Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Search In H M por Vampire White Du Schiffer

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Grimmjow se siente abstraído en su propio divague

 

-Grimmjow, tengo hambre –Repitió el niño.

 

-Lo se –Le grite desde mi habitación. Estaba revisando que no faltase nada, y al parecer no lo hacia. Tome mi cartera, misma que había dejado olvidada ese día que me encontré con Bastet, ahora que lo recuerdo. Yo, ese día venia por ella, pero el mocoso se había aparecido. Note que no había mucho polvo, y el dueño del edificio no me llamo la atención al pasar. Eso es buena señal. Gire y me di cuenta de que el oji verde estaba atrás de mi. Ah, creo que nunca me desharé de el. Bastet entro rápidamente, algo asustado. ¿Qué no quiere que me quede a solas con el príncipe? Bueno, si lo hace para cuidarme que no cometa una estupidez, esta bien. –No creo que seas tan idiota, llama y pide lo que quieras.

 

-Yay~ -Me quito la cartera dando un hábil salto y fue directo al teléfono. ¡Que fácil es tenerlo contento!

 

-…  -De nuevo el estúpido silencio que detesto.

 

-Adelante, pregunta –Dije sentándome debajo de la cama, la use para recargar mi cansada espalda. Los leves rasguños de Bastet seguían ahí, ardían un poco. Lleve mi mano a ellas. El peli negro se agacho y tomo asiento junto a mí.

 

-¿Ya estoy bien?

 

-¿Eh? –No entendí a que se refería.

 

-¿Así no tendré problemas para estar contigo? –Me miro… pero ¿Por qué sentí que algo en mi interior latía como tambor?

 

-No lo creo –le evite. Estaba serio como siempre, pero algo… “Algo” cambia. Dentro o fuera. Mi mente vuelve a estar confusa. Escucho a Bastet hablar eufórico con el dependiente por el teléfono. El mundo da vueltas y vuelvo mi vista al peli negro que no la apartado de mi. De nuevo, este tipo que esta junto a mí, Hace que actué diferente. Siento algo en el estomago, creo que voy a vomitar.  –Debes tener hambre –Me intente levantar pero el con una nueva y extraña, para el, mirada me detuvo. Era la misma que empleo cuando estuvimos en aquel extraño árbol.

 

-Un poco –Me dijo aun sosteniéndome del brazo. Y sus ojos comenzaron a cerrarse. –Pero quiero dormir –Se cerraron totalmente, en un segundo se quedo totalmente dormido. Agarrando apremiante mi ropa, suspire y me encargue de postrarlo en la cama: si, le cargue y lo puse delicadamente en mi cama. Maldición, solo lo trato así porque es hijo de mi futuro jefe. Que no se haga ilusiones…

 

¿El o tú?

 

Son tonterías, pero se le veía tan tranquilo... Nunca es bueno reprimirse ¿verdad? Me canse de ignorar lo que deseo. Y deseo besarlo.

 

Eso hice.

 

Mis labios se pusieron sobre los suyos, gracias al demonio que tiene por padre, no despertó. Sonreí levemente, es como un mocoso, uno muy curioso. Ni siquiera el molesto Bastet se le compara.

 

“¿Así no tendré problemas para estar contigo?”

 

Contigo…

 

-… Ulquiorra. ¿Qué rayos eres?

 

**Horas mas tarde**

 

Sentí que algo se ponía frente de mí. Y yo, estaba abrazando a ese algo. Estaba contento por ello, en mi subconsciente sabia que era. Recordando vagamente, había acostado al oji verde en la cama y después lo había besado, cosa de la que no me arrepiento, ya me canse de ello. Pero ¿Qué había pasado después?

 

Ah si, había entrado Bastet, en su forma humana. Un pequeño niño con ropa de marinero. Y ponía su mano sobre mis ojos, de inmediato mandándome a dormir junto al otro.

