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Contrólate.... por Anttara

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Notas del capitulo:

Hi a todos.

Disculpen la tardanza me salieron algunos asuntos que me apartaron de la escritura de este fic por unas horas y no queria publicarlo sin que estuviera tal como mi ardillita lo habia imaginado.

Pero cumpliendo con mi palabra les traigo el final de esta historia y el esperadisimo lemon.... ¡¡Hurra!! 

¡Muchas gracias a todos por leerla y por apoyarla durante este año y medio que tarde en finalizarla! Jejeje Y  mil gracias  a todos los que estuvieron pendientes desde el principio y que  apesar de que yo no la continuaba nunca dejaron de apoyarme.

Bueno ya les dejo leer... ¡¡Wiii!!

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La decisión final: Akihiko pierde el control


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Apenas llegaron al automóvil, el mayor bajo al estudiante y lo recargó por afuera de la puerta del copiloto para besarlo, importándole poco si en el estacionamiento se encontraban espectadores o no. Después con mucha delicadeza, Akihiko aprisionó sus labios con los del menor, los cuales por alguna extraña razón, se mostraban muy cooperativos con él… ¡Hacía mucho tiempo, una eternidad, que no probaba el dulce sabor de Misaki y no iba dejar de hacerlo en un buen rato!


Una y otra vez los devoró, incrementando las ansias y la fuerza de hacerlo con cada roce; pero al paso de unos minutos y de algunas miradas curiosas de los transeúntes que veía el romántico gesto, este tuvo que ser terminado por falta del oxigeno de su pequeño y por las ansias de realizar “algo” más del novelista.


 Sin perder tiempo, rápidamente abrió la puerta del automóvil y tan pronto como su acompañante estuviera listo, el  escritor arranco violentamente su carro rojo, para alejarse del lugar.


Con un solo objetivo en la mente, condujo varias calles de la gran ciudad hasta que llego a uno de los más lujos hoteles. De inmediato bajo y junto de su castaño, se dirigió hasta la recepción para conseguir un lugar apropiado para estar los dos.


-¡Quiero una habitación!- Gritó fuerte y altaneramente el oji-violeta al ver a la joven recepcionista del lugar, la cual al instante reaccionó  diciéndole que las únicas  habitaciones disponibles, tenían un costo de $4000.000 dólares por día.


Desesperado por ya tener a Misaki en la intimidad, el mayor  le grito  a la recepcionista, que el precio era lo de menos y que una maldita vez le diera las llaves de la habitación. Esto sin duda provocó que el oji-verde le regañara por la falta de cortesía que había tenido y por derroche de dinero que estaba haciendo.


Después de firmar el recibo de la habitación y de casi aventarle la tarjeta de crédito a la encargada del hotel, Akihiko tomó en sus brazos al universitario y se dirigió hasta el lujoso elevador que le estaba esperando.


Apenas cerraron las puertas y el escritor no pudo soportar más. ¡Necesitaba tanto a Misaki! ¡Más que lo que alguna persona había necesitado a otro ser humano!


Así  con gran habilidad  y posteriormente de presionar el botón del piso 44 del hotel, acorraló a su inquilino en una de las paredes del elevador, lo sujetó de la cintura y lo cargó  de tal forma  que la cara de Misaki  quedara enfrente de la suya y sus piernas rodearan la cadera del mayor. Con esta posición, nuevamente los apasionados besos comenzaron.


¡Ya no soportaba más! Las ansias le estaban matando y ni siquiera podría esperar a que llegaran a la habitación. Después de tantos días sin su amado, lo de menos era  tener intimidad en el elevador de ese lugar.


Una y otra vez los labios hambrientos del escritor aprisionaron los del castaño, mientras que por el deseo acumulado, el menor sin poner resistencia trataba de  corresponderlo abrazándolo de su cuello con  sus brazos.


Rápidamente el suéter del universitario cayó al suelo, justo como lo hizo el saco y la corbata del novelista.  Así mismo los botones de la camisa del menor también empezaron a desabrocharse y los besos en su cuello no se hicieron esperar.


Por su parte Misaki, aunque más tímidamente, comenzaba a tocar a su seme. Aprovechando que este estaba distraído devorándole a besos su piel, el empezaba a acariciar discretamente los hombros del novelista a si como parte de su pecho para incitarlo a realizar algo que en un día normal jamás se lo hubiera perdonado.


Era tanto el deseo de los dos por amarse locamente que ninguno deseaba separase del otro; Sin embargo, un pequeño destello de lucidez atacó al más joven, quien a pesar de no ser coherente con lo que su boca le decía, trató de incitar a su seme de que no lo poseyera en el elevador por miedo de ser observado.


-Ah Usagi-san… mmmg…detente las puertas del elevador pueden abrirse ¡ahh!-


 -No puedo esperar… (Le dio un pequeño besito en el cuello a Misaki)… ¡Hace tantos días que no te toco!… (Le beso su oreja)… ¿Crees que he podido olvidar la última noche que estuvimos juntos?… (Le besó  la mejilla al menor)-


-Ahhh  pero… ¿el elevador?… (El mayor le beso en su boca)… ahh…  pueden abrirse y vernos (le beso en su mentón)-


-Y si lo hacen, ¿qué importa? No pienso alejarme nuevamente de Misaki... te deseo tanto-


Ante estas palabras y los besos apasionados que el mayor proporcionaba en gran parte de su cuello, hombros y cara, el oji-verde no pudo contestar. ¡También su cuerpo lo deseaba y más después de las palabras que le había dicho la andróloga!


Así que resignadamente Misaki acurrucó su cara en uno de los hombros del más alto y dejó a la  merced del peli-plata, su cuerpo, mente y alma para que hiciera lo que quisiera con ellos.


De inmediato el novelista comprendió el mensaje de su lindo uke, y empezó a meter una de sus frías manos por debajo de la camisa de este para acariciarlo apropiadamente, al tiempo que con la otra lo abrazaba fuertemente de su cintura para que no se le cayera.


