- Mamá estoy bien – decía el pelinegro
- Pero, te sientes bien, te falta algo? – preguntaba Simone
- Mami, todo está bien – repetía el chico por la bocina de su teléfono
- Está bien amor – suspiro Simone – si necesitas algo, aquí estamos
- Gracias mamá, te dejo, debo ir a trabajar – se despidió el chico de su madre
- Cuídate Billy – le pidió Simone
- Sí mamá, ustedes también – finalizó el pelinegro
Habían pasado tres meses, Bill ya vivía con Andreas en un apartamento, llevaban dos meses allí, era un infierno, Andreas siempre llegaba después de Bill, llegaba enojado, gritándole a Bill, si no le tenía su cena servida o sólo porque quería gritarle.
- Ya me voy – dijo Bill saliendo por el salón
- Lárgate – le dijo Andreas
Bill tomó su coche y emprendió camino a Sweetness, el salón donde trabajaba de noche, pasó al supercito que quedaba de camino, se había antojado de comerse un chocolate, desde que quedo embarazado comía cosas que detestaba, en 5 meses que tenía de embarazo Andreas nunca le había regalado ni una paleta, él se tenía que cumplir sus antojos sólo.
- Ya llegué – dijo Bill entrando por la puerta del salón
- Hola nene – le saludó Kary abrazándole
- Lamento legar tarde – se disculpó
- No te preocupes – dijo Kary – a ti se te perdona todo
Bill empezó su trabajo, una jovencita había llegado pidiendo un corte de cabello “alocado” como el que Bill levaba, Kary le mandó a Bill que lo hiciera ya que era un experto haciendo ese tipo de cortes. Después de esa chica llegaron tres más pidiéndole a Bill cortes de cabello, ya que sólo eso podía hacer Bill, cortes de cabello y maquillaje, los olores de tintes y barniz de uñas le hacían daño a él y a su bebé.
- Bill eres un mago – dijo una chica que Bill había maquillado
- No, es que tú eres tan bella que todo se te ve bien – sonrió Bill
- Oh que tierno, gracias – dijo la chica en la caja – bye
- Bye, cuídate – le despidió Bill
La chica se marchó, Bill había quedado exhausto, después de ella
- Vaya – suspiró sentándose con pesadez en la silla que desocupo su última cliente
- Tienes algo Bill? – le preguntó Ana
- Estoy algo cansado y revuelto – contestó Bill con mueca de asco
- Oh Bill, porqué no te vas a casa, te dejo ir – dijo Kary
- En verdad lo harías? – le preguntó Bill
- Sí cariño, has trabajado mucho hoy, ve y descansa, Evans seguro pesa mucho ya – le dijo
- Cada día se hace más grande – sonrió Bill – gracias Kary por dejarme ir
-Vete con cuidado – le mandaron las chicas que trabajaban ahí
Bill salió del salón y subió a su coche. Encendió el motor y condujo hasta su apartamento, subió a su piso y se tiró en su cama.
- Vaya Evans, como me cansas – dijo acostado en su cama
Se quedó dormido allí, en verdad si estaba cansado, tenía que estudiar y trabajar, pero no le importaba, todo lo hacía por Evans, su hijo.
- Rayos – se levantó de la cama corriendo hacia el baño, se había revuelto de nuevo.
Por otro lado, Andreas entraba por la puerta de su apartamento, malhumorado como era de costumbre, tirando las llaves sobre la mesa.
- Bill – gritó
No obtuvo respuestas, Bill seguía en el baño
- Mierda Bill, donde rayos estás? – gritó entrando a la habitación
Le escucho vomitando, así que camino hasta el baño y abrió la puerta de golpe
- Vas a seguir con tus mariconadas? – dijo viendo a Bill sentado en el suelo
- Déjame en paz – le dijo Bill agitado
- Y mi cena? – le preguntó
- No he preparado nada . Dijo Bill levantándose
- Y qué voy a comer? – le preguntó el rubio molesto
- No sé, prepárate algo – dijo Bill pasándole al lado
- Cómo te atreves a decirme eso? – le gritó el rubio agarrándole del cabello
- Ah, suéltame, me lastimas – dijo Bill – lo siento
- Marica – le dijo Andreas soltándolo – me voy
- A donde? – le preguntó Bill siguiéndole
- Al bar, iré a cenar algo allí – dijo Andreas dejándolo solo
- Maldito idiota – le maldijo Bill
Se fue a la cocina por algo de cenar, después se fue a alistar para dormir, luego preparo su mochila para el día siguiente de clases.
Se despertó Antes que Andreas, intento no hacer ruido para no despertarle, se duchó y se alistó para ir al colegio, preparó el desayuno de ambos, Andreas se levantó enojado, novedad.
