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VACIO DE UNA NOCHE BLANCA por sleeping god

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Tan solo estaba, ya la vida ni el aire bastaban. La risa acompañaba a cualquiera mientras a mi me ignoraba. Tengo que dar, incluso me sobra ¿Qué nadie necesita nada?

No temas ni procures nada, eres lo que me faltaba, una carga y una molestia, algo que mi mente sintiera y mi corazón reconociera.

Tú llena mi vacio y yo curo tu rechazo que algún incauto causo en el pasado.

 

En la mañana pidió una chica que fuera y dejara un té verde en la habitación del espada así como que quitara sus papeles y los llevara hasta su estudio.

Se dispuso a revisar el trabajo pendiente de días hasta que lo llamaron.

-Kuchiki-sama- era la trabajadora que había mandado, venía con lo pedido pero  además muy agitada- su invitado se ha movido- se sobresaltó y corrió a interrogarla.

-¿se ha despertado?- (pon fin me contestará ese traidor).

-no, sólo se ha movido.

-bien, que nadie entre. Iré yo de inmediato.

 

Caminó con enojo hasta el encuentro y abrió la puerta sin siquiera llamar. Lo vio tirar una taza. Debió asustarlo. Se negó el verlo a los ojos, por mucho que rogó ver repetidamente ese brillo.  Caminó orgulloso a juntar la porcelana rota.

-¿Cómo te sientes?- le extraño la forma en que se mostraba a la defensiva. (¿Si sabe que lo salvé por qué se comporta como si fuera a lastimarlo?). No le importó y terminó con el último trozo. Quería saber por qué le había dicho esas palabras tan esperanzadoramente crueles- necesitaré que me acompañes para hacerte algunas pregun….

-¿Quién demonios es usted?- fue grosero más era de esperarse que a final de cuentas preguntara el nombre del ser que lo besó y salvó.

-soy el capitán de sexto escuadrón y cabeza de mi familia, Kuchiki Byakuya- justo cuando terminó le pareció que temblaba, miró sus ojos, increíblemente expresivos, estaban llenos de miedo. Antes de preguntar algo lo interrumpió.

-… ¿Quién… qui…?- comenzó a preocuparle.

-¿te encuentras bi…?

-¡¿Cuál es mi nombre?!- le hizo dar un paso hacia atrás por la forma en que elevó la voz tan de pronto para después percatarse de lo que mencionó. (¿Lo olvidó? ¿Qué más olvidó?) . Fue un pensamiento rápido el que le hizo preguntarse ¿a quién más?

-¿no puedes recordarlo?- parecía aterrado por lo que no hizo, aun, su pregunta- tranquilízate- podía ser que se sintiera herido por una tonta razón pero el verle temblar las manos le hizo sentir cariño nuevamente. Le fue inevitable sujetarlas y sentirlas de manera exquisitas, suaves y cálidas- tranquilízate…- hizo su pregunta de una manera menos directa- …dime ¿Qué recuerdas?

- no logro recordar nada- bingo. Esa oración era su boleto de ingreso al cortejo de “su murciélago”.

-eso es extraño ¿sabes cuánto llevas en mi casa? O….- era una enorme tentación el saber si recordaba que lo había besado, sin embargo por el momento se guardaría la inquietud.

-no, no recuerdo ni como llegué aquí- en realidad eso respondía su duda, no recordaba eso que lo hacía tenerlo de rodillas ante él, ante su voluntad.

-¿usted me conoce?- (eso deseo. Dame tiempo y permiso y te juro que te conoceré mejor que tú mismo, más por ahora…)

- en realidad no.

- ¿entonces por qué estoy en su casa?- le gustó recordar ese momento, cuando se perdió en sus ojos, sintió que todavía se le secaba la garganta al pensar en esos ojos de jade. Quiso verlos de nuevo, y eso hizo. (Son incluso más bellos ahora, Ulquiorra).

Aun guardaría silencio y daría vueltas al asunto, sin mentirle, poco a poco le contaría lo que debía saber- te encontré moribundo y decidí traerte. Llevas 4 días desde entonces durmiendo- no había reclamo alguno por sostener sus manos, así como tampoco lo hubo en el momento que posó sus labios sobre los de él. Lo interpretó como un permiso que no podía ignorar. Acarició su rostro y a continuación con un dedo sintió su labio inferior. Una oleada de pasión lo recorrió, no quería que sólo su mano sintiera su boca, pero al parecer el arrancar tampoco quería sentir la mano, ni cualquier otra cosa, pues le había empujado enérgicamente el brazo.

- no, no sé cómo le conocí, fue por eso que pregunte si nos conocíamos. Así que si sabe algo de mí, le pido que me lo haga saber.

-disculpa- (eres serio, me parecías de esa forma desde un inicio) -…me he propasado contigo después de la terrible impresión que te has llevado. Se relativamente poco de ti. Lo mejor por ahora es que descanses, les pediré a mi psicólogo que venga a verte de inmediato y a una sirvienta que te traiga un té caliente. Si necesitas algo sólo debes mandar llamar por mí- salió con la misma calma que había ingresado.

Mientras caminaba al despacho del psicólogo se topó con una sirviente que ante el inclinó la cabeza.

-lleva otra taza y un té caliente a la habitación de mi invitado. Y no hables con él- tenía que empezar de 0 con Ulquiorra. Antes creía tener una ventaja pues ya había llegado a un enorme paso como fue besarlo, más ahora esa ventaja estaba oculta en sus memorias, como ese ser de cabello azul que se le había adelantado.

Entró, sin preguntar, al consultorio, el hombre apenas lo notó se puso de pie y bajó la cabeza en señal de sumisión.

-revisa a un invitado que está en la 4 habitación a la izquierda del estudio principal. No quiero que lo moleste en ningún sentido ¿quedó claro?

-por supuesto, Kuchiki-sama, de inmediato- se marchó dejando a Byakuya solo.

