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Cotard Syndrome por Mad Alice

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Notas del fanfic:

Sé que -quienes leyeron el fic anterior- deben estar pensando que esto es muy rápido XD Yo también lo creo...pero saben? No sé qué pasa ultimamente, pero se me han ocurrido varias ideas! Debe haber algo que me mantiene inspirada y pensando...quien sabe?

Well, ladies...al leer esto se darán cuenta de lo enferma que puedo llegar a ser aveces. Yo tampoco conocía ese lado de mí. Esto es lo más "distinto" que he hecho...y creo que en el fondo, siempre quise escribir algo así. No he dejado de escribir en dos días!

Muchas gracias por darme una nueva oportunidad :3

Notas del capitulo:

Aquí vamos...ojalá disfruten! Y dejenme sus opiniones y críticas.

 

Love you all! <3

Se encontraban en la cafetería. Apenas esa mañana se habían turnado para salir por un momento del hospital en el que habían permanecido durante semanas; Uruha y los demás, histéricos por la espera. Reita, recuperándose y luego siendo sermoneado por sus compañeros.

Ambos se encontraban considerablemente más repuestos, luego de al menos bañarse y comer algo elaborado.

-¿Te has sentido bien?

-Jamás me sentí mejor –respondió con una sonrisa- Ya casi no siento ningún dolor…excepto cuando hago esto –moviendo su cuello exageradamente-

-¡Idiota! Entonces no lo hagas –le dio un golpe en la cabeza, sin medir mucho su fuerza-

Lo miró dolido mientras sobaba su cabeza.

-Uruha…la próxima vez que me accidente, recuérdame no acercarme a ti…intervienes con mi recuperación.

Rió y, sin aguantarse más, le dio un cálido abrazo. Había pasado las semanas más histéricas de su vida, desde la noticia del accidente que habían sufrido sus dos amigos. Habían permanecido todos en el hospital día y noche, sin dormir, casi sin comer, y por supuesto, fumando como nunca y bebiendo café. Se sentía como en el cielo, viviendo al fin algunos momentos de tranquilidad, riendo como antes con el bajista.

Cambió su semblante a uno más serio mientras se separaban.

-¿Y Ruki?

-Parece muy animado, a pesar de…tu entiendes.

Su corazón se oprimía al pensarlo. El menor había pasado por la peor parte, el más herido, quien más había sufrido, tanto física como mentalmente, y no podía evitar sentirse el único culpable. El coma por el que atravesó los había mantenido a todos con la cordura pendiendo de un hilo, durante dos semanas eternas, en muchas ocasiones cayendo en la desesperación. Había despertado apenas el día anterior, casi no había podido estar con él, por todos los exámenes que debían hacérsele. Estaba ansioso por llevárselo a casa…

-Reita… -el castaño intentó captar su atención otra vez y sacarlo de esos pensamientos-

-Dime.

-Mientras yo viva, jamás montaran una motocicleta otra vez. Lo juro –lo amenazó, logrando sacarle una leve sonrisa-

 

 

-¿Realmente, no ha notado nada distinto?

-¿A qué se refiere? –miró al hombre de bata blanca sin entender-

-En su comportamiento, en su semblante.

-¿A qué se refiere? –Repitió; se sentía un idiota-

-Al volver de un coma, el paciente puede experimentar variados trastornos…me refiero a ansiedad, cambios de humor radicales, puede expresarse de forma incoherente, tener alucinaciones, problemas de concentración, sentirse muy confuso, y un sin número de situaciones más…Su personalidad puede cambiar –hizo una pausa, mirándolo muy seriamente- Yo sé que no ha tenido la oportunidad de estar a solas con él durante mucho tiempo, pero debe tener en cuenta que, luego de un coma, hay secuelas. Lo extraño sería que no las haya. Durante dos semanas, su cerebro estuvo sin funciones. 

Procesó la información mientras, vagamente, intentaba rememorar  los pocos momentos que habían pasado luego de que el rubio despertara. Repasó sus miradas, sus pocos comentarios. No lograba notar nada parecido a lo que el médico le describía.

-Bueno…su mente estuvo vagando quizás en donde durante este tiempo, no tiene idea de qué pasó, claramente está confundido…Pero, de eso, a que haya su personalidad haya cambiado…no lo creo.

