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En los ojos de Luna por Blacky

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Notas del fanfic:

Reviews!!! x´D

Nekumi... fuuu exito! *-*

Un día caluroso, el mes de abril siempre estaba caluroso y húmedo a causa del otoño. Me encontraba recargada contra un árbol mirando hacia la nada. Mis deberes estaban hechos y tenía toda la tarde para mi sola junto a un libro de seres magníficos: hombres lobos, magos, duendes, hadas y mis favoritos, sí: los vampiros; se comerían mí tiempo.

 

Desde mi llegada a este internado había encontrado todo tipo de personas. Estaba mi fiel amiga Maritzza, una chica de mí estatura, cabello bastante corto y piel bronceada. Ella era de segundo año y según todos, éramos amigas inseparables o, eso creían. La verdad es que nuestra amistad había terminado. También se encontraba Mariana un príncipe en cuerpo de mujer, y finalmente mi amante, Belén.

En ese momento miré hacia mi derecha y allí venía ella, Belén esa amiga-amante mía de segundo grado, yo tenía novia sí, pero eso no me quitaba la oportunidad de divertirme un rato con alguien que me daba lo que ella misma no se atrevía.

 

– ¡Hola peque! –me saludó con un fugaz beso en los labios, cargado de dulzura.

 

–Hola Belu, ¿Cómo te va? –pregunté sonrojándome y clavando mi vista en las letras de aquel libro.

 

–Andas fría peque, ¿Qué ocurre? –evadió mi pregunta.

 

–Estrés –mentí. Sus ojos me gustaban, negros y tan bellos, su cabello brillante y su sonrisa, capaz de derrotar un ejército.

 

–Todas estamos a sí, es horrible –dramatizó.

Sin decir nada me recargué en su hombro y sonrió, su aroma era muy dulce. Sentí como su cuerpo se tensaba extrañadamente, pero luego volvio a relajarse cuando dijo:

 

–Oh. Hola Yaz –saludó a mi novia que en ese instante habia llegado.

 

–Hola, Belén. ¿Qué haces por acá? ¿No tienes mucho que hacer? –mi novia la cuestionaba notoriamente. ¿Se odiaban? Quién sabe, ¿Yazmín sospechaba de Belu y yo? Quizá.

 

–De todas formas debo irme –Belu sonrió y se levanto mirando fríamente a Yaz.

 

–Adiós –Yaz solía ser fría cuando desconocía a las personas y desconfiaba-. Odio a esa chica –espetó mirándome y sentándose un momento a mí lado.

 

–No debes, es linda y me cae súper bien –objete sonriendo. Luego, sin previo aviso, me acerqué y la besé, un beso tierno, sin lengua.

 

–Ya, amor debo irme –la miré tristemente. –Perdona, pero tengo que ordenar la habitación, es todo un caos.

 

–Está bien, no te preocupes, ve –me dio un fugaz beso y se fue.

Yazmín, mi novia la chica más tierna, dulce, maravillosa, fantástica y hermosa que había visto, ¿Lo digo porque es mi novia? Sí, quizá. Ella cursa el último grado, es alta, atlética, su cabello es tan negro como las sombras y sus ojos son marrones, tiene un pasado no muy lindo... lo peor es que lo sé y cada vez que habla de ese pasado me lastima, sin siquiera darse cuenta.

Miré anonadada como se alejaba hacia su dormitorio y solté un suspiro, ella no merece que yo juegue con Belu, sin embargo…

 

– ¿Hola? –dirigí la mirada como un rayo hacia esa voz, Maritzza, me miró con una frialdad única muy propia de ella, es un iceberg, se acercó, y yo retrocedí un par de pasos como si aquella cercanía me causara dolor físico-. ¿Te asusto?- me preguntó.

 

–En absoluto –dije. No me atrevía a mirarla a los ojos. Dolía mirarla y más si ella me miraba de esa forma.

 

–De acuerdo –se dio media vuelta y clavó su mirada fría en el horizonte.

 

–Nos vemos después –dije de pronto sonriendo a duras penas y huí de ese lugar corriendo.

Mis lágrimas caían como cascadas. Y pensar que hace una semana ella era mí mejor amiga quien sabía todo acerca de mí. Algo me golpeo y caí al suelo cerrando mis ojos y abrazando el libro.

 

–Aush preciosa, perdóname –esa dulce voz, fiu, salte a sus brazos y la abrace.

Era Mariana que rió y me abrazo fuerte-. ¿Qué le pasa a mi pequeña? –preguntó sonriendo sin soltarme y besando mi frente.

 

–Mariana, Mariana –sollozaba en sus brazos

 

–Tranquilízate pequeña, todo estará bien –mantuvo su abrazo cálido-. ¿La viste? –preguntó curiosa.

 

–Sí –suspiré hondo y la solté-. Perdóname –susurré y como si nada seguí corriendo sin rumbo hasta perderme entre las chicas.

 

Caminaba sin rumbo fijo, observando los enormes edificios. ¿Desde cuándo soy tan observadora? Quién sabe, me gusta ver sus locas formas, extrañas más bien. Un mundo de ensueños, historias de amor, amor, me pregunto si lo que siento es amor.

 

–Fantástico –sonreí y caminé. Miré a las chicas apuradas, entre ellas encontré a mi compañera de habitación, Constanza, corriendo bastante atareada hacia el edificio, esa chica es admirable. No hemos hablado mucho, cruzamos solo saludos un “buenos días” un “hola” y un “adiós”. Y ¿Por qué ella tiene deberes y yo termine? Fácil, no fui a las clases hoy, no estaba muy animada.

 

Al encontrar al fin un buen lugar me sente un rato; Sin embargo, en ese fugaz instante el cielo oscureció y comenzaron a caer unas gotas heladas, un escalofrió recorrió mi espalda. Me levanté como un rayo y, al tiempo corrí, sentía que mi ropa de adhería a mi cuerpo, el libro que llevaba en las manos cayó en algún lugar, me prometí recogerlo alguna vez.

 

Mi corazón latía apresurado, la lluvia golpeaba mi rostro cada vez más fuerte. ¿Un escondite? Analicé cada lugar posible con una fugaz mirada, nada para cubrir mi tembloroso cuerpo. Mis labios temblaban y el frío se hacía presente. Vientos congelantes, un momento una puerta…

Corrí lo más rápido que me daban las piernas y entré apresurada, paré en seco al ver a una chica escribiendo, o más bien intentando escribir algo… la analicé. ¿Me estaba volviendo loca? ¿Era un fantasma? Sí, sí, yo creía en todo ser misterioso del que leía. ¿Último grado? ¡No estaba loca!

 

–Ho…hola –balbuceé apenas. Mis piernas temblaban, que curioso.

Me miro en silencio y con un tosco movimiento de cabeza me devolvió el saludo. Miró su cuaderno y siguió escribiendo.

Mi ropa estaba adherida a mi cuerpo 

 

– ¿Te importa si tomo asiento? –dije mirándola. ¿Me ignoraba o yo era la confundida? y, si... ¿Era un fantasma? Dios, esa chica era ¡HERMOSA! En toda la extensión de la palabra, pero tenía una duda-. Oye, ¿Eres un fantasma? –pregunté mirándola fría, tratando de esconder el miedo que en ese momento sentía.

Soltó una risita un tanto molesta.

 

– ¿Un fantasma? –Hizo una pausa-. Claro que lo soy –sonrío-. Esta es mi guarida y siempre estoy esperando a que una chica venga para así alimentarme –me quedé incluso más pálida de lo que la lluvia me había dejado-. Es broma, pequeña. No soy un fantasma –me relajé por completo.

 

– ¡Que alivio! –Solté un suspiro ahogado-. Pensé que de verdad me comerías –sonreí tratando de volver a mi color natural.

 

–Ten –dijo dejando a un lado su cuaderno y quitándose el chaleco del colegio-. Colócatela o te resfriaras.
Yo mire el chaleco que me entregaba y me quede realmente sorprendida, sonreí y negué con la cabeza.

–No hace falta, estoy bien, son unas gotitas de agua nada pasará –mentí-. ¿Qué hacías antes de que llegara? ¿De qué son tus escritos? –pregunté curiosa mirando su libreta atentamente.

Su mirada fría me hizo temer por mi vida, si no era

fantasma era un ¡vampiro!

 

–Tómalo –ordenó-. O no te diré –que mala.

Me asusté y tomé el chaleco, quite parte de mi ropa mojada no sin antes esconderme tras unas cajas. Al salir las extendí sobre las cajas. Me senté a su lado.

 

–Es una novela. Solo una fantasía romántica –respondió finalmente a mí pregunta, y bajó el rostro, ¿Se sonrojó? ¿Por qué?

 

–Vaya –dudé-. ¿Puedo leerla? –pregunté dudando.

 

–De acuerdo –accedió al fin, pensé que no aceptaría. Me tendió el cuadernillo en la primera página, me quedé fascinada con su forma de narrar, había borrones en algunos lados.

 

–Me gusta tu forma de escribir –susurré sin mirarla. Tomó el cuadernillo y volvió a la última página-. Y tú, ¿Por qué estas en este lugar? –pregunté curiosa.

 

–Por nada –respondió. Sí, de mala gana.

 

– ¿Eres de ultimo grado? –seguí interrogando a mi presa.

 

–Sí –respondió sin muchos ánimos y peor a un, sin mirarme.

 

–Hem… y ¿Cómo te llamas? –no pararía de interrogarla hoy, de eso, debía estar segura.

 

–Kim –desganada buuu…

 

– ¡Oh! Yo soy Luna mucho gusto –dije animada sin dejar de sonreír.

 

–Aja…

 

–Esto…  ¿Y qué te gusta hacer? –pregunté mirándola intensamente, quería entablar una conversación provechosa.

 

–Solo escribir –respondió tajantemente.

 

–Ah… y ¿Te gusta el chocolate?

 

–Supongo –hubo un terrible silencio.

 

– ¡Pff! –me molesté-. ¡Eres aburrida! –me quejé mirando hacia otro lado-. No te pareces para nada a ella –sonreí nostálgica al recordarla.

 

–Si te parezco aburrida ¿Por qué sigues aquí parloteando? Soy como soy y no porque una niñita quiere que sea más sociable lo seré –y sin más se fue de la bodega.

¡Demonios, mi intención no era molestarla! Esa chica sí que era algo ruda.

Salí después de ella y no pude divisarla. Oh, demonios, tenía que entregarle el chaleco y pedirle una disculpa. Kim, de verdad mi deseo no era molestarte.

En fin mañana le preguntaría a Yaz si sabía algo de esta niña, corrí hacía mi dormitorio y encontré allí a mi compañera terminando de acomodar sus cosas, vaya ¿Hace cuanto había sonado la campana? ¡Demonios! Había dejado mi uniforme en ese lugar, ni hablar al otro día volvería por el.

Notas finales:

Recuerden leer "En los ojos de Kim"

http://amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=61519&chapter=1

y ahora, que pasará con ellas?

y quiero revos! nos leemos después..!!


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