Al sentir como la helada mano de su novio recorría su caliente cuerpo, Misaki empezó a estremecerse y su corazón a latir fuertemente… Ya había olvidado la sensación que tenia cada vez que Usagi-san lo tocaba y lo enamoraba.


Con poco autocontrol, el castaño  empezó a suspirar lentamente el nombre de su seme…


“¡Usagi-san… mmm.. Usagi-san!” fue lo único que se escuchaba a dentro del lujo elevador y era lo único que el escritor quería escuchar, pues para él, los dulces sonidos de su niño era fuerte droga para su cuerpo; Sin embargo, el elevador de momento se detuvo y aunque no fue percibido por los dos hombres, las puertas de este abrieron antes del destino final, dejándole ver a una mujer bastante adulta la escena de pasión que estaban viviendo.


Impactada por lo que estaba pasando adentro de este, la mujer entro sin hacer mucho caso al peli-plata y su acompañante que seguían teniendo su romance.  


-B-buenas tardes- Mencionó la anciana al observar que, después de haber cerrado las puertas del elevador, ninguno de los dos se había percatado de su presencia.


Escuchando una voz intrusa, de inmediato el castaño trató de alejarse de su seme que seguía desesperadamente tocándole y besándole... ¡¿Desde hacia cuanto que una mujer veía lo que estaban haciendo los dos?! No obstante, al sentir como su pequeño novio trataba de separarse de él, Akihiko incrementó la fuerza con la que le sostenía para que no se separara de él.


-¡Detente Usagi-san! ¡Hay alguien  más aquí!- Reaccionó Misaki apenado y totalmente rojo por haber sido descubierto en pleno momento amoroso. Pero a pesar de que habían descubierto por una intrusa, el oji-violeta no quería separase de su adoración.


-¡No importa, Misaki!-


Trató de retenerle Usagi, pero por más que lo intento, Misaki pudo zafarse de sus brazos y rompió el amoroso contacto, para poder acomodarse su arrugada camisa, su cabello despeinado y tratar de ocultar las fuertes marcas que  el más grande le había hecho en su cuerpo.


Por su parte el mayor, quién también se encontraba desalineado, no trató de ocultar lo que había pasado en el elevador, solo se limitó a ver silenciosamente a aquella mujer con algo de coraje por haber hecho que su niño se separara de sus caricias.


-Discúlpenos…- Tímidamente mencionó el menor, tratando de borrar las posibles imágenes que había visto la mujer de los dos; Sin embargo una respuesta de ella paralizo al menor, que se moría de la pena.


-No se preocupen por mí, pueden continuar… -  Mencionó la anciana  con una gran sonrisa en sus labios, intentando  volver a persuadirlos de que no se detuvieran y siguieran con las apasionadas caricias que estaban teniendo -… me recuerdan mucho a cuando yo era joven y era novia de mi esposo. Se ven que están muy enamorados ¿Son esposos?-


-Lo siento pero creo que se está confundiendo jejeje…- Nerviosamente contesto el menor, al ver  como los ojos de aquella señora  le brillaban intensamente por imaginar la situación sentimental de ellos.


 Ante esto, el mayor no desaprovecho la oportunidad y sin decir nada, abrazó a Misaki por la espalda para nuevamente  empezarle a acariciar.


-¡Usagi-san! ¡¿Qué haces?!-


-Ella ya sabe lo nuestro. No tenemos por qué ocultarlo Misaki- Susurró  fuerte y provocativamente el mayor, a fin de que la intrusa pudiera escucharlo y no se entrometiera en lo que no le importaba.


Al escuchar esto, los ojos de la anciana brillaron con más intensidad. No todos los días se encontraban parejas que estuvieran tan enamorados como ellos y que no les importara el qué dirán de ellos. No obstante, el castaño no pensaba lo mismo ¡Mataría a su casero por haberle dicho eso a esa mujer y dejarlo en vergüenza!


Dispuesto estaba el menor a reclamarle a su seme, mientras el peli-plata trataba de seguirlo seduciendo, importándole poco lo que la mujer le digiera; Sin embargo, antes de que los dos pudieran llevar sus objetivos, las puertas del elevador se abrieron  avisándoles que habían llegado  al piso 44 del hotel.


Ante esto con mínima  paciencia, Akihiko tomó el brazo de su niño y  lo jaló para salir del ascensor, con el único objetivo de dirigirse a su habitación y por fin hacerle el amor. Apenas abrió la puerta de la habitación, el peli-plata acorraló a su amado sobre una de las paredes del lugar y desesperadamente empezó a desnudarlo. Así mismo, por las caricias que le estaba provocando, el menor dejó a un lado su coraje y  también empezó a cooperar desabrocharle la camisa de Usagi.


Entre besos y caricias desenfrenadas el novelista, reanudó la tarea de  amar a su niño. Primero comenzó a saborearle sus hombros, cuello y pecho, pero poco a poco la necesidad de quererlo tener, hizo que Akihiko bajara hasta los erectos pezones de Misaki pedían de su atención. Y es que apenas los había rozado con sus labios, estos se habían estremecido y la cara de su niño había puesto una mueca bastante erótica.


Hipnotizado por esta, el escritor empezó a saborear lentamente el botón izquierdo de su adoración al tiempo que oprimía suavemente el otro para que Misaki empezara a gemir.


-Mmmmmm Usagi-san….- Seductoramente  correspondió el gesto el menor, sintiendo la húmeda lengua del mayor en su caliente y duro botoncito; Sin embargo, cuando su casero suavemente lo empezó a morder no pudo evitar excitarse más de lo que estaba.


 


…Tanto tiempo sin haber tenido sexo y apartado de su seme, habían  provocado en el castaño que estuviera hipersensible al tacto del más alto…


 


Por su parte el escuchar de nuevo los gemidos de su lindo niño, hacían que el novelista perdiera la cordura… Hacía tanto tiempo, que no los escuchaba tan eróticos ni tan provocativos como en ese momento los emitía Misaki.


