RECOGIDO
By Dark
Capitulo VI
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Naruto estaba de cumpleaños, no le hacia ninguna ilusión estarlo, pues el único que lo saludaba para esa fecha era Itachi. Cuando se levantó esa mañana no podía salir pues su puerta se encontraba asegurada desde el otro lado y lo único que pudo ver fue un papel doblado bajo la puerta; lo cogió y lo abrió para leerlo.
"Desde hoy todo va a cambiar"
¿A qué se refería con esas palabras? ¿Qué es lo que iba a cambiar? ¿Ese cambio iba a ser para bien o para mal? ¿Lo afectaría a él? Tantas preguntas se arremolinaban en su cabeza y cada una lo confundía más que la anterior.
– ¡Sasuke, no me dejes encerrado!- exclamó tratando de llamar la atención del Uchiha –Por favor, déjame salir…- de pronto oyó unos pasos que se acercaban – ¿Sasuke?
– ¿Te decidiste a salir?
– Déjame salir…
– ¿Y por que debería hacerlo?- preguntó desinteresadamente el pelinegro –Hum, ¿para tenerte a mi disposición todo el día, por ejemplo?
– Pero si ya…
– ¿Ya qué?- su voz se oía cargada de sarcasmo.
– Pero ya hago todo lo que se te ocurre…
– Pues, no todo, Naruto ¿o quieres que te lo recuerde?- abrió la puerta lentamente –Sal
– Gracias…- pronunció despacito, evitando su mirada.
– Feliz cumpleaños- murmuró arrojándole un cajita que Naruto alcanzó a coger torpemente con sus manos.
– ¿Qué?- mira sorprendido la caja y luego al Uchiha no comprendiendo del todo la situación. Sasuke dándole un obsequio.
– Ábrelo- le ordenó. El rubio con manos temblorosas destapó la cajita.
Naruto se quedó sorprendido mirando su contenido; una delgada cadenita plateada con un cascabel del mismo tono a modo de dije –Gracias…- musitó sin poder creer lo que estaba pasando.
– Póntelo- y sin esperar respuesta por parte del rubio, le pasó el collar por el cuello – ¿Te gusta?- preguntó moviendo el cascabel con la mano para hacerlo tintinear.
El rubio sólo asintió con la cabeza.
– Que bueno, vamos- y lo tomó de la mano.
– Pero tengo que…
– Cállate, no vas a hacer nada- casi arrastrándolo lo llevó hasta su cuarto y sin escuchar lo que Naruto le decía, empezó a vestirlo con su propia ropa. Luego lo sacó de la casa.
– Qué…- empezó pero Sasuke no lo dejo terminar.
– Cállate y sígueme- hizo parar un taxi, le indicó al chofer que se dirigiera al centro de la ciudad. Naruto tan sólo lo se resignaba a observarlo. Sasuke llevaba una extraña sonrisa en su rostro.
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– ¿A dónde vamos?- se atrevió a preguntar luego de un rato de silencio.
– Dije que te quedaras en silencio- respondió sin mirarlo mientras le indicaba al chofer del taxi que ya habían llegado donde querían. Naruto miró por la ventana y casi se muere de la sorpresa, estaban fuera de un...
– N-no tenías…
– Sht, hoy comeremos aquí- abrió la puerta y ayudó a bajar al rubio, a cada paso que este daba el cascabel tintineaba en su cuello haciendo que las personas se voltearan a mirarlo. Habían llegado a un elegante restaurante.
Mientras estuvieron ahí, Sasuke se encargó de que probara la mayoría de los platillos que salían en la carta, Naruto no había visto ni oído de algunos de los platos que el Uchiha le obligaba a comer. Después del restaurante, a Sasuke se le ocurrió que debían ir al cine ya que el rubio nunca en su vida había asistido a un lugar de esos.
