Si te vas por vitalife

La cálida brisa de aquella tarde tranquila meció sus cabellos rubios, veía sin comprender aquellos ojos afilados, confusos, que acompañados de una mueca inconforme y un tanto triste, le regresaba la mirada con pena, no dijeron nada, solo lo vio darse la vuelta y marcharse, dejó caer su cabeza escuchando sus pasos alejarse, sus ojos azules se enfocaron en el suelo, peleaban y no era la primera vez, pero ahora era diferente, porque ahora… ya eran pareja, ya no amigos, ya no hermanos, si no amantes que no podían vivir uno sin el otro, a pesar de que Sasuke era muy seco, algo torpe para expresar sus sentimientos, él sabía que lo amaba más que a otra cosa, lo sabía porque…

*.*.*Que desquiciante es vivir con la razón de tu lado*.*.*

*.*.*Esa manera de hablar con semejante bocado*.*.*

Esos besos, esos abrazos dulces, las miradas esperanzadas, los gestos de cariño, tímidos, pero sinceros, si, sin duda su teme lo amaba. Comenzó andar, un impulso lo hizo caminar, necesitaba pensar, pensar en él, en Sasuke. Y por qué negar? Esa voz tan sensual que lo hacía temblar cuando la sentía cerca de su oído, tan susurrante, tan aterciopelada, le hacía subir el ritmo cardiaco, porque necesitaba escucharlo cada día, necesitaba tenerlo consigo, porque desde que lo había traído de vuelta, simplemente no podía vivir sin él.

Debía admitir que a veces su teme tenía razón, no por nada le decía dobe o Usuratonkachi (pero con mucho cariño, cabe notar), era muy ingenuo, quizás Sasuke era más listo en esas cosas, a pesar de la indiferencia u orgullo de este, el Uchiha había sido quien tuvo la iniciativa en su relación, quizás cansado de no ser notado, posiblemente desesperado por la inocencia del rubio que, aferrado a sus vínculos de “hermandad” no se daba cuenta de nada, y ocurrió, en un momento de desesperado aburrimiento, pues el dobe no hablaba mas que de cosas sin sentido sin parar, le besó, ahí el ojiazul se dio cuenta de golpe de todos aquellos sentimientos reprimidos en su corazón, desde entonces había quedado hechizado a aquellos labios de cereza agridulce.

Como olvidar su primera vez? Aun se sonrojaba  de solo acordarse, había sido tan… mágico. Suspiró tomando el aire suficiente para que de sus mejillas se disipara ese color rojizo, decidió sentarse en una banca del parque cercano, no había nadie, así que podía seguir recordando. La delicadeza, la pasión de esos dedos blancos al desvestirlo, al tocarlo, lo besaba, lo acariciaba como si desde mucho tiempo atrás se hubiera contenido, tan dominante y varonil, que no podía evitar sentirse acalorado, era tan jodidamente sexy que lo odiaba, pero como lo amaba, quizás eso era estar enamorado, perdidamente. Deseaba tanto su cuerpo, para el cada centímetro de piel blanquecina era perfecta, cada hebra de cabello revuelto y en punta, los músculos marcados de sus fuertes brazos, de sus largas piernas, de su pecho, de su vientre, aun mas cuando estaba encima de él, entre sus canelas piernas, que lo acobijaban perfecto, como si fueran diseñadas para ello, o más bien, para él. Su cuerpo hervía con solo sentir la piel contraria, el cómo sus respiraciones chocaban después de cada beso intenso, el hambre que tuvo de sentirlo, sus manos traviesas parecían no querer obedecerle, exploraban la espalda ancha en todo su largo hasta llegar a los redondos glúteos que amasó mientras abría las piernas dándole una clara invitación de terminar lo comenzado, pues en realidad no sabía cómo ambos habían terminado sin ropa sobre su humilde y vieja cama, no es que le importara mucho tampoco, pero debía reconocer que los simples besos en la sala se habían salido por completo de control, sintió unos dedos invadir su interior, soltó un gemido quedo, los ojos negros antes fríos y calculadores ahora se tornaban tiernos, preocupados de no lastimarlo, sintió los labios contrarios sobre sus marcas en las mejillas, en su frente tapada por pequeños y revueltos mechones rubios, no tardó mucho en prepararlo, quizás su interior también estaba algo ansioso por tenerle, con una mirada se dijeron muchas cosas, parecían estar conectados con el pensamiento porque sabían lo que él otro les trasmitía, eso les hacía erizarles la piel, se besaron nuevamente en los labios como si no quisiesen acabar nunca, sintió tanta desesperación cuando creyó que aquel contacto terminaría que hundió sus dedos en la negra cabellera, volviendo aquel beso en algo más intenso y pasional, mientras sus lenguas danzaban, Sasuke se fue introduciendo llenándolo lentamente, sus ojos azules se llenaron de lagrimas al aguantarse las ganas de jadear, nunca había sentido algo como eso y presentía que no sería la última vez, el vaivén comenzó lento, pausado, como si el Uchiha temiere desgarrarlo, cosa que no sucedería, pero aun así lo hacía con calma disfrutando de cada sensación, las embestidas subieron de nivel conforme al tiempo y la necesidad de ambos, cada vez aquello se tornaba más caliente, la fricción era indispensable, los besos volvieron a darse, tan ardientes, las caricias, necesitadas, las ganas de tenerse, sintiendo como si tuvieran mucho tiempo separados, pensándolo bien, probablemente era eso, sus mentes que ignoraban al corazón por el bien de sus respectivas razones, por amistad o por venganza, el fin era el mismo, sus sentimientos en esos momentos se desbordaban como una copa de espumosa champaña. En medio del éxtasis Sasuke se le acercó en medio de su aturdimiento, le susurró al oído por primera vez esas palabras que desde ese día le hacían sonrojar y poner una cara de dobe total.