Después de haber lubricado totalmente esa parte del menor, Usagi-san empezó a bajar sus caricias por todo el largo del abdomen de su amado.


Con cada besito Misaki se estremecía y temblaba ¡Los labios del novelista lo estaban derritiendo y su erecto  como húmedo miembro se lo estaba confirmado! pero cuando el mayor estaba a punto de quitarle el pantalón para calmarles sus deseos, una inusual vibración como un tono musical interrumpió nuevamente la escena romántica que estaban teniendo.


-¡¿Qué  demonios es eso?!- Gruño el mayor por la interrupción.


-Ahh Es mi celular… déjame apagarlo-


Envuelto en el placer  que su seme le estaba proporcionando, Misaki sacó su teléfono del bolsillo derecho de su pantalón para librarse de el; No obstante al ver quien le llamaba este se paralizo…


-¡Nii-chan!-


Después de decir lo anterior, el menor nuevamente se separó de su seme,  tratando de controlarse para hablar con su hermano y sin decirle nada a su novio, contestó la llamada. Sin embargo esto no le hizo mucha gracia al novelista ¡Ya habían sido muchas interrupciones!  


-¿B-bueno? ¿Nii-chan?-


- Hola Misaki… Oye ¿Estás bien? Te escuchas agitado - Preguntó el peli-negro preocupado al escuchar como su hermanito, jadeante, le respondía su llamada


-Si… si todo está bien Jejeje-


- ¿De verdad? Te escuchas algo raro-


-No te preocupes... todo está bien Nii-chan ¿En qué te puedo ayudar?-


- Bueno, llegue a casa y no te encontré ¿Dónde estás? ¿Quieres que vaya por ti?-


Ante esta pregunta el menor se estremeció, ¿ir por él?


Sin saber que contestar el menor vio a  su seme, que con unos enojados ojos, le miraba en la misma posición que se había quedado… ¡Por supuesto que no!


El mayor no estaba en posición de ceder si quiera un poco a Misaki por que el plan era que, después de tanto tiempo sin amarse, estarían los dos juntos en intimidad toda la noche y lo contrario no era permisible,


Por unos minutos el ambiente enmudeció,  Misaki no sabía que hacer:


Las ganas de seguir teniendo intimidad  con el novelista no se le habían desaparecido  y no quería mentirle a su hermano; pero tampoco podía decirle que no podría ir por él, ya que Usagi-san  le estaba preparando para tener sexo después de casi seis semanas de no tenerlo.


...Quizás si le decía al mayor sobre el problema entendería y lo pospondrían para otro día;No obstante, antes de que siquiera se lo propusiera, el peli-plata  aprovecho la baja guardia de su adoración, le abrazo por la cintura y le susurró en un oído la siguiente frase de tal forma que solo el castaño le escuchara:


-Cuelga mi Misaki, quiero seguirte amando-


 


¡¿Cómo rayos le había dicho eso Usagi-san?!


Esa voz excitada hizo que el universitario se pusiera nervioso. Y es que, como le había mencionado a la andróloga, el novelista solo  le llamaba posesivamente cuando estaba cerca de su límite.


¡Era un hecho de que no iba a ceder y para la suerte de Misaki, tampoco su cuerpo, que  después de oír su voz, le pedía  a gritos atención de su casero!


-Bueno ¿Misaki sigue ahí?-


-Yo…. Si Nii-chan-


-Entonces ¿dónde estás?-


-Este… yo estoy en la Editorial  junto con Usagi-san- Fue lo único que pudo pronunciar el oji-verde al sentir como su casero le seguía besando.


 -Ah ¡Maravilloso! ¿Y qué hacen?- Preguntó ingenuamente Takahiro.


Ante esto el oji-verde trató de inventar una excusa y ocultar lo que estaba a punto de hacer; pero ninguna idea se le venía a la mente, por el contrario sintió como el mayor suavemente le volvía  acariciar su pecho y abdomen para seducirlo, importándole poco si su hermano les descubría en la intimidad.


-¡Detente!- Susurró el más bajo, sin ser percibido por el peli-negro, ante las lascivas caricias de su, más que ansioso, novio.


-Lo haré, cuando estés sobre la cama totalmente agotado y lleno de mí… Cuélgale Misaki, ¡no soportaré más tiempo!- Le contesto el mayor mientas le besaba suavemente sus hombros


Dispuesto estaba el oji-verde a decirle alguna que otra grosería a su acompañante por ponerlo en esa situación pero la paciencia que tenía el mayor, se había terminado y antes de que pudiera Misaki pensar a maldecirlo,  este le quitó su teléfono y le contestó lo siguiente al peli-negro a fin de que los dejara continuar en sus planes…


- Takahiro, Misaki me está ayudando con un nuevo libro. ¿Hay un problema si se queda conmigo esta noche?-


- ¿Eh? No, claro que no Usagi ¡Es increíble que Misaki te ayude! ¿De qué es el libro?-


-Es una historia romántica. Disculpa tenemos mucho trabajo ¿Podemos hablar luego?-


- Ah sí. Siento mucho haberlo distraído. ¡Gracias por tu trabajo y cuidar de Misaki! Hasta luego Usagi-


Después de escuchar esto, el peli-plata colgó el teléfono de Misaki. Con lo dicho Takahiro no los volvería a molestar; No obstante, quería asegurarse de que nadie más lo hiciera.


Así que sin decirle nada a su pequeño niño, agarró su celular y fuertemente lo aventó hacia una de las paredes de la habitación, haciendo que este se rompiera en mil pedacitos por el golpe.


-¡¡Wuuuaaaahhh!!  ¡¡¿Por qué lo hiciste?!!-


-Ahora ya nadie nos interrumpirá-


Acto seguido, tomó  a su adoración de su cintura y en contra de su voluntad, lo cargó hasta llevarlo al cuarto de baño que estaba a unos pasos del lugar.