-¿Cómo te puedo conocer mejor?- se dijo mientras se sentó un momento en un sillón rojo vino del consultorio- ni siquiera debería saber tu nombre. Es una lástima, Ulquiorra, no sabes qué bello nombre te fue dado- lentamente se levantó. Resultaba que si era serio el que no supiera su nombre, no le gustaba tutear a la gente y supuso que mucho menos a ese muchacho.

Pasó a la primera biblioteca que encontró y entró. Llegó hasta el librero donde se hayan variados libros sobre el significado de los nombre. (Tengo que encontrar un nombre parecido y con un lindo significado). Le dio una hojeada sin leer realmente los nombres, ninguno parecía atraerlo, o no al menos como lo hacía “Ulquiorra Ciffer”. Decidió que lo haría en otro momento, por ahora buscaría algo más para conquistarlo.

Pasó a otro librero para tomar un libro con un listón en dorado como separador. Era de poemas, algo que debía admitir le era muy agradable leer.

Continuó hasta que en voz baja escuchó que lo llamaban, cerró el libro y lo devolvió a su lugar.

-¿Qué pasa?

-el joven desea verlo- (que pronto. Que gusto).

-voy enseguida. Preparen una merienda afuera bajo los cerezos- estaba a punto de marcharse hasta que la detuvo- que todo este perfecto- lo miraron con extrañes más hizo caso.

 

No había encontrado nada que le ayudara a cortejarlo, sin embargo, lo haría según la situación, de esa manera siempre le funcionaba.

Lo observó antes de pasar el marco de la puerta. (No eres bueno ocultando tus sentimientos. Estás confundido ¿verdad?).

-¿te sientes mejor?- preguntó al entrar a la habitación.

-me siento… igual- (bastante sincero)- ¿Qué fue lo que estaba haciendo para terminar de esta manera?-odiaba recordar el motivo de que terminara mal herido. No estuvo ahí, aunque le resultara imposible, además reconocía el culpable y no podía dañarlo.

-supongo que tuviste una pelea, no lo sé. No estuve ahí – remarcó para recordárselo- Yo sólo te vi en el suelo y te recogí.

-¿por qué?- la verdad era aun demasiada para que la dijera. (Sería muy fuerte que le respondiera, que sin más, me enamore de él).

-ciertamente no recuerdas nada. Tú me pediste ayuda.

-¿Qué sucedió?-se puso más cómodo al lado del muchacho, sin tocarlo, pero lo suficientemente cerca en caso de que llegara a delatar la realidad de porque lo había recogido y, si se daba la naturaleza, pudiera lanzársele encima.

- te encontrabas severamente herido, derrotado, en un charco de sangre. Debo admitir que a un inicio no pensaba ayudarte, pero… - (tus ojos contradijeron mi mente). Al final no lo dijo y puso otras palabras en su lugar-…parecía ser tu último deseo, así que me acerqué y tomé tu mano que estabas elevando hacia el cielo y…- la garganta siempre se le secaba al recibir su cerebro nuevamente tan perfecta imagen-…abriste tus ojos para mirarme y decir “por favor, ayúdame”. Eso es lo que pasó.

-momento, hay un lapso entre que me encuentras y el que me traigas a tu casa, y si tu aseguras que he estado durmiendo todo este tiempo, significa que esas sensaciones son de nuestro encuentro- (¿sensaciones?) hizo presencia la esperanza, esas sensaciones podían ser de su encuentro y, más importante, de la forma que en que selló su contrato de cuidarlo.

-¿Qué sensaciones?

-pues… tengo la sensación de haber estado en un lugar muy frio y después… una calidez… - supuso que el frio venía del suelo donde estuvo y la pérdida de sangre. La calidez la atribuyó a eso que, egoísta pero sinceramente, deseaba.

-¿calidez? ¿En qué parte de tu cuerpo?-lo último le pareció una pregunta precipitada, pero sería más rápido dar con la solución de esa manera.

-en mi espalda- lo había cargado- luego en mis piernas- para mantenerlo firme las sostuvo- en mi rostro- lo recargó en su pecho-más exacto, mi mejilla- así era, su mejilla derecha-y en mi…- (menciona tu boca, Ulquiorra. Dame un atisbo de que fue importante para ti) -…mi boca.

-¿y no sabes de donde vienen esas sensaciones?- preguntó antes de estar tan confiado como para volver a propasarse.

-no, es por eso que le pregunto- (demonios).

-¿Qué tipo de calor?- aun creía que podía hacerle recordar.

-…en realidad no me había puesto a pensar en eso. A juzgar porque sentí calor en mi boca es posible que sea de haber bebido algo caliente, pero… el té estaba caliente y no se parecen en lo absoluto.

-¿calor corporal?-continuó guiándolo.

-…tampoco había pensado en eso.

-yo te cargué por lo cual es posible que sea lo que recuerdas- notó que Ulquiorra dudaba que hubiera sido eso. Sabía que le molestaría, más aun así lo haría, era una buena oportunidad.

-quizá…- antes de que continuara lo levantó sin esfuerzo. (Sigues delgado. Te voy a alimentar mejor)-… ¿Qué haces?

-¿es esto lo que sentiste?- no le respondía. Tampoco le molestaba. Observó su rostro apenado que le hizo sentir hipnotizado, después cuando se sonrojó no sólo era eso, sino que se sentía torpe y capaz de algo que no creyó hacer nunca, violar a alguien.

- si… es lo mismo- (es lindísimo, eres como la estrella que esta luna blanca siempre mira y ruega por tener cerca). De acuerdo a sus pensamientos, lo acercó al punto de tenerlo a unos centímetros de su rostro.

-¿y el de tu boca? ¿Se parecía…- ya sentía la respiración en su boca pero paró al sentir como temblaba en sus brazos, escuchó un quejido leve y al ver en sus ojos verdes lo que interpretó como miedo, hasta que los cerró con fuerza-…a esto?- optó por no quedar en ridículo, y de esa forma sólo puso su mano en la boca del otro y concluyó la oración. No recibió respuesta sino que le aventaron la mano cuando preguntó otra vez- ¿se parece o no?

