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VACIO DE UNA NOCHE BLANCA por sleeping god

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Notas del capitulo:

Agradezco a los que hayan leido y dado una oportunidad al fic.

Bajo esa luna, que nunca cambia, vuelvo a repasar mi mente para llegar nuevamente a la misma respuesta…todo fue nada, mi nada siempre fue innecesaria, innecesario siempre fue y será todo.

Al menos hasta que ese todo se volvió un nada literal, y esa luna que nunca cambia se volvió extraña y por lo tanto…hermosa.

 

-¿do…don…?- confundido, lastimado y cansado, no puede terminar su pregunta, a penas si puede sentarse en la cama y mirar esa habitación extraña. Mira en derredor con sus enormes ojos verdes…no hay nadie, sólo el, esa cama con suaves sabanas de seda blanca, las paredes amplías sin retratos, dos ventanas sin cortinas, monótonas y de color perla…hay algo más, a su lado, una pequeña mesa cafetera con una charola de plata sosteniendo una tetera y una taza adornada con figuras de ramas de color dorado, muy elegante. Sin motivo el olor a té verde se le hizo irresistible, sin pensarlo mucho tomó la taza y cuando estuvo a punto de servirse de la tetera, oyó como se corría la puerta corrediza, fue tanto el impacto que soltó la taza dejando que se destruyera en el piso. (No era mía) fue su primer pensamiento y el segundo fue ver quien invadía sus aposentos sin pedir permiso de pasar (aunque no es mi habitación) pero si se encontraba ahí debía tener un buen motivo, y por lo tanto, algún poder. Se puso en guardia, endureciendo su mirada y cerrando con la fuerza que le quedaban sus puños, pero sin dejar de inspeccionar al intruso. Caminaba altivo y recto, casi flotando, sus ropas ondeando a su paso al igual que su cabellera increíblemente negra y arreglada; un escalofrió subió por su espalda mientras subió su vista a los ojos oscuros y se concentraba en la dureza tan más apacible de ese hombre vestido de negro y blanco. Al notarlo tan cerca su reflejo fue hacerse para atrás y esperó el ataque del otro, más nada, recibió una pregunta mientras recogía el cristal quebrado. (¿Quién es…? Se supone que espero a alguien… ¿qué?). Para pronto desechó esa idea sin fundamento.

-¿Cómo te sientes?- lo observó confundido, cosa que el capitán del sexto escuadrón notó, terminó de levantar el ultimo trozo de la taza y los puso sobre la bandeja mientras se erguía y cambiaba el tema- necesitaré que me acompañes para hacerte algunas pregun….- su tono no le gustaba, autoritario, de total desprecio a su persona. (No voy a tolerarlo de una persona cuyo nombre ni siquiera conozco).

-¿Quién demonios es usted?- a pesar de que se percató que su interrupción le fue molesta le contestaron con calma.

-soy el capitán de sexto escuadrón y cabeza de mi familia, Kuchiki Byakuya- ya tenía su nombre, rango y al parecer su posición, un noble. Más de repente eso le hizo comprender algo cuyo pánico no pudo ocultar.

-…¿Quién….qui…?- le temblaba la voz y sintió un sudor frio recorrerlo desde las puntas de los pies a la nuca. (Mi nombre… ¿cuál es mi nombre?).

-¿te encuentras bi…?

-¡¿Cuál es mi nombre?!- no pudo controlarse, debía gritarlo, no recordaba nada de su vida, familia, hogar, amigos, lugares, trabajo, nada, en su mente sólo encontraba su instinto e inteligencia, lo básico, como una computadora recién comprada que no tiene nada que la distinga de las demás.

