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Como amo a mi reflejo por Arian_Sly

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Notas del fanfic:

Bueno los personajes del host club no me pertenecen; de lo contrario los gemelos no solo aparentarían romances XD

 

Notas del capitulo:

Bueno, me inspiré para este fic luego de una tediosa clase de psicología (francamente ya no recuerdo que me pudo haber inspirado de una clase de esa); según dicen la notas (mi memoria ya no es fiable) el profesor habló de reflejos... ¡No recuerdo esa clase!

Bueno, al grano, el chiste es que estoy editando esta piltrafa de fic que estaba para llorar -en cuestión de ortografía. Ahora ya está legible. XD

 

 

Kaoru, si me llegara a parar frente al espejo, no sé qué es lo que vería. Últimamente ya no siento que sea yo, más bien, cada vez que me miro te veo a ti. Que ridículo ¿verdad?

Pero, es que en serio, ya no sé donde estoy, si no estoy contigo; ya no sé quién soy, si no estoy cerca de ti; ya no se cual es mi cuerpo si no toco el tuyo. Por eso estoy aquí, frente a ti, tratando de fingir que es un espejo al que le estoy diciendo esto, acariciando lentamente tu rostro, para que tu silueta me remita una respuesta…

¿No lo ves? He atravesado la línea de lo fraternal. Tal vez sea egocentrismo, tal vez realmente te amo. Sea como sea, se un espejo sólo por hoy, y regrésame las palabras que te diga, aunque no lo sientas.

Hikaru alargó la mano para alcanzar el mentón de su hermano gemelo, que pese a la sorpresa se dejo hacer, sin oponer la más mínima resistencia. ¿Por qué lo hacía? Él amaba a su hermano, sí, lo amaba desde el fondo de su corazón, pero como lo que era, ¡su hermano! No de otra manera.

Hikaru acerco su rostro al de su hermano y unió sus labios en un tímido roce que sólo sirvió, para que los vellos de Kaoru se erizaran, como si una corriente eléctrica lo hubiera atravesado. El mayor de los gemelos se separó al darse cuenta de que su hermano no correspondía al beso, y peor aún, estaba tan asustado que había comenzado a llorar.

¿Por qué lloras? ¿Tan malo es lo que he hecho? Oh, Kaoru, ahora más que nada eres un espejo para mí, tú sueltas las lágrimas que a mí me encetaría derramar. Perdóname, perdóname por no saberte amar como a un hermano, perdóname por necesitarte como al aire; pero sobre todo, perdóname por hacerte llorar. Te prometo que no te volveré a tocar. 

 —Hikaru —llamó suavemente el menor, mientras se limpiaba las lágrimas que sin querer se había escapado de sus ojos. Era la emoción, era la ansiedad, era el temor, tal vez más que todo era eso, el temor de que el también amara a su hermano, como se supone no debes hacerlo.

—Perdón Kaoru… —susurró quedo el mayor dándole la espalda a su ‘espejo’ —le diré a la criada que me prepare una habitación… no creo que sea conveniente que sigamos durmiendo juntos.

—Bien… —respondió simplemente el gemelo menor, sentándose sobre la cama y abrazando sus rodillas  —nos vemos… mañana.

—Sí —musitó Hikaru, tratando de contenerse de ni echar a llorar ahí mismo.

Sabes Kaouro, estoy enamorado de los espejos, porque sólo con ellos, puede hacerte lo que quiera sin lastimarte, sólo en ellos, puedo imaginar tu reflejo, jadeando mi nombre. Pero aun así al chico del espejo, le falta la pureza de tus ojos, le falta tu inocencia… 

Paso una semana completa, en la que los gemelos casi no se hablaban, evitaban a toda costa estar cerca el uno del otro, cosa que en un pasado se hubiera visto como una aberración a la realidad. Todos en el Host Club estaba preocupados, pero ninguno se atrevía a intervenir, y no era precisamente porque no quisieran.

—Esto está mal, Kyouya. Tenemos que intervenir —dijo un rubio mientras observaba a un distraído pelirrojo que miraba el cielo por la ventana, mientras que disimuladamente se limpiaba una que otra lágrima furtiva que se escurría de sus ojos —Kaoru lleva así ya tres días… es más que una pelea, comienza a estar deprimido enserio.

—Tamaki, te lo diré solo una vez más, ¡no es nuestro problema! —Dijo el chico de lentes mientras tecleaba algo en su computadora —mientras no afecte al club a nosotros no nos concierne.