Naruto no cabía en su sorpresa y felicidad, Sasuke lo estaba tratando tan bien, no lo había insultado en ningún momento, pero algo le decía en su corazón que al finalizar todo eso iba a aparecer nuevamente la verdadera personalidad del Uchiha. Cuando terminaron de ver la película se fueron a una cafetería que quedaba cerca del cine, estuvieron cerca de una hora conversando, riendo y compartiendo ideas acerca de la película que habían visto hasta que Sasuke sacó casi arrastrando a Naruto del local para llevarlo a un parque de diversiones.
Ambos corrían cual pequeños hermanos por el recinto buscando que juegos debían usar primero. Se pasaron más de dos horas en los video juegos porque Sasuke retaba a cualquier chico que estaba por allí para demostrarle a Naruto que era el rey de los juegos de pelea. Luego el rubio se dio cuenta de que había un carrusel e insistió en que se quería subir, pero obviamente no solo, llevó al pelinegro consigo. En menos de un minuto se vieron entre medio de muchos pequeños que los miraban extrañados por pelearse uno de los caballitos. Se bajaron del juego sintiendo que el piso le daba vueltas igual que todo a su alrededor.
– ¿Qué quieres hacer ahora?- preguntó el Uchiha sosteniendo su estómago, se había mareado.
– Hum, yo…- miró la hora, eran las siete y media de la tarde –Ya es tarde- murmuró sintiéndose repentinamente culpable, se la había pasado muy bien que no había visto ni la hora.
– No te pedí la hora, te pregunté que quieres hacer- pero no dijo nada – ¿Has ido al zoológico?- preguntó al ver que Naruto no quería responderle.
– No- no conocía el zoológico, alguna vez lo había visto por televisión, pero nada más.
– ¿Vamos?
– Es tarde.
– Cierran a las diez- tomó la mano de Naruto y salieron corriendo esquivando a las personas que por allí andaban, hasta llegar a la salida donde abordaron otro taxi y se dirigieron al zoológico.
Sasuke reía de las exclamaciones maravilladas de Naruto para cada animal, todos diferentes, con colores llamativos, diversas formas y sonidos.
– ¡Mira eso! ¡Pensé que eran más pequeños! ¿Por qué tienen esas astas? ¡Mira su piel!
Sasuke sólo asentía mientras el rubio se dedicaba a leerle la información que había fuera de la jaula del animal. Después de ver a los animales fueron a la sección del acuario, la cual recorrieron como tres veces siguiendo a un pez que Naruto lo había encontrado lindo. Luego pasaron por el criadero de aves.
– ¡Mira, tiene tu mismo peinado!- exclamó el rubio riendo mientras apuntaba a una cacatúa –Deben tener el mismo peluquero...
– Vamos- lo tomó de un brazo y lo sacó de allí aún riendo. Se le había olvidado por completo que estaba haciéndole bromas a la persona que más temía enojada, y cómo no se le iba a olvidar si habían estado casi todo un día compartiendo como buenos amigos ¿o no? –Vamos al serpentario...
El lugar estaba más frío y oscuro que es resto del zoológico, pero aún así Naruto corría a pegarse contra los cristales para observar a los lagartos y serpientes enroscadas.
– ¡Pero qué larga es!- exclamó mientras leía la plaquita que estaba fuera del cubículo de la anaconda.
– Espero que digas lo mismo de mí esta noche- le susurró el Uchiha mientras lo abrazaba por la espalda. Naruto enrojeció violentamente cuando entendió el significado de esas palabras – Estaba bromeando- dijo riendo divertido – ¿Has visto una pitón albina?
– No.
– Está por allá- y sin soltarlo lo condujo hasta donde se encontraba la dichosa serpiente, mientras la gente que estaba por ahí los miraba raro.
A las diez fueron obligados a salir del local. Naruto iba muy feliz con un peluche de zorrito que Sasuke se había empeñado en comprarle.
– ¿Te apetece un helado de vainilla bañado en chocolate con trozos de nuez y galletas?
– Pero...
– ¿Quieres helado?
– Es tarde…
– ¿Sí o no?
– Sasuke, ya son las diez y...
– Te pregunté si quieres helado, no la hora...
– Yo… está bien- caminaron hasta la peletería que estaba en frente.
– Dos helados de esos, por favor- le indicó a la chica que atendía.
