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"Not Allowed To Love" by Kani por Kani_MissTakuya

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Notas del fanfic:

Soy la misma Kani, pero a-y me bloqueó la otra cuenta.

HydexTakuya es bello, léanlo. Inspirado en un rollplay tan pareja. Muy linda por cierto.

Notas del capitulo:

 

Las escenas transmitidas no son necesariamente en orden cronológico, solo en ésta sección.

 

La canción es:

L'arc en Ciel - Anata

 

 

Espero de corazón que les guste, aunque les parezca una extraña pareja, les prometo que le tomarán cariño así como yo. Son complementarios.

Para finalizar, solo debor decir que este fanfic está dedicado a mi queridísma amiga Haida Takarai, y el niño que está a mi lado, haida XD , es decir Takuya, se lo dedica a su eterno amor, Hideto.

Sin mas que decir, disfrutenlo!

#HXTFE

 

[IMG]http://i97.photobucket.com/albums/l238/darkmetalera/ff-1.jpg[/IMG]

~Not Allowed To Love~

El polvo seco de las hojas marchitas de éste frío invierno me caían de lleno en el rostro, golpeándome a su vez con los trozos de nieve blanca que me provocaban un ardor suave en la piel. Ya me había acostumbrado a ésta sensación. Mi rostro color nívea manchado de rojo, con residuos de secas lágrimas, combinadas con la hinchazón por los constantes roces de la nieve y el frío y violento viento, no me hacían lucir sino como un cadáver en movimiento, y yo… eso me consideraba. Escuché como la suela de mis congelados zapatos se arrastraban en contra de la nieve. Que pesada era ésta, en comparación con el peso que llevaba sobre mis brazos.

Luego de haber llevado el rostro mirando al frente durante tantos minutos, no tuve el valor, pero si el ferviente deseo de verle, una vez más…

 

El rojo de esa tenue sangre alcanzaba a manchar su mejilla. Qué hermosas lucían esas mejillas cuando se sonrojaba.

“Me pones nervioso… ¿Por qué juegas así conmigo? –Lanzó esa risita risueña al aire.-”

Su cabello era un desastre del viento. Constantemente se pegaba frente a su cara, y yo como su fiel sirviente, se lo removía, podría molestarse. No le gustaba que le cayera la cabellera en el rostro, me lo dijo tantas veces… Aún así el viento silbaba y chocaba contra nuestros cuerpos, provocándome temblar con cierta debilidad. No podía dejar de mirarlo. Su cabeza caía plácidamente por mi antebrazo, mostrándome una parte desnuda de su cuello. Pobrecito, ¿Cómo le había dejado sin abrigo por tanto tiempo? Me paré en seco, sentándolo en el tronco de un árbol, uno de esos tantos que nos miraban testigos de cada movimiento.

- Cuanto lo siento. No lo pensé, hasta ahora. Perdóname, mi niño.-Me saqué el saco color gris que llevaba puesto. Estaba roto y manchado, pero lo que quería era darle calor.- Así está mejor, ¿verdad? Esta sucio, pero aun conserva el aroma que te gusta. –susurré con una sonrisa al verle arropado y lo tomé de nuevo en brazos.

Comencé la nueva lucha contra la incesante nieve. Me parecía que cada vez más el viento se movía contra nosotros. ¿Acaso también era un enemigo?

Continué mirando su rostro, como quien observa la más bella de las creaturas.

“Nadie me había dicho algo así antes… -bajó el rostro con un tono carmín en las mejillas. Su mirada era un poema.”

…Pero si lo era. El más bello, el fruto más delicioso, angelical, tierno y dulce. El brillo de sus ojos no los puedo comparar con nada mejor. No podía derramar una lágrima porque entonces, yo ya estaba desarmado. Pero ahora sus pequeños y largos ojos permanecían cerrados, dándole esa expresión plácida como cuando le dormía con un beso a mi lado. Como cuando rozaba con su frente la propia, y él no lo notaba. Y entonces me aprovechaba para volver a llenar de besos su cansado y rojizo cuerpo, haciéndole estremecer entre sueños.

Observé sus labios delgados y secos que mostraban un pequeño orificio entre éstos, dejándome ver una pizca de su dentadura. El más delicioso manjar, era la suerte de probar sus labios, con ese sabor dulce, ese sabor único, el sabor a Takuya.