-Está bien…-pensativo- Supongo que eso es una gran noticia –sonrió amablemente, no muy convencido- De todas formas, le pido que venga aquí y me mantenga informado de cualquier alteración, por más leve que sea, como las que ya he descrito. Debe tener paciencia si manifiesta estos cambios, téngalo siempre en cuenta, es un proceso lento y puede ser muy difícil.

-Claro.

-Que tenga un buen día, Suzuki-san.

Salió de la oficina donde lo había atendido aquel hombre canoso y amable. Sentía que, inevitablemente, ahora andaría paranoico, notando anormalidades en cada cosa que el otro hiciera. De todos modos, no soportaba un minuto más sin él.

Prácticamente corrió por el hospital hasta el lugar donde el menor lo esperaba, en una silla de ruedas, como era lo habitual para quienes habían atravesado por una situación tal. No se dio cuenta de la velocidad a la que iba y, al levantar la vista, el rubio estaba a solo unos metros de él y de la salida de ese lugar al que no quería volver jamás.

Estaba sonriendo. No lo había visto sonreír desde que habían montado esa motocicleta. Su corazón latía más vivo que nunca cuando se inclinó para abrazarlo con cuidado pero eufórico, y esas manos delicadas se aferraron a su espalda, atrayéndolo.

-Larguémonos de aquí, ¿si? –Sin alejarse demasiado, sin dejar ningún centímetro de su rostro y manos sin besar-

Agradeció a la enfermera que acompañaba a Ruki antes de que él llegara a buscarlo. Tomó la silla y la empujó fuera del lugar. Había insistido a sus compañeros en que, por favor, esperaran unos días antes de visitar al rubio. Los médicos habían sido estrictos al dictarle que, al interactuar con varias personas luego de recuperar la conciencia, podría sufrir algún ataque de pánico.

Llegaron a su nuevo medio de transporte: el auto de Kai. El batero se los había cedido luego de que Uruha lo convenciera a él y a Aoi de que le escondieran cualquier medio de dos ruedas. Obviamente, convencerlos no le costó demasiado. Sabía que de ahora en mucho tiempo más, todos estarían pendientes de su seguridad.

Tomó al menor en brazos para subirlo con delicadeza al asiento trasero, poniéndole inmediatamente el cinturón de seguridad. Cerró la puerta y no pudo evitar quedarse por unos segundos observándolo a través de la ventana: su rostro sereno, conservaba aún algunas heridas cubiertas de vendajes, tono morado en algunas zonas, rasguños, su labio inferior roto. Una vez más, acabó sintiéndose una porquería...

Sin poder evitar ese sentimiento, subió al auto con un poco de cuidado también. Él solo había tenido un par de esguinces y heridas superficiales, prácticamente ya estaba recuperado, por eso el único dolor real que sentía era ver al menor en ese estado.

-¿Te sientes bien? –Comenzando a conducir, observándolo por el espejo-

Ruki solo asintió, mirando por la ventana.

Esperaba en cualquier momento oírlo preguntar por qué él debía ir sentado en el asiento trasero, y no en el copiloto. Era por seguridad, le diría. Pero el vocalista solo miraba el paisaje fuera del auto, con una mirada aparentemente vacía, aunque probablemente su cabeza debía ser un caos.

-¿Tienes hambre? –no estaba seguro de si las preguntas que formulaba serían adecuadas…-

Se detuvo en una luz roja. El menor no había respondido. Pensó que simplemente no tendría ganas de hablar, ya le daría algo de comer en cuanto llegaran al departamento.

Lo miró una vez más por el espejo retrovisor. La verdad, más que mirar hacia delante, solo lo había estado mirando a él durante todo el trayecto; un comportamiento totalmente reprobable y pronto estaba imaginándose a sus tres amigos regañándolo a su lado. Mejor era poner atención en el camino.

-¿Y eso?...

Escuchó al menor pronunciar, aunque no sabía si la pregunta iba dirigida a él o era para si mismo. Lo miró, dirigiendo luego su mirada hacia lo que atraía la atención del vocalista.

Era el semáforo. Aquel que había cambiado a luz verde hace unos segundos provocando que los conductores detrás de él comenzaran a manifestarse. Emprendió camino otra vez, extrañado.

El resto del camino transcurrió en silencio. Al llegar, estacionó y bajó, para dirigirse a bajar al menor también. Sabía que en adelante no tenía por qué ocupar la silla de ruedas. Abrió la puerta y le ofreció su mano, la cual Ruki al parecer no vio y bajó sin tomarla.

