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Cotard Syndrome por Mad Alice

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Notas del capitulo:

Les agradezco infinitamente todos sus comentarios. La verdad, no sé qué decirles...no pensé llegar a tener tantos comentarios tan alentadores en el primer capítulo!

Es la primera vez que me animo a escribir sobre este tipo de cosas, a averiguar y poder construir bien la historia a partir de cosas realistas.

Y no quiero dejarlas esperando, aquí está el segundo y la respuesta a sus dudas :3

Gracias infinitas a todas! Y a la niña sixthbullet, tu comentario me llenó de emoción, gracias de nuevo por darte el tiempo de averiguar sobre la trama, por tu interes y tus palabras hermosas.

 

Disfruten y critiquen <3 Love you all!

 

Sabía que sus labios habían intentado articular un “¿Qué?”, pero jamás lo sintió salir de su boca, quizás debido a que estaba totalmente en blanco. Probablemente toda la situación anterior en el ascensor lo había dejado tan nervioso que sus oídos le jugaron una broma, no podía haber escuchado bien…porque si lo había hecho, significaba que el menor estaba totalmente loco.

Se aclaró la garganta, sin poder evitar reírse de lo que estaba pasando.

-¿Qué? –Articuló ahora con menos problema-

-He muerto, Reita.

-Ruki, ¿acaso estás-- -se levantó del sofá alterado- Calma… -susurró para si mismo, cubriendo su rostro con ambas manos para tranquilizarse- Escúchame…escúchame –se arrodilló delante de él, tomando sus manos con cariño- Yo entiendo…Enserio, entiendo lo que debes estar pensando, tienes que estar muy confundido…sé que te cuesta entender que pasó el tiempo sin que te enteraras, que al despertar hubo un gran alboroto, que no recuerdas cómo llegaste a ese hospital y que…

-Yo recuerdo –interrumpió tranquilamente- Y ya lo he asumido…y también sé por qué estoy aquí ahora…

Simplemente se quedó observándolo, sin entender nada. Absolutamente nada.

-Lo último que hicimos juntos fue subirnos a tu motocicleta…y ahí acabó…

-¿Q-Qué acabó?...

-Yo…-su rostro se volvió sombrío y su mirada bajó, perdida en algún punto de su camisa- Quizás bebí tanto que…debió darme un infarto, no lo sé…lo último que vi fue algo que brilló mucho, de un momento a otro…la luz me molestaba y no pude seguir mirando, cerré los ojos, y fue…

-Ruki, tú no estás muerto… -su voz se quebró-

-Si, Reita…

-¡Claro que no, eso no fue lo que pasó! –Soltó sus manos y se levantó con las lágrimas acumulándose en sus ojos-

El vocalista no observaba la escena, seguía con la triste mirada oculta bajo su flequillo, sentado ahora correctamente, e inmóvil, escuchando la dificultosa respiración del más alto.

-Quizás…tengas que ir a descansar, y cuando despiertes ya no estarás hablando sobre esto… -intentando normalizar su respiración, apoyado con una mano en la pared-

Sintió de pronto unos dedos acariciar su espalda, y luego unos brazos rodear su cintura, consolándolo.

-Es por eso que aún estoy aquí, Reita… -apoyando su frente en la nuca del bajista-

-Cállate, por favor… -volteó y lo abrazó con fuerza, sintiéndolo corresponder tímidamente-

-Es por ti…tú tienes que entender que ya no sigo aquí…es lo que me queda por hacer.

Se inclinó un poco, ocultando su rostro en el cuello del más bajo. Solo deseaba que se callara…no entendía nada. ¿Qué mierda le pasaba? ¿Cómo podía hablar esas cosas? Inhaló, sintiendo su aroma característico, sintiendo un miedo que jamás había experimentado, ni siquiera al verlo inconciente por tanto tiempo. Era cierto…quizás si había muerto, su Ruki, el de antes. Debía estar encerrado en algún punto de la mente del Ruki que estaba abrazando. Todo era su culpa.

 

-Se llama Síndrome de Cotard.

“Síndrome”. Aquella palabra sonaba horrible…jamás pensó oírla dirigida a alguien tan cercano a él.

