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Cotard Syndrome por Mad Alice

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Notas del capitulo:

Estoy algo apurada > < Se suponía que debía hacer mi cama y ordenar mi pieza antes de que mi mamá llegue...XD

Me he demorado más que antes, es que empiezan las pruebas más seguido en el colegio y es dificil...Pero trato de encontrar todos los días un momento para escribir.

Bueno, acabo de terminar el capitulo, escuchando The Scientist de Coldplay. En este leerán un nuevo síntoma aparte de los anteriores. Espero este capitulo las llene.

Muchas gracias otra vez por cada comentario y por su lealtad, las quiero.

Disfruten y critiquen <3

 

Ya vestido, y luego de lavar su rostro con agua fría, se encontraba preparando un té caliente para el menor. Este lo esperaba ya más tranquilo sobre el sofá con una pesada manta sobre sus hombros para devolverle calidez a su cuerpo.

Se demoró apropósito, para darle un poco más de tiempo al otro para recuperar algo de ánimo, aunque fuera lo suficiente para poder intercambiar unas palabras. Él se encargaría del resto de alguna manera.

Tomó con cuidado la cálida porcelana y salió de la cocina, viéndolo desde atrás, donde solo podía distinguir las puntas de su cabello asomando por sobre la manta que cubría su frágil espalda. Asomó solo su cabeza a su lado para besarle en la mejilla tiernamente.

-¿Estás seguro de que no deseas comer nada? –Aunque ya conocía la respuesta. Le entregó la taza-

-¿Y por qué lo haría? -devolviéndole la mirada, como una respuesta increíblemente obvia a una pregunta tonta-

Claro, lo habían advertido sobre eso. Solo asintió, no valía la pena generar otro momento desagradable para ambos. Se sentó a su lado y apoyó la cabeza sobre su hombro, cerrando los ojos y relajándose, escuchando solo el suave murmullo del otro bebiendo de su té.

-¿Estás cansado?... –jamás pensó que sentir la mano de Ruki acariciarlo tan delicadamente luego de esa pregunta lo haría sentir tan aliviado-

-No… -susurró, tomando la mano que lo acariciaba y besándola con cariño- Solo quiero estar aquí un momento… ¿Y tú?

-¿Y yo qué?

-¿Estás cansado?

-Mh, no… -de una forma espontáneamente inocente-

-¿No te gustaría ir y dormir un poco más? Luego podemos hacer algo juntos…

Sintió el hombro donde se apoyaba agitarse suavemente; estaba riendo. Últimamente sentía la necesidad de atesorar todos esos pequeños gestos, que, poco a poco, se volvían menos y menos frecuentes.

-Deja de planearlo todo, Reita. Dormiré si así lo quiero, tú descansa…

-Bien… -devolviendo la sonrisa-

-Y gracias…

-¿Por qué? –lo miró. Continuaba sonriendo-

Ninguno respondió, sin querer romper ese silencio. Se quedaron así hasta que el menor acabó, evidentemente más tranquilo y animado. Ninguno sentía querer interrumpir aquella paz, hasta que una molesta musiquita llenó todo el silencioso lugar.

-¿Y eso? –un poco sobresaltado-

-Es mi celular, Ruki…ya vuelvo

Se apresuró en contestar y dejar de oír aquel sonido, desafortunadamente, sin leer quién llamaba.

-¿Reita?

-Uruha, ¿Cómo estás? –Lo había olvidado por completo…-

-Yo bien… ¿Y tú? ¿Y Ruki? –impaciente-

-Todo está bien, no te preocupes.

-Bien…Bueno, llamaba para saber cuándo podríamos verlo –sin rodeos, aún con esa nota de impaciencia en la voz. Sabía que ya no podría postergarlo más-

-Lo sé…-se rascó la nuca con nerviosismo y se alejó un poco de donde Ruki pudiese escucharlo- Mira…yo…

-Reita, no vas a seguir aplazándolo más, ¿está bien?... Por favor, somos sus amigos, no vamos a hacer nada que pueda perjudicar su integridad de ninguna forma, solo queremos—

-Sí, sí, ya lo sé… -interrumpió cansado- Entiendo que solo quieren verlo, pero…es que me preocupo por él…es todo… -suspiró- Pueden venir aquí hoy.   

-Bien…de hecho, Aoi y yo estamos yendo por Kai ahora, estaremos allá en unos diez minutos, ¿vale?

-Si, está bien…

Se despidieron vagamente y se cortó la comunicación. Bueno…sabía que tendría que pasar, tarde o temprano. Él estaría de la misma manera si aquello le pasara a cualquiera de sus amigos, debía entender, solo temía por las reacciones que Ruki podría tener, más aún con el incidente de esa mañana…

-Ruki –volvió al lugar donde el otro lo esperaba y volvía la vista al oírlo entrar- ¿Terminaste?

Fingió una sonrisa, tomando la taza vacía que el otro mantenía entre sus manos para captar el calor que aún quedaba en ella. Ciertamente, que el menor se viera más tranquilo y repuesto lo aliviaba, aunque sabía que podía esperar cualquier cosa; un cambio de ánimo radical.

-Reita… -sonrió, tomando suavemente su muñeca al tenerlo cerca-

-¿Qué pasa? –Volvió a sentarse a su lado y lo recibió cuando quiso apoyarse en su pecho-

-Te amo.

Sonrió sinceramente.

