Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre junto a mi por -Betsa-

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:


Aburrido... aburrido, aburrido, aburrido...

No había otra palabra más para ese momento que aburrido.

-Mihael deja de perder el tiempo y has tu tarea- esa era la fastidiosa de Mary tratando de hacerla de niñera mientras Jane no estaba.

-Pero si estoy haciendo mi tarea- dijo el pequeño en tono de aburrimiento sentado en la diminuta sillita y recargando sus codos en la mesa bajita donde hacia sus deberes.

-No creo que estar viendo por la ventana sea hacer tu tarea mejor concéntrate, recuerda que te han...

-Si si ya sé, me han dejado a tu cargo- la interrumpió fastidiado y comenzando a escribir de nuevo en su cuaderno resignándose.

Mary simplemente lo miró con gesto desaprobatorio pensando que el chiquillo se volvía muy rebelde si no era Jane quien lo cuidaba. Mientras tanto el pequeño Mello esperaba a que la criada se fuera para mirar de nuevo hacia la ventana; hacia ya unos meses que había conocido al hijo de su nana, el pequeño Matt, aunque al principio lo esperaba todas las mañanas al llegar ella, ahora las cosas habían tenido que cambiar ¿y todo por qué? La maldita escuela... ¿Por qué las vacaciones no podían durar por siempre?

Mihael odiaba la escuela, casi no tenía amigos en el kindergarten por lo que se la pasaba realmente solitario, eso sin mencionar que le dejaban esas horribles tareas en las que tenía que hacer planas y planas de garabatos que él ya tan bien conocía, esa misma plana que se supone estaba haciendo en ese momento; apenas llevaba un par de las cinco que le habían dejado pero no estaba con ánimos de continuarla prefería esperar un poco más, además de que ya era fin de semana, no entendía porque Mary insistía en que hiciera toda su tarea en viernes.

Miró el reloj junto a su cama... la 1 de la tarde, ya era hora de que Jane regresara, se levantó de la sillita dejando a un lado su lápiz y se dirigió al borde de la ventana subiendo con la misma dificultad y sentándose un momento después a esperar la llegada de su nana. Obviamente también Matt había tenido que entrar de nuevo al colegio, para él era el último año en el kindergarten y estaba acostumbrado a convivir con otros chiquillos pero para Mello que apenas iniciaba no era exactamente lo mismo; pero el problema con haber entrado a la escuela no era si convivía o no, eso podía soportarlo, el problema era que ahora podía pasar menos tiempo con Matt... por las mañanas Jane se encargaba de llevar al pequeño Mihael a la escuela y alrededor del medio día Mary pasaba a recogerlo para llevarlo de nuevo a casa e inmediatamente le exigía hacer su tarea ¡que molesta! Matt en cambió tenía un horario diferente, entraba un poco más tarde por lo que también salía más tarde y Mello tenía que esperar hasta que Jane fuera por él y lo trajera a la casa.

Por fin la espera llegó a su fin cuando después de cinco minutos vio entrar por la puerta a Jane seguida de un saltarín chiquillo pelirrojo que traía una mochila en la espalda, instintivamente el recién llegado miró a la ventana superior izquierda de la casa encontrando su mirada con la del rubio que le miró sonriente antes de salir disparado hacia las escaleras, el pequeño Matty sonrió de igual manera adelantándose a la entrada de la casa y abriendo con algo de dificultad la puerta para después correr a las escaleras donde se encontró a  su amiguito a medio camino.

-Te estaba esperando, vamos a jugar en el patio- dijo el chiquillo de ojos azules bajando el resto de la escalera paso a pasito y con mucho cuidado hasta que finalmente al llegar al final tomó la mano de su amigo y ambos corrieron hacia la puerta de la cocina que conducía a los jardines traseros.

-¡Hey chiquillos!- se detuvieron a mitad de la cocina cuando los ojos esmeralda de Jane se clavaron en ambos con autoridad- Esta vez no los voy a dejar escapar tan fácil, primero van a desayunar.

-Pero mami...

-Nada de mami, van a desayunar y eso es todo, ya después podrán jugar todo lo que quieran.

-Pero Jane... no es justo siempre te llevas a Matt muy temprano - el puchero que hizo el pequeño rubio siempre solía funcionar con su nana, pues su dulce y redonda carita se mostraba tiernamente inconforme sin llegar a la rebeldía de algunas ya raras ocasiones.

Su nana lo miró duramente por un minuto hasta que suspiró resignada ante la mirada tristona de ambos chiquillos.

-Miren les propongo un trato ¿si?- se puso de cuclillas para poder verlos de frente- ¿qué te parecería si el día de hoy me llevo a Matt más tarde? Pero a cambio debes desayunar, comer y bañarte a la hora que yo te diga ¿de acuerdo?

-Mmmm...- Mihaelito se lo pensó por un momento ¿Qué tanto podía costarle hacer caso a todo lo que le decían?- Esta bien pero no solo quiero que te lo lleves más tarde- concluyó mientras seguía haciendo negocios.