“Hoy has estado bastante besucón. –Rió mientras me acariciaba de lleno el rostro, sobando con calma también mis cabellos.- ¿Por qué te gustan tanto?, ¿A qué te saben mis labios? –dijo en un suave y tímido murmuro.

A Takuya.-sonreí cómplice.”

Y nos volvimos a besar. Casi sentí su forma de besar, como si lo hubiese despertado de ese sueño y él estuviera besándome para calmar la ansiedad en mí. Siempre deseaba hacer eso. Yo jamás pude esconderle nada, él se daba cuenta de cada detalle, aunque yo me mantuviera en silencio. A veces solo me acompañaba sin decir nada, pero su manera de abrazarme contra su pecho me mostraba ese deseo de ser mi apoyo. Tan solo la sensación de su cálido y blanco pecho, me daba un sentimiento de extrema ternura, y a la vez, de vulnerabilidad. ¿Cómo es qué podía sentirme tan débil y manipulable?

“- Tu me mezclaste en esto. Ya no puedes arrepentirte ahora…-escuché su respiración y la alcancé a sentir por mis dedos, provocando un suave temblor en mí.

No sabes lo que dices. Has… perdido el juicio.- susurré mirándole atónito, como movía mi mano paralizada, por su cuello.

Si, lo perdí. –sus ojos me miraban tan firmes como no lo habían hecho nunca.- Desde que me hiciste tuyo… de esa manera.”

Las primeras frases que me habían caído como balde de agua fría, dejándome estupefacto. Las había escuchado antes, pero… no con ese sentimiento de deseo, disuelto en un gran mar de emociones profundas y enérgicas. Lo deseé tanto, que no conseguí contenerme más y esa noche había sido mío otra vez.

 

Cerré los ojos y antes de darme cuenta, unas cuentas de agua salada corrían por mis mejillas. Ni si quiera me di cuenta en qué momento me había tirado de rodillas en “ese lugar”. El lugar solitario, lleno de nieve a nuestros pies, rodeados de árboles, siendo sin embargo, iluminados por la tenue luz del sol que se colaba por entre las ramas secas. ¿Cuándo? ¿Cuándo lo hice? ¿Y por qué…? ¿Por qué ésta sensación tan horrible que aplasta mi pecho? Cerré mis ojos con fuerza al mismo tiempo que apreté su cuerpo, que conservaba aún ese tacto suave, contra mí, con toda la fuerza que daban mis brazos.

- Takuya… Takuya…- balbuceé con la voz quebrada.

La fuerza de mis brazos se había salido por algún lugar, ya no podía sujetarlo tan firmemente, sino totalmente tembloroso. Pegué mi cara entre su cuello, casi pude recordar cuantas veces le besé y su forma de apretar mi piel al estar tan frágil. Sus ojos brillantes mirándome y exigiéndome darle mi pasión hasta saciarle por completo, y hacerle derramar lágrimas al sentirnos llenos. Deseé desesperadamente que los abriera. ¡Abre los ojos, Takuya! ¡Ábrelos! Quiero que me mires, quiero que me hables, deseo que me toques…

“Dijimos que siempre estaríamos juntos…”

“No estás solo… -abrazó mi cuerpo por detrás, dándome su cálida protección.”

“¡Hyde! –Rió apartándome de él- Ah, por favor… -se sujetó de mi chaqueta mientras yo le jugaba la lengua en su oreja, manteniéndome sobre su tierno cuerpo.- No… T-tu sabes que cuando empiezas… no puedo detenerme.”

“Sé que estaré bien, porque estaré contigo… no tengo miedo.- sonrió con lagrimas en los ojos.”

“¡Te amo tanto! ¡Tanto!”

“No necesito nada más, solo a mi Hyde. Lucharé por ti, siempre, pase lo que pase. “

“¿Es una promesa?”

“Hueles tan bonito. –sonrió tiernamente mientras me besaba en el pecho.”

“No llores… si tú dices que estaré bien, entonces lo creo…”

¡No! ¡Te mentí! ¡Te mentí! ¿Por qué fui tan estúpido? ¿Por qué dejé que las cosas llegaran a este punto? Takuya… Takuya…

Mi niño… ¿Cómo pudiste llegar a esto? Estás envuelto en mis brazos, como un muñeco sin alma. Mi más bello tesoro… te has ido de aquí. Estás muerto.