-no, no es lo mismo. Bájame ahora mismo, por favor.

-si- le depositó con calma. Fue divertido ver como parecía insultarse mentalmente, (aunque puede que se enoje por esto y terminemos empezando mal) -¿quieres salir a tomar un poco de aire?- eso calmaría las cosas y le serviría de transporte para la merienda.

-si, me gustaría.

 

Lo condujo por el pasillo más largo al jardín, tenía que impresionarlo, aunque fuera con el dinero que poseía y denotaba en su hogar. (Quizá te gusten los poemas… quizá eso me funcione. Pero quizá no eres nada meloso….a lo mejor te gusta más “igualada” una relación… estoy nervioso, no es imposible. Mejor me calmo). No resultó tan fácil, para su suerte no lo demostró en todo el trayecto al jardín.

-in…increíble ¡increíble, Byakuya, es muy lindo su jardín!- le pareció encantador verlo emocionado. (Tus ojos brillan cuando te interesas, tierno murciélago). Estaba extasiado, no sólo vio una escena seductora, sino que lo llamaba por su nombre. (¿Habrá sido un error?)- disculpa, creo que…

-¿Byakuya?

-eh…eso, perdó…

-eres la segunda persona que me llama de inmediato por mi nombre- ahora detestaba a Kurosaki Ichigo. No lo odiaba al inicio pero encontró la manera de joderlo.

-mis disculpas.

-pero contigo no me molesta, está bien. Dime Byakuya.

- está bien, Byakuya. Tú me podrías decirme por mi nombre si lo recordara- le fue una pena el no poder decírselo. Le seducía poder llamarlo como si fueran pareja, por los nombres. Hasta que pensó en otra posibilidad.

-¿qué te parece si te pongo uno?- ponerle un nombre lo haría, prácticamente, suyo.

- no lo sé. Depende de si me parece apropiado.

-… mmm… Uru… - (Ulqui… pero se dice Uru… debí proponer esto hasta que tuviera un nombre adecuado para tan glorioso ser).

-¿perdón?- no contestó, no recordaba haber hablado- ¿Qué dijiste? -(será que hablé sin pensar…en dado caso mencioné lo primero). Pensó un momento más y recordó que lo había calificado como una estrella. La solución era esa, una estrella en los puntos cardinales que tenía el mismo inicio del nombre.

- dije… Uruki.

-¿Qué es?- (desde ahora la estrella más afortunada del universo).

-… es una estrella en los puntos cardinales.

-¿Uruki? ¿Por qué me pusiste como una estrella?- separó el “pusiste”, suficiente para tener en claro que había aceptado su bautizo.

- en realidad, no lo sé- (es muy cursi…no sé si te agrade)-Debe ser porque tengo en la cabeza otra cosa- así terminaba la discusión para él, pero para Ulquiorra no.

-¿qué?- sintió algo de pena al recitarlo.

- A veces, nuestros sueños caen al suelo como pedacitos de estrellas que poco a poco se apagan. Nuestro corazón  llora en silencio y cuando las lagrimas caen, hielan todo el cuerpo y el corazón de tanto amar se convierte en hielo, para no sufrir más, para ya no llorar, pero si miras al cielo te darás cuenta que quedan millones de estrellas y cada una es un sueño por cumplir y la fuerza en tu interior  derretirá el hielo en tu corazón. Sólo nunca dejes de creer. Porque el amor y  los sueños son la única fuerza hacia la eternidad- se identificó con el poema apenas lo leyó. Se había sentido tan solo, ahora creía que esa pequeña estrella iba a cambiar esa idea, sino era que todo.

-me gusta- fue un alivio. Estaba muy nervioso y ansioso por su respuesta.

-¿el poema?

-si… no, bueno si- (¿y yo era el nervioso?)- Quería decir, el nombre, me gusta.

-que bueno, Uruki-chan.

-¿Uruki-chan? En eso no quedamos- de alguna manera le daría a entender, aunque fuera lentamente, sus intenciones.

-comamos algo- la comida estaba perfecta, como lo ordenó, de manera que no hubiera forma de negarse.

 

Si no se hubiera enamorado de sus ojos lo habría hecho de su inteligencia y facilidad de hacerle conversar. Lo admitía, no era sencillo sacarle conversación. Se hacía tarde, el no se sentía cansado, pero Ulquiorra aun estaba herido por lo que se veía en su cara el adormecimiento, estaba pensando en llevarlo a la biblioteca, sin embargo, sería otro día, seguramente mañana.

Lo acompañó hasta los aposentos y permaneció hasta que se recostó. (Esperó que llegue el momento en que me invites a pasar, Uruki-chan).

-descansa. Si lo deseas mañana puedo enseñarte el resto de la casa y algunos de mis libros.

-si, te lo agradezco- ahora puso su mente en las montañas de trabajo que se reunieron en su escritorio después de 4 noches de “no hacer nada” -… este, me gustaría saber… ¿Cómo te voy a pagar todo esto?- lo escuchó decirlo como si con ello se refiriera a que era una molestia, pero no complicó la explicarle, así que lo dijo tal cual era la verdad.

-de eso no te preocupes- salió y cerró la puerta tras de sí.

 

Soltó el aire con fuerza cuando fijó los ojos en las 6 montañas de casi un metro en su estudio. Bien le comentó al hueco que tenía trabajo pero ni él sabía de cuanto estaba hablando. Separó una parte, humedeció el pincel, se sentó derecho pero cómodo y empezó la larga labor.

No ideaba la hora que era, más le parecía mejor no saberla, ya estaba en el último montículo de papeles. Escribía a prisa pero sin garabatear la letra, la desesperación ya estaba haciendo el efecto que causa en todo el mundo. Sin embargo, detrás escuchó un ruido, se puso a la defensiva hasta ver que era su pretendido. (Pasó algo malo. Se le ve acongojado).