-Entonces que quieres que haga- dijo la niñera sonriendo ante lo astuto que resultaba ser el pequeño Mihael.

-¡Quiero que el día de hoy Matt se quede a dormir conmigo!-  al escuchar esto su amiguito pelirrojo sonrió radiante mirando suplicante a su mami.

-¿Si mami? Por favor... por favor... por favor-

-Pero Mihael tu mami no querrá que hagamos eso- dijo la otra sonriendo aún.

-Yo la convenzo ¿si? Por favor Jean- la aludida los miró a ambos primero pensándoselo muy seriamente, pero al ver las caritas ilusionadas de ambos pequeñines finalmente tuvo que ceder mientras sonreía.

-Bueno si convences a tu mama...

 

-¡¡¡¡YEII!!!!!!- gritaron los pequeños al unísono.

-Vamos Matt tenemos que desayunar y luego iremos a bañarnos- el rubiecito se llevó al pelirrojo de la mano llegando hasta la mesita del desayuno donde fueron sentados por Jane en una silla con un cojín.

-Si hoy nos vamos a portar muy bien- dijo con las mejillitas rosadas de la emoción el pequeño de ojos esmeralda.

Su madre no podía hacer más que mirar a ambos pequeños sonriendo mientras les servía su avena, tanto el niño Mihael como su hijo se veían tan felices, definitivamente a su pequeño buena falta le hacía tener un amigo así con quien poder sonreír, había pasado por tanto...

 

oooOOOoooOOOooo

Las risas infantiles de ambos chiquillos resonaban contra las paredes de azulejo en el gran baño, ambos niños jugueteaban en la tina de baño tomando las burbujas en sus manos y soplando por doquier observando como el cuarto se llenaban de innumerables burbujitas que hacían "POP" al reventarse. Mientras cada uno miraba este bello espectáculo, uno de ellos se perdió en un pensamiento algo triste y melancólico, el rubiecito miraba las burbujas mientras recordaba como hacía apenas muy poco su padre todavía se bañaba con él y solían jugar a mojarse al igual que lo estaban haciendo ellos,  sin embargo poco duraron sus pensamientos cuando un patito de hule fue a caer a su cabeza cuando hubo sido lanzado por su amigo pelirrojo.

-Hey que pasa- le dijo su amigo sonriendo con su peculiar forma- ¿acaso es que estás triste?- ahora su semblante era de preocupación.

-No, no...no pasa nada solo... recordaba un poco sobre mi papá- dijo con algo de pesar en su voz.

-Eh? ¿Tu papá? Ah es cierto... recuerdo que dices que lo ves muy poco- dijo el otro en tono aun preocupado.

-Si así es... y antes no había tanto problema porque mi mami estaba conmigo pero desde que se fue...- el silencio se apoderó del cuarto de baño, solamente las pocas burbujas que quedaban haciendo POP se escuchaban haciendo eco en aquel lugar.

-Pero no te preocupes- al voltear a mirar a su amigo de ojos verde esmeralda se encontró con otra de esas hermosas sonrisas que siempre le dedicaba- tal vez es algo difícil ahora pero verás que un día vas a estar mucho tiempo con él y también con tu mami- ensanchó su sonrisa mientras acariciaba tiernamente la cabeza del rubiecito que simplemente le devolvió la sonrisa, en ese momento la puerta del baño se abrió y Jane entró con un par de toallas.

-¿Están listo peques? Es hora de salir del baño

 

oooOOOoooOOOooo

 

La noches se había extendido completamente sobre la tierra, hacia un poco de viento afuera y los arboles se movían al compás de este mismo que anunciaba la llegada de las temporadas frías, pero todo estaba muy cálido dentro de la casa donde dos pequeños conversaban cubiertos por dos cálidas mantas mientras bebían leche con chocolate caliente en una pequeña tacita de la que podían tomar como si fuera un biberón.

 

-Entonces ese día mi mamá me contó que mi papi había sido una persona de una familia muy pobre pero fue muy listo para lograr todo lo que ahora tenemos, ella siempre dice que mi papá es como un héroe y por eso debo quererlo mucho porque siempre hace muchas cosas por mí- el niño rubio estaba sentado en la pequeña cama individual de la habitación de huéspedes junto con su pelirrojo amigo que más que haberse quedado en su propia cama que estaba justo al lado, prefirió sentarse en la cama de su amigo a seguir escuchando historias sobre su padre.

-¡Wow! ¡Eso es increíble! Debes estar muy orgulloso de tu papi- decía el otro pequeño tomando de su leche.

-¡Pues claro que sí! Mi mamá siempre me contaba historias tan buenas de él que es imposible no estarlo, es por eso que yo...- su mirada entonces se tornó con un dejo de tristeza misma que se apresuró a omitir y a reemplazar por una sonrisa cuando su amigo lo miró preocupado nuevamente- pero está bien, como dijiste algún día mi papá pasará mucho tiempo conmigo hasta entonces debo tratar de ser mejor en la escuela para ser tan listo como él.