Sentí como si me hubiesen desgarrado el corazón sin piedad. Me tiré a su lado sobre el suelo congelado. No me importa si la piel se torna morada o mis labios se secan por el maldito frío. Ese frío que hace que cada minuto, el cuerpo de mi pequeño se endurezca con más facilidad. No quiero que lo haga… quiero sentir el calor de su cuerpo, quiero sentir su tibio aliento. Despierta, por favor… dime que esto solo es un mal sueño, que no me dejaste solo…

- Takuya… mi niño hermoso.- Sostuve su rostro en mis manos, con fuerza. Su cara dejaba caer su peso rápidamente, sus labios cada vez más pálidos. Ya no eran rosas como me acostumbró a verle.- No me  dejes solo… Ahora que te necesito tanto.- Por supuesto que no me respondió. Entonces solté un fuerte sollozo con el que dejé salir ese maldito llanto por primera vez.- ¡Takuya! Mi Takuya… - no podía dejar de llorar. Mi pecho se sentía tan débil, no dejaba de temblar. Pero yo no dejaba de abrazarlo fuertemente, como si mi vida dependiera de ese momento, ese instante.

Quería recordar lo que se sentía abrazar al verdadero Takuya, al niño que me llenaba de alegría con tan solo verle sonreír.

“Aunque no esté físicamente, mi alma siempre estará contigo porque, ten por seguro, que yo siempre estoy pensando en ti.”

“Yo también voy a cuidarte.”

“Eres mío, y yo siempre seré tuyo…”

Por supuesto que sí. Somos uno del otro, aunque ahora no estés más aquí. Takuya… ¿Recuerdas nuestra promesa? –susurré con mi voz quebrada. Me acerqué a su bello rostro, sosteniéndole del mentón.- Claro que sí la recuerdas. Dijimos que siempre estaríamos juntos, ¿no es así? –Mi mano derecha se entrelazó con la suya.- Pasara lo que pasara…

“Adoro cuando me cantas esa canción, al oído. –murmuró tocando mi brazo con suavidad.”

Ese recuerdo me cayó justo. Me pareció verle triste. No quiero que esté triste. ¿Quieres escucharme, mi amor? Sé que me escuchas… Sé que estás aquí, ¿Verdad que sí?

Apreté sus pequeñas manitas, casi congeladas, y las besé, para después continuar en sus muñecas. Acerqué mis labios a su oído, metiéndome un poco entre el suave aroma de su pelo.

Sin poder dormir, miro hacia la luna a través de mi ventana… -comencé a cantar en un suave murmullo- Pensando en el pasado, desde ese día he subido la escalera que se extendía hasta el cielo paso a paso pero, no importa donde busquen mis ojos no había nada, nada en lo que pueda confiar. –Mis manos se apretaron mucho más fuerte a las suyas.- Pero en tiempos felices y tristes, tú estabas allí conmigo. Como esa estrella brillando sobre el bote, flotando en un oscuro mar sin un mapa. Esperando que llegue el mañana que brillará… como las… estrellas –mi voz se rompió y dejé salir el agua libremente por mis ojos, dándome un profundo respiro para continuar- Porque estás ahí siempre brillando en mi corazón, porque estás ahí tan precioso, incluso si mis lágrimas se secan tú estás ahí. Incluso si una noche tormentosa nos espera… -abracé su cuello frágil, destrozándome lentamente- Aun si el sol se cae del cielo… Tú estás ahí.

 

Tú siempre estabas ahí, aunque yo me quisiera negar, te necesitaba. Me enamoré como jamás pensé poder hacerlo. Mi vida depende totalmente de ti. En realidad yo también soy débil, y tú lo sabías. No me mires ahora Takuya… no soy el Hyde fuerte que siempre amaste, el dolor me está matando. No soporto saber que no volverás a sonreír, por mi culpa, que yo… te maté. Tu vida se cortó desde el momento en que decidiste estar a mi lado, y yo no te detuve. ¿Por qué? ¿Por qué me amaste así? Te dije que no debías amarme, que yo era un monstruo…

“¡Entiende! ¡Esto es lo que yo elegí! ¡Y yo quiero! ¡Quiero estar a tu lado! ¿Cuántas veces voy a tener que…? –y te besé.”

Los dulces labios de mi pequeño Takuya… Los quiero ver, una vez más.