-¿pasa algo? ¿Estás bien? ¿Qué pasó?- le bombardeó con las preguntas. Estaba seguro que se encontraba asustado.

-… yo… qui… quisiera…

-dime- reconocía el corto periodo que llevaban como para que confiara. Lo único que se le ocurrió fue hacerlo entrar.

Hacía frio, la temperatura comenzaba a bajar según el termómetro ambiental de la pared. Justo donde deseaba poner un reloj.

-… tuve una pesadilla… -(pobrecito. Es como un niño. En esos momento lo mejor es la protección y el cuidado de un adulto)-o eso creo…

-¿quieres dormir conmigo? Sólo permíteme…- aun quedaba trabajo y si no lo terminaba ahora ya se vería otra noche en vela.

-se… será suficiente con un momento en que este en tu compañía, por lo cual ¿puedo estar contigo mientras trabajas? No te molestaré- pensó en lo tonto que fue pensar que podría dormir su lado. Descartó la idea de su mente.

-claro, ya estoy por terminar-regresó y escribió con calma y haciendo uso de sus facultades de perfecta escritura. Sentía la mirada de Ulquiorra y no quería que notase una letra mal escrita.

Se tardó aun más por hacerlo con refinamiento. Al estar tan centrado en las hojas no había visto como el otro se estaba quedando dormido, tiritando de frio. La temperatura había bajado aun más.

No tenía sabanas a la mano pero si su haori. Además de que cierta pervertides que no conocía le hizo querer ver al pequeño con su ropa.

Le quedaba grande y eso lo hacía más lindo.

-… discul…

-no tiene por que disculparte. Tenías frio- (y me haces un favor, aunque no lo crees me ha despertado el verte así).

-si, la temperatura bajo bastante, debieron ser unos 10 grados aproximadamente- le impresionó lo cerca que estuvo. Realmente inteligente.

-si, 12 grados- mencionó al verificar el medidor.

-será difícil que sólo con esto se me quite el frio-era cierto. Que mejor calor que el de estar juntos. Sólo deseaba que ese “calor” que sentía por murciélago no lo dominara.

-tienes razón. Ven- lo invitó a un abrazo disfrazado de buena intención.

-no… está bien.

-entre los dos estaremos mejor- (o al menos yo sí). No esperaba que aceptara, incluso estaba preparado para que lo insultara de una manera nada baja, pero ocurrió como lo quería. Lo abrazó contra si, y aun temblaba. Lentamente se fue calentando.

Le costó no mirarlo y seguir firmando reportes. Cuando terminó se dio cuenta que estaba dormido. Ya era tarde, o quizá debía decir temprano, el sol estaba por salir.

Tomó al pequeño y lo llevó hasta su cama. Hasta después se dio cuenta de eso, pues quizá su inconsciente ahí rogaba al arrancar. Lo acurrucó y observó con detenimiento hasta que una idea pasó por su mente, ¿y si se quedaba a dormir a su lado?, no le sería difícil una excusa en la mañana.

Al final le ganó esa vana idea y se durmió a su lado, procurando no abrazarlo ya que sus manos se movían solas a la cintura angosta de su acompañante.

 

 

Aun era temprano según su punto de vista, no encontraba que lo estaba despertando, se movió para acomodarse nuevamente, sintió un golpe en su espalda, después unos quejidos.

-… no… con… tes…- se dio la vuelta-… ta…- Ulquiorra se revolvía frenético en la cobijas y parecía desesperado por despertar.

Se levantó a prisa y lo movió por los hombros. No funcionó.

-Uruki-chan- llamó esperando que fuera suficiente. No lo fue-¡Uruki-chan!- gritó esta vez. No funcionaba. Lo zarandeaba con fuerza y no daba resultado.

Sintió pánico porque no despertara, tanto, que no se daba cuenta de lo que balbuceaba entre sueños.

Continuó, aun más asustado, moviéndolo de un lado a otro y gritando su nombre falso. Esa posibilidad, por muy realista que fuese, no se le había cruzado de manera seria por la mente. Ulquiorra podría llegar a recordar y se marcharía de su lado, quizá para siempre. Sin embargo, estaba convencido de que no pasaría de esa manera, él lo conquistaría, estarían juntos siempre, y la única forma de perderlo era esa, que inconscientemente lo abandonara.

-¡Uruki-chan! ¡Uruki-chan!-(no, no va a suceder eso. Por favor… ¡por favor, háblame, despierta!). Al final funcionó. Abría los ojos.

-¿Qué pasa?- le preguntó como si no supiera el susto que le sacó.

-Ah… - respiró con alivio y, sin más, lo abrazó, aun estaba asustado por esa posibilidad de perderlo.

-¿Qué sucede, Byakuya?

-estabas muy agitado-respondió sin el deseo de soltarlo. Pero era de mala educación hablarle sin mirarlo a la cara. Para su sorpresa toda esa desesperación había sido cambiada por un rubor escarlata que le hacía ver, si es que se podía, aun más encantador y seductor- murmurabas cosas incomprensibles y… parecías asustado. La verdad es que me aterré al ver que no despertabas- no le ocultaría su interés por nada.

- amm… eh…- parecía que no le respondería por lo que preguntó.

-¿Qué soñabas?- (debió ser algo malo para que te esté molestando durante toda la noche. Es posible que sea un recuerdo… mejor que no, no quiero que te acuerdes de ese estúpido).

-¿dormimos juntos?- no le gustó que le quitara las manos ni el cambio de tema tan “sutil”.

-anoche cuando me acompañaste mientras trabajaba te quedaste dormido por lo que te cargué hasta mi habitación…-lo pensó un momento y dijo la primera mentira-… que estaba más cerca- hasta ahí iba bien, más no la excusa completa, más exacto, ni idea tenía de que decir, pero no se había delatado.

