Como pueden notarlo les contare la historia de como, cuando y donde lo vi por primera vez. No se si suene muy cliché pero me enamore de el al primer momento que lo vi y con un poco de resignación me doy cuenta poco a poco de lo mucho que daría por estar a su lado de nuevo pero ocurrió algo que no pude evitar y ese fuel el hecho de haberlo alejado de mi vida para siempre mintiéndole y engañándole pero sigo pensando que fue lo mejor que pude hacer antes de cometer una locura.
Viaje por las vacaciones del instituto y por mi cumpleaños numero 17 a una ciudad que soñaba desde hacia un tiempo de conocer, Austria. Me fascinan las ciudades monárquicas y sobre todo esas historias de amor perdidas entre los siglos, olvidadas en las esquinas y en la oscuridad donde las parejas se amaban para no ser encontrados y otros solo pagaban para poder tener un poco de placer con que poder regodearse frente a sus amigos. Esas historias me fascinan y desde que tengo memoria siempre he querido vivir mi propia historia pero por desgracia nunca había pasado nada interesante en ella. No me quejaba de ella pero mi corazón pedía a gritos que algo pasara para sentir cosas nunca antes experimentadas.
La noche que llegue a Viena fui directo al lugar donde me quedaría todo el verano. Era una posada bastante acogedora y la señora encargada fue bastante amable conmigo. Me costo mucho convencer a mi madre de quedarme allí porque ella prefería algo mas “cómodo” alegando que seria mejor que me hospedara en alguno de nuestros hoteles pero yo no querría atención de sobra además que sabia que me estarían vigilando las 24 horas del día así que después de discutirlo accedió a pagarme una habitación en la posada que ella eligió.
Desde mi habitación había una hermosa vista al cielo nocturno con todas sus bellas y odiosas estrellas moneándose por todo aquel espacio oscuro e infinito. Suspire y me tire en mi cama doble para ver el techo.
-Bien Katzel y ahora que?- me pregunte en voz alta.
No habían pasado ni cinco minutos cuando la respuesta llego a mi mente. Saldría a conocer la Viena nocturna. Me puse nuevamente de pie con las energías renovadas y me metí al baño de paredes blancas al igual que todo, el espejo estaba enmarcado con bronce como las orillas de la pequeña tina. Tome una ducha rápida y a los diez minutos ya me encontraba colocándome unos pantalones vaqueros negros, una playera verde y unas botas negras que me cubrían casi hasta la rodilla. Me vi en un espejo de cuerpo completo y observe mi imagen, mi pelo negro estaba húmedo y poco desordenado, cortado en capas y con las puntas plateadas; mi rostro tenía facciones un poco finas, nariz respingona, labios que siempre estaban rosados y mis ojos de un color plata veían por completo aquella figura frente al espejo. Tome mi celular y un poco de dinero el cual me guarde en el bolsillo trasero de mi pantalón y salí hacia la ciudad.
Me dirigí al centro en un bus, en el trayecto solo mire de manera distraída por la ventana sintiendo una extraña emoción creciente en mi pecho y me sorprendí mucho cuando anunciaron mi parada. Estuve un rato plantado en la parada porque no sabía por donde ir o que hacer, suspire y decidí ir por la derecha. Pase por varios locales iluminados pero ninguno me llamo la atención así que solo seguí caminando distraídamente hasta que cruzando una esquina había una discoteca. Sonreí y me acerque hasta la pequeña cola que había para la entrada donde me fije que solo había hombres hasta unos 40 años, eso me hizo saber que era una disco de ambiente gay. Aquel detalle era muy insignificante pero era la primera vez que entraba a un lugar así.
El lugar era fantástico, tenía luces de colores que parpadeaban, en el medio se podía ver la pista de baile que ya se encontraba llena y la música electrónica se escuchaba bastante alto. Me dirigí hacia la barra que se encontraba después de la pista, tuve que esquivar a muchos chicos los cuales unos solo bailaban, otros se “comían” a su acompañante y uno que otro degenerado que trato de tocarme el trasero haciéndome propuestas indecorosas las cuales ignore. Respire hondo cuando estuve frente a la barra, me senté en una de las butacas y me quede esperando a que me atendieran.
-Hola- me saludo un chico de unos veintitantos años, rubio y de mirada oscura.- Soy Andrew- se presento.
-Y yo Katzel…- me presente con una sonrisa, yo no era un chico que dejaba pasar oportunidades. (xD perra!!)
-Bonito nombre- comento sentándose en la butaca de mi lado derecho- te invito un trago- dijo llamando al bartender que enseguida nos atendió.