-¡¡Suéltame idiota!!  ¡¡Tarde mucho tiempo en comprar mi celular y lo acabas de romper!! ¡¡Usagi-baka!!- Gritó el castaño por todo el lugar ¡¿Qué se había creído el mayor al haber hecho lo anterior?! No obstante, Akihiko no le hizo caso, abrió la puerta del baño, de inmediato metió a su amado hasta la regadera y sin tenerle ninguna consideración abrió la llave de al agua fría para que los mojara completamente. Después lo sujeto de las muñecas para retenerlo, lo arrincono a una de las paredes del lugar y besándole desesperadamente su cuello le susurró…


-Misaki mañana te comprare un millón de ellos, incluso si quieres toda la compañía telefónica. Pero hoy quiero estar con mi amado y calmar los deseos que  he tenido de él en todo este tiempo-


Con estas palabras el mayor pudo tranquilizar un poco a su inconforme inquilino que, pensando en lo que el novelista había tenido que soportar en seis semanas, empezó a corresponderle.


Teniendo la aceptación del pequeño, el mayor no pudo contenerse más y sin previo aviso le quito de un jalón su pantalón  para proseguir a lo que varias noches le había quitado el sueño.


Con una mano sujeto fuertemente la cintura de Misaki, la pegó hacia él y mordiéndole su oreja por la excitación, principió a preparar a su lindo niño para poseerlo.


Al sentir como, sin haberlo hecho venir antes, Akihiko trataba de dilatar su entraba, Misaki respingo; Sin embargo, por las ansias que tenía el oji-violeta no le contesto. Solo le beso en sus labios ferozmente para que no se quejara de lo que estaba haciendo.


Prontamente el peli-plata incursionó el segundo dedo en su cuerpo, sintiendo como al momento su adoración se estremecía y temblaba por la acción. Con algo de ansiedad los empezó a mover, para que su querer pudiera aceptar su palpitante miembro que, con pulsaciones de dolor, le decía que ya quería entrar en el tibio cuerpo del menor. No obstante por los deseos de querer ya poseer al causante  de sus desvaríos, al escritor se le olvidó que su uke estaba muy sensible a su contacto y había perdido la costumbre en ese tipo de actividad.


-Ahhhh ¡Usagi-san!-


-Relájate mi lindo Misaki… Solo será unos segundos más - Suspiró eróticamente el novelista en uno de los oídos del  menor para tranquilizarlo, el cuál  con muchas penas trataba de aferrarse a su seme y de acostumbrarse por el contacto.


Cegado por la lujuria  de escuchar a su pequeño gemir violentamente y temblando por sus caricias, el mayor no pudo resistir más. Ni siquiera pudo introducir el tercer dedo, por el contrario rápidamente los retiro y posicionó su erecto miembro en la entraba del menor y abrazando la cintura de si niño empezó  a empujarlo hacia adentro; Sin embargo, con cada movimiento el mayor perdía la cordura ¡Su hermoso niño estaba demasiado estrecho y caliente… tanto que no podía soportarlo!


-Misaki…. Misaki… mi Misaki- Gruño el escritor al sentir con el interior de su precioso niño,  absorbía deliciosamente su hombría.


Rápidamente y sin pensar en las consecuencias el novelista aumentó las velocidades de sus estocadas ¡No podía resistirse!  ¡Era sumamente maravilloso entrar en su pequeño y sentirlo en esa forma!


No obstante, Misaki no pensaba lo mismo. Akihiko estaba siendo muy rudo con él pues no le había preparado suficiente antes de penetrarlo y  las envestidas cada vez se hacían mas rápidas pese a que hacía semanas que no tenían sexo.


-Ahhhh ¡Usagi-san ve más lento por favor!-  Suspiró el universitario al sentir como su seme, perdido en sus pensamientos le devoraba la piel y le penetraba cada vez más rápido; Más este no le hizo caso.


 Pasaron los minutos y el oji-violeta estaba tan concentrado en sentir  el interior del causante de sus deseos, en satisfacer todas sus ansias por amarlo y en susurrarle varias veces en su oído “Misaki… mi amado Misaki te he deseado tanto… como no te lo imaginas” que no ponía atención en las palabras del castaño, ni como este por las embestidas se aferraba fuertemente a su espalda, gemíendo y sentiendo como su cuerpo subía y bajaba una y otra vez por la hombría del escritor.


Tantos días sin tener sexo, tantas noches imaginando a Misaki sobre su cama deseando que lo amara en múltiples poses, tanto tiempo sin tocarlo, sin besarlo, sin siquiera amarlo; habían hecho estragos en la lógica del novelista que solo se concentraba en tratar de cubrir las necesidades que él había tenido durante ese tiempo y no en las que su pequeño amante había creado en su ausencia; Sin embargo, ante tanta desconsideración del absorto escritor hizo que llegara inminente…


- ¡Usagi-san detente! ¡Basta! ¡¡Vas a volver a hacer la herida!!-


Ante esto el mayor salió de su trance y abrió sus violetas pupilas de par en par… ¡¿Qué demonios estaba haciendo?! ¡¿Acaso quería volver a herir a su pequeño?!


De inmediato le llegaron a la mente las palabras de la doctora: “Sr. Usami usted es el seme y el que  debe llevar el control en intimidad. Si hay alguna complicación con su uke, la responsabilidad  va ser suya, por lo que piense bien las cosas antes de hacerlas”


Seis semanas sin él, extrañándolo y ahora le hacía eso. Seguro que  Misaki creía que era un monstro.


Tanto tiempo sin su adoración y ahora le estaba haciendo daño en su primera noche juntos.


Tratando de controlarse, Akihiko detuvo sus penetraciones, al mismo tiempo que  trataba de abrazar fuertemente a su amado niño para consolarlo de lo que minutos atrás le había hecho.