-eso no explica el que estemos en la misma cama-era la verdad. Sin embargo no siempre se pronuncia la realidad con las palabras adecuadas, y él era el indicado para hablar de ello.

-no he dormido las horas que debería desde hace una semana. Estaba cansado así que después de que me cambié…-se distrajo de lo que comentaba al ver incrementar el rubor. Renovó lo que hablaba antes de que sucediera algo de lo que se retractarse luego-…me recosté aun lado para ver que no te sintieras mal… y me quedé dormido.

-entiendo. Me disculpo por dormirme y causarte aun más…-(¿molestias? La molestia sería que no me las causaras a mí). Le tapó la boca en señal de que le disgustaba que eso saliera de tan exquisitos labios.

-te he pedido que no te disculpes, no has hecho nada malo- le movieron los dedos, aun no era tan aceptable.

Volvió a preguntar- ¿que soñaste?- le pareció verlo temblar, lo que lo inquietó.

-nada.

-no me contestes ha estas alturas con u…

-no, es que no sueño nada. Sólo oigo unas voces.

-¿voces de quien?

-mía… o…-(que no sea de ese mal nacido arrancar) -… eso creo… quizá no, no lo sé. También hay otra voz… pero no logro reconocerla.

-está bien ¿Qué es lo que te dice?

-es…

-¿lo recuerdas perfectamente?- si era así era muy probable que sus recuerdos no estuvieran lejos ni tan olvídalos. Odiaba la posibilidad. Recordando se haría independiente. Dejaría de serle una carga. (No quiero).

-perfectamente. Me decía  “si, pero… me haría muy feliz que me lo cambiaras”

-¿Qué cambiaras que?

-no lo sé. Después decían “¿por qué quieres hacer eso?y “Ya sé, no es por mi… más ya no pierdo nada. Entrégate, se un perfecto imbécil”- (¿tú? ¿Un imbécil? imposible).

-¿alguna de esas oraciones la registras como tuya?

-no…bueno, creo que es posible, más no diría que si-(lo sabía, no eres ningún tonto).

-está bien…- pensó que si eran sólo eso, sueños, y aun así por dentro sentía que le ocultaba, que no confiaba en el. No quería ser una carga. Se levantó para no decir lo que pensaba hasta que fue jalado con fuerza hacía la cama.

-ahí… más.

-dime- se sintió tan vivo con esas 2 palabras. Confía que lo protegería. No deseaba nada más.

-“¿Qué pasa? ¿Ya no quieres o que?” “Por supuesto que si” “no es eso, es que” “es sólo que se que no sientes nada relaciona conmigo ““Nunca he hecho esto” “¿nunca?”- comenzó a interpretarlo como algo antes de una relación. (No, no es posible. No es estúpido…no lo es) - “Nunca. Todo este tiempo esperando. Engañándome día con día” “relaja los músculos porque no pienso quedarme así ““tu voluntad, por más que me lastime, es la mía” “Está bien, sigue” “te lo permito, aunque esté muerto de miedo, sólo porque”

-¿sólo por qué?- sintió más curiosidad que desde un inicio.

-eso fue todo- se frustró pero sin creer que le mentía- esos ojos que me miran, pero nunca a mi.

-¿qué?

-lo siento, es un pensamiento que tuve ayer y aun traigo en la cabeza… aunque no tengo idea de que significa- (yo se que significa. Es cuando estas enamorado y quieres que te vea…y aunque lo haga no lo hace como quisieras. Yo quiero eso de ti, pero parece que tú quieres eso de alguien diferente). No podía impedirle recordar y si recordaba no podía impedirle irse. La frustración la denotó en una pregunta en voz alta.

-¿Qué voy a hacer contigo?

-yo voy a estar bien- supo que fue obvia su preocupación. No quería que estuviera bien. Lo quería mal. Lo quería consigo como una carga que alguien más rechazó.

-de verdad que eso espero-mintió. Sintió como su estomago se quejaba por la falta de alimento, se dispuso a ir a desayunar, después tomar un baño y, finalmente, pasar el resto del día con Uruki. (Un baño… él también debe querer bañarse)- Uruki-chan ¿te gustaría tomar un baño?

-me encantaría.

 

Mientras salía al pasillo se encontraba en la encrucijada de si llevarlo a un baño pequeño para que no se sintiera indiferente a su casa o si permitirle el baño más grande, que es el suyo. No quería verse nervioso por lo que no preguntaba. Al final decidió que si quería impresionarlo tendría que hacer uso de todas sus facultades, como la inteligencia, posición y dinero.  (Sin embargo podría verme muy antinatural……tendré que preguntarle si le parece).

-¿aquí te parece adecuado?

-si, muchas gracias- lo relajó el escuchar la positiva, aunque veía en su cara que le desagradaba, al parecer, lo pomposo de la casa. (Aun así es muy amable al no decir ninguna queja ¿quién pudo ser tan torpe como para rechazar a este angelito disfrazado de murciélago?). Salió al pasillo para dejarlo bañar cuando pensó en algo distintivo de su “enemigo”.

-¿de que color eran esos ojos?

-no lo recuerdo- por un momento le pareció que si lo sabía pero no halló motivo para que falseara.

-entiendo. Tómate tu tiempo y si necesitas algo sólo llama y te aseguro que alguien te escuchará. Cuando salgas ve a la cocina y acompáñame en el desayuno.

-si, será un gusto.

 

-¿Qué gusta de desayuno, Kuchiki-sama?-preguntó, sumisa, una muchacha. Lo pensó esta vez, no como siempre, que respondía lo primero que se le ocurría; ya lo había agobiado con tanta alcurnia por lo que pensó algo menos petulante.

