Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cotard Syndrome por Mad Alice

[Reviews - 84]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello *__* Aish, tanto tiempo, verdad? Bueno, como sabrán, la web andaba medio malita desde hace algún tiempo y nunca podía actualizar el fic por más que lo intentaba =.= me frustraba bastante ¬¬ muchas veces pensé que era mi pc el que andaba mal y que, si no actualizaba rápido, ustedes creerían que había abandonado la historia ;___; Ahora estoy emocionada XD

Terminé este cap hace más o menos dos semanas, por eso ya he avanzado más en los otros. A partir del próx se vienen grandes cambios en la historia... *suspenso*

Bueno XD Ojalá les guste :3

Las quiero! <3

Y critiquen!

-¿Dónde está? ¿Dónde estaba? –Pasó junto a su amigo sin prestarle más atención que para formular esas dos preguntas-

-En el auto…Estaba junto al edificio.

-¿Qué? –Volteó, y continuó su camino sin esperar aclaraciones-

Al acercarse pudo ver al menor acurrucado en el asiento del copiloto, a través del parabrisas. Abrió la puerta súbitamente, asustándolo.

-¿Qué tenías en la cabeza? –su intención de no sonar demasiado brusco fue un fracaso. Su voz denotaba el estrés de todo el día-

-No me hables así…

-No, tú no me hables así a mí. Responde –el otro no le había dirigido siquiera la mirada- Y mírame.

-No te quería cerca.

-… -suspiró, soltando así bastante tensión de golpe. Cuánto le dolió oírlo- Ya veo…

Cerró la puerta. Se sentó en el capo del auto y llamó a su amigo con la mirada.

-¿Estaba aquí?...

-Sí.

-Pero…no entraba al edificio…

-No –hizo una pausa- Cuando lo encontré, decía que no sabía dónde estaba, que no sabía dónde estaba…Repetía eso.

-Pero… ¿Cómo no sabía donde estaba? Si conoce todos estos lugares. Es lógico, vive aquí…

-No lo sé…Mira, si no nos conoce ni siquiera a nosotros, ¿cómo esperas que sepa dónde está?

El castaño sonaba hiriente. Estaba enojado, lo conocía, y quería una explicación. Seguramente se la exigiría.

-Reita, ¿Por qué Ruki no quería verte?  

-Es una larga historia…

-Tengo tiempo.

Cómo lo conocía…

-Encontró…algo.

-¿Algo?

-Una receta… -pasó una mano por su cabello, buscado una explicación- Una receta que el médico me dio de…calmantes, medicamentos y…otras…

-Otras drogas.

-No lo digas así…

-Pero así es, Reita. Las cosas como son, ¿no? No hagas la realidad más suave. Tú crees que alguna vez vas a necesitar drogarlo para controlarlo.

-No, escucha, yo jamás haría—

-Sí, sí lo harías. Porque conservaste esa receta y la mantenías escondida, de él y de nosotros tres. ¡Si ni siquiera nos dices lo que le pasa! Nosotros-- -bajó la voz, observando de reojo por si el menor los estaba escuchando- Nosotros nos preocupamos por él…deja de esconderlo y recluirlo. ¿Cómo puedes esperar que mejore si no le permites una vida normal?

Sonrió de soslayo.

-Sería más fácil si él creyera que tiene una vida…

Ninguna palabra volvió a salir de los labios del guitarrista. Conversación acabada. Sólo quería llevarse al vocalista al departamento y, en lo posible, hacerlo comer algo. Que ese día de mierda quedara atrás de una sola vez. Sin delicadeza, abrió la puerta, asustándolo de nuevo.

-Vamos.

-No quiero ir contigo.

-Hazme las cosas un poco más fáciles… -se dispuso a cargarlo- Espera… ¿Qué…qué te pasó? –Se sintió un idiota por no darse cuenta antes de la herida en su pierna- ¿Caíste? –Sin recibir respuesta- ¿Ruki?

Lo cargó con más cuidado. Estaba helado y sus delgadas prendas parecían sucias. Probablemente enfermaría… Y no podía permitir eso, no podía llevarlo a ningún centro médico, sabía que eso sólo le haría peor.

-Gracias, Uruha… -ya fuera del auto. A pesar de todo, el guitarrista merecía un agradecimiento-

El castaño solo asintió, manteniéndose alejado hasta que los otros dos ingresaran a salvo a la gran estructura. 

 

Lo cargó durante todo el trayecto, a pesar de sus constantes negativas. A veces su voz se apagaba y paraba de negar, simplemente dejándose cargar, apoyando la cabeza en su pecho. Y él o observaba, sabiendo cómo ese acto le avergonzaba, en el fondo, y le hacía sentirse aún más débil y nimio. Conocía ese orgullo y cómo le costaba apartarlo... Ambos se sentían así, avergonzados y agotados. Sin decirlo. Pero no podía negarlo más…estaba exhausto. El menor lo cansaba, y ese único pensamiento le hacía sentir lo suficientemente culpable como para sacar fuerzas de cualquier lugar, sólo para seguir a su lado, escondiendo su agotamiento. Cargándolo. No podía formularlo con palabras, no podía regañarlo otra vez, se creía incapaz incluso de alzarle la voz nuevamente.

Cansados o no, era él quien debía vivir por ambos.

Aunque cada vez menos, continuaba manteniendo algo de esperanza en que todo eso acabaría. Sin embargo, a esas alturas, y en esas circunstancias, aquello parecía un simple pensamiento utópico.

Como pudo abrió la puerta, tratando de que el más bajo no apoyara por mucho tiempo su pierna herida en el suelo. De nuevo lo tomó en brazos hasta dejarlo sentado en la cama mientras buscaba algo para curarlo. En silencio.

Volvió con el pequeño botiquín y, siendo extremadamente cuidadoso, lo despojó de sus pantalones, para no rozar la herida. Se asustó al ver lo mal que lucía.

-¿Cómo te hiciste esto? –comenzando a limpiarla. El estrés no le dejaba hacerlo muy delicadamente, mas no le provocaba al otro ningún dolor aparente. Alzó la mirada a la suya, su expresión era neutral- Te hice una pregunta, Ruki… ¿Cómo pasó?

-No sé de qué hablas -habló con un hilo de voz-

Escrutó su mirada un momento. No lo observaba a él, no miraba tampoco lo que hacía, ni parecía haberlo notado siquiera.

-¿No te duele?...

-¿Qué debería dolerme?

-No lo… ¿No lo ves? –algo descolocado, mientras los labios del otro se curvaban en una sonrisa irónica y amarga-

-No me obligues a observarme…No puedo soportarlo, es repugnante… -tuvo que esforzarse para oírlo; su voz no salía más que como un susurro apagado al hablar de esa manera sobre si mismo-

En silencio, procuró terminar su labor. El menor podía no verlo, pero la gravedad de la herida era evidente. Por suerte la había controlado y vendado bien, mientras el otro parecía de piedra. Inerte, salvo por sus pupilas húmedas y su constante pestañeo, junto a su respiración mecánica.

Se debatió consigo mismo sobre qué sería lo mejor en ese momento. Hablarle directamente, intentar salvarlo por sus propios medios, o simplemente dejar que continuara…

Pensaba en eso hasta que fue interrumpido por una voz un poco más emocional que la anterior.

-Quiero irme… -su mirada se mantenía fija-

Se sentó junto a él.

-¿Tú solo?... –le sonrió tiernamente-

-Yo solo…

-¿Y por qué?

-Porque tú estás vivo, y yo no.

Cortante, decidido, como siempre. Sin embargo, todas las demás cualidades que amaba, habían desaparecido. Ya no era él.

-Ruki… debes darte cuenta de tu error.

-Hoy lo hice… Qué gran error quedarme contigo si tú no comprendes nada. Estás ciego igual que todos…E igual que todos, no puedes ayudarme.

Lo observó levantarse, cojeando de forma inconciente, aunque sin evidenciar incomodidad.

-Te he ayudado durante todo este tiempo…Antes, ¿recuerdas? Era siempre yo quien te ayudaba, ¿Por qué no podría hacerlo ahora? Sólo tienes que permitírmelo…no escapar de mí…

-No compares, Reita. Ya no es “antes”…ahora es distinto…-miró al suelo- Infinitamente distinto.

Distinto…Sonrió. Qué idiota parecía todo eso. Una risa explosiva comenzaba a querer salir de su interior. Deseaba reírse de toda esa desgraciada comedia en la que el destino lo había encerrado junto a quien más amaba. Mas nunca habían estado más separados.

¿Cómo traer desde la muerte a quien no desea volver, a pesar de seguir vivo? ¿Cómo sacar de su cabeza toda esa aferrada locura de mierda?

De pronto, creyó posible estar inmerso en un coma. Que ninguno de los dos había despertado aún desde del accidente. O que era él quien continuaba inconciente y que de un momento a otro una luz lo cegaría y abriría los ojos nuevamente a la realidad, encontrándose con Ruki sano y salvo esperándolo, vivo de cuerpo y mente.

¡Todo eso debía ser una broma!

Comenzó a reír sin poder contenerse.

-¿Qué…?

-Ruki…tienes que oírte…Mierda, te reirías también… -el ardor en sus ojos se entremezclaba con sus carcajadas- “Distinto”… ¡”Distinto”! ¡¿Qué es distinto?! –lo tomó de los hombros- ¡Mírate! ¡Estás vivo! Tócate, tócame a mí…ambos estamos vivos ¿Por qué no puedes verlo? ¿Por qué es tan difícil?...-a la fuerza tomó la mano del menor y la colocó sobre su pecho, y luego sobre el suyo propio- ¿Lo ves? ¿Lo sientes?...Ruki, no puedes no sentir cómo ambos palpitan… ¡Mira cómo sangraste! ¡Cómo te heriste! ¿Cómo puedes estar muerto si sigues cálido… sigues respirando…si estás aquí parado frente a mí?

La escena debía ser realmente penosa. Su llanto y su risa lo hacían parecer un desquiciado.

-¿Qué tengo que hacer para que lo veas…? –Cayó de rodillas frente a él- Haz un esfuerzo… ¿No ves lo inútil que es todo esto? ¿No ves que no tiene ningún sentido? –Negaba con la cabeza- No tiene ningún sentido… Por favor, detén esta locura…ya no puedo más…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).