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Search In H M por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

¡Dios! ¡El Final! LOLAZO... fue un placer estar con ustedes estos meses!... 

Se revelan los últimos secretos, el descenlace que estaban esperando :D

lo que viene así: son palabras de Raziel

 

POV. Grimmjow

-Ulquiorra, ¿por qué no me respondes aún? –mi respiración la sentía entrecortada por la frustración de no saber dónde rayos se había metido mi duende. ¿Por qué me duele tanto el pecho?

Tengo al príncipe de cara inexpresiva sosteniendo mi mano mientras me arrastra un lugar que sólo sabe él. No me dirige la palabra ni un segundo. Su piel es tan blanca como cuando estamos en Hueco Mundo, la gente babosea sobre su presencia, poco me interesa, en verdad, lo que realmente hace que mantenga mi ceño fruncido es no saber sobre el paradero de ese niño malagradecido.

Dejó a Ulquiorra solo, ya me las pagará.

~Hola~

~Puedo darte lo que hace falta~

~Es en serio, no eres feliz, puedo darte lo que más deseas~

 

¿Por qué alguien como Raziel, pequeño, menudo, torpe, ingenuo, inocente, pulcro, querría hacerme un favor?

No sé que haré respecto a Aizen.

Puede que Ulquiorra desee regresar a su hogar.

Claro que no permitiré que lo haga sin mí.

Yo necesito de él porque…

-Ulquiorra… -le llamo para detenerlo. Sí no me responde entonces apremiaré su silencio con varios besos. El se sorprende e intenta detenerme, pero no lo logra, suavemente me abraza y se dedica a corresponderme.

-Espera… tenemos mucho tiempo por delante –me dice, pero es imposible calmar estas ansias absurdas que he sentido de romperle la ropa entera y devorarlo con demenciales caricias. Está de más el deseo de poseerlo en el ancho piso –. Raziel nos espera –de acuerdo, eso bastó para frenarme.

-¿Entonces que esperamos? Dime a dónde debo ir –le digo sosteniéndole las mejillas y sellarle momentáneamente los labios con un ósculo. El suspira profundamente –¿Qué?

-Toma mi mano de nuevo –me dice calmado y yo obedezco. Apenas me doy cuenta de que estamos llegando a un lugar que no había visitado desde…

-¿Por… por qué estamos en este lugar? –la opresión en mi pecho se hace enorme –. Es buena broma, pero no quiero estar aquí… -el príncipe suelta mi mano y se echa a caminar, yo no veo otro remedio más que seguirlo a regañadientes. Mi pecho se enfría cada vez más y más; tiempo después me enteraría que tanto Ichigo como Ishida estaban allí; -¿Acaso Raziel quiere hacerme una jugarreta? –mascullo mirando a un lado.

Ulquiorra se detiene frente a una enorme piedra colocada sobre el piso.

A la memoria de Raziel

E_ Á_N_ _ L

Q_ _ D_ V_D_

Yo no hago otra cosa más que retroceder con pánico.

-¡¿Qu-Qué…?! ¡¿QUÉ DEMONIOS SIGNIFICA ESTO, ULQUIORRA?!

El permanece en silencio, se hinca ante la lápida, el musgo ha cubierto gran parte del epitafio, y comienza a apartarlo con sus uñas negras.

-Ulquiorra, Ulquiorra, responde –me comienzo a marear; un asqueroso vértigo del vacío en mi pecho resurge, al igual a cuando sentí a Ulquiorra perdido. Esto no puede ser cierto…

El voltea a verme con gesto grave.

-Hace muchos años… -me responde –, nacieron dos niños el mismo día, uno de ellos murió; el legítimo hijo de Grimmjow Jeaguerjaques perdió la vida aunque la situación le daba más porcentaje de sobrevivencia. Y el que se salvó por condiciones inesperadas se convirtió en jefe de la mafia; Raziel… Ese niño fue producto de un amor que no pudo llegar a tener un final feliz; uno entre una mujer de nombre Nelliel y un hombre llamado Grimmjow…

Ay, creo que esto no está bien

No te emociones, si me matas nunca volverás a tu hogar, así que vete tu olvidando de ese plan. Hay una forma mas… humana para que puedas hacerlo

Cárgame

Tacaño

Trata de no asesinar a muchos.

Perdí a Ulquiorra

Grimmjow.

Por cierto, ya deberías cambiar el colchón. Ya no es suavecito como yo.

¡¡¡¡Papá!!!!

¿Podemos ir al parque de diversiones? ¿A las librerías? ¿Me compras…?

¡Grimmjow! ¡Apresúrate!

¡Papá!

Pero, Grimmjow. No quiero separarme. Soy feliz cuando estoy con ustedes….

Pov. Narrador.

Años atrás.

Hospital “Buendía”

-No les dé muchas esperanzas, doctor –una joven enfermera sostenía con fuerza la tabla donde tenía los nombres de los dos pacientes. Dos pequeños niños luchaban por sobrevivir. Llevaban más tiempo del esperado en aquella sala. Ningún médico sabía lo que ocurría, esos dos, casi recién nacidos, hijos de diferentes familias… se encontraban totalmente solos.