-¿Qué es…? –Preguntó sin ánimo, sin ganas de siquiera alzar la vista-

-Al parecer, se originó a partir del coma… Le explico: al sufrir el accidente y perder la conciencia, el cerebro del paciente debió haber estado sin oxígeno durante un tiempo relativamente largo; cinco minutos o más. Cuando esto pasa, además del coma, el cerebro sufre daños…Daños como estos. Ambos estaban inconcientes, usted no sabe cuánto pudo haber demorado en recibir atención médica. –Hizo una pausa- El Síndrome de Cotard consiste en que…el paciente esta convencido de que ha fallecido, o incluso de que no existe. Él no recuerda el accidente en si, pero sabe que algo sucedió y que debido a eso ha perdido la vida… Este síndrome es muy extraño, no se da con frecuencia, para nada…él estará seguro de que sus órganos internos han muerto, de que no tiene por qué comer o beber nada, y que puede hacer cualquier cosa, sin sufrir daño alguno, ¿entiende? Porque, a su entender, no hay nada que pueda matarlo otra vez.

Síndrome…daños…coma…accidente…muerte…Todo eso giraba por su mente, mareándolo, desesperándolo. Suspiró profundamente y tomó su cabeza con ambas manos. Le dolía todo por dentro.

-¿Se siente bien?

-Mierda…no… -reprimió un grito de rabia- ¿De qué manera podría estar bien?... ¿Se da cuenta de lo que está pasando con él?

-Usted no ha perdido a su amigo, Suzuki-san… -se quitó los lentes, dejándolos sobre el escritorio delante de él- El proceso después del coma sería largo, de todas maneras. Ya le expliqué lo de las secuelas, es casi imposible despertar igual que antes…Ninguno de nosotros sabe cuánto podría durar esto, pero con la atención y apoyo adecuados, no será permanente.

-Aún así podría durar años ¿verdad? –la excesiva calma del anciano comenzaba a sacarlo de sus casillas. ¿Acaso era él el único que le tomaba el peso a todo aquello?

-Será más difícil si piensa de esa forma…debe saber que él lo necesita ahora más que nunca, para traerlo de vuelta. Y sobre todo, debe tener en cuenta seguirle todo este juego…no le niegue las cosas ni trate de contradecirlo, eso puede ser peor. Puede volverse muy violento.

Sabía que el anciano intentaba consolarlo, pero no estaba funcionando.

-Necesito salir… -se levantó del mullido asiento-

-Adelante.

Sinceramente, no tenía ánimo para hablar con nadie. Ahora se arrepentía de haber llamado a Uruha antes de regresar al hospital…sabía que acabarían llegando todos. Tendría que explicarles…Bufó cansado. Necesitaba fumar.

Apenas cruzó la puerta fuera de la oficina, unos ojos castaños mirándolo desde un poco más arriba que él, lo alcanzaron. Era obvio...

-¿Qué pasó? ¿Me vas a explicar ahora por qué estamos aquí? –hablaba ansioso y casi violento-

-Por favor, Uruha, guarda silencio… -cansado- ¿Dónde están los demás?

-Supongo que Aoi está dormido sobre el hombro de Kai, ninguno a dormido nada… les dije que esperaran. –calló, esperando que ahora si su amigo le explicara qué sucedía, pero solo lo vio masajeando sus sienes-

-Esto es horrible… -se apoyó en la pared, resbalando hasta caer sentado en el suelo. Rápidamente el guitarrista se sentó a su lado-

-Por favor, Reita…ya cuéntame…

-Se llama Síndrome de Cotard –recitó las mismas palabras del médico-

-¿Qué? –Alzó la voz- ¿Síndrome…?... ¿De qué estás hablando? ¿Qué pasó con Ruki?

-Cree que está muerto…

Hubo un largo silencio. Ni siquiera se molestó en voltear a ver la expresión del guitarrista.

-¿Estás tratando de…? Reita, no estoy de humor para…

-¿Crees que estaría bromeando con algo así? ¿Estás loco? ¡Ruki cree que está muerto!

Se produjo un silencio más largo que el anterior.

-El cerebro sufre daños después del coma…son secuelas…Ruki despertó con este síndrome, se supone que…esta convencido de que murió…

Uruha permanecía callado, cubriendo sus labios con una mano.