-¿no puedes recordarlo?- sintió aun más el pánico cundir con esa pregunta que le remarcaba lo que recién había descubierto- tranquilízate-(¿tranquilizarme? ¿Cómo?). No podía recordar nada. Sus manos comenzaron a temblarle…..pero por algún motivo no sentía que hubiera perdido gran cosa. De repente, algo  lo apaciguó, una cálida sensación en sus nerviosas manos, bajó la mirada y vio como ese hombre estaba sentado a su lado envolviendo con sus grandes manos las suyas- tranquilízate…- esta vez lo hizo y lo dejó hablar- …dime ¿Qué recuerdas?- claro, eso era lo básico para saber que ha olvidado uno, su ultimo recuerdo.  (Yo lo sé, pero perdí los estribos por un momento). Su ultimo recuerdo…..no había imágenes, sólo frio y oscuridad, nada, no es que no encontrara un recuerdo, pero lo sentía vacio, sin significado….sin embargo se encontraba algo diferente, calor, en su mano, en su espalda, en sus piernas, en su rostro…y en su boca, (¿en mi boca?).

- no logro recordar nada- después de todo esas eran sensaciones no recuerdos.

-eso es extraño ¿sabes cuanto llevas en mi casa? O…

-no, no recuerdo ni como llegué aquí- (¿Por qué estoy en su casa? ¿Podría ser que seamos algo?)- ¿usted me conoce?

- en realidad no- esa respuesta no le gustó, sin verdaderas razones en realidad, simplemente creía que si por la forma tan seguro en que sostenía sus manos y… (porque me siento tranquilo a su lado…¿Qué idiota pensamiento es este si no lo conozco?)

- ¿entonces por qué estoy en su casa?

- te encontré moribundo y decidí traerte. Llevas cuatro días desde entonces durmiendo- tanto tiempo dormitando se le hizo extraordinario, pero aun más lo que hizo a continuación su presentador- ¿no sabes como nos conocimos?- con la pregunta tomaron su rostro y después pasearon el dedo índice de la mano derecha por su labio. (Inaceptable, nadie puede tratarme de esta manera), y tal cual lo dijo golpeó su mano para que dejaran de tocarlo.

- no, no se como le conocí, fue por eso que pregunte si nos conocíamos. Así que si sabe algo de mí, le pido que me lo haga saber.

-disculpa- nuevamente quedó confundido, esperaba otro ataque de ese tipo pero no una disculpa-…me he propasado contigo después de la terrible impresión que te has llevado. Se relativamente poco de ti. Lo mejor por ahora es que descanses, les pediré a mi psicólogo que venga a verte de inmediato y a una sirvienta que te traiga un té caliente. Si necesitas algo sólo debes mandar llamar por mí- al término de su explicación se puso en pie y salió de la habitación dejando sorprendido y extrañado al pálido chico. (Supo como lidiar con una grave falta como es rosar los labios de otro hombre sin hacer que yo me sintiera aun más insultado. Ese Kuchiki Byakuya…es interesante).

 

Se estaba volviendo molesto ese psicólogo, el ya sabía y había repasado todo lo que le decía y preguntaba, todo, aunque el resultado era el mismo, nada.

(Quiero ver a Byakuya)…se lo pensó un momento antes de pedirle a aquel hombre que callara y mandara a traer al dueño de la casa, porque después de todo, esa oración contenía un “quiero” y una persona. Que no tuviera recuerdos no quería decir que necesitara del apoyo de alguien, sin embargo, lo hizo.

-puede callarse y traer a Byakuya- la reacción inmediata fue de disgusto, pero ordenes anteriores le obligaron a cumplir.

-enseguida. Permítame.

 

Mientras aparecía su anfitrión se dedicó a revisar su cuerpo, lo recordaba perfectamente, era pálido, bajo, ojos verdes, una tipo mascara en la cabeza, un hueco en su garganta. El recordaba que tenía un buen motivo para ser diferente (¿pero cuál era?).

-¿te sientes mejor?- esta vez logró ocultar el sobresalto.

-me siento…- la realidad es que se sentía igual que desde que despertó, lastimado, cansado y con su reiatsu bajo-…igual ¿Qué fue lo que estaba haciendo para terminar de esta manera?

-supongo que tuviste una pelea, no lo sé. No estuve ahí. Yo sólo te vi en le suelo y te recogí.

-¿por qué?- notó de inmediato que eso llamó la atención del otro.