 

Estoy abrazando a Ulquiorra, el día en que casi pierdo la cordura… bueno nunca he estado cuerdo en primer lugar. Lo pongo así, el día en que vi por primera vez al oji verde sorprenderse, frente al enorme árbol: había descubierto que ese olor a yerbabuena provenía de el. Eso y mezcla de otra especia que ahora no tengo mente para recordar. Lo apremie mas, quiero tenerlo junto a mí…

 

¡¿Qué?!

 

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡Estoy diciendo estas locuras por su culpa! ¡¿Qué rayos se supone que debo hacer?! Esto nunca ha estado bien, nunca lo estará. ¡Debo saberlo! Pero el asunto pinta peor de lo que pueda imaginar. ¡Lo se mejor que nadie! Pero aun así…

 

Aún así.

 

¡Ah! Es porque soy terco, siempre me ha encantado rebelarme ante todo y todos. Por esa razón estoy haciendo esto, quiero que me reclamen, quiero que me hagan sentir culpable, quiero que alguien me eche en cara mi error mil veces. Y me reiré en sus caras, porque con ello…

 

¿Qué ganas?

 

Absolutamente nada. Lo se. Siempre lo he sabido, causar problemas a los demás es parte de mi naturaleza. Y nadie me ha soportado, busco estar solo. Eso quiero.

 

¿Seguro?

 

Ella me abandono, sin decir una palabra. Yo siempre la espere, sentado frente a la puerta. Como un idiota devoto.

 

¿Y Ahora?

 

Busco algo nuevo, talves quiera desahogarme. Liberar esa frustración guardada bajo llave en una profunda cámara en la tierra. Romper la barrera. Un limite que nunca debo cruzar, la relación con el es simplemente prohibida, un error, un gran tropiezo, un bache.

 

Lo quiero.

 

No dudas

 

Lo deseo.

 

¿Importa lo demás?

 

Hacerme sentir como lo peor

 

¿Será tu castigo?

 

Eso busco.

 

¿Quieres sufrir?

 

Si.

 

Estas equivocado. Eso no es lo que tú quieres.

 

Aunque esto, vaya a convertirse en el peor de los errores. Lo voy a cometer. ¡Que sea el Rey de las Equivocaciones! Y mi victima… mi desafortunada victima será el Príncipe de las Noches. Siempre a sabiendas de que terreno estoy pisando. Ahora totalmente despierto, en mis cávales, en mi torcida mente el plan toma forma física. La tentativa se vuelve asesinato. El delito será consumado. Y tendré a un Reino tras mi cabeza. Que idea más encantadora.

 

Lo desperté bruscamente, tome su mentón y le obligue a besarme. Sus ojos estaban desorbitados. Y ponía su mano contra mi pecho, yo la tomaba y la apretaba, no dejare que intente nada. Tembló, demonios, no lo creí capaz de concebir algo así. Siempre lo veo tan altivo. Pero ante mi… parece reprimirse. Porque a los pocos segundos de forcejeo, que solo logro provocarme mas, me correspondió lentamente. Cerraba sus ojos;  voy a tomarlo.

 

Su cuerpo es tan menudo, por debajo su piel también había cambiado. Su camisa ya la había desabrochado, recorría su pecho desesperado. Daba respingos muy obvios, le sorprendía toda mi locura.

 

-Suéltame.

 

-No.

 

-¿Por qué? –Eso también quisiera comprender por completo. ¿Por qué tu? ¿No podía haber sido una mujer? ¡Incluso Bastet! ¡¿Qué rayos?! ¿Prefería ser un asqueroso pedófilo homosexual a solo un homosexual?

 

-Quiero… -Bese su cuello níveo, suspiro y ladeo su rostro –Solo quiero hacerlo. –Brinco por la declaración.

 

-¿Qué? –Puso ambas manos, deteniéndome y me miro enojado.

 

-Date una idea –Le rete. Le mordí la oreja.

 

-No quiero.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).