CAPITULO 1.: ¿Dónde Estas?
Aquel pequeño cuarto se siente tan grande sin él, la soledad que sintiera de niño ha vuelto a su vida pero esta vez con creces, le cuesta respirar, le da trabajo tener que abrir los ojos y verse en la obligación de levantarse del lugar en donde caiga su cuerpo para descansar por breves o largos momentos, ya nada le importa, todo le da igual desde que ya no esta, como no hacerlo, sin él su vida ya no tiene sentido. Antes de él no había nada, con el lo tuvo todo, ahora….ahora nada importa…el vacío es lo único que llena su vida y la oscuridad a reemplazado la luz de cada día.
Hiro-san, le decía en voz baja para no molestar a su amado, aunque bien sabia que dentro de poco tendría que aumentar su tono, si no quería ser acusado de sabotear un nuevo día de trabajo, si tan solo hubiese ignorado su enojo y reproches, si solo se hubiese dejado llevar por su inmadures dejando que se quedara dormido aquel día, lo hubiese regañado duro pero al final lo hubiese perdonado, abrían pasado un día maravilloso juntos y nada de aquella horrible pesadilla que vivía constantemente desde entonces se repetiría.
Ya ni lágrimas caían de sus azules ojos, estaban secos por tanto dolor, los recuerdos le llegaban como ráfagas constantes recordándole que ya nada seria lo mismo.
-Te amo- le había dicho aquella mañana, quiso besarlo pero recordó que eso le molestaba y por ello se abstuvo de hacerlo. Cuanto lamentaba aquello, cuanto extrañaba esos finos labios.
-Amor donde estas- era la única pregunta que paso esa noche en su mente, luego vino la incertidumbre para después ser acompañada por la lógica, heredada en esos años de vivir junto a su amado
-trabajo, eso debe ser, solo por eso no llegaría- se dijo, pero entonces porque no le había dejado una nota o dejado un mensaje en el teléfono como en tantas otras ocasiones. Quiso contactar a sus conocidos luego de darse cuenta que no contestaba su teléfono entonces se dio cuenta que no tenia aquellos números de esas personas que tanto detestaba por ser parte de la vida de su amado Hiro-san.
Toda la noche la habría pasado en vela de no haber tenido que ir de urgencia al hospital en donde hacia su practica, siendo convencido por su Sempai que apenas llegara a su hogar al día siguiente se lo encontraría durmiendo en su cama o haciéndole alguna escena por no encontrarse en su hogar. Esto lo había tranquilizado un poco hasta que ninguna de sus suposiciones se concretó junto con la realidad que vivió ese maldito día.
Llego cansado pero aun así se resistió a irse a la cama como tanto le aconsejara su Sempai al despedirse de él, su cara demostraba no tan solo su falta de sueño, sino también su angustia luego de horas de trabajo en medio de una extrema preocupación por su ser amado que no se borraban por nada y es que aquel extraño dolor que se instalara en su pecho desde la madrugada aun no desistía lo cual mas que hacerle temer por su salud lo obligaba a estar de pie aun con las consecuencias que esto podría acarrearle a su cuerpo.
-Hiro-san- había dicho al entrar a su hogar como cada vez que llegaba pero como en tantas otras no recibía respuesta alguna por encontrarse este en su trabajo, pero a diferencia de esas ocasiones en esta no se quedaría quieto. Luego de revisar cada rincón de su departamento y cerciorarse de que su castaño no se encontraba en el, ni que había llegado a dormir se dispuso a salir nuevamente. Apenas llego a la Universidad se dirigió hasta la oficina de su amante para encontrarse con un moreno mayor que de inmediato le pregunto por su asistente.
-¿Cómo…Hiro-san no ha llegado aun?-
-Kamijaou, no y eso es extraño, ya que el no es de quienes llegan tan tarde-
-Disculpe pero acaso no se quedo aquí trabajando hasta tarde-
-Pues no, el se fue temprano ayer-
Nowoki no entendía que sucedía, porque no había llegado a su hogar, donde estaba, acaso tendría a otro, no eso no, su Hiro-san jamás le haría algo así.
-Disculpa, acaso ustedes se pelearon-
-No claro que no- dijo angustiado el oji azul.
-Sabes te ves horrible porque no regresas a tu casa, te prometo que si viene lo regañare y lo enviare de vuelta contigo- dijo el hombre con una media sonrisa intentando ocultar así la preocupación que comenzaba a tener también por su compañero de trabajo ante aquel gigante que por muy amable que pareciera sabia bien que también lo era en celos.
Dudo al principio si lo mejor seria marcharse pero luego de la insistencia del maestro decidió hacerlo, quizás para esa hora su amado se encontraría en su hogar y si no…
-Un accidente- dijo en voz baja.
-¿Qué?- pregunto Miyagi sin ser escuchado por el otro.
-¡Eso, Hiro-san jamás me preocuparía, siempre llama, debe haberle pasado algo!-
-Muchacho no seas tan pájaro de mal agüero de seguro esta bien- decía ya preocupado Miyagi.
-Disculpe me marcho- dijo Nowoki decidido a ir a cada hospital de Tokio si es que era necesario hasta cerciorarse de que su amado se encontrara bien.
Continuara.........