-Te amo tanto…

Tardó en procesar esas palabras, tampoco es que lo haya dejado pensar pues el ritmo de las estocadas se había acelerado en sobremanera, gimió cortado aferrándose a los marcados hombros, cerró los ojos echando la cabeza para atrás y se desconectó totalmente de lo que lo rodeaba, se sintió en la gloria. Cuando recobró la razón de sus ser, su piel se erizó, el pelinegro respiraba dejando escapar su aliento en el bronceado cuello, le acarició la cabellera oscura, los brazos blancos se ciñeron en su cintura.

-Sasuke… yo también… te amo

El nombrado levantó la vista topándose con unas rojas mejillas y unos apenados ojos azules, le sonrió besándole en los labios con ternura, con amor. Amanecieron juntos, abrazados, despertar y ver el rostro de su amado no tenía comparación, dejarse acobijar por el calor del otro, fue tan adictivo que desde entonces no pudieron dormir separados, si no era en sus sabanas, eran las de él, que si era sincero, le gustaba más amanecer en la cama de su teme porque a pesar de que este solía levantarse más temprano (ya fuera por costumbre o por misiones) siempre despertaba envuelto en su olor, en su esencia que le hacía sentirse tranquilo y enamorado, simplemente no podía, no podía despertar sin él, sin los rastros de su aroma, se volvería loco si lo dejara solo como cuando se fue aquella vez de la aldea, no, no lo soportaría, no ahora.

Se levantó de golpe de aquella banca en el parque, volteó en todas direcciones, le sintió cerca de allí, frunció el seño, ese teme le escucharía, no se iría de su lado así de fácil, apretó sus puños y se dispuso a correr, no cometería el mismo error, no volvería  a dejarlo ir.

Aun que lo sacara de quicio, aun que fuera un teme, un maldito, un engreído, un arrogante, pesimista, vengativo, de mal genio, un estúpido!! Aun así, aun así era suyo y lo amaba, porque a veces solía ser lindo, ser amable, tierno, si bien la mayoría del tiempo estaban peleando por cosas sin sentido, se molestaban, pero al final reían, porque siempre había sido así, siempre se habían querido a su manera y eso lo hacía divertido, era divertido estar con él, sacarle la lengua, retarlo, llevarle la contra para que más tarde en la intimidad disculparse con besos, caricias, con palabras amorosas y a veces sin sentido, porque ningún día era como el anterior, a pesar de todo, de sus personalidades diferentes, eran bastante parecidos, se acoplaban muy bien al otro, no por nada hacían el mejor equipo en toda la aldea.

Aun que fueron entrenados por separado, aun con la diferencia de técnicas, se coordinaban como uno solo.