– Aquí tiene.
– Gracias- pagó y le entregó el suyo a Naruto y se fueron a sentar a unas banquitas que habían por allí.
– ¿Por qué…?- empezó Naruto a hablar.
– Guarda silencio- lo cortó el Uchiha comiendo su helado.
– Pero...
– Sht…- lo besó sin importarle las personas ni los niños que comían su helado enfrente de ellos –Termina tu helado y nos vamos a casa- dijo una vez se hubieron separado.
Una vez acabado el helado, tomaron un taxi y se devolvieron a la casa. Llegaron completamente agotados, el Uchiha lo primero que hizo fue dejarse caer en uno de los cómodos sofás.
– Gracias- dijo Naruto y se fue casi corriendo a su cuarto. Al llegar a su habitación, cerró bien la puerta, dejó el zorrito de peluche sobre la mesita que estaba junto a su cama y se desvistió para ponerse su pijama. Se iba a sacar el cascabel, pero optó por dejarlo en su cuello. No habían pasado diez minutos desde que se había acostado cuando tocaron a su puerta.
– ¿Qué pasa?- preguntó levantándose.
– ¿Puedes abrir?
– Espera- abrió la puerta y se encontró con Sasuke en pijama.
– ¿Puedo pasar?
Naruto lo miró un par de segundos, era obvio a lo que iba, estuvo intentando que se olvidara de lo que había hecho anteriormente para ahora volver hacerlo.
– Sólo quiero dormir- dijo al ver la expresión en el rostro del rubio –De verdad.
– Pasa- sabía que quizás más tarde se iba a arrepentir, pero no podía dejar de confiar en lo que el Uchiha le decía.
– Gracias… no te sacaste el cascabel- miró el objeto pendiendo del fino collar.
– No…
– Qué bien- murmuró metiéndose en la cama. Naruto se encogió de hombros levemente y también entró en ella. Inmediatamente Sasuke lo acercó a su cuerpo y besó su frente –Buenas noches.
– Buenas noches.
Pasada la una de la madrugada la puerta principal se abrió dejando ver la figura de un hombre que llevaba dos maletas. Entró en la casa dejando caer se equipaje.
– Nada cómo el hogar- murmuró divertido – ¿Cómo estarás Naru-chan?- preguntó en voz bajita.
Se encaminó a la habitación del rubio, la puerta no estaba del todo cerrada, la entreabrió un poco. Gracias a que la cortina no estaba bien cerrada pudo vislumbrar claramente la silueta de dos personas abrazadas y distinguir a la perfección de quien se trataba.
– Con que esas tenemos, hermanito- pronunció lentamente, antes de cerrar la puerta del cuarto escuchó el cascabel de Naruto y no pudo evitar fruncir ligeramente el ceño. Fue hasta el salón, sacó su teléfono móvil y marcó un número rápidamente.
– Estas no son horas de llamar, Itachi- contestó una voz masculina entre molesto y adormilado.
– Si es sobre algo interesante, sí- respondió el mayor de los Uchiha.
– Muy bien- bostezó –Tú ganas ¿qué pasa?
– Quiero que me devuelvas un favor- dijo mientras se sentaba en uno de los sillones de la sala, el más cercano a una de las ventanas. Sin esperar respuesta alguna del otro, retomó la iniciativa – Necesito que pases una temporada en mi casa.
– ¿Por qué?- preguntó extrañado.
– Si sigues haciendo preguntas puedo buscar a alguien más- dijo Itachi fríamente.
– De acuerdo, de acuerdo.
– Y para que veas que no soy tan desconsiderado contigo…- susurró cruzando sus piernas en un gesto despreocupado –Como premio tienes a mi pequeño hermano.
– ¿Qué?- dijo sorprendido el otro tras escuchar esas palabras –Después de que lo protegías tanto.
– Las cosas cambian, te quiero ahora mismo acá, y trae tu maleta.
– De acuerdo.
– Te espero- fue lo último que pronunció y corto la llamada –Veremos que harás ahora, Sasuke...
Continuará…
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