-Tienes razón- su pequeño amiguito devolvió la sonrisa.

-Y ahora cuéntame sobre tu papi, de seguro debe ser una persona muy alegre porque tú siempre lo eres- la pregunta que inocentemente hizo el pequeño rubio tan solo hizo ensombrecer ligeramente el semblante de su amiguito- ¿Qué pasa dije algo malo?

-No, para nada... es solo que... bueno yo no conozco a mi papá- lo dijo tan tranquilamente pero eso no evitó que el corazón se le helara al rubiecito al escuchar tales palabras.

-Yo...lo... lo lamento mucho, no sabía...- dijo apenado y el otro simplemente negó con la cabeza mientras volvía a sonreír.

-No... no te preocupes en serio, mi mami me ha explicado que mi papá no podía cuidar de nosotros pero está bien, mi mami me quiere y me cuida mucho y por eso estoy muy feliz- la típica sonrisa de siempre se extendió en su redonda carita y Mello se preguntó si esas sonrisas de verdad siempre serían sinceras.

-Además- continuó el pelirrojito- ahora soy mucho más feliz porque mi familia ha crecido, antes solo tenía a mi mami, a mi abuela y mi abuelo pero ahora tengo un miembro más y es como si de verdad fueras de mi familia.

Mello le miró sin poder creer las dulces palabras de su amigo y a la hermosa sonrisa que este le dedicó le devolvió otra con la misma alegría pero algo de pesar, de un momento a otro dejó su leche con chocolate en la cómoda y se lanzó a abrazar con ternura a su amigo colocando su pelirroja cabeza en su pecho, el pequeño de ojos verde sorprendido por el repentino abrazo no reaccionó instintivamente sino hasta que sintió las suaves manos de su ángel acariciando su cabello con dulzura; era cierto no muchas veces tenía tantas ganas de sonreír pero lo hacía y a pesar de haberle mostrado una sonrisa a su amigo este se había dado cuenta que en realidad estaba triste; se dejó abrazar y también le abrazo por la cintura dejando que su amigo le consolara silenciosamente, permanecieron así, sin decir nada durante unos minutos hasta que la suave e infantil voz de Mello le habló susurrando.

-Tú también eres como un miembro de mi familia. A veces pienso que eres como un primo para mí o un hermano, no sabría decirlo, es algo que no logro entender muy bien... pero ¿sabes? Cuando juego contigo soy muy feliz y quiero que tú también lo seas

Volteó instintivamente a ver esos pequeños ojos azules que le miraban con tanta ternura y una vez le hubo dedicado otra alegre sonrisa volvió al pecho de su rubio amigo dejándose consolar un poco más mientras poco a poco silenciosas lágrimas salían de sus ojos sorprendiendo hasta a él mismo, hacia tanto había dejado de llorar.

 

 

oooOOOoooOOOooo

 

Despertó en la cama del lado derecho de la habitación, se levantó y miró la cama contigua viendo que el pequeño Mello se encontraba durmiendo en ella, miró el reloj colgado en la pared, ya pasaba de media noche, según sabía la madre de Mello llegaba después de las diez, seguramente habría sido ella quien los colocó a cada uno en su cama después de que se quedaron dormidos abrazándose.

Se quitó de encima el calentito cobertor y bajó de la cama que era más bajita que la suya por lo que no le costó tanto, fue hacia la cama donde dormía su amigo y se acercó para verle; parecía realmente un ángel mientras dormía, su respiración suave le hacía levantar las cobijas levemente, dormía sobre su costado derecho pero al verle el rostro notó una leve mueca de desagrado como si estuviera teniendo pesadillas.

-P-Papi- susurró en sueños mientras su pelirrojo amigo sonreía al mirarle.

-Pobre Mello, no sigas soñando feo, yo estoy aquí- susurró a su lado.

Entonces recargándose en la suave cama logró acercarse más a su amigo y mientras este dormía colocó un tierno y casto beso sobre su mejilla izquierda con lo que el pequeño dormilón relajó ligeramente el gesto hasta quedar tranquilamente dormido en un gesto de absoluta paz.

 

-Te quiero pequeño Mello- susurró a su oído mientras volvía a su cama y se tapaba de nuevo.

 

Se recostó sobre su costado derecho y miró sonriendo a su querido hermanito-primo rubio, sus ojos empezaban a pesar pero no por eso dejaba de sentirse tan bien, le dedicó una última miradita a través de sus somnolientos ojitos verdes antes de quedar profundamente dormido en un sueño lleno de tranquilidad, no tenía más de que temer, estaba seguro que mientras tuviera a su amiguito junto a él no debía volver a estar triste, se tendrían el uno al otro.

 

 

"Como olvidar el primer beso de buenas noches"

 

Notas finales:

SIGO SUBIENDO


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).