-ciertamente no recuerdas nada. Tú me pediste ayuda- (¿yo? ¿Pidiendo ayuda?).

-¿Qué sucedió?- esta vez se pusieron más cómodos, cuadrando su cuerpo a un lado y colocando su brazo rodeando su cintura, pero sin tocarlo, por lo cual no se molestó.

- te encontrabas severamente herido, derrotado, en un charco de sangre. Debo admitir que a un inicio no pensaba ayudarte, pero… parecía ser tu ultimo deseo, así que me acerqué y tomé tu mano que estabas elevando hacia el cielo y…abriste tus ojos para mirarme y decir “por favor, ayúdame”. Eso es lo que pasó.

-momento, hay un lapso entre que me encuentras y el que me traigas a tu casa, y si tu aseguras que he estado durmiendo todo este tiempo, significa que esas sensaciones son de nuestro encuentro- por fin, tomando reacción de sus palabras, se da cuenta que le a confesado haber sentido algo, y que por pura lógica, piensa que es su ultimo recuerdo y que por tanto, es relacionado con Byakuya.

-¿Qué sensaciones?- ya era muy tarde para fingir que no había dicho nada o que no era a lo que se refería, sin más, se lo dijo.

-pues…tengo la sensación de haber estado en un lugar muy frio y después…una calidez…

-¿calidez? ¿En que parte de tu cuerpo?-(¿eso importa?),  al no saber la respuesta, continuó.

-en mi espalda, luego en mis piernas, en mi rostro, más exacto, mi mejilla y en mi…-(¿debo decirlo?),  era bochornoso, pero no se le ocurría que fuera posible que alguien lo hubiera besado en ese momento-…mi boca.

-¿y no sabes de donde vienen esas sensaciones?

-no, es por eso que le pregunto.

-¿Qué tipo de calor?

-…en realidad no me había puesto a pensar en eso. A juzgar porque sentí calor en mi boca es posible que sea de haber bebido algo caliente, pero…el té estaba caliente y no se parecen en lo absoluto.

-¿calor corporal?

-…tampoco había pensado en eso.

-yo te cargué por lo cual es posible que sea lo que recuerdas.

-quizá…- por un momento se le ocurrió pedirle una demostración pero su orgullo le impedía ser cargado. Sin embargo, como si sus pensamientos hubieran sido leídos, el shinigami lo alzó en sus brazos haciendo que colocara su cabeza en su pecho y, que por un momento, escuchara su corazón latiendo-…¿Qué haces?-(¿y yo también que hago? Ese sonido…fue hermoso).

-¿es esto lo que sentiste?- había escuchado la pregunta pero se sentía incapaz de responder, ese calor que apreciaba donde su cuerpo y el del otro se unían era el mismo que recordaba. (Pero…¿y el de mi boca?). Sintió que su corazón palpitaba sin control y de repente su rostro se tiño de carmín. Después de unos instantes, que le parecieron una eternidad, respondió.

- si…es lo mismo- Kuchiki lo miraba complacido y cuando parecía que iba a bajarlo lo tomaron  firmemente de tal manera que su cara diera con la suya.

-¿y el de tu boca? ¿Se parecía…- al son en que hablaba acercaba sus labios cada vez más a los suyos, que al no poder dar crédito a lo que sucedía, no hizo ningún movimiento, únicamente, por puro instinto, cerró los ojos y emitió un quejido-…a esto?- repentinamente, colocaron su calurosa mano contra sus labios, sacándolo  de su meditación- ¿se parece o no?- quitando la mano y entrando en sentido le respondió molesto.

-no, no es lo mismo. Bájame ahora mismo, por favor.

-si- lo depositaron en el piso y lo miraban con un cierto humor burlón, pues aun permanecía sonrojado. (¿En que estaba pensando? ¿Que me había besado? Y para hacerlo peor, si me hubiera hecho eso no me habría defendido ¡idiota! ¡Idiota!)- ¿quieres salir a tomar un poco de aire?- después de aquel desprecio hacia si mismo que le había provocado estaba convencido que su respuesta sería negativa aunque deseaba conocer en que entorno se encontraba por lo cual aceptó.