-Lo siento mucho Misaki, iremos a l hospital- Acto seguido le ofreció  a modo de disculpa un besito en su frente  de su amado y salió lentamente de su interior para llevar a cabo una de las indicaciones de la doctora.


Las interrupciones habían hecho que el novelista perdiera el control; Sin embargo, si algo le llegaba a pasar a Misaki por su culpa jamás se lo perdonaría; No obstante, cuando estuvo a punto de salir de la ducha para llevar a su adolorido niño a revisión este le pronuncio:


 -¿Qué pasa? ¿P-por qué vamos a ir al hospital? ¿Te sientes mal Usagi-san? –


Ante esto quedo impactado el escritor… ¿Sentirme mal? ¿ Que acaso Misaki no era el adolorido?


-¿Misaki no te duele algo?-


-No me duele nada ¿Por qué lo preguntas?-


-Me pediste que me detuviera… ¿Acaso  no fue por la herida?-


Al escuchar esto el menor empezó a sonrojarse… Era la primera vez que Usagi-san le hacía caso a una de sus peticiones en la intimidad; Pero nunca había pensado en que detuvieran el contacto… Solo que el escritor no siguiera con la misma intensidad con la que lo estaba haciendo.


-B-bueno es que… la doctora me dijo que si tú no te acordabas lo de la herida yo… yo te recordara para que no h-hubiera consecuencias… Pero  a mí no me duele…. S-solo no lo hagas tan f-fuerte-


Mencionó el menor muerto de la pena… ¡Vaya que el haber estado lejos de Usagi-san y que este no le tocara le había hecho mucho daño a su mente! ¡Ni siquiera estaba consciente de lo que decía!


Con estas hermosas palabras de inmediato el mayor se acercó  su pequeño, le volvió a  abrazar y a besar sus labios… No podía creer que le estaba dando nuevamente permiso para tocarlo.


Con mucho cuidado el mayor volvió a intentar amar a su niño. Le recargó en la pared, sujetó fuertemente su cintura para levantarlo y le indicó que le abrazara del cuello y colocara sus piernas a su cadera para seguirse queriendo.


Al momento el menor siguió estas indicaciones, y al paso de unos segundos sintió como Usagi-san le volvía a penetrar, pero esta vez más lentamente.


Esta vez las cosas  serian diferentes….


Por su parte el mayor trataba de no volver a dejar escapar sus ansias de hacerle el amor salvajemente a Misaki y de lastimarlo, por eso con mucha delicadeza empezó a acariciar el cuerpo de su adoración una y otra vez para estimularlo mientras que su cadera lentamente  le embestía. A los pocos minutos Misaki volvió a gemir…


-Mmmm… Usagi-san… Usagi-san-


Con estas palabras el peli-plata nuevamente le volvió besar su cuello; No obstante, no fue como al principio, esta vez delicadamente  con sus labios recorría la suave piel del menor mientras le susurraba… -“Misaki si te duele algo… dímelo”-  a fin de que no volviera a tener una complicación como la anterior; Sin embargo, el menor con cada embestida sentía más placer y no le comunicaba nada a su seme, quien a pesar de que estaba muy excitado y de quererle hacer el amor salvajemente, cuidaba de no pasarse más de la cuenta y de tratar a su pequeño al nivel que le había dicho la Doctora.


-Ahhh Usagi-san Ahhh- Volvió a gemir el castaño al sentir como el miembro del escritor poco a poco empezaba a palpitar adentro de él. Usagi-san también estaba muy caliente y era posible que ya quisiera terminar; Mas no le dio mucha importancia, por el contrario acurrucó su sonrojada cara en uno de los hombros de su seme, le abrazó más fuerte y empezó a suspirar.


…Muchos días habían estado separados, cada uno por su parte tratando de no buscar a su pareja por su bien. Pero ¿Cómo negar que los dos no estuvieran enamorados? Si a pesar de que sólo había pasados un par de horas después de la visita al Doctor  y ya no se podían separar...


Por un instante todo parecía perfecto, tanto el novelista como su inquilino se estaban amando en medio del agua fría de una regadera, expresándose sin palabras todo lo que sentía, disfrutando la compañía uno del otro. Así fue  hasta que el mayor se atrevió a preguntar:


-Misaki ¿Me extrañaste?-


Ante esta pregunta el menor volvió a suspirar. De verdad que tantas emociones le tenían muy confundido; Sin embargo, abrazando fuerte a su novio le contestó lo siguiente sin ponerse a pensar las consecuencias de sus actos:


-…Mucho, no me gustar alejado de Usagi-san-


Akihiko jamás se hubiera esperado esta respuesta, a pesar de todo lo  que había pasado en ese día, nunca pensó que  Misaki le dijera tranquilamente que le hacía falta. Sin duda un acontecimiento digno de celebrase; No obstante y para mala suerte del escritor, los días de estrés, insomnio como de excesivo de apetito sexual, le hicieron estragos en su cuerpo y sin siquiera poder controlarse o avisarle a su amado, que suspiraba por el placer de la intimidad, se vino violentamente en el interior de su pequeño…


-Ahhh ¡Misaki!- Gimió roncamente el mayor en uno de los oído de su al paso que terminaba adentro de él… ¡Ya no podría contenerse  y por más que le pidiera a su cuerpo esperar hasta que complacerá a su niño, su naturaleza de seme le  había traicionado!


Por su parte el castaño había quedado impactado… Nunca antes le había pasado eso, Akihiko se encargaba de hacerlo venir mínimo dos veces en la intimidad antes de que él pudiera terminar, incluso se burlaba de él porque no soportaba mucho… ¿Qué estaba pasando?


Sin saber que hacer al respecto y aún con las ganas de seguir con la intimidad, Misaki quedó observándole al escritor esperando que continuara; Sin embargo, solo recibió la siguiente respuesta de parte de él, al tiempo que salía de su cuerpo…


-Lo siento Misaki… te compensaré-


Acto seguido el mayor, tomó con una mano la cintura de su adoración  y con la otra el erecto miembro y empezó a masturbarlo para que el castaño pudiera venirse.