¿Coincidencia?

Se puede pensar cualquier cosa como esa. Ambos infantes habían sido abandonados bajo condiciones inhumanas, uno por decisión de la madre y otro por injusticia divina.

Los dos eran varones…

El primero en nacer fue dejado en un bote de basura, se ignora la localidad de la malnacida que se atrevió a concebirlo sin pensar en conservarlo; el segundo… provenía de un seno familiar donde sólo tenía a un familiar: su madre fallecida en el parto.

El maldito destino sí que sabía ser cruel con ellos.

El doctor miró con aseveración a la muchacha.

-No es tan fácil que me rinda –dijo dándose la vuelta para volver a entrar a la habitación junto con esos dos pequeñines –; hola –les saludaba jovial a través de la pared transparente, las máquinas a sus alrededores podrían inspirar miedo por lo complicadas que eran, los bebés escuchaban las palabras del mayor.

El doctor siempre deseaba hablarles cálidamente, aunque su corazón estuviese hecho añicos por saberlos casi al filo del barranco. Era como decía la enfermera, no había mucha garantía, pero Ryūken Ishida se mantenía en pie.

Permaneció en medio de los dos débiles sujetos. Uno se veía en peor estado que el otro.

-¿Qué hará en caso de que se lleguen a salvar? ¿Y si solo se salva uno? –le preguntó una vez un colega en cierta reunión –. Terminarán en un orfanato, y créeme es de las peores opciones, aunque yo lo que más deseo es que terminen en un buen lugar, además tú no puedes hacerte cargo de ellos, el pequeño Uryū necesita toda tu atención Ryūken –le llamó la atención.

-Ya lo sé –respondió masajeándose el entrecejo –, pero si puedo encargarme de que los lleven a un centro aceptable.

-Siempre tan amable…

Y aún ahora pensaba en mantener su promesa.

Sin embargo, algo inesperado cortó los pensamientos del médico.

Uno de los corazoncitos dejó de latir.

-¡Necesito tu ayuda, ahora! –le gritó a la enfermera que seguía detrás del vidrio.

Pasaron los tortuosos minutos.

-Lo lamento doctor… -dijo la chica poniendo su mano derecha sobre el hombro de su compañero.

-Déjame solo, ¿quieres?

Después de eso. Ryūken quitó todos los cables; quiso tocar la mejilla del infante por un momento, de seguro su suavidad seguiría intacta pero el calor iba a descenderle, había perdido la vida el pequeño que era de ojos turquesa y cabellos blancos como la nieve con un pequeño fleco al lado izquierdo.

Ryūken sintió la pena llenarle el alma.

Y por un impulso inusual, viró la vista hacia donde estaba el diminuto sobreviviente. Un pequeño de ojos y cabellos de color azul turquesa…

¿Acaso el pequeño niño que aún vivía estaba llorando en silencio?

El doctor, casi con una curiosidad enferma fue de inmediato hacia la incubadora, el peli azul no gritaba en medio de su llanto, más bien eran unas gotitas saladas llenas de una pena digna de ser de adulto, de un dolor extenso ¿El Bebé sintió la pérdida del otro?

El mayor pasó delicadamente sus dedos para limpiarle; el agua salada cayó hacia los costados de las mejillas, y se formaron en preciosas joyas en forma de gotas azules, inmediatamente recordó que ese era un dije que la difunta madre apretaba contra su corazón durante el doloroso parto. Este pequeño tenía más probabilidades de vivir, pero…

¿Entonces por qué su corazón dejó de latir?

Y al instante siguiente el poderoso llanto del nene de cabellos blancos inundó la estancia.

El doctor creía que se volvía loco.

¡¿Qué rayos había pasado?!

Ryuken se encargó inmediatamente del bebé que ya no respiraba, varios médicos al escuchar ese escándalo fueron a ver y se encargaron del bebé de cabello blanco.

-¿Qué carajo pasó? –le preguntó un camarada

-Eso quisiera saber –respondió Ryuken abrazando al nene que recién había fallecido –. Parece que hubo una especie de milagro –murmuró para sí mismo y viró los ojos hacia el llorón.

-Tiene unos pulmones muy fuertes –bromeó ligeramente un doctor –. Esto es algo inexplicable.

El padre de Uryu siguió apreciando al bebé de cabellos azules, el cual en su manita derecha ostentaba firmemente la piedra de color turquesa.

-¿Eso quieres? –preguntó el doctor al difunto. Entonces, sin que nadie le entendiera, se acercó y colgó el dije en forma de lágrima en el cuello del pequeño peliblanco, el cual abría y cerraba sus preciosos ojitos aguamarina –. Dirán que este niño que vive es hijo de la Señora Nelliel, encárguense de buscar algún familiar, lo que sea, pero no debe quedarse solo.

-Co-Como digas, Ryuken

-Algo más –detuvo a sus compañeros –. Anoten en el expediente que ese niño tiene ya nombre.

-Diremos que fue el último deseo de la madre –respondió sin problemas la fiel enfermera -¿Cuál es?

-Hitsugaya Toushirou.

Tiempo después.