-Si lo hubieses escuchado…-sollozó, no podía aguantar el llanto más, y era mejor soltarlo con Uruha- Al parecer, no recuerda el accidente, piensa que sufrió un infarto mientras estábamos en la motocicleta…y que ahora está aquí para ayudarme a atravesar mi “duelo”… -no pudo evitar decir esto último con una amarga risa-

Permanecieron ahí. El castaño, sin reacción, intentando procesar la cantidad de información que se le había dado como si le contaran una enferma película de terror. El bajista, apoyado en su hombro, intentando calmar el dolor en su cabeza.

-Uruha… -lo miró- ¿Puedo pedirte algo?...

Asintió con la cabeza lentamente, finalmente mostrando señales de seguir con vida.

-No puedo contarle esto a Kai ni Aoi…por favor, hazlo –rogó- Mientras busco algo para el dolor de cabeza…

-Claro… -su voz sonó ronca y baja-

Ambos se levantaron. Por sus expresiones, cualquiera habría pensando que acababan de enterarse de una muerte real.

Caminó como un zombie por todo el hospital, subiendo y bajando escaleras, ya ni sabía en qué nivel se encontraba. Deseaba toparse con Ruki al doblar una esquina y que nada de eso hubiese pasado jamás, que nunca se hubiesen emborrachado de esa manera, que nunca hubiesen subido a esa jodida motocicleta, y que el menor siguiera con esa sonrisa encantadora que le daba ánimos de vivir siempre que lo necesitaba…Deseaba verlo vivo…tanto que hubiese dado su propia cordura a cambio de la del otro.

Sin darse cuenta, llegaba nuevamente fuera de la oficina del médico, donde había estado hablando con el castaño. Ahora se encontraban los tres ahí. Jamás los había visto con esas caras y en un silencio tan sepulcral. El ambiente era pesado. Podía ver en Aoi la sombra de una sonrisa de incredulidad.

-Estábamos esperándote… ¿dónde tienes tu celular? –la voz de Kai lo devolvió al mundo-

-Lo siento…debí dejarlo en el auto…

-Una enfermera dijo que pasaras…que Ruki quería verte.

-¿Qué? ¿Hace cuánto?

-Unos minutos…Ninguno de nosotros podía…entrar a verlo…Es que… -el batero intentaba justificarse, lo obvio era que quizás acabarían quebrándose al escuchar al vocalista hablar como si fuese un alma en pena, él mismo se había quebrado-

Pasó a la sala en donde sabía que el menor se encontraba, acompañado de otros especialistas, siquiatras y quién sabe quién.

Pero no lo vio… al menos no en la primera habitación. Allí había una enfermera, lucía nerviosa, mientras recogía los vidrios de un jarrón roto en el suelo, al igual que otras cosas.

-¿Dónde está? –se alteró, sobresaltándola-

-Suzuki-san… el paciente…se puso muy agresivo… -tartamudeaba-

-¡¿Dónde está?!

-Está sedado…en aquella habitación –apunto una puerta blanca tras de ella-  Pero debo pasar con usted, él podría…

-Claro que no, él no me hará nada…

Sin decir más, ingresó a la habitación. La puerta estaba entreabierta. Sintió congelarse su alma al ver al menor sobre una cama, blanca igual que toda la habitación, con claras señales de haber llorado. Sus ojos parecían luchar por mantenerse abiertos. Se apresuró hacia él, tomándolo con cuidado en sus brazos, incorporándolo un poco. Notó rasguños en sus manos. Tomó una de ellas, examinándola mientras la acariciaba suavemente.

-¿Qué te pasó?...

-Debí cortarme con algo…pero no debes preocuparte, no me hace daño, ¿recuerdas? –esbozó una sonrisa sutil-

-Ruki… -apoyó su mentón sobre el cabello del menor, no quería que le viera la cara-

-¿Por qué lloras?

-No lloro…

-Reita…no importa lo que me haya pasado antes, siempre estaré contigo.

Sonrió tristemente.

-Pero debes sacarme de aquí, ellos no entienden, no quieren dejarme salir…

-Ya…Esta bien, no te preocupes… -acariciando su mejilla, mientras sentía la respiración suave del otro en su cuello-

No supo cuánto más estuvo así, con la cabeza del menor apoyada en su pecho, sintiéndolo poco a poco caer dormido producto de los sedantes.

Notas finales:

Respondo sus comentarios, asique cuando puedan, pasen a revisar :3

Thanx!


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