-Estamos esperando –de acuerdo, la palabra del día es “esperar”. Gruñí por lo bajo. –En un par de minutos vendrán a recogernos.
-¿Eh? -¿A que se refiere con eso? De repente vi como del largo espejo desértico se comenzaba a distinguir un objeto blanco. Podía verlo, definitivamente era resaltante en un esquema como este.
Un transporte, si eso era. Un deslizador de moderado tamaño con una vela gris. Sobre el venían dos personas, una de complexión… enrome. Era moreno, su cuerpo resaltaba incluso en la lejanía cuando estuvieren a dos metros no me cavia la menor duda. Era una persona extraña. Todas vestían ropas blancas, el sujeto de quien primero hablo, solo su cabello negro estaba atado en una extraña coleta, lo demás me dejo estático por unos momentos:
Tenia un extraño “adorno” sobre su mandíbula, podría parecer de un animal. Gruesas patillas negras, cejas prominentes y de color rojo. Su pecho fuerte como denotaba su naturaleza, pero en ese lugar había un enorme hueco. Una hakama blanca con bordes negros y una camisa que dejaba al descubierto todo su torso.
Di un paso hacia adelante extrañado por eso, ¡Podía ver el otro lado claramente! Me asusto un poco pero al verlo tan tranquilo, me comenzó a parecer normal. Portaba una espada con empuñadura negra, por extrañas razones me sentía atraído por esa arma.
Mientras tanto el otro, era solo un niño de cabellos largos y amarillentos. Tenia una vil cara de idiota que mejor me ahorro explicar. El tipo grande bajo para encontrarse con nosotros. El otro permanecía viendo a la nada y sobre el vehículo.
-No se tardaron nada –Comentaba Gin mientras se encaminaba a subir.
-Estamos esperando la carga, alguien tenia que apresurarse para que llegara –La voz era ronca, me causo gracia, de inmediato me miro con furia.
-¿Quién es este? –Me señalo con cierta seguridad de sentirse superior. Me moleste al instante y quise buscar pelea pero tercio el de cabellos lisos.
-Un invitado. Lo encontré por las cercanías.
En un segundo el moreno me alzo por el cuello y tenía su espada contra mí.
-¿Q-Qué rayos te pasa? –le grite para liberarme. El cachorro termino en el suelo y le gruñía al de ojos extraños.
-Es un espía –aseguro sin más. Yo de una patada, me libere. No pensé que fuera tan fácil, después de todo el desconocido se veía mucho más fuerte que yo.
-Ni siquiera soy de aquí –Conteste en medio de un grito más prominente.
-Jo –Se burlaba –Creo que ya se para que lo quieres –Miro al de ojos rasgados. Yo ahora no entendía a que se refería.
-No tienes porque entender algo –Repondría con su habitual molesta sonrisa. –Solo llévanos de regreso.
El de cabellos grisáceos se dio cuenta de mi nueva desconfianza.
-Solo veras lo que hay, si te aburre podrás tomar tu camino de regreso.
Aun sin convencerme, el cachorro me jalo de nuevo. Al parecer no tengo más opción, de manera ágil me trepe al transporte y quede a un lado del idiota. El niño quedo debajo de mis pies, pero lo vi inquieto. Al echar en marcha al artefacto, el “gato” se fue a la orilla y quiso sentir la brisa del movimiento. Meneaba la cola, desconozco porque la alegría.
En un par de minutos de no ver nada más que arena y arena, llegamos a unas construcciones blancas, edificios enormes. Pocas ventanas.
El paisaje solo le daba más aire tétrico al lugar. Cuando nos hubiéremos detenido, el primero en bajar fue Gin. Después los otros dos y al ultimo el cachorro y yo. Me molesta que finja no poder hablar, eso me ahorraría a mí tener que dar futuras explicaciones.
Al ver la enorme puerta que nos aguardaba abrirse, pase saliva con algo de trabajo. Adentro había una presencia tenebrosa. No se como, pero lo podría asegurar. Era poderosamente peligrosa. Sin embargo me tuve que olvidad de esas supersticiones, tenia que apañármelas para salir de este alocado sitio.
Un corredor amplio, en tonalidades blancas y negras se abrió ante mis ojos. Veo que estos estúpidos tienen cierta fijación por ese color tan… obsoleto.