Al tenerlo de pie en frente suyo, se acercó, tomando su dañado rostro entre sus manos. Se acercó ahora un poco más hasta juntar sus frentes. El rubio no se opuso, aquello le dio más confianza. Con delicadeza, rozó sus labios, acariciando su mejilla con el dorso de su mano. Se dedicó a sentir esa piel suave, cálida otra vez…durante el coma, al tocarlo, siempre lo había sentido tan frío. Presionó sus labios de nuevo sobre los labios carnosos del menor, sin poner disfrutarlos durante el tiempo que deseaba…Lo sintió tensarse. Al verlo, esos ojos lo observaban con un dejo de extrañeza.

Fingió nuevamente esa sonrisa. Comenzaba a desesperarse…era como si el otro no lo quisiera cerca.

Tenía que ser pasajero.

-Vamos…

Tomó su mano y lo guió hasta el ascensor. Las puertas metálicas se cerraron luego de que ingresaran y él marcara el piso al que se dirigían. Tan pronto como comenzó a ascender, el otro se arrinconó a la pared.

-¿Qué pasa?....

Lo observó gimotear, las lágrimas no tardaron en surcar sus mejillas que de un momento a otro se habían vuelto pálidas y sus dedos se aferraron al frío metal tras él, como si quisiera detenerlo.

-Ruki…cálmate, es un ascensor ¿Qué tienes?

Seguía pálido y callado, mientras lloraba compulsivamente y su cuerpo temblaba rígido. Se dedicó a abrazarlo y a no permitir que su vista si dirigiera a los espejos o al ascensor en sí, hablándole con calma, diciendo siempre las mismas cosas. No podía explicárselo, ¿habría adquirido una claustrofobia? Se sentía impotente e inútil, y en el fondo, igual de aterrado que el menor, sin saber qué le estaría sucediendo. Las puertas se abrieron y fue el cielo para ambos; ya no sabía como controlarlo, y no tuvo que hacerlo más, el menor se calmó instantáneamente.

Lo sacó de ahí tan pronto como procesó todo.

-No tengas miedo –fue lo primero que atinó a decir-

Se fijó; respiraba con normalidad, sus mejillas y sus labios habían recuperado el suave carmesí habitual, y el temblor en su cuerpo había cesado totalmente. Ahora, el único rastro de la histeria anterior eran los húmedos caminos de las lágrimas en su rostro.

Procuró calmarse a sí mismo ahora, llegar al departamento y comer algo. Avanzaron la poca distancia que separaba al jodido ascensor de su departamento y entraron. Lo dejó sentado en el sofá de la sala, para ir a dejar sus abrigos a la habitación y mojarse el rostro con agua fría en el baño, lo necesitaba. Se vio en el espejo… ¿Qué estaría pasando? ¿Y qué pasaría en adelante? La situación anterior le había dejado los nervios de punta. ¿Qué podía hacer? Quizás…si hablaba con el menor, podría darse cuenta de lo que pasaba por su cabeza, entender, y luego reunirse otra vez con el médico e informarse. Por desgracia, él jamás había estado en coma y vuelto como para saber qué debía esperar.

Lo encontró sentado en el sofá tal como lo había dejado; abrazando sus rodillas, con todo el costado de su cuerpo apoyado en el respaldo. Se sentó de la misma forma pero en sentido contrario, quedando frente a frente, en el mismo gran sofá.

-¿Ruki? –Con su mano y suavemente en el mentón del otro, condujo su rostro a mirarlo- Sé que no debe ser fácil, que quizás no entiendes muchas cosas, que debes haber olvidado otras…Que debes tener preguntas…yo también. Pero ahora, solo quisiera decirte que te extrañé.

-¿Qué día es hoy?

Claro. Supuso que el estar en coma, el tiempo transcurre para todos, menos para quienes están en la inconciencia. El radical cambio de tema del menor no le generó gran sorpresa, quizás lo esperaba.

-Es jueves, veinte de Agosto.

-¿Esta es tu casa?

Eso fue más extraño…pero se aseguró de que su rostro no lo demostrara.

-Si, mi amor…y la tuya también, como siempre. Ambos vivimos aquí.

-No es cierto.

Calló un momento.

-¿A qué te refieres?

-Yo no -contestó, mientras miraba sus manos con atención y todo su cuerpo- ¿No ves? He muerto…

Notas finales:

¿Qué les parece? En el próx capitulo entenderán todo lo que ahora quizás les parezca ilógico.

Graciaaas x3


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