Se encontraba sentado en un sofá de piel roja, en aquel pequeño estudio de grabación donde ocupaba más espacio las maquinas y los controladores con los cuales se grababan y modificaban melodías estupendas, pero eso era lo de menos para aquel alto, él solo se enfocaba en ver algo o más bien a alguien en especial.
Una figura humana, delgada a espaldas hacia él, de pie apoyado en una mesilla, flexionando casi por completo su cuerpo, apoyando su peso en su mano izquierda mientras con la otra señalaba en aquellas hojas pedazos de las liricas que se encontraba reposando en ella, explicando a el baterista de cabellos rojizos los cambios de tonos haciendo movimientos en forma al tocar una lira, el mayor solo asentía observando la hoja para memorizar los cambios, y el pelinegro, todos los movimientos del castaño. Veía sus ojos con ese tic de cada 5 segundos, su boca moverse, su cabello que no parecía haberse peinado, su espalda cubierta con una chaqueta de piel negra dejando ver una playera blanca que se colaba por debajo de ella, unos skinny jeans color negro que se acentuaban a sus delgadas y largas piernas terminando con unas botillas que rebasaban un poco mas sus tobillos de doble hebilla a sus costados, era simplemente perfecto su ser.
- … y así vamos a un bar y… ¿Tora?- preguntó el menor de las Alicias – ¡Tora! – alargando el nombre para llamar su atención y agitando sus manos frente a la vista de este comenzando a molestarse – ¡¡¡TORA!!! – saltó por ultimo con su enojo a flor de piel, si algo le molestaba al pequeño Hiroto era que lo ignoren como lo hacia el pelinegro en ese momento.
- ¿Que… que quieres? – decía exaltado Shinji, cosa que todos voltearon a verles.
- ¡Que te estoy hablando desde hace más de diez minutos y tu ni atención me prestas! –
Shou, quien había reaccionado al grito de Hiroto, se acerco para entrar en la discusión de los guitarristas, lo cual solo era el pequeño rubio quien la llevaba.
- ¿Que sucede Hiroto? – preguntó.
- Este tonto que siempre esta ido, me desespera –
- … lo siento estaba pensando… -
- Haber cálmate y mira, mejor concentrémonos en el trabajo y no comiences a discutir Pon –
- Pero yo quería ir a tomar esta noche –
- Yo no estoy diciendo que no puedes ir, tu sabes que el trabajo es primero – le sonrió de la manera más dulce que puede existir para aquel chico del cual solo fue vista de esa manera por el mas alto, sonrisa la cual lo derretía por dentro.
El castaño vocalista hizo espacio como pudo entre los dos amantes de la guitarra, estos recorriéndose a los extremos del pequeño sofá.
- Bien les explicare los cambios de “Stargazer” ¿de acuerdo? – los dos asintieron, el castaño comenzó a hablar colocando las liricas en sus piernas haciendo el mismo movimientos con sus manos como con Nao.
De nuevo, Shinji se perdía entre aquellos labios, no sabia lo que decía, y aunque tratara de prestar atención le era imposible, simplemente el aroma y la presencia del vocalista le inundaba la mayoría de sus sentidos, no escuchaba, no sentía, no hablaba, pero si observaba cada milésimo detalle de aquel rostro, el rostro de la persona que más amaba sobre la faz de la tierra.
- ¿Tora? –
- Te lo dije, se va, deberíamos de llevarlo con un especialista o algo –
- ¡Hey Shinji! – su voz entraba poco a poco por sus oídos dándose cuenta de la cercanía del vocalista y sus ojos posados en los suyos con un hilo de preocupación. – ¿te encuentras bien? –
- ¿he? … si, si lo estoy ¿me decías? –
- Bien, desde el comienzo – le sonrió.
- Vaya que el conejo le tiene paciencia – susurro el pequeño rubio acercándose al bajista.
Pasaron las horas y ya era tiempo de retirarse, el trabajo había quedado aun pendiente, así que tenían que descansar bien para el día siguiente. Saga, Hiroto y Tora salieron del edificio, ya que Shou y Nao decidieron tomar un poco más de tiempo. Los otros tomaron caminos diferentes y cada quien en su coche partió.
El tigre llegó a su departamento - 6:42 pm – se dijo así mismo viendo el reloj de pared. Dejó sus llaves en la mesilla de recepción observando un llavero brilloso, el alto embozo una sonrisa. Se dirigió a su cuarto, tomo su cambio de ropa y se adentró a la regadera, donde tomo una ducha bien merecida, se coloco la pijama que consistía en un pantalón de algodón negro con estilo escoses y una playera negra con el eslogan de “Slipknot” impresa en ella, después se dirigió a la cocina donde se preparó un té para recostarse en el sofá de su sala de estar -7:02 – vaya, si que el tiempo pasaba lento cuando se encontraba solo.
Encendió el televisor localizando un canal de películas americanas, el cual daba gracias a Dios por la tv de paga.
- “Resident Evil” – pronuncio en su acento japonés – nada mal – se acurruco mas en ese cómodo sofá para poco después quedarse profundamente dormido.
Tocaban la puerta, esto se deshizo del grandioso sueño que tenia Tora, al darse cuenta de la hora – ¿9:16? – se coloco de pie dirigiéndose a la puerta. Observó por el mirador de esta, otra sonrisa en su rostro se formó. Colocó su mano en la pared recargando su peso en esta mientras que con la otra sostenía el picaporte de la puerta, abriéndola de poco a poco para ver como el vocalista se acercaba a él.