Todos caminaban por delante de mi, Gin me dirigía de vez en cuando una mirada, no se si por temor a que me escapara o por si continuaba analizándome de manera no agradable. Me canse de caminar tanto, el pasillo parecía interminable.
Justo cuando estaba por lanzar miles de reclamaciones, giraron a la derecha y les seguí topándonos con una puerta de metal sin cerraduras.
-Llegamos –Anuncio el de ojos rasgados y de inmediato se abrió la puerta de par en par. Mis ojos escudriñaban en la oscuridad, había varios sujetos. Lo sentía en el aire, todos… son estúpidos también lo pude asegurar.
Cuando las luces se encendieron, en efecto había mas personas. Era una habitación al igual de amplia que toda la construcción y había diversos niveles, parecía un cuarto hecho a base de cubos. Una mujer de cabellos rubios, ojos azules y el demás rostro cubierto me miraron con desdén.
Le correspondí el gesto tan “amable” a todos y a cada uno.
-Bienvenido Gin. Te esperábamos. –Escuche una voz extraña, era calmada y peligrosa. De ese tipo de lenguas que es mejor ni acercarse. Pueden provocar quemar una ciudad entera.
-Lamento si tarde. –Se disculpaba y ponía la canasta en medio de un pequeño cubo en el centro.
-Veo que traes compañía –Salió el dueño de la voz. Era el líder, podía percibirse. Cabellos cortos castaños y mirada color chocolate, atractivo si lo desean saber así. -¿Quién es?
-Grimmjow Jearguerjaques. –Me presente sin necesidad de ningún tercero de ojos rasgados.
Me vio como todos, de arriba abajo. Pero este con interés mas obvio, me provoco calosfríos tener esa mirada enfocada en mi. Le conté brevemente lo que había sucedido, y fue el primero que no me dio por mi lado, me lo parecía así, estuvo atento y recargaba su barbilla en su mano. Se había sentado desde hace un par de minutos y seguía sin dejar de analizarme. Cosa que mejor decidí ignorar.
-Entonces… quieres saber como regresar. –Declaro al final de mi historia –Supongo que te puedo ayudar en algo –Miro a su costado en el cual Gin ya estaba –Tu lo encontraste tu guíalo en lo que necesite.
-¿Eh? –Inquiero algo sorprendido –Bueno, yo lo encontré pero como sabrás estoy muy ocupado –Alzaba sus manos y movía su cabeza de lado a otro. –Creo que seria mejor que Szayel se encargue –Apunto con su mirada serena al tipo dueño del nombre. Cabello rosa, que masculino, lentes con cristales transparentes alrededor de una mirada cobriza.
-Oi, yo tengo múltiples investigaciones que concluir. No tengo tiempo para cuidar de un nene de ojos azules
-Tsk –Dije por lo bajo –Como si quisiera que una nena de cabello rosa me cuidara –Puse mis manos en mis bolcillos.
El de cabellos castaños rio moderadamente y todos se quedaron callados por eso. El “Investigador” se que hervía de coraje, pero el líder le mando a callar.
-Veo que nadie quiere hacerse cargo. –Cruzo su pierna sin dejar de verse sereno –Tendré que encargártelo a ti -Dijo en un murmuro a una silueta que pareció lentamente detrás de el -¿Podrás con esto…Ulquiorra?
-Como ordene Aizen-Sama –El tonto mas extraño de todo este lugar. Ojos verdes, profundos ojos verde esmeralda. Su piel, en el más sentido estricto literal de la palabra, es blanca. El semblante mas serio que hubiere podido conocer, y que preferiría seguir sin que se me presentara.
Cabello negro, tenia la mitad de un casco extraño sobre el. Camisa que le cubría todo excepto una parte más arriba de su vientre. Tenía las manos en los bolcillos de su hakama y me miraba sin mirar. Es decir, es un “ser” sin expresión alguna, eso me causo tremenda mala espina. No me agrada en absoluto.
Dos rayas verticales salían debajo de cada ojo y descendían hasta toparse con el fin de cada mejilla. ¿A que me recuerda? Aun no lo se.
Después entendí que esa persona me causaría los más grandes problemas de mi vida entera.