Después de vomitar lo que había sido su cena, Bill Kaulitz terminaba de alisar su cabello, su moreno cabello que lo llevaba un poco más alto de los hombros con capas más cortas en la parte superior de su cabeza, le temblaba el pulso, saldría con su chico, debía hablar con él. Al terminar su maquillaje salió de su casa rumbo al parque donde ya lo esperaba su novio.
- Puedo saber porqué me llamaste? – preguntó el tipo
- Hola Andy – dijo el pelinegro nervioso
- Ay, por favor Bill, porqué me llamaste? – insistió el rubio
- Yo…tengo que decirte…algo…muy importante – dijo Bill más nervioso
- Vas a terminar conmigo, cierto, eso es lo que dirás, no? – gritó
- Andreas…no…yo…nunca – dijo Bill
Entonces qué es Bill? – preguntó el rubio ya cansado
- Yo estoy esperando un hijo tuyo – soltó el moreno
- Qué diablos dijiste? – preguntó Andreas
- Estoy embarazado Andreas – dijo Bill
- No, no, puta mierda – gritó Andreas – eres estúpido Bill?, porqué no te cuidaste?
- Andreas, fuiste tú el que me obligo a hacerlo – lloró Bill – yo no quería
- Pero debiste…mierda…porqué Bill, porqué? – gritaba Andreas
- Tú debiste usar protección – dijo Bill llorando
- Yo?, estás loco? – Dijo Andreas ofendido – es todo por tu culpa
- No es cierto – gritó Bill – tú me obligaste a tener sexo contigo
- Ahora es mi culpa? – Gritó Andreas – pues no te quejabas mientras te daba por el culo
- Ya cállate – gritó Bill – crees que pensé esto?, crees qué pensaba tener un hijo a mi edad y tuyo?, no Andreas, no, pero lo hecho, hecho esta y tenemos que enfrentar las consecuencias
- Está bien – gritó Andreas alterado – lo haré, pero escúchame bien, si piensas que con ese bastardo pasaré el resto de mi vida siéndote fiel, te equivocas
- Lo sé – dijo Bill – sólo te pido…que no lo abandones
- Ya cállate idiota - dijo Andreas - ve como se lo dirás a tus padres y empieza a buscar trabajo para irnos a vivir solos.
Esas fueron las últimas palabras que Bill escuchó de Andreas esa noche, volvió a su casa hecho un mar de lágrimas, les daría la noticia a sus padres, estaba ya sentado enfrente de sus padres, se los tenía que decir ahora.
- Mamá, papá, no sé cómo decirles esto – dijo Bill moviendo sus dedos de forma nerviosa.
- Qué pasa hijo? – preguntó Gordon, su padre
- Lo siento – rompió a llorar – estoy esperando un hijo de Andreas
- QUÉ? –gritaron ambos padres
- Lo siento, lo siento sé que me advirtieron, pero…no sé qué decirles – lloraba el chico
- Bill, Bill cariño – le llamaba su madre abrazándole no te preocupes bebé
- Bill – le llamó su padre – has cometido un error, un GRAN error, pero todos los cometemos y tenemos derecho a segundas oportunidades así que… - no terminó la frase
- Me iré a vivir con Andreas, él se hará cargo de él – dijo Bill en los brazos de su madre
- Y cómo van a vivir? – preguntó Simone
- Empezaremos a buscar trabajo mañana – dijo Bill – nos iremos a vivir a un apartamento
- Bill tienen apenas 17 años, en que vas a trabajar? – le preguntó su padre
- No lo sé papá – dijo Bill – ya veremos
- Ok – dijo Gordon – pensaremos todo mejor mañana, vete a dormir
- Lo siento – dijo Bill mientras se levantaba del sofá
- Ya hijo, no te preocupes – dijeron ambos padres – descansa
El chico obedeció y subió a su habitación, se desmaquilló y se puso el pijama, se acostó en su cama y se puso a pensar
- Todo va a estar bien, amor – dijo Bill acariciando su firme vientre
Estaba de mes y medio, pero su vientre aún seguía firme, Bill ya amaba a su bebé aunque Andreas no piense lo mismo, si tenía seguir sólo, lo haría.
En la habitación del lado, Simone y Gordon hablaban tratando de encontrar una solución al problema.
- Qué haremos Gordon? – le preguntó Simone sentada al lado de él.
- Apoyar y ayudar a Bill en lo que podamos – contestó su esposo
- Ese chico, Andreas, no podrá velar por los dos Gordon – murmuró Simone
- Lo sé, por eso debemos ayudar a nuestro Bill – dijo Gordon decidido
- El pobrecito está muy asustado – finalizó Simone
Pasaron dos semanas, Bill había conseguido trabajo como estilista en un salón de la ciudad, iba de noche y fines de semana, los días entre semana iba al colegio, Andreas trabajaba en un centro de llamadas de noche y fines de semana.
- En 6 meses acabará el curso, ya saben que es su último año, tienen que poner todo su esfuerzo – dijo un profesor del colegio al que iba Bill
Los chicos salieron a receso, Andreas salió con Gustav y Georg, Bill le seguía, pero Andreas no le prestaba atención.
- Cómo te fue ayer en el trabajo Andy? – le preguntó Bill a Andreas
- A ti que te importa – le contesto Andreas de mala gana
Bill ya estaba acostumbrado a sus maltratos, pero nunca perdía la esperanza de que algún día le tratara bien.
- Lo…lo siento – se disculpo Bill
- Ya cállate – le dijo Andreas
Bill al escucharlo se puso triste, con ganas de romper a llorar, era obvio, con su embarazo estaba muy susceptible, cualquier mala cara que le hicieran y se rompía a llorar, salió corriendo al baño dejando a Andreas y a sus amigos atrás.
- Estúpido Andreas – se dijo llorando dando un sonoro portazo
Se apoyo con sus manos al lavabo frente al espejo, una lágrima rodo por su mejilla, la cual limpió con el dorso de su mano.
- Mierda- dijo al sentir un revoltijón en su estómago
Se echó a correr al primer baño abierto y se tiró de rodillas frente al retrete, tiró todo el desayuno, votaba todo con rabia pensando en Andreas
- Saber que ya no puedo hacer nada para separarme de él – se decía sentado apoyado en la pared de metal de su baño – tener que soportar sus insultos por…maldita sea
Estaba cansado de sus abusos, siempre que intentaba ser dulce y amable con Andreas, este lo despreciaba apartándole de su camino
- No es tu culpa, no es tu culpa – dijo acariciando su diminuta barriga – tú y yo saldremos adelante juntos corazón – susurró llorando