-prepara un desayuno francés, que sea pain et confiture,- pronunció en perfecto francés sabiendo que su empleada entendía de que hablaba- baguettes abiertas por la mitad untadas en mermelada y mantequilla, acompáñalos con café y melón. En el comedor pequeño- listo, era lo mejor que se le ocurría, un lugar pequeño con el desayuno de un francés promedio.

Se adelantó a dirigirse al comedor. Ya estaban iniciando la limpieza de la casa, entre esas actividades doblaban la ropa limpia que le hizo recordar que Uruki-chan no tenía. Fue al baño y ya no escuchó la regadera, lo que sugería que había terminado y no le daría tiempo de comprársela. Optó por hacer lo mismo que antes, tomar su ropa antigua para que la usara, además de que le daba un cierto toque de perversidad.

-sabía que no debí tirarla- conservaba la que ya había dado al espada y su uniforme de la academia shinigami- esto tendrá que ser- agarró su única opción para ir a entregarla pero a mitad de pasillo percibió un grito proveniente del baño-¡Uruki…!- soltó lo que llevaba y corrió tan rápido como pudo, pasando por la puerta y alcanzando a sostenerlo al ver que parecía caerse.

-¿Qué pasó, Uruki-chan?

-san… sangre…

-¿dónde?-(ese maldito Urahara no lo curó bien).

-estoy llorando sangre- buscó por la habitación y en el cuerpo del arrancar la sangre, no pudo pasar por alto su semidesnudes, más lo dejó para luego. Sin embargo no encontró sangre- estoy asustado, Byakuya- le conmovió y paralizó el testimonio, tal como la primera vez, se sentía necesitado tanto como él necesitaba a Ulquiorra.

- no pasa nada. Yo te cuido- se lo demostró poniéndolo junto a su corazón.

-¿no me he curado del todo?- volvió a ver el cuarto de baño. Ciertamente no había nada. No quería admitirlo pero su pequeño se equivoca, al parecer, no apropósito. No supo que responder por lo que calló-¿aun necesito reposar?

Uso un tono suave para decirle que lo que tenía en mente no era una realidad -Uruki-chan, desayunaremos y después conocerás a mi psicólogo… sucede que… aquí no hay sangre, sólo agua- lo vio recapacitar y darse cuenta de la verdad.

-una alucinación.

-eso me temo.

-… juraba haber visto sangre- después de eso se sostuvo de su cuello para ponerse en una posición más cómoda, para su mala suerte de Byakuya, subiendo la toalla haciendo que apenas pudiera mantenerse firme en cuidar al arrancar.

-todo estará bien. Sólo sigues asustado por estas últimas noches.

-debe ser eso…- lo vio bajar el rostro-…debes creerme un tonto ¿verdad?- entonces lo comprendió, el espada deseaba que se lo tragara la tierra por la vergüenza.

-nunca creería eso de ti, Uruki-chan- logró que alzara la cara y se sentara en el suelo. La toalla estaba deseando caerse.

-gracias, Byakuya- el tono lindo de la oración, que su nombre saliera de esos sagrados labios y el factor desconocido de su entrepierna lo llenaron de excitación.

-¿podrás quedarte un momento solo?

-si, claro, ya estoy me…- se dio cuenta de lo que le no podía perder de vista. Acomodándose la toalla en su lugar a la misma velocidad que se sonrojó-… et… ahh… est…- la conmoción era tal que parecía que se desmayaría. Se le ocurrió que para divertirlo, parecer sensible y nada pervertido, podría fingir que no se moría por mirarlo en esa situación. Puso una de sus manos cubriendo sus ojos por completo y le dijo.

-estaba por traerte ropa. Iré por ella.

-… s… si... gr… - no esperó a que terminara y salió. Después de tomar del suelo las prendas volvió, nuevamente, con los ojos cubiertos. Caminó hasta donde antes había dejado a Ulquiorra y le extendió el encargo, a juzgar por la altura a la que sintió que lo tomaron debía seguir en el suelo.

-te esperaré a fuera- salió y cerró la puerta. No pasó mucho tiempo en lo se vistió y lo acompañó. (Ni yo pude haberme visto tan bien con eso). Pensó que la manera de haber mejorado eso hubiera sido que fuera de tono verde en vez de azul, más no estaba mal.

-muchas gracias.

-no fue nada. Vamos a desayunar y luego averigüemos que hacer.

 

Durante el desayuno espero verlo comer con una “desesperación calmada” como la de él por no haberse alimentado por días, aunque no fue así. (Los hollows de verdad que no requieren alimento. Y al parecer los espadas tampoco, sin embargo, en el informe de Grimmjow marcaron que devoraba como loco todo lo que le fue llevado). Al terminar le preguntó su duda.

-¿no tienes más hambre?

-no, la verdad no tenía. Fue sólo el antojo.

-¿haz sentido hambre?

-la verdad, no recuerdo haber sentido hambre alguna vez- se curioseó si era malo contarle la especie a la que pertenecía y si eso le proyectaría recuerdos.

 

Lo llevó con su psicoanalista. Siempre creyó que no lo necesitaba pero siendo joven su abuelo había insistido en esos especialista por lo que tenía manía de saberse con uno cerca. Desde que lo contrató había asistido a consulta por muchas 6 veces.

-Koichi-san- llamó, aun recordando su nombre- el es Uruki, a perdido la memoria y a tenido pesadillas, y una alucinación esta mañana- hizo que se sentara Ulquiorra en el sillón para acercarse al oído del psicoanalista- es muy importante para mi. Espero que tenga un trato incluso mejor que el mío- se alejó y le dedicó una falsa sonrisa. Después le habló a su invitado- pasa una hora y cuéntale lo que a sucedió ¿está bien?

-está bien- los dejó y salió al pasillo para sentarse en el suelo, estaba agotado por la preocupación. Se quedo ahí, sin hacer nada, esperando la salida del murciélago.

Ya estaba por terminar cuando oyó la voz de su teniente en el pasillo, se puso de pie para recibirlo antes de que llegara hasta donde estaba.