Me asomé de nuevo a verlo. Siempre fue tan hermoso. Tan fresco, tan sencillo, tan humilde, y sin embargo tan radiante como el sol. Así eres, Takuya, eres la luz que me sacó del sucio pozo en el que estaba. Alcancé tus labios y los toqué en un suave y doloroso roce. Deseaba que volviéramos atrás para que en este momento pudieses responder mi beso, de la manera en que solo tú me besabas, con tanto amor y ternura. Tú me enseñaste la verdadera felicidad… Y la peor de las desdichas, ahora que no te tengo… Pero… Nosotros no aguantamos mucho tiempo sin vernos, ¿cierto, mi amor? Estoy seguro de que… tu también me extrañas muchísimo, y deseas que esté contigo, impacientemente… Y yo… jamás te negaría algo. –Sobé delicadamente mis dedos sobre su fría mejilla.-

 

 

~~~~~~~

 

 

 

Capítulo 1

 

 

El lugar era una pequeña y encerrada sala de juntas, con tan solo un par de ventanas cuadradas en lo alto de la pared. Nada confortables, en especial porque comenzaba a llenarse de humo pestilente de cigarro, o al menos, eso les pareció al par de personas que llegaron por la puerta.

 

Él ya les había visto desde antes, claro. ¿Quién no? Sí era con la música con la que creció, a unos de los artistas que tanto admiró desde que iba al jardín de infantes. Apretó los dedos nerviosamente mientras les observaba por detrás de la puerta de cristal. Allí estaban ellos, con tan fuertes presencias, justo como les había visto en concierto. Pero claro estaba, hacía falta uno de ellos. “Que triste.” Pensó. Él era otro de sus pocos modelos a seguir. Como le hechizaba esa pasión en los artistas. Quería llegar a ser un poco como ellos. Se preguntaba cual era la razón por la cual ese guitarrista no estaba ahí, pero al mismo tiempo se sentía tocado por la mano de Dios, el más afortunado. ¿Cómo había llegado hasta ahí? Estaba justamente, caminando detrás del manager de la eternamente popular banda L’arc en Ciel. Ellos ni si quiera habían notado tan tenue presencia. Se sentía tan pequeño, en pañales. No podía levantar la vista por mucho tiempo, por miedo a encontrarse con sus miradas y ponerse demasiado nervioso. Le pareció sentirse como las niñas que llegaban con él y le hablaban con el cuerpo temblándoles, casi ahogándose en sus nervios. Dio un hondo respiro.

-      Tranquilo, Takuya. – se dijo a sí mismo y se mordió el labio inferior.

-      ¿Listo, chiquillo? –le sonrió el manager de nombre Tooru, amablemente. –Saca esa cara. No muerden. Son personas como tú y yo. ¿Estás bien? Te ves un poco pálido.

-      Si. Estoy bien. No se preocupe, es de nacimiento. –rio tratando de apaciguar los nervios.

-      Muy bien. ¡Oigan! Buenas tardes. –les gritó animadamente. ¡No tenía previsto eso!

-      Ayúdame, Kami-sama. Que no titubee, por favor, por favor, por favor. Dame inteligencia por estos minutos, te prometo que no beberé en una semana. ¡Un mes, es más!  - pensó, sintiendo su rostro arder de nerviosismo.

-      Buenas, Toro-san. – se escuchó la suave voz de… esperen. Aún no reconocía bien sus voces pero, ¿acaso era Tetsuya?

-      No muerdas la mano que te da de comer. –rio el manager.- ¡Vaya, ahora si llegaron temprano! ¿ayer no hubo “compromisos”? – le pareció que habló de esa manera solo porque él se encontraba allí.

-      Pues no. Tú sabes bien como están las cosas. - ¡Esa si la reconoció! Era la voz de Hyde.

 

Sin esperarlo, no pudo evitar toser por la fuerte nube de humo que le llegó al rostro, a causa de los cigarrillos que fumaban. ¿Por qué tenía que ser tan sensible al humo? La sala se quedó en silencio. Casi pudo imaginarse la expresión confundida de los miembros del conjunto. El menor de cabello rojo hasta por debajo de los hombros, levantó la vista con timidez y se encontró con todas las miradas –a excepción del manager- en él. ¡Lo que empieza mal, acaba mal!

 

-      Lo siento.- se disculpó haciendo una leve reverencia, ya sin verles de frente. Les miró por el rabillo del ojo, como le examinaban de pies a cabeza, como deseando encontrar cada uno de sus defectos. Se sintió que le desnudaban con los ojos hasta dejarlo sin ninguna virtud. Se preguntó lo que estarían pensando. Pero jamás lo podría saber, a menos de tener poderes psíquicos, pero eso era imposible.

 

