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Cotard Syndrome por Mad Alice

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Notas del capitulo:

Hola! :3

Terminé el cap en cuanto me levanté XD Y ahora voy a almorzarsh.

Ojalá les guste, niñas, las quiero <3 y gracias a todas.

A pesar de tener los ojos cerrados disfrutando ese momento que se le regalaba después de tanto, sabía que casi había oscurecido, y por ende, el frío comenzaba a hacerse presente junto a la noche. Con cuidado de no separar sus bocas, lo tomó en brazos y entraron a la habitación. El menor ya no corría el riesgo de caer, por lo que lo único que importaba ahora era no alejarse ni un centímetro de él.

Se sentó en la cama con el vocalista encima, quien ya no solo lo sujetaba de la nuca sino que comenzaba a bajar, rozando con la punta de sus dedos todo el pecho del mayor por sobre la ropa. Se quitó la camisa para poder sentir esas manos sobre su piel sin restricciones.

Comenzaban a necesitar aire otra vez, por lo que sus labios se separaron un poco y solo se rozaban, bebiendo del aliento agitado del otro.

Con delicadeza sus dedos se colaron por debajo de la camisa de Ruki, acariciando su cintura y su espalda, rasguñando con suavidad y logrando arrancarle suaves gemidos. Bajó con sus labios hasta su cuello, subiendo de vez en cuando al lóbulo de su oreja para jugar ahí con su expansión, sin poder evitar atraer la cadera del menor a la suya con ansias cuando este gemía su nombre, generando un vaivén que lo volvía loco.

Lo recostó, colocándose, esta vez, el mayor encima. Lo despojó de su camisa para poder dedicarse a jugar con su lengua por todo el torso de su vocalista, mientras sentía los dedos de este enredarse en su cabello, atrayéndolo de nuevo a su boca. Besándolo, descendió hasta el borde del pantalón que el menor vestía, lo desabrochó y deslizó hasta quitárselo, para poder sentir sus piernas suaves y acariciarlas a su antojo…disfrutarlo entero hasta saciarse.

La luna cubría todo afuera con su tenue brillo, se colaba también por el ventanal, volvía sus cuerpos aún más pálidos.

De pronto, ambos se sentían como hace unas semanas atrás, en total normalidad. Las horas no pasaban. No deseaban sentir el pasar del tiempo.

 

Gimió con pereza al entreabrir sus ojos, un rayo de luz le hizo cerrarlos de nuevo. Volteó y se fijó en la hora en su despertador, eran poco más de las nueve de la mañana.

-Ruki… -dejó caer su brazo sobre el lugar donde se suponía debía encontrar al menor- ¿Ruki?... –lo buscó a tientas, sin querer abrir sus ojos aún, pero no lo halló-

Se incorporó como un rayo. No estaba en la habitación, y el ventanal seguía abierto.

-Mierda…

En dos segundos ya estaba asomado al balcón, pero no había rastros del más bajo en ningún lugar donde mirase. Agitado salió al pasillo fuera de su habitación. No se había percatado de la música que sonaba en todo el departamento; una de las antiguas canciones de GazettE, la favorita de ambos. El volumen estaba tan alto que no podía escuchar nada más, desesperándolo, haciéndole sentir una sensación de claustrofobia. Comenzó a asomarse en cada lugar de la casa, sin éxito, hasta recordar el baño dentro de la habitación que no había revisado y que, al volver, encontró cerrado desde adentro.

-¡Ruki! –golpeando la puerta, pero por más que gritara la música ahogaba cualquier sonido-

Maldiciendo, volvió rápidamente a apagar el jodido aparato de música. En cuanto lo hizo, llegó a sus oídos, tan claro como si estuviese a su lado, el llanto del menor.

Corrió.

-Ruki, por favor, abre la puerta -hablando histérico pegado a la madera, intentando girar el picaporte a como diera lugar-

Como respuesta, solo lo sintió llorar más.

-No, no llores… -suspiró- Todo está bien –solo hablaba de forma mecánica, diciendo lo primero que se le venía a la cabeza-

No, él sabía que nada estaba bien ni volvería a estarlo, pero no podía soportar el oírlo llorar así y no estar a su lado.

-Ya no puedo con esto… -lo escuchó gimotear con dificultad, su voz era rasposa-

-No, tranquilo… -desistió en sus intentos de abrirla-

Lloraba dolorosamente, agónicamente. Se notaba que estaba llorando desde hace mucho…horas, quizás. Su voz salía con dificultad, sonaba a un llanto seco.

-Intenta calmarte… ¿si? –Le hablaba con toda la calma que podía simular- Escúchame…-pero parecía que al escucharlo, solo le provocaba a llorar más-

-Tengo miedo…

-No tengas miedo…Yo estoy aquí.

Le pareció oírlo reír.