-¿Qué pasa, Abarai Renji?

-capitán, venía a informarle que habrá una reunión de capitanes y tenientes a las siete- respiró con fastidio y respondió de igual humor.

-que diablos. Ahí estaré- el teniente se sorprendió con la respuesta, incluso cuando Byakuya se marchó se quedó pasmado unos segundos.

Volvió para tomar el lugar abandonado hasta que se dio cuanta que la puerta estaba abierta, al entrar sólo encontró a Koichi.

-¿Dónde está Uruki-chan?-preguntó sintiéndose presuroso por la respuesta.

-salió, y al no encontrarlo vi que se dirigió al patio- regresó su calma. Se dispuso a acompañar al pequeño hasta que una idea cruzo su mente. (Le a dicho todo al medico pues debe creer que no saldrá de su boca. Lo más seguro es que haya algo que no me diga a mi…y tendré que averiguarlo).

-¿Cómo se comportó Uruki-chan?- el psicoanalista lo miró aséptico.

-muy bien, fue muy cooperativo.

-¿tiene algún problema?

- me pide una conclusión muy acelerada, lo que diría hasta ahora es que el shock causado por la ver la muerte de cerca hizo que un recuerdo en especifico, y traumante, bloqueara absolutamente todos.

-si llegara a recordar ese suceso recordaría todo ¿es lo que quiere decir?

-es una conclusión temprana pero es lo que supongo. De esa manera parece que no tendremos pro…

-tendremos muchos problemas- dijo tajante-tanto yo como usted- no quería que recordara y menos si lo primero a recordar era de quien estaba enamorado.

-¿a que se refiere?

-por su especialidad me temo que le es fácil deducir a que viene mi comportamiento. Y además, le recuerdo que trabaja para mi, su posición y…-repuso con malicia y de forma amenazante-…algo más dependen de mi- lo comprendieron de inmediato.

-¿Qué necesita, Kuchiki-sama?

-primeramente ¿Qué pasó mientras se bañaba?

Le explicó brevemente lo que Ulquiorra le había dicho a detalle para al final poner su punto de vista- debió ser una situación muy parecida a la original por lo que la alucinación fue más como un deja-vu.

-entiendo. Lo segundo que hará es que lo ayudará a que no tenga más esas pesadillas, pero no quiero que recuerde, de hecho, si hay manera que retrase o detenga eso, hágalo.

Como único reclamo pudieron decir- ¿está seguro?- el solía ser muy seguro en todo lo que hacía y esto no era diferente; (estoy seguro que me gusta y lo quiero conmigo).

-si, lo estoy. Me informará de todo ¿quedó claro?

-si, Kuchiki-sama- por ultimo preguntó lo que haría que hiciera la propuesta al espada o no.

-algo más ¿es posible sacar a flote sus recuerdos si le dijera que es un hollow?- lo esperó a que meditara y finalmente contestó.

-…según mis estudios no afecta en gran medida el que digan la providencia de una persona- lo que le daba campo abierto a su proposición.

 

Debajo de un cerezo lucía más la piel pálida y el brillo de los ojos de su murciélago logrando que Byakuya se paralizara unos segundos antes de acercársele.

-¿Cómo te trató Koichi-san?

-muy bien, es mejor que el anterior-pronunció sin la mínima misericordia.

-¿una hora por día te parece bien?

-muy bien. De verdad que no sé cómo darte las gracias, Byakuya- si que había una forma de hacerle sentir el hombre más afortunado.

-hay algo que quiero preguntarte- en realidad no sabía que haría se le respondiera con un crudo “no” por lo que no pensaba en ello- creo que te habrás dado cuenta que te tengo…- (aun es muy pronto)-…un cierto cariño.

-… si…- contestó como único mientras evitaba el contacto visual. Esa actitud suya de vergüenza le encantaba.

-quizá tus recuerdos vuelvan mañana, en un año o no vuelvan- que era lo que esperaba- por lo que me gustaría- usó un tono de voz meloso y seductor mientras se incaba para verle a la cara, cosa que el otro sólo pudo observar y sonrojarse-y sería la forma de pago que Uruki-chan se…

-tu sigue e ignórame- dijo de manera molesta Urahara que lo interrumpía- volveré en 5 minutos…o debería decir 5 horas- fue el colmo, se levantó y marcó amenazante.

-¿Qué quieres?

-que agresivo- lo vio caminar al arrancar que se puso en guardia- tranquilo, no te haré nada, después de todo, yo te curé- esa verdad hizo que Ulquiorra no soltara el golpe que parecía dispuesto a lanzar, después lo miraron como esperando que lo confirmara.

-es cierto. Es Urahara Kisuke- luego dijo algo para decir que no le era de su agrado- parece loco pero es inofensivo- Ciffer sonrió a eso y el sombrerero sólo giró la cabeza.

-¿puedo ver tu herida, Uruki-san?- lo ultimo lo apremió de forma marcada y fastidiante. Nuevamente lo volvió a ver en señal de que no tenía idea de cómo responder. Asintió con la cabeza y el otro abrió el haori para dejarla ver.

Permitió que la examinara con la vista pero hubo un cambio cuando tocó el vientre.

-viniste a revisarlo, ya lo haz hecho, ahora vete- ordenó con furia.

-ahh- respondió moviendo el sombrero- es verdad, no vine a eso- (eres un maldito, si no te necesitara te habría matado ya)- te traje el “encargo”, pero creo que para eso tienes que terminar cierta escenita- entonces comprendió que se refería a que debía pedirle y decirle la verdad a su enamorado.

-comprendo- después lo examinó con un odio casi perceptible- mientras tanto creo que tienes algo que hacer lejos de aquí- el sombrero loco pareció entender y los dejó como perro con la cola entre las patas.

-¿Qué cosa, Byakuya?

-Uruki-chan- volvió a ponerse en la misma pose- sería un honor que te quedaras conmigo sin importar tu estado.