-si, me gustaría.

Lo siguió por los largos pasillos de la mansión, no podía evitar verse impresionado y a la vez asqueado. (¿Para qué quieren tanto espacio y cosas?).

Finalmente salieron a un gran patio muy al estilo oriental, pero lo que de inmediato captó su atención fueron los arboles de cerezo que estaban en su apogeo.

-¡in…increíble ¡increíble, Byakuya, es muy lindo su jardín!- lastimeramente se dio cuenta que mostró su emoción de forma abierta. (Pero… ¿Por qué no debo hacerlo?)- disculpa, creo que…

-¿Byakuya?- y nuevamente, muy tarde, advirtió que lo llamó por su nombre de pila.

-eh…eso, perdo…

-eres la segunda persona que me llama de inmediato por mi nombre.

-mis disculpas.

-pero contigo no me molesta, está bien. Dime Byakuya- algo confundido, como ya parecía hacerse costumbre, hizo caso a lo que le pidió y lo remarcó.

- está bien, Byakuya. Tú me podrías decir por mi nombre si lo recordara.

-¿que te parece si te pongo uno?

- no lo sé. Depende de si me parece apropiado.

-…mmm…..uru..

-¿perdón?- Byakuya movió la cabeza señalando que no era nada, pero no le pasó desapercibido aquella rara palabra, por lo insistió- ¿Qué dijiste?

- dije…Uruki- (Uruki ¿no recuerdo que signifique algo?).

-¿Qué es?

-…es una estrella en los puntos cardinales.

-¿Uruki? ¿Por qué me pusiste como una estrella?- (¿pusiste? Significa que acepto su bautizo y ¿Qué me interesa saber si el me cree una estrella?). Volviendo a odiarse por pensar de una manera  tan irracional, esperó la contestación, que según él no le importaba.

- en realidad, no lo sé. Debe ser por que tengo en la cabeza otra cosa.

-¿que?- continúo solicitando.

- A veces, nuestros sueños caen al suelo como pedacitos de estrellas que poco a poco se apagan. Nuestro corazón  llora en silencio y cuando las lagrimas caen, hielan todo el cuerpo y el corazón de tanto amar se convierte en hielo, para no sufrir más, para ya no llorar, pero si miras al cielo te darás cuenta que quedan millones de estrellas y cada una es un sueño por cumplir y la fuerza en tu interior  derretirá el hielo en tu corazón. Sólo nunca dejes de creer. Por que el amor y  los sueños son la única fuerza hacia la eternidad… disculpa. Me gusta la poesía- el poema recitado de manera perfecta hizo que el ahora nombrado Uruki se estremeciera y sintiera dos sentimientos contradictorios, por una parte sintió una conexión y un sentimiento punzante en su corazón y por otro lado, una tristeza muy propia y escondida que lo hería. Al no saber como reaccionar, dijo lo primero que se le vino a la mente.

-me gusta.

-¿el poema?

-si…no, bueno si. Quería decir, el nombre, me gusta.

-que bueno, Uruki-chan.

-¿Uruki-chan? En eso no quedamos- más la forma calma en que tomaba sus reclamos lo ínsito a desistir.

-comamos algo- por un momento pensó en declinar la oferta pero después vio que lo tenía planeado desde antes. En el suelo del pasillo con la vista al jardín esta preparada una merienda de mochis y té verde bajo la sombra de un cerezo, sobre un mantel color vino de valiosa seda.

 

La comida fue placentera y en especial la platica con el señor de la casa, era inteligente y sabía muy bien el manejo de la palabra, tanto que después de un tiempo dejó de enojarle su sufijo “chan”. Tenía muchos temas de los cuales creería que todos respondería preguntando por qué era esa palabra o un “¿eso con que se come?” pero él era distinto, se había pasado tan ameno el tiempo que no se fijó en que momento la noche los envolvió y de no ser por el cansancio que aun resentía se hubiera quedado a seguir conversando.

-descansa. Si lo deseas mañana puedo enseñarte el resto de la casa y algunos de mis libros.