-Pero yo no… -susurró-

-Nada te va a dañar, Ruki…Solo déjame entrar…

Silencio.

-¿Ruki?

-No…No quiero que me veas así, Reita…

Aquello solo le hizo pensar lo peor.

-Pero… -disimulando a la perfección su desespero- Yo pensé que estabas aquí para cuidarme tú a mí, ¿no es así? –”Seguirle el juego”…No perdía nada al intentarlo- Te necesito ahora…

Esperó unos segundos en silencio. Ahora solo escuchaba su respiración agitada, sin sollozos. Esperó…

Esperó hasta sentirlo más cerca, abriendo la puerta torpemente. Se alivió al verlo sano y salvo, de cierta manera. Sus ojos estaban enrojecidos e hinchados, sin brillo. Sus mejillas cubiertas de lágrimas que no paraban de caer, como un manantial infinito. Su torso desnudo, su pecho agitado al respirar. Temblaba…

Ahora estaban ambos frente a frente, de rodillas en el suelo, separados por el umbral de la puerta abierta. No pudo esperar más para cruzarla y alcanzarlo.

-¿Estás bien? –El menor se aferró a él como si se le fuera la vida en ello- ¿Estás bien? –Abrazándolo de la misma forma-

-No…

Guardó silencio.

-¿Qué tienes?...

-Estoy pudriéndome, Reita… -comenzando a ahogarse otra vez en su llanto-

-¿Qué? –Bajó la mirada hasta la suya, que no hacía más que ocultarse en su pecho-

-Estoy pudriéndome –se alejó de sus brazos hasta sujetarse del borde de la bañera y encogerse ahí, reprimiendo sus gritos de terror lo mejor que podía- Comenzó esta mañana…me desperté así…Estoy pudriéndome…

-¿Q-qué…? No, no es así… tú estás bien…Ruki, estás bien…

Se sentía inútil. El menor se desmoronaba fuera de su alcance.

-¡No lo soporto! –Tomando su rostro con sus manos, luego abrazándose a sí mismo- Voy a desaparecer…voy a desaparecer y no puedo más…

-No…-negando- No es así…

-Es asqueroso…

Se sentía capaz de llorar tal y como lo hacía el otro…Tampoco podía más, pero no podía permitirse el desmoronarse. No ahora, no frente a él. Tenía que aprender a soportar cualquier cosa… Uno de los dos debía ser fuerte por ambos, de otra forma no servía.

Avanzó a gatas hasta ese tembloroso cuerpo. Estiró su mano hasta alcanzar su cabello alborotado. Al sentirlo cerca, el menor se alejó un poco más…

-No quiero desaparecer, Reita…no quiero que me veas así…por favor…

Ignorando sus ruegos, lo abrazó nuevamente, en silencio. No a la fuerza, solo deseando que lo sintiera cerca, que supiera que podía refugiarse en él.

-Quiero quedarme aquí contigo…No dejes que desaparezca, tienes que hacer algo…

Limpió con sus dedos la infinita humedad de ese rostro suave. En silencio.

-No me dejes aquí…-lo oía rogar una y otra vez- No permitas que me pase esto…

-¿Confías en mí?

Su voz salió sin ninguna emoción. Lo cargo hasta sentarlo como un niño sobre su regazo.

-Estoy cayendo, Reita…a pedazos –estaba simplemente aterrado, a pesar de que su llanto cesara paulatinamente, se desmoronaba-

-Ruki…por un momento, olvídate de todo esto…-susurrando con su boca pegada a su frente, apenas audible- Solo estamos aquí los dos, imagina que eso es lo único que hay…

-Pero…mi cuerpo, Reita…

-No te fijes…No te fijes en nada.

Lo sintió asentir luego de unos segundos en que sus lágrimas, por fin, dejaron de manar de sus ojos fatigados.

-¿Confías en mí?

Asiente otra vez, de ojos cerrados, evitando observar cualquier lugar de su propio cuerpo.

-Voy a hacerte una promesa… -acariciándolo para darle calor- Si algo llega a pasarte…lo que sea…Cuando desees alejarte o irte…o simplemente estar en silencio…yo estaré ahí…Iremos juntos a donde sea que necesites, donde quieras…

-No…no quiero arrastrarte…

-Ruki… -sonrió- ¿Por qué estás asustado?

-No quiero que me dejes...

-¿Dejarte?...Siempre hemos estado juntos, ¿verdad?... ¿Por qué habría ahora de ser diferente?... ¿Por qué habría de querer dejarte ahora, si todo lo que podría necesitar recae en ti?

Con su mano, levantó su rostro, logrando que abriera sus ojos y ambos se encontraran.

-No voy a dejarte pasar por todo esto solo…no quiero hacerlo… -se acercó hasta rozar su nariz con la suya- Solo confía en mí.


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