El escritor sabía muy bien que Misaki aún no estaba complacido y el tocarlo de esa forma no satisficieran ni la tercera parte las ansias que tenia de seguir con la actividad; No obstante, no le quedaba otra opción, su cuerpo también había perdido la costumbre de cumplirle a su adoración y lo mínimo que podría hacer era librarlo manualmente de la excitación que tenia.


Solo bastaron un par de minutos para que el mayor pudiera cumplir su cometido y el universitario terminara; Más después de haberlo hecho el castaño se sentía raro por la acción, pero no le mencionó nada a su seme, calladamente ocultó que su cuerpo aun no estaba cansado y se sentía algo incompleto.


Sin siquiera verse a los ojos, prontamente los dos terminaron lo que se suponía ser una romántica y perfecta noche de amor entre ellos. Akihiko cerró las llaves de la regadera y el menor se colocó una de las blancas batas de baño que estaban el lugar, para posteriormente dirigirse a la cama a dormir.


La noche había resultado un fracaso, a pesar de que los dos querían estar juntos y de que Misaki se había puesto cooperativo con el novelista, no había resultado ser lo que pensaba. Y es que por alguna razón, muy en el fondo, el universitario esperaba que esa noche no durmiera ni cinco minutos por las ansias que tenía el peli-plata de amarlo. Cosa que había sido lo contrario.


Al paso de unos minutos el peli-plata le acompaño y se acurrucó atrás de él para abrazarlo.


-No esperaba esa respuesta, creí que te opondrías como siempre lo haces…- Susurró el peli-plata en uno de los oídos del menor -…Yo también te he extrañado mucho, tanto que mi cuerpo no puede controlarse cuando estas cerca-Acto seguido le beso una de sus mejillas y le volteó su cuerpo para quedar posarse arriba de él-… por eso quiero volver a estar con Misaki y complacerlo totalmente-


Si bien las cosas no habían salido de acuerdo al plan la primera vez, aún el oji-violeta podría reivindicarse con el causante de sus suspiros y hacerlo perder la cordura.


Prontamente el escritor empezó a delicadamente desabrocharle la bata que traía puesto el menor para poderlo acariciar apropiadamente.


Con sumo cuidado acercó sus labios hasta su pecho y empezó a delimitar con dulces roses la piel aun mojada de su pequeño  a fin de que este nuevamente se excitara por su contacto


-¿Q-que estás haciendo Usagi-san? Y- ya es hora de dormir- Trato de esquivar el menor las caricias de su casero pues tener dos veces sexo en el mismo día haría que sin duda su herida se abriera.


-Complazco a Misaki…- Contestó naturalmente el oji-violeta mientras seguía  acariciando; No obstante, antes de que pudiera el castaño reclamarle su afirmación, el peli-plata bajó una de sus manos hasta la  entrepierna y metió un dedo para confirmar la situación de su amado


-¡Oye! ¡No metías tu mano ahí! ¡Puedes causar una lesión tonto!- Avergonzado el menor trato de apartar la mano de su seme de tan intimo lugar, No obstante, no pudo y lo único consiguió es que lo apenara y sonrojara más de la cuenta…


- Aún sigues dilatado… ¿Misaki como quieres que te haga el amor?-


De inmediato el oji-verde se paralizó ¡¿Acaso estaba loco el mayor?! ¡¿Cómo rayos quería que le contestara esa pregunta?! ¡Era un imbécil!


Dispuesto estaba el castaño a gritarle al escritor por preguntarle una cosa como esa; Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo este lo abrazó y en un movimiento inexplicable Misaki terminó sentado en el regazo de su casero.


-Dime… ¿Cómo te gustaría que te amara Misaki?- Volvió a preguntar el novelista ante el silencio de su acompañante, mientras le acariciaba  tiernamente uno de sus pezones para estimularlo y excitarlo.


-¡N-no preguntes cosas así… tonto!- Fue lo único que pudo pronunciar el oji-verde ante las vergonzosos cuestionamientos de su casero;  No obstante, el escritor no iba a desistir de saber cómo su niño quería que lo tocara… Tenía que compensarlo y haría lo que fuese para que Misaki llegara al clímax de la forma apropiada, aunque no quisiera cooperar con él.


Así que guiándose por  su instinto, Akihiko principio a explorar el cuerpo de su amado a fin de encontrar sus puntos débiles. Quizás era la falta de práctica, pero por algunos instantes el escritor sintió como su niño se contenía para no dejar escapar sus suspiros.


Con una mano empezó acariciarle su pecho y con la otra sus muslos. Con pequeños círculos los recorría al mismo tiempo que le besaba su mejilla y sentía como la temperatura del menor subía.


-¿Te gusta cómo te estoy tocando?-


-N-no me preguntes cosas vergonzosas-


Poco a poco el oji-verde se  estaba poniendo duro y su miembro se lo confirmaba; Sin embargo quería estar completamente seguro que su niño le deseaba y quería estar con el cómo minutos anteriores se lo había expresado.


Suavemente el mayor se apodero de los labios de su amado, decididamente los tomó presos y, como si se tratara de lo único en el mundo, empezó a saborearlos una y otra vez deleitándose con el embriagante néctar que emanaba de su boca.


Después de besarlo, y de ver como su pequeño se había puesto rojo por la acción, Akihiko aprovecho la oportunidad y empezó a penetrar al menor que ya se encontraba listo nuevamente para su intromisión…


-Ahhhh ¡Usagi-san!- Gimió el menor confundido por lo que estaba pasando. No tenia conciencia de lo que estaba pasando. Ya habían tenido sexo una vez, ¿Porqué el peli-plata seguía empeñado en volverle a penetrar?