Sintió su chakra en una zona de entrenamiento conocida, para ser específicos, donde lo hacían juntos y en privado, porque a veces entre practica y practica, entre roces sin querer, miraditas coquetas y torsos descubiertos, la temperatura subía un poco, haciendo que terminaran con otro tipo de esfuerzo físico. Se sonrojó levemente, no es como si solo fuera su culpa, no? El teme también lo veía extraño cuando se quitaba la playera, debía dejar de pensar en esas cosas, el calor se le estaba acumulando en la cabeza y no necesariamente la que tenía sobre los hombros.

Se molestaban si, incluso consigo mismo lo hacía, cuando esto pasaba Sasuke solo lo observaba y reía, le acariciaba la cabeza, le besaba la frente, se alejaba un poco entrecerrando la mirada aun sonriente diciéndole más de una cursilería que lo hacían ponerse tan rojo como la verdura favorita del Uchiha, Sasuke mataba dos pájaros de un tiro con esto, le molestaba y le decía cuanto lo quería sin mostrarse tan serio, haciéndolo ver como una más de sus bromas o frases sarcásticas, aun siendo descubierto por su mirada dulce difícil de ver para quien no fuera el rubio.

Lo divisó en la lejanía, aumentó la velocidad de su carrera, empuñó su mano cuando estuvo lo suficientemente cerca, intentó darle, pero este lo esquivó rápidamente, se vieron a los ojos con recelo, empezaron con la lucha a patadas y golpes, algunas veces se daban otras no alcanzaban ni a rosarse, de repente Sasuke tropezó calendo al suelo, el rubio se le fue encima decidido a darle de puñetazos en la cara, en un rápido movimiento el pelinegro le agarró de las muñecas, forcejearon por unos momentos antes de comenzar a rodar por el pasto cuesta abajo.

Terminaron dando vueltas hasta llegar a un pequeño arrollo en donde cayeron empapándose por completo, eso los hizo separarse, se vieron mal, siguieron peleando pero esta vez usando el agua como arma, rieron un poco olvidándose el porqué de la situación, pero después de unos cuantos movimientos bruscos, retomaron la lucha, Naruto lanzó un golpe que fue detenido por Sasuke, luego lanzó el otro pero solo consiguió volver a estar sujeto de los brazos, intentó patearlo en la boca del estomago, este le empujó al suelo inmovilizándolo, el kitsune abrió sus ojos con el dorado modo sennin, se estaba poniendo serio, el Uchiha al comprender la magnitud del asunto, tubo que usar su arma secreta contra el dobe de su novio, lo besó.

Al principio forzado, después tan fluido y constante como las aguas que corrían a escasos metros, los forcejeos cesaron, las manos retomaron sus lugares favoritos, las canela enredadas en el negro cabello y las blancas en la ligeramente estrecha cintura, separaron sus bocas por unos segundos, se vieron a los ojos, se sonrieron, el ojiazul acarició las hebras oscuras con cariño, el Uchiha meneó la cabeza cual neko buscando la mano de su amo, el kitsune soltó una risita atrayéndolo de nuevo a él.

Lo amaba tanto, se amaban tanto, nunca podrían pelearse enserio, verdad? Mucho menos ahora, ahora que tenían muchas cosas juntas, ahora que tenían su lazo más fuerte que nunca, porque ahora ya no estarían solos, porque ahora los unía algo muy importante.

Algo que los fundía en uno solo, la semilla de su amor, el producto de su unión y de todo.

Un chakra bastante conocido para ambos se aproximaba, así que decidieron separarse, se sentaron en el pasto sacudiendo un poco sus ropas de los rastros de tierra del suelo, voltearon a la figura que se aproximaba.

Una copia exacta del rubio se poso en un árbol cercano viéndolos con desaprobación, se acercó a ellos, le entregó un pequeño niño de no más de dos añitos en sus manos, este tenía el cabello castaño claro y la piel muy blanca, estaba dormido, el clon se desvaneció con un “puff”, el ojiazul respingó como mero reflejo al saber el mensaje que le entregaba su bunshin.

-Que sucede? –preguntó el Uchiha-

-Sakura-chan ya se enteró de que nos escapamos –palideció-

-Que?! –se alteró-

-Hay que huir!! –se levantó para correr por su vida-

-Pero que hiciste dobe?!! –gritó cuando ya iban saltando a toda velocidad-

-Dejé la torre sola y a Kyosuke con un bunshin!! Yo solo quería pasar el día contigo!!

-Usuratonkachi!! Si todos los días estoy contigo!!

-Lo sé –le sonrió-

*.*.*Tu imperfecta personalidad que me desespera y quiero más y más*.*.*