- Mañana irás a la fiesta? – le preguntó Andreas a Bill
- No lo ´se – contestó Bill comiendo
- Me dejarás solo? – le reclamó el rubio
- Quieres que vaya? – le preguntó el moreno
- No te dejaré quedarte solo aquí – dijo Andreas
- Entonces, porqué me preguntas si me obligarás? – dijo Bill ya cansado de Andreas
- Agradece – dijo Andreas terminando el desayuno
Bill se lavó los dientes y salió de su apartamento, iría caminando al colegio, le haría bien hacer algo de ejercicio, además no quería ver a Andreas.
Llegó al colegio con tiempo, varios de sus compañeros ya habían llegado también, le preguntaron cómo estaba y como le iba con su embarazo, aprovechaban cuando Bill no estaba con Andreas, ya que él no le dejaba hablar con nadie.
Las clases ya habían comenzado, el demonio había llegado, Bill sólo se dedicaba a prestar atención ya que pronto llegarían los exámenes finales y no tendría mucho tiempo para estudiar.
- Además harán trabajo en parejas – dijo el profesor – les diré cuales son
“ Espero que no sea Andreas” – pensó Bill
- Andreas y Gustav, Clare y Georg, Bill y Thomas - nombraba el profesor
“Thomas?¿?” – se preguntó Bill
- Pueden formarse ahora mismo – mandó el profesor
Así lo hizo todo el grupo, se pusieron en las parejas que el profesor había nombrado. El chico, Thomas, se movió hasta al lado de Bill para que él no tuviese que moverse de su lugar.
- Y bien Thomas, qué haremos? – sonrió Bill
Bill cambiaba de ánimo a todo momento, podría estar riendo y de pronto se echaría a llorar o se enojaría.
- Bu…bueno Bill, en verdad no sé – contestó el chico rasta
- Ok, no importa – dijo Bill – ya pensaremos en algo
- Ehm…Bill – le llamó Thomas
- Sí? – le insisto Bill a que continuara
- De cuanto estás? – le preguntó Thomas
- Oh, de 5 meses y…- contaba con los dedos – 1 semana, creo – sonrió Bill
- Wao…te ves…te va bien estar embarazado – comentó el chico de rastas rubias
- Jajaja, Gracias Tom – rió Bill
- En serio, no bromeo – sonrió “Tom”, ya Bill le había puesto otro nombre
- Hey…ahí está – dijo Bill
- Está qué? – preguntó Tom
- Hablaremos de los problemas que trae un embarazo en la adolescencia – dijo Bill
- Es buen idea – dijo Tom
- Ok, no costará nada teniéndome a mí, que te parece si nos reunimos en la tarde? – propuso Bill
- Hoy salimos temprano, a las 12:00pm, podemos reunirnos a las 2:00pm – dijo Tom
- 0k, pero donde? – preguntó Bill
- Si quieres, podemos reunirnos en tu casa para que no tengas que salir – dijo Tom
- Eres muy amable – sonrió Bill – gracias Tomi
- Por nada Bill, te veré allí – dijo Tom
- Ya sabes donde vivo, al lado de Music, apartamento número 19 – sonrió Bill
- Si me pierdo, pegare un grito para que me escuches – rió Tom- Ok – rió Bill
El timbre de receso sonó, todos salieron dejando el salón vacío, luego comenzaron las clases de matemática, aburridas para Tom, mientras Bill ponía atención a lo que la maestra decía, Tom le miraba como hipnotizado, era tan bello para él, vaya que el embarazo le sentaba bien, se veía un poco más gordo en su rostro, eso le encantaba a Tom…gordo o no siempre le gustaba, había estado enamorado de él desde primer año de colegio.
Su expresión cambio a una de preocupación al ver que Bill hacia mueca de dolor y se recostaba en el respaldar de su pupitre acariciando su barriga como para que su bebé se quedara quieto, vio como Bill respiraba profundo y botaba el aire lentamente, al pasar todo Bill se repuso y volvió a l posición que estaba antes.
“Seguramente es muy difícil para él” – pensó Tom
Mientras Bill hacía alegremente los ejercicios que la profesora había puesto en el pizarrón, Tom le observaba, Bill nunca lo notó, estaba muy concentrado resolviendo los ejercicios y con la palma de la otra mano acariciaba su barriga, que ya estaba algo grande.
El timbre sonó de nuevo indicando el fin de la jornada, Bill salió del salón al igual que todos los demás, al llegar a la salida se topó con Andreas para arruinar su alegría
- A dónde crees que vas? – le preguntó Andreas jalándole del brazo
- Suéltame – le mandó Bill – iré caminando
- Haz lo que quieras – le dijo Andreas – no iré a casa
- Me alegra – dijo Bill empezando a caminar
Tom había visto eso, después vio que Bill se marchó enojado, pensó en acompañarlo, pero no quiso ser inoportuno