-¿Es usted familiar de la Sra. Nelliel? –preguntaba una señorita vestida de blanco a un guapo joven de cabellos largos y negros que portaba unos lentes oscuros y ropa elegante.

-Si –se dedicó a responder simplemente. Mostró una credencial oficial que probaba su relación con la fallecida –. Vengo por mi… sobrino.

-Entendido, Joven Byakuya. En un momento podrá empezar el papeleo. El aludido escondió la identificación falsa, vivir de la mafia incluso le daba ese tipo de beneficios “oficiales”

Byakuya Kuchiki estaba enamorado, al igual que Grimmjow, de Nelliel, pero no iba a decirlo jamás, menos cuando él había sido de los principales causantes de que ésta abandonase al amor de su vida por todas las amenazas en las que una persona como ella se vería obligada a sufrir hora tras hora.

-Es lo menos que puedo hacer –dijo en su tono neutro de siempre. Tan inexpresivo que le costaba imaginarse a futuro cuidando a un mocoso que ni era suyo.

Se sobresaltó cuando la joven enfermera, subordinada de Ryuen llegaba para verlo con el bebé en brazos.

-Este es Hitsugaya –le dijo en medio de una preciosa sonrisa, entregándoselo al inseguro Kuchiki –. Ande, el nene está ansioso por ir a casa…

-Cla-Claro… -¡¿Qué rayos fue ese tartamudeo?! Con una obvia torpeza logró colocar al precioso niño entre sus brazos; los ojitos de Hitsugaya se clavaron cual dagas en la cara de Byakuya y levantó levemente la manita derecha, cuyos deditos se encontraban enroscados contra su mano –El dije… -murmuró encontrándose con la joya que siempre había pertenecido a Nelliel, desde que Grimmjow se la regaló, en colgando excesivamente floja en las ropas del bebé. Un enorme recuerdo doloroso le consumió la calma.

Y comenzó a llorar. La enfermera le ofreció su apoyo.

-Es lo mejor que puedo hacer –masculló Byakuya sintiéndose el más estúpido de los seres por ser tan cobarde, por querer buscar un consuelo en un acto de caridad después de tantas atrocidades.

-Cada día muere una persona –le dijo la enfermera –. Pero, al igual, al minuto siguiente nace un pequeño milagro como éste –dijo sosteniendo la manita de Toushirou y la enlazó con la de Byakuya –. Usted jamás debe verlo como una carga; dé lo mejor de sí para Hitsugaya y le aseguro que Nelliel-san estará contenta, donde quiera que esté.

Je, Shirou-chan está destinado a la grandeza.

Regresando al mundo actual.

Pov. Grimmjow.

-¿Cómo es que no lo supe? –ya estoy harto de esto. Me dejo caer al suelo, no puedo sostener la mirada ni a Ulquiorra ni a… ni a la lápida. Maldita sea, maldita sea. No tengo las suficientes injurias para describirme. ¡Un hijo! Mío y de la mujer que perdí por ser quien era. Y Hitsugaya… ese pequeño engendro que siempre me seguía con veneración, que soportaba mis desplantes, que bebió lágrimas amargas todas las noches por creer que su padre era un bastardo… ¡Pero es que eso soy! -¡MALDITA SEA! –quiero que ese grito perfore mi garganta. Esto es demasiado. Demasiado para un cerebro pútrido como el mío.

Me quedo en mi lugar por segundos que no me ocupé en contar…

Grimmjow, sé bueno con Shirou-chan

Escuché la voz de Raziel hablarme claramente.

Me levanto como idiota, grité su nombre incontables veces en un desesperado acto por poder encontrarlo, el nudo en mi cuerpo aumenta incontrolablemente, incluso ha llegado Ichigo a tratar de calmarme.

¿Sabes, Grimmjow? Fue muy divertido todo el tiempo que pasé contigo.

No… no te atrevas a dejarme, maldito mocoso del infierno.

Oye, creo que está empezando a llover detrás de tus frontales.

Es… es imaginación tuya. Mis ojos pesan y se nublan.

Nunca te odié.

 Cuida a Ulquiorra y a Shirou-chan por mi ¿Va-Vale?

. Puedo escuchar tu asqueroso lloriqueo, ven aca, será la única vez que te consuele…

 

Gracias, pero mami me espera…

Nelliel ¿Está contigo?

Ella me dio permiso de a ayudarte.

Ella y yo queremos que seas muy, pero muy feliz.

Raziel… espera… Raziel… no

Te quiero mucho, papi…

En silencio escuché un par de aves desplegar sus blancas alas, cubrieron el sol por un segundo, regalándome un fugaz beso en su vuelo.

Ese epitafio quedó a la perfección:

A la memoria de Raziel

Al Ángel que da vida.

Bastet, mi pequeño Raziel, gracias.

Y...

Yo también te quiero.


Notas finales:

¡Quisiera tenerlos en mis brazos para apretujarlos!

 

TwT lloré como vil Magdalena, muchas, pero muchas gracias por haberlo seguido, gracias por los comentarios, gracias por agregarlo a favoritos, los llevo en mi corazón, como Raziel seguirá en el mío


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