Hacia mucho tiempo que el plan estaba más que fijado. Y ahora había llegado el momento de ejecutarlo. Kaoru disimulaba su extraño nerviosismo aspirando con fuerza las últimas caladas de un cigarrillo que agonizaba lentamente entre sus dedos. Nunca había sentido aquel nudo asfixiante en su garganta en tantos años de profesión, nunca sentido que su pulso amenazaba con delatarte ante su compañero, que ajeno al dilema interno del otro, le golpea con poca fuerza en el hombro volviéndole a la realidad.
-¿Estás seguro de que prefieres quedarte aquí fuera?- le preguntó por última vez.
-Prefiero quedarme en la retaguardia- contestó sin variar el tono de su voz- Sabes que este tipo de “operaciones” no son mi estilo.
Arrojó el cigarro con desdén y le dio la espalda a su compañero, que mostraba una sonrisa casi perversa mientras el brillo metálico de su arma relucía incluso en la oscuridad de la noche.
- No te preocupes-murmuró- Será rápido…
- Me preocupa- contestó bruscamente- Llevamos mucho tiempo perdido en esta misión como para joderla .
Gruñó con cierto enfadado y miró a la gran casa que tenía delante, fijando su atención en las ventanas del segundo piso.
-Nada de tus tonterías, Die- le advirtió- El objetivo es el matrimonio Nishimura. Lo demás…es secundario.
El pelirrojo arqueó la ceja con cierta sorpresa ante lo que acaba de escuchar. El tono de Kaoru, aunque mantenía su frialdad habitual delataba esconder algo más de que podía entenderse en sus palabras. Y Die lo sabía, aunque tenía claro que hacer algún tipo de comentario, podría costarle caro.
-Ya es la hora- anunció provocando que Kaoru echara una mirada ligera a su reloj- Vigila aquí fuera, yo iré a hacer el trabajo sucio- Y esbozó de nuevo esa sonrisa maquiavélica que Kaoru hubiera deseado borrarle de un golpe.
No tardó mucho en quedarse solo, dejándose caer con resignación sobre su propio coche aparcado en los jardines de aquella mansión en la que había pasado los últimos seis meses. El día en que su jefe les anunció que el nuevo objetivo de su organización era la familia rival, la conocida y temida familia Nishimura, tuvo el error de pensar que el plan no era más que pan comido. Era la primera vez que tenia que implicarse tanto en un trabajo.
No era una misión cualquiera y era consciente de que Hayato, el poderoso y temido jefe de una de las mafias mas temida de la ciudad, se la había encargado porque confiaba ciegamente en ellos. Había pasado el último medio año infiltrado, trabajando como un simple cocinero mientras obtenían toda la información necesaria hasta el día del golpe. Y ahora lo lamentaba, lamentaba tanto haberse implicado demasiado.
-¡Mierda!- protestó mientras golpeaba en seco la chapa del automóvil-¡Esto no debería estar pasando!
En aquel momento se maldijo a sí mismo. ¿Cómo podía haber estado a punto de romper su regla de oro? Hacia ya más de diez años que Hayato le había “reclutado” sacándole de aquel hogar de acogida donde se había criado desde que tenía uso de razón. Le había entrenado y le había convertido en lo que era hoy en día; uno de los mejores asesinos de toda la mafia del país. Probablemente Hayato le hubiera retirado de la misión o peor aún, hubiera pedido su cabeza si supiera realmente hasta que punto Kaoru había intentado detenerla. En aquel momento, sintió que le estaba fallando.
Y todo simplemente por protegerle a él. A la única persona que había logrado, aunque fuera un poco, traspasar la dura coraza que cubría a Kaoru desde la primera vez que empuñó un arma.
Se cubrió el rostro con las manos y suspiró. Nunca había deseado tanto que una noche acabara.
En medio del silencio de la noche, empezó a escuchar unos pasos que se acercaban con rapidez. Suspiró aliviado, Die ya habría acabado y por fin podrían marcharse. Pero aquella voz le sacó pronto de su error.
-¡Kenji!
Abrió sus ojos casi con desesperación. Pensando quizás que aquello era simplemente una broma macabra del destino. Aquel nombre falso. Solo una persona podía estar llamándole por él. Su mente debía estar traicionándole; sus ojos debían estar jugando con él. Era imposible.
-¿Toshiya?-murmuró con incredulidad al alzar la vista y ver la figura del nombrado cerca de él. Respirando agitado, con el rostro desencajado y asustado.
-¡Kenji!-volvió a gritarle mientras le agarraba del brazo-¡Tienes que ayudarme!- su nerviosismo le jugaba malas pasadas haciendo que su voz se cortara ante la falta de oxigeno- Alguien….alguien ha entrado en casa….está armado…y yo….
Su cuerpo tembló de terror, volvió a agarrar con fuerza el brazo de Kaoru, zarandeándole con violencia, intentando que reaccionara.
-¡Tienes que ayudarme Kenji!- Llama a la policía, haz algo….dentro están todos…
El otro seguía mirándole, casi como si tuviera ante sí a un fantasma y no terminara de creer que aquello era real.
-¡Kenji!- gritó de nuevo buscando una reacción. -¿Qué te pasa?
Ante la ausencia de está desistió y volvió sus pasos con intención de volver al lugar del que había salió, aún bastante desorientado y sin saber qué podía hacer contra aquella amenaza.
-Toshiya- escuchó a sus espaldas mientras resonaba un ruido metálico- No te muevas…
En un acto reflejo se volvió para mirar, encontrándose con un Kaoru con un rostro serio y frío, casi inexpresivo, que le apuntaba directamente con un pequeño revolver que portaba entre las manos.
-Kenji…-preguntó sorprendido- ¿Qué significa esto?
-No soy Kenji- le aclaró con una voz dura y seca- Esto es un error de Die.
Los ojos de su víctima se abrieron de par en par aún mas confusos.
-Tú no deberías estar aquí-volvió a aclararle-Tu deberías estar ahí dentro con una bala entre ceja y ceja, pero parece que Die es demasiado estúpido para saber contar.
Un temblor frío se apoderó de las piernas de Toshiya al escuchar de nuevo aquel inconfundible ruido metálico que le informaba de que Kaoru estaba dispuesto a dispararle. Cerró sus ojos con fuerza, intentando esperar al famoso momento en que decían que toda tu vida pasaba por tus ojos antes de morir, y a que el ruido del disparo acabara con aquello. Pero en vez de eso, un potente ruido chirriante comenzó a salir de la casa.
-¿Qué cojones?- gruñó Kaoru sorprendido
-¡La alarma!- gritó Toshiya sintiendo que al menos había conseguido algo antes de abandonar el mundo
-¡Mierda!-volvió a protestar Kaoru mientras se acercaba a Toshiya.
De nuevo una voz que sonaba lejana le detenía.
-¡Kaoru!- la voz de Die sonaba agitada
Tuvo que pensar rápido, casi tiempo a meditar lo que debía hacer, agarró a Toshiya del brazo con fuerza mientras le apuntaba directamente en la cabeza.
-No hagas nada raro- le susurró al oído haciéndole temblar, mientras abría el maletero del coche-¡Entra! Creeme será mucho peor si te encuentra vivo Die…
La amenaza surtió afecto y justo en el momento que Die entraba en su campo de visión, cerró con rapidez el maletero.
-¡Kaoru!- gritó mientras sin tiempo, se lanzaba a abrir la puerta del copiloto- No sé que coño ha pasado, la alarma saltó y…
El otro parecía ignorar sus explicaciones y estar más concentrado en salir de aquel lugar antes de que más problemas sucedieran.
-¿Te dio tiempo ?- preguntando escuetamente e intentando que Die no notara que ocultaba algo.
- Sí-sonrió triunfante- Empecé por el señor nishimura y terminé con…- pareció masticar el nombre en su boca como si le causara asco-¿Toshiya? Esa especie de hijo adoptado que tenían-terminó apartando la mirada a la ventana del coche.
Kaoru arqueó una ceja en completa incredulidad. Die mentía. Era obvio, Toshiya estaba vivito y coleando en el maletero.
-¿Estás seguro?-preguntó sin querer delatarse-Te conozco…
-¿Quieres que te enseñe el tambor del arma?- alardeó sacando la pistola de un gesto-5 balas. Una por cabeza, y en este caso, literalmente, en cada cabeza hay una bala.
El otro suspiró ante la exhibición de su compañero. Era obvio que Die no sabia que había cometido un fallo. Lo que no lograba entender era qué había pasado para que no cayera en su error. Pero no era momento de averiguarlo. Debía dejar a Die lo más pronto posible e intentar arreglar por sí mismo aquel contratiempo antes de que este o el propio Hayato se enterara de su error.
Detuvo el coche en seco, al divisar el bloque de apartamentos que pertenecía a su compañero.
- Bueno, ya puedes bajarte Die- le informó, aunque su tono sonaba más a una orden.
El pelirrojo le miraba con cierto desconcierto. Sabía que algo fallaba en Kaoru, aunque no lograba saber qué. Realmente, aquel no era final de noche que había planeado, esa noche era digna de celebración y no iba a dejar que el sobrio carácter de Kaoru se lo estropeara.
-Pero Kao…-murmuró mientras deslizaba suavemente su mano sobre la pierna del otro- ¿Me vas a dejar solo?
El moreno volvió su vista hacia la de su acompañante. Sabía de las intenciones de Die, pero sencillamente, ni su humor estaba para ello ni el hecho de que aún tenia un asunto pendiente ayudaba mucho.
- Die, no es el momento- replicó mientras retiraba la mano- Hoy no es el día…
-Pero Kao- volvió a usar aquel tono de voz bajo y seductor- Me lo prometiste….llevas dando esquinazo mucho tiempo..
- No estoy de humor- volvió a asegurar mientras le detenia en su avance- Estoy demasiado cansado…
Die protestó, pero sabia que cuando Kaoru no ponía de su parte poco podía hacer. Se resignó con desagrado, bajando con lentitud del coche.
-Recuerda que mañana tenemos que estar temprano en la “oficina”-le recordó- Hayato querrá que le contemos nuestro gran éxito- fardeó con una amplia sonrisa.
En ese momento, Kaoru hubiera deseado poder mostrarle el contenido del maletero para borrar de nuevo aquella maldita sonrisa de superioridad.
-Nos vemos mañana Die- se despidió antes de que su enfado le controlara.
Y en la oscuridad de la noche, el pelirrojo miraba como el coche de su compañero desaparecia a lo lejos, sabiendo dentro de sí, que algo no iba bien, aunque todavía, no lograba entender por qué.
-Menos mal que esta maldita misión ha acabado- pensó mientras comenzaba a caminar- Por fin Kaoru volverá a ser el mismo….
Pero lo que Die no sabía, era lo lejos que estaba de la realidad. Kaoru había conducido más de media hora intentando buscar solución a su problema, sin saber muy bien a donde ir. No podía ir a las afueras. Si sus cuentas no fallaban, a estas horas toda la policía de la ciudad sabría del incidente en casa de los Nishimura. Y no era a la policía a la que temía, sino más bien a aquellos que estaban bajo el mando y las ordenes de los propios Nishimura. Probablemente, todas las salidas de la ciudad estarían custodiadas por la policía, que estaría buscando a los culpables del crimen.
-Sabía que esto no iba salir bien.
Improvisar siempre había sido su fuerte. Era parte de su trabajo; saber actuar y cambiar los planes en caso de que estos variaran o fracasaran. Pero esta vez, se encontraba en un callejón sin salida.
- No me queda otra opción- se lamentó.
No tenía más remedio que llevar a Toshiya al único lugar donde sabia que nadie le encontraría; su propia casa. Aparcó el coche lo más alejado posible de cualquier presencia. Necesitó varios minutos para relajarse y meditar. No podía mostrarse como estaba ante su rehén. Este no podía leer sus dudas y ese miedo que le invadía.
Cuando abrió el maletero, se encontró a un Toshiya encogió dentro del diminuto espacio. Sus ojos rojos y lagrimosos delataban el mal momento que estaba pasando.
-Se acabó el viaje-le anunció con voz grave.
Los ojos oscuros y asustados del otro se clavaron en los suyos y tuvo que disimular de nuevo al sentir aquel maldito nudo que amenazaba con hacer flaquear.
-¡Vamos!- dijo tomandole con brusquedad del brazo- Estas invitado a pasar la noche en mi casa- le dijo con sarcasmo.
Toshiya se dejó llevar casi por inercia, sin ser capaz de mostrar resistencia o protestar ante la evidencia de que era un cautivo.
-Nada de tonterías- le advirtió- Un movimiento en falso y…
Sabía que no necesitaba amenazarle. Su rehén estaba en más que obvio estado de shock y parecía estar completamente dispuesto a dejarse llevar. Tras algunos minutos, Kaoru se detuvo en la que era la puerta de su apartamento, y sin soltar el brazo del otro, abrió con rapidez la puerta arrojándole dentro con poca delicadeza.
-Sientate- le ordenó.
Kaoru comenzó a dar pasos sin dirección por la habitación. Sin quitar la vista del joven que se hallaba sentado en su sofá, quieto y silencioso.
- ¿Sabes?- comenzó a hablar- Este no era el plan… tú….tú no deberías estar aquí…- dijo en voz alta más bien, para si mismo.
Toshiya alzó la vista, clavando de nuevo sus ojos en Kaoru.
-¿Por qué Kenji?- preguntó con un hilo de voz-No entiendo…
El otro suspiró . Quizás sorprendido de que Toshiya aún no hubiera sido capaz de atar cabos.
- Toshiya….- hizo una pausa para controlar mejor su voz- No soy Kenji, soy Kaoru…y lo que ha pasado es que, estabas en el sitio equivocado, o mejor dicho, en la familia equivocada.
-¿Pero por qué?- volvió a preguntar suplicante.
-El negocio es así, se mantiene a base de eliminar a los otros…-contestó con frialdad.
-¿ El negocio?- abrió los ojos sorprendido- ¿ A qué te refieres?
Kaoru dejó escapar una leve risa de burla. ¿De verdad Toshiya iba a hacerle creer que no tenía ni idea del mundo en el que vivía?.
-¿Estan…..muertos?- preguntó con miedo a oír la respuesta.
El otro simplemente asintió. El más joven se llevó las manos a la boca, como intentando suprimir un grito de dolor. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, lágrimas silenciosas que obligaron a Kaoru a apartar la vista ante aquella escena.
- Die falló- volvió a recordarle- Tú deberías haber tenido el mismo final, ahora soy yo el que tengo el problema de qué hacer contigo entre manos- protestó fingiendo molestia y despreocupación
Pero Toshiya no le prestaba atención. Parecía estar más inmerso en asimilar la información que acaba de recibir que su propio destino.
-Kyo…- oyó murmurar en medio de aquel llanto silencioso.
De pronto un frío tacto metálico en su muñeca le hizo reaccionar. Muy cerca de él, Kaoru se inclinaba agarrando una de sus manos mientras le colocaba una esposa a su alrededor cerrándola al instante.
-Levántate- le volvió a ordenar.
De nuevo, volvió a dejarse llevar. Kaoru le condujo hasta un pequeño cuarto, que bien podía haber sido un trastero y le forzó a entrar.
-¿Qué esperabas?- le espetó al ver los ojos acusadores de Toshiya- No puedo dejarte suelto esta noche por aquí.
Dicho esto, cerro el otro extremo de las esposas en una estructura metalica, fuertemente anclada a la pared.
-Nunca he sabido para qué sirve- dijo señalándola- Pero creeme, moriras antes de soltarte de ella.
-¿Vas a dejarme aquí solo?- preguntó con terror.
Kaoru sonrió con ironia
- Me encantaría pasar la noche contigo en este cuartucho pero, creo que mi cama es mejor oferta- bromeó-Ahí tienes un par de mantas por si tienes frio, puedes acostarte, va a ser una noche larga.
Cerró la puerta sin querer estar un minuto más en presencia del otro. Echó la llave con cuidado, y se dirigió a su habitación para lanzarse en la cama casi sin fuerzas.
-¿Por qué ha tenido que pasar esto?- se preguntó.
Kaoru no creía en el destino. Pero en ese momento, estaba seguro que alguien en algún lugar debía estar riéndose del suyo. Sabía con absurda seguridad que esa noche iba a dormir muy poco. En su mente, solo se reproducían las imágenes de aquella noche de forma continua. En especial, la mirada triste y acusadora de Toshiya.
Suspiró decidido. Mañana tendría que acabar con ese problema. Aunque ello le costara su propia alma.