Mi nombre es Mathew Jefferson, me gradué en derecho hace poco tiempo, en Harvard. Con esa frase había comenzado la entrevista el precioso jovenzuelo que se encontraba frente a mí. Era uno de esos días en que el trabajo me tenía hasta los… pero basto con haberlo visto entrar a mi oficina para que una sonrisa de medio lado adornara mi rostro esa mañana. Un chico de unos 20 años, pensé de inmediato, tenía un poco más según descubrí ojeando su curriculum, apenas un poco porque en realidad lo que estaba mirando eran esos labios gruesos y rojitos que adornaban el rostro varonil del muchacho y que no paraban de hablar de política interna y externa, que se yo. Por otra parte, el cabello engomado dejaba entre ver que tenía una bonita cabellera castaña, muy abundante y que puedo decir de cómo se veía de traje, era como para arrancarle la camisa y comerme ese rico cuerpo en ese instante, pero no, tenía mejores planes para èl.
-El puesto es tuyo,Matt…-dije finalmente y sus ojos azules se abrieron muy emocionados, asi como también me permitió admirar una blanca dentadura que rayaba en lo perfecto, simplemente Dios jugaba conmigo al ponerme a ese chiquillo enfrente.
-Gracias, Sr. Wayne- dijo el castaño mientras ahora se sentaba con un poco mas de confianza en la silla e incluso por un momento me pareció que ahora si se daba el lujo de analizarme también.
-Si, como sea…-dije levantándome de mi asiento y dándole una mejor vista de mi anatomía que sobrepasa el metro ochenta, creo que soy bien parecido, pero eso no era lo importante sino que Matt no se diera cuenta de que me interesaba mas allá de lo laboral. Generalmente, nunca me metí con gente que trabajara conmigo o para mi, mejor dicho, pero Matthew quizás podría ser una excepción y luego, sin problema, lo desecharía.
-Puedo comenzar mañana mismo?- dijo con un tono que me pareció falso, como si esperara que yo creyera que eso lo hacía mas eficiente.
-No, puedes comenzar ahora mismo, Jefferson…- dije cortante y por un segundo, dándole una muestra de mi trato para los demás y sin embargo me situé detrás suyo mientras le tendía un folder que él tomo.- Se trata de mi próximo informe de gobierno, léelo, analízalo y corrige o agrega lo que creas que haga falta- esta vez apoye mis manos en sus hombros y de pronto la reacción de su cuerpo me hizo pensar que no le era indiferente para nada.
Mi oficina es bastante amplia, no es la clásica que le mostramos a los americanos por televisión cada que doy un mensaje. No, esta es una oficina también dentro de la casa blanca pero mas “normal”. Hay un ventanal enorme que da a los jardines y desde ahí puedo relajarme un poco mirando el movimiento que hay afuera, también sirve como vía de escape porque el balcón no es demasiado alto.
-Ven conmigo Matt, yo mismo te mostrare tu oficina…- dije de improviso, aunque contemple la posibilidad de ponerle un escritorio en la mía y tenerlo para mi propio deleite, deje esa opción de lado y decidí darle su espacio. Así la cacería sería más excitante.
Cruzamos el pasillo y casi pude ver a una de las secretarias comerse al jovenzuelo con la mirada, era bello y de eso no había duda. Al entrar en el lugar pude ver como su cabeza ni siquiera disimulo su emoción al ponerse a inspeccionar su lugar de trabajo, le hizo una caricia sutil al escritorio y luego se paso del otro lado para verme desde ahí con una sonrisa.
-Jefferson…-le hable rudo para sacarlo de su ensimismamiento.
- ehh? Ah perdón, sr. Wayne, es solo que me siento tan honrado de trabajar con usted, mi padre es un ferviente admirador suyo…- reconoció mientras yo asentí y me dirigí a la puerta.
-Aun necesitamos platicar algunas cosas, ahora que estarás tan cerca mío…ya iremos a comer en estos días…-dije y sonreí casi mordaz al salir de su oficina. No le estaba preguntando, se lo estaba ordenando.