-si, te lo agradezco- mientras se acomodaba en las sabanas, preguntó una duda que acababa de surgirle-…este, me gustaría saber… ¿Cómo te voy a pagar todo esto?- después de todo era un invitado, un desconocido y, según su punto de vista, una molestia.

-de eso no te preocupes- su voz sonó tranquilizadora, tanto, que no siguió pensando en ello y se entregó a los brazos del sueño.

 

- si, pero…me haría muy feliz que me lo cambiaras.

- ¿por…por qué…quieres hacer eso?

Ya se, no es por mi…más ya no pierdo nada.

Entrégate, se un perfecto imbécil.

 

Aun no era la media noche, el clima estaba fresco, el aire entraba por los orificios de las ventanas emitiendo un leve silbido, cuando Uruki despertó cubierto en sudor, totalmente aterrado, desolado, manteniendo en su cabeza esas palabras y…(esos horribles e hipnotizantes ojos azules que me miraban…pero nunca a mi….¿que significa? ¿y… por qué me siento tan solo?). Bajó sus pies y se permitió avanzar en la oscuridad dando gracias a su buena vista. Al llegar a los pasillo logró ver a través de una ventana el oscuro cielo haciéndole sentir aun más su soledad, apartó la vista y continuó caminando hasta ver la luz de una vela en una habitación. Continúo hacia ella, rogando que fuera Byakuya, él que al parecer trabajaba hasta tarde, pues durante la merienda le comentó que tenía montañas de papeles que rellenar. Para su suerte, así era, sentado en el piso escribiendo con un pincel, pero al sentir  alguien detrás volteó amenazante más al notar quien era suavizo sus fracciones.

-¿pasa algo? ¿Estás bien? ¿Que pasó?

-…yo…qui... quisiera…- no sabía si pedírselo o no, si lo hacía sería como un niño que cree que el coco saldrá de debajo de su cama para devorarlo, pues entendía que ese sueño no lo alcanzaría, sin embargo, si lo decía dormiría bien…(¿Por qué me siento seguro con él?).

-dime- se levantaron y lo agarraron de los hombros para que entrara en la habitación.

-…tuve una pesadilla…..o eso creo…

-¿quieres dormir conmigo? Sólo permíteme…- (¿dormir con él? Demasiado osado para mí). No obstante  su cuerpo lo traicionó y movió afirmativamente la cabeza. Alcanzando a no verse tan entrometido agregó.

-se… será suficiente con un momento en que esté en tu compañía, por lo cual ¿puedo estar contigo mientras trabajas? No te molestaré.

-claro, ya estoy por terminar- volvieron a tomar lugar frente a los papeles y la tinta para continuar mientras se sentaba un poco alejado y miraba la forma tan perfecta de cada letra que plasmaba.

Después de unas horas sentía los pies adormecidos y la vista cansada, además de que había comenzado a tiritar pues la temperatura había bajado. Luego de un tiempo sintió una manta cubriéndolo y despertando de su ensimismamiento vio el haori del capitán cubriendo su espalda y gran parte del resto de su cuerpo, debido a la diferencia de tamaños.

-..discul…

-no tiene por que disculparte. Tenías frio.

-si, la temperatura bajo bastante, debieron ser unos 10 grados aproximadamente.

-si, 12 grados- la sorpresas con ese sujeto no paraban, era impresionante en su perfección.

-será difícil que sólo con esto- haciendo referencia al haori- se me quite el frio.

-tienes razón. Ven- definitivamente no dejaba de sorprenderlo, no pensaba en que lo llamara para estar bajo su brazo a modo de abrazo.

-no…está bien.

-entre los dos estaremos mejor- no había manera de negar esa lógica. Con más vergüenza de la esperó tener se colocó bajo su axila y se permitió abrazar. Aunque jamás imaginó quedarse dormido.

Al igual que el almuerzo, fue de lo mejor ese sueño, ninguna pesadilla, olvidó esos ojos azules y el miedo a lo oscuridad pues esa oscuridad era tan pura que parecía blanca.

Notas finales:

Gracias por leer.


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