Atendiendo a su quejido, el oji-verde le abrazo aun con mas fuerza y tratando de hacerle sentir mejor empezó a repartirle pequeños y románticos besitos a su precioso acompañante.


Los labios del novelista repartían pequeñas muestras de amor a  lo largo de la piel del castaño. Más no le estaban haciendo fuertes marcas de lujuria y placer desenfrenado, por el contrario parecía como si el mayor le explorara esa área, intentando descubrir el sabor que tenía su Misaki y la razón de ser su perdición.


Ya cuando sintió como el menor se había acostumbrado a su contacto, el peli-plata empezó a mover su cadera lentamente de arriba hacia abajo para comenzar con las penetraciones que su niño estaba esperando.


-Dime ¿Cómo quieres que te toque?…  De verdad deseo saberlo- Volvió a preguntar el mayor al compas de sus movimientos mientras trataba de acariciar el cabello de su niño y hacerlo confiar en él; Sin embargo lo único que respondió fue lo siguiente…


-Y-ya deja de preguntar eso… solo hazlo y ya- Correspondió el menor desesperado ante la insistencia de su seme. Nunca le había gustado que le preguntara ese tipo de cosas ¿Acaso no podía hacerlo como siempre lo había hecho y ya?


-De verdad eres muy lindo Misaki…- Suspiro románticamente el mayor mientras con una mano empezaba a acariciarle lentamente su espalda-…Tan lindo que no puedo resistirme-


Con esto logró que el menor se pusiera más rojo de la cuenta. Las palabras de su seme estaban empezando a hacer estragos en él y los mimos que le estaban haciendo le estaban perturbando su corazón; No obstante, conteniéndose de lo que estaba a punto de suceder y de las posibles consecuencias le contesto al mayor…


- No tienes por qué decirlo… ¡Yo no soy lindo! -


Tal vez el mayor aún no había comprendido la situación. Los dos eran hombres y estaban  desnudos teniendo intimidad. No podría decirle que era “lindo” como si no pasara nada,  cuando ese adjetivo iba en contra de lo natural.


Ante esto el mayor detuvo sus caricias… ¿Cómo podría decir que no lo era? Si el menor era totalmente adorable como ninguna persona en este mundo; Sin embargo, pensó el escritor que había llegado la hora de decirle las razones de por qué lo era.


Con sumo amor le abrazo, acurrucó su cara en uno de sus hombros y tranquilamente le empezó a decir tenuemente en uno de sus oídos lo siguiente, a fin de que fuera el único testigo en toda la gran habitación que supiera la verdad.


-Claro que lo eres  Misaki. Tus ojos lo son, tus labios, tu cuerpo. La forma en la que caminas, sonríes y duermes. Cuando haces de comer y la manera en que  me hablas… Todo Misaki es extremadamente lindo.  Deja que te lo diga, pues aún no te das cuenta y el hecho de que lo niegues, no significa que vaya a dejar de serlo-


Después de eso el mayor le beso dulcemente sus labios, sellando románticamente lo que anteriormente le había dicho.


Por su parte el menor sentía que su corazón iba a estallar. Esa era una de las razones por la que odiaba que su casero le dijera ese tipo de cosas. No se podría controlar, su mente empezaba a divagar y su cuerpo se estremecía pensando que quizás, solo quizás era verdad.  Sin embargo, por inercia el menor enredó sus brazos en el cuello de su seme e hizo más profundo el beso entre los dos…


“No desaproveches la oportunidad… Quiero con la misma intensidad con la que te quiere”


Quizás no era la mejor noche para hacer lo que la doctora le había pedido, o la mejor oportunidad para decirle a su casero que también lo amaba; No obstante, cediendo un poquito el orgullo y timidez que caracterizaban al oji-verde este le pronuncio muy quedito a su novio al oído a fin de que pudiera escucharlo.


-………….A mí me gusta cuando Usagi-san  lo hace lento, me abraza y acaricia  mi espalda-


Ante estas palabras el mayor no pudo evitar sonreír, pero sin hacer algún comentario se dedico a complacer a su amado. Bajo un poco la intensidad de las estocadas y liberó una mano del abrazo que le proporcionaba para empezar a recorrer suevamente la espina dorsal de su adoración, escuchando al momento como suspiraba por la acción.


Suavemente los fríos dedos del escritor recorrían la tibia espalda del joven, estremeciéndolo con cada toque. De izquierda a derecha, como si quisieran explorar cada centímetro de Misaki se movían provocando que el estudiante se perdiera en el placer que esto le provocaba.


-Mmmm… Usagi-san….-


Por su parte embelesado por la imagen  de su amado, Akihiko no pudo resistirse a besarle uno de los oídos a su pequeño niño y a decirle en voz bajita que lo amaba mucho y lo había necesitado como nunca antes había necesitado a alguien. Sin embargo, después de unos segundos  el menor le calló poniendo un dedo sobre sus labios.


Impactado por esta acción Akihiko quiso preguntarle la razón de esto… ¿Acaso no le gustaba a Misaki que le dijera que le amaba? Pero antes de que pudiera decir palabra alguna, sonrojado el más joven tomó la mano derecha del mayor y la colocó sobre  su pecho para que sintiera el escritor como latía con  mucha fuerza y rápidamente.


Esta acción hizo enmudecer al escritor. No podría describir lo que sentía ni mucho menos como corresponder a su amado niño pero no hizo falta que lo hiciera, después de unos minutos de permitirle saber que Misaki le quería, este junto su cuerpo con el de su seme y nuevamente le abrazo a su espalda, no sin antes decirle muy suavemente…


-Usagi-san no necesita tantas palabras para expresar todo… Están de más-


Al paso de esto recargo su cabeza al hombro del novelista y dejó que manejara la situación mientras él se encargaba de suspirarle su nombre.


De inmediato el escritor fuertemente le abrazo y también recargó su cabeza en el delicado hombro de su pequeño al tiempo que trataba de complacer de la mejor forma posible a su niño.