El pidió una margarita y yo una mimosa. Hablamos de trivialidades y cuando me di cuenta ya era la tercera ronda y me sentía un poco mareado, tome la mano del rubio y lo lleve hasta la pista donde me pegue a su cuerpo y empecé a mover mis caderas al mismo ritmo de la música.
-Eres muy lindo, sabias?- pregunto a mi oído de manera sensual
-Ya me lo habían dicho- respondí separándome un poco y así poder juntar nuestras bocas en un beso apasionado y demandante.
Ya había mencionado que no perdía oportunidad con nadie además que no era la primera vez que me besaba con algún chico y a la segunda canción que bailábamos me hizo la pregunta que yo no quería escuchar.
-Quieres ir a otro lugar mas intimo?- cuestiono después de besarme como por décima vez.
-Creo que aquí estamos bien- respondí con una sonrisa un poco extraña hasta para mi.
-Eres de ESA clase de chicos- comento con burla- un calienta polla…
-Solo vine a bailar no a tener sexo- explique frunciendo el ceño ligeramente y alegándome del rubio.
-Entonces fue un placer- dijo antes de perderse en la pista de baile.
Aquello me callo de la patada y salí molesto del lugar. Esta bien que me gustara propasarme de vez en cuando pero de allí a llegar a tener sexo con cualquiera no podía, eso era comportarme como un vulgar puto de esquina y hasta allí yo no llegaba.
Con la molestia que tenía ni me fije como había llegado a una pequeña plazoleta redonda con una fuente en el medio. Me senté en uno de los bancos de piedra y me puse a pensar en donde estaba porque no sabía ni remotamente.
-Perfecto!- exclame molesto.
Y no era para menos estaba perdido en una ciudad a la cual jamás había ido y todo por mi brillante idea de salir aquella noche, que por cierto no disfrute. Mientras me auto-regañaba no me di cuenta de cuando una persona se sentó a mi lado.
-Estas bien?- pregunto una voz que dejaba encantado a cualquiera pero yo en ese momento no me di cuenta.
-De maravilla- respondí con sarcasmo.
-Eso no sonó muy convincente- comento bastante divertido, cosa que hizo que me molestara aun mas.
-De igual forma no te interesa, ni siquiera te conozco- dije de manera cortante, volteando a verle fijamente y fijándome por fin en su rostro masculino, piel bastante clara, ojos azul oscuro y pelo castaño claro.
-Pero es un poco tarde para que un chico como tu ande solo- dijo calmadamente clavando su mirada en la mía.
-No hace falta que te preocupes por mi, estoy perfecto- gruñí.
-Se nota- murmuro sonriendo.
-Esta bien, no se donde estoy ni como demonios llegue aquí!!- exclame levantándome de mi lugar y viéndole con molestia- Feliz?- pregunte con fastidio.
El solo se limito a reír. Lo que me faltaba un desconocido se burla de mi y mi mala suerte. Lo vi de manera asesina, queriendo que un rayo lo partiera en dos, me di la vuelta y empecé a caminar rápidamente con los puños apretados de la rabia.
-A donde vas?- me pregunto plantado un metro delante de mi.
-Como…?- no termine de hablar por la impresión que me había causado, como había llegado allí?
-Soy un tanto especial- respondió con una sonrisa divertida- Y no te dejare ir o por lo menos no con vida- dijo terminando en un susurro que logre escuchar mientras veía como su mirada se volvía como la de un depredador al acecho.
-Vas a matarme?- pregunte sintiendo como la sangre se me helaba por completo. (Que pregunta! O.o)
-Las personas no suelen preguntar eso pero si te matare- respondió tranquilo y sonriéndome dulcemente?
Esa respuesta solo hizo que me riera, si me reí.
-Estas demente!!- exclame entre risas.
-No tanto como tu- comento viéndome con extrañeza.
-Mátame si quieres- murmure dejando de reír sintiendo un poco de pánico y sin saber porque dije aquello.
-No lo haré- dijo el serio, algo hizo que le viera nuevamente para si de verdad no estaba riendo- no lo mereces…- murmuro con una ligera sonrisa mientras acariciaba mi mejilla izquierda.
Su tacto era frió pero hizo que sintiera un leve cosquilleo y que mi piel se erizara pero mi corazón se acelero cuando sentí su aliento muy cerca de mis labios, estaba tan cerca y su aliento era tan fresco pero de repente todo se volvió negro.
Abrí los ojos al sentir algo calido en mi rostro, era la luz del sol mañanero que se colaba por la ventana de mi habitación en la posada. Como había llegado? Porque recuerdo que me había perdido, aquel hombre atractivo en la plazoleta y luego nada.
Había sido un sueño? Solo un sueño?
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