No hubo respuesta por parte de los miembros.

 

-      Discúlpenlo, no está acostumbrado a este tipo de ambiente. Ya ven, tiene veintitrés años. No sean muy duros con él. –soltó una leve carcajada. ¡A que se refería! Los demás también rieron sospechosamente. De pronto se sintió como cuando lo intimidaban en la escuela elemental. – Siéntate. – de nuevo esa sonrisa amable.

Asintió y se sentó en una silla frente a la mesa rectangular, sintiendo aún esas miradas sobre él. Ellos estaban del otro lado. Tenía que ser firme, ¿no es así? No por nada había leído ese libro de psicología. Tenía que poner en práctica todo lo aprendido. Además no quería dar la impresión de un niño torpe y manipulable solo por ser de corta edad y no tener demasiada experiencia. Era un buen músico a pesar de ello. Abrió firmemente los ojos y por primera vez les miró como si estuviese calmado y fuera un día como cualquier otro. Todo un profesional, ¿no? Le pareció ver unas sonrisas entre sorprendidas y burlescas.

 

-      Muy bien. Todos saben el motivo de ésta reunión.

-      Ajá. –respondieron al unísono sin demasiado ánimo. Continuaban fumando.

-      Bueno. Chicos, les presento formalmente a quien estará ayudando como guitarrista de soporte, aunque tras bambalinas, pero finalmente quien suplirá al desdichado Ken, al menos hasta que se recupere. Como saben, su nombre es Takuya. Pocos años en la música y sin embargo un chico dedicado, esfuerzo y creativo. –volteó a mirar a Takuya. –Ellos, obviamente, son L’arc en Ciel, aunque ya les conoces, Hyde, Tetsu, Yukihiro.

-      Sí, claro. Mucho gusto. – no podía decir más, de acuerdo con esa pésima actitud. Tenía dignidad.

-      Igualmente, Takuya-kun. ¿Podemos llamarte así, no? –preguntó el bajista de cabello claro.

-      “¡Sin titubeos!” Supongo. No hay problema. –respondió con una leve encogida de hombros.

-      ¿Entonces y puedo llamarte Takuyita? –dijo con una sonrisa un poco más torcida y arrogante, el vocalista de aquella tan famosa banda. Quería pasarse de listo, eso estaba seguro.

-      Claro que puede. Si yo puedo llamarle Hyde-chan a usted.

El resto rió por lo bajo. El vocal después de quedarse un poco desconcertado, ya que esperaba otro tipo de respuesta, o por lo menos una mueca de enfado, soltó una suave risa.

-      Entonces estamos a mano.

Por supuesto. El cantante sabía que no se atrevería a llamarle de ese modo. Quería soltar un suspiro o salir a tomar aire, pero ahí estaba, estresado y tragándose el humo de los demás.

-      Entonces, Takuya se ha aprendido lo que le toca para las próximas grabaciones. Lo que haga falta, podrán verlo juntos dentro de un par de días. Aún hay cosas que arreglar.

-      ¿así que le tendremos en los ensayos en lugar de Ken, no?

-      Así es. Pero solo en los que haga falta. Por lo pronto no hay fechas de conciertos, por lo mismo, por Ken. Solo hay que arreglar las canciones que no pudieron ser terminadas a tiempo por su inconveniente. Ya después veremos lo del tour que había programado. –sonó el timbre de su celular.- un segundo. – se puso de pie y salió por la puerta transparente.

 

El aire se tornó denso o, ¿acaso era su imaginación? Se mantuvo en silencio y se acomodó con suavidad el fleco rojo que se le vino a la frente. Que molesto era.

 

-      ¿gustas uno? –el baterista le ofreció un cigarrillo.

-      Que no fuma. – replicó Tetsuya.

-      Solo quería romper el hielo. –rió.- el pobre parece asustado. ¿Por qué no fumas?

-      ¿Qué clase de preguntas son esas? –se burló el bajista. El menor pelirrojo esbozó una leve sonrisa. Quizás no eran tan malos.

-      No me gusta. El olor me desagrada mucho.-respondió con más tranquilidad. Los demás se sintieron aludidos y pronto, Tetsuya y Yukihiro apagaron los cigarrillos. El cantante continuó sin mucha atención.- No fue una indirecta ni nada de eso. Estoy acostumbrado. La mayoría de la gente a mí alrededor lo hace.

