Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Search In H M por Vampire White Du Schiffer

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Grimmjow cuenta su pasado

 

*Pasaron las horas*

 

Es genial. De nuevo me dormí. Las últimas palabras que tenía frescas en mí maquiavélicamente era: me gusta. Hace mucho tiempo que no escuchaba decir a una persona que le agradaba estar a mi lado. Sonreiría sí estuviese despierto. Siento como si algo hubiese terminado el día que encontré al mocoso, pero debería ser lo contrario ¿O no? La verdad es que, relativamente, algo comenzó. Tuve otra vida totalmente diferente a la esperada desde que llegué a aquel mundo extraño. Aún recuerdo que fui recolector de frutas… arg ¡Al diablo con eso! Necesitaré terapia para olvidar que fui sirviente del odioso de Aizen, por cierto ese estúpido rey debería estar hecho una furia apunto de asesinar a Perseo si supiese lo que le hice a su heredero. ¿Arrepentimiento? Nulo. Sin efecto sobre mi consciente maldad. Ahora, el asunto que ocupa mis divagues entre sueños… recordé a una mujer. Cosa extraña. No la había mencionado desde hace mucho tiempo.

 

Yo había… amado, a una mujer. Cuy recuerdo es mejor dejar bajo llave en alguna habitación de mi casa. ¿Para qué hacerse la víctima? ¿Para qué repetir que le di todo? Ah, debí verme tan idiota diciéndole aquellas palabras y declaraciones. Debí ser extremadamente estúpido para proponerle matrimonio. Odié toda esa sarta de idioteces que hice. No busco culpables, el único causante de aquella baja en mi egocentrismo, fui yo. Necesitaba salir del mundo bajo del que yo había nacido, de modo total. Pero muchos estuvieron en desacuerdo cuando les dije que me iría, y con un poco de investigación se enteraron que yo buscaba constantemente a una mujer de un nivel social superior al mío.

 

Yo era un maldito mafioso. Si, ahora ya lo puedo recordar. Era la mano derecha del jefe. Nadie de más, supuesta, confianza, para él. Pero me negó la salida. Yo sabía demasiado sobre la organización, una bastante ingeniosa cabe agregar. Yo era de los barrios bajos desde que nací; un pobre diablo que se cansó de vivir en el fango y prefirió el camino de la violencia con tal de ganar dinero. El ser humano es materialista hasta la médula ¿Qué más esperaban? Y yo era muy ambicioso en aquellas fechas, por no decir que era juvenilmente imprudente.

 

Yo conocía al pelos de naranja desde la secundaria. Me relacioné con él por una tarde lluviosa cerca de su casa. Habían acorralado a la princesa a la salida y no le iban a hacer cosas agradables. Llámenlo curiosidad, ocio, supuesta disminución de culpa, pero la saqué de aquel aprieto.

 

La familia me agradeció como mejor pudo. El estúpido padre de Kurosaki se empeñó en tratarme como un hijo más de la familia. Y así fue una temporada, incluso pude salir de una carrera por el sólo hecho de satisfacerlos. Por eso no soy tan estúpido como para no hablar dignamente. Eran demasiado ruidosos, y la princesa se dedicó a se mi guía durante días tormentosos. Si, nadie me conoce mejor que ellos. Es por eso que los odio. Al cabo de un tiempo, se enteraron de mi lazo con organizaciones ilegales. Intentaron hacerme cambiar de planes. No lo lograron.

 

Y cuando cometí la tontería de enamorarme, le dije a Kurosaki lo que tenía planeado hacer. Entonces tomé su apoyo entero. Quise escapar. Si, incluso a ese nivel llegué para conseguir la libertad. Pero incluso con la cooperación de Ichigo, no pude lograr algo.

 

Mis antiguos compañeros en la senda del mal, tomaron las medidas necesarias para advertirme. Destruyeron mi casa. Rebajaron mi reputación en donde se pudo. Y la gota que derramó el vaso, fue cuando se metieron con mí fa… con la familia de Ichigo.  La tortura es algo que jamás pude perdonarles. A mí me podrían haber hecho lo que quisieran, pero ellos no tenían absolutamente algo que ver. Quemaron su casa. Enfurecí al límite de la locura. Tomé una antigüedad, propiedad de mi familia muerta, que le había regalado a Ichigo hacía unos añales y corte el gaznate del máximo. No fue nada fácil. Con aquellas manos manchadas con la sangre, no sólo del jefe, sino de decenas de humanos, no quise volver. La mujer se enteró de aquello y me abandonó. Volví a quedar en la irremediable soledad a la que siempre debí amar y nunca dejar. Pues pareciese que cuando lo intentare, ésta me iba absorber con profunda hambre por traicionarla. Talves debí volverme amante de ella y no de las personas.

 

Caí en una depresión diferente a la que suelen tener los demás. Yo no lloré, yo no pedí a clamas a algún dios mi muerte. No intenté suicidarme. En cambio, si jugué con  la vida de muchas personas cuando me volví el dueño de la organización.

 

Incluso ahora que volteó la mirada. No puedo creerlo. Me sumí en más problemas en lugar de utilizar la muerte de aquel sujeto.

