Capitulo IV: Con fuerza.
Los hermanos entraron a la clase con sus acostumbradas personalidades, a decir verdad ya nadie se molestaba por que uno fuera muy amable y el otro reservado, frio y a veces prepotente, todo era parte del atractivo que emanaban Hisoka y Hijiri.
Tomaron sus respectivos asientos, el más afectado por la clase que pronto daría inicio era Hisoka que para nada le agradaba el aura que el profesor despedía, no se había dado cuenta desde cuando comenzó a sentir los sentimientos de los otros, incluso podía percibir los deseos lujuriosos de muchos otros por ver al peliplateado, hasta que se confundían con sus sentimientos de temor provocando una especie de excitación enfermiza.
La puerta se abrió y entro el mayor cargado de libros, pero no iba solo un muchacho alto y delgado de hermosa cabellera negra tanteaba el camino con un monto de libros que bloqueaban su campo visual, Muraki dejo los suyos en la mesa y le quito los otros al menor, rozando en el proceso su bello y varonil rostro con un gesto de interés que no paso desapercibido por muchos, Hisoka sintió que la sangre le hervía, ese chico tenia lo mas seguro la edad de Daion…un segundo…¿Por qué pensaba en Daion? Apretó el puño al ver que el profesor con toda su sensualidad susurraba al oído del moreno haciendo que se sonroja ante la vista de todos, el castaño a su lado sujeto su brazo en un gesto que intentaba tranquilizar al rubio, pero nada funcionaba, Hisoka estaba molesto, no sabia por que pero en serio que lo ponía furioso, el era un adulto y el chico…era…un chico, un niño, quiso levantarse, se percato que sus pies no se movían, ninguna parte de su cuerpo le respondía, solo sus ojos de ese verde esmeralda hermoso podía moverse, miro primero al morenito y al peliplateado, la repulsión a ese ser le quemo las viseras, después desvió la vista a sus compañeros completamente idiotizados por la escena.
Una especie de polvo dorado volaba por el aula, adormilando los sentidos de las personas que allí se encontraban, en los ductos de ventilación se encontraba una especie de hada macabra, de cuerpo delgado demasiado delgado, de extremidades huesudas y alas membranosas y rotas en algunos sitios, Muraki sonrió complacido, si quería podía violarse al chico sin que nadie pudiera decir algo o detenerlo, ni el mismo muchacho sabia lo que pasaba en ese lugar. No contaba, o tal vez si que Hisoka pudiera moverse de repente, y lo encarara separando al adolescente de su garras.
-Vaya, que sorpresa.-Puso una de sus blancas manos en su barbilla dejando ver solo un poco de su ojo oculto.
-¡Es un profesor!-Grito consternado sacudiéndose el molesto polvo de encima, que en lugar de adormilarlo lo hacia estornudar.
-Eres mucho mas interesante de lo que creía…ni muerto dejas de fastidiar…-Algo se movió por detrás de la mesa, era un cuerpo alargado y blanco, Hisoka sintió miedo, por lo que salió del salón de la mano del moreno que aun no reaccionaba, noto que los pasillos no eran los mismos, algunos oscuros con las puertas abiertas y dentro un monto de seres informes de luchaban por salir del piso.
Daion, en su salón estaba distraído, hace poco un chico choco con el haciendo que el hueso que se había zafado, volviera a su lugar, al menos en eso ese muchacho lo ayudaba, pero ahora resultaba que había salido y no regresaba, sintió una especie de risita proveniente de los ductos de ventilación, mirando con asombro una hada de cementerio esparciendo con gusto su polvo, se cubrió la nariz huyendo a un lugar abierto donde dicho elemento no inundara sus fosas nasales, el hecho de ser shinigami no lo hacía inmune a ese tipo de ataque, justo cuando salía, te topo con Hisoka.
-Hisoka-sempai detente.-alzo los brazos.
-¡Ya viene!-Aviso, la piel se le quemaba por debajo de las líneas rojas.
El moreno parecía aun mas asustado que el rubio, nunca fue de misión solo, al menos las veces anteriores Tatsumi, Watari o Tsuzuki lo habían acompañado, ahora era diferente, Hisoka no tenia sus habilidades al 100% y el apenas si podía con un sello, pero aun así, decidido, indico un lugar por donde huir, tal vez no podía igualar la fuerza de su sempai y menos la de su sensei, pero si en algo era bueno, era buscando los lados débiles y hace poco sintió un punto vulnerable en el conjuro. La salida era una ventana, Muraki se anticipo a su movimiento fortificando ese lado, dejado el punto ciego en un lugar muy distante del instituto.
-¿Adonde crees que vas?-Pregunto sensual.
Hisoka tuvo un arranque de valor, y se puso delante de los chicos abriendo los brazos, Daion no dejaba de buscar con la mirada una posible salida, empezó a sentir que Muraki bajaba la guardia debido a la gran cantidad de energía espiritual que utilizaba para abarcar mucho espacio.
-Sempai…entretenlo…-Pidió en voz baja, sus ojos rubí se paseaban desde el techo hasta el pequeño estanque del patio, de pronto sintió como el brazo que rodeaba su cuello afianzaba el agarre hasta casi asfixiarlo, con un ojo cerrado miro al moreno mas alto que el, despertarse del conjuro, era normal la debilidad luego de haber aspirado una gran cantidad de polvo de hada de cementerio.
-¿Qué sucede?-Esa voz candentemente varonil, dejo a Daion, volando completamente perdido en esas bellas orbes negras de ónix.
-¿Qué que pasa?-Estaba ido, absorto con ese rostro tan alegre que hasta creyó ver a Tsuzuki en el.
-¡Cuidado!-El aviso del rubio fue bien recibido a tiempo, el chico tomo a ambos del brazos y los empujo lejos, tomando en le proceso una vara de metal que estaba tirada en el suelo, clavándola en la cabeza del dragón blanco, Muraki, frunció el entrecejo, ese chico era una molestia.
-¿Qué rayos crees que haces? ¿Quién te crees, mocoso estúpido?-Estaba furioso y eso se reflejaba en sus ojos.
-Yo soy Chikara…-Se señalo con el pulgar desenterrando la vara del cuerpo inerte en el suelo.-…y no dejare que nadie lastime a uno de mis compañeros.
Daion, se sonrojo sonriendo en el pecho de Hisoka y este solo soltó una risita floja, eso era sin duda el sueño mas absurdo que había tenido.
Un dragón mas hiso su aparición desde el portal, Daion sintió miedo por Chikara, y continuo buscando una salida, percibió un portal muy grande en el estanque. Levantándose tomo al moreno mayor de la muñeca arrastrándolo al estanque ya que Hisoka muy obediente el mismo se encamino hacia ese lugar.
-Detenlos…-Dio la orden como si matar inocentes fuera su pasatiempo, pero Hisoka se volvió y extendió el brazo con la palma de la mano abierta, interponiendo al momento del impacto un campo de fuerza. Si era un sueño, pensó, hasta tenia poderes. Salto al estanque junto a los chicos y desapareció de ese lugar.
Al abrí los ojos se vio en la clase rodeado de sus embobados compañeros y hermano, el hada de cementerio regreso a una caja debajo del escritorio, sacándole la lengua violácea, ignorando esa criatura supo que todo había sido un sueño y que se había quedado dormido en plena clase de biología.
Muraki cerró el libro con fuerza despertando a todos, sonrió normal y salió, no tenía pensado dejar que un grupo de mocosos le ganaran, mataría de nuevo a Hisoka, acabaría en el proceso con ese otro molesto shinigami que se decía compañero de Tsuzuki y protector de Hisoka y tendría un lindo moreno para divertirse mientras los otros sufrían. Su plan simplemente era perfecto y no escatimaría en victimas, eran solo peones sacrificables todos esos otros estudiantes.