-      Pero supongo que lo has probado. Si no, no puedes decir que no te gusta.- sugirió Hyde.

-      De hecho, no. Prefiero mantenerme alejado del enfisema y el cáncer de pulmón. Y de todo aquello que me dé una corta vida.

-      Jum, en efecto, el cáncer es una muerte lenta. Pero yo no tengo prisa en morir. Además, ¿Qué sería de la vida sin excesos? –sopló el humo contenido en su boca.

-      Hum… una vida tranquila, seguro más larga, espontánea, manteniendo en orden las prioridades, así dándoles un bien a los demás y a uno mismo. Dándote a ti lo que quieres recibir, sin esperar que la suerte te lo otorgue.

-      Vaya. Jamás lo pensé así. – comentó Yukihiro, entre jugueteando y reflexionando. – Eres un chico muy listo. Deberíamos juntarnos con él. –le dijo en una risa, a sus compañeros. Takuya sonrió divertido, mirando abajo.

-      Muy maduro. –le sonrió amablemente, Tetsuya.- Me parece bien lo que piensas. ¿Qué le respondes Hyde?

El mayor continuaba fumando, sin poder disimular del todo, esa mueca de inconformidad.

-      Simplemente, creo que le hace falta salir del cascarón. –sonrió de medio lado.- y que una vez que lo haga, seguramente cambiará de opinión. –le sopló el humo directo al rostro, haciéndole toser suavemente.- Yo podría ayudarte. –apagó por fin el cigarro.

-      Le agradezco tanto sus buenas intenciones, Hyde-san. Pero me temo que no. –le dirigió una amable sonrisa, que todos sabían era por educación. Tetsu rió disimuladamente.

La sonrisa arrogante del cantante se borraba lentamente. Le pareció que nadie le había negado algo antes. Que fastidiosa situación, más que persona tan peculiar y firme. Se preguntó si de verdad algo podría corromper esa mente tan cerrada y terca. Tendría que averiguarlo.

-      ¿Y qué tal si…?

-      Lo siento. Me demoré un poco. –interrumpió el manager, robando rápidamente, la atención de Takuya y de todos.

-      No se preocupe. – sonrió el más pequeño.

-      Gracias. Les decía que Takuya estará detrás del escenario, si es que hacemos presentaciones, que lo dudo. Al menos dentro de unos meses. Pero sí haremos las grabaciones del álbum. Casi están listas, pero les faltan arreglos, y allí es donde entra el pequeño. –le dio palmadas en el hombro.- Ah… recuerdo cuando tenía tu edad y tus energías. Has de tener todas las chicas que quieras, ¿no?

-      En realidad, estoy libre por ahora. –se acarició la nuca, sintiéndose incomodo por tales preguntas.

-      Pero seguro te diviertes, pequeño. Como éstos de aquí en frente. –señalando a los miembros, los cuales solo rieron.

Takuya solo miró al costado, ya sintiéndose demasiado invadido. No le gustaba entrar en detalles.

-      Ya déjalo tranquilo. – sugirió el bajista. – y dime, ¿la compañía invita?

-      ¡Por supuesto! Tiene que ser una gran bienvenida. –exclamó el manager.

-      O una buena excusa para gozar del bendito dinero. – sonrió Yukihiro.

¿De qué hablaban?

-      Ni hablar. Vamos. – Sentenció Tooru y todos se levantaron sin dar más explicaciones. Takuya les miró algo confundido, pero imaginándose lo siguiente.

-      ¿Vienes, Takuyita? –le guiñó el ojo el cantante, mientras le pasaba por un lado, dirigiéndose a la puerta, no sin antes darle un par de palmadas en el hombro.

 

Se levantó del asiento y antes de irse, le envió un mensaje a Teruki. “Necesitaré un buen té para los nervios cuando llegue la noche.” Cerró su celular y se lo metió en la bolsa trasera del pantalón, para después seguir los pasos de los extraños hombres frente a él. Eran todo un enigma por descubrir. ¿Qué le habría pasado a Ken?

 

Notas finales:

 

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¡¿Qué tal?!

A mi me gusta! *-* Espero les guste y así ;3, no se preocupen, ya se irán acostumbrando a la pareja, no les costará mucho XD.

Gracias a las que leen, y espero alguien deje por ahí un review aunque sea una pareja rara.

Saludos!

De nuevo dedicado a haidita *w* y a hyde <3

Sayonara.


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