Me encontraba aún en mi cuarto, no podía salir de este, tenía la viva imagen de mí querido Sora besando a ese chico de ojos color turquesa frente a mi, como si deseara torturarme con ello. Sin pensarlo dos veces, comencé a tirar todo lo que estaba en aquél cuarto que compartía con mi hermano, sentía que mi corazón se saldría en cualquier momento por la ira y a desesperación las cuales sin duda ya me habían superado. Cualquier persona normal habría desistido de este tipo de amor, se habría buscado otra persona para amar y ya esta, asunto arreglado, mas para mi personalmente no me era tan simple, no, yo vivía con la persona que amaba, estaba todos los días a su lado, quizás ahora ya no estábamos todo el día juntos como cuando éramos niños, pero aún compartíamos muchos momentos, los cuales lentamente se iban acumulando en mi memoria, quedando allí y provocándome el más grande dolor día a día, con el cual me dormía y al otro día amanecía, como si fuese un fiel amante que no se iría con nada, siempre allí, presente, acosándome.
Ya para cuando me dí cuenta, todas las cosas en el cuarto estaban desordenadas, aún mas de lo acostumbrado, y se escuchaban los constantes golpes en la puerta, seguramente mi hermano o su novio estaban preocupados por lo que estaba haciendo, porqué había actuado de esa manera o tal vez que cosas, mas no quería verlos, quería estar solo, desahogarme, sabía que si veía en estos momentos a Sora explotaría y le diría todo, sin dudarlo dos veces, y quizás eso llevaría al final de nuestra bella relación como hermanos, definitivamente era algo que no podía permitir, quería estar con el.. Aunque fuese de esta manera, aunque me doliera cada vez que lo mirara, que oliera a otra persona.. Debía controlarme a mi mismo como mucho tiempo ya lo había hecho.. Quizás demasiado, mas de lo que una persona normal puede soportar.
Miré todos los sitios de la habitación, llegando mi vista a la ventana.. Quizás si me aventaba desde ella todo terminaría, sin duda sería algo desesperado, mas no sentiría mas esta desesperación.. Este dolor que siento dentro de mi de nuevo, aunque.. ¿Cómo se sentiría Sora?.. Tal vez que pasaría por su cabecita.. Definitivamente no podía hacerlo, por mi mismo y por mi hermano, no podía permitirlo, debía ser fuerte y llevarme este amor que siento dentro de mi a la tumba.
- ¡Roxas¡, Sal de ahí, por favor, ¡¿Qué demonios estás haciendo allí adentro?!.. ¡Vamos!, ¿Por qué reaccionaste así, hice algo malo? –escuché a mi hermano decir todas esas cosas.. he.. se nota que ni idea tiene de lo que paso en estos momentos.. seguro que si lo supiera siquiera, estaría realmente ¿preocupado?.. o quizás hasta estaría asqueado, lo que siento sé que no esta bien, comprendo que no esta permitido amar a un pariente, menos si es que es tu hermano, el ser con el cual te criaste, además, es hombre, aunque dudo que eso sea algo malo en estos momentos, en cualquier religión rompería tantos tabú.. no puedo creer que puedo seguir sonriéndole a mi hermano como si nada pasara, ya que claramente no es de esa manera.. debo ser el peor hermano de todos.
- No sucede nada, Sora.. Está todo bien, solo cuando entré se cayeron unas cosas porque choqué.. aún ando torpe por la fiebre, y no quiero contagiarlos, además creo que me siento peor que antes, mejor vayan a la playa o lejos de aquí.. así no se enfermarán ustedes, es lo que importa –Vaya, si tuviese un detector de mentiras seguramente que este estaría al máximo, no sé como puedo seguir diciendo estas cosas de manera tan simple, no debería mentirle al ser que mas quiero.. que es más importante para mi, pero es algo que no puedo evitar, si no lo hago lo terminaré perdiendo y eso es algo que en definitiva no deseo.
Escuché a mi hermano hablar un par de minutos con Riku, para luego soltar un suspiro frustrado que muchas veces hacía cuando yo me ponía de esta manera, tan necio y sin querer ceder, mas siempre terminaba cediendo.. siempre me dejaba solo y se iba con esa persona tan odiada en estos momentos para mi, si bien no puedo culparlo, él no está consciente de lo que hace, lo odio con todo mi ser, no puedo evitarlo, es tan grande el odio y la desesperación que tengo por todo esto, que llegué odiar a Riku.
- Está bien Roxas, como desees.. iré a pasear con Riku un rato, espero que cuando llegue estés mejor y podamos conversar un poco, quiero saber que es lo que pasa, se nota que algo es y no me detendré hasta saberlo –esa era una de las cosas que mas me cautivaban de Sora, su perseverancia, esa gran fuerza que posee dentro de si mismo, la cual obviamente yo no tengo.. somos hermanos y a la vez somos tan contrarios, él.. es simplemente perfecto, mientras que yo.. soy solo un chico que sufre porque no puede confesar lo que siente, mas no piensen que es fácil hacerlo.. no.. es verdaderamente complicado, vivir así es una real tortura, mas él.. él me da la energía para continuar.
