La chica del tercer piso.
El aire fresco y puro de la noche, es una adicción que tranquiliza cada poro de mi piel. Y esto me lo brinda el parque Maria Reich, uno de los tantos parques que me encanta visitar en Miraflores.
Camino entre las hierbas y el cemento hasta los pequeños àrboles. Me siento libre, a gusto. Sigo caminando hasta uno de los tantos peldaños de este parque que esta casi a oscuras, excepto por unos pocos faroles que brindan luz. Miro el mar, lo escucho, cierro mis ojos y siento la brisa que me rodea. Pero ya me dio frìo.
Doy la vuelta, me escondo entre esos pequeños árboles, meto mis manos en el bolsillo. Camino lentamente en el cemento y veo uno de los tantos asientos de concreto, que está en dirección de las escaleras del parque, cerca al skate park.
Me echo, mis piernas forman una "x" y siento como mi espalda se vuelve cálida, en uno de los lados de ese concreto gris, grueso y supuestamente fr’o.
Levanto la mirada y mi vista se posa en uno de los tantos edificios cerca del mar, la mayoría de las habitaciones a oscuras. Excepto por una que está al final, en el tercer piso, al lado derecho. Llama mi atención.
Las cortinas totalmente abiertas, una luz amarilla que alumbra ese cuarto, el ventilador en el techo y lo que m‡s me encanta ver, una figura de una mujer.
Era nítida la imagen pero, como ese cuerpo de contextura delgada, buenas curvas y de unas piernas perfectas, estaban en contraluz. No cara, solo la silueta.
Veo que lentamente, se acerca hasta pegarse contra la ventana. Y siento que me observa.
Sigue mi mirada fija en ella.
Sus manos empiezan lentamente como hechizándote, a retirar sus prendas.
Me acomodo en el asiento y apoyo mi cabeza en el concreto. No parpadeo. Falta la cancha y la gaseosa.
La última pieza que veo fuera de su cuerpo es un mini short. Tirado a lo lejos.
Me siento ansiosa y celosa. Volteo mi cabeza por los lados, encuentro parejas que están en lo suyo y los únicos hombres, un anciano a espaldas del edificio y los otros en dirección del el mar fumando marihuana. Suspiro, me siento aliviada. No quiero que nadie más vea esto.
Me reconecto supuestamente con su mirada. Escucho música.
Está bailando, su cuerpo se mueve rítmicamente, se toca. Parece una artista.
Estoy extasiada. No siento frío.
Sus caderas siguen moviéndose y estan bajando.
Me imagino las ventanas humedecidas.
Con fuerza e intensidad, pone una de sus manos contra la ventana. Y la otra baja y se pierde.
Escucho un gemido en ese cuarto.
Veo que se retuerce sensualmente, y su mano contra la ventana, dedos se contraen.
Mi boca está entre abierta, me siento embriagada. Una depravada.
Todo termina, posa sus dos manos, una mojada contra el vidrio, y se queda quieta.
Siento su mirada.
Cierra las cortinas, se voltea, apaga las luces.
Yo me quede fría, pero caliente.
Observo que ya no hay gente alrededor mío, saco mi cel y son siete y cuarenta. Espero en el asiento y trato de tranquilizar mi cuerpo.
Los chicos de la marihuana se dispersan y prometen verse a la 1 en riso.
El anciano a espaldas del edificio, pone el collar a su perro y se retira del parque. Las parejas siguen en lo suyo, pero más escondidos.
Meto mi mano en el bolsillo, saco mi cel, ocho y diez. Mi cuerpo no se tranquiliza.
Levanto la mirada. El edificio sigue a oscuras. Esperaba una segunda parte.
Me siento decepcionada. Suspiro y me acomodo en el asiento.
Veo las escaleras del parque, escucho el sonido del mar. En qué momento se calló?. Vuelvo a suspirar, mi mirada se levanta.
Hay una chica, con un mini short dirigiénndose a las escaleras del parque.
Mi corazón dio un salto. Pongo mi mano en el pecho y trato de tranquilizarlo.
Veo como se menea sensualmente, bajando entre las escaleras.
Esta vez mi cuerpo salta. No puede ser, no es la misma chica. Imposible. Porqué bajó? Porqué está aquí?
La chica está en la misma dirección de mi asiento, levanta la vista. Me mira fijamente y sonríe.
Abro mis ojos, veo los suyos, esquivo su mirada, me sonrojo y sonrío abiertamente. Es ella, su mirada me lo dice.
Sigue caminando lentamente.
Quiere desesperarme.
Se hace la interesante, y se va al primer asiento, que está diagonalmente al mío.
Está cerca. Demasiado. Unos diez pasos y frente a ella. Cuerpo tranquilízate!!
Está jugando con su pelo, me mira, se relame los labios y se los muerde ligeramente. Una sonrisa pícara.
Me está coqueteando, está jugando. La miro fijamente y le sonrío con malicia. Me acomodo en el asiento. Y la devoro con la mirada. De nuevo no siento frío.
Ella se ríe sabe que estoy ansiosa. Una última lamida en sus labios y se para. Está caminando, se voltea y me invita con la mirada.
No me resistí. Voy detrás de ella y esquivo su mirada cada vez que voltea. Se que est‡ sonriendo. Se que lo está disfrutando.
Me siento como si fuera su perro detrás de un amo, por eso se me ocurri— la gran idea de no subir por las escaleras, sino por las plantas. Al estar arriba y las manos con un poco de tierra, volteo mi cara y la veo.
Sus ojos estaban abiertos. Está sorprendida y después se ríe.
Simplemente me sonrojo a no mas poder. Maldición Porqué lo hice?
Ella se aclara la garganta y capta mi atención. Mueve sus manos. Quiere que la siga.
Cruzamos la calle y entre en el edificio.
Ella saludo al guardián y me coge de la muñeca. Lentamente agarra mi mano.
Electrizante y más cuando yo entrelazo mis dedos con ella. Un deseo incontrolable.
Se ríe suavemente.
En el ascensor silencio, sigue nuestras manos entrelazadas. Caminamos hasta el último cuarto. Abre la puerta, entramos y la cierra. Último sonido.
Todo esta a oscuras, ella me lleva hasta las ventanas, abre las cortinas y está detrás de mí.
Mi mirada se fija justamente donde estaba sentada. Lo primero que ví.Ahora en el parque está todo tranquilo en silencio y vuelvo a escuchar el sonido del mar.
Siento que me abraza suavemente por mi cintura y se pega un poco.
Sus labios cerca de mi oreja derecha, su aliento choca contra mi piel y quema.
Te gusta ?
Mi sangre hierve, mis mejillas arde. Una pregunta y ya estoy rendida y desesperada. Ronroneo.
Tal vez . Respondo deseando crear misterio.
Mmmm, y se rié.
Ella se pega más a mi cuerpo, siento sus pezones en mi espalda y su vientre pegado a mi trasero.
Quieres sentirlo? Y me muerde el lóbulo de la oreja.
Esta vez no espero respuesta y empieza ese baile de hace unos minutos atrás con mi cuerpo.
Siento cada milímetro de su piel . Sus manos van lentamente hasta mis pechos y los masajea como si ella se estuviera masturbándose.
Gemí.
No aguanté, y mis manos se pusieron atrás de ella y apreté su trasero intensamente.
AHHH!
Escuché antes que me postrara contra la ventana. Esta vez si vi que el vidrio estaba humedecido.
Traviesa.
Me muerde el cuello y sus manos bajan hasta mi vientre.
Empezamos un vaivén.
Tanto así me deseas?
Igual que tú.
Eres como me imaginaba. Ultimas palabras.
FIN