-… ¿có… mo… ?- la duda era de esperarse, sólo no quería que declinara la oferta-… yo… ¿eso estaría bien?

-por mi es excelente.

-pues... por el momento y sin mis recuerdo me es reconfortante estar aquí pero… ¿y si recuerdo algo que haga que cambie de parecer?- una respuesta perfecta. No había forma de reclamar. Se puso de pie y se sintió derrotado por la verdad- pero…-volteó a verlo, incrédulo-…si no te molesta que me quede mientras recuerdo me será muy grato y quizá… quizá aunque recuerde algo me encariñe conti…con esto- (¿iba a decir conmigo? No… es seguramente lo que quería oír). No era la respuesta que esperaba pero tampoco era mala.

-me alegra escucharlo. También hay otra cosa que quería decir.

-¿Qué es?- (si se equivocó y hace que recuerde lo mataré).

-¿sabes qué es lo tienes en la cabeza y por qué tienes un hueco en la garganta?

-… bueno… sé que soy diferente… y hay una razón…- se esforzaban en recordar pero pareció ser en vano-…no, no recuerdo, sólo sé que no tiene nada de malo.

-si, no tiene nada de malo, a mi no me molesta. Sin embargo, no todo el mundo es igual ni piensan lo mismo-le dio vueltas al asunto, aun desconfiaba de si era bueno decirle.

-¿Qué quieres decir?-preguntó tajante.

-lo que quiero decirte es que sé que eres. Eres un hollow- se mantuvo alerta ante cualquier reacción negativa hasta que lo único que obtuvo fue una pregunta inocente.

-¿y qué es eso?

-son espíritus humanos corrompidos. El asunto aquí es que los shinigamis, como yo, tenemos el deber de acabar con ellos…

-entonces soy tu enemigo- lo entendió más rápido de lo que quiso por lo que la explicación tuvo que ser pronta.

-no, yo no creo que lo seas, sin embargo eso van a pensar y si lo descubren seré acusado de traición…y con eso me ejecutarían- lo vio llevarse las manos a la boca en sorpresa.

-yo… lo siento… ¿Qué debo hacer?- nuevamente se disculpaba, como odiaba que lo hiciera por cosas que no son su culpa. Hasta que lo siguiente le emocionó al sentirse apreciado- no quiero que te lastimen… por mi culpa.

-no sucederá si haces caso a algunas indicación.

-debería irme y así no correrías peligro- lo sujetó de la mano y la acarició suavemente para expresarle su sentir.

-¿peligro? Lo que siento peligroso es quedarme a oscuras cuando a aparecido un ángel tan radiante como el sol y que después de encantarme con su luz decida abandonarme- soltó su mano lentamente y bajaron el rostro, inquiriendo en voz baja.

-¿Qué… qué debo hacer?

-no salgas de la casa nunca ni veas a ningún desconocido.  Tienes que estar oculto y saldremos los dos juntos de vez en cuando- (mío en cuerpo y alma).

-… si- le levantó el mentón y tiernamente le dijo.

-te mostraré algo para ocultar que eres un hollow, Uruki-chan.

Lo llevó a dentro donde Urahara perdía el tiempo observando el alrededor habiendo dejado solo el gigai en suelo; estaba vestido con el kimono de shinigami dejando ver el hueco de la garganta, lo que le representaba un problema.

-¿Qué es?

-es un gigai- respondió Kisuke regresando a cumplir su trabajo- con el tu fuerza se verá oculta, lo que significa que no podrás usarla y si te lastimas sufrirás el mismo daño en tu cuerpo real, pero así nadie sospechara de ti.

-es un cuerpo artificial-complementó el espada- sólo…-se acercó al cuerpo, dudoso-…me meto.

-no pasara nada- calmó Byakuya, a lo que Ulquiorra hizo caso metiéndose en el. Dejó que inspeccionara el movimiento y la libertad que le daba ese falso cuerpo para después elogiarlo- es idéntico ¿no lo crees?

-si, supongo.

-sin ningún defecto-volvió a ruborizarlo y ocultar el rostro- pero ese hueco es un problema-mencionó acariciando el derredor del hoyo.

-pu... puedo usar algo en el cuello.

-si- se quitó la bufanda y sin esperar respuesta la colocó en su lugar-listo, ya está resuelto- el pequeño se la apretó un poco más y le agradeció con la vista, además de que indirectamente le daba el enorme regalo de que hacía un perfecto juego resplandeciendo las joyas de sus ojos.

 

Durante el resto del día le mostró la casa lo que conllevó uno que otro insulto leve de parte del arrancar y terminaron en la biblioteca para que se enterara de que le gustaba leer y en especial los clásicos, motivo por el cual le propuso leer ambos Romeo y Julieta en la noche siguiente después de comentarle que saldría y probablemente llegaría tarde.

-¿no pasará nada si te quedas solo?-preguntó angustiado, por la noche anterior.

-estaré bien.

-no me siento bien dejándote sin compañía.

-dirás sin tu compañía-al parecer sus pensamientos ya eran muy obvios- no pasará nada. Ve a tu junta- no quería dejarlo sin nada que hiciera que durante la oscuridad olvidara que lo protegía, entonces recordó ese peluche de conejo que había guardado para el próximo cumpleaños de su hermana, el lo había hecho así que con eso podría recordarlo.

-espera un momento, te tengo algo- dicho eso caminó al cuarto donde lo guardaba en un cajón. Uruki lo siguió diciendo.

-no es necesario, me terminaré sintiendo mal sí aceptó más regalos de ti- lo sacó y se lo puso enfrente.

-insulto sería que no lo aceptaras, así que por favor…-esperó hasta que lo tomó con timidez y respondió igualmente.

-gra… gracias… Byaku… ya.

Después de llevarlo a la cama se fue, esperando que ningún recuerdo incomodara el sueño de su ángel oscuro.

Notas finales:

Gracias por leer.


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