Hikaru, me he preguntado una y mil veces: ¿Cómo es posible que alguien como tú, se haya enamorado de alguien como yo? Aún me parece imposible. Y lo que es más doloroso, mi duda te ha alejado.

Me levanto todos los días esperando encontrarme en el piso, para poder saltarte encima mientras aun estás dormido; pero ya no estás en la habitación. Me escabullo cuando te bañas para intentar sorprenderte, pero ahora pones seguro a la puerta. Tal vez te has equivocado, no es que estuvieras enamorado de mí, solo querías experimentar; y porque te hubieras quedado a mi lado, no me habría importado.

¡No sabes cuánto te necesito Hikaru! No sabes lo mucho que me duele el ver que a ti no te afecta tanto mi lejanía, como a mí la tuya. Te parecerá tonto… pero jamás me he imaginado casado, siempre me he imaginado a tu lado. Me he enamorado de mi reflejo, pero parece que ahora no sé cómo encontrarlo.   

—Kyouya —volvió a llamar Tamaki con un toque de molestia —, vamos al menos habla con alguno… a ver si se pueden resolver las cosas.

Se escuchó el golpe seco de la comparadora caer sobre el escritorio de mala gana, a la par que su propietario se levantaba de su lugar, y se acercaba a la ventana.

—Kyouya-sempai ¿Qué ocurre? Parece molesto —dijo Kaouro tratando de parecer normal —Se habrá peleado con ‘papá’ otra vez.

—¿Hasta cuándo van a seguir con esto? —el menor hizo cara de no entender, logrando que chico de lentes se molestara aun más —eres patético Kaoru, deambulas como perro lastimado, pregonando tus lágrimas escondido en los rincones, y te mueres porque él te las seque, pero no tienes ni las agallas de hablarle, a menos de que estén frente a las clientas y puedas decir que fue por ello. ¡Ya madura! ¿Crees que él te va a entender?  Para que lo haga tienes que hablar,  a ver si así dejas de estar dando lastima. De seguro que por eso te dejo, necesita a alguien con más carácter.

—¡Kyouya! —reclamó Tamaki que había escuchado solo la ultima parte del monologo del de lentes, y ahora veía las consecuencias en los ojos del pelirrojo gemelo —Kaoru… el no quiso decir eso… es solo, está molesto.

—Síguete engañando… sabes que tengo razón —concluyó Kyouya para dar media vuelta, para quedar frente al gemelo mayor —y los problemas se duplican.

—Sempai, ¿Qué le dijo a Kaoru?—pregunto Hikaru con semblante molesto.

—Que los ‘Montesco’ y los ‘Capuleto’ son de la misma sangre*  y que es hora de que hable con su Romeo —contestó el de lentes —te necesita Hikaru —concluyo bajito, para pasarlo de largo.

—Kaoru… es hora de ir a casa —llamó Hikaru con un poco de temor en la vos.

—Hikaru… yo… —comenzó a hablar Kaoru, pero se detuvo —ya voy… solo necesito recoger algunas cosas —terminó por mentir, a la par que se paraba para tomar su mochila y fingir que buscaba algo en la misma.

El mayor emitió un sonoro suspiro y salió de la 3ª sala de música sin decir más. Yo no soy su Romeo, soy su Marcucho *   se dijo a sí mismo el pelirrojo, con un semblante deprimido.

—No hables, Tamaki —advirtió Kyouya, mientras en sus lentes se reflejaba la imagen del monitor —yo ya hice lo que estaba a mi alcance, lo demás es cosa suya.

El rubio asintió, mientras veía al segundo hermano salir por la puerta. Era cosa suya, muy cierto, pero a veces, no somos capaces de resolver nuestros propios problemas.

 

Tal vez Kyouya-sempai tiene razón ¿verdad, Hikaru? Soy un cachorro herido, y necesito que tú me cures, pero tal vez ya te cansaste de ser mi paño de lágrimas sin tener nada a cambio. ¡Lo siento tanto!

Me paro ante el espejo y espero que éste me seque las lágrimas, pero mi reflejo sólo llora en silencio. Mi reflejo ha perdido esa fuerza que tenía cuando te veía a los ojos. Hikaru, yo no soy ni la mitad de bueno si no te tengo a mi lado.

El menor de los gemelos salió a paso veloz de su habitación. Pasaba de la media noche, así que probablemente todos estarían dormidos, pero tenía la necesidad de ver aunque fuera una vez la cara de su hermano, de verse a sí mismo, como lo que no era.