- De acuerdo, Sora, luego hablamos.. y despreocúpate, estaré bien.. –escuché atentamente como es que el castaño volvía a soltar un suspiro y finalmente bajaba las escaleras, saliendo de la casa sin decirme nada mas, por mi parte, me acosté de nuevo en la capa, cerrando mis ojos.. sentía tantas cosas adentro que no podía poner nada claro, mas sin darme cuenta, de a poco, fui cayendo en los brazos de Morfeo, quedando completamente dormido.
---- A las horas Después ---
Abrí lentamente mis ojos, sintiendo la luz del atardecer chocar con mis ojos bastante mas descansados que antes. Bostecé, sentándome lentamente en la cama, dándome cuenta de que el dolor de cabeza que antes sentía, se había ido por completo, seguramente por la medicina. Volteé mi cabeza para ver el reloj, notando que ya eran nada mas y nada menos que las 4 de la tarde, Wow, como pasa el tiempo cuando uno duerme, ¿no?. Decidí ir a ducharme, a causa del calor que hacía, mi cuerpo en esos momentos estaba ligeramente húmedo, además de que obviamente la fiebre causaba que esto sucediera aún más. Caminé de manera pesada al baño, refregándome con una de mis manos, mis ojos. Una vez llegué al lugar deseado, cerré la puerta y abrí el agua caliente, combinándola con agua fría para que quedara algo mas templada y que no me fuera a sofocar ni nada por el estilo, si no la fiebre posiblemente volvería.
Lentamente me desvestí, y finalmente me metí a la ducha, sintiendo la refrescante agua caer por mi cuerpo, sin duda se sentía bastante agradable, era una sensación de satisfacción, además de que ayudaba a despejarme de todas las cosas que pasaban por mi mente. Intenté no recordar lo que hace unas horas había pasado, lavé mi cabello y terminé de limpiar mi cuerpo, para luego lentamente salir de la ducha, colocándome una toalla en mi cintura y saliendo finalmente del baño, en camino a mi cuarto. Una vez allí busqué en mi armario mis típicos pantalones, mas esta vez solo me coloque el polo, dejando la chaquetita de lado. Sacudí mi cabeza para quitar el exceso de agua de mi cabello, para luego recoger un par de cosas del cuarto, intentando vagamente de que se viese un poco mas normal y que no se notara que había tirado las cosas con propósito.
- Qué agradable día.. Realmente sería un desperdicio si es que no salgo un rato.. –sonreí para mi mismo, mirándome un par de segundos al espejo para luego salir del cuarto, tomando mis llaves y saliendo de casa, la cual aún estaba sola, seguramente Sora estaba en casa de Riku en estos momentos y pues mis padres como aún no volvían, deberían de llegar tarde, si, eso era lo más seguro.
Caminé lentamente por las calles de la Isla, como típico día de domingo, no había demasiada gente en la calle, solo algunos niños jugando y unas ancianas que seguramente irían a caminar por la playa, lo normal, como siempre. Esta Isla era bastante monótona, siempre las mismas personas, se hacían las mismas cosas.. aunque bueno, tenía su encanto, era agradable la calidez que poseía.. además de que vendían un exquisito Helado, debo admitir. Sonreí para mi mismo, comenzando a caminar algo mas apresurado hacia el puesto de helados de sal marina, típico de este sitio, su sabor era delicioso, salado y dulce a la vez, no podía ser mejor. Por ir pensando en mis cosas, no me dí cuenta de que en mi caminata, coque con alguien, cayendo de sentón al piso, por lo cual me dí cuenta de que era alguien mayor.
- Hey.. ten cuidado, ¿quieres? –escuché la voz de un hombre, a lo cual levanté rápidamente la cabeza, intentando disculparme, mas antes de poder hacer nada, vi que el otro me extendía su mano para que me levantara. Sin pensarlo mucho, la tomé, levantándome y logrando ver como es que era aquella persona, poseía unos rojos cabellos, fuertes como los del Sol, una piel blanca y que casi parecía porcelana por su perfección, y por último, unos ojos color verde vivo, con unas pequeñas marcas en la parte baja de estos, la ropa que llevaba sin duda también era extravagante, traía un pantalón, negro, junto con una camisa del mismo color, mas con algunos detalles como eran cadenas y cosas de ese tipo. A la primera vista, el chico era atractivo, tendría aproximadamente unos.. cuantos.. ¿20 años?.. aproximadamente, claro – Hey, vamos.. ¿te ha comido la lengua el gato? –escuché decir al otro con cierta gracia, pasando su mano por mi cabello, despeinándolo un poco como si me tratara de un niño.
- A-Ah.. de verdad, lo lamento.. no iba concentrado, iba pensando en mis cosas.. de verdad, perdón –respondí con mi voz bastante insegura, desviando mi mirada ligeramente.. el chico parecía tener su vista puesta en mi, creo que hasta estaba revisándome con la mirada.. ¿Porqué lo hacía?..
- No te preocupes, no pasa nada, yo también iba desconcentrado.. Soy Axel.. ¿Lo has memorizado?