela algo difícil de conseguir, no se hicieron muchas copias del libro. No tuvo mucho éxito en el público. Me parece una lastima. Es una joya invaluable. Su autor fue un escritor muy talentoso, pero no es muy conocido. Lo tengo por aquí. Es el último ejemplar que tengo en todo el local.

El anciano caminó hasta un rincón muy alejado y subiendo un par de escalones, consiguió alcanzar el libro polvoriento. Bajó y contemplando el libro, sopló para despejarlo del polvo que se había acumulado en el. Se acercó a los jóvenes y les extendió el libro.

- Muchas gracias.

Mencionó la menor.

- ¿Cuánto cuesta?

Preguntó el azabache. El anciano le pensó un rato.

- Bueno, siendo un libro algo antiguo, de los primeros volúmenes… sumando a que son pocos los ejemplares y que éste es el último que queda… se los regalo.

- ¿Qué?

Fue la respuesta de ambos. Ryuuzaki habló entonces.

- Pero… si es verdad lo que dice, el precio del libro debe ser un poco elevado… podría afirmar que es un libro de colección.

- Y así es… pero aquí solo se maltratará y nadie nunca lo comprará. Acéptenlo, es un obsequio.

- Yo… le agradezco mucho señor, pero no me parece justo que nos lo regale solo así…

- Joven, no se preocupe. Pueden llevárselo. Vuelvan cuando gusten.

- Muchas gracias señor.

Dijo la pequeña Sayu. Ambos salieron del local y regresaron a casa. Ya en la habitación de Ryuuzaki, Sayu parecía intrigada con el libro.

- Oye… Ryuuzaki. ¿Podrías leerme el libro, por favor?

- Eh… si, claro.

El azabache, tomó el libro en sus manos y lo abrió en una página al azar y leyó el texto:

“…El miró el cielo, que lloraba con melancolía. Parado en medio de la calle desierta, deseando poder entender todo, a aquella persona, al misterio… pero sobre todo, trataba de entenderse a sí mismo. ¿Esto era lo que siempre había deseado? ¿Era ése su sueño de infante? ¿Qué era lo que realmente buscaba?, ¿Un misterio?, ¿Una persona?, ¿Un objeto? ¿Qué?, ¿Qué era lo que buscaba.

Su mente se llenó de dudas. No comprendía nada. Su corazón latía con violencia cada vez que pensaba en aquel rostro que parecía burlarse de el y que a la vez, lo miraba con ¿Amor? ¿Ternura? Sus manos presionaron su cabeza, tratando de sacar aquello de sus pensamientos, aquello que lo desgarraba como un puñal de oro, hermoso, sacado del fuego, destinado solo a el.

¿Era amor lo que sentía?, ¿Desesperación?, ¿Odio? ¿Qué?, ¿Qué era lo que sentía?… “

Sayu había escuchado todo con total atención e interés. Aquellas palabras parecían mostrar a una persona perturbada, desesperada, confundida.

- Es un texto extraño.

- Todo el libro en sí lo es. Por eso me interesa. Muestra algo que uno no se espera, un mundo donde lo emocional confunde lo racional.

- Creo… que el detective se está enamorando pero no quiere creer aquello. Quizás solo tenga miedo de admitirlo por que si lo admite… teme que lo lastimen.

Aquello ya lo había pensado. Pero había algo en ése libro que le fascinaba y no era solo por el hecho de los complejos amorosos del detective, si no su vida, sus deseos… algo había en ése personaje que lo atraía demasiado.

Notas finales:

Ahora me emocioné mucho escribiendo y cuando me di cuenta ya tenía tres páginas, jejejeje ^^ espero que les haya gustado el capi. como ven, a Sayu ya le esta cayendo bien a Ryuuzaki. podrían convertise en muy buenos "Hermanos" jejejejejeje. reviews plis. recuerden, sus sugerencias son bien recibidas.


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