Pero cuando llegó al corredor, se topó con un espejo. Hikaru también estaba despierto, y estaba ahí, frente a él.

El mayo giró la cabeza, para no tener que ver a su hermano, haciendo una mueca al mismo tiempo. No quería que se notaran las marcas en sus ojos.

No era propiamente del tipo de personas que llorara, pero la lejanía del amor de su vida lo había debilitado mentalmente, al punto de que al creer verlo en el espejo de su habitación, perdió la cordura, rompiéndolo y logrando que su mano sangrara. El dolor físico le hizo sacar, lo que el dolor del alma no había logrado.

—Perdóname, Hikaru —susurró bajo el menor —no yo soy lo que tú te mereces, ni lo que a ti te gustaría que fuera. Pero te aseguro que lo que soy, lo soy por ti. —concluyó antes de besar a su hermano en los labios, para separarse casi de inmediato.

El mayor tomo violentamente a su copia, estrellándolo contra la pared —¿Te divierto Kaoru? ¿Es divertido verme tocar el abismo? ¿Por qué lo haces? si no me amas, déjalo así, no necesito que te compadezcas de mí.

—¡Lo menos que haría seria compadecerme de ti! —le recriminó el menor, comenzando a soltar lágrimas.

—¡No llores! —le ordenó en un grito el mayor, haciendo que el cuerpo de su hermano se estremeciera bajo el suyo —contesta ¿Qué te hizo mágicamente cambiar de opinión?

—No lo entiendes ¡maldita sea! ¿Sabes lo que es despertarme todos los días buscándote en la cama? ¿Las ganas que he tenido de abrazarte y besarte? Hikaru, tú para mí lo eres todo —sollozó el menor mientras se abrazaba al cuello de su hermano —. No sé que sea amor, jamás había pensado que lo que teníamos fuera amor. Pero sé que jamás me he imaginado mi vida sin ti.

—Kaoru —susurró Hikaru con un nudo en la garganta, mientras abrazaba un poco a su hermano, pero ente los espasmo del llanto, lo apretujo contra su pecho intentado fundirse con él.

—Perdóname por no habértelo dicho ese día. Yo no soy nadie sin ti, no soy nada, te necesito más que al aire. Por favor, no me dejes solo. —rogó Kaoru, empapando a su hermano de sus saladas lágrimas.

—Nunca… te lo prometo —juró el mayo con una sonrisa. Mágicamente el dolor de la herida en su mano se había desaparecido, ya tendría tiempo mañana de quejarse de eso, ahora solo quería regocijarse de tener entre sus brazos a su hermano.

Las prendas de ambos chicos se perdieron a mitad del camino hacia la cama, mientras los cuerpos chocaban tan torpemente como los labios, y la pasión forjaba la experiencia del amor.

La luna fue testigo de los beso que rego el mayor sobre el cuerpo de su reflejo, mientras que este apretujaba las sabanas debajo de él, y dejaba salir de sus labios gemidos de gozo y felicidad.

Qué cosa podía ser más hermosa, que tener a tu lado, a la persona que más amas, que mostrar tus sentimientos con roces, y expresar tus emociones con susurros.

El sudor perlaba la piel del menor, mientras su hermano acariciaba esas partes que sólo a él se le permitía tocar. Sus cuerpos se acompasaron y sus latidos se hicieron rítmicos, como la música de un vals, tres tiempos. Entra, sale y respira; aunque a veces se olvidaban del tercero para poder besarse con furor.

Al final del acto la vista de ambos se nublo, ambos lograron alcanzar a su reflejo y fusionarse con él, para poder darle ese amor al que era su complemento.     

 

Notas finales:

1- Para quien no lo sepa, la obra 'Romeo y Julieta' esta basada en hecho relaes, sin embargo, en la relaidad, Montesco y Capuleto son hermanos, osea que Romeo y Julieta son primos, de hay lo que dice Kyouya. (Pero aquí no me refiero a la obra real XD sino más bien al anime)

2-Bueno, no se si lo escibí bien, pero >Marcucho< (corrijanme si me equivoco) es el nemesisi de Romeo (repito, en el anime), Julieta lo odia, y el a ella. De ahí lo que menciono Hikaru

Sin más alcaraciones, espero que le haya gustado

 

=.=Uu ¿Y esto lo escribí yo? XD

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