Domingo: 23:45 pm
Aquel día estaba sumido en tristeza, por tanto, su noche no conseguía en lo absoluto ser la excepción.
Dentro de mi cuarto la atmósfera era lamentable. La temperatura iba en descenso como de costumbre y el aroma a desesperación se esparcía por todos los rincones, tiñéndolo todo de melancolía.
Sí, estaba malditamente desesperado. Sin embargo, mi insensible careta de frialdad e indiferencia total, no les permitía a los demás darse cuenta, pues soy un excelente actor. Finjo de tal manera que estoy bien, que nadie jamás se da cuenta de mi patética y lamentable realidad.
Nadie… Excepto él.
Mi mente era un caos, millones de pensamientos dando vueltas en círculos, arremetiendo entre ellos con fuerza y furia, aniquilando en mí cualquier mínima seña de coherencia.
Y… ¿Mi corazón?, casi no latía ya.
Lunes: 7:45 am
Típica mañana fría, típico día, típica desconcentración respecto al mundo real.
Llego al instituto puntual. Suena el timbre que da inicio a las clases, me toca lenguaje y tengo examen. ¿Estudié? Bueno, revisé el cuaderno y repasé un poco los apuntes. Sinceramente, me da igual.
Llega Light, tras él elprofesor. Todos se imponen automático silencio. El académico nos saluda y nos pide que guardemos todo aquello que no sea lápiz y borrador. Acto seguido extrae de su portafolio las hojas del examen y comienza a repartirlos por fila, a la vez que todos nos sumimos en un mutismo general.
Mi castaño amigo me escruta con detención, más no dice nada. Creo que ya se acostumbró a verme con aquella ausente expresión en el rostro. Simplemente continúo enajenado en mi mundo, incluso después de que el profesor me entrega el complejo test.
Mientras lo resuelvo, pienso en todo y nada, al tiempo que intento recordar tres características del teatro del absurdo. ¡Maldición, no logro concentrarme!, mi razón se centra solo en un tema y, para mi desgracia, de seguir así, será fatal para mi historial como alumno en extremo aplicado.
No obstante, por más que lo intento, mi cerebro se niega rotundo a reaccionar.
Al demonio… En esos momentos, y como de costumbre, sólo pienso en él.
Mismo Día: 10:00 am
Al fin recreo. La mañana a cada segundo se pone más fría. Salgo del aula, aún a pesar de que estoy prácticamente congelado. Me encamino al vaño, necesito agua. Allí me encuentro con mis amigos, para variar hablando idioteces, sumidos en neta vagancia. Los saludo con casi nulo interés y me observo al espejo, por mera curiosidad. Y, como imaginé, luzco fatal.
Con ellos me dirijo al patio. Allí nos encontramos con los demás en mi bizarro grupo de amigos y mi sagaz primo, Elle. Y luego de saludar, él casi al instante me toma del brazo y me lleva más allá, al parecer ansiando iniciar un pesado y estresante interrogatorio… ‘Genial’.
-“¿Qué te sucede?”-Cuestiona en tono serio, escudriñándome con fijeza.
-“Nada.”-Respondo sin ganas, enseñándole una media sonrisa-“¿Por qué?”-
-“¿Cómo que por qué? Mello, luces terrible.”-Declara sin rodeos, frunciendo el entrecejo.
Yo simplemente me alzo de hombros restándole importancia y mirando hacia otro lado. Mis amigos platican unos metros más allá, parecen divertidos, por completo ajenos a nosotros.
-“¿Otra vez no pudiste dormir bien?”-Continuaron las incómodas preguntas.
-“No.”-Concluí secamente.
No tenía ni la mínima intención de tocar ese punto con nadie. Elle, sin embargo, planeaba todo lo contrario. Pero, para mi suerte, los chicos nos llamaron y yo, aprovechándome de la situación, acudí sin pensarlo dos veces, luciendo, de pronto, en exceso interesado por su trivial conversación.
Comenzamos a hablar sobre lo cercanos que se hallaban nuestros exámenes finales, entonces recuerdo algo. La misma tarde de aquel día, inicio un intensivo de historia. ¡Genial!, yo y mi afán por lanzarme más peso encima del que puedo tolerar.
Soy un jodido masoquista sin remedio.
Mismo Día: 14:00 pm
Me encuentro sentado en una mesa al fondo de un salón muy amplio. El profesor aún no llega, por lo que tengo toda mi atención puesta en mi celular. Un mensaje escrito en la pantalla, pero no el suficiente valor para enviarlo. Cambio de planes, presiono llamar y a los segundos oigo como del otro lado de la línea comienza a marcar. Sin embargo, otra vez, los nervios y el temor me vencen, obligándome a colgar, inundado en cobardía.
Entonces oigo a alguien llamándome por mi nombre. Al voltear, me percato de que es Near, un chico que conozco hace poco por medio de Elle. Lo saludo con un gesto y lo veo acercarse. Se sienta en el lugar vacío junto a mí.
Así empezamos a conversar. Sé por mis amigos que es aplicadísimo en cuanto a calificaciones, por lo que decido indagar. Tiene un encanto particular y bastante cautivador, debo admitirlo. Aún así, ni eso logra sacarme de mi letal ensimismamiento.
Porque, a esas alturas, sólo me importa él.
Mismo Día: 22:50 pm
Estoy en mi cuarto. Hace poco que llegué. Desde el intensivo fui a casa de Elle a finalizar una investigación para electivo de biología. Me siento cansadísimo, a pesar de que mi cerebro no ha parado en todo el día, mi cuerpo siente los fatídicos estragos de no haber pasado buena noche.
Me lanzo a la cama y abrazo la almohada. Tengo frío, algo usual, por tanto ignorable. Tomo mi celular otra vez. Me voy a contactos y celecciono uno. Me quito la chaqueta del uniforme, acto seguido, me dejo caer por completo sobre el colchón. Aún así, una vez más, opto por reprimirme y dejar el móvil sobre el velador. Me dan deseos de encender el computador, pero mi cuerpo no parece tener intenciones de moverse.
Cinco minutos después voy rumbo al baño. Requiero con urgencia de una relajante ducha, la sola idea de sumergirme bajo agua caliente, teniendo en cuenta el frío que hace, hechiza mis sentidos. Y es ya allí que me cercioro de esto, al casi quedarme dormido en medio del burbujeante cúmulo de líquido vital.
De vuelta en mi habitación, luego de ponerme el pijama, regreso a la cama. Me arropo con las frazadas y noto como al contacto de mi cabeza con la almohada, el relajante baño comienza a hacer efecto. Aún así, algo me falta.
-“Mello, ya no cuelgues…”-Lo oigo decir en tono suave y un tanto nervioso, al mismo tiempo que todo mi ser se estremece, al sentirlo de nuevo tan cerca.
-“Matt, te extraño demasiado…”-Confieso casi sin voz, apegando con fuerza el auricular a mi oído y ruborizándome sin remedio al reparar en lo endemoniadamente frágil que soné.
-“Y yo a ti.”-Responde, suspirando abatido y, al parecer, en mis mismas condiciones-“Me haces mucha falta.”-
-“Y tú a mí…”-Bien, esto es redundante y algo estúpido, más no puedo evitar ser jodidamente cursi sintiéndole tan cerca, a pesar de la infame distancia que nos separa-“Te necesito como no tienes idea.”-
Del otro lado de la línea, escucho una sutil y encantadora risita, al parecer escapando a su control. Y, sin lograr evadirlo, reacciono de igual forma, percibiendo los malditos estragos del sueño y su hechizo dominándome con una facilidad desquiciante.
-“Pronto volveré, lo prometo.”-Susurra como adivinando las consecuencias que esto provoca en mí al instante, arrancándome un ansioso y extenso suspiro-“¿Me esperarás?”-
-“Claro que si, idiota.”-Sonrío de medio lado-“Después de todo eres insultantemente irresistible.”-
Una vez más ríe, denotando suspicacia y sensualidad en su voz.
-“Te amo, Mello.”-Declara con melosa decisión, consiguiendo que apegue todavía más el teléfono contra mí-“Eres perfecto… Simplemente perfecto. Y, ¿sabes algo?”-Me estremezco al sentir su respiración un tanto agitada chocando directo contra mi oído a través del auricular”-Me vuelves total y completamente loco.”-
-“Maldito perro masoquista.”-Suelto con la voz inundada en deseo, imaginando su cuerpo junto a mí y mil oportunidades de llevar a cabo eso que tanto ansío y extraño desde que se fue-“Yo también te amo, lo sabes.”-
-“Sí, pero me encanta que me lo repitas.”-Murmura dulce, con la provocación pintada en cada una de sus palabras.
A esto le sigue un exquisito silencio, roto únicamente por el suave murmullo de nuestras respiraciones. Siento como mis párpados empiezan a pesar cada vez más, al tiempo que la suave y semi-adormilada voz de Matt vuelve a oírse, aletargando con alucinante predeterminación a mis sentidos.
“Forget this life,
Come with me,
Don't look back you're safe now.”
Sonrío ya casi sumido en sueño, aferrando con inconsciente afán mi celular e imaginando su angelical rostro a escasos centímetros del mío, oyendo eludir a sus labios ese trozo de canción tan nuestro y ofensivamente adecuado.
“Unlock your heart,
Drop your guard,
No one's left to stop you...”