Por un momento el peli-plata pensó que no habían sido días en los que no había tocado a su niño ¡Sino años! Hacia tanto tiempo que no estaba de esa  forma con Misaki. Entregándose mutuamente su existencia.


Muchas veces le había hecho el amor sin consideración alguna, tratando de hacer que el castaño correspondiera lo que él sentía de la manera carnal, esperando que por medio del placer comprendiera que era su única droga y su sublime necesidad; Sin embargo, jamás  Akihiko permitió que su amado le correspondiera a sus acciones de la forma que el supiera, pues buscaba que le respondiera por medio del cuerpo y no del alma.


¡Qué equivocado había estado! Pues el amor no era tener intimidad diario o decirle una y otra vez que lo amaba a fin de que jamás pudiera olvidarlo; sino era entregarse a la persona sin palabras o roces y que esta lo comprendiera con solo el corazón….


En medio de la obscuridad de la lujosa habitación, Akihiko comprendió el significado del sexo  y  del amor; pues cuando se ama no hay necesidad de juntar su cuerpo, solo de juntar las almas para sentirse pleno. El querer a una persona no es buscar amor mediante el sexo; sino comprender que el sexo es  la última expresión de amar a una persona y no es para satisfacer deseos carnales; sino para saciar los deseos del espíritu…


Totalmente entregado a su  pequeño novio, Akihiko una y otra vez le beso a fin de que pudiera comprender mediante caricias que Misaki era el único dueño de su alma, vida y  pensamiento;  así como el único capaz de hacerlo estremecer como lo había hecho; Sin embargo, con tantas caricias el menor empezó a gemir que su cuerpo estaba a punto de culminar la noche de amor que estaba viviendo y no soportaría más.


Tomando en consideración sus suplicas, el mayor con un movimiento delicado, sin separase de él, le recostó en la cama y besándolo aumentó las penetraciones para que pudiera tener su orgasmo. Cosa que al paso de unos minutos Misaki hizo.


Con una gran dosis de placer recorriéndole su cuerpo, el castaño empezó a gemir violentamente  y se retorcerse por el estremecimiento, dejando salir bruscamente su esencia y  machando al mayor que le abrazaba para no separarse ni un momento de él.


-¡Ahhhh! ¡USAGI-SAN!!- Fue lo único que se escucho en la habitación mientras el menor terminaba.


Por su parte, sintiendo como su pequeño se venía, el mayor trataba de controlarse. No podía venirse sin dejarle disfrutar a su adoración las sensaciones que habían provocado su encuentro; No obstante, después de unos minutos la intensidad de los gemidos del castaño fueron disminuyendo permitiéndole al escritor que hiciera lo propio.


Soltando un poquito el abrazo que tenía sujeto al novelista del cuerpo de su amado. Akihiko colocó sus brazos en cada uno de los extremos del abdomen de su adoración y besándolo apasionadamente comenzó a embestir a Misaki moderadamente para también pudiera venirse.


Una y otra vez el agotado cuerpo del universitario se movía de adelante hacia abajo producto de las penetraciones mientras que sus labios eran devorados por el peli-plata; Sin embargo, al paso de unos minutos Misaki notó que por más que lo poseyera  Usagi-san no podía terminar.


Así que cegado por tanto placer que le había proporcionado, Misaki quiso ayudarle abrazándolo de su cuello y haciendo que el beso fuera más cargado. Con esto prontamente el mayor comenzó a venirse adentro del cuerpo de su amado, disfrutando al momento como su pequeño niño le acariciaba su espalda y  le mimaba.


-Ahhhh ¡Misaki! ¡Misaki! ¡Mi Misaki!- Fue lo último que pronuncio el novelista mientras aferraba sus puños a las blancas sabanas de la habitación y dejaba salir su esencia.


“Esa noche sin duda había sido  más que perfecta… Amaba tanto a su niño y este,  a su manera, le correspondía” Pensó el oji-violeta después de unos minutos de haber terminado.


Con mucha delicadeza el mayor le agradeció a su niño la hermosa noche de amor que le había regalado, le beso  tiernamente en sus labios y después de haber salido de su cuerpo, lentamente fue recargando su plateada cabellera en el pecho de Misaki, se acurrucó en esta  y se perdiéndose  entre sus brazos Akihiko se quedó dormido con los suaves latidos de su corazón.


Ante esta acción Misaki se estremeció pero sin poner resistencia, le abrazó sus hombros, a forma de correspondencia. Aunque no se lo digiera también le amaba y no necesitaba palabras paraexpresarlo.


Después de seis semanas sin amarse, de sufrir cada uno por la ausencia del otro y de que los daños colaterales fueran  grandes. Akihiko comprendió que el sexo no es la única forma de amar a la persona querida, ni la mejor forma de demostrarle todo lo que le provocaba. Así mismo Misaki comprendió que a pesar de que su seme fuera impulsivo y adicto al placer no significaba que no lo amaba y que por el haría lo que fuera…


Todo esto fue el resultado de estar 42 días en abstención, los cuales hicieron comprender tanto al escritor como a su inquilino que el amar a una persona no radica en el juntar sus cuerpos sino  en apreciar la compañía, las acciones y gesto del otro.


Y que después de lo vivido, ni Akihiko  ni Misaki podría soportar separase del otro, pues después de tanto tiempo la compañía del otro se había vuelto, más que una costumbre… una necesidad,


 


-----------------------------------------FIN----------------------------------------------


 

Notas finales:

Espero que les haya gustado este trabajo de su servidora. A mi me encanto escribir esta historia y plasmar la concepcion de mi ardillita sobre esta situación.


De nuevo les agradezco su apoyo durante los mas de dos años que llevo de escritora  y en todas las historias que he publicado. que no son más que para el deleite de todos y todas als admiradoras de Junjou Romantica y en especial del Gran Usami-sansei.


Bueno nos vemos bye se cuidan


¡¡VIVA EL LEMON!! 


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