 

Paso el tiempo. Adquirí nuevas mañas. Me hundí en los excesos. Dinero. Mujeres. Placeres. Todo cuanto quise por un clímax de bonanza que propicié en mi administración. Pero tuvo que reaparecer Kurosaki. Me gritó y exigió verme. Nos metimos una buena tunda. Y logró entrar con sus palabras en mi cabeza. Me echó en cara lo débil que había sido. Lo patético que me veía siendo ese inmensa masa de desperfectos. Cosas tan ruines como… que en casa me esperaban de regreso. Yo nunca he tenido una. Ellos sólo representaron una ruta de escape mínima. Una simple bofetada. Pero su maldita insistencia logró calmar la angustia, su maldita terquedad me sacó de allí. Se vio envuelto en marchas de sangre, pero nunca me reclamó. Siempre estaba orgulloso de hacer sucumbir al impetuoso Grimmjow.

 

Fue entonces cuando conocí a Urahara. Kurosaki y él se habían empezado a tratar desde mi regreso al lado negro de mi vida. Y a querer o no, terminé trabajando para él.

 

Fui despertando. Y en sólo unos días había estado en otro mundo. Había conocido a otras personas, seres que ahora me estaban devolviendo a mi bestia interna intacta. Si, ahora ya lo recuerdo. Todo lo que ha ocurrido. Las luchas callejeras en mi juventud, la mafia en mi plenitud. Todo estaba vinculado con lo de hoy. Una raza de supuestos guerreros. La hoja de la espada era la que me estaba invocando de nuevo. La misma Katana con la que asesiné a diestra y siniestra, una noche hace años, estaba zumbando en mi cabeza. Desea sangre.

 

Pero inmediatamente aparecieron otros tipos de personas. Los que hacían que perdiese los estribos pero de una manera muy diferente. Las personas que ahora estaba abrazando en mi cama, me descontrolaban los nervios, pero ellos mismos eran la fuente para el regreso a la calma que nunca creí volver a recuperar. Al verlos junto a mí, no puedo evitar preguntarme cuánto va a durar esto. Esta tranquilidad que me da verlos dormir plácidamente cerca de mí. Y saber que yo mismo podría quitarles la vida por mi oscuro pasado… es una carga que poco a poco está resurgiendo en mi bestial ser.

 

El pequeño mocoso va abriendo los ojos. Se levanta entre el montón de sábanas. Sus cabellos, totalmente, desarreglados. Se talla perezosamente el ojo izquierdo y mira al frente sin ningún interés. Me provoca gracia, a veces es tan perceptivo e inteligente y al segundo siguiente tonto e indefenso.

 

-Oye, te tardaste en despertar. –Le dije lanzándole una almohada.

 

-¿Grimmjow? –Se quita algunas mantas y se nota con un enorme camisón. No esperaban que mi ropa le quedase igual ¿Verdad? Y a su lado, estaba el príncipe. He llegado a la conclusión de que a estos dos les encanta dormir.

 

-¿Quién más? –Me senté en el borde de la cama rascándome la nuca. –Estuviste toda la maldita noche hablando.

 

-¿En Serio? –Preguntó ciertamente apenado del asunto. –Perdón, no sé qué paso. Tenía mucho sueño ayer y… -Se rascaba sus dos pequeños ojos. –Caí en tu cama. Por cierto, ya deberías cambiar el colchón. Ya no es suavecito como yo. –Se apuntaba con el dedo índice. Enarqué una ceja y me levanté.

 

-Parece que ya estás bien. –Le dije lanzándole más ropa. –Iremos a comprarte cosas propias. –El oji verde se comenzó a despertar. –Y a ti también. No crean que voy a seguir prestándoles mis cosas.

 

-Tacaño. –Me dijo Raziel haciendo un puchero. Está completamente bien. -… ¡Entonces! ¿Vamos de compras? –De acuerdo, está demasiado bien. Talves lamente su recuperación más tarde. -¿Podemos ir al parque de diversiones? ¿A las librerías? ¿Me compras…?

 

*Después*

 

-¡Grimmjow! ¡Apresúrate! ¡Quiero un helado! –Maldito mocoso. No puedo creer que le esté cumpliendo sus malditos antojos. Aquí me tienen, en un maldito parque de diversiones. No lo hago por Raziel, fríanme primero, Ulquiorra fue el que me terminó por convencer. El príncipe dijo que si Raziel volvía a enfermar, era muy probable que no pudiésemos regresar a Hueco Mundo. Vaya patraña. Así que por el momento era “celebrar” que no se había muerto.

 

El príncipe se había puesto mi camisa de color blanco. Y aunque le quedaba holgada. No pude evitar reírme y divagar por un buen rato. Se la quitaré más tarde… quiero decir… comparé cosas para ellos. Ya me cansé de compartir mis cosas.

 

El oji verde me mira curiosamente. Miro al cielo. Aquellos tipos me siguen buscando, Kurosaki ya me lo dijo. ¿Qué haré cuando me encuentren?; bajo la mirada y me encuentro con Raziel jalándome del pantalón y a Ulquiorra comenzando a caminar. Suspiro y me reintegro a esa realidad de momentánea paz. Pase lo que pase, ya me he decidido, no pienso volver a la fosa. Y si se vuelve a ver en peligro… cualquiera de ellos, esta vez no habrá una simple horda de muertos. Habrá una guerra. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).