El rubio le rodeo por el pecho, depositando un gran beso en sus labios, adentrando al alto de nuevo al departamento. El pelinegro por su parte, cerró la puerta con delicadeza, aprisionando el cuerpo del menor contra esta, besando con tanta pasión que se desbordaba. Shou se despego de los labios de su amante para poder respirar, estirando su cuello y dirigir al guitarrista a el; en la cara del vocal, la expresión de placer, unas sonrisas se escapaban y mantenía los ojos cerrados, nada de aquello era feroz, todo lo contrario, era suave, pero sin quitarle lo apasionado. Unos cuantos besos más eran depositados en ese largo y exquisito cuello hasta que el pelinegro se separó para verle a los ojos con la más sutil sonrisa de amor.
- Bienvenido a casa –
- Ya estoy de vuelta – Se sonrieron una vez más para separarse, el rubio se adentró a su recamara dejando su bolso para tomar ropa y adentrarse a la bañera.
Ya iban a ser un poco más de ocho años que estaba junto al guitarrista, ocho años demasiados cortos para él. Como volaba el tiempo, pero no importaba cuanto más fuese, él amaba a ese tigre y así el mundo se fuese a acabar mañana, mientras estuviese junto a Shinji, sonreiría hasta el último segundo de su existencia.
Adoraba cada detalle que recibía del mayor, cada beso, cada caricia, canciones, melodías, todo, todo era perfecto, él no pedía mas, lo tenia absolutamente todo, bueno, solo una cosa… estar con su ahora esposo Amano Shinji. Así es, hace unos meses atrás Tora le había pedido matrimonio, el cual sin pensar aceptó, cada que podía observaba con detenimiento esa argolla de oro que abrasaba su dedo anular con sus nombres reales grabados en ambos anillos, era hermoso y cien porciento puro, como el amor de ellos.
Nagare ochiru kioku
Yagate kawa ni nari umi e
Keiseishite yuku youso
Ikutsu mono ai kotoba
Ikutsu mono kizu gisei
Secaba su cabello con una toalla completamente desnudo aún, Shou comenzó a cantar, al comienzo, un poco despacio, solo para él, a medida que comenzaba pensado en aquel que le tenia loco, su voz se elevaba…
I’M FALLING DOWN TO THE DARK, BUT I CAN’T SAY GOOD-BYE TO YOU
SEARCHING FOR OWN PIECES
SUROO ni utsuru katei
Tsumikasanaru ishi kibou
El sentimiento comenzó a engrandecer, esa pasión con la que le gustaba cantar fue aludida por el mayor que se encontraba en la sala, bajó el sonido de la tv para escuchar con mas detenimiento, dándose cuenta de por que de los gritos del vocal, estaba cantando – waterfall – dijo en susurro.
Eranda no wa michi ja naku
Oshiete kureta tomo to
Mirai wo negau chikai
I'M FALLING DOWN TO THE DARK, BUT I CAN'T SAY GOOD-BYE TO YOU
SEARCHING FOR OWN PIECES…
Se adentró a la habitación donde frente a la gran cama se encontraba la puerta del baño con un pelirrubio dentro. Se quedó mirando esta unos segundos para poco después tomar su acústica y comenzar a tocar, junto a la voz de su pareja…
Namida ochi yuku toki nuguenakatta mono wa yasuragi ni mo nita iro asenai
Ao no hibi
Dakara, boku wa boku no mama de kimi to ikiyou. Itamanu kizu wa nai
Toosugita ano sora e
BE WITH YOU
I'LL BE WITH YOU, kimi ga nozomu towa no saki made...
Paró por dos razones: una, en esa parte comenzaba el solo de guitarra y la segunda, la escuchaba afuera, en la habitación, sonrió y salió del baño ya con ropa cubriendo su cuerpo… y lo que vio, el pelinegro sentado en la cama con la guitarra en sus manos, tocando como siempre lo hace, pero esta vez, unos sentimientos especiales eran trasmitidos y él sabia que aquellos, eran dirigidos a él…
Boku wa umare shiki no owari wo shiru
Gareki no naka kara saku hana
Mawari meguru aoki hoshi no katasumi de ochite yuku shizuku dare ni mo shirarezu ni
Dakara, boku wa boku no mama de kimi to ikiyou. Utsukushiku moeta namida ga kawaku made
Veía como se acercaba lentamente a él, moviendo sus labios al compas de los trastes, soltando las liricas con un hilo de sensualidad, llegó y se sentó detrás suyo, rodeándolo con sus delgados brazos, pegando su pecho con su espalda, recargando su mentón en su hombro, mientras él se dedicaba a seguir dándole melodía, el pelirrubio se llenaba de calor y las ultimas estrofas se acercaba…
Hitori, uchuu to iu ORUGOORU ga naiteru
Dakara, boku wa boku no mama de kimi to ikiyou
BE WITH YOU
I'LL BE WITH YOU, kimi ga nozomu towa no saki made
Lo cantó en su oído, suave y dulcemente, él solo atino en soltar la guitarra para tomar y aferrarse al cuerpo de Shou, como muchas otras veces mirándolo a los ojos… con amor.
- Mi deseo es… que así sea… -
- Así será, amor. –
Se besaron.
Ese beso tierno y correspondido con necesidad. Tora lo recostó en la cama despacio sin acortar la distancia, removiendo uno que otro mechón del cabello húmedo del rubio, acariciando su cara al paso de estos, una vez más se separaron y miraron…
- Dímelo Shinji… dime lo que me encanta escuchar –
- … Te amo Kohara, te amo tanto –
- También te amo –
Sonrieron, y un rose de labios se hiso presente, el guitarrista se recostó a su lado, mientras aquel se acurrucaba en su pecho, escuchando los latidos de su príncipe azul, esos latidos que le arrullaban cada noche, esos latidos por los cuales, el suyo mismo latía con igualdad…