-Genial… -dejando un delicado beso sobre su cabello- 

Pronto se encontró las manos del vocalista atrayéndolo por la nuca a un beso más profundo y gentil. No se hizo de rogar para corresponderle, nadie podía imaginar cuánto necesitaba de eso. Aventuró sus manos por esa cintura estrecha y los minutos pasaron sin que se dieran cuenta, sin sentir la necesidad de aire, solo se separó de esos labios cuando pudo oír pasos en el pasillo cerca de la puerta de entrada. No pudo evitar sobresaltarse.

Se levantó rápidamente del sofá en el que estaba y el otro se quedó viéndolo sin entender. Solo unos segundos tardaron hasta que tocaron la puerta y le esbozó una sonrisa nerviosa al confundido vocalista.

Pasaría lo que tuviese que pasar, pensó resignado antes de abrir.

-Hola –los saludó a los tres y se movió para dejarlos pasar-

Uruha entró primero, seguido de Aoi y finalmente, el baterista, que parecía igual de nervioso que él. Quizás también dudando sobre si todo acabaría bien o no.

De todas formas, ni él ni los guitarristas pudieron evitar sonreír aliviados al ver al menor sano, con sus propios ojos, en frente. Este simplemente los veía, y permanecía en el sofá.

-¿Cómo estás? –El guitarrista castaño avanzó a rodearlo con sus brazos, en un abrazo que seguramente había estado ansioso de dar hace mucho-

Después de un momento, se alejó y fue Aoi quien lo abrazó igual de apretado y besó su mejilla. Luego, Kai se sentó junto al vocalista y lo rodeo con un brazo por sus delgados hombros.

El bajista observaba la escena con un mal presentimiento molestando en su estómago, apoyado en la pared frente a Ruki.

-¿Nos extrañaste?

-Debe ser duro pasar tanto tiempo solo con Reita, ¿eh?

-Me alegra mucho que estés bien, Ruki…

Todos hablaban simultáneamente, atropelladamente, sentados junto al vocalista que casi ni se había movido. Tampoco había dicho una sola palabra. Parecía cohibido y extrañamente desorientado. Antes de que el bajista pudiese pronunciar algo, el menor se levantó y se apresuró fuera de la habitación, encerrándose en alguna otra.

Los otros cuatro solo pudieron escuchar el fuerte portazo luego de sus pasos frenéticos, y el silencio se hizo pesado. Ahora todos tenían esa mirada de desconcierto en el rostro.

-¿Qué…?

No deseaba mirarlos tan coléricamente, pero no pudo evitarlo. Se sentía un idiota por haber permitido algo que sabía no acabaría bien…

Suspiró y fue tras él, maldiciendo en voz baja. Estaba seguro de que se había encerrado en el mismo lugar donde lo encontró esa mañana, y consiguió calmarse al ver que, al menos, la puerta no estaba cerrada con seguro.

-Hey…

Abrazaba sus rodillas con su rostro oculto.

-Déjame solo –molesto-

-Lo siento…Sé que no debí permitir que vinieran ahora, es muy pronto… -prefirió darle su espacio y no acercarse de inmediato- Pero entiéndelo, te extrañan…y quizás yo pensé que tú también deseabas verlos.

-¿Qué? ¿De qué mierda estás hablando? –salió del escondite que había formado con su propio cuerpo y lo enfrentó-

-Ruki… No entiendo por qué te molestas tanto, son tus amigos.

-¡Eso no es cierto! Pueden ser los tuyos ¡¿Por qué debo yo estar ahí con ellos?! –alterado-

-¿Qué pasa contigo?...

Su voz fue apagándose antes de acabar la pregunta. La verdad cayó pesada sobre él.

Sintió un conocido ardor en sus ojos, llenándose de humedad.

-Tú no…los recuerdas… -susurró, pero el otro ya había pasado por su lado, empujándolo y saliendo de ahí-

-Déjame solo… -lo escuchó en algún lugar de la habitación detrás de él, parecía muy lejano-

Continuó parado en el umbral. Sin pensar, solo ahí parado procesando y asumiendo…Simplemente, decidió dejarlo solo un momento. Él también deseaba estarlo. Caminó fuera de ahí mientras su cabeza era un caos y escuchaba los susurros apagados de sus compañeros, discutiendo en la sala.

-Les dije que sería mala idea…

-No entiendo qué pasó…

-Esperen, quizás no es nada tan grave.

-¿Deberíamos ir?

-¿Estás loco? Por algo Ruki se fue.

-No nos quiere aquí…pero…

-Oigan –esta vez era la voz grave del bajista que se hacía presente y todos se volvían hacía él, con miles de preguntas que, al verlo, no se atrevieron a formular- Váyanse…

Kai caminó hacia él, con una expresión igual de atónita.

-Reita, discúlpanos… yo… nosotros…no creímos que—

-Kai, lo sé…sólo váyanse ahora, prometo llamarlos luego…

-Al menos dinos si está bien –preguntó preocupado el guitarrista mayor-

Asintió con la cabeza e intentó inflingirles un poco de calma con una mirada forzada. Solo sintió una palmada en su hombro de alguno de ellos antes de que cerraran la puerta. Luego, estaba solo.

¿Por qué no se sentía más tranquilo con eso?

Parecía haber asumido algo. Se sintió morir al percatarse de que al aceptarlo, no se le otorgó la paz que necesitaba, simplemente se abrumaba de más temor. Sintió volverse frágil todo lo que antes creyó asegurado y eterno. Sintió la oscuridad muy pesada.

Ahora estaban ambos solos. Solos en la misma casa, y solos dentro de sus pensamientos.

Únicamente deseaba un momento de paz…Un momento igual que antes, casi se había olvidado de cómo era.

“Nadie dijo que sería fácil”

 


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