»Actividad.
—Estás gordo —escupe en voz baja, y mira de reojo a su pareja (fijamente sería suicidio) —. La actividad física te vendrá bien.
Iruka es perfecto (sencillamente). Pero Kakashi quiere sentir esos muslos firmes sobre su regazo otra vez. Y sabe que Iruka frustrado es sexo seguro.
—'Kashi, te equivocas —despacio, Iruka se posiciona entre (y no sobre) sus piernas (tan consciente de su belleza, de su poder) —. Creo que eres tú el que necesita ejercicio —ronronea contra sus labios.
Y son palabras mágicas para Kakashi, quien separa más sus muslos, convencido de que hay muchos kilogramos por bajar.
Fin.
»Pergamino & Fotografía.
Husmeando (como siempre) en las cosas de Iruka, entre papeles (cartas –supone-, de las mini admiradores del sensei), y juguetes confiscados (infaltables), Kakashi encontró algo inusual. Un pergamino. Y estaba sellado por Iruka.
Demasiado tentador para dejarlo pasar.
Ejecutó maniobras y el jutsu correcto. Oyó el click característico, lo abrió y observó. Estaba en blanco –hasta que un fino papel cayó de su interior. Una fotografía del equipo siete, con él al fondo.
Sonrió, la tomó y salió del departamento, con una cámara, en busca de los chicos y de Iruka-sensei.
Con los cinco juntos se vería mejor.
(Mucho mejor).
Fin.
»Mordisco.
"Tranquilo, Iruka no muerde", había dicho su padre. Ahora, sin saber qué hacer, Kakashi observa las enormes y oscuras orbes que lo miran con curiosidad y travesura. Le sonríe, más seguro, aunque piensa que es inútil ya que está oculta. La risa contagiosa lo sorprende (y le encanta) y acerca su rostro al del niño para sentirla mejor.
(Error).
Rápidamente concluye que a Iruka no le gusta su máscara (el mordisco en su barbilla es testigo de ello). Entonces baja la tela (sólo para él) y sonríe. Y el menudo torso del niño tiembla entre sus dedos por las carcajadas.
Fin.