¿Por qué yo? Siempre me lo preguntaba…mucha gente dice que existe el destino, el “por algo pasan las cosas”, y que este es imposible cambiarlo. Yo no sabía si creer o no en el destino pero de algo estaba seguro, si en verdad existe, el mío era sin duda ser infeliz para toda la vida…
Sé que ya han pasado años, pero simplemente ya no puedo ser otra persona, no puedo de un día para otro olvidar todo y ser otra persona, alguien que no soy yo y solo para ser alguien “normal” como la gente dice, no puedo ser como ellos esperan que yo sea porque así es mi forma de ser y ya no puedo cambiar; así que con el paso del tiempo me he acostumbrado a aislarme de los demás, a ser el introvertido, el antisocial, a guardarme mis comentarios y mis sufrimientos solo para mí, y todo lo que la demás gente quiera decir, no me importaba mucho, pero a veces me hubiera gustado tener aunque sea un verdadero amigo con el que pudiera platicar de cualquier cosa, con quien pudiera salir de vez en cuando, eso me hubiera encantado pero desde que pasó eso…había una especie de barrera invisible que me impedía acercarme a las personas y tratar de socializar un poco.
Ya habían pasado tres meses desde que estaba en la preparatoria y cada quien ya tenía a su grupo de amigos, y yo, yo era el solitario. Casi no le hablaba a nadie y si les hablaba era por cosas de la escuela y nada más, a veces me pegaba a algún grupo pero me ignoran y nunca nadie me invitaba a salir a algún lado, a unirme en su plática o algo, cualquier cosa, algunas personas trataban de platicar conmigo, pero a los pocos minutos se les acababa el tema de conversación y se iban, me dejaban solo…yo quería seguir platicando pero ya no sabía que más decir, mi vida les parecía tan cualquiera y común que no les era interesante, además de que les hablaba de una forma cortante o me ponía a la defensiva; aunque, yo no fui así siempre, cuando era niño fui muy feliz, alegre y tenía muchos amigos, todo era muy diferente, pero... aquél incidente lo había tratado de hundir en lo más profundo de mis pensamientos, que había tratado de olvidar y seguir adelante, sólo que era muy difícil, más bien, imposible…
Estábamos en la clase de Redacción, como siempre, me senté hasta la última fila para no llamar mucho la atención y que la profesora no me hiciera pasar al pizarrón. También por lo general me gusta usar ropa oscura, no muy llamativa, y trataba de evitar mirar a los ojos a las personas, no podía, en cuanto las miraba a los ojos, me sentía acorralado e incómodo.
—Bien chicos, vamos a hacer una actividad…—dijo la profesora que tenía un tono de voz muy bajo, como el mío, pero hablaba de una forma sumamente aburrida que te hacía dormir.
—Disculpe… ¿puedo pasar? —volteé hacia la puerta y ahí estaba mi compañero Jared, él era un poco mayor que todos los del grupo, y siempre llegaba tarde a clases, nunca había entablado conversación con él pero se veía una persona muy interesante, además de que varias chicas del salón andaban detrás de él.
—Sí, puedes pasar—le respondió la maestra—.Bueno, les explico la actividad, por parejas leen la lectura de la página cincuenta y tres, y hacen un comentario crítico para entregar la siguiente clase.
Y así todos se empezaron a juntarse por parejas, y a mi me dejaron otra vez excluido, “bueno creo que tendré que hacerlo yo solo” pensé, pero en eso se acercó a mí Jared, se sentó en la silla que estaba a mi lado.
—¿Puedo trabajar contigo? —me preguntó.
—Sí…
—¿Traes el libro?, porque yo no.
—Sí claro—le dije mientras acercaba el libro a su lugar. Estábamos leyendo, a veces el sacaba su celular para responder mensajes supongo yo o para cualquier otra cosa, yo a veces dejaba de leer para observarlo detenidamente, el sí era alguien guapo a comparación mía, yo, siempre llevaba mi cabello castaño con fleco para tratar de esconder mi rostro, y mis ojos cafés, que no transmitían otra cosa más que tristeza. No me había dado cuenta de que Jared tenía los ojos verdes, en un tono oscuro, pero de un verde hermoso, su pelo negro lacio y algo largo y piel blanca, con razón casi todas las chicas estaban tras él, aunque él no les hacía mucho caso, de hecho casi no se juntaba con los del salón, claro, no se aislaba como yo, pero como que no era muy sociable, casi siempre lo veía en unas bancas con otro grupo de personas de otros grupos.
—Oye…—me dijo de repente Jared.
—¿Qué?
—Supongo que te molestará cuando te lo preguntan, pero… ¿por qué eres tan callado? —me quedé un momento en silencio, porque en efecto me molestaba que me hicieran esa pregunta, lo primero que pasaba en ese momento era “pues así soy y ya” pero no lo dije.
—Pues…
—Es que siempre veo que te sientas hasta atrás y no le hablas a nadie, es más, yo nunca había hablado contigo desde que entramos a clases—me volteó a ver a los ojos pero yo sólo le pude mantener la mirada unos segundos, después la bajé y fingí leer.
—Ya terminó la clase y no hicimos el comentario ese.
—Si quieres lo hago yo—le dije.
—No, se supone que es en parejas, no quiero tu solo lo hagas, mejor nos quedamos de ver terminando las clases ¿no?
—Sí, si quieres
—Bueno, yo no voy a entrar a la siguiente clase, así que te veo a la una en la biblioteca.
—Sí—tomó sus cosas y se fue. Me sentí algo alegre pues al menos ese día tendría con quien platicar.
Terminando las clases fui al lugar acordado, cuando llegué el ya estaba ahí. Nos dirigimos a un lugar cerca de las canchas para poder terminar el trabajo que no nos llevó mucho tiempo, cuando terminamos, el empezó a fumar y yo le pedí un cigarro, eso le sorprendió algo, pues pensaba que era más reservado.
Comenzamos a platicar de otras cosas, de nuestros intereses y de lo que pensábamos, claro que, él hablaba la mayor parte del tiempo, pero era agradable escucharlo, decía cosas muy maduras e interesantes, y así se nos fue casi dos horas hablando.
—Sabes Ricardo, me caíste muy bien, eres muy interesante, deberíamos de hablar más seguido.
—¿En serio? —le pregunté dudando un poco, hace mucho tiempo que alguien no me decía que le era interesante.
—Claro, yo pensé que eras alguien aburrido porque casi no le hablas a nadie, pero creo que eres de esas personas que les cuesta agarrar la confianza.
—Pues sí, algo…
—No sé porque eres tan callado, pero al menos hoy te hice hablar—me decía mientras me sonreía y se levantaba —.Bueno ya me voy, te veo mañana.
—Sí, adiós.
Me puse algo contento, no sé por qué pero algo me decía que pronto tendría un amigo, o al menos, ya no estaría tan aislado, pero me dio un poco de miedo la idea de pensar en eso…