Caminaba lentamente por el pasillo, no tenía prisa por llegar al aula, le quedaban 10 minutos para que comenzara el segundo bloque y no había mucha gente en los pasillos debidos a que estaban todos almorzando.
Subió las escaleras, su destino se hallaba en el penúltimo piso del lugar y aunque a veces no le hacía mucha gracia subir todas esos escalones corriendo, debido a que llegaba tarde, la vista que tenía desde las ventanas del aula lo compensaban.
Terminó las escaleras, dobló a la izquierda y caminó hasta la segunda puerta. Acercó su mano a la perilla para abrirla pero antes de que pudiera siquiera tocarla ésta giró bruscamente y se abrió la puerta mostrando la figura de un muchacho, uno de sus compañeros de clase.
Estuvieron a punto de chocar, sin embargo, ambos lograron percibir al otro antes de que esto pasara.
-Ah… Eso estuvo cerca. – le dijo sonriente el joven que había abierto la puerta y que ahora salía por esta.
-Sí… – no agrego nada más, solo entró y se dirigió a su lugar, pero antes de que pudiera llegar, el mismo muchacho lo detuvo.
- ¡Ah! Ahora que recuerdo, Naim, te dejaron esto. – extendió su mano mostrando un sobre.
-¿Quién la dejo? – tomó la carta y la miró con atención. El nunca recibía cartas en la universidad, estas siempre eran enviadas directamente a su casa.
-Un tipo más o menos de nuestra edad, quizás algún amigo tuyo. – respondió restándole importancia.
-No creo que haya sido uno de mis amigos, ellos están ocupados a esta hora, no tendrían tiempo de venir y si lo hicieran no me dejarían una carta en manos de otro. – realmente aquello le estaba pareciendo muy extraño. – ¿Tú no recuerdas como era?
-Hm… no lo sé. – hizo un ademán de recordar más, pero al final sólo terminó pidiendo perdón – realmente no muy bien, ya que, me entrego la carta y se fue casi corriendo, creo que tenía el pelo castaño claro, casi rubio, y traía puestos lentes de sol.
-…… - se quedó en silencio, aquello ya no le estaba gustando, encontraba toda esa situación verdaderamente extraña. – Y ¿cómo es que te la entregó a ti?
- Pues, – hizo una pausa antes de continuar – Cuando lo vi afuera de la sala me acerque a pregúntale que quería y me entregó esto diciéndome que te lo diera a ti, que era de suma importancia.
-¿Y no dijo nada más? – quería saber quién habría traído la carta a la universidad y por qué no la había enviado a su dirección.
-No, sólo lo que ya sabes – se encogió de hombros y despidiéndose salió de la sala dando por terminado el tema.
-Gracias - no sabía si había alcanzado a oírle, pero tampoco le importó. Apenas estuvo solo, su mirada se posó nuevamente en el sobre - Quizás tenga escrito quien lo envió.
Mas, al dar vuelta el sobre y leer a quien iba realmente dirigida, su corazón pegó un brinco dentro de su pecho.
***
Su respiración se regularizaba a medida que entraba aire a sus pulmones y su pulso comenzaba a descender. Había corrido para poder llegar a la entrada de la universidad donde se reunirían.
Tras leer a quien iba dirigida realmente la carta y haber pasado la sorpresa inicial, decidió que lo más conveniente en esos momentos era contactarse con Louis, él era la única persona que podía ayudarlo. Sin pensarlo dos veces sacó su celular y buscó su número mientras salía del salón dirigiéndose a la facultad en la cual él estudiaba.
El teléfono comenzó a marcar cuando ya se encontraba llegando a las escaleras, y mientras las iba bajando tuvo que esperar uno, dos, tres tonos hasta que contestaran.
-¿Aló? ¿Naim? – una voz gruesa le respondió la llamada. – Tanto tiempo sin saber de ti hombre, ¿cómo has estado?
-Eh... Hola, Louis. - desde que habían salido del colegio no habían vuelto a verse, excepto las veces que se encontraron por casualidad en la universidad, las cuales eran pocas, ya que iban en facultades diferentes. – Sí, ha pasado algo de tiempo. Yo estoy bien – “o hasta hace un momento lo estaba”. No quiso terminar la oración – em... ¿Y tú?
-Pues... un poco cansado porque se vienen los exámenes finales. – tras terminar la oración se oyó un suspiro desde el otro lado de la línea, como dando más énfasis al hecho de que estaba cansado. – Pero dentro de todo estoy bien.
- Me alegro...- en realidad no tenía idea de cómo decirle aquello, pero ya lo había llamado así que tendría que abordar el tema de alguna forma. – Em... Louis, te llamaba porque necesito tu ayuda.
-¿Mi ayuda? ¿Y para qué? – un tono de sorpresa se hizo presente en su voz. – no te habrás metido en algún lío ¿verdad?
-En realidad, no lo sé, Louis. – ya solo le quedaba bajar un piso para poder llegar a la entrada del edificio.
-¿Cómo es eso? – ahora la preocupación se había mezclado con la sorpresa que antes había aparecido en su voz. – Hombre realmente me estas preocupando ¿cómo es eso de que no sabes que está pasando?
-Es que, no lo sé… – intentaba esquivar a los estudiantes que ahora se dirigían apresurados a sus salones – Por eso necesito tu ayuda, además de que, creo que esto también te concierne a ti.
-¿A mí?...- el joven guardo silencio por un momento y luego se escucharon pasos apresurados- ¿Naim en dónde estás?
-Voy hacia la entrada de la universidad. – realmente, ahora no le preocupaba perder clases – De hecho, te llamaba para....
-Voy para allá. – y la llamada se cortó.
Naim se apresuró un poco más, todavía le quedaba un buen tramo para llegar a la entrada principal, además que la facultad de letras estaba casi al lado de ésta, así que, Louis no se demoraría en llegar allí.
Aumento la velocidad, su respiración era irregular y ya comenzaba a sentir el cansancio de la carrera que estaba sosteniendo. Mas, estaba ya cerca, por lo que se permitió alentar un poco el paso. Estaba a pocos metros de su destino y pudo vislumbrar, como una figura alta y muy familiar para él venía corriendo desde la dirección contraria, hacia el mismo lugar.
Se detuvo cuando llegó a la entrada. Unos segundos después la figura que había visto desde lejos, llegó a su lado.
-¿Y bien, de que se trata? – pronunció, su respiración se había agitado levemente, aún cuando el camino que recorrió era corto, no pudo evitar preocuparse.
-Hace un rato me entregaron esto… – dijo con un tono algo monótono, para enseguida extender su mano y enseñarle el sobre. Aún no sabía cómo explicarle aquello, en realidad, ni siquiera el mismo podía entenderlo.
Louis tomó el sobre, lo miró por unos instantes sin mucha atención para luego volver a mirar a Naim, quien mantenía un gesto de clara incertidumbre; pocas veces lo había visto así, y ya con eso podía percatarse de que algo no estaba bien. Volvió su mirada al sobre, esta vez examinándolo con mayor detenimiento, en el momento que encontró el nombre del remitente fue cuando se le heló la sangre, sus ojos se abrieron de tal manera, que la sorpresa que se había llevado era evidentemente grande. Sus manos comenzaron a temblar un poco, con eso había logrado entender un par de cosas, miró nuevamente a Naim, ahora mantenía la mirada baja.
-¿Quién te dio esto? – no podía controlar el nerviosismo en su voz.
-Cuando llegué al salón uno de mis compañeros me la entregó, al principio me parecía extraño… - levantó la mirada y se encontró con los ojos desconcertados de Louis.
-Pero, ¿cómo es que…?
-Me dijo que un chico de cabello claro le encargó entregármela, pero no podría reconocerlo, porque llevaba lentes oscuros. No sé cómo tomar todo esto.
-¿Ya viste si tiene algo escrito dentro? Porque si se trata de una broma, es de muy mal gusto. – sentenció Louis con el semblante serio, no dudaría en partirle la cara al genio que estuviera jugando con aquella situación tan delicada.
-Aún no, pensé que sería mejor enseñártela primero… - se cortó momentáneamente. – puede que sea egoísta de mi parte, pero no tengo idea que pensar sobre eso, y mucho menos sé cómo reaccionaría frente a lo que estuviera escrito allí.
-No tienes porque sentirte así, en tu lugar habría hecho lo mismo. – sabía perfectamente que tratándose de ese asunto quién resultaba más afectado era Naim, y aunque no era culpa suya, el remordimiento de no poder haber hecho algo, aún lo mantenía inquieto.
Después de todo lo que habían pasado en aquellos días, cualquier cosa que se relacionara con el incidente les ponía muy tensos, y ahora, de la nada aparecía esta carta que estaba dirigida a esa persona.
Pasaron unos cuantos minutos, se había formado una tensión silenciosa, apenas podían controlar sus nervios, pero entonces, Louis rompió el ambiente al deslizar su dedo índice bajo la pestaña del sobre, la que estaba pegada en la punta, con mucho cuidado fue aplicando más presión y lentamente el pegamento se resquebrajaba, hasta que finalmente la pestaña se deprendió, Louis dudó unos instantes previamente a sacar el papel que estaba dentro, al menos ahora estaban seguros que el sobre sí contenía algo, y al sacar la hoja de adentro, tan sólo con tantearla con los dedos, pudo notar los relieves que se formaron en esta, como suele ocurrir cuando se escribe a lápiz; sin embargo, el rose fue muy leve, de inmediato notó que en algunas zonas el papel había sido casi rasgado, por ende, quien haya escrito esa carta había cargado de sobremanera el lápiz.
Con discreción, desdobló el papel, lo giró hasta poner las letras en la orientación correcta, para enseguida comenzar a leerlas de modo que Naim también escuchara.
“Hola Sean:
Esta carta es especial, su significado lo es, espero que la entiendas y la cuides porque me esforcé mucho por encontrar aquellas frases que eran necesarias.
Cuando iba al colegio tenía 2 amigos muy especiales los cuales buscaban siempre ayudarme, por lo que les debo y les deberé mucho siempre. Ellos y otra persona hicieron que ese colegio fuera y siga siendo muy, muy importante para mí, ya que, me enseñó muchas cosas, conocí también a muchas personas, aunque pocas de cursos menores, quizás solo una que realmente es importante mencionar.
Debería darme una vuelta por el colegio para encontrarme con aquellas personas que hace tiempo no veo y que podrían tener una gran inteligencia que pudiera beneficiarme en algo.
Podría decirles a mis amigos que me ayudaran a encontrar a esa persona, porque quizás está un poco cambiado, pero todavía creo que el color rojo combina perfectamente con el uniforme.
Recuerdo muchas ocasiones en las que íbamos a la azotea a dormir, nos encantaba ese lugar, nos saltábamos las clases para poder echarnos una siesta.
Todavía lo hago, después de tanto tiempo aún sigo durmiendo a esa hora, espero que no cambie ese hábito porque me sirve mucho para poder encontrarme a mí mismo.
Me faltó tiempo para escribir, pero tengo fe en que pueda enviar otro mensaje, aunque sea corto, en poco tiempo.
Cuídate y mándale muchos saludos a Damian, creo que le servirá...
Se despide Sean”