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Inocente amor por UsagiLawliet

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Notas del capitulo:

Me habían pedido continuacion de este one.shot, algo que no planeaba hacer, peor bueno.

Espero les guste.

Disfrutaba tranquilamente de mi cigarrillo, encerrado en aquella sucia habitación. No ha pasado mucho tiempo desde que empecé a fumar. Digamos que esta adicción empezó por culpa del perro. Extrañaba el olor a tabaco que llenaba mis narices. Él comenzó a fumar muy joven, era alguien atrevido, que le gustaba probar cosas nuevas. Cada vez que teníamos clase libre nos íbamos a una parte alejada de la escuela y lo veía disfrutar con deleite. Observe todo el lugar con cierto asco, olía a orines, todo estaba casi derruido, parecía que hasta un ligero viento podría tumbar la estructura. Pero eso no importaba ahora, tenía dinero, pronto podría rentar o quizás hasta comprar algún departamento. Mi vista se desvió ligeramente a la derecha, exhale una gran nube de humo negro y tire el cigarrillo al suelo para después apagarlo con mi pie. 
Mi maletín color marrón residía al lado del roto sillón que, a pesar de esto, continuaba cómodo y aún conservaba algo de su antiguo color carmín. Tome el maletín y lo abrí, dentro había alrededor de quince mil dólares. Dinero que acababa de robar de la joyería Western hace unas pocas horas y no solo tome los fajos de billetes, sino que también el vigilante nocturno, junto con él lugar, explotaron en muchos pedazos. Fue divertido verlo. Pero no he logrado mi objetivo principal. Joder. Ya van dos veces que me meten a la cárcel y dos veces que escapo. Aun así la persona que espero no ha hecho aparición.

Tome algo del dinero y comencé a contarlo. Cien, cuatrocientos, setecientos, mil trescientos, dos mil, dos mil cuatrocientos... Bien, al parecer tendré una buena vida por algún tiempo. Me deje caer de espaldas al sillón y cerré los ojos. Eran como las tres de la mañana, si, tres y media para ser exactos, esa era la hora en la que se podía escuchar algunos gemidos de placer en el departamento que se encontraba enfrente, cruzando la calle. Esta parte de la cuidad no es muy poblada y se puede escuchar cualquier cosa después de la una de la madrugada. La primera vez que los oí pensé: que pareja tan escandalosa. Uno de esos días, harto de tanto ruido, decidí asomarme a la ventana para ver qué es lo que podía visualizar. Prendí un cigarrillo mientras una silueta aparecía en el edificio contrario. Era un hombre al parecer alto, delgado, con una piel blanca y cuerpo bien formado. Sus cabellos eran rubios, un rubio tan delicado, tan suave, tan tenue, que a la luz del foco parpadeante parecía blanco. Usaba una camisa blanca y por alguna razón me recordó a Near. Acto seguido, una mujer se acercó a él y lo comenzó a besar. Ya no desee mirar más. Así que cerré la ventaba y me tire sobre el sillón. Mientras miraba el techo intente pensar en Near, pero me fue imposible imaginarlo como un joven apuesto. En mi mente su edad continuaba intacta, aún me parecía un niño. Creía que cuando lo viera -si es que lo lograba a hacer- lo único que me diría que es él serían sus cabellos blancos. Quizás aún continuaba con su manía de vestirse del mismo color. Sí era así, sería muy bueno para mí. Lo reconocería a kilómetros.

Un sonido repentino corto el aire trayéndome de vuelta a la realidad. Tome mi arma y el maletín marrón en el que metí una capucha negra. Salí rápidamente tratando de llegar a las escaleras antes de que alguien las lo hiciera primero. Cuando estaba a punto de llegar al primer escalón, sentí una presión sobre mi sien.

-¿escapando?, pensé que eras más valiente.

Reí ante aquella frase.

-a diferencia de ti, yo no soy ningún cobarde.

-¿a no?, entonces, ¿por qué huyes?

-gastar mis balas en alguien como tú, es un gran desperdicio -sonreí, aunque lo más probable es que no me vio. O quizás si ya que sentí la punta de su arma acercarse más a mi cabeza. No me moví.

-cállate y dame el dinero si no quieres morir -amenazó acercándose aún más. Yo, con un movimiento rápido, logre colocar mi arma justo sobre su corazón. El sintió el empujón y sonrió.

-puedo disparar más veloz que tu -apretó ligeramente el gatillo. Pensando que así iba a asustarme y me desharía de mi arma.

-no más rápido que yo -esbocé una amplia sonrisa y apreté el gatillo con fuerza. Su sangre mancho la pared cercana, mi cara, mi ropa, mi mano. Su cuerpo cayó y su cabeza golpeo en el suelo. Lo mire desangrarse unos segundos y luego Salí corriendo. Él y su grupo de delincuentes llevaban siguiéndome casi tres meses. Lástima que son demasiado imbéciles para atraparme.

Después de bajar las escaleras casi corriendo y recorrer varias cuadras, suspire sacando la capucha negra, la cual me coloque con sumo cuidado de que mi cabello no sobresaliera o mi rostro se viera lo suficiente como para luego ser reconocido. Camine un poco más. Pronto amanecería así que no había razón para intentar buscar un lugar en donde parar a dormir. Ya estaba acostumbrado a no dormir mucho. Si vives en los barrios bajos, tienes que mantenerte alerta. No paso mucho tiempo para que varios disparos volvieran a cortar el frio viento y un par de luces comenzaran a cubrir la carretera vacía. Rápidamente me metí a un callejón y, recargando mi espalda en la derruida pared, asome ligeramente mi cabeza para observar lo que me seguía, porque estaba seguro de que me seguían a mí.

-¡sal de allí, maldita escoria! -escuche una fuerte vez que claramente reconocía. Sostuve el aliento al notar que en sus manos se encontraba una metralleta- ¡sal de allí!, ¡de donde quiera que estés! -volvió a exclamar con furia en cada palabra.

Si me encontraba, me convertiría en hombre muerto...

Solo lograba oír el respirar agitado provocado por el rápido palpitar de mi corazón, era como si mi cerebro intentara escapar de todo desapareciendo cualquier otro sonido. Por un momento jure que estaba solo, por un momento  pensé que podía salir y no me pasaría nada. Pero no me arriesgue. No era momento de portarme como un valiente si mis enemigos eran muchos más que yo y sus armas eran más poderosas que mi simple pistola. Si salía, no me dejarían hasta verme en un charco color carmín. Sus gritos repletos de una furia interminable continuaron cruzando el aire, pero se detenían allí.

Tarde varios segundos, quizás minutos, en reaccionar. Voltee a mi izquierda, luego a mi derecha, las luces habían desaparecido, los gritos también, ¿o acaso mi mente estaba jugando de nuevo conmigo?

Salí corriendo sin pensarlo dos veces, con el maletín pegado a mi pecho con ayuda de una de mis manos y, con la otra, cuidaba que mi capucha no descubriera mi rostro.

 

La luz comenzaba a salir, me levante de la cama para tomar un baño, pero me detuve frente al espejo de cuerpo entero de la habitación. Creo que he cambiado mucho estos últimos años. Ni yo mismo me reconocía. Di un estirón de potro, mis cabellos ahora se encontraban más largos, aunque mantenían su mismo color blanco. Hasta mi forma de vestir era más variada. Todo mi cuerpo ya no era el de un niño, y eso, en cierta forma, me preocupada. Tan solo imaginarme en un cuarto lleno de pantallas, sentado todo el día en una silla incomoda, como hacía L, me provocaba aún más preocupación. ¿Acaso ese era mi futuro?

Mis manos se deslizaron por mi torso, hasta bajar a mis pantalones, los cuales desabroche con lentitud. Al estar completamente desnudo, llegue de nuevo a la conclusión de que intentar ser como antes sería una misión imposible. Me sentía tan vulnerable, solo, triste, como si algo me faltara, algo que llenara este hueco en el corazón que parecía no querer desaparecer. Ni el paso de las primaveras lo había logrado. "Hay algo que extraño, algo que me hace falta, pero no sé qué... ¿Qué piensas, Mello?" Mi mirada giro directo a la ventana. Para ser sincero, esperaba ver a mi amigo allí parado. No saben cuánto lamento que mis últimas palabras hacía él fueran: te sentí ayer por la noche. Sé que él no me escucho. "Durante todos estos años me he preguntado qué es lo que hacías en mi habitación tan noche, Mello", mencione mirando una foto de él que residía en mi mesita de noche.

Alguien toco la puerta.

-Near, ¿estás listo? -escuche la voz de L.

-pronto lo estaré -sonreí ligeramente y